NIETZSCHE EN BASILEA
Nietzsche llega a Basilea el 19 de Abril de 1869. Se estableció en una arteria ciudadana de nueva construcción surgida sobre el rellano de los antiguos fosos de la ciudad, a pocos pasos de la imponente Spalentor y de las nuevas ampliaciones realizadas a la Universidad. Primero vivirá en Spalentorweg 2, y después en Schützengraben 45 (47 en la numeración actual), en una manzana de casas de un piso, adornadas de acuerdo con el gusto de la época.El lugar, allá al borde de la ciudad, era espléndido: jardines y campos extensos en las cercanías, la vista libre hasta la Selva Negra y hasta los Vosgos; un lugar parecido a su casa de Naumburgo en el «Weingarten».Un buen andador tarda diez minutos hasta los edificios de los colegios, a orillas del Rin, y lo mismo hasta el pedagogio, «sobre el castillo» en el Mentelinshof de la plaza de la catedral; primero, a través de la vaguada por la que corre el arroyo Birsig, y después, al otro lado, subiendo por las estrechas callejuelas hasta el llamado cerro del castillo, coronado, no por un castillo, sino por la catedral del mismo estilo gótico que el centro de la ciudad vieja en general. El románico desapareció en 1356 a causa de un terremoto, y el barroco nunca pudo instalarse en la archiprotestante Basilea, excepto algunos pocos edificios civiles, gallardos pero moderados.Así se ofrecía a Nietzsche el nuevo entorno de
Basilea a su llegada en 1869.

Biografía de Nietzche











































































































































































































TRIBSCHEN
LA «ISLA DE LOS BIENAVENTURADOS»
El 9 de noviembre de 1868 Nietzsche escribe a su amigo Erwin Rohde en una
carta en la que, todavía preso de la excitación causada por el inusitado suceso, le narra el primer encuentro personal con Richard Wagner en Leipzig en casa del profesor Brockhaus: «Al final, cuando nos disponíainos a salir, él (Wagner) me apretó calurosamente la mano y me invitó amistosamente a visitarlo, para tratar de música y de filosofia.»
¿Hasta qué punto consideró seria Wagner esta invitación, hasta qué punto podía hacerlo? ¿Qué pudo imaginarse por «visitar», y qué pudo esperar de ello para el futuro, para su futuro?
El 19 de abril de 1869 llegó Nietzsche a Basilea. De principio, naturalmente, estuvo plenamente ocupado en hacerse de algún modo a unas circunstancias totalmente nuevas. Además, en los primeros días de mayo comenzó el semestre en la universidad y las clases en el pedagogio. Verdaderamente no había contado con mucho tiempo, después de su propuesta en febrero, para preparar una dedicación exclusiva de ocho horas semanales como docente y seis horas de clase como maestro del último curso del bachillerato. Y a pesar de ello, en medio de esos apuros de tiempo y de trabajo, siguió el llamado de aquella invitación tan imprecisamente formulada, puso a prueba al destino, y ya el 15 de mayo, el sábado anterior a Pentecostés, de 1869 emprendió viaje a Lucerna y de allí peregrinó a Tribschen para intentar una visita, sin haberse anunciado. No parece, incluso, que Nietzsche mismo estuviera del todo convencido del compromiso que podía suponer una invitación formulada hacía seis meses, en la lejana Leipzig y en medio de una conversación nocturna. No se puso en marcha hacia Tribschen, su meta, con pasos firmes y seguros. Había concertado con unos conocidos una visita al llano de Tell en el llamado «Urnersee», el brazo sur del lago de los Cuatros Cantones que prolonga el alto valle del Reuss. El ferrocarril no llevaba entonces más que hasta Lucerna, donde era necesario cambiar al barco de vapor. Y sólo aquí, ya en el campo de atracción del imán de Tribschen, se decidió definitivamente, aunque con paso indeciso, a caminar a través de los prados de cañaverales de la todavía no cultivada ribera del lago, durante media hora, hasta una accidentada protuberancia del terreno: «Tribschen». ¡Una andadura de graves consecuencias! El reconocimiento de la impresión que este lugar produjo en Nietzsche se manifiesta claramente en la carta a Rohde del 3 de septiembre de 1869. Tales estremecimientos y embelesas románticos no se los habían deparado Naumburg ni Pforta, Bonn ni Leipzig, y tampoco Basilea era un ambiente apto para ello.Y sin embargo, con ello había aflorado en su ser íntimo un lado que hasta entonces sólo había resonado en algunas de las canciones que había compuesto, pero que pertenece al acorde total su esencia, exactamente igual que pertenece su inteligencia penetrante. En esa admiración y ligazón del profesor Nietzsche a Tribschen se manifiesta claramente la ambivalencia de sus características intelectuales y anímicas, su contradicción interna. El péndulo entre la vida Basilea y la «isla de los bienaventurados», vivida como un sueño, significativamente la fatal duplicidad de su existencia.Y todavía superó, aparentemente sin reparos, otro escollo: a Cosima en avanzado estado de gestación, como señora von Bülow, que vivía desde hacía cuatro años una relación con el maestro Richard, a quien pronto le iba a dar el tercer hijo. El hechizo que lo dominaba fue también quien lo ayudó a pasar esto por alto. Entre su existencia burguesa y Tribschen había una puerta mágica, a través de la que dio el paso a lo irracional.

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COLEGAS EN BASILEA:
Poco a poco Nietzsche fue adaptándose al clima intelectual de Basilea. Para lograrlo le ayudaron grandemente colegas como
Wilhelm Vischer, Jacob Achilles Mähly, Johan Jakob Bachofen, Ludwid Rütimeyer  y Jacob Burckhardt 
Biografía de Nietzche










































































































































































































SEMESTRE DE VERANO (1869)
El joven docente emprende con
entusiasmo su tarea docente en el primer semestre de verano del año 1869 afirmando sentirse satisfecho de ser filólogo. Tambien afirma estar ilusionado por vivir cerca del vecino más deseado, es decir, de Wagner. A su vez, sin embargo, al mismo tiempo, nos muestra su otro estado de animo más depresivo y descontento haciendo referencia al disgusto que le produce la nueva situación en la que se encuentra. Manifiesta tambien la necesidad de tener cerca amigos íntimos y colaboradores en su trabajo lo que le lleva incluso a pensar en la muerte natural de Gerlach para que Rodhe ocupe su lugar en la cátedra. Y es que Nietsche comienza a sentir el trabajo en la Universidad como una limitación y freno para el tiempo libre que él desearía tener para dar rienda suelta a su auténtico genio. Pero no es todavía el momento y, por ello, se dedica en cuerpo y alma, y con una seriedad absoluta, a desarrollar su trabajo en la Universidad.
Al mismo tiempo que imparte sus clases en la Universidad de Basilea, Nietzsche, no se olvida de Tribschen que visita siempre que sus obligaciones se lo permiten. Allí viaja el fín de semana que va del 5 al 6 de Junio de 1869. No había podido asistir, sin embargo, al cumpleaños de Wagner (22 de mayo) aún siendo formalmente invitado.
Las vacaciones de verano comenzaron con el Bündelitag (día del hatillo) el sabado 17 de julio. El estado de ánimo de Nietzsche no es, sin embargo, positivo y en su correspondencia sigue manifestando que no es totalmente féliz en Basilea. Desde su lugar de descanso o bien critica, contrariamente a otras manifestaciones suyas, a los suizos de Basilea o bien protesta por los altos precios de los lugares turísticos y reprocha a su hermana por decidir, sin consulta previa, administrar sus fondos. Unicamente parece sosegarlo la invitación que recibe de Wagner para que visite Tribschen a donde llegará el sabado 31 de julio de 1869. Cosima, esposa de Wagner, dejó anotada tal visita en su diario.Desde Trisbschen, Nietzsche viaja al Monte Pilatos, en donde existía un pequeño hotel de montaña, lo que representaría su primera excursión a una altura de más de 2.100 metros. ¿Llevaba ya a Zarathustra dentro?. Allí escribe al profesor Ritschl una curiosa carta, con fecha del 2 de agosto, en donde afirma que su felicidad está unida a su profesión de filólogo. Pero, al mismo tiempo, en carta dirigida a Carl von Gersdorf, con fecha del 3 de agosto, señala que los resultados más apreciables de su vida profesoral están unidos a la experiencia de Tribschen.
El 15 de Agosto vuelve a Basilea para seguir con sus clases en la Universidad y en la escuela. Los días 20-21 de Agosto recibe una visita de alto rango. Continúa protestando a su familia por problemas de dinero lo que le lleva a tener un duro enfrentamiento con su madre. Comienza tambien por estas fechas con los primeros problemas con su dieta, algo que le acompañará ya toda su vida.
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SEMESTRE DE INVIERNO (1869-1870)
En el semestre de invierno (1869-1870) Nietzsche continúa impartiendo sus cursos en la Universidad lo cuales conocemos gracias al
informe semestral que presentó en el Pedagogio.Al mismo tiempo, Wagner le encarga que revise la impresión de sus memorias que decide publicar bajo el título de Mi vida. Trabaja en las conferencias académicas públicas en dónde comienza a pisar terreno propio y amplía sus lecturas y estudios. Al mismo tiempo comienza a entrar en conflicto tanto con Tribschen como, más claramente, con su profesión de filólogo y de profesor universitario. Por un lado, su amada Cosima Wagner parece usar de él como una especie de recadero. Por otro lado, en las navidades de 1869, la misma Cosima le leyó el borrador del Parsifal para anotar a continuación en su diario: terrible impresión de nuevo. En relación con su progresiva insatisfacción con la situación como profesor en Basilea es muy elocuente la carta que dirige a Rodhe el 11 de noviembre de 1869. Afirma tambien echar de menos a auténticos amigos y manifiesta cada vez con mayor claridad la necesidad de exteriorizar lo que lleva dentro y mostrar así su auténtico destino aunque ello implique escándalo, odio e ira. Sus dudas acerca de la importancia de la ciencia comienzan tambien a aflorar claramente en él. Pero poner en duda la ciencia era negar la importancia de su propia profesión: la filología.
Entretanto la Universidad, al margen totalmente de estos conflictos internos de Nietzsche, decide nombrarle el 7 de abril de 1870 como profesor ordinario y definitivo. Nietzsche recibe la noticia sin ningún tipo de entusiasmo. De todos modos sigue cumpliendo fielmente con su obligación y se sumerje en un intenso trabajo en donde afirma que tambien le agobien las notas de los exámenes y las comisiones encargadas de dar el pase al curso superior.La visita de su madre y de su hermana, el 13 de abril de 1870, significarán para él una gran dosis de tranquilidad y relajamiento.De todos modos, como estaba ya cerca el semestre de verano de 1870, sigue preparando concienzudamente sus clases y sus proyectos. Este intenso trabajo no le permitirá asistir de nuevo el 22 de Mayor de 1870 al cumpleaños de Wagner a pesar de caer en domingo. Envía, sin embargo, a Cosima 12 ramos de rosas que ocuparán su lugar en un decorado festivo.
De todos modos, la noticia más agradable que recibe en este verano es la noticia de que su amigo Erwin Rodhe le visitará en Basilea para estar con él durante 15 días. El mismo Rodhe escribió a su madre describiendo sus impresiones de tal visita.
En medio de esta situación Nietzsche se entera que Wagner tiene en mente la idea sobre Bayreuht lo que significara para Nietsche un duro golpe. Incluso llegó a pensar en pedir excedencia en la Universidad para poder estar cerca de Wagner y de Cosima. Su deseo se vió cumplido curiosamente torciéndose un tobillo y dándose de baja, por enfermedad,durante un breve tiempo. Pero en medio de todos estos conflictos internos de un Nietzsche que sigue intentando llegar a ser lo que era, estalla en Europa una grave tormenta política:la guerra franco-alemana de 1870.
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OVERBECK
El deseo apasionadamente alimentado de llevar a su lado como colega al amigo Erwin Rohde no se realizó, a pesar de los mayores esfuerzos por parte de Nietzsche. En lugar de ello el destino le regaló un nuevo compañero, que había de resultar significativo para su vida y para su obra, sobre todo porque guardó fidelidad de amigo a Nietzsche, más allá incluso de la muerte de éste: Franz Overbeek. El 23 de abril de 1870 -Para el semestre de verano- llegó a Basilea el nuevo profesor de teología, Franz Overbeck; el 7 de junio (martes después de Pentecostés) pronunció en el aula del museo de la Augustinusgasse su discurso inaugural «Sobre el origen y la licitud de una consideración puramente histórica de los escritos del Nuevo Testamento». Encontró una vivienda en Schützengraben 45, en la casa de la viuda Adolphine Vogler-Rieser, sastra de profesión: por tanto en la misma casa de Nietzsche. Tuvo que tratarse de la vivienda que quedó libre por la mudanza del Prof Gustav Schönberg. Probablemente fue de nuevo el senador Vischer quien procuró el acomodamiento al nuevo docente, con lo que, de modo imprevisible, marcó el destino. ¿Fue consciente, por su parte, en poner al teólogo liberal como vecino del incrédulo Nietzsche? Overbeck provenía de una familia especialmente cosmopolita. El abuelo por línea paterna era alemán, emigrado en 1807 de Frankfurt am Main a Londres y convertido allí en ciudadano inglés. Su existencia de comerciante acabó contra la barrera continental de Napoleón. Su hijo -el padre de Franz Overbeck- se trasladó como comerciante a San Petersburgo. Overbeck había nacido el 16 de noviembre de 1873 en Petersburgo. Estudió en París participando activamente vestido con frack azul y pantalón amarillo y cantando la Marsellesa en la revoluciòn de 1848. Despues se trasladó con su familia a Dresden y estudió teología en Leipzig y Gotinga. Ahora, en Basilea, se convierte en el vecino de habitación de Nietzsche. Y al otro lado de la pared, en trato diario con ese investigador meticuloso, y costeado y protegido por la libertad de enseñanza de la universidad, pudieron surgir también las propias Consideraciones intempestivas de Nietzcshe.
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GUERRA FRANCO-ALEMANA(1870)
En principio puede llamar la atención el despiste y la sorpresa que muestra Nietzsche -y como él otras mentes preclaras de su época- ante el estallido de la guerra entre Francia y Alemania. Este hecho tiene, sin embargo, su explicación que necesariamente hay que situar en el
contexto social en que el que Nietssche vive.
Pero lo cierto es que, ante el estallido de la guerra, en un principio, Nietzsche, elude el problema y se retira con su hermana Elisabeth a la montaña con el objeto de encontrar su propio camino ante esta nueva situación y para decidir finalmente, como en el caso del vegetarianismo, en contra del parecer de Tribschen. Hacia el 20-21 de Julio baja de la montaña y pasa por Tribschen lo que permite que su hermana tome su primer contacto con la isla de los bienaventurados. El 30 de Julio se dirijen hacia el hotel Alpenklub en el corazón del Maderanertal a más de 1300 metros de altitud sobre el nivel del mar. Alli, en un paisaje áspero y lleno de cascadas crujientes, madura un escrito que regalara a  Cosima con el título del El nacimiento del pensamiento griego. Al mismo tiempo, decide alistarse como voluntario al servicio del ejercito alemán. Cosima, por su parte, tratará, sin conseguirlo, hacerle cambiar de opinión.
El 11 de Agosto, Nietzsche, recibe la dispensa a sus clases por parte de la Universidad de Basilea aunque ésta le solicita que participe en la guerra -Suiza se declaró neutral en el enfrentamiento- en un puesto sanitario. Ello explica que Nietzsche entrara a formar parte en el ejercito prusiano como enfermero. La impresión inmediata de lo que significaba realmente la guerra lo percibe en la semana que va del 27 de agosto al 2 de septiembre, y ello bastó para colmar su ánimo hipersensible. Sus vivencias sobre la guerra parece que se las contó, sobre todo, a Cosima en numerosas cartas, todas las cuales, por desgracia, se han perdido. Existen, sin embargo, otros documentos que nos permiten hacernos una idea de cuales fueron tales vivencias.Curiosamente, en esta guerra, vuelve a caer enfermo de disentería, aunque tal enfermedad no debió de ser muy grave ya que, al cabo de una semana, puede viajar de permiso a su casa en Naumburgo para recuperarse. En la guerra, por lo tanto, Nietzsche no percibe por ningún lado el  pathos heróico-aristocrático sino suciedad y miseria. Esta percepción de la contienda fue el motivo que le llevó sacar a la luz unos versos de una canción coral de Esquilo. Por otro lado, en esos trágicos momentos no tuvo más remedio que buscar refugio, tal como le había sucedido al hacer el servicio militar en Berlín, en la figura del maestro Schopenhauer.
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REGRESO DE LA GUERRA FRANCO-ALEMANA
Durante su estancia en Naumburg recuperándose, Nietzsche se nos muestra triste y abatido y con una desazón tal que le llevaría a no poder ya encontrar calma ni equilibrio interno en su vida. Como salida ante esta desagradable situación vital  manifiesta sus deseos de buscar
cobijo en la ciencia y comienza tambien a cuestionar la filosofía de su admirado Schopenhauer. Pero, sin embargo, al mismo tiempo, es capaz de jugar un doble papel con su madre ya que a ésta se le muestra como alegre, feliz y práctico. Cuando se sintió mejor comienza de nuevo a desarrollar una gran actividad: visita a Ritschl en Lepzig y hace tambien una visita a Pforta. Al mismo tiempo, prepara concienzudamente sus lecciones para el semestre de invierno en Basilea. Tambien ve como el 28 de septiembre  de 1870 el Museo Renano (nº 25) publica la primera parte de su artículo sobre Homero y Hesiodo.
El 21 de octubre abandona Naumburg para llegar a Basilea el sabado 22 despues de un viaje accidentado, algo que volverá a repetirse más veces en su vida.Todo ello no le impide, sin embargo, comenzar con fuerza sus clases correspondientes al semestre de invierno de 1870. Asiste tambien a escuchar las clases y conferencias de Jacob Burckardt. Al mismo tiempo, comienza a cuestionar el patriotismo alemán y a denominar a Prusia como enemiga de la cultura. De este modo, poco a poco, va creciendo en él un nuevo y personal sistema de pensamiento y sistema del mundo que irá ampliando de modo constante a espaldas de su entorno más próximo: en Naumburg escondido trás la máscara de un Fritz jovial, alegre, amable y social; en Basilea oculto trás el profesor deligente; en Tribschen.....Sobre el 22 de Septiembre de 1870 Nietzsche tiene en mente el proyecto de un drama que titula el  fragmento Empédocles y que no es otra cosa que otra máscara que Nietzsche usa para mostrar la problemática filosófica que por ese tiempo realmente le preocupaba. En tal fragmento, además, se nos aparece Dionisos (Nietzsche) como enamorado de la poetisia Coris (Cosima).
El 26 de septiembre viaja a Tribschen. Allí hace entrega del manuscrito que Wagner había escrito sobre Beethoven y que le habían dejado para que lo leyera. De nuevo muestra gran entusiasmo por su contenido. Además, en las navidades de 1870 será invitado de nuevo por los de Tribschen. Allí estuvo desde el 24 de diciembre hasta el 1 de enero de 1871. Como Cosima cumplía años el 25 de diciembre, Wagner le regala una composición titulada el Idilio de Tribschen. Por su parte Nietzsche le regala a Cosima una copia en limpio de su estudio sobre El origen del pensamiento griego y a Wagner la lámina de Durero titulada Caballero, muerte y diablo.
Nietszsche regresó a Basilea la tarde del 1 de Enero de 1871. Allí comenzó a preocuparle otro asunto más práctico. De repente hizo el plan para presentarse a la cátedra de filosofía que había quedado libre por la marcha de Teichmüller. Ello permitiría, al mismo tiempo,  pensaba él, que Erwin Rodhe oupara  la vacante de Filología dejada por el mismo Nietzsche. De todos modos, su salud comienza a resentirse seriamente lo que hará que los médicos le receten un período de reposo y descanso. El 16 de febrero, junto con su hermana, llega a Lugano en donde pasarán una estancia de 6 semanas hospedándose en el hotel Du Parc.
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1871
{Año de elaboración del Nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música}
El 2 de enero de 1872 se encontraba en las librerías la primera gran obra de Nietzsche: el Nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la musica publicada en Leipzig por E. Fritzsch. La maduración de esta obra, sin embargo, proviene esencialmente del año 1871, e incluso antes de la aventura bélica de 1870 en donde existen dos
fechas fundamentales que la prefiguran. Es, sin embargo, en 1871 cuando Nietzsche mudura totalmente la idea final de su obra. El 22 de febrero escribe el Prólogo a Richard Wagner. En abril discute el manuscrito en Tribschen. El 26 de ese mismo mes envia la primera parte del Nacimiento de la tragedia al editor Engelman de Leipzig quien, despues de largos titubeos, acaba por no aceptarla y la devuelve. Nietzsche decide, a sus expensas, costear el texto refundido de su conferencia sobre Sócrates y la tragedia. El 7 de junio comunica a Rodhe sus propósitos editoriales. Finalmente decide entregar el manuscrito al editor de Wagner E. W. Fritzsch que acepta publicarlo. Nietzsche se preocupa tambien por los detalles de la presentación del libro asi como de la composición de la portada. El 12 de diciembre Nietzsche envía a su editor la última parte del manuscrito. El 2 de enero de 1872 le manifiesta a Rodhe su gran alegría ya que su obra estaba preparada para abandonar la editorial.
El año 1871 es, por tanto, el mejor año, hasta ahora, en la vida de Nietzsche. Además tiene la gran importancia de que para su evolución posterior le marca definitivamente el camino a seguir. Esto se percibe incluso en el caracter de Nietzsche que se vuelve ahora de una talante más sociable y amigo de participar en fiestas con sus amigos como sucede, por ejemplo, con la celebración de la consagración de los demonios. Incluso parece reconciliarse con su profesión de filólogo y con la Universidad en donde decide participar activivamente en los claustros de profesores. Por otro lado, aparece ante los ojos de todos como el sujeto más cercano e íntimo de Wagner y Cosima a la cual acompaña a Manhein en el concierto que se celebrará en beneficio del proyecto del festival de Bayreuth. De todos modos, los de Tribschen parece que no lo tomaban tan en serio como él se creía, por los menos es cuestiones relacionadas con su actividad de compositor. Este hecho explicaría su negativa a visitar Tribschen en las Navidades de 1871. De todos modos, lo que es evidente es que en esa época en Tribschen, Nietzsche, era respetado grandemente como escritor y filósofo. Por todo ello, no es de estrañar que cuando Nietzsche escriba a sus familiares en Naumburg afirme: Fué un buen año.
El nacimiento de la  tragedia es un libro confesional en donde el modo de exposición es el del diálogo. Al mismo tiempo, Nietzsche realiza de un modo consciente la unión entre símbolos antiguos, como por ejemplo Dioniso y Apolo, con símbolos modernos como Schopenhauer y Wagner. Del mismo modo, aunque no cita directamente al cristianismo, intenta, partiendo de la metafísica de Schopenhauer- algo de lo que después se arrepentirá - buscar  una posición alternativa y de recambio con respecto al cristianismo.
Para profundizar más en estas cuestiones consultar el Nacimiento de la tragedia.
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REPERCUSIONES PUBLICACIÓN Nacimiento de la tragedia
En un principio la publicación del Nacimiento de la tragedia (1871) se vió libre de polémicas. El tono general era encomiástico. Entretanto, Nietzsche se dedica a preparar una serie de conferencias que le solicitó la Sociedad académica voluntaria. De entre ellas destaca, sobre todo, la titulada Sobre el porvenir de nuestros centros de enseñanza. Para escuchar las mismas asiste un público numerosos y espectante lo que
enorgullece a Nietzsche y provoca tambien la asistencia de seguidores de amplios círculos. Y es que el tema de las conferencias era actúal y el orador hombre querido y respetado.Sin embargo, de repente, Nietzsche interrumpe las conferencias y deja de interesarse por las mismas al convecerse de que el genio filosófico está condenado por su libertad singular a la soledad y no a los actos de masas.
A comienzos de 1872 recibe la invitación para abandonar Basilea y enseñar en la antigua y honorable Universidad de la pequeña ciudad hanseática de Greifswald, en Pomeramia. Ello le permitiría estar cerca de Erwin Rodhe que enseñaba en Kiel. En carta del 31 de Enero comunica la noticia a su familia y ya señala que no iba aceptar la invitación. Los de Basilea interpretaron su negativa a abandonar la ciudad como un acto de fidelidad a la Universidad; y los estudiantes, en agradecimiento, quisieron dedicarle un desfile de antorchas, a lo que Nietsche se negó energicamente pues, en su fuero interno, conocía los verdaderos motivos que le habían llevado a rechazar la invitación de Greifswald.
A su  vez, en 1873, Karl Meldelssohn, hijo mayor del compositor, le propone un viaje por Grecia. Niestsche, de nuevo, se pone la máscara y, despues de negarse a realizar tal viaje, explica a Gersdorff los motivos que le llevaron a tomar tal decisión. Mientras tanto su fidelidad a Tribschen - ¿o más bien a Cosima? -parece seguir inconmovible aunque siendo consciente de que para la isla de los bienaventurados los días están contados por el ya decidido traslado a Bayreuht. Y es que Wagner ya había abandonado definitivamente Tribschen el 22 de abril de 1872. El día 25 Nietzsche visita a Cosima y se queda hasta el 27 intentándola distraer con su música. Pero la triste realidad era que la isla de los bienaventurados se deshacía en la nada y ello significaba para Nietsche la pérdida de un mundo ideal en unos momentos en que tambien estaba en juego su relación con el mundo intelectual real.
Y es que el gran eco que esperaba iba a producirse por parte del círculo de sus cólegas, a partir de la publicación del Nacimiento de la tragedia no hacía su aparición por ninguna parte. De ello se lamenta a Cosima la cual comprensivamente intenta animarle el 24 de abril. Unicamente Rodhe le dedica elogios en los círculos de los especialistas en filología. Con él asiste, en los días de Pentecostés a la ceremonia de la colocación de la primera piedra del edificio de los festivales de Bayreuht aunque, por motivos de salud, Nietsche estuvo a punto de no poder asistir. Al final hizo su aparición en Bayreuht y, rebosante de felicidad, se dedicó a amenizar las veladas con continúas improvisaciones al piano, algo que, según parece, no era del agrado de Wagner.
El 26 de mayo de 1872 apareció una reseña de Rodhe sobre la obra de Nietzsche, el cual rapidamente reacciona dándole las gracias el día 27. De todos modos, en su entusiástico delirio, Nietsche pasa totalmente por alto que la recensión de Rodhe no hacía referencia a lo que Nietsche, en esos momentos, necesita: legitimación filológica. Y es que Rodhe había captado y expresado claramente y con entusiasmo el significado real de la obra de Nietzsche: la filosofía. Lo trágico era que Nietsche iba ser juzgado no como filósofo sino como filólogo.
En este contexto el 30 de mayo hace su aparición un desenfrenado ataque proveniente del joven filólogo Ulrich von Wilamowith, titulado Filología del futuro. Wilamowith, que en aquel momento contaba con 23 años de edad, y, que llegará a ser una autoridad filológica de prestigio, acabará por distanciarse, en sus memorias, de aquellos panfletos en donde no faltan ni los ataques personales ni los intentos por desprestigiar a Nietsche en su oficio de filólogo. Se le intenta tambien desgajar del gremio.
Nietsche no dejó de responder a los ataques aunque no lo hizo en su nombre. Se comunica con Rodhe y le indica sus fuentes y autoridades así como las interpretaciones modernas sobre las que poder basar su defensa. De todos modos, lo que más dolía a Nietzsche era el silencio de su protector y maestro Ritschl al cual escribe el 30 de enero de 1872. Ritschl le contesta el 14 de febrero iniciando así el comienzo de una ruptura entre los dos. Eso no significará, sin embargo, el que Nietsche deje de admirar y respetar a lo que él consideraba como el único erudito genial. Por otro lado el hecho de que Ritschl no estuviera dispuesto a apoyarlo en estos momentos no quiere decir que cerrara las puertas a la colaboración entre ambos para la cual dice estar siempre dispuesto. Nietzsche incluso despues de su contestación volverá a solicitar su apoyo en relación con la replica de Rodhe a Wilamowitz. Pero tampoco se mostrara el maestro dispuesto a ayudarle.
Y es que Nietsche estaba realmente preocupado. La publicación del panfleto no sólo atentó a su reputación como filólogo sino que tambien se vió afectado en sus clases de la universidad. Al mismo tiempo, y curiosamente, la obra de Nietzsche se vendía muy bien y se iba imponiendo lentamente en círculos muy diversos de la cultura.
Por otro lado, Nietzsche decidió desafiar tambien al destino con el objeto de comprobar cual era su valía como compositor, pues, sin duda alguna, debería llevar dentro como una espina, la humillación recibida en Tribschen en relación con su composición titulada la noche de S. Silvestre.A mediados de Abril afirma haber realizado una refundición de la primera página de su noche de S. Silvestre   y que  titula la Meditación de Manfred. Toma la decisión de dedicarla al admirado músico Hans von Bülow (antiguo marido de Cosima) al que envia el manuscrito el 20 de julio. Pocos días despues, el día 24, Hans von Bülow le responde con una sinceridad tan brutal que hace recordar los ataques realizados por Wilamowitz en el terreno de la filología. Nietsche se sintió muy afectado por la crítica tan negativa que Hans von Bülow le hace como compositor y le responde - aunque esperará a que Rodhe publique su ataque a Milamowitz - prometiendo abandonar sus veleidades de compositor, algo que, por otro lado, no cumplirá ya que la música era algo esencial en su vida.
En medio de todos estos acontecimientos negativos Nietsche recibe tambien muestras de apoyo. El 23 de junio, Wagner envía una misiva en contra de Wilamowitz que todavía Nietzsche en Ecce homo agracede conmovido. Wagner centra su crítica en relación con la última sentencia del panfleto de Wilamowitz, es decir, la que se refiere a la juventud alemana. Nietzche recibe, por tanto, un apoyo que necesitaba profundamente. Eso parece animarle pues decide salir de Basilea y asistir a la representación del Tristán en Munich (28-30 junio) afirmando que esta obra representa el non plus ultra de Wagner. Despues decide pasar unas breves vacaciones en la montaña lo que representará, por otro lado, la aparición de aquellos dolores de cabeza que desde entonces habrían de convertirse en el fenómeno permanente que le acompañará en todo viaje.
Por fín, el 15 de octubre de 1872, apareció el escrito de defensa de Rodhe en contra de Wilamowitz bajo el título, inventado por Overbeck, de  Seudofilólogo. Rodhe decide presentar la defensa de Nietzsche y el ataque a Wilamowitz bajo la forma de una misiva de 48 páginas derigida  a Richard Wagner. Cerca de un tercio lo dedica Rodhe a atacar a Wilamowitz sin piedad con palabras como éstas: Obviamente nos la habemos aquí con un ejemplar de ese curioso genus de críticos, a quienes les ha caido en las manos un libro en absoluto indicado para su entendimiento....y que apenas pueden comprender siquiera el sentido de la pregunta que el viejo Lichtenberg planteaba a uno de su orden: si chocan un libro y una cabeza y suena a hueco ¿es siempre esto atribuible al libro? Nietzsche no cabía en sí de alegria y de satisfacción. Emocionado, da las gracias a Rodhe el 25 de octubre. Pero en el fondo Nietzsche no está satisfecho del todo. Siente como el aislamiento avanza y se hace cada vez mayor y como todo se va convirtiéndo lentamente en pasado. Como regalo de navidad le entregará a Cosima la obra Cinco prólogos a cinco libros no escritos y, entre ellos, estaba el titulado Sobre el pathos de la verdad en dónde afirma que se inicia para él una nueva era en su existencia y en su pensamiento.
Biografía de Nietzche









































































































































































































NUEVO AMBITO:Tránsito de la Filología a la Filosofía
En el invierno de 1872 Nietsche no asiste a la invitación para las fiestas de Navidad en Bayreuht sino que las pasa con su madre en Naumburg. Ello produce un gran disgusto en Wagner que sospechaba las verdaderas
razones de la negativa.Cada vez eran mas evidentes los síntomas de enfrentamiento con los de Bayreuht extrañados ante la creciente inclinación de Nietzsche a expresarse polémica y apodícticamente. El hecho fue que el enfado de Wagner con Nietzsche duró esta vez varias semanas lo que obligó a Cosima a tener que apaciguar al maestro.
Ya hemos señalado anteriormente como Nietzsche había regalada a Cosima los Cinco prólogos a cinco libros no escritos (y no escribibles). En esta obra exponía, entre otras cuestiones,  la idea de que el agón (lucha- competencia) era el fundamento de la existencia griega. Pero, además, tal concepto, Nietzsche, lo aplicaba tambien a las circunstancias presentes mostrando así de modo agresivo su deseo de establecer una clara competencia (¿a causa de Cosima?) con Wagner, se trataba de establecer la lucha de la filosofía contra arte musical.
En el segundo apartado titulado Pensamientos sobre el porvenir de nuestros centros de enseñanza, Nietzsche, hacía referencia a lo que, según él, debería de ser su lector ideal.
Sin embargo, el artículo más importante, por tener ya un claro matiz filosófico, de los Cinco prólogos, es el titulado Sobre el Pathos de la verdad. Alli Nietzsche se pregunta por el valor de la filosofía y si ésta puede ofrecer algún remedio real en contra del escepticismo y plantea, por vez primera, el problema de la verdad, algo que será analizado posteriormente más veces.
Por otro lado, Nietzsche comienza ya claramente a dar a sus trabajos filológicos un enfoque claramente filosófico. Todo el semestre de invierno de 1872 trabaja en lo que él denomina como un libro de filósofos en donde intentará exponer basicamente la filosofía de los preplatónicos. Sin embargo,  le resulta imposible atenerse al tema concreto y en medio aparecen continuas tomas de postura, por ejemplo, frente a Kant. Al mismo tiempo se plantea la gran perplejidad que le produce la naturaleza de la filosofía y define al filósofo del futuro como un juez artístico.
En definitiva, poco a poco, el pensamiento de Nietzche va entrando en un nuevo ámbito y separándose progresivamente tanto de Schopenhauer como de Wagner. De hecho en el Pathos de la verdad enuncia su emancipación de Wagner y con ello adivina de nuevo el significado de la soledad del genio filosófico. Nietzsche comienza ya a asimilar de modo definitivo que es diferente y que no son sólo sus compañeros de especialidad los que no quieren saber nada de él. En sus notas de invierno se encuentran trozos que demuestran claramente que Nietzche eran totalmente consciente de ello.
A su vez, Nietzsche comienza a introducir en su imagen del mundo obras referidas a las ciencias naturales y que, en su época, estaban experimentando una auténcia revalorizacón, aunque Nietsche siempre se mostrará muy crítico con todo tipo de optimismo con base material o científica. De las publicaciones ciéntificas de su época resalta la importancia que Nietzsche atribuye a la obra del astrofísico Johan Karl Zöllner, asi como a la de Grillparzer.
A pesar de que Nietsche va situándose claramente en el ámbito de la filosofía ello no quiere decir que sus relaciones con Bayreuth se rompan definitivamente en estos momentos. La prueba de ello es que lo eligen como miembro de  un jurado para la concesión de un premio por un trabajo sobre los Nibelungos (el Anillo de Wagner). De lo que si parece alejarse definitivamente es de la Filología lo que explica la tristeza y la decepción de su maestro Ritschl.
Al mismo tiempo, por esta época, e incumpliendo la promesa que había hecho a Hans von Bülow en relación con su actividad de compositor, decide regalar una composición para cuatro manos titulada Una monodía a deux al matrimonio Monod. De nuevo parece que tal composición no fue del agrado de los Monod ni tampoco de Wagner.
Para agudizar aún más los problemas, Nietzche comienza, a partir de abril de 1873, tener problemas con la vista algo que se convertirá en crónico para toda su vida y que producirá en él la misma angustia que debió experimentar Beethoven con su sordera y de quien Nietsche siempre habla con una gran admiración y respeto.
En este contexto de cambios dramáticos en su existencia, Nietsche, sigue cumpliendo fielmente con su trabajo en el instituto y en la universidad en donde, según la mayoría de los testimonios de sus alumnos, con la excepción de Alfred Münch, eran de admiración y respeto.
Biografía de Nietzche













































































































































































































CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS
En Febrero de 1873 Wagner, que tenía una vieja
cuenta pendiente con David Friedrich Strauss, propuso a Nietzsche que escribiera una inventiva en contra de este teólogo liberal por el cual, curiosamente, Nietzsche sentía una cierta simpatía. Strauss hacía tiempo que no publicaba una obra importante desde que había aparecido su Vida de Jesús (1835). Sin embargo, ahora se volvía presentar ante la opinión pública con una obra importante titulada La vieja y la nueva fe, en dónde traspasaba los límites de la teología hacia la filosofía e incluso hacia la estética. Pues bien, ahora Wagner invita a su amigo a que reponda a tamaña osadía aunque no están muy claros los verdaderos motivos que le llevaron a ello.
Inmediatamente despues de su regreso de Bayreuht, Nietzsche comenzó su respuesta a Strauss y ya el 18 de abril escribe a Wagner y a Rodhe que su trabajo le había permitido vomitar lava. El 8 de Febrero de 1874 moriría Strauss lo que le evitó el mal trago de tener que sufrir las consecuencias de  la diatriba de Nietzsche. Entre tanto saca a relucir de nuevo su faceta de compositor. El 24 de abril acaba el primer bosquejo de su última composición titulada Himno a la amistad.
El 25 de junio de 1873 envia al editor Fritsch el manuscrito para imprenta de la primera Intempestiva contra David Strauss. Tambien tenía finalizado, aunque no lo publica ahora, otra obra titulada Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral.
Al mismo tiempo, entre toda esta actividad literaria, tiene lugar un curioso suceso que Nietsche suele describir como el caso del fantasma Nielsen y que recuerda lo que hoy denominamos como acoso histérico por parte de una de sus fans. Superado este incidente pasa las vacaciones de verano de 1873 con problemas en su vista. De retorno a Basilea, sobre el 18 de agosto, es acompañado por su hermana que se quedará con él hasta el 21 de octubre. Su delicada salud le obliga a dar una pausa a sus trabajos.  Cuando se repone comienza a trabajar en lo que debería ser la 2ª de sus Intempestivas  titulada La filosofía en apuros la cual no llegará a finalizar.
A finales de 1873 Nietsche, despues de abandonar el título anterior, decide denominar a la 2ª Intempestiva con el título de Sobre el provecho y el inconveniente de la historia para la vida. Pasa las navidades con su madre en Naumburg aunque con el firme propósito de detenerse a la vuelta en Bayreuth. Pero ahora sería realmente la salud la que le frustre su determinación. Entretanto viaja a Lepizig para hacer algunos arreglos a la 2ª edición de David Fr.Strauss como consecuencia de una enfurecido ataque contra él por parte de la revista Grenzboten. Aprovecha su estancia en Leipzig para hacer una visita a Ritschl con quien discutirá amargamente.
De vuelta a Basilea, Nietzsche continúa con sus lecturas relacionadas con temas referidos a las ciencias naturales lo que le lleva a desarrollar una teoría atómica del tiempo. Al mismo tiempo deja listo para la imprenta su trabajo Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral dictado en Junio a Gersdorff por sus problemas de visión. El 24 de Febrero tiene listo el proyecto de las  Consideraciones intempestivas. Decide decir no a una amiga de Wagner, Mathilde Maier, en relación con la redacción de una Proclama a la mujeres alemanas. En esta época, sin embargo, Nietzsche añade a su vida una amplia colección de amistades femeninas como, por ejemplo, fueron la marquesa Emma Guearieri-Gonzagrr o Marie Baumgartner.
El 5 de julio de 1874 muere en Basilea su protector Vischer lo que significó un duro golpe para Nietsche y que aceleró su progresivo distanciamiento de su catedra en la Universidad. Por su parte los de Bayreuth alarmados por la melancolía de Nietsche comienzan a pensar que lo mejor para él sería en contraer matrimonio. Tales ideas parece que no fueron en absoluto del agrado de Nietzsche. Decide ir en el verano a Bayreuth aunque allí sufriría una decepción terrible por culpa (o disculpa?) de una partitura para piano de una versión de Brahms sobre su canción triunfal. Por esas fechas cambia tambien de editor.
Biografía de Nietzche













































































































































































































DOMINIO DE LA ENFERMEDAD Y CASA PROPIA
El 19 de Agosto de 1874 Nietzsche envía a su editor una primera parte de su 3ª Intempestiva (Schopenhauer como educador) con la promesa de enviar el resto en dos semanas, plazo al que fue fíel pues el 9 de septiembre le envió el manuscrito ultimado. Fue este un trabajo que le resultó muy
dificultoso y que le obligó a una cura de reposo en las montañas de Rigi. El 15 de octubre aparareció ya editada la 3ª Consideración Intempestiva siendo destribuida por un librero en Basilea.
Con este escrito irrumpe a la luz el profundo sufrimiento vital de Nietzsche algo que le obliga acudir de nuevo a bucar ayuda en el maestro Schopenhauer el cual  representaba todavía, en estos momentos,  para él el auténtico filósofo. No deja, sin embago, de señalar los peligros que pueden acechar a un auténtico filósofo y niega que sean identificables Filosofía y erudición. Es evidente que en esta 3ª Intempestiva Schopenhauer sigue siendo para Nietsche la representación de la auténcica filosofía. Sin embargo tambien está claro que Nietsche atisba un nuevo "país" al que aspira a conocer y explorar y que le llevará a tener que separarse de la concepción filosófica de Schopenhauer.
Entretanto Nietzsche continúa con sus actividades académicas y asistiendo a veladas y reuniones sociales a las que era invitado por la burguesía de Basilea a pesar de las la crisis por la que atravesaba, en esos momentos, la industria de las cintas de seda. En Navidades viaja a Naumburg en donde se dedica a ordenar todas sus composiciones musicales. En febrero recibe como regalo una lámina de Durero.
El año 1875, sin embago, significará para Nietzsche un agravamiento en los síntomas de su enfermedad.El 10 de abril, despues de despedir a su amigo Romundt, escribe a Gerdorff refiriendo su estado de ánimo. Comienza a faltar a las clases por necesidad de distensión frente a una situación tremendamente estresante. El 27 de mayo se queja de grandes dolores de estomago, ojos y cabeza. lo que le exige tener que renunciar a recibir visitas de amigos y conocidos. Esto hace que, muy a su pesar, no pueda acudir a Bayreuth al estreno del Anillo de Wagner. Al mismo tiempo afirma sentirse agobiado por la sospecha que comienza a sentir acerca de que la pérdida progresiva de la visión le podría negar la posibilidad de poder escribir.
El dominio de la enfermedad le obliga a asistir a la toma de una cura de salud en el balneario de Steimbad. Los testimonios en los que relata esta experiencia son muy variados y abarcan a su familia; a la señora Baumgarthen; a su amigo Gersdorff. De todos modos, el tratamiento solamente tuvo un éxito parcial para la recuperación de su salud.
El 1 de Julio de 1874 Niezche había decidido alquilar una vivienda en la 48 de Spalentonwerg aunque no se instalará, con su hermana, hasta el 18 de agosto. Allí recibirá la visita de su amigo Erwin Rodhe al cual escribe el 29 de agosto. Rodhe sin embargo no le será, en esta ocasión, de gran ayuda pues estaba pasando un mal momento debido a una decepción amorosa. Ello explica las disculpas que más tarde pedirá a Nietsche en una larga carta.
A todo eso, Nietzsche continúa, al encontrarse un poco mejor de salud, con su trabajo en la elaboración de 4ª Intempesitiva y manifiesta su felicidad por habitar nueva casa. Al mismo tiempo, en esta época sus relaciones con Jacob Burckardt parecen intensificarse lo que explica los comentarios que éste hace sobre Nietzsche.Tambien viajará con Overbeck en las vacaciones de otoño.
En el nuevo semestre que comienza el 1 de noviembre de 1875 conoce a un estudiante que será muy importante en su vida y que se llamaba Heinrich Köselitz (al que Niezsche pondrá el sobrenombre de Peter Gast). Su salud, sin embargo, vuelve a resentirse lo que obliga a que su hermana tenga que leerle a Walter Scott o las Sutta Nipata. Pasa unas Navidades tristes en su casa de Naumburg. Solicita a las autoridades educativas que le liberen de las horas que impartía en el Pedagogio, lo cual le será concedido. Sin embargo tambien tiene que suspender sus clases en la Universidad ya que su estado de salud llegó a ser tan alarmante que su madre se acercó a visitarlo a Basilea. Fue un año realmente malo.
Más recuperado se traslada a Ginebra el 6 de abril de 1876. Allí el destino parece ponerle en su camino la posibilidad de dejar la soltería -su amigo Overveck ya se había comprometido- y seguir los consejos de los amigos que le animan insistentemente a que se case. Sin embargo, el modo como lleva a cabo este asunto Nietzsche es digno de estudo psicológico.
Entretanto el contacto con Heinrich Köselitz se vuelva cada vez más intenso. El fue quien le animó a publicar con el título de Richard Wagner en Bayreuth la 4ª Intempestiva y quien le propuso que tal obra debería de ser el presente de Nietzsche para Wagner con ocasión del primer festival de 1876 en Bayreuht.
Biografía de Nietzche












































































































































































































NUEVAS AMISTADES
Por estos años la composición personal el entorno próximo de Nietzsche, en relación con sus amistades, comienza tambien a cambiar. Los viejos vínculos que le unían a la casa de Wagner, pero tambien a Rodhe, llegan a su final. En su lugar surgen nuevas amistades como son las de:
Hugo von Senger;   Paul ReeMarie BaumgartnerKarl HillebrandCarl FuchsMalwida von Meysembug  y Heinrich Köselitz.
Biografía de Nietzche










































































































































































































DESPEDIDA DE BAYREUTH (1876)
La enfermedad, que Nietzsche comienza a sentir como algo crónico, le lleva, en primer lugar, a aligerar su actividad
docente. Reduce tambien sus relaciones humanas que, en Basilea, parecen centrarse  unicamente en Overbeck, Köselitz y Burckardt. Tambien reduce sus contatos epistolares. Su actividad literaria se centra en la 4ª Intempestiva y en su temor psicológico ante los primeros festivales que se iban a celebrar en Bayreuth en agosto de 1876.
En la 4ª Intempestiva, Nietzsche, sigue planteándose sobre Wagner cuestiones sobre las que ya había reflexionado dos años antes (1874). Le preocupa el averiguar porque el efecto Wagner no acaba por explotar en Alemania y porque existen muchas personas excepcionales - como era el caso de Burckardt - que no reciben a Wagner con el entusiasmo que él siente. Ya en 1874 intuía que posiblemente se estuviera ante un gran actor capaz de fingir sus emociones. Ahora en la 4ª Intempestiva, y en este contexto problemático sobre la figura de Wagner, Nietzsche se esfuerza por presentarlo como un auténtico renovador cultural exigiendo de él que juegue ese papel. Incluso llega a definirlo como un transfigurador del pasado y como un profeta del porvenir, es decir, precisamente en lo que Nietzsche acabará por convertirse, al percibir claramente que Wagner no era un renovador sino un consumado actor. El 10 de julio de 1876 salió de imprenta la 4ª Intempestiva con reacciones muy positivas por parte de los de Bayreuth. El 22 de julio emprendió viaje a Bayreuth pero en medio de grandes molestias físicas. Allí comienza a percibir la auténtica realidad del montaje de Bayreuth. En principio, los Wagner lo sitúan en un plano secundario. Por otro lado, los fallos en la puesta en escena sobre las obras de Wagner dejaron mucho que desear. Además aquello parecía más un centro de moda y vanidades humanas que el lugar de renovación cultural por el que Nietzsche suspiraba. Decide abandonar momentaneamente el lugar al que, sin embargo, regresará el 12 de agosto. Allí estuvo hasta el 27 de agosto. La despedida - que él sabía definitiva - fué algo que le afectó terriblemente. Como positivo unicamente se llevó el recuerdo de haber conocido a Louise Ott. Al llegar a Basilea abandona tambien la casa de Spalentorweg y se instala de nuevo en la cueva de Baumann. Sin embargo, sus proyectos de creación no estaban finalizados. Ya, al acabar la 4ª Intempestiva, había comenzado un nuevo plan de trabajo siguiendo el modelo de las Intempestivas. Este nuevo esbozo, que debería ser la 5ª Intempestiva, pero que nunca se publicó como tal, lo tituló la reja del arado.
Biografía de Nietzche










































































































































































































AÑO DE VACACIÓN
(Octubre 1876-Septiembre 1877)
La separación de Wagner y Bayreuth no significaron para Nietzsche una caida en el vacio ya que el
arquetipo del padre Wagner lo vino a suplir el arquetipo de la madre Malwida. La nueva protección que le ofreció esta extraordinaria mujer fue determinante en su desarrollo intelectual posterior al alejamiento de Bayreuth. El 30 de abril de 1876 Malwida le escribe a Nietzsche para ofrecerle un hogar durante un año en Italia. El 11 de mayo Nietzsche contesta afirmativamente y comienza a realizar los trámites en la Universidad de Basilea para lograr un año sabático que le será ambablemente concedido. De sus asuntos monerarios se quedó encargado el inmutable Overbeck.
Los preparativos del viaje no fueron en absoluto tranquilos pues Nietzsche se encontraba preso de una gran excitación. Cuando se encuentra algo mejor comunica a Malwida que le acompañarán en el viaje su amigo Paul Rée y su alumno Albert Brennen. En su mente la creación de una especie de convento de espíritus libres en la ciudad italiana de Sorrento. Con ello se inicia la primera etapa del filósofo errante y apátrida.
Despues de pasar por Bex, en donde Nietzsche se quedará 3 semanas con Paul Rée, llegan a Genova en donde Nietzsche se encontrará de nuevo indispuesto, aunque ello le permitirá tener su primer encuentro con el mar. A continuación van en barco hasta Nápoles a donde llegan el 25/26 de octubre. Desde allí se dedican a buscar una pensión en Sorrento y encuentran la Villa Rubinacci. Lo curioso era que los Wagner parecían seguirlos pues, por esa época, habían adquirido tambien una villa en Napoles. El silencio de Nietzsche sobre tal visita es muy elocuente. Entretanto, en noviembre, recibirá la mala noticia de la muerte de su maestro Ritschl.
La convivencia de las cuatro personalidades en Sorrento fue equilibrándose poco a poco hasta llegar a un ritmo de trabajo y colaboración importantes. Sobre todo ello las descripciones de Malwida y Brenner son elocuentes y coincidentes. Malwida les llega incluso a plantear la idea de fundar una especie de misión. Además la salud de Nietzsche parecía mejorar claramente aunque ello no impidera la aparición de recaidas. Las navidades de ese año las pasaron juntos como familia ideal.
Durante el tiempo que Nietzsche pasó en Sorrento su pensamiento comenzó a crecer dentro de una mentalidad nueva que le llevará a separarse definitivamente de su maestro Schopenhauer, algo que comunica a Cosima y que ésta le reprocha preocupada. El rechazo hacia Wagner vuelver a manifestarse claramente en el desprecio que Nietzsche muestra ante los nuevos apologistas de Bayreuth. Al mismo tiempo decide dar por finalizadas las Consideraciones intempestivas. En fín, todo parece marchar bien, desde el punto de vista del trabajo intelectual,   para la comunidad de los espíritus libres aunque las recaidas de Nietsche les obligan a viajar a Napoles a la consulta del doctor Schrön.
Pero todo tiene su fín. El 10 de abril Paul Rée y Brenner abandonan la comunidad lo que priva a Nietzsche de la tensión intelectual necesaria para seguir trabajando con provecho. La señora Malwida, tambien con problemas en la vista, no le era de gran ayuda en este sentido. Además, se manifiesta ahora en Nietzsche algo que se habría de repetir más veces: cuando sale de su soledad y participa en algún tipo de comunidad humana, no soporta la  dualidad, sino que siempre debe haber un tercero en el grupo, especialmente cuando el compañero es una mujer. Todo esto hace que Nietzsche decida abandonar Sorrento. La carta que envia a Rée el 17 de abril de 1877 manifiesta claramente cuan grande era el vacío interno y externo ante la nueva situación creada con la marcha de sus dos amigos. Al mismo tiempo comienza a darse cuenta que no tenía sentido buscar soluciones parciales a su vida y que la única salida era abandonar totalmente la cátedra de Basilea, tal como confiesa a su amigo Overveck. Con estos pensamientos abandona Sorrento el 8 de mayo de 1877 y se dirige, para continuar una cura de salud, hacia Bad-Ragaz en el alto valle del Rihn. En principio se dirigió a Genova en barco, en donde, esta vez, una fuerte tormenta le ayudó a entender el mal del mar.
En Bad-Ragaz recibe la visita de un asustado Overbeck. Nietzsche le plantea que va hacer un nuevo intento en la Universidad pero que no quiere saber nada con las clases en el Pedagogio. Overveck tamita esta cuestión al volver a Basilea y le contesta el 1 de julio manifestándole que no existe ningún problema con la prolongación de la dispensa en el pedagogio. Acto seguido Nietzsche envia al decano de la facultad el programa sobre el semestre de invierno. Cuando abandona Ragaz, pasa por Lucerna para dirigirse hacia Rosenlauibad. Allí dará largos paseos que el define como modos de trabajo lo que permite que afloren las ideas que llevaba en su interior. Y es que la lecturas y las conversaciones de Sorrento, de claro matiz psicológico, le hacen llevar sus pensamientos lo más lejos posible. Ello hará que comience a situarse en una oposición absoluta con la religión -incluida la de Schopenhauer y la de Wagner -. El acontecimiento Lipiner le obligará tambien a separarse aún más de su entorno anterior.
El 1 de septiembre abandona Rosenlaui para dirigirse a Basilea aún siendo consciente de que este último intento estaba condenado al fracaso. En Basilea, sin embargo, sigue trabajando seriamente. Junto con Köselitz comienza a ordenar los aforismos, traidos de Sorrento, para componer así lo que será la primera parte de Humano, demasiado humano. Al mismo tiempo, por esta época, viaja a Frankfurt (3-7 octubre 1877) con el objeto de realizar un reconocimiento médico pormenorizado que correrá a cargo del doctor Otto Eisser.
Biografía de Nietzche

















































































































































































































ABANDONO DE SU CÁTEDRA EN BASILEA
(Octubre 1877-Mayo 1879)
Al poco tiempo de comenzar sus clases en Basilea (octubre 1877), Nietzsche, vuelver a ser de nuevo consciente de la
imposiblidad de hacer frente a su horario en el Pedagogio, a cuya clases intenta hacer frente a pesar de la dispensa concedida. La curaduría, esta vez, sin embargo, ejerce sobre Nietzsche una presión suave con el objeto de que tome una decisión definitiva sobre el asunto del Pedagogio. El 11 de febrero de 1878, Nietzsche decide elevar una solicitud que implique la separación definitiva de sus obligaciones docentes en el Pedagogio. La Curaduria decide exonerarle definitivamente de tales obligaciones.
Entretanto Köselitz decide abandonar Basilea para trasladarse a Venecia. Como nueva ayudante Nietzsche cuenta con Marie Baumgartner. Además Nietzsche se enterara tambien por esta época de la muerte de su joven alumno y compañero en Sorrento, Albert Brenner, ocurrida el 17 de mayo de 1878.
Que sus lazos con Basilea estaban condenados a romperse lo anuncia tambien la decisión de no seguir viviendo en casa propia. En principio comienza por abandonar la ciudad su hermana que vuelve a Naumburg al ser requerida energicamente por su madre. Nietzsche se traslada a un sencillo alojamiento en la Bachelettenstrase 11. Allí vivirá hasta su despedida de Basilea en la primavera de 1879. Aprovecha su nueva vivienda, entre otras cosas, para trazar un plan semanal relacionado con la dieta y distintas ocupaciones. Planifica tambien sus clases en la Universidad en dónde, a pesar de la precariedad de su salud, experimentan un importante aumento de alumnado, debido, sin duda, a la admiración que emanaba de un genio trágico amenazado por la enfermedad y la desgracia. Es curioso, además, como un hombre que se encontraba al límite de sus fuerzas continúa con sus lecturas de libros que retira de la biblioteca de la Universidad.
Sin embargo, el acontecimiento más relevante de esta época fue la aparición, en los primeros días de Mayo de 1878, de su obra Humano, demasiado humano. Ello significará, por un lado, seguir con la progresiva superación, ya perceptible en las Intempestivas, de su pensamiento anterior, muy dependiente de la filosofía de Schopenhauer, y, por otro, el inicio de un período creativo de nuevo tipo.
Las repercusiones de esta nueva obra de Nietzsche fueron muy diferentes y variadas. Es de destacar, por ejemplo, el entusiasmo con que recibe la obra Jacob Burckardt, a la cual define como un libro soberano. Tambien lo recibieron muy positivamente lectores anónimos que desde París felicitan e envían regalos a Nietzsche. Lo mismo puede decirse de Paul Rée que recibe la obra de Nietzsche acompañada de una carta de éste en donde, entre otras cosas, decía: A usted le pertenece, a los demás se les regala. Por su parte, los viejos amigos no recibieron con la misma satisfacción la obra de Nietzsche. Wagner estaba indignado. Cosima triste y decepcionada. La misma Malwida se vió sorprendida y decepcionada por los juicios con los que Nietzsche trataba a la mujer. Tambien quedaron desagradablemente sorprendidos sus amigos Overbeck y Rodhe; éste último acusa a Nietzsche de haberse convertido repentinamente en un Rée.
Pero si Wagner estaba indignado con la obra de Nietzsche, éste no lo estaba menos con el Pársifal. Todo ello hacía cada vez más inevitable una separación definitiva. Para ahondar más las diferencias, Wagner decide pasar al ataque público en contra de Nietzsche y publica en los Bayreuther Bläter un planfeto que tituló Público y Popularidad. Nietzsche se sintió muy molesto con tal ataque pues nunca pudo suponerse de Wagner tal perfidia. Ello le lleva a anular la cuota y la subscripción de la revista de Bayreuth lo que provoca alegría en Wagner.
A pesar de toda esta situación terrible, Nietzsche parece soportar  la separación y la polémica con sus antiguos amigos con sorprendente serenidad. Sigue trabajando y publica Opiniones y dichos varios que se acabará por convertir en el capítulo I de la parte II de Humano, demasiado humano. Sin embargo, el silencio y desprecio de Bayreuth, sobre todo el de Cosima, si parece afectarle. Incluso la hermana de Nietzsche decide intervenir en el asunto intercediendo por el hermano ante Cosima. La respuesta de esta le hace ver claramente que el autor de Humano, demasiado humano ya no existe para ella. Y, además, los hechos parecían darles la razón ya que el libro de Nietzsche estaba siendo un estrepitoso fracaso editorial, a pesar de que su editor decide enviar el libro de Nietzsche al mismo Bismarck.
En medio de todos estos acontecimientos, Nietzsche se retira en sus vacaciones estivales a la montañas del Oberland bernés. Ello no significará, sin embargo, una mejoría notable en su salud. Para más desgracias ese año hubo que soportar en Suiza un ola de calor. Desesperado no tiene más remedio, como hará siempre que se encuentre en situaciones límite, que volver su mirada al refugio materno de Naumburg.
Despues de una breve estancia en Naumburg viaja de nuevo a Basilea a donde llega el 21 de octubre de 1878. Allí, aunque sigue mal de salud, no está en modo alguno desatendido lo que curiosamente provocará celos y enfrentamientos con Naumburg.
Ese año se verá obligado a pasar las navidades en Basilea pues una infección en una uña y la aparición de continuos ataques no le permiten moverse del lugar. De todos modos Nietzsche no se rinde y sigue haciendo planes y confiando en su curación física. Prepara incluso un proyecto de viaje para visitar a Köselitz en Venecia, idea que a los pocos días tendra que abandonar al encontrarse terriblemente mal. Entretanto Jacob Burckardt le agracede el envio de las Opiniones y dichos varios y le escribe una calurosa carta en donde lo describe como un sujeto que pasea con total seguridad por vertiginosos riscos.
En el comienzo del semestre de verano (15 abril 1879) Nietsche percibe ya de forma totalmente clara que es imposible el poder seguir impartiendo sus clases. Ante ello solicita su cese. El 13 de junio de 1879 la regencia de Basilea le concede la solicitud y le concede una pensión de 3000 francos anuales, lo que representaba los dos tercios de su sueldo. Comienza para Nietzsche una existencia errante y apátrida que esculpirá dura pero genialmente la 2ª parte de su vida.
Biografía de Nietzche

















































































































































































































SOBRE LA CIUDAD DE BASILEA
Basilea, entonces con 30.000 habitantes, era una pequeña ciudad de características medievales, con muro y foso (¡como Naumburgo!), vigilada por gallardos torreones de acceso que, a veces, todavía eran cuidadosamente cerrados de noche. Sólo en 1868, el año anterior a la llegada de Nietzsche, desaparecieron los últimos bastiones medievales. Todavía reinaba en ella ese ambiente burgués de pequeñeces odiosas, y la prensa, entonces floreciente, fomentaba los chismes y se recreaba en las insolencias. Seguramente Nietzsche sacó de ello gran parte de su aversión por una cierta «democratización»; recibió suficiente lección intuitiva sobre la inferioridad intelectual de su lado contrario. Pero ¿de dónde venía él? Por más que él, más tarde, se manifestara hostilmente en relación al espíritu provinciano de Naumburg o sobre la «virtud naumburguesa», también él, en su fuero interno, seguía siendo un buen ejemplar de provincianismo. No se encontraba a gusto en el «gran mundo». Sólo «respiraba» confiadamente en el retiro campestre de Tribschen, junto a Lucema, allí donde Richard Wagner jugaba al «gran mundo». Pero este «respirar el gran mundo» también era característico de la Basilea de entonces. Sin embargo Basilea no estaba libre de problemas relacionados esencialmente con la Confederación. Ello hizo que llegara incluso a plantearse la cuestión si debería mantenerse la misma Universidad lo que llevó a una pronunciación unánime y convencidamente en el Gran Consejo (Parlamento de la ciudad) a favor del mantenimiento de la venerable institución, aunque con servicios muy reducidos, dadas las circunstancias económicas de la comunidad. Rápidamente se formó la «Sociedad Académica Voluntaria» que, por sus aportaciones, más cuantiosas cada día, permitió a la universidad crear cátedras que no estaban previstas en la ley, contratar personas que conservaran las colecciones, ampliar éstas, conceder aumentos de sueldo y de pensiones (en 1879 también a Nietzsche) y realizar conferencias públicas. Jacob Burckhardt habló a menudo en esos ciclos de conferencias de la «Sociedad Académica Voluntaria»; en ese marco habría que situar las conferencias de Nietzsche Sobre el porvenir de nuestros centros de enseñanza.
Llegada de Nietzsche a Basilea
Biografía de Nietzche




































































































































































































SOBRE WAGNER y LA INVITACIÓN A NIETSCHE
En estos momentos, Richard Wagner tenía ya 56 años. Tras él quedaba una existencia dramática, llena de grandes momentos, pero sobre todo de humillaciones. Sólo hacía cuatro años que, estando en la más extrema y desesperada miseria, había despertado el favor y la gracia del entusiasta rey de Baviera, el joven Luis II. Wagner era uno de los hombres más respetados y a la vez más odiados de su tiempo, creador de una obra tan imponente como revolucionaria, y por eso discutida; una personalidad demoníaca, mágica, no sin un recubrimiento protector de charlatanería. La fuerza de los acontecimientos había hecho necesaria su retirada de las candilejas de Munich, metrópoli de la cultura; encontró un refugio idílico en Tribschen, cerca de Lucerna, en el lago de los Cuatro Cantones. Justamente en la época en que conoció a Nietzsche en Leipzig, se encontraba en medio de una lucha ardiente por la que había de ser la compañera de su vida Cosima-, que todavía era la esposa (¡por matrimonio católico!) de su amigo y precursor, el director de orquesta Hans von Bülow. La evolución de sus circunstancias personales todavía podía tomar cualquier dirección, incluso la más desfavorable para él. Se encontraba frente a decisiones importantes y que condicionarían su destino. Cosima permanecía en Munich hasta el desenlace de las complicaciones creadas por ella y por Wagner. Sin Cosima, su Tribschen le resultaba desierto y abandonado, razón por la cual hizo este viaje: para dominar su tenso nerviosismo. Todavía en aquel momento era una pregunta abierta si «Tribschen» llegaría a ser un futuro consumado o sólo un bello sueño. En tales circunstancias ¿qué significado pudo dar a la invitación? ¿Dónde debía visitarlo Friedrich Nietzsche, estudiante, joven y sin fortuna, de filología clásica en Leipzig, que acababa de cumplir 24 años? En noviembre de 1868 nadie podía sospechar siquiera que sólo pocos meses más tarde el joven universitario, que todavía no se había doctorado, ni mucho menos habilitado, habría de ser requerido como profesor de filología clásica, y precisamente en Basilea, muy cerca, por tanto, de Tribschen. Wagner no podía esperar sino una única visita ocasional en el curso de un viaje de estudios o de vacaciones, visita que duraría unos días y durante la cual Nietzsche seguramente se alojaría en la posada de Tribschen. Hasta ahí sí podía ser sincera su amistosa invitación a aquel adolescente, más de 31 años más joven que él, sorprendentemente inteligente y apasionado admirador de la música. Wagner siempre buscó -y necesitó-- contactos, y los buscó también con gusto en las generaciones más jóvenes. Sin embargo, para Nietzsche esa invitación significaba mucho más. Se sintió afectado en su fibra más íntima, llamado por el destino, ¡él, que tanto creía y siguió creyendo en él! Seguramente, cuando dos meses más tarde comenzaron las primeras conversaciones con su maestro Ritschl sobre su posible contratación por Basilea, esa invitación y la situación de la cercana Tribschen, tuvieron un gran peso en sus deliberaciones y, sobre todo, en sus sentimientos. Los planes, trazados con gran cariño, sobre un viaje de estudios a París junto con su amigo Rohde, la exigencia de ampliar sus conocimientos con estudios de ciencia natural para, desde ahí, acceder mejor a su objetivo vital, la filosofía: todas estas cosas las arrinconó. A pesar de la clara conciencia de que era demasiado temprano para él, aceptó el yugo del profesorado de filología, para conseguir el contacto y la «amistad» del primer hombre superior con el que se había topado. Ni siquiera el compromiso adquirido con el amigo más cercano entonces a su corazón, Erwin Rohde, sirvió de contrapeso. Y eso que Nietzsche no podía suponer todavía el alcance que habrían de tomar las vivencias de Tribschen a causa del encanto que dimanaba de la mujer más importante, de «la mujer más venerada», que habría de encontrar, Cosima, que sólo tenía 7 años más que él y, por tanto, por edad, estaba más cercana a él que a su amigo Wagner.
Tribschen
Biografía de Nietzche




































































































































































































VISITA DE NIETZSCHE A WAGNER
Era todavía por la mañana.Wagner solía trabajar hasta las dos de la tarde. Desde el 1 de marzo se ocupaba de la composición del esbozo del tercer acto de Sigfrido, que acabaría el 14 de junio. A nadie le estaba permitido interrumpirlo durante el tiempo de trabajo, tampoco a la «Señora baronesa», Cosima (que mientras tanto había vuelto definitivamente a Tribschen, después de haber solucionado con éxito sus asuntos en Munich). Precisamente era ella quien cuidaba como un cancerbero de que no se turbara la paz que el maestro necesitaba para trabajar. Se cita muy a menudo un relato según el cual Nietzsche da al sirviente (tuvo que ser Jakob Stocker) su tarjeta y, trás un corto tiempo de espera, es invitado a la tardía comida o si no el lunes próximo después de Pentecostés, después de que Wagner se hubo informado de si ese tal Prof. Nietzsche que estaba a la puerta era el mismo que el Sr. Nietzsche que, todavía como estudiante, había conocido un día, hacía de ello seis meses, en casa de su cuñado en Leipzig. Por más adecuado que parezca y aunque ello proviniera de un relato del propio Nietzsche, lo que sucedió realmente dentro de la casa y quién fue el que formuló la invitación, son cosas que ya nunca podrán ser determinadas con seguridad. Parece dudoso que fuera Wagner mismo. Ni Stocker ni Cosima se hubieran atrevido, seguramente, a interrumpir el trabajo del maestro por una bagatela como la visita no anunciada de una persona desconocida para ambos. Pero Tribschen era una casa hospitalaria y Cosima llevaba todo en ella con gran boato, particularmente cuando se trataba de dar acceso hasta el maestro a nuevos y jóvenes admiradores. Por eso, quizá fue ella, también en este caso, quien tomó una decisión que habría de convertirse en un factura histórico de gran importancia. El diario 258 de Cósima no menciona esta visita. También es verdad que esos días salía a ratos a los recados. ¿Quizá en el momento preciso en el que se presentó Nietzsche? Ella anota: «de vuelta a casa oigo a Richard», lo que quiere decir que durante su trabajo ella estuvo, al menos parte del tiempo, en casa. Cualquier otro epíteto con que se pretenda adornar esta primera visita exige reserva crítica. Tras la respuesta, Nietzsche permaneció largo tiempo indeciso ante la casa. Oía acordes que venían de la mano de Wagner, que según parece, corresponderían, como recordaba más tarde, a aquella parte del tercer acto de Sigfrido que dice: «Se ha olvidado de mí quien me despierta. Pero la nota más temprana de Nietzsche constata simplemente: «El sábado anterior a Pentecostés viajé temprano a Lucerna y, puesto que me sobraba tiempo para coger el barco de vapor, me fui caminando medio indeciso hacia Tribschen. Permanecí mucho tiempo inquieto ante la casa, escuchando sin cesar un doloroso acorde. Invitación a comer aceptada para el lunes de mi proyectado viaje al llano de Tell.» Wagner componía el tercer acto de Sigfrido, pero el que justo en ese día estuviera en aquella parte del texto que Nietzsche indicara más tarde, es algo posible pero no obligado. ¡Precisamente en relación con Wagner, Nietzsche se hace acreedor de algunas mistificaciones! Nietzsche sigue anotando, en el lugar citado, sobre esta primera visita: «Mientras tanto, días agradables con Osenbrügge, Boretius y Exner, igual que con su hermana, en la pensión Imhof. El lunes, con el barco de- la mañana, a Tribschen (desde "Rossli", en coche de punto), baronesa von Bülow [Cósima, por aquel tiempo, se presentaba siempre corno «Baronesa von Bülow»]. Fotografía. Con Wagner de nuevo a Rössli, invitación cordial.» Con ello, Nietzsche había entrado en la vida y en el mundo de Tribschen. Otra vez se trataba de un mundo totalmente nuevo, que lo envolvió y adquirió fuerza configuradora sobre él.
Tribschen
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SOBRE TRIBSCHEN
En esta atmósfera de Trisbschen, mezcla de publicidad y de recogimiento, se había retirado temporalmente Richard Wagner para coger aliento antes de su escarpada ascensión a la cima de su vida, que supondría su obra de Bayreuth. También Nietzsche volvió siempre a buscar esta atmósfera, para «coger aliento», incluso en los años posteriores a sus vivencias de Tribschen. 
Muros de hasta ocho metros de anchura nos remiten a los cimientos de una construcción medieval, y un viejo grabado (hoy en las habitaciones de la casa transformadas en museo) nos sorprende con el aspecto hosco que ofrecía el edificio hasta el siglo XVIII. A comienzos del siglo XIX la casa fue reforrnada hasta adquirir la forma actual; aunque verdad es que, en 1933, al pasar el inmueble a la ciudad de Lucema, el arquitecto jefe de la ciudad hizo desaparecer el balcón que daba al lago y las edificaciones occidentales de la cocina y los establos, tal como habían servido a Wagner, con lo que se consiguió un acceso directo al jardín situado en la pendiente que baja al lago.
Cada uno de los tres pisos está dividido en cinco o seis habitaciones, no muy grandes por cierto; pero esta fuerte división del espacio permitía, sm embargo, acoger a un gran número de personas e instalar gabinetes de trabajo.También pertenecía a la posesión un caserío,situado aproximadarnente a 200 metros en dirección al campo; allí vivían los numerosos criados de Wagner. El complejo entero era como una pequeña corte.Cartas de Wagner y de Cosima a los más dispares destinatarios, cuentan animadamente quién vivía allí y todo lo que allí sucedía: Wagner, Cosima con sus hijas Danicia, Blandine, Isolda y, más tarde, también Eva; el 6 de junio de 1869 se añadió además su hijo Sigfrido. Una educadora, una niñera, el ama de llaves Verena Weidmann, casada desde el 28 de enero de 1867 con Jakob Stocker, que se convirtió en el «administrador de palacio» (el matrimonio tuvo el primer hijo el 4 de octubre de 1868), el criado Peter Steffen, una cocinera y una doncella. Durante meses estuvo como invitado el joven músico Hans Richter.
Wagner profesaba un gran amor a los animales. Por ello se rodeó de cuadrúpedos y de aves. Había un gran perro negro de Terranova, Russ, el pequeño faldero, Koss, el bueno de Fritz, un viejo caballo, y Grane, un caballo regalado por el rey de Baviera. Cosima había traído de su mansión de Munich una pareja de pavos, Wotan y Fricka. Había además gallinas y corderos, y, finalmente, también un gato. Todos ellos eran para Wagner «miembros de la familia» y, como tales, en sus cartas y en las de Cosima, jugaban un cierto papel de personalidades. Así, Cósima escribía a su hija Daniela: «Hace poco, los pavos, el corderito negro, Koss y Russ, las gallinas y el gato, todos ellos fueron juntos, pacíficamente, de paseo, como los músicos ambulantes de Bremen.»
Por desgracia Nietzsche no compartía con Wagner ese amor a los animales. Era en exceso un homo sapiens y mantenía el «pathos de la distancia» con respecto a la naturaleza bruta. Sus animales, el águila y la serpiente simbólicas del Zaratustra, no son ni amables ni vivaces. 'I'ampoco son auténticos animales, sino personas que actúan bajo una máscara. En este sentido no le fue dado acceso alguno a la naturaleza tantas veces por él invocada.Quizás por eso era tanto más receptivo respecto al otro componente de la naturaleza de Tribschen: el paisaje. «Esto es hermoso y sagrado por encima de cualquier representación», manifestaba Wagner el 6 de mayo de 1866 a Heinrich Porges; y antes, poco después de su mudanza, el 15 de abril de 1866, al rey Luis II: «A donde quiera que dirija la mirada desde mi casa me encuentro rodeado por un auténtico mundo encantado: no conozco ningún lugar más hermoso en este mundo, ni más acogedor que éste.» Eso mismo sentía Nietzsche.Hay que conocer el sitio para poder comprender todo su encanto. Al fondo, el espacio está coronado y protegido, a la vez, por la silueta del macizo de Pilatus, en cuyas estribaciones queda la posesión, como si estuviera en el dedo meñique del pie de un gigante. Hacia adelante y a ambos lados, la vista se abre, por encima de la superficie del agua, hasta las suaves colinas cercanas, y, más allá de ellas, hasta las imponentes formaciones montañosas de la lejanía. Reina aquí la paz, pero no la soledad. Precisamente la tranquila superficie del lago ofrece una imagen de actividad comercial. Cosima escribía sobre ello ya en el otoño de 1866.- «Hoy... una mañana espléndida -día de mercado-, barcas y barcas de Uri, Schwyz y Unterwalden, hacia el mercado de Lucerna: una vista maravillosa, indeciblemente hermosa sobre esta superficie lisa y apacible del lago, donde cada barca se mece en medio de un círculo refulgente de plata. Una mañana así no resulta cara pagada con todo un molesto mes de inviemo.» Wagner se fijó en ese Tribschen cuando, el 30 de marzo de 1866, Viernes Santo, viniendo con Cosima desde Ginebra, a través de Berna y el paso Brünig, hacia Lucerna, con la intención de buscar en esa región un hogar tranquilo para él y para la amiga recientemente conseguida, pasaba con el vapor casi rozando esa mansión señorial. Ya el 2 de abril estaba decidido a alquilar Tribschen. El 4 de abril visitó toda la finca y con fecha 7 de abril de 1866 cerró el contrato de arrendamiento con su dueño, el coronel Walter Amrhym, por un precio anual de 3.000 francos (incluido el mobiliario), que correspondía exactamente al sueldo inicial de Nietzsche como profesor de Basilea. Así púes, se pensaba llevar un gran tren de vida, se cambió y aumentó la decoración interior, en un estilo recargado al gusto romántico, como una permanente decoración teatral, que para nosotros ya es algo imposible de soportar; con todo ello se exhibía un estilo de vida que era exactamente todo lo contrario de las costumbres puritanas que conocemos de Nietzsche. Resulta incomprensible que no sintiera repulsión, ni resultara ofendido su fino olfato estético, ante tales arreglos, para los que Cosima no se cansaba de inventar nuevas formas.
Igualmente asombrosas -tanto para los actores como para los espectadores--- son las «escenificaciones» en casa de Wagner. Sólo un ejemplo: Para el cumpleaños del maestro, el 22 de mayo de 1871, Cosima había preparado el siguiente cuadro en el salón: todos agrupados en torno al maestro, ella con el ropaje de Sieglinge (de las Valquirias) y las hijas vestidas, Daniela como Senta (Holandés errante), Blandine como Elisabeth (Lohengrin), Eva e Isolda como sus heroínas homónimas (Maestros cantores y Tristan), ¡y todavía Cosima/Sieglinge con el niño Sigfrido en los brazos! Evidentemente disponían de todos esos trajes en el mismo Tribschen.
Detrás de esas fruslerías y entre esos bastidores teatrales, sin embargo, brillaban para Nietzsche unas personalidades que ejercían sobre él una atracción demoníaca irreprimible.

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CARTA DE NIETSCHE A RODHE HABLANDO SOBRE TRISBCHEN
«Por cierto que también yo, como tú, tengo mi Italia; sólo que yo sólo me puedo cobijar allí los sábados y domingos. Se llama Tribschen y ya me resulta totalmente familiar. Ultimamente he estado allí cuatro veces, separadas por cortos espacios de tiempo, y además casi cada semana una carta sigue el mismo camino».
En otra carta dice lo siguiente:«Queridisimo amigo, todo lo que allí aprendo y veo, oígo y comprendo, es indescriptible. Créeme, Schopenhauer y Goethe, Esquilo y Píndaro, viven todavía.»

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WILHELM VISCHER-BILFINGER:
Wilhem Vischer-Bilfinger nació en Basilea el 30 de mayo de 1808, como vástago de una familia de senadores y comerciantes. Era, por tanto, cinco años mayor que el padre de Nietsche, y a la llegada de éste a Basilea era ya un hombre de 61 años. Bajo la protección de este hombre tan amistoso para él, el joven profesor Nietzsche pudo permitirse las extravagancias de su lección inaugural sobre Homero, las conferencias sobre el porvenir de nuestros centros de enseñanza, el para los especialistas provocante libro El nacimiento de la tragedia y las dos primeras «Consideraciones intempestivas». Lo que no pudo perrnitirse fue la publicación de su primer escrito escéptico Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral. Cuando Wilhelm Vischer muere el 5 de julio de 1874, la posición de Nietzsche estaba ya suficientemente consolidada como para no necesitar ya imprescindiblemente de tal protector. Nietzsche pensó siempre con gran respeto y admiración en Wilhelm Vischer, y tenía grandes motivos para ello.
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JACOB ACHILLES MÄHLY:
Jacob Achilles Mähly había sido candidato interesado tambien en la cátedra de griego que había quedado vacante por la idea de Kiesling y que ocuparía Nietsche. Sin embargo, Mähly nunca sintió rencor hacia Nietsche por su postergación. Todo lo contrario, fue para él un colega amistoso y servicial, y le liberó siempre de horas de clase cuando a Nietsche le fue resultando, por motivos de salud, cada vez más penoso el cumplir enteramente su dedicación. En 1900, escribirá sus Recuerdos de Friedrich Nietzsche para decidar a su admirado rival y colega estas bellas palabras:
«Conocíamos los modales bruscos, poco amables del viejo camorrista, (Gerlach) pero nos daba pena del buen Nietzsche, que en el trato social estaba acostumbrado a modales totalmente diferentes y más suaves. Era de naturaleza completamente abierta y, como tal, había cosas que censuraba y otras que lamentaba. Pero en el Nietzsche hablante todo se revestía de una forma suave, humana; de la alabanza quitaba la miel, de la censura el ajenjo. Otra cosa era el Nietzsche escritor. Cuando uno se había acostumbrado, en la conversación, a su estilo y a su tono, a su recepción amable de las opiniones y de los juicios de los demás, por muy inferiores a él que fueran, incluso al suave tono de su voz, que no inspiraba sino confianza, entonces no podía uno por menos de extrañarse, cuando no de asustarse, por la metamorfosis que en este ser dulce y de condición inofensiva se podía dar cuando se expresaba por escrito, es decir, literariamente... Sus alumnos lo querían y lo respetaban puesto que notaban que sentía juvenilmente con ellos y que sobre su vigor intelectual no se había depositado ningún género de erudición polvorienta. Igualmente el cuidadoso esmero que dedicaba a su aspecto externo, sobre todo a su traje, por otra parte sin ningún tipo de coquetería femenina, les imponía, tanto más cuanto que su gran bigote le protegía suficientemente de cualquier afectación excesivamente femenina o incluso afeminada. Asimismo el hecho de que usualmente emanara de él un buen olor no era algo para irnputárselo como pecado, dada la atmósfera cargada de las aulas, sino al contrario...»Nietzsche poseía una naturaleza totalmente inofensiva y, por ello, pudo honrarse con la simpatía de todos los colegas que lo conocieron ... »

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Johan Jakob Bachofen
J. J. Bachofen procedía --como Vischer- de una antigua familia de industriales y comerciantes de Basilea; desde generaciones los antepasados eran fabricantes de cintas de seda. El fue -como Vischer- el primer académico de su familia. Nació el 22 de diciembre de 1815. Pasó por las escuelas de Basilea y las lecciones de latín las recibió ya del viejo --entonces aún joven- Gerlach. Cuando Nietzsche llega a Basilea existía ya su obra fundamental: Simbólica de las  tumbas (1859), Matriarcado (1861) y La leyenda de Tanaquil (que estando en imprenta aparecería en 1870). En febrero de 1872 leyó Wagner ese libro, estando en Tribschen, y con seguridad a instancias de Nietzsche.
Bachofen mantendrá una guerra encarnizada en contra de la escuela crítico-racionalista (Mommsen) y se mostró siempre defensor de la imaginación grandiosa lo que le llevó en ocasiones a conclusiones demasiado atrevidas y le hizo olvidar la diferenciación entre lo que son hechos historicamente probados y lo son propias hipótesis. Nietzsche debió sentirse, sin embargo, atraido por las posiciones de Bachofen sobre la investigación e, incluso, su mismo vocabulario le debió servir de estímulo. Términos como la dicotomía apolineo-dionisíaco en el Nacimiento de la tragedia son ya fundamentales en la obra de Bachofen, si no, inclusive, primarios. Además unía a Bachofen y a Nietzsche el tener ámbos una misma fuente investigadora Friedrich Creuze.
Sin embargo, a causa de las bases marcadamente cristianas de la visión del mundo de Bachofen, nunca pudeo llegarse entre él y Nietzsche a una relación humanamente próxima. Por este motivo, sus espíritus finalmente se alejaron.
Pero la casa de Bachofen disponía además de otro incentivo, como sucedía en Tribschen: este hombre joven, fácilmente inflamable hasta la exaltación, seguramente no permaneció insensible al encanto de la joven y musical señora de la casa, sólo un año más joven que él. La diferencia de edad entre el matrimonio Bachofen era semejante a la que se daba en Tribschen en el caso de Wagner, y seguramente Nietzsche supo aprovechar en casa de Bachofen, como homenaje sublime, sus dotes de expresivo improvisador al piano. A la música y al eros les gusta vivir cerca uno de otro.

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Ludwig Rütimeyer
Nació el 26 de febrero de 1825 en Biglen, cerca de Berna. Empezó estudiando teología pero acabó haciendo el doctorado en medicina, aunque para dedicarse a la geología y a la biología. En 1853 es nombrado profesor de anatomía comparada en Berna. En el año 1855 pasa a la Universidad de Basilea en donde está de profesor de anatomía hasta 1865  en donde es nombrado rector de esa Universidad. Sus estudios sobre la historia natural le permitieron tomar posición propia en relación con la debatida teoría de la evolución de Darwin, cuya obra principal (Origen de las especies) había aparecido en 1859.Rütimeyer reconoce los efectos de la lucha por la existencia; reconoce asimismo que Darwin, con su aportación de datos, ha dado nueva luz al significado de ese factor. Pero enseguida declara su más que mero escepticismo respecto a la supuesta omnipotencia de esa selección: recalca continuamente su convicción de que la sobreestima de la selección nos ciega respecto a la realidad y que han de suponerse también otras fuerzas que actúan en ello... Pregunta si la luz que Darwin puso en nuestras manos consigue también hacemos penetrar en la evolución misma y, a la vez, con ello, hacemos superar los límites de lo físico,en los que él se mueve, hacia el ámbito mucho más oscuro de lo metafísicos. Por su parte, Rütimeyer duda de ello, y apela a alguien muy respetado por él: el letón Karl E. von Baer, que ya en 1860 argumentaba así contra Darwin.- «¿No hay que comparar los procesos vitales de los cuerpos orgánicos con melodías o pensamientos? De hecho prefiero llamarlos pensamientos de la creación; su presentación o aparición en el mundo corporal sólo se diferencia de la presentación de un tono o de un pensamiento por el hecho de que el hombre no puede producir estos últimos de modo que se corporicen independientemente y adquieran un cuerpo distinto... El proceso vital orgánico, sin embargo, siempre ligado a la materia -aunque, en germen, a muy poca-, se desarrolla construyéndose él mismo el cuerpo siempre progresivamente, para lo que recibe dentro de sí de la naturaleza exterior los materiales simples. Pero conforma su cuerpo y propio tipo y ritmo. Por eso es también él un pensamiento de la creación?
¿Se ha cerrado esta evolución con el hombre? ¿Hay siquiera un final, un telos? Y si no, ¿cuáles son las fuerzas que conducen adelante? Nietzsche vive en Basilea, en la discusión académica pública toda la tensión del conflicto entre Darwin y el partido contrario representado sólidamente por Rütimeyer. Pero también es un conflicto que le preocupa ¿Es la evolución el resultado del ciego azar, o  la realización de un pensamiento de la creación»?
Nietzsche expondrá en el Zaratustra una tercera posibilidad frente a esta alternativa, que es claramente un silogismo, a saber, la conclusión de las premisas de Darwin y Rütimeyer: la evolución se convierte en víctima del azar si no es dirigida por un ser espiritual. Pero puesto que Nietzsche ha ha perdido entretanto a Dios y al pensamiento de la creación, sólo podrá establecer como espíritu determinante de la meta al único ser dotado de voluntad configuradora que le resta: el hombre mismo, o más bien, el superhombre..

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Jacob Burckhardt
Cuando el joven docente Nietzsche llegó a Basilea, Jacob Burckhard era un hombre serio, tranquilo, reservado, de aspecto exterior correcto y buenos modales, amante de la música en casa al piano y todavía en «edad de composición», que había estudiado también en Bonn y conocía por tanto los bienaventurados lugares, y entre cuyos condiscípulos en Leipzig había jugado cierto papel el hijo de Gottfried Kinkel.... ya había de principio suficientes puntos en común y preguntas sobre la situación actual de esto o de aquello. Al comienzo no tuvo por qué ser más profundo el interés de Burckhardt en el nuevo colega, con el que del modo más natural hubo de entrar en conversación durante los descansos en el pedagogio. Por otra parte, la fina sensibilidad de Nietzsche captó de inmediato y naturalmente lo extraordinario de ese hombre, y él fue quien le correspondió con un afecto y un respeto que, con seguridad, no había buscado Burckhardt, una generación mayor que Nietzsche. Esa «amistad» era quizá todavia más unilateral que en el caso de Wagner, y, a pesar de todos los puntos en común y de todas las posibilidades de acercarse más uno a otro por vivencias comunes, Burckhardt, que había conseguido ya el equilibrio anímico y que tenía en alto aprecio la tranquilidad y la mesura clásica, no tenía interés alguno en dejarse introducir en el raudal de pensamientos de ese joven arrebatado, de ese revolucionario del espíritu, interiormente inquieto, desequilibrado e incluso desgarrado.
Alfred Martin ha formulado acertadamente --aunque no estemos de acuerdo con él en todos los detalles- la posición de Burckhardt: Burckhardt era todavía un hombre de la época clásica de Weimar. Con seguridad también él se dio cuenta de lo extraordinario que había en su joven colega, pero, dada su idiosincrasia, lo vio como expresión o síntoma de la era revolucionaria, que él también percibió como tal, pero no aceptó.Del mismo modo tampoco negó la genialidad de Miguel Angel o de Beethoben, pero, por su participación y sus exigencias estéticas y éticas  respecto a la obra de arte, prefirió a Rafael y a Mozart.
Ya en las primeras semanas después de haberse conocido, vista su posición respecto a Wagner, se decidió el que ámbos caminos habrían por fuerza de separarse completamente. Para Burckhard, Wagner, como personalidad y como compositor, era y fue siempre una abominación. Y cuando esta diferencia, con el correr del tiempo se hizo menor, al alejarse Nietzsche de Wagner atacándolo en parte con los argumentos de  Burckhardt, ya hacía tiempo que el universo intelectual de Nietzsche se había vuelto extraño para Burckhardt. Pero Nietzsche experimentó en Burckhardt lo que se había imaginado  por un gran maestro.Burckhardt se había convertido realmente en un  maestro de su pueblo, y es precisamente Nietzsche quien ha de confesar que se nota en las gentes  de Basilea que tuvieron un Burckhardt. Hasta qué punto Burckhardt representaba para Nietzsche el modelo del gran maestro, lo descubre completamente una carta de Nietzsche, del tiempo en que su locura comenzaba, donde desaparece completamente la máscara y aparecen a plena luz vivencias fundamentales : «Tú eres... nuestro mayor máximo maestro (Turín, 4 de enero de 1889)

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ENTUSIASMO EN LOS INICIOS DE PROFESOR EN BASILEA
«En lo que a mí concierne, escribe a su madre a comienzos de mayo de 1869, «hasta ahora tengo todos los motivos para sentirme a gusto aquí, pero también la firme esperanza de vivir en poco tiempo todavía más aclimatada y placenteramente. Ahora existen demasiadas cosas nuevas. Las eternas presentaciones de nuevas personas me resultan terriblemente pesadas... y al mediodía no me encuentro al abrigo de mis colegas los senadores y concejales... Por lo demás el entorno es notablemente hermoso e invita por todas partes a las mejores excursiones, al Jura, a los Vosgos, a la Selva Negra: todo ello está muy cerca... Se me ocurre que todavía no he notificado que todo me llegó a casa perfectamente empaquetado... Encárgame cuanto antes una chaqueta negra de visita en Haverkamp. Aquí nadie lleva frack.» Sólo con el dinero parece que tuvo dificultades al principio, pues se queja a su madre: «Nuestro sueldo se paga absurdamente por semestres y además a semestre vencido, el 1 de julio y el 1 de enero.»
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EL VECINO WAGNER:
A mitad de Junio de 1869 vuelve a escribir a su madre: «De extrema importancia resulta el que tenga en Lucerna al amigo y vecino más deseado, si bien no suficientemente cerca, sí lo bastante como para poder aprovechar cualquier día libre para un encuentro. Este es Richard Wagner, que como persona y como artista, es un hombre de idéntica grandeza y singularidad. Con él y con la genial señora von Bülow (hija de Liszt) he pasado ya varios días felices, ... en la fascinante soledad del lago y la montaña, ... en la conversación más estimulante, en el círculo familiar más amable, lejos del todo de la acostumbrada trivialidad social. Para mí esto es un gran hallazgo.»
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DISGUSTO ANTE LA NUEVA SITUACIÓN DE PROFESOR EN BASILEA
Nietzsche, por esta misma época, da pruebas de ser una persona que depende fuertemente del estado de ánimo, y las peripecias entre entusiasmo inflamado y depresión paralizante abarcan un espacio amplio: «Verdaderamente la vida que llevo aquí es muy cambiante... Más bien siento muy claramente cómo incluso la ocupación más deseada, si se lleva a cabo "oficial" y "profesionalmente", resulta una cadena de la que tiramos con impaciencia. Y entonces envidio a mi amigo Rohde que vaga por la Campagna y por Etruria, libre como un animal salvaje. Lo que me resulta más molesto... es la horrenda masa de los "estimados" colegas, que se molestan, como si fuera una obligación, en invitarme noche tras noche: de tal modo que ya soy hasta ingenioso en rechazar invitaciones hábilmente. Por lo demás la gente me trata bien.» (A su madre, a mediados de junio de 1869.)  También escribe a Rohde el 16 de junio: «Poco a poco va sucediendo lo que yo esperaba ya desde el principio: entre la masa de mis estimados colegas me siento tan extraño e indiferente que ya rechazo con voluptuosidad invitaciones y requerimientos de todo tipo que diariamente me hacen. Incluso los disfrutes de la montaña, del bosque y del lago se me estropean a menudo por la plebecula de mis compañeros de profesión. De nuevo estamos de acuerdo totalmente: podemos soportar la soledad, incluso la amamos.»

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DESEOS NEGATIVOS PARA LA SALUD DE GERLACH
El 29 de mayo surge el pensamiento al que habría de aferrarse largo tiempo aún: «Ultimamente he tenido el deseo temerario de que te habilitaras aquí: lo que se exige de tí es un discurso inaugural y la presentación de tus trabajos.» Y a mediados de junio: «Medito sobre la posibilidad... de traerte cerca de Basilea. Cuando contemplo la situación de la filología aquí, siento que pronto se va a hacer necesario otro maestro. Vischer el próximo semestre sólo impartirá un curso de dos horas; esto quiere decir que es la última vez que da clases, puesto que sus "asuntos ministeriales" no le dejan tiempo. Gerlach dará en total no más de un curso de dos horas, y es muy viejo. Máhly, después del uso de todos los medios coercitivos posibles, impartirá clases por fin, pero sólo dos horas... Sólo falta ahora que muriera el viejo Gerlach: sobre esta posibilidad baso yo mis esperanzas. ¿Tienes la posibilidad de darte a conocer al eminente, por encima de todos honorable, Vischer?» Este macabro gusto no se lo proporcionó Gerlach a los dos amigos: enseñó hasta 1875 y murió sólo el 31 de octubre de 1876, a consecuencia de un accidente.
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TRABAJO DE NIETZSCHE EN LA UNIVERSIDAD
Nietzsche informa sobre su trabajo a su maestro Ritschl, el 10 de mayo: «Todas las mañanas de la semana, a las 7, doy mi lección, los dos primeros días sobre historia de la lírica griega, los tres últimos sobre las Coéforas de Esquilo. El lunes trae consigo el seminario, que, en lo que a mí respecta, lo he organizado aproximadamente según su esquema... El martes y el viernes doy dos veces clase en el pedagogio; el miércoles y jueves, una. Esto lo hago hasta ahora con gusto. Con ocasión de la lectura del Fedón tengo oportunidad de aficionar a mis estudiantes con filosofía; por medio de la aquí desconocida operación de los temas escritos improvisados los despierto muy rudamente de su sueño gramatical. En mis lecciones tengo siete personas, lo cual significa aquí que he de sentirme satisfecho. Los estudiantes son en general aplicados, se tragan absurdamente muchas lecciones y la idea de fumarse la clase la conocen apenas de oídas.» Y del mismo modo a su hermana, el 29 de mayo: «-Así pues, desde comienzos de mayo estoy en plena actividad en la universidad y en el pedagogio, aunque sólo ayer pronuncié mi discurso inaugural sobre la personalidad de Homero en el gran aula del museo, ante un auditorio completo... también se acostumbra uno al inconveniente de tener ocho oyentes, si se considera que son toda la filología aquí e incluso uno de ellos es teólogo. En la escuela encuentro placer en una clase razonable y me hago la ilusión de que, si bien no he nacido para maestro de escuela, tampoco estoy negado para ello.»

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CUMPLEAÑOS DE WAGNER
Nietzsche fue invitado cordialmente desde Tribschen para el cumpleaños de Wagner, el 22 de mayo, pero hubo de contestar: «Con qué gusto aparecería el día de hoy en su retiro de ese lago y esos montes, si la penosa cadena de mi profesión no me sujetara a su casucha de perro de Basilea.» Al mismo tiempo envió para esa ocasión una «carta de felicitación» escrita en un tono extrañamente patético: «Muy Señor mío, cuánto tiempo hace ya que tengo la intención de expresar de una vez sin el menor recato cuánto agradecimiento siento hacia usted; puesto que de hecho los mejores y los supremos momentos de mi vida están unidos a su nombre y sólo conozco otro hombre, su gran hermano en el espíritu Arthur Schopenhaucr, en el que pienso con el mismo respeto, incluso religione quadam. Me alegro de poder hacerle esta confesión en un día solemne y lo hago no sin un sentimiento de orgullo... A usted y a Schopenhaucr he de agradecer haber perseverado hasta ahora en la seriedad de vida germánica, en una consideración profunda de esta existencia tan enigmática y grave ...» (22 de mayo de 1869.)
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VACACIONES DEL HATILLO
Finalmente, a mitad de julio comenzaron las vacaciones de verano con el «Bündelitag» («día del hatiuo») del sábado 17 de julio. Nietzsche informa del acontecimiento a Rohde: «¿Sabes ya lo que es el "Bündelitag" de Basilea? Todo el mundo coge su hatillo y corre hacia el tren; todas las escuelas, y también la universidad hacen un descanso de 4 semanas; y los climatólogos de Basilea afirman que durante este tiempo es físicamente insoportable permanecer en Basilea. Así pues ¡fuera, hacia el ancho mundo! Pero ¿a dónde? Las grandes montañas de hielo... no atraen tanto; volvería con deleite a la amable región montañosa de Baviera-Bohemia siempre que pudiera hacerlo en tu compañía ... »
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EN CONTRA DE LOS SUIZOS
El 26 de julio escribe desde Interlaken una carta a la señora Sophie Ritschl que manfiesta pasmosamente lo versátil y caprichoso de sus juicios sobre el entorno y sus gentes con lo que arroja una luz auténticamente disonante sobre el futuro filosófico de sinceridad brutal: «Igual que el año pasado recibe usted tambien este año una carta de balneario escrita en Interlaken a la vista del Jungfrau;...la sociedad de Basilea no (ejerce) en absoluto influencias  cultivadas: en  ninguna parte se usan menos guantes que aquí, y el que la "doncella" B. o Merian (traducido al alemán Schulze y Müller) diga algo o no lo diga, es algo que resulta totalmente indiferente y en sí mismo aburrido; aquí no se nota en absoluto el influjo de las mujeres, a no ser porque convierten toda vida social en una chismorrería ciudadana...Pero no piense que quiero alabar a los hombres de Basilea, sobre todo a mis colegas altamente honorables, a costa de las mujeres: a casi todos les ha  la naturaleza la gracia y el empuje artístico, e incluso el más cercano a mí, Jacob Burckhardt, vive, siendo hombre rico, en una estrechez del peor gusto, y se reúne noche tras noche con los filisteos basileos en la taberna. Añada usted todavía el absurdo patriotismo suizo (que, como el queso suizo, proviene de la oveja y tiene un aspecto, como aquél, ictéricamente envidioso), el aire de superioridad con el que, para la costumbre alemana... miran: se juntan demasiadas cosas como para no ser empujado a una vida casi de ermitaño... Pero ya es tiempo de acabar la carta, de beber suero de leche y de oir mala música: nos conviene de modo especial a los filósofos ser muy fieles y leales precisamente en lo pequeño, así por ejemplo en la cura de suero.» Se trata de un borrador de carta; no sabernos qué fue lo que de este texto quedó en la carta definitiva; pero tampoco importa: aquí tenemos glosas de Nietzsche que están en la más crasa contradicción con párrafos de cartas de la misma época, donde él se presenta orgullosamente a sus amigos como un «suizo libre» y cosas similares.

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PROBLEMAS DE DINERO Y REPROCHES A SU HERMANA
Consciente o no, surgió, quizá, en él un cierto mal humor debido a los ya entonces altos precios que regían en los lugares turísticos más concurridos, y le resultó amargo el hecho de que su sueldo de profesor no le permitiera una vida conforme a su rango. Se queja a su hermana el 27 de julio, siempre desde Interlaken: «Por lo demás hay algo que no se puede silenciar, a saber, que el viajar a las partes más visitadas, es decir, más dignas de ver, de Suiza es sorprendentemente caro:... Hay que considerar que los precios en los hoteles de las zonas más hermosas, la mayoría de las cuales además quedan apartadas, precisamente a causa de esto son muy altos, debido a la dificultad del transporte. Por ejemplo en Grindelwald: la habitación para una persona durante una noche cuesta dos francos y medio, el desayuno uno y medio, la comida sin vino 4 fr., la cena 3 fr., el servicio 1 fr., etc... Haz el favor de escribirme de una vez cuánto puedo cobrar este año por los intereses de mi capital. Las condiciones de nuestro sueldo en Basilea poseen dos aspectos desagradables. Se paga sólo dos veces, el 1 de julio y el 1 de enero, ... de modo que para todo el año, desde abril hasta fines de diciembre, no tengo más que 200 táleros... A eso se une que Basilea es muy cara.» Y después aparece una frase gélida en esta carta, por lo demás tan cariñosa y confidencial: «Pero ¿por qué te has encargado tú de la administración de mis fondos?» Apenas lleva tres meses fuera de casa, un hombre como él en una posición prestigiosa, y ya la hermana, 20 meses más joven que él, se siente llamada a hacer de administradora de sus fondos, para extrañeza suya. Ex ungue leonem. La pregunta quedó sin aclarar.

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DIARIO DE COSIMA:
Cosima anota a propósito de la visita: «Una persona agradable y muy culta.» La conversación sobre asuntos musicales hubo de ser muy abierta. Se habló sobre el Oratorio de Liszt (¡el padre de Cosima!) Santa Isabel, por el que Wagner no podía entusiasmarse a causa de la «desagradable manía de las apoteosis», y Cosima mantuvo el juicio de Nietzsche, «a pesar de ser más bien incienso que olor de rosas». Pocos días después, el 7 de agosto, aparece en el diario de Cosima la expresión «Tschandala-Mádchen» como una palabra usual en las conversaciones. Por tanto Nietzsche adquirió lo más tarde aquí en Tribschen esa expresión usada a menudo en sus últimos escritos para designar  «inferior»

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EXCURSION AL MONTE PILATOS
 En la tarde del 2 de agosto sale Nietzsche para el Pilatus, donde existía ya un pequeño hotel de montaña. No sabemos si hizo uso de la posibilidad que había de ir a caballo en los tramos inferiores de la montaña. Incluso así era un gran rendimiento y para Nietzsche su primera excursión a una altura de más de 2.100 metros. En su equipaje llevaba el manuscrito del último escrito de Wagner Sobre el Estado y la  Religión, que éste había compuesto para la instrucción del rey de Baviera. Con seguridad Nietzsche apenas se había dedicado en ese tiempo a leer cosas que no se relacionaran con su especialidad; así pues, hubo de disfrutar enormemente con el escrito de Wagner. El mal tiempo lo mantuvo tres días sobre el monte, de modo que tuvo tiempo suficiente para leer y para escribir cartas.
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CARTA A RITSCHL:
El 2 de agosto produce de nuevo un documento al gusto del destinatario, esta vez a su maestro el profesor Ritschl: «Por primera vez en pleno goce de las "vacaciones", tengo una sensación que no conocía desde mis tiempos de alumno. Mis años de estudiante no son en absoluto otra cosa que un impetuoso vagar por el campo de la filología y del arte; de modo que, con el más profundo agradecimiento hacia usted, el "hado" de mi vida hasta ahora, reconozco qué necesaria y qué oportunamente llegó aquel nombramiento que de "estrella errante" me convirtió en "estrella fija"... Y de qué modo tan diferente trabaja el hombre cuando le respalda la sagrada  (ananke) de la profesión, qué tranquilo se duerme y con qué seguridad sabe uno al despertar lo que exige el nuevo día... Sólo para indicarle cuán profundamente agradecido admiro su penetración pedagógica a propósito de la feliz trasformación de mi posición vital... aquí, desde la altura del Pilatus, envuelto en nubes... me aparece mi forma de vivir hasta ahora en una luz tan maravillosa, la proximidad en la que se me permitió tanto tiempo vivir a su lado se muestra como un resorte tan importante de mi vida interior y exterior, que he de coger inmediatamente la pluma para expresarle mi vivo y cálido sentimiento de agradecimiento.»   .
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CARTA A GERSDORF
La carta dirigida a Carl von Gersdorff el 3 de agosto resulta más espontánea. Le describe su profunda vivencia del caso Richard Wagner: «Domina en él una idealidad tan absoluta, una humanidad tan profunda y conmovedora, una sublime seriedad de vida tal, que me siento en su proximidad como en la proximidad de lo divino. Cuántos días he pasado ya en la encantadora finca del lago de los Cuatro Cantones, y siempre esa naturaleza maravillosa me resulta nueva e inagotables. Y al final de la carta le recomienda vehementemente la Filosofía del inconsciente de Eduard von Hartmann, «a pesar de la mala fe del autor». Y el 4 de agosto a Gustav Krug: «Estos días que he pasado en Tribschen en este verano son absolutamente los resultados más apreciables de mi profesorado en Basilea.» ¡Por tanto no el profesorado tal como se lo agradece a Ritschl!
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VISITA DE ALTO RANGO
 La madre supo depararle una alteración «principesca» en estos días. La gran duquesa Konstantin, nacida princesa Alexandra von Altenburg, una de las tres princesas de cuya educación fue encargado el padre de Nietzsche durante corto tiempo, paró el 20-21 de agosto en Basilea, en el curso de un viaje por Suiza. Franziska comunicó esto a su hijo,ordenándole recibir en la estación con un bouquet al augusto personaje, cosa que hizo dócilmente y de la que informa a su madre el 23 de agosto:  «Parece que ella está bien y refinadarnente formada, muestra ingenio y una seriedad vital no rara entre princesas y las cargas de su posición. Posee también un comporte cercano y no padece de la manía de estar continuamente representando. La recibí en la forma indicada por ti, con un bouqet  en la estación, la llevé a pie por el Rheinbrücke y luego en coche a su hotel, cené con ella y con su séquito -ocupaba 21 habitaciones--, de modo que estuve con ella 2-3 horas y durante mucho tiempo totalmente en deux.»
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ENFRENTAMIENTO CON SU MADRE:
Pero pronto había de tener otra vez un motivo auténtico para la cólera y la decepción. Los viajes de vacaciones, los fines de semana en Tribschen, le habían costado de todos modos dinero, y él contaba sólo con los honorarios de un trimestre. El próximo sueldo había que esperarlo sólo en el 1 de enero. Por ello tuvo que escribir a fines de agosto a su «administradora de fondos» Elisabeth: «Y ahora un favor, que ha de ser cumplido con toda rapidez. Cámbiame un bono más de deuda pública y envía el dinero depositándolo en Correos.» Elisabeth no estaba en Naumburg, por lo que la carta llegó a manos de la madre, que no podía privarse de reprender al hijo y de amonestarle al ahorro, en los viejos modos en que lo había hecho con el estudiante de Bonn. Ella escribe:«Todo el mundo cree que ahorras de tu sueldo, incluso los Wenkel, y que dejas que queden aquí los intereses. Todo se va fuera y ahora todavía el capital; esto no es normal. Así pues, por el amor de Dios, colócate en tu puesto y si es necesario alójate, mejor, en otro sitio. Déjame decirte una palabra como madre, para que este punto no se convierta en una eterna manzana de la discordia. Tú eres, por lo demás, mi buen hijo.... pero pienso que no está bien este modo de proceder... Pero... organízate de otro modo y anota, mejor, tus gastos... Espero una decidida respuesta a mis preguntas.» La  respuesta llegó, corta y dura, a principios de septiembre: «N. B. Ruego otra vez que se medite si las expresiones y puntos de vista elegidos en esa carta son los correctos. F. N. » «Tampoco sabría cómo dar una respuesta todavía "más decidida" a tus preguntas. Lee la carta otra vez.»
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PROBLEMAS CON LA DIETA
Otro problema le ocupaba por entonces mucho más intensivamente.- el vegetarianismo. Comenzó a hacer experimentos dietéticos que ya nunca abandonaría. La incitación le vino de Gersdorff que, repentinamente y de modo totalmente decidido, el 8 de septiembre se confiesa vegetariano por motivos ideológicos. Y curioso.- Nietzsche se deja arrastrar, se une a él, a pesar de que sabe aducir todas las objeciones en contra y a pesar de que desde Tribschen se le previene contra el experimento con razones y con ruegos. Wagner mismo había sido vegetariano durante largo tiempo, pero lo dejó completamente a causa de malas experiencias, desaconsejándolo al menos para sí mismo y para naturalezas semejantes a la suya. Nietzsche resume así estos argumentos en una carta a Gersdorff del 28 de septiembre: «El canon que da la experiencia en este campo es el siguiente: las naturalezas intelectualmente productivas y efectivamente intensas deben comer carne. El otro modo de vida queda para los panaderos y para los labradores, que no son más que máquinas digestivas.» Sin embargo Nietzsche no sólo participa en el experimento, sino que además renuncia a una decisión propia: «Entre tanto, para mostrarte mi energía bienintencionada, he mantenido hasta ahora el mismo modo de vida y lo seguiré haciendo hasta que tú mismo me des permiso para vivir de otro modo... Admito, desde luego, que en los restaurantes se acostumbra uno a un "exceso de alimentación; - por lo que ya no me gusta comer en ellos. Igualmente me resulta muy claro que una abstinencia, de cuando en cuando, de carne por motivos dietéticos es extraordinariamente provechosa. Pero, por hablar con Goethe, ¿por qué "hacer religión de ello? Y eso sucede inevitablemente con todas estas extravagancias, y quien está maduro para la dieta vegetal, la mayoría de las veces lo está también para la socialistas.»
El salto de la dieta vegetal al socialismo parece del todo sorprendente y está totalmente inmotivado en el contexto. Pero si se fija uno en la historia de Basilea, entonces se comprende el motivo: es un auténtico problema el que le mueve a decir eso, problema que se le ha hecho patente de modo muy concreto, puesto que en septiembre de 1869 se celebró en Basilea la IV Internacional, un congreso de obreros. Y puesto que en él participó Bakunin, un compañero de armas de Wagner en las revueltas del 48 en Dresden, con quien Wagner evitaba ahora un nuevo encuentro. Nietzsche fue directamente abordado en las conversaciones de Tribschen respecto a una toma de posición. El 15 de noviembre había ya una «ley de fábrica» para la ciudad industrial de Basilea. Nietzsche no se refiere expresamente en ninguna parte a estos acontecimientos; se podría creer que no se dio cuenta de ellos o que conscientemente había querido ignorarlos. Sólo en esta ocasión se delata. Teme ese fantasma - en eso está de acuerdo con Jacob Burckhardt - y se atiene a la clásica fórmula de oración euphemeite=(hablad bien=callad,para no espantar a los demonios)

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Informe sobre simestre invierno (1869-1870)
El semestre comenzó en la universidad el 1 de noviembre; en cambio, en el instituto tuvo que dar clase ya el 19 de octubre. Sería un semestre fatigoso. En la universidad explicó, como había anunciado, gramática latina y quizá también a los filósofos preplatónicos. A principios de noviembre escribe a Ritschl sobre los «cursos de invierno» «ante mis tres necios oyentes». En cartas posteriores, de todos modos, informa sobre 8 o 9 oyentes, y 8 participantes también en el seminario. En el informe semestral del pedagogio leemos: «En la primera mitad... se leyeron los Trabajos y los Días de Hesíodo. Además de ello, se hizo una lectura seguida de la Apología de Platón y del libro XII y de una parte del XIII de la Ilíada. En la segunda mitad, la Electra de Sófocies y el Protágoras de Platón. junto con ello, ejercicios gramaticales... En lo que respecta a la lectura privada no hay que escatimar la alabanza a la clase, dado que, por su cuenta y sin ninguna coerción, ha leído varios diálogos platónicos, algunas tragedias de Sófocles y partes de Herodoto y Demóstenes...» A pesar de la «opcionalidad» el maestro tenía que dirigir y supervisar esas lecturas. Hay que añadir a todo ello el trabajo del catálogo para el Museo renano. En diciembre se imprimió el discurso inaugural Sobre Homero... Salió a la luz el 22 o el 23.
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CONFERENCIAS ACADÉMICAS
Nietzsche trabajaba en dos conferencias académicas con las que comenzó a pisar terrenos propios. «El drama musical griego» que pronunció el 18 de enero de 1870, y «Sócrates y la tragedia», el 1 febrero. El 10 de marzo apareció por fin en el Museo renano número 25 el fascículo II, su trabajo filológico «Analecta Laertiana». Y todavía al final del agotador semestre   Ritschl planeaba la edición de una serie de trabajos fiológicos bajo el título «Meletémana Societatis philologicae Lipsiensis» (Estudios de la Sociedad filológica de Leipzig) y ofreció a Nietzsche el número inicial. Nietzsche aceptó inmediatamente y el 28 de marzo propuso «Certamen Hesiodi et Homeri», o sea, escribir un trabajo sobre la famosa y legendaria rivalidad entre Hesíodo y Homero, así como recopilar e trabajos sobre Diógenes Laercio.
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LECTURAS:
Nietsche encontró tiempo todavía, en febrero, para leer el  Tiempo de Constantino el Grande de Jacob Burckhardt y las Investigaciones romanas, de Mommsen.
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NIETSCHE RECADERO DE COSIMA
Cosima tenía pensada una escenificación navideña con los niños como ángeles, un rey y un diablo. Puesto que en Lucerna no se encontraba el material apropiado, encargó a Nietzsche que se lo procurara en Basilea. El 9 de diciembre escribe: «Muchísimas gracias por todas las molestias. No importa que el rey no resulte tan auténtico, ni el diablo tan negro como sería deseable; la fantasía infantil se contenta con insinuaciones... ¿Conoce al Sr. Kiefer, frente a Correos? ¿Una tienda hermosa y grande con muchas cosas de todo tipo? Sea tan amable de ir allí y pedir para mí un verre d'eau, es decir, una jarra rodeada de seis o de cuatro vasos sobre una bandeja de cristal.» Y de nuevo el 15 de diciembre: «¡Por el Niño Jesús!, no pierda usted la paciencia. De nuevo un ruego: tul con estrellas de oro o puntitos; para el caso de que no haya tul, tarlatana; voy a escribir este encargo en un papel aparte para que, si es tan amable, no tenga más que entregarlo en la tienda más grande de Basilea. Queremos vestir a un Niño Jesús y no encontramos el adorno apropiado para el cielo en toda Lucerna. En todo esto debo olvidar que usted es profesor y doctor en filología, y recordarme sólo de que tiene 25 años y que nos profesa cariño a nosotros, los de Tribschen.» Nietzsche realizó estos encargos de buena voluntad y con agrado. Pero tenía además otras cosas en que ocuparse. Uno de los encargos provenía ya del 29 de septiembre, antes de su viaje a Naumburg: «Se trata del retrato del tío Adolf Wagner que él legó a su sirvienta en Leipzig, y que me gustaría comprar para entregárselo al maestro como regalo de Navidad... ¿Tendría usted la infinita bondad de permitir que la Srta. Doris (Brockhaus) le condujera a la pista de la propietaria del retrato, y de no dejar después a ésta tranquila hasta que, por dinero y con buenas o con malas palabras, me lo haya enviado?» Nietzsche tuvo éxito, pues el 30 de noviembre ella pudo informar: «Sobre la mesa de Navidad verá también el cuadro que le debo a usted.» A principios de noviembre llegó el deseo: «Me gustaría conseguir -también para las Navidades del maestro- la lámina de Durero que se conoce bajo el título La melancolía.» Y como tercer encargo le pidió por favor: «¿Quiere usted encargar también los clásicos y hacerlos encuadernar, los griegos en marrón rojizo y los romanos en marrón amarillento (papel jaspeado con lomos de piel; el papel también con colocaciones amarronadas, por ejemplo, blanco, amarillo, y una pequeña mancha marrón en medio), y el nombre de los autores sobre pequeños rótulos de diferentes colores ... ? En Basilea existe en la Eisengasse una gran juguetería; ¿tendría usted la amabilidad de entregar las notas adjuntas a ese importante Papá Noel, cuyo nombre he olvidado?» ¡Vaya escenificación sobre un fondo burbujeante! »
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TERRIBLE IMPRESIÓN SOBRE EL PARSIFAL
En los días navideños Cosima  leyó el borrador del Parsifal al joven amigo de Wagner y hubo de anotar después en su diario: «terrible impresión de nuevo.» Frente a la interpretación que a menudo se hace, estas palabras no pueden referirse más que a Cosima, pues sólo para ella se «renovaba» la impresión, que era profunda, conmovedora, en sus palabras, «terrible». Para Nietzsche el texto resultaba nuevo. La impresión que ejerció sobre él no la registra Cosima; tampoco él la manifiesta en este caso, reprime su modo de sentir. Entonces: ¿eran auténticas la preocupación filológica y la entrega, incluso servidumbre, a Tribschen? ¿No se ahogaba con ello -consciente o inconscientemente-- aquella voz profunda que se podía percibir en la correspondencia con Rohde, Deussen y Gersdorff, primero tímidamente, pronto, sin embargo, cada vez más frecuente y fuerte, la voz del destino negado y reprimido, la voz de la filosofía?
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CARTA A RODHE
Nietzsche escribe a Nietsche sobre su trabajo filológico «Pollux», criticándolo: «No he podido mejorar el infeliz estado de la cuestión y hay que contentarse, por tanto, con la salsa que intenté hacer espesa: el auténtico pez es sólo un gobio escabechado.» Tomando este motivo, el 11 de noviembre le contesta Nietzsche: «¿... quién puede escribir tales cartas seductoras? Créeme, cuando leo algo así, el bocado duro de mi existencia actual se me convierte aún en piedra en la boca; el pez de mi profesorado no está ni siquiera "escabechado", es más bien una serpiente. ¿O es que no fue este profesorado una serpiente que me sedujo, sacándome de la senda que lleva a los amigos y al portento azul?» ¡La imagen de la serpiente, a quien ha de arrancar el cuello a mordiscos, vuelve en Zaratustra!
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NECESIDAD DE AUTÉNTICOS AMIGOS:
El anhelo de una amistad armoniosa aparece en las frases que confía al fines de enero de 1870 al fiel Rohde: «Te echo de menos del todo increíblemente: procúrame por tanto el goce de tu presencia e intenta que no sea tan corta. Desde luego es para mí una nueva sensación ésta de no tener aquí a tú lado a nadie en absoluto a quien poder contar lo mejor y lo peor de la vida... Mi amistad se vuelve realmente algo patológica bajo estas condiciones de soledad y en estos años jóvenes y difíciles: te ruego como ruega un enfermo.- "¡ven a Basilea!"... Mi plan próximo es: cuatro años de adquisición de cultura, y después un viaje de un año entero -quizá contigo. Realmente tenemos una vida muy difícil; ¡qué fea y segura, la dulce ignorancia de antes en los maestros y en las tradiciones!... Lo que más molesto me resulta es tener que representar siempre: el maestro, el filólogo, el hombre... Ciencia, arte y filosofía crecen ahora juntas, de tal modo, en mí, que habré de parir un día centauros.»
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EN BUSCA DE SU AUTÉNTICO DESTINO:
Cada vez ve con más claridad su auténtico destino y siente el impulso de exteriorizar lo que lleva dentro. A Paul Deussen le confiesa en febrero: «Hay días, y muchos, en los que sólo hablo en nombre del cargo... también noto cómo mi preocupación filosófica, moral y científica persigue um meta, y cómo yo -quizá el primero de todos los filólogos-- me convierto en una unidad. ¡Qué maravillosamente nueva y cambiada me aparece la historia, especialmente el mundo helénico! He de enviarte de una vez las conferencias que he pronunciado últimamente, de las cuales la última (Sócrates y la tragedia) fue concebida como una cadena de paradojas y ha despertado en parte odio e ira. Tiene que haber escándalo. He desaprendido ya la consideración en lo fundamental: seamos compasivos y condescendientes con un hombre determinado, pero rígidos, con la antigua virtud romana, al manifestar nuestra visión del mundo.»
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CRITICA A LA CIENCIA
«El objetivo de la ciencia es la destrucción del mundo....Hay que demostrar que en Grecia, a pequeña escala, ya se dió este proceso: a pesar de que la ciencia griega significa muy poco. El arte tiene como misión destruir el Estado. También esto sucedió en Grecia. La ciencia, aniquila también el arte ...»
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POCO ENTUSIASMO ANTE EL NOMBRAMIENO DE NUMERARIO
El 9 de abril se le notificó el nombramiento y él lo comunicó a los suyos en Naumburg y - sólo con una línea en el trascurso de una carta - a su maestro Ritschl, concisamente y sin emoción, de modo muy diferente al espectáculo de un año antes con ocasión del nombramiento de catedrático.
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PROYECTOS UNIVERSITARIOS y CANSANCIO
Ya estaba cercano otra vez el semestre de verano. Nietzsche había anunciado y llevó a cabo: «En este verano impartiré dos interpretatoria, Edipo rey  y los ERGA de Hesíodo, y en el seminario los Academica de Cicerón. Nuestros efectivos fiológicos han alcanzado una cierta altura que aquí es muy reconocida: ¡14 personas! ¡Qué miseria!», escribe el 30 de abril a Rohde. El 6 de mayo escribe a Rohde: «Tengo desesperadatnente mucho trabajo ahora, puesto que este semestre he aceptado una sustitución del Sr. Mähly en el pedagogio: de modo que tengo 20 horas aproximadamente por semana: ¡yo, asno de maestro de escuela!» Y el 2 de julio a Gersdorff: «Este semestre he tenido que trabajar en exceso; 20 horas semanales entre cursos universitarios y horas de escuela; esto produce un gran agotamiento diario; uno se cansa y se vuelve descuidado con respecto a sí mismo y a sus amigos.» Esas 20, o «aproximadamente 20 horas se justifican del modo siguiente: dos cursos universitarios de tres horas, una seminario de 1-2 horas, sus seis horas de griego en el pedagogio y las 6 de la sustitución. Así pues, fue impartido también el segundo curso. Y esta sea vez en el seminario un ejercicio de latín. A su clase en el pedagogio le hizo,  tras una visión de conjunto histórico-literaria, «una introducción especial al drama griego... y primero se leyó la Electra de Sófocles. Los alumnos tuvieron que describir en un trabajo su impresión sobre Las Bacantes de Eurípides y lo esencial del culto de Dioniso. Se discutieron despues las partes más importantes del Agamenón y de las Coéforas de Esquilo, la Medea de Eurípides, de modo que pudiera despertarse en los alumnos la participación y la comprensión del desarrollo total de la tragedia griega ... » A pesar de esas múltiples tareas, y a propósito que trabajaba, pudo escribir el trabajo «Certamen Hesiodi et Homeri» para la colección de Ritschl, a quien se lo envió el 12 de Julio.
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2º CUMPLEAÑOS DE WAGNER AL QUE FALTA
En este cumpleaños, el rey regaló a Wagner el caballo Grane; también estaba allí la lámina de Durero Melancolía, conseguida por diligencias de Nietzsche. Probablemente, con esta ausencia, quiso librarse del dilema de ir solo y dejar a su madre mientras tanto en Basilea, o bien llevarla consigo a un círculo y a una celebración suntuosa donde no encajaría y cuyo espectáculo le habría de resultar más bien penoso. Su «virtud naumburguesa» no podía pasar por alto, hechizada por el encanto de Cosima, aquella pompa lujurioso y aquella relación todavía «librc». En todo caso, resulta sorprendente que nunca se llegara a un contacto personal entre Tribschen y la señora viuda del pastor Nietzsche. Entre tanto, las visitas se interrumpieron completamente desde el 12 de febrero. Pero las cartas iban y venían con mucha frecuencia, y Nietzsche puso todos sus trabajos a los pies de la respetada señora; y ella los lee. Probablemente con esta ausencia, quiso librarse del dilema de ir solo y dejar a su madre mientras tanto en Basilea, o bien llevarla consigo a un círculo y a una celebración suntuosa donde no encajaría y cuyo espectáculo le habría de resultar más bien penoso. La virtud naumburguesa de su madre no podría pasar por alto, hechizaba por el encanto de Cosima, aquella pompa lujuriosa y aquella relación todavía libre. Lo cierto es que nunca existió una relación directa entre Tribschen y la señora viuda del pastor Nietsche.
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IMPRESIONES DE RODHE SOBRE SU VISITA A BASILEA
Rodhe escribe a su madre el 9 de Junio:  «Aquí estaría yo feliz, en Basilea; de hecho ya estoy desde el domingo anterior a este último (29 de mayo). Propiamente no quería quedarme más que ocho días a lo sumo, pero mi amigo ha conseguido finalmente retenerme más tiempo. En los días de Pentecostés (5-6 de junio) estuvimos...en compañía de la madre y de la hermana de Nietzsche en el Oberland bernés, Interlaken, Wengernaip, Lauterbrunnen... Revivimos en el pasado más feliz una prolongación de aquellos bienaventurados días de Leipzig, en los que, aislados de todo el mundo, nos entregamos uno a otro en un trato continuo de mutuo estímulo y fortalecimiento. Por desgracia Nietzsche está tan sobremanera ocupado en este semestre que solamente nos quedan pocas horas al día.» Dice además que «Nietzsche intenta interpretar la música wagneriana, dentro de las posibilidades que para ello ofrece el piano. Ayer por la tarde estuvimos con el ingenioso Jacob Burckhardt en Muttenz, un pueblo cercano a Basilea, de resultas de lo cual hoy tengo una pequeña resaca... El sábado y el domingo (11-12) pensamos ir a Tribschen, al lado de Lucerna, a visitar a Richard Wagner, si resulta procedente. El lunes, a más tardar, pienso partir de aquí». Así pues, tuvo que tratarse de una «fiesta» por todo lo alto, la celebrada en la venta rural de Muttenz, a 5 kms de Basilea. Jacob Burckhardt estaba acostumbrado a tomarse un vaso, lo que ciertamente no era el caso de Nietzsche, ni tampoco el de Rohde, como parece. Nietzsche, sin ser abstinente, nunca fue asiduo a las bebidas alcohólicas. ¿Se trataría de una aversión cogida para toda la vida al alcohol como consecuencia del abatimiento que le produjo una borrachera de cerveza en los tiempos de Pforta? Los dos días. que en compañía de Rohde pudo pasar en Tribschen fueron bendecidos con un gran sentimiento de felicidad. Aunque habla de su amigo, las líneas que dirige a Cosima el 19 de junio reflejan esencialmente sus propios sentimientos. «Hemos de agradecerles dos magníficos días, y yo incluso cuatro, puesto que yo siento con mi amigo Rohde todo lo que él siente y así pude esta vez gozar doblemente. Rohde, que partió al día siguiente de Basilea, me confesó haber vivido en Tribschen el punto álgido de todo el viaje que durante quince meses ha hecho sin rumbo fijo; vino con un respeto y una admiración por la existencia entera que allí se lleva tales, que tienen ciertamente algo de religioso. Comprendo ahora por qué los atenienses levantaron lugares de ofrenda a su Esquilo y a su Sófocles y por qué dieron a Sófocles el nombre heroico de "dexion", porque había recibido y obsequiaba en su casa a los dioses. Este estar (:estar presente) de los dioses en casa del genio despierta esta impresión religiosa de la que hablo.»

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GOLPE A NIETZSCHE ANTE LA IDEA DE BAYREUHT
Wagner había tenido la primera idea sobre Bayreuth el 5 de marzo; lo más tardar, se hubo de hablar de ello en esa visita de junio. Y esto fue como un golpe para Nietzsche. Vio desaparecer toda su soñada felicidad. Podía venir aquí con todo.- felicidad, tristeza, problemas, trabajos, y para todo ello encontraba una recepción comprensiva o al menos una disposición sin prejuicios para comprenderlo. Cosima abordaba todo ello en cartas largas, calurosas y abiertas, y le comunicaba además todo lo que ella sentía. ¿Podría continuar esto dada la distancia hasta Bayreuth y la enorme tarea que allí esperaba? Nietzsche juega con un pensamiento audaz: «Con respecto al asunto de Bayreuth he reflexionado y pienso que lo mejor para mí quizá sería dejar durante un par de años mi profesorado y peregrinar también al Fichtelgebirge. Son ilusiones a las que me entrego con gusto.» Así hubiera podido permanecer en la proximidad de Cosima y de Wagner. Sucede a menudo que el cuerpo, después de golpes psíquicos, se refugia, por medio de un accidente inducido desde el subconsciente, en la enfermedad, para, en medio de esa tranquilidad externa, conseguir el recogimiento interior; así fue como Nietzsche el 22 de junio se torció un pie y hubo de permanecer en cama durante dos semanas. Era la primera falta a clase por enfermedad.
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TORMENTA POLÍTICA:La guerra franco-alemana
En 1870 el «Bündelitag» cayó el 16 de julio. Pero encontramos a Nietzsche todavía el 19 en Basilea, de donde escribe una carta a Rohde hablándole de Tribschen. En esta felicidad idílica le pasó totalmente desapercibido el hecho de que en Europa se hubiera formado una tormenta política. En medio del texto tiene que interrumpir, sorprendido por una noticia: «He aquí un terrible estampido: se ha declarado la guerra franco-alemana, y toda nuestra deshilachado cultura se precipita sobre el pecho del demonio más horripilante. ¡Qué habremos de vivir! Amigo, queridísimo amigo, nos vernos otra vez en el crepúsculo de la paz. ¡Cómo te estoy agradecido! Si la existencia te resulta ahora insoportable vuelve conmigo. ¡Vaya metas todas las nuestras! ¡Podemos estar ya al comienzo del final! ¡Qué desierto! Necesitaremos otra vez conventos. Y nosotros seremos los primeros fratres. El fiel suizo.»
Precisamente con esta firma contribuyó esencialmente Nietzsche a la falsa deducción de que, a propósito de su profesorado en Basilea, se nacionalizó también allí, lo que no es cierto. ¿Lo creyó quizá él mismo? No puede responderse a la pregunta por la razón de esa firma desconcertante, ni  --- en caso de que sólo la usara metafóricamente--- a la pregunta por el objetivo que intentaba con ello. ¿Quería solamente facilitar a Rohde buscar cobijo junto a él y, con ello, en la nación neutral respetada por la guerra?

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CONTEXTO SOCIAL EXPLICATIVO DEL DESPISTE DE NIETSCHE ANTE LA GUERRA
¿Podía uno sorprenderse realmente tanto como Nietzsche del comienzo de la guerra franco-alemana el 19 de julio de 1870?
Vemos por la correspondencia de esa época de los círculos cercanos a Nietzsche que también en ellos sucedía lo mismo. Este hecho curioso exige una explicación, porque con ello se vuelve a la vez comprensible un rasgo característico de la esencia de Nietzsche y de su posición frente al «mundo», que sólo una generación después ya resulta extraña.Con esta guerra entró en la vida política y en el pensamiento del hombre europeo un elemento que le resultaba nuevo en este conflicto, aunque en la vida cultural ya se había preparado hacía tiempo. Hasta entonces la «política» había sido un asunto de dinastías y residía en las manos de pocas familias. También eran ellas solas quienes manipulaban el instrumento del enfrentanmiento bélico, donde de lo que se trataba era de la lucha por el poder y también por la expansión territorial y la nueva recaudación de impuestos que ello suponía. Incluso el gran experimento de una naturaleza bruta como la de Napoleón I, bajo el pretexto de la «unificación de Europa», no tenía otro fin que hacer a Europa entera tributario de París, en un momento en que comenzaba a desmoronarse la unidad de pensamiento, así como, en lo artístico, la «unidad europea de estilo», que había prevalecido todavía hasta el clasicismo rococó, en que, a su vez, comenzaban también a formarse los estilos nacionales. Y lo que finalmente resultó políticamente en 1813 de la contraofensiva de la guerra alemana de liberación, la restauración en el Congreso de Viena de las antiguas pompas principescas, renovó la antigua situación miserable. El hombre particular no era como «ciudadano» más que una pelota zarandeada, ni siquiera se le trataba como ciudadano y desde luego en absoluto como hombre. Esto creó una indiferencia, una auténtica falta de comprensión, precisamente en las capas cultas y formadas de la sociedad, que apenas podemos entender nosotros, hombres pertenecientes a una época politizada. Pero eso era lo normal entonces, y ése era el caso también de Nietzsche y de su círculo, hasta 1870.Estos hombres vivían inmersos en su «formación clásica». Se leía y comentaba a los autores antiguos, se estudiaba y discutía la filosofía antigua, se admiraba la sublime poesía de los épícos, líricos y trágicos. Se veneraba exaltadamente la «belleza clásica», el pueblo ideal de los griegos según la visión que de él habían dado Winckelmann y Goethe, pero no captaban auténticamente la vida que en realidad vivió ese pueblo desdichado, que sólo tuvo un corto espacio de tiempo feliz de 50 años bajo Pericles, y sólo en Atenas. Es verdad que se leían sus tragedias, pero se pasaba por alto lo trágico de su existencia histórica; se leían las bellas alocuciones de Tucídides, pero no se reconocía lo que hizo de él un gran historiador: haber conseguido plasmar en su obra la tragedia de su nación y, con ello, hacer un importantísimo descubrimiento político, a saber, distinguir entre motivo de guerra, pretexto de guerra y ocasión de guerra.

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LOS DE TRIBSCHEN FRENTE A LA GUERRA
Los de Tribschen se encontraban en una situación especialmente ingrata e indecisa.
Cosima, por parte materna, era de noble descendencia francesa. Por entonces ya no se entendía con su madre, que vivía en Francia. También tenía amigos y otros familiares en París; entre ellos, incluso el ministro de la Guerra Ollivier, que era cuñado suyo. Wagner, igualmente, tenía buenas y amistosas relaciones con muchos franceses cultos.Además, en principio Wagner tenía simpatía por la cultura francesa. El 16 de marzo de 1870 escribe a Champfleury, el fundador de una nueva revista, sobre su «idea preferida»:«la fusión del espíritu francés y del alemán», y además: «Usted sabe que yo siempre he abrigado la idea de un teatro internacional en París, donde fueran puestas en su idioma original las grandes obras de las diversas naciones.» Además, no tenía simpatía especial por Bismarck. No esperaba de la hegemonía prusiana dentro del ámbito alemán, ni del restablecimiento de un estado militar, la renovación cultural de Alemania. Sus esperanzas estaban puestas en el rey de Baviera, Luis, como cabeza brillante de una liga de príncipes, y con Munich como metrópolis cultural: de ello, naturalmente, se prometía, primero, algo para su propia obra. Pero tampoco era tan ciego o tan fanático como para no darse cuenta de la significación de Bismarck. Ya en 1866 se había negado rotundamente a intentar con el rey Luis una gestión contra Bismarck que le proponía su amigo Wille; al contrario, aconsejó al rey que se entendiera con Bismarck de tal manera que continuara asegurándose todavía, dentro de las nuevas relaciones de fuerza, un puesto decisivo en el ámbito cultural.
Sin embargo Wagner y Cosima estaban francamente indignados por la ligereza de la declaración francesa de guerra. Los partidarios de la guerra en Francia habían conseguido justamente lo que no debieran: poner también bajo la bandera prusiana incluso a aquellos alemanes más reacios a la hegemonía de Prusia. Así sucedió que en Tribschen la simpatía se decantó claramente hacia el lado alemán, aunque también se estaba convencido de que cualquiera que estuviera al servicio de la ciencia y del arte, es decir, al servicio de potencias supranacionales, tenía algo más que hacer que dejarse matar por una idea imperial o por la política imperialista de Bismarck. Y éste fue el parecer que Cosima defenció también frente a Nietzsche. Todavía el 9 de agosto, cuando él ya había tomado la decisión de presentarse al menos como enfermero, le escribe:
«Hay que considerar además que las obras de la paz no deben quedar baldías cuando la lucha no es desesperada. Usted es un sabio y me parece que debe continuar siéndolo hasta que no sea una deshonra serio, es decir, hasta que nuestra querida patria esté amenazada y sólo el combatiente sea quien valga algo ante sí mismo.»
En Tribschen se tenía contacto hasta con los más altos círculos de ambas partes; por aquí se veía venir la fatalidad. Como huyendo de esa realidad axfisiante, el 10 de julio la familia Wagner entera, con el joven Hans Richter y el estudiante Schöbinger, subió al Pilatus, para leer allí a Schopenhauer. Un repentino cambio metercológico los mantuvo sobre el monte hasta el 15 de julio. Ya el día después del regreso, el 16, Cosima escribía a Nietzsche: «No he pegado ojo esta última noche debido a la excitación que me produce esta guerra inminente; nunca lo insolente de la arrogancia francesa se me apareció en una luz tan deslumbrante y tan odiosa... por eso se comprende que la guerra sea tan necesaria como inevitable, y hay que esperar que sea llevada hasta la aniquilación de esa vanidad y esa insolencia que hacen imposible cualquier género de paz... quizá entonces se funde la unidad alemana, se rompa para siempre con el predonúnio de la moda parisina... y el olivo crezca en el abismo sobre el que se alza el castillo de Bayreuth. Pero qué tiempo horrible y tremendo nos espera, me parece como si ya nunca más fuera a encontrar tranquilidad

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ALISTAMIENTO DE VOLUNTARIO DE NIETZSCHE
El 7 de marzo del año anterior, ante la inminencia de su toma de posesión en Basilea, había escrito ya al senador Vischer: «Asentado además que en caso de llamamiento a filas en tiempo de paz siempre puedo reclamar con éxito, sin embargo frente a la fatal posibilidad de una guerra no hay remedio alguno. En estas circunstancias considero como obligación mía respecto a la universidad de Basilea no hacer dependiente mi actividad en ella, bien sea de la guerra o bien sea de la paz.» No tuvo que dar el paso de la nacionalización, aunque en Basilea se hubiera visto con buenos ojos, dado que de ahí se derivaba una garantía para la permanencia del joven -docente. Y ahora, el 8 de agosto de 1870, escribe al mismo Vischer: «En la situación actual de Alemania, no puede resultarle inesperada mi decisión de cumplir yo también mis deberes para con la patria. Con esta intención me dirijo a usted para pedir del ilustre Consejo de Educación, a través de, su mediación, dispensa de trabajo para la última parte del semestre de verano. Mi decisión está ahora tan robustecida que sin vacilación alguna me puedo hacer útil como soldado o como enfermero. Nadie como una autoridad suiza en materia de educación puede encontrar tan natural y tan justo que yo deba echar el pequeño óbolo de mi aportación personal en las arcas de la patria, como ofrenda. Si recapacito en las obligaciones de las que soy responsable en Basilea, me resulta claro que, ante la tremenda llamada de Alemania a que cada uno cumpla con su obligación alemana, sólo violentándome penosamente y sin auténtico provecho podría sujetarme a ellas.»
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INTENTOS DE COSIMA POR HACER CAMBIAR DE OPINIÓN A NIETSCHE
Seguramente comunicó al mismo tiempo su decisión a Cosirna, puesto que ella le contesta inmediatamente, todavía el 9 de agosto: «No puedo aprobar en absoluto su decisión, cuyos motivos sin embargo comprendo y respeto; y no por el supuesto peligro que usted corre, sino por la inutilidad de su acción en las actuales circunstancias. No estamos en 1813; en suelo francés hay una armada bien organizada y hasta ahora vencedora; igualmente bien organizada está la asistencia sanitaria, de modo que todo diletante va a ser considerado más bien como una carga que como una ayuda. En ese momento se deseará más bien donativos que personas, y con cientos de cigarros haría usted un bien mayor que con su propia persona y con todo su patriotismo y sacrificio... Dios sabe dónde se colocará al voluntario, puesto que la armada está allí, en todo su esplendor, como expresión del supremo despliegue de fuerzas de una nación entera.»

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SEMANA TRÁGICA PARA NIETZSCHE
En Wörth asistió a un entierro de soldados y embarcaron los fusiles y mochilas de los caídos-. El 29 llegaron a Hagenau y Bischweiler --cerca de la ciudad de Estrasburgo, ante la cual estaba el ejército alemán al asedio-, y a Zabern. El 1 de septiembre continuaron los amigos hacia Nancy, desde donde el 2 de septiembre (el día en que fue hecho prisionero Napoleón III en el cuartel general de su comandante en jefe del ejército, Mae Mahon) fueron enviados a Ars sur Moselle, cerca de Metz, dentro ya propiamente de la zona de operaciones. Aquí fueron asignados inmediatamente a un tren-hospital, que en un viaje de dos días y dos noches condujo a los heridos al lazareto de Karlsruhe. Al día siguiente Nietzsche regresó a Erlangen para informar, donde llegó enfermo de disenteria y de difteria, y hubo de ponerse en tratamiento.
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VIVENCIAS DE NIETZSCHE EN LA GUERRA
Escribe a su madre el 28 de agosto desde Sulz, cerca de Weissenburg: «Ayer, en marcha diurna de 11 horas, realizamos nuestras misiones en Gersdorf, Langensulzbach y en el campo de batalla de Wörth. Con esta carta va un recuerdo del campo de batalla, desertizado, lleno de numerosos restos tristes y oliendo fuertemente a cadáveres. Tras la armada del sur, hoy iremos a Hegenau, mañana a Nancy, etc. Viajamos solos Mosengel y yo: sólo en Pont á mousson nos volveremos a encontrar con Ziemsen, el colega de Eriangen.» Y el 29 de agosto, a la todavía siempre admirada señora Sophie Ritschl, que para él es la segunda mujer después de Cosima: «Las 2 de la noche -vagón del ganado-, con pedestal gélido a pesar de las colunmas de llamas de Estrasbrugo. Campo libre entre la estación de Hagenau y Bischeweiler. Nueve horas de parada entre caballos y soldados de caballería, en medio de una población enemiga. Este es el modo ya acostumbrado de viajar. Mañana Nancy, después el cuartel general, y adelante
.»
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Nietzsche ENFERMO DE DISENTERÍA
Desde su lecho de enfermo en Erlangen escribe el 11 de septiembre a su madre: «Aquí estoy, en cama, enfermo de disentería: pero lo peor ya pasó, el martes o el miércoles podré marcharrne para seguir curándome en Naumburg... Llegué hasta las cercanías de Metz, y desde allí conduje un tren de heridos hasta Karlsruhe. En él, vendando continuamente heridas, gangrenosas a veces, durmiendo en el vagón de los animales, donde 6 heridos graves reposaban en la paja, cogí el germen de la disenteria; a la vez el médico me ha diagnosticado además difteria, que proviene de lo mismo. También este mal es combatido enérgicamente por nosotros. A pesar de todo estoy contento de haber ayudado algo al menos en esta increíble necesidad. Y hubiera vuelto inmediatamente una segunda vez si no me lo hubiera hecho imposible la enfermedad.»
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CANCION CORAL DE ESQUILO
Ares, el que cambia en oro los cuerpos
y sostiene la balanza en el combate,
envía de vuelta de Ilion a los seres queridos, quemados por el fuego, atormentados,
polvo que llorar profundamente, en lugar de hombres, con cenizas de muertos cargados, fácilmente colocables jarrones.

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REFUGIO EN EL MAESTRO SCHOPENHAUER
La figura de Schopenhauer lograba unir a personas de condición tan diferente como: Jacob Burckhardt, Carl von Gersdorff, Paul Deussen, Erwin Rohde, Richard Wagner y Cosima, y Nietzsche. 'I'odos ellos buscan y encuentran apoyo y consuelo, restablecimiento e instrucción, en aquellos días agobiantes, en Schopenhauer. Jacob Burckhardt lo dice escuetamente: «el filósofo», que para él es Shopenhauer
». Es una huída espiritual al exilio, una solución típicamente romántica al problema de asimilar la hegemonía de lo político, que había irrumpido como una catástrofe natural. Esta admiración por la filosofía de Schopenhauer no podía durar, debía atenuarse en la forma, al menos. Pero lo que esencialmente los separaba se fue haciendo patente en el modo y manera cómo cada uno de ellos volvió a encontrarse a sí mismo al salir del exilio que habían buscado en aquel tiempo de angustia.
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COBIJO EN LA CIENCIA
Así escribe Nietzsche el 19 de octubre de 1870 desde Naumburg al senador Vischer de Basilea.
«Frente a todas las imágenes horribles que me proporcionó mi viaje, he buscado cobijo en la ciencia. Ahora no me dejan tranquilo cuestiones rítmicas y métricas que me surgen de nuevo en la preparación del semestre de invierno; esta vez me produce auténtica alegría mi actividad académica. A Ritschl lo he encontrado bien y con su acostumbrada juventud; le envía sus mejores deseos... Mi anhelo de volver al campo de batalla no se ha cumplido; todo ello me afectó excesivamente, y todavía padezco a menudo de excitación nerviosa y de debilidad repentina, estados que me impiden toda clase de actividad extraordinaria y que me obligan a una cierta ecuanimidad de vida y a un gran sosiego. Ambas cosas las encontraré en la actividad del inviemo.»

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CUESTIONAMIENTO a SCHOPENHAUER
En carta dirigida a Gersdorff afirma: «Además la atmósfera de las vivencias se había extendido en tomo a mí como una niebla oscura: durante un tiempo escuché un quejido interminable. Mi intención de volver al campo de batalla se hizo por eso imposible. He de contentarme ahora con ser un simple espectador compasivo.» ¡Ah, mi querido amigo, qué deseos de felicidad voy a expresarte! Los dos sabemos lo que se ha de esperar de la vida. Pero debemos vivir, y no Para nosotros.»
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DOBLE PAPEL DE NIETSCHE
La madre, que lo atendía cuidadosamente, no notó seguramente nada, con exactitud, de todos estos padecimientos internos y externos. Nietzsche, de nuevo, jugaba su doble papel perfectamente, como ya lo había hecho con respecto a «casa» desde los primeros días de Bonn. Así podía la madre escribir el 17 de octubre a sus familiares de Oelsnitz (a cuya casa había ido Elisabeth en agosto desde Eriangens: «Primero debo agradeceros cordialmente, queridos, el cariñoso recibimiento y toda la bondad que habéis mostrado con mi Lieschen y, como he sabido después, también con mi Fritz... Ahora, es natural, rebosamos literalmente de felicidad, puesto que tenemos con nosotros a nuestro Fritz y no sabría decirte hasta qué punto está encantador y alegre entre nosotros. La campaña militar (si puedo llamarla asi) le ha sentado muy bien, ha conocido la vida por un lado completamente distinto al que había visto hasta ahora, se ha vuelto más práctico, se interesa también por nuestros asuntos, en una palabra, se ha vuelto más tratable... Puedes imaginarte nuestra alegría interior; tenía todavía mal aspecto, y aquí hubo que darle mucho tiempo nitrato de plata en la boca, hasta que desaparecieron del todo las huellas de la difteria. Come muy bien todos los días y, para gozo nuestro, se le ha despertado un apetito que yo nunca había conocido en él. Y además, su carácter delicioso y alegre. En una palabra, tenemos la hermosa sensación, sin que lo manifieste nuestro ídolo doméstico, de que para él el hogar resulta ahora el sitio más agradable de la tierra; y esto nos causa gran placer.»
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ARTICULO DE NIETSCHE EN MUSEO RENANO
El 28 de septiembre de 1870 salió en el Museo renano, número 25, fascículo IV, la primera parte de su artículo «El tratado florentino sobre Homero y Hesíodo, sus estirpes y su rivalidad»; la continuación y final sólo pudieron salir en febrero de 1873, con lo que cerró la serie de sus publicaciones científico-filológicas. El manuscrito de esta exposición estaba acabado ya antes de la guerra y lo había enviado el 12 de julio a Ritschl. Seguramente sus dos visitas a Leipzig tienen relación con este asunto.
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VIAJE ACCIDENTADO
El 24 de octubre informa a los suyos sobre este viaje: «verdad es que no llegué con el mejor humor, puesto que durante todo el segundo día de viaje tuve que luchar contra los vómitos. El primer día llegué hacia las 12 de la noche a Frankfurt totalmente helado. El segundo, alrededor de las 8 de la tarde, estaba ya en mi casa, donde pedí inmediatamente una infusión de tila. Tampoco hoy me encuentro bien aún... El recibimiento en casa de los Vischer fue muy amable.»
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ASISTENCIA A CLASES DE JACOB BURCKARDT
Nietzsche mismo también se sentaba en el pupitre de alumno ante su gran maestro Jacob Burckhardt. El 7 de noviembre informa de ello a Gersdorff: «Ayer por la tarde disfruté de un placer que habría deseado sobre todo para ti. Jacob Burckhardt dio una conferencia pública sobre la "grandeza histórica", y lo hizo partiendo completamente de nuestra vida intelectual y sentimental... en paseos íntimos llama a Schopenhauer "nuestro filósofo". Le escucho un curso de una hora semanal sobre el estudio de la historia y creo ser el único de sus 60 oyentes que comprende la profunda marcha de su pensamiento, con sus extraños cortes y rodeos allí donde el asunto se vuelve complicado. Por primera vez encuentro gusto en una lección; también es verdad que es de tal tipo que yo podría darla si fuera mayor de lo que soy. En su lección de hoy se dedicó a la filosofia de la historia de Hegel, y lo hizo de un modo que honra perfectamente al aniversario.
» Ambas, la conferencia y la lección, fueron unidas más tarde en una publicación póstuma bajo el título Consideraciones sobre la historia universal. Bajo la impresión de estas exposiciones Nietzsche adquirió rápidamente un punto de vista nuevo y distanciado sobre la historia reciente.
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PRUSIA ENEMIGA DE LA CULTURA:
El 29 de octubre había escrito a Ritschl: «Tengo los mayores recelos con respecto a la inminente situación culturaL. ¡Si por lo menos los enormes éxitos nacionales no tuviéramos que pagarlos excesivamente caros en un ámbito en el que no deseo ningún tipo de menoscabos! En confianza: tengo a la Prusia actual por una potencia altamente peligrosa para la cultura. En lo que se refiere a la instrucción pública, pienso hablar más tarde en público sobre ello; y con los manejos religiosos, tal como los dirige Berlín en provecho del poder de la iglesia católica, que lo intente otro. Aunque resulte a veces muy difícil, hemos de ser suficientemente filósofos como para permanecer sensatos en medio del delirio general, de modo que no venga el ladrón y nos robe o nos menoscabe aquello que para mí no puede compararse con las mayores hazañas militares, e incluso con ningún enaltecimiento nacional.»» Y con mayor mordacidad el 23 de noviembre a E. Rohde: «¡Procura irte de la Prusia fatal, enemiga de la cultura, donde los gañanes y los frailes crecen como las setas y que pronto nos anegará, a toda Alemania, en sus tinieblas!»
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El fragmento Empédocles (1)
En este proyecto de drama, Empédocles, es algo en el que de modo francamente inquietante se prefigura ya el camino del Nietzsche posterior y en el que aparecen símbolos fundamentales. Como más tarde con Zaratustra, también aquí toma una figura histórica -la del filósofo siciliano, médico prodigioso, poeta y fundador religioso del siglo quinto antes de Cristo, el legendario Empédocles-- como máscara en la que él mismo aparece idealmente, sólo que en este caso permanece más cercano a la tradición, mientras que del legendario-histórico persa Zaratustra sólo queda el nombre y su función como fundador religioso. Nietzshe conocía a Empédocles a través de Diógenes Laercio. De su concepción filosófica del mundo hubo de interesar a Nietzsche el proyecto de unir lo místico - pitagórico con la ciencia natural moderna. En la doctrina de Empédocles de la transmigración de las almas está uno de los impulsos para la doctrina de Nietzsche del eterno retorno de lo mismo como hipoteca ética. En definitiva, a través del fragmento Nietzsche expresa su propia problemática filosófica en estos momentos: «Empédocles, que es empujado a través de todos los peldaños: religión, arte, ciencia, y que al superar el tercero se dirige contra sí mismo. Es empujado fuera de la religión por el reconocimiento de que es un engaño. Ahora, agrado en la apariencia artística. Fuera de ella por el impulso del reconocimiento del dolor del mundo. Ahora considera como anatomista el dolor del mundo, se convierte en un tirano que usa de la religión y el arte, y se endurece cada vez más... El pueblo reunido en torno al cráter: Empédocles enloquece y antes de su desaparición anuncia la verdad de la reencarnación... Tras larga lucha reconoce la ilusión de la religión.»
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FRAGMENTO Empédocles (2)
En el fragmento sobre Empédocles, Nietzsche, cita muy especialmente las leyendas sobre la autodivinización de Empédocles y su muerte en el Etna, (leyendas que ya en el tiempo ilustrado de Empédocles, extrañamente, no puede encontrarse referencia alguna), Da por compañera a su Empédocles, junto a su amado Pausanias, que también le reconocen Diógenes Laercio y Hölderlin, a una tal «Corina». Existe una Corina histórica fue una poetisa beocia que vino a Tesalia y según la leyenda habría sido maestra de Píndaro y le habría vencido en una competición poética. En cualquier caso se trataba de una mujer altamente intelectual. Y con ello comienza la simbólica personal que habría de acompañar a Nietzsche toda la vida, incluso hasta en la locura. Empédocles se convierte más tarde en Dionisos, Corina en Ariadna. Empédocles es un disfraz de sí mismo, y bajo Corina / Ariadna habría que suponer ya ahora, en el otoño de 1870, a Cosima.
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ENTUSIASMO ANTE EL MANUSCRITO DE WAGNER SOBRE BEETHOVEN
El 7 de noviembre escribe a Carl von Gersdorff: «Hace un par de días me ha enviado Wagner un magnífico manuscrito titulado Beethoven. En él encontramos una profundísima filosofía de la música en estrecha conexión con Schopenhauer. El tratado se presenta en honor a Beethoven, como el mayor honor que la nación puede tributarles» Y el 10 de noviembre, al maestro mismo: «En las primeras acometidas del nuevo semestre, que esta vez... se presenta especialmente recio, no me pudo suceder nada más confortante que el envío de su Beethoven. Hasta qué punto me había de interesar conocer su filosofía de la música -y esto quiere decir propiamente: la filosofía de la música-, se lo podría aclarar especialmente en un artículo que escribí para mí este verano y titulé "la visión dionisíaca del mundo". De hecho, por este primer estudio he conseguido comprender del todo y con el más profundo placer la necesidad de su exposición, dado lo alejado que está del ámbito cultural, lo sorprendente y asombroso que resulta todo lo relativo a Beethoven y sobre todo la explicación de su propia obra.
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IDILIO DE TRIBSCHEN
Era la primera vez que podía celebrar la doble fiesta oficialmente como Sra. de Wagner, y el maestro la regaló aquel día con un presente regio: con el estreno de una composición sinfónica, que primero se llamó Idilio de Tribschen, en círculos íntimos familiares Música de la escalera, y más tarde accedió a la literatura universal como Idilio de Sigfrido. La composición debe datarse en los meses de noviembre y comienzos de diciembre.
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ASPIRACIÓN A LA CATEDRA DE FILOSOFÍA
Nietzsche, en carta dirigida a Vischer, escribe lo siguiente: «Le habrá sido comunicado por mis médicos hasta qué punto padezco de nuevo y que el culpable de esta insoportable situación es el agotamiento. Me he preguntado repetidas veces cómo puede explicarse este estado de agotamiento que me sobreviene a mitad de casi todos los semestres;... Finalmente he llegado a una conclusión que quiero exponerle ahora.» Vivo aquí en un curioso conflicto, que es quien me agota y me consume incluso físicamente. Inclinado fortísimamente por naturaleza a meditar filosóficamente en algo unitario, a permanecer prolongada y tranquilamente en un problema haciendo largos razonamientos, el múltiple trabajo diario y su tipo hace que me sienta arrojado de aquí para allá y desviado del camino... Creo que esta descripción expone con la mayor claridad posible aquello que... agota a mi cuerpo y lo lleva hasta tales sufrimientos como los de ahora, que si se repitieran más a menudo me habrían de obligar físicamente a abandonar toda dedicación a la filología. En este sentido me permito solicitar de usted la cátedra de filosofía que ha quedado libre por la marcha de Teichmüller.» En lo que se refiere a mi legitimación personal para ambicionar la cátedra de filosofía debo anticipar mi propio testimonio... Quien me conoce de mis años de instituto y de universidad nunca ha dudado de la prevalencia en mí de las inclinaciones filosóficas; incluso en los estudios de filología me ha atraído preferentemente lo que me parecía significativo para la historia de la filosofía o para los problemas éticos y estéticos... Quiero hacer recordar que ya he anunciado dos cursos que en este sentido eran de naturaleza filosófica... Mientras estudié filología nunca me cansé de mantenerme en estrecho contacto con la filosofía; como pueden corroborar muchas personas, mi participación fundamental siempre estaba del lado de las cuestiones filosóficas... Propiamente hay que atribuir sólo al azar el que no orientara ya desde un principio a la filosofía mis planes universitarios: al azar que me negó un profesor de filosofía reconocido y auténticamente estimulante...Con ello se cumpliría ciertamente uno de mis deseos más cálidos, si he de seguir también en esto la voz de mi naturaleza; y creo poder confiar en que, después de superar el conflicto al que me he referido antes, mi estado físico se regularizaría en gran medida... Seguramente, de los dos últimos años usted ha sacado una buena impresión sobre tal respecto al hecho de que sé evitar lo inoportuno y lo chocante, y diferenciar entre lo que se expone a los estudiantes y lo que no.» Si me pemite exponerle totalmente mi combinación, yo había pensado que usted encontraría en Rohde un sucesor del todo idóneo para mi cátedra de filología y mi trabajo en el pedagogio. Rohde, a quien conozco perfectamente desde hace cuatro años, es el más capacitado de todos los jóvenes filólogos con los que me he topado, y una verdadera joya para cualquier universidad que le contrate... No tengo palabras para expresar hasta qué punto la proximidad de mi mejor amigo facilitaría mi existencia aquí en Basilea ...»
No se conoce una respuesta de Vischer a este documento confidencial --que en manos de otra persona menos bienintencionada hubiera podido costar sin más a Nietzsche su puesto filológico-, y esto hay que aclararlo a partir de las circunstancias que se daban. La cuestión no se decidió en Basilea hasta el 15 de abril de 1871. Durante ese tiempo Nietzsche reposaba en Lugano, esperando tener que afrontar un futuro incierto. Incluso cuando el 8 de abril regresó a Basilea y el asunto hacía tiempo ya que estaba maduro para decidir sobre él, todavía él no tenía noticia ni indicación alguna sobre el desarrollo que había tomado entretanto esta cuestión profesional. Y es que, por un lado, los docentes de la filosofía en la Universidad  se mostraban contrarios ante tal designación - sobre todo Karl Christian Steffensen se oponía frontalmente a tal nombramiento pues había reaccionado muy negativamente ante la conferencia que Nietzsche había dado sobre Sócrates, y de la que entonces informaba Nietzsche a su amigo Deussen - y, por otro, en la Universidad todos eran conscientes de que Nietzsche no era un maestro académico de filosofía. No le quedaba más remedio que ser un filósofo. Pero eso ya tuvo que ser alejado de la cátedra.
En la sesión del 15 de febrero la curaduría se ocupó del asunto Nietzsche. Se le concede permiso y baja por enfermedad pero sobre la solicitud sobre la cátedra de filosofía no aparece ni una sóla palabra.

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PROBLEMAS DE SALUD
 A comienzos de febrero escribía Nietzsche a casa: «Mi estado de salud ha empeorado mucho: insomnios terribles, afecciones hemorroidales, gran debilitamiento, etc. Me tratan Liebermeister y Hoffmann; parece que se trata de una infección de estómago y de intestino, provocada por un exceso de trabajo. Ya estoy harto de este profesorado de Basilea... Los médicos exigen ahora que abandone Basilea hasta Pascua, y me recupere en un aire más meridional sin hacer absolutamente nada. ¿Quién de vosotras tiene ganas de acompañarme? Puesto que para los tres resultaría excesivamente caro. Me han aconsejado los lagos del norte de Italia. En caso necesario puedo viajar yo solo también. Mi estado, como me explicó Hoffmann todavía ayer, no ofrece peligro alguno si se le trata inmediatamente... Como ya he dicho, no es absolutamente necesario que vengáis. Algo diferente sería si os pidiera que pasárais el verano en Basilea, para lo que sólo espero a buscaros acomodo.» Pero sí quería al menos preguntaros si alguna me queréis acompañar. No sé italiano, pero con francés más o menos se entiende uno por todas partes... Telegrafío hoy; cuando esta carta llegue ya tendré yo la respuesta y vuestra decisión ya estará tomada, de modo que aproximadamente el jueves podríamos partir de Basilea. Así lo dispone Liebermeister, quien me acaba de visitar y me ha aconsejado Lugano. Si la decisión no fuera tomada tan rápidamente, yo no podría esperar.»
Un accidente le había ya liberado del servicio militar como artillero. De nuevo un pequeño accidente --una luxación en un pie-- le descargó en junio de 1870 de una docencia excesivamente cargada (20 horas semanales). La enfermedad le liberó después de pocos días de su absurda aventura bélica, para la que en modo alguno estaba preparado con su ser hipersensible y con unos nervios ya deshechos por la tensión de años que le producía su doble existencia. Cuando presenta la solicitud  a Vischer, solicitando la cátedra de filosofía, había retado al destino a otro nivel diferente, pero no tuvo fuerzas para quedarse en Basilea y perseguir sus intereses. Durante las semanas decisivas él estaba en Lugano. Desde ahora la enfermedad toma enteramente la función de evitarle las decisiones para las que no se siente con fuerzas. Lo liberó de sus compromisos en el pedagogio, deshizo su ligazón con Wagner, le deparó un año de vacaciones que necesitaba para su primera obra filosófica totalmente personal Humano, demasiado humano, lo liberó de la cátedra de Basilea proporcionándole libertad creativa, y finalmente liberó a su espíritu del compromiso de realizar una «obra filosófica fundamental» sistemática, compromiso que, a pesar de habérselo creado él a sí mismo, le hubiera resultado imposible cumplirlo, dada la índole de su filosofar. Le ahorró la amarga experiencia de la imposibilidad de esa empresa. «Vivo aquí en un conflicto curioso, que es quien me agota y me consume incluso físicamente.» (Carta a Vischer.) Este es el diagnóstico tremendamente exacto de su existencia ya desde Bonn y, a través de todas las situaciones de su vida, hasta el hundimento final de enero de 1389. Y a fin de cuentas, la enfermedad era como un nimbo que rodeaba al fenómeno Nietzsche y del que provenía no poco de su fuerza mágica.
Tuviera o no la enfermedad un fundamento médico-fisiológico palpable, el hecho es que se instala, en la misma medida al menos, en lo psíquico, en la tensión ya irresistible entre profesión y vocación,- entre apariencia y ser. Esta tensión pertenece esencialmente al destino y a la naturaleza de Nietzsche. De nuevo intenta librarse de ella, como aparece conmovedoramente en el grito de angustia de la solicitud, en la que hay que tomar en serio todas y cada una de las palabras, en la que todas y cada una de las palabras tienen un gran peso. El grito de la soledad, el anhelo por la proximidad del amigo, provienen también de la más profunda soledad. He aquí el nudo trágico en la vida de Nietzsche. Nietzsche esperaba del éxito de su solicitud de la cátedra de filosofía que con ello posiblemente se le abriera el camino hacia la libertad, el camino hacia sí mismo en libertad. El destino no le deparó ese camino fácil; sólo hubo para él la solución de la catástrofe, el penoso camino de la enfermedad, primero en el desmoronamiento físico de la primavera de 1879, y finalmente en la disolución espiritual.

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FECHAS IMPORTANTES EN LA ELABORACIÓN DEL Nacimiento de la tragedia
La maduración de la obra proviene esencialmente del año 1871, aunque estadios previos y notas aisladas encontramos ya antes, incluso antes de la aventura bélica de 1870. La historia interna del origen del libro hay que iniciarla con una cala en las vivencias infantiles - muerte temprana del padre y del hermanito pequeño -, para la historia externa del origen, la conferencia del 18 de enero de 1870 en el aula del museo, organizada por la Sociedad Académica Libre, «El drama musical griego», parece ser la más temprana formulación que conocemos de este ámbito de problemas; a ella le siguió dos semanas más tarde (el 1 de febrero), en el mismo lugar y en idéntico marco, la conferencia «Sócrates y la tragedia». Después quedó detenido el trabajo.
Año 1871
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PROPOSITOS EDITORIALES DE NIETZSCHE
El 7 de junio de 1871 comunica a Rohde sus propósitos editoriales con estas palabras. «Mi librito, cuyo nacimiento, si mal no recuerdo,te notifiqué desde Lugano con auténtico cacareo, se marchita hasta ahora por falta de editor. He desgajado un pequeño artículo y lo he hecho imprimir a mis expensas en Basilea: se trata de la refundición de aquella antigua conferencia "Sócrates y la tragedia". Otro artículo "sobre lo dionisíaco y lo apolíneo" aparecerá según creo en los Anales prusiams; eso en caso de que se me admita, cosa que dudo. En fin, lo mío tiene todos los visos de acabar en un placer caro - en poseer una biblioteca llena de escritos inéditos, pero, eso sí, delicadamente impresos.» Reclamó con bastante brusquedad de Engelmann el manuscrito, quien lo entregó el 29 de junio a Romundt en Leipzig, después de que Nietzsche el 28 de junio le hubiera vuelto a advertir desde Basilea: «... que he dispuesto de nuevo de mi manuscrito y he comenzado negociaciones, romper de nuevo las cuales ya no está en mi mano... Entretanto necesito a todo trance mi manuscrito, en el que hay que hacer algunos cambios, y solicito de nuevo se sirva enviarlo al Sr. Romundt.» Esas otras negociaciones eran nada más que un ardid, a no ser que Wagner hubiera hecho llegar ya una recomendación a su editor Fritzsch; pero entonces Nietzsche no hubiera encargado seguramente publicaciones parciales a sus expensas. En una pequeña carta a Rohde a mediados de junio leemos esta única frase decepcionada: «El librito al que me referí otra vez no ha encontrado editor, lo lanzo ahora a trozos al mundo: ¡qué tortura para la parturientas.»
Año 1871
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PORTADA DEL Nacimiento de la tragedia
 Con el entusiasmo que era propio en él incluso en las cosas aparentemente accesorias -una peculiaridad que conservó hasta el final, Nietzsche se preocupó de los detalles de la presentación del libro y de la composición de la portada. El mísmo día que a Fritzsch escribe a su amigo Gersdorff a Berlín: «Fritzsch... promete incluso acabar para navidades. Está decidido que la confección tipográfica siga exactamente el modelo de la Definición de la ópera de Wagner: ¡alégrate conmigo! Habrá pues un espléndido espacio para una hermosa viñeta: díselo a tus amigos artistas de mi parte... Tengo hasta ahora la mayor confianza: el libro se comprará mucho, de modo que el dibujante de la viñeta se hará acreedor también a un trocito de inmortalidad.» Ese artista fue Leopold Rau, que por lo visto trabajó rápidamente, dado que Nietzsche pudo ya el 27 de noviembre comunicar a Fritzsch: «Aquí le envió una viñeta para la portada de nuestro libro, que ha hecho un artista excelente y que me ha enviado hoy. Se trata de Prometeo libre de sus cadenas. Le suplico ahora que encargue rápidamente la ejecución de esta viñeta a un buen grabador que esté inmejorablemente acreditado. En todo caso la plancha de madera ha de ser enviada al autor de la viñeta para una eventual corrección.»
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ALEGRIA DE NIETSCHE POR LA PUBLICACIÓN DEL Nacimiento de la tragedia
«Fue un momento emocionante cuando hoy me llegaron los primeros ejemplares. Tengo estas palabras a flor de labios: ¡Haz, gran espíritu, que complete la tarea diaria de mis manos!»
Año 1871
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CONSAGRACIÓN DE LOS DEMONIOS
Nietzsche escribe a Rohde el 20 de octubre de 1871: «Que el lunes próximo, a las 10 de la noche, cada uno de nosotros levante un vaso de oscuro vino tinto y vierta la mitad en la negra noche con las palabras Xaípete, daímones, bebiéndose el resto. Probatmm est. ¡Que Samiel lo bendiga! ¡Uhu!» (La invocación a Samiel es una sorprendente reminiscencia de la ópera de Weber El cazador furtivo, escena del monte de los lobos, a causa de la cual la ópera entera le desagradaba a Nietzsche: la encontraba ridícula.)
Una semana más tarde, el lunes 30 de octubre, tras una «visita inaugural» a Tribschen (el 27 de octubre), se celebró la «consagración a los demonios». A su amigo Gersdorff le informa el 18 de noviembre sobre su participación en ella: «Celebré la consagración a los demonios en casa de Jacob Burckhardt, en su gabinete: él se unió a mi acto de consagración y vertimos más de dos vasos de cerveza de buen vino del Ródano a la calle. En siglos pasados hubiéramos sido sospechosos de brujería. Cuando volvía a las once y media de la noche a casa, un tanto demoníaco, me topé con el amigo Deussen, con quien deambulé por la calle todavía hasta cerca de las 2. Se marchó en el primer tren. Guardo un recuerdo suyo casi fantasmal ya que no lo ví más que a la pálida luz de los faroles y de la luna...Al día siguiente tenía una resaca demoníaca.»

Año 1871
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INTERVENCIÓN DE NIETZSCHE EN LOS CLAUSTROS
En la sesión del 25 de agosto de 1871, hizo la propuesta de que se recurriera a las autoridades pertinentes, y «se dieran los pasos apropiados para remediar el molesto estrépito de los carruajes por la plaza de la catedral, modernizando dicha plaza y obligando a aquéllos a ir al paso». La propuesta fue a la Curaduría, al Pequeño Consejo, al Colegio de Arquitectos, al ingeniero del cantón, pero, después de que este último había hecho un hermoso proyecto, fue rechazada. El Pequeño Consejo recomendó al respecto al Consejo de Educación que se entendiera de buenos modos con los correspondientes propietarios de empresas de transporte.
Año 1871
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ACOMPAÑANDO A COSIMA EN MANHEIN
La asociación Wagner de Manhein había preparado  para el 20 de diciembre un concierto a beneficio del proyecto del festival de Bayreuth, con Wagner como director de la orquesta. El programa ofrecía: 1. La marcha del emperador, 2. Mozart, La obertura de La flauta mágica 3. Beethoven, Sinfonía (en la mayor), 4. Wagner, preludio de Lohengrein, preludio de los maestros cantores, preludio y escena final (llamada «Muerte de amor)» de Tristán e Isolda.Wagner había marchado ya el 9 de diciembre de Tribschen a Munich, y luego el 13 de diciembre de Munich a Bayreuth, con el fin de visitar el terreno sobre el que se iba a construir el edificio del festival. El 16 de diciembre se fue a Mannheim para dirigir los ensayos. Cosima, por su parte, salió de 'I'ribschen el 16, primero hacia Basilea, donde llegó a las 9 de la noche  y al día siguiente hacia Mannheim, con Nietzsche como compañero de viaje, Durante cuatro días Nietzsche pudo jugar el papel de caballero, y el 20 de diciembre acompañar a la admirada señora al concierto, lo que Cosima, curiosamente (¿por discreción?), silencia en su diario. En el ensayo general de por la mañana se interpretó dos veces el Idilio de Sigfrido en función privada para invitados solamente.
Año 1871
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CRITICA EN TRIBSCHEN A SU CAPACIDAD DE COMPOSITOR
Hacía un año Wagner había sorprendido y emocionado a Cosima con la composición del Idilio de Sigfrido; este año Nietzsche había vuelto a componer y había puesto a los pies del árbol de Navidad su composición Eco de una noche de San Silvestre para piano, a cuatro manos -para tocarlo con Cosima. Pero ¿cómo se recibiría esta obra? A esta decisión le evita su presencia, se esconde en su «casucha de perro de Basilea», prefiere renunciar a la vivencia -con seguridad preciosa para él- de los días de Navidad en Tribschen.
La obsequiada reacciona el 30 de diciembre de 1871 delicada y consideradamente: «El día de San Silvestre ha de dar las gracias a los sones de la noche de San Silvestre; impresiones comunes convertidas en recuerdo resonaron esta vez en mí cumpleaños a través de las campanas de medianoche, y yo digo ¡gracias! al amable "melómano".» Sólo 15 años más tarde, en noviembre de 1887, expone claramente en una carta a Fea Mottl algo de lo que sucedió en Tribschen entonces: «Jacob Stocker, mi antiguo servidor... se quedó parado al quitar la mesa.... escuchó atentamente y se retiró finalmente diciendo "no me parece bueno". Confieso que, a pesar de mí gran amistad de antes, no pude seguir tocando a causa de la risa.» La escena la describe más detalladamente Hans Richter, que tocó junto con la señora Wagner las Campanas de San Silvestre. «Wagner estaba sentado inquieto, estrujaba la boina entre sus manos, y antes del final se salió fuera... yo esperaba una tormenta. Pero la crítica de Jacob (que Richter también trasmite) lo había calmado; encontré al maestro simplemente riendo con todas sus ganas. "Se trata uno desde hace año y medio con este hombre sin imaginar una cosa así; y ahora viene tan alevosamente en ropajes de partitura.» A pesar de ello Nietzsche pudo el 20 de enero de 1872, en su siguiente visita a Tribschen, mejorar esta impresión. Cosima anota en su diario: «Prof. Nietzsche, cuya visita nos alegra mucho. Se discutió mucho; planes para tiempos futuros, reforma de la enseñanza ; nos toca muy bellamente su composición.»

Año 1871
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NEGATIVA A ACUDIR A TRIBSCHEN
Nietzsche este año de 1871 se había mantenido alejado de Tribschen durante las navidades sin un motivo obligado, puesto que lo que expone en cartas a Rohde y a casa apenas resulta convincente. Así el 21 de diciembre a Rohde: «Estas navidades las paso solo en Basilea y he declinado las amables invitaciones de los de Tribschen. Necesito tiempo y soledad para meditar algunas cosas respecto a mis 6 conferencias (porvenir de nuestros centros de enseñanza) y para encontrarme a mí mismo. He dedicado mi Noche de San Silvestre a la señora Wagner, cuyo cumpleaños se celebra el 25 de diciembre... y estoy ansioso por saber qué me dicen los de allí respecto a mí trabajo musical, ya que nunca he oído algo competente respecto a ello.» Durante esos días deambuló -y en modo alguno solitario- por Basilea; sobre ello escribe el 27 de diciembre a casa: «Sobre el pianino tengo un cuadro de Holbein del gran Erasmo, que me han regalado los jóvenes Vischer en Nochebuena como aguinaldo. Con ello ya sabéis dónde pasé esa noche; hoy estoy invitado al aguinaldo en casa de los Bachofen y para el aguinaldo de la noche de San Silvestre en casa de los viejos Vischer; de modo que voy a vivir tres veces el árbol de navidad. Para el viernes (= 29 de diciembre) al mediodía me ha comprometido el viejo Stáhelin en Liestal.» Eso hace exactamente una invitación cada dos días. En Tribschen, pues, hubiera tenido más tranquilidad y tiempo para meditar sobre sus conferencias. Ya hemos señalado anteriormente el que parece ser el verdadero motivo de su no asistencia
Año 1871
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ADMIRACIÓN EN TRIBSCHEN A NIETZSCHE COMO ESCRITOR
 Nietzsche tuvo, sin embargo, un éxito total en Tribschen con su libro, del que había esperado que saliera para navidades, pero que al menos pudo convertirse en el regalo de Año Nuevo. El 2 de enero de 1872 envió ejemplares dedicados a Tribschen; el 18 llegó el sincero agradecimiento de Cosima y su elogio: «¡Oh, qué hermoso es su libro! ¡Qué hermoso, qué profundo y qué audaz! ¿Quién va a recompensárselo?, le preguntaría acongojada si no supiera que en esa propia concepción de las cosas usted ha debido encontrar ya la mayor recompensa... En este libro ha conjurado espíritus de los que creí que sólo servirían a nuestro maestro. Usted ha arrojado la luz más clara sobre dos mundos, uno de los cuales no vemos porque está muy lejos, y al otro no lo reconocemos porque está muy cerca de nosotros; de modo que captamos la belleza que presentíamos y que nos embelesaba, y comprendemos la fealdad que casi nos aplastaba; es consolador que usted proyecte sus luces al futuro -que es el presente de nuestros corazones-- de modo que llenos de esperanza podamos implorar ¡que el bien venza! ¡No acierto a decirle cuán sublime me parece su libro... y hasta qué punto ha conseguido la claridad más bella en las más difíciles cuestiones! He leído este libro como si fuera una poesía... puesto que me da una respuesta a todas las preguntas inconscientes de mi interior... Y ahora ¡adiós!; reciba los saludos del gabinete de arriba y del de abajo, en el primero teje ahora el maestro y su libro descansa al lado de todo lo que me resulta precioso»
Año 1871
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EL NACIMIENTO DE LA TRAGEDIA COMO UN DIÁLOGO
Como todos los libros de Nietzsche El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música es un libro confesional. Sacado de las vivencias más intimas, desarrolla apasionadamente más una imagen de la situación espiritual del autor que una imagen del tema expuesto: la tragedia ática. El modo de exposición es el del diálogo. Nietzsche se dirige a un «tú», a amigos determinados o imaginarios, a quien varias veces interpela además directamente como tales; sobre todo a Richard Wagner, a quien expresamente dedica un prólogo, en el que se dice: «... me imagino el instante en el que usted, mi muy distinguido amigo, recibirá este escrito... e inmediatamente se convence de que el autor tiene algo serio y penetrante que decir, e igualmente de que él... trató con usted como si estuviera presente y sólo pudo escribir algo que guardara relación con esta presencia.»
En 25 capítulos, la mayoría de ellos cortos, emprende Nietzsche la tarea de poner al descubierto los fundamentos de los que pudo surgir la tragedia como obra de arte, pero también la de exponer cómo y por qué desapareció después de un corto florecimiento. Con la vista puesta en la obra de Richard Wagner como un auténtico renacer de la tragedia, y con la esperanza puesta en su acción humanizadora, se aleja dos milenios de su tema y da al libro un giro «moderno», actual. Es éste un rasgo de toda la obra y el talante de Nietzsche: la referencia inmediata a la Antigüedad sin escalones intermedios, y al revés, el salto de la Antigüedad a su presente, también sin escalones intermedios.
Año 1871
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DIONISOS y APOLO
Se ha empleado mucha diligencia y agudeza en demostrar y hacer notar al filólogo Nietzsche que su visión de los dioses Apolo y Dionisos no está de acuerdo con la historia de las religiones así como que el modo de usarlos como símbolos no fue inventado por él, sino que hay antecedentes y ejemplos anteriores de ello. H. Wagenvoort, por ejemplo, defiende la tesis de que Nietzsche, a más tardar en 1866,conoció por mediación de Rohde el libro de Henri Michelet La Bible de l'humanité, aparecido en 1864, en el que este historiador francés, nacido en 1798, ya expone la polaridad «apolíneo-dionisíaco» en el mismo sentido en que lo hace Nietzsche en su obra. Más cerca de la auténtica fuente de influjo conduce Martin Vogel cuando en su amplia exposición se refiere a Tribschen. Coloca en el centro de su tesis el cuadro que había en Tribschen del Dionisos (Baco) entre las musas de Bonaventura Gemelli (1798-1868), al que se refiere Nietzsche en su carta del 16 de julio de 1872 a Rohde como defensa contra Wilamowitz. Pero hay algo todavía que une ambas tesis: ¡Michelet era conocido en Tribschen y allí se discutía sobre él!
Malwida von Meysenburg había conocido en 1860 en París al historiador; lo apreciaba y continuó en relaciones personales con él. Cuando él murió en 1874, el hijo político de Malwida, Gabriel Monod, dedicó a los colegas en 1875 una biografía. Malwida introdujo la obra de Michelet en el círculo de Wagner; en el invierno de 1876 en Sorrento, incluso organizó una lectura suya con Nietzsche y Rée. Cosima cita en el diario del 12 de febrero de 1871 el último libro de Michelet La France devant l'Furope. Que la pareja de conceptos «apolíneo-dionisíaco» fue agudizada en las discusiones de Tribschen hasta hacer de ella una pareja de opuestos, es algo que se puede suponer por el hecho de que en la conferencia de Nietzsche de 18 de enero de 1870 sobre «El drama musical griego» no aparece todavía en ese sentido. En ella se cita sólo una vez a Dionisos en la comitiva de sus satélites. Esto hablaría en contra de una influencia ya en 1866 de la lectura directa de Michelet.
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CRITICA AL CRISTIANISMO SIN MENCIONARLO
Partiendo de la metafísica schopenhaueriana, Nietzsche busca una posición alternativa y de recambio con respecto al cristianismo tal como él lo entendía, y la encuentra en el símbolo de Dionisos-Zagreo, en el mito del Dionisos despedazado, del despedazamiento del uno original en todos y cada uno de los destinos particulares, en el mundo de los fenómenos, a quien él considera la parte «apolínea». El uno primordial, el fundamento del ser -la «voluntad» de Schopenhaucr- le resulta directamente vivenciable, y de hecho es vivido por él a través de la música, sobre todo la de Beethoven, y ahora también la de Wagner. Dice al respecto: «La música es... diferente a las demás artes por el hecho de que es una figura inmediata de la voluntad misma y representa por tanto, frente a todo lo físico del mundo, lo metafísico, frente a todo fenómeno, la cosa en sí. Según eso podría llamarse al mundo, tanto música encarnada, como voluntad encarnda.» En esto, Nietzsche, repite simplemente a Schopenhauer.
Año 1871
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NIETSCHE ORGULLOSO
El aula del museo se llenaba cada vez con unos seguidores que escuchaban expectantes. El día antes de su quinta conferencia (el 22 de marzo de 1872) escribía Nietzsche a su editor Fritzsch: «Este invierno he dado... seis conferencias públicas... Cada vez tuve aproximadamente 300 oyentes: desde los lados más diferentes se me ha exhortado a imprimir estas alocuciones. Y también yo tengo gran interés en que se impriman bien y bellamente.»

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ASISTENCIA DE ILUSTRES SEGUIDORES
Para escuchar sus conferencias, Nietzsche, tuvo seguidores de amplios círculos (según Jacob Burckhardt, en aquel semestre había 168 estudiantes en total en todas las facultades, cosa que considera como un nuevo record), debido ante todo a la magia de su personalidad. Nada menos que Jacob Burckhardt escribe sobre ello el 21 de abril de 1872 a Arnold von Salis: «El señor Beck le informará exactamente sobre las conferencias de Nietzsche; nos debe todavía la última, de la que esperamos alguna solución para las cuestiones y las quejas tan audaz y seriamente planteadas; pero se ha tomado entretanto diez días de reposo en la región de Vaud. ¡Tenía que haber oído las cosas que dijo! A veces resultó encantador, pero luego volvía a escucharse una profunda tristeza; y todavía no alcanzo a ver cómo se arreglarían los auditores humanissimi para aceptar con tranquilidad el asunto. Pero de algo se estaba seguro: allí había un hombre de un gran temple, que lo conoce todo de primera mano y lo comunica.»

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TEMA DE LAS CONFERENCIAS DE NIETZSCHE
En primer lugar Nietzsche exponía en esas conferencias la ética de una aristocracia intelectual: todo esfuerzo formativo debe estar supeditado a la dirección de un genio, y sólo sirve a su vez para la producción de un genio. Como medio correctivo recomienda sobre todo un estricto adiestramiento en el uso de la lengua materna siguiendo a los clásicos alemanes. Con fuertes invectivas contra una generalización y extensión de la «formación», se enfrenta en solitario, y con la causa ya perdida de antemano, contra las corrientes principales que ya existían en su tiempo y que en nuestro siglo xx habrían de imponerse rotundamente. En las notas para la primera conferencia encontramos el siguiente pasaje: «La formación general no es más que la antesala del comunismo: de ese modo la formación se debilita hasta el punto de que ya no puede conceder privilegio alguno. Ella es, al menos, un medio contra el comunismo. La formación general, es decir la barbarie, es justamente la condición previa para el comunismo. La formación "adecuada a la época" llega al extremo de formación "adecuada al instante": es decir, a burda captación del provecho momentáneo. De principio sólo se ve en la formación algo que trae provecho, de modo que pronto lo que trae provecho se confunde con la formación.» Por otro lado, en sus conferencias se vuelve contra el influjo del mercantilismo de la época y del interés estatal en los planes de estudio y en la demarcación de los objetivos del gimnasio; frente a ello resalta la escuela real, que promete honradamente trasmitir conocimientos útiles, prácticamente aplicables, pero desde luego no «formación». ¿Y qué ha de suceder con el instituto? Es precisamente a esta pregunta a la que no responde con precisión; evita aquí el decidirse; fracasa en esta tarea, como fracasará siempre que tenga que dar una respuesta positiva, y como finalmente quedará deudor nuestro de su «obra filosófica fundamental», que promete durante años y cuya redacción emprende varias veces. Posiblemente tenía, respecto a esta formación, una idea muy influida por su experiencia de «Tribschen»; esencialmente se trataría de una formación estética, de un cultivo de los juicios de gusto. En esa dirección apunta 16 años más tarde un párrafo del Ecce Homo escrito en consideración retrospectiva de estos años: «Los pocos casos de buena formación que encontré en Alemania eran de procedencia francesa; sobre todo Cosima Wagner, la primera voz con mucho en cuestiones de gusto que yo he oído.»
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LA SOLEDAD DEL GENIO FILOSÓFICO
Nietzsche  es consciente  de que el  genio filosófico --puesto que se trata de este tipo de genio- está condenado por su libertad singular a la soledad. Ya en la primera conferencia se encuentra esta consideración trágica: «¿Hablas con menosprecio sobre la tarea del profesor? ¿Y quieres después llevar una vida solitaria distanciado enemistosamente de la masa ... ? ¿Crees poder alcanzar de un salto, de repente, lo que yo hube de conseguir al final, tras una larga y enconada lucha por poder siquiera vivir como filósofo? ¿Y no temes que la soledad se vengue de ti? ¡Intenta ser un ermitaño de la formación; hay que tener una riqueza extraordinaria para poder vivir dándose a todos! ¡Extraños jóvenes! ¡Siempre creen tener que imitar justamente lo más difícil y lo más elevado, aquello que sólo ha conseguido el maestro: mientras que lo que debían saber es lo difícil y peligroso que esto resulta y cuántos excelentes talentos podían perecer en el intento!» Desde ahora Nietzsche coloca vida y obra bajo esta divisa mantenida por sometimiento al destino y orgullo por la propia valía. En Nietzsche, poco a poco, germina el pensamiento de la «víctima», pero él ve en su entrega una víctima con sentido. Esta es la «profunda tristeza» que Jacob Burckhardt, quizá el único entre los oyentes, escuchó compasivo y comprensivo.
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INVITACIÓN PARA ENSEÑAR EN GREIFISWALD
«Con Greifiswald, es decir, con no-Greifswald, me parece que os he alegrado. ¡Ah no veais tanto en una tal decisión, y en cualquier caso ninguna preocupación por mi comodidad! Si algún día cuento los auténticos motivos no os agradarían nada en absoluto. Soy tan poco ambicioso en este asunto de la "carrera académica": y si en algo fuera ambicioso, sería en cosas que quizá sólo proporcionen escarnio, mofa y ningún dinero... Lo único que hay que pensar es lo que puede ofrecer un lugar: una persona amiga y una consideración honrosa... Y eso lo tengo en Basilea.» ¿Pero qué podía significar todavía para él Basilea, después del inminente traslado de los Wagner de Tribschen a Bayreuth? Nietzsche alimentaba un plan de ensueño, para el que además tropezó con un estricto rechazo por parte de Wagner, a quien había comunicado sus pensamtientos a su paso por Basilea el 24 de enero, y también por parte de Cosima: quería dejar la cátedra y ponerse a disposición de la empresa de Bayreuth. Incluso después de que Wagner y Cosima no hubieran querido ni podido aceptar este sacrificio, y después de habérselo dicho claramente, Nietzsche seguía abrigando tales pensamientos.
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MOTIVOS DE SU RENUNCIA A ENSEÑAR EN GREIFSWALD
Los auténticos motivos de su renuncia a abandonar Basilea para enseñar en Greifswal los expuso a Rohde el 11 de
abril: «Medito sobre el modo en que tú para el próximo otoño podrías hacerte cargo, con todos los honores y emolumentos, como mi sucesor cabal, de mi cátedra de Basilea. Yo por mi parte quiero el próximo invierno viajar por la patria alemana, a saber, invitado por la asociación Wagner... para dar conferencias sobre los festivales de los Nibelungos; cada uno debe hacer lo que es su obligación, y, en casos de colisión, lo que es más su obligación. Una vez que me haya apartado de ese modo durante un invierno de la universidad, usaré seguramente del vacuum ya iniciado para viajar al sur por un período de dos años. Para los fines de esta empresa abandono mi puesto aquí, de modo que tú te conviertes en cualquier caso en mi sucesor... Yo por mi parte pienso poder sobrevivir durante dos años y medio con el último resto de mi capital, quizá 2.000 táleros; y lo que suceda después, Dios lo sabe, y a mí en principio no me interesa. ¡Un bienestar celestial éste de irse al sur no como pensionado, ni con la mirada vuelta hacia un ministerio imperial!»
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RECHAZO  INVITACIÓN PARA VISITAR GRECIA
Nietzsche informa de ello por primera vez en la carta del 4 de febrero a Carl von Gersdorff, y el 14 de febrero a casa: «Para los meses de marzo y abril tenía una invitación muy apremiante y amistosa para Grecia (Atenas, Creta, Naxos) de un conocido que es muy rico y a quien le gustaría estar conmigo. La rechacé porque tengo que dar hasta fines de marzo mis conferencias Sobre los centros de enseñanza, que me he tomado en serio. Quizá os riáis si os digo que ese conocido es el hijo de Félix Mendelssohn.»
 ¡Qué poco sincero!  El motivo era el siguiente: la incompatibilidad entre Mendelssohn y Wagner (quien, por cierto, compuso contra Mendelssohn y Meyerbeer el escrito sobre El judaismo en la música). Lo deja entrever con el «Quizá os riáis si os digo ...». El tema llega a explicarse más claramente después de haber adquirido alguna distancia temporal: el 23 de septiembre escribe al director de orquesta ginebrino Hugo von Senger: «... que... varias veces he estado próximo a la seducción de un viaje a Grecia. Todavía esta primavera fui invitado... a un viaje así al país de la nostalgia, Quien me invitó fue el hijo de Félix Mendelssohn-Bartholdy. Le puedo decir ahora que el mismo libro que me ha valido su simpatía, me obligó entonces a rechazar tal oferta. Pues desde aquel libro se me ha hecho imposible soportar juntos aquella que llamamos nuestra Hélade y los recuerdos de Antígona mendeissohnianos.» ¡Los coros de Antíde Félix Mendelssohn (opus 55) le impidieron viajar con el hijo del compositor por la anhelada Grecia! Qué poco sincero también en esto. Lo que temía era más bien que Wagner pudiera tomar a mal un declarado acercamiento por parte suya a un hombre de ascendiente judío -y hay que tener en cuenta además que el propio Wagner no fue tan consecuentemente antijudío. Pero Nietzsche tuvo la satisfacción de conseguir el asentimiento de la «maestra», quien le había escrito el 9 de febrero: «¡Pero el hijo de Félix! Resulta en verdad curioso; creo saber qué decisión tomará usted, y le doy la razón.» De hecho ¡la posición de Nietzsche en la órbita de Wagner y de su fascinación por Cosima no era sencilla!
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DIAS CONTADOS PARA TRIBSCHEN
El 30 de abril de 1872, se queja Nietzsche en carta a Rohde: «¡Hoy ha acabado Tribschen! Como entre ruinas, pasé allí todavía un par de días melancólicos» Y el 1 de mayo a Carl von Gersdorff: «El sábado pasado tuvo lugar la triste y conmovedora despedida de Tribschen. Tribschen ya ha desaparecido:deambulábamos entre ruinas, había emoción por todas partes, en el aire, en las nubes, el perro no comía, cuando uno hablaba con la familia de servidores rompían éstos en continuos sollozos. Empaquetamos los manuscritos, las cartas y los libros -¡Ah, qué desconsolado era! ¡Cuánto significan para mí estos tres años que pasé en las cercanías de Tribschen, en los cuales fui allí 23 veces de visita! ¡Qué sería yo si me faltaran! Estoy contento de haberme petrificado a mí mismo en mí libro aquel mundo de Tribschen.»
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NIETSCHE CONSUELA A COSIMA
Viernes 26 de abril: «Por la tarde algo de música, el profesor Nietzsche toca para mí», anota Cosima
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DERRUMBE DE LA ISLA DE LOS BIENAVENTURADOS
Incluso después de los largos años del distanciamiento, después de todas las luchas internas contra Wagner, después del panfleto
El caso Wagner, todavía Nietzsche pudo escribir en el Ecce Homo: «Aquí, donde hablo de los momentos de tranquilidad de mi vida, me resulta obligado decir una palabra para expresar mi gratitud por aquello que, con mucho, más profunda y cordialmente me tranquilizaba. Esto fue, sin duda, el trato íntimo con Richard Wagner. El resto de mis relaciones humanas no eran lo mismo; no quiero en modo alguno hacer desaparecer de mi vida los días de Tribschen. Días de confianza, de alegría, de incidentes sublimes -de instantes profundos... No sé lo que otros han vivido con Wagner: en nuestro cielo nunca apareció una nube.» Y: «Sopesándolo todo, no hubiera soportado mi juventud sin la música wagneriana».
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ANIMOS DE COSIMA
El gran eco que había esperado por parte de los círculos de sus colegas de especialidad no se produjo; seguramente no sospechaba lo aniquilador y humillante de lo que todavía le esperaba, cuando se lamenta a Cosima por el abandono al que se ve reducido; a lo que ella le contesta el 24 de abril comprensiva: «Apenas me ha extrañado lo que me cuenta de su situación; pero creo que un largo silencio metafísico y la aparición de un nuevo trabajo específicamente filológico volverá a poner en orden las cosas, tan pronto como usted quiera. Comprendo perfectamente sus sentimientos; es una sensación peculiar y en verdad casi insoportable el perder amarras y salir flotando en el aire. Puedo decir esto con tanta mayor libertad y seguridad cuanto que conozco todos los posibles matices de situaciones diversas.»
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VISITA A LA CEREMONIA DE INAGURACIÓN PRIMERA PIEDRA DE BAYREUTH
El 12 de mayo tiene que comunicar a Rohde: «Es cierto que estoy algo enfermo, en posesión de un «herpes» en la nuca: pero espero que mientras tanto se establezca a tiempo un tratado de paz entre la afección de la piel y la función del cerebro: puesto que debo ir a Bayreuth a pesar del cingulum.» Y lo consiguió; «los dos profesores "wagnerianos"», en su expresión, no podían faltar a aquellos grandes días de fiesta. Por orden suprema de Wagner, a pesar de todas las dificultades, se reservaron invitaciones para él y para Rohde. El viernes 17 de mayo Nietzsche partió de Basilea; llegó a Bayreuth el 18; Rohde lo hizo sólo el 19, domíngo de Pentecostés. El lunes 20 comenzaron los ensayos de la orquesta para la función festiva. Nietzsche y Rohde estuvieron presentes por la tarde en el segundo ensayo; en esta ocasión conocieron a Malwida von Meysenburg, en quien Nietzsche habría de encontrar un alma buena y maternalmente atenta, tal como iba necesitando crecientemente. En esto la suerte le fue favorable.Había pedido también a su hermana Elisabeth que viniera, pero ella renunció a hacerlo, como dijo, en favor de Gustav Krug, dado que era imposible encontrar entradas y alojamiento para ambos; la función en el teatro de la ciudad de Bayreuth, con sus 700 plazas, estaba totalmente al completo, copada por los señores del patronato y por las asociaciones wagnerianas. Como consuelo a esta renuncia, Elisabeth pudo anunciar su visita a Basilea durante los meses de verano, a donde en efecto llegó el 1 de junio. Además de Gustav Krug vino también a Bayreuth Carl von Gersdorff, de modo que Nietzsche pudo volver a regalarse en la dicha de la amistad antes de la abrupta caída.
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DESAGRADO DE WAGNER
El 22 de mayo tuvo lugar la ceremonia de la colocación de la primera piedra y el concierto de gala en el bonito teatro barroco de Bayreuth; se ofreció la novena sinfonía de Beethoven bajo la dirección de Wagner. Todavía quedaba un día para que vibrara el buen humor; después, Nietzsche, el 24, había de estar de vuelta en Basilea tras una semana de vacación. Quizá fue en aquellos días cuando Nietzsche, rebosante de felicidad, se desató en improvisaciones al piano, y no para gusto de Wagner, corno trasmite Malwida von Meysenburg. Wagner habría puesto fin al juego con el siguiente comentario malicioso (aniquilador entre músicos): «No, Nietzsche, usted toca demasiado bien para ser un profesor.» A ella, por su parte, le pareció una «ejecución al piano auténticamente maravillosa, en su mayor parte de improvisación libre».
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GRACIAS DE NIETSCHE A RODHE POR LA RESEÑA
El 26 de mayo apareció en el Norddeutsche Aligemeitíe Zeitung una reseña de Rohde sobre el libro de su amigo. Nietzsche, contento, da las gracias el 27: «¡Amigo, amigo, amigo, qué has hecho! No habrá un segundo E. R. así. Me iba sumergiendo lentamente, sin ver esas letras, leyendo cada vez más asombrado, en el abismo de sentimientos de Bayreuth, y finalmente oigo que la voz que suena tan solemne y profundamente es la del amigo. ¡Ah, queridísimo amigo, esto es lo que me has hecho!... Me deshago. ¡Lucha, lucha, lucha! Necesito guerra.»
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LEGITIMACIÓN FILOLÓGICA
Los dos amigos estaban profundamente unidos bajo el signo de la filosofía   schopenhauriana y de la entusiástica admiración por la obra de Wagner, en lo cual, en ambos casos, el impulso rector seguramente vino de la fervorosa entrega de Nietzsche a ellos. En esta fase de comprensión no podían suponer todavía que en este basamento de su amistad ya estaba el germen del distanciamiento posterior: Rohde permanecería enraizado en la filosofía de Schopenhauer, pero esencialmente seguiría el camino de los especialistas; Nietzsche se separó, o mejor, fue separado por su apasionamiento. Ahora, sin embargo, todavía se entendían sobre una base común; Rohde reconocía en el libro del amigo al discípulo de la filosofía schopenhauriana y al profeta de la nueva música en desarrollo creciente. Veía cómo irrumpían dos potencias espirituales, que estaban realmente en el tiempo: Schopenhauer con su ataque frontal a los fundamentos metafísicos del occidente cristiano, y Wagner como superación de los principios «clásicos» de la música europea, y de la concepción del arte en general. En este contexto Rodhe  elogia la obra de Nietzsche con una «consideración filosófica del arte» y como un enriquecimiento de una de las disciplinas filosóficas, la estética. ¿Y la filología?
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PUBLICACIÓN DEL PANFLETO DE WILAMOWITZ: Filología del futuro

     ¡FILOLOGIA DEL FUTURO!
   una réplica
al
  «nacimiento de la tragedia»
de
   Friedricb Níetzsche
profesor ordinario de filología en Basilea
por
  Ulrich von Wilamowitz-Möllendorff
    Dr. phil.

Ya el título tiene aristas. Igual que en su tiempo los adversarios de Wagner habían contestado en plan de mofa a su libro de 1850 La obra artística del futuro con la expresión «Música del futuro», expresión que había pasado ya al acervo lingüístico, también ahora la expresión «Filología del futuro» de Wilamowitz, contra el filólogo y amigo de Wagner, Nietzsche. (¡El hará más tarde lo mismo con el paráfrasis Crepúsculo de los ídolos!) El propio Nietzsche da pie completamente al fino matiz de citar ambas situaciones, grados académicos, respectivamente, dado que no había conseguido su doctorado por el camino normal. Y además Wilamowitz compromete a su adversario como filólogo, con lo cual le impide el subterfugio de que se trata de un libro que se sale del ámbito de la filología.
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MEMORIAS DE WILAMOWITZ
Ambos panfletos (el segundo, dirigido contra la réplica de Rohde, apareció en febrero del año siguiente) no eran considerados, además, como «buenos» trabajos en los círculos de especialistas, y por eso no se les juzgó dignos tampoco de aparecer en la colección de Escritos menores, como sí fue el caso sin embargo de la recensión laudatorio de Rohde. El mismo Wilamowitz se distanció también en cierto modo de ellos más tarde en sus memorias: «Al publicarse el Nacimiento de la tragedia de Nietzsche me hizo montar en cólera. Así me encontró Schöll (entonces docente privado en Berlín y, al poco tiempo, profesor en Greifswald), que era más inclinado a la burla, y me animó a escribir una recensión... Me dejé convencer y escribí en Markowitz, casi sin libros, la Filología del futuro... Nietzsche había despertado especialmente mi rabia moral por una invectiva insolente contra Otto Jahn. Me parecía que era desacreditar en general todo lo que yo había traído conmigo de Pforta como algo sagrado e intocable... Nietzsche era considerado como algo especial, aunque extraño, hacia lo que levantábamos nuestra vista, nosotros, que éramos un poco más jóvenes. No sin alguna restricción; se decía que Paul Deussen por el amigo Nietzsche, que para él era una autoridad y lo siguió siendo siempre, hubo de renunciar a su griego, en lo que él superaba a todos los demás, y sobre todo a su matemática, para la que notoriamente aquél no estaba dotado. Había seguido a Ritschl de Bonn a Leipzig (por eso el ataque a Jahn), y por él consiguió la cátedra de Basilea y el doctorado honoris causa. No comprendo cómo alguien pueda disculpar ese nepotismo, una inaudita preferencia concedida a un principiante, que en modo alguno pudo justificarse por lo que el Museo renano publicó de Nietzsche... Inmediatamente después de la guerra... presenté yo también mis reverencias en Naumburg al profesor de Basilea. Pocos meses más tarde apareció El nacimiento de la tragedia.La violación de los hechos históricos y de todo método filológico era manifiesta y me impulsó a dar la batalla por mi ciencia amenazada. Esto fue indudablemente ingenuo por mi parte. Allí no se trataba de conocimiento científico alguno; el asunto no era realmente la tragedia ática, sino el drama musical wagneriano, del que yo por mi parte no tenía una alta consideración... Lo apolíneo y lo dionisíaco son abstracciones estéticas como la poesía ingenua y la sentimental de Schiller, y los dioses antiguos proporcionaban sólo nombres sonoros para una contraposición en la que se oculta algo verdadero... Nietzsche había aprendido de Erwin Rohde algunas cosas respecto a Dionisos, pues uno de los méritos fundamentales de este extraordinario investigador es el conocimiento de que con el dios extranjero se introdujo una nueva... y extraña forma del sentir y del obrar religioso... A pesar de lo mucho de pueril que había en mi escrito, con la conclusión final di en el blanco. El hizo aquello a lo que yo le exhortaba: dejó la cátedra y la ciencia y se convirtió en profeta de una religión irreligiosa y de una filosofía no filosófica... El escrito no debiera haberse impreso. Ya la propia ortografía absurda, a la que me había aferrado siguiendo a Jakob Grimm, hubo de parecer grotesca... Yo era un muchacho que no era consciente de su pretenciosa presentación en público. Pero no tengo ningún motivo para el arrepentimiento puesto que seguí a mi demonio: sincera y valientemente dirigí "la espada en la aventura de los mirtos", como exigía el proverbio de nuestra asociación de Bonn.....Hube de cargar con las consecuencias.»
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ATAQUES PERSONALES
La insolente y juvenil afición a discutir se precipita en frecuentes invectivas personales, que más bien son perjudiciales para el escrito --aunque resulten a veces tan graciosas de leer, como por ejemplo, en la página 13, la agudeza por la que con una bonita paráfrasis griega recuerda a Nietzsche su mala nota de matemáticas en el examen de bachiller: «Se disculpará usted diciendo que se ha equivocado simplemente en unos cuantos siglos y que los números son algo matemático y vulgar: y sin embargo, desde Platón, sobre las puertas de la filosofía, mal que le pese a Schopenhauer, está escrito:«nadie puede entrar aquí que sea ignorante en las ciencias matemáticas»; y yo sólo quisiera que en Pforta se hubieran atenido al proverbio: «nadie puede salir de aquí».
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NIETZSCHE COMO MAL FILÓLOGO
La crítica de detalle se dirige a presentar a Nietzsche como un mal filólogo y un helenista incapaz. Que no conoce a Homero, o a lo sumo sólo lo conoce por el Certamen Homeri et Hesiodi --con lo cual, a la vez, va unido un ataque al último trabajo filológico de Nietzsche (p. 12); que lee equivocadamente a Eurípides (p. 19), o que incluso no lo conoce en absoluto (p. 27); que no conoce en general a los trágicos y sin embargo tiene el atrevimiento de dar un curso en el presente semestre de verano sobre las Coéforas de Esquilo (p. 23); le tacha en general de «ignorancia» (p. 21). Estas difamaciones  son una enorme exageración y pertenecen más bien a una disputa de escuela entre la facultad de Berlín y la facultad de Leipzig, cosa que Nietzsche captó también inmediatamente, cuando el 8 de junio escribe a Rohde: «Debe estar todavía muy inmaduro evidentemente alguien lo ha usado, estimulado, azuzado--, todo huele a Berlín... Eso no importa, hay que sacrificarlo, aunque el mozuelo ciertamente sólo esté seducido. Pero es necesario a causa del mal ejemplo y a causa del enorme influjo que es de preveer de un folleto así de fraudulento y engañoso»; y el 18 de junio: «Pero esto es lo más inesperado, lo horrible propiamente hablando incluso: que un filólogo tenga la osadía de ponerse a mi lado en méritos: que esto no sucedería nunca, eso es justamente lo que ha hecho posible el tono ilimitadamente insolente de ese joven berlinés....Como escarmiento saludable y para que no haya que habérselas a cada nueva producción con ese repugnante ensalmador berlinés, harías, de acuerdo también con la carta de Wagner, algo altamente provechoso si describieras a los filólogos en toda su seriedad y rigor nuestra posición respecto de la Antigüedad, y sobre todo recalcaras que aquí no le está permitido el diálogo a cualquier Dr. phil.»
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ECHARLO DEL GREMIO DE FILÓLOGOS
En la introducción y al final del escrito Wilamowitz formula otro pensamiento que tuvo que doler seriamente a Nietzsche y promover manifiestamente su aislamiento: se le desgaja del gremio.
«De hecho el impacto fundamental del libro reside en su tono y en su tendencia. El señor Nietzsche no aparece como un investigador científico: se ofrece una sabiduría conseguida intuitivamente, a veces en un estilo de púlpito y a veces en forma de un razonamiento que es en exceso parecido al de los periodistas, los "empapelados esclavos del día". El señor Nietzsche, como épico de su dios, anuncia maravillas ya realizadas y futuras: muy edificante, sin duda, para los "amigos" creyentes.» (p. 6) «Tampoco quiero tener nada que ver con el metafísico y apóstol Nietzsche. Si sólo fuera eso, difícilmente podría haberme yo declarado, cual nuevo "Licurgo", contra el profeta dionisíaco... Pero el señor Nietzsche es también profesor de filología clásica, trata una serie de cuestiones que figuran entre las más importantes de la historia de la literatura griega.... ofrece una concepción completamente nueva de Arquíloco, Eurípides, así como otros descubrimintos de repercusión mundial. Esto es lo que quiero aclarar; y es fácil la demostración de que también aquí la genialidad imaginaria y la insolencia en la formulación de afirmaciones está en proporción directa a la ignorancia y a la falta de amor a la verdad.» (p. 7) «Escribe sólo para aquéllos que nunca han leído a Winckelmann.» (pp. 819) «¿Osa afirmar el señor Nietzsche que conoce a Winckelmann?, ¿él, que demuestra una ignorancia auténticamente infantil tan pronto como roza algo arqueológico? (p. 9) Y finaliza Wilamowitz (p. 32): «Creo que la demostración... está hecha... Si ahora me replicara que no quiere saber nada de "historia y crítica", de la "así llamada historia universal", que quiere crear una obra de arte dionisíaco-apolínea, "un consuelo metafísico", que sus afirmaciones tienen... la "superior realidad del mundo imaginario", entonces me retracto y me disculpo de la mejor forma. Entonces me gustaría descubrir su evangelio, entonces no valen mis armas. Yo no soy, en verdad, un místico, un hombre trágico; eso nunca podrá ser para mi otra cosa que "un aditamento gracioso, un repiqueteo de campanillas totalmente innecesario, a la seriedad de la existencia", y también a la seriedad de la ciencia: un sueño ebrio o la ebriedad de un soñador. Pero una cosa reclamo: que mantenga el señor Nietzsche su palabra, que empuñe el tirso,que se traslade de la India a Grecia, pero que baje de su cátedra donde debe enseñar ciencia; que reúna tigres y panteras a sus pies, pero no a la juventud filológica de Alemania, a quien ha de enseñar en la ascesis de un trabajo en el que renuncia uno a sí mismo...»

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Comunicación entre Nietzsche y Rodhe
Nietzsche no dejó de responder, sólo que no lo hizo con su nombre.Indicó a Rohde sus fuentes y autoridades antiguas, así como las interpretaciones modernas, sobre las que se podía basar específicamente: «Desde ayer tengo el escrito en mi poder y estoy muy tranquilo. No soy tan ignorante como dice el autor, ni tan falto de amor a la verdad. La miserable erudición de la que él hace alardes, hay que gastarla un poco como las suelas de los zapatos, antes de que sea lícito dialogar sobre tales problemas. Sólo por las más insolentes interpretaciones consigue él lo que quiere. Además me ha leído mal, puesto que no me entiende ni en conjunto ni en detalle.»
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SILENCIO DE RITSCHL
Nietzsche había hecho enviar el libro a su respetado maestro (y por «maestro» entendió siempre algo más que uno que trasmite el saber o instruye sobre un asunto;( por «Maestro» entendía una persona que posee la fuerza y la superioridad necesarias para ser un guía intelectual que emite de sí un destello testimonial) directamente por la editorial para que le llegara a ser posible sin demora. Ritschl tomó este envío casi anónimo como pretexto para no reaccionar al libro, puesto que no le cayó bien ni el método ni el desarrollo; todo esto le resultaba desagradable y se hubiera alegrado si este engendro de su prometedor discípulo no se hubiera interpuesto entre ellos o, al menos, si hubiera podido hacer caso omiso de él silenciándolo. Evidentemente había leído de inmediato el libro, lleno de expectación, puesto que la primera nota al respecto en su diario procede ya del 31 de diciembre de 1871. Se trata de una nota aniquiladora, expresión del desencanto: «embriaguez ingeniosa». Pero Nietzsche no soportó este silencio.
El 30 de enero de 1872 le escribió: «No me tomará a mal mi extrañeza por no haber oído de su parte la mínima palabra sobre mi reciente libro, y espero que tampoco la sinceridad con la que le expreso esta extrañeza. Puesto que este libro es algo así como un manifiesto y obliga al menos al silencio... Pensé que si algo prometedor se había encontrado en su vida, sería este libro...que más me importa es adueñarme de la joven generación de filólogos, y pensé que sería un pobre signo el que no pudiera conseguirlo. Su silencio, pues, me intranquiliza un poco. No es que haya dudado ni un sólo instante de su simpatía por mí... : pero precisamente por esa simpatía podría interpretar esto ahora como una especie de recelo personal para conmigo.»

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CONTESTACIÓN DE RITSCHL
Ritschl contestó el 14 de febrero:«Puesto que usted fue tan amable, querido señor profesor, de hacerme llegar el libro sólo a través del editor, sin unas líneas personales de acompañamiento, realmente no creí que esperara por mi parte una respuesta personal inmediata... Si ahora me encuentro incapacitado... para una discusión detenida... y seguramente me siga encontrando así, debe usted de considerar que soy demasiado viejo para asomarme a orientaciones vitales e intelectuales totalmente nuevas. Y, lo que es lo más importante, por naturaleza estoy totalmente dentro de la corriente histórica y de la consideración  histórica de los asuntos humanos, y tan decididamente que nunca me pareció encontrar la salvación del mundo en uno u otro sistema filosófico... igual que tampoco me parece que una religión baste, haya bastado o haya de bastar jamás para las diferentes individualidades de los pueblos. Usted no puede exigir al "alejandrino" y al erudito que condene el conocimiento y vea sólo en el arte la fuerza liberadora, salvadora y transformadora del mundo... ¿Se pueden valorar sus intuiciones como nuevos fundamentos para la educación?, ¿no llegaría la gran mayoría de nuestros jóvenes, si siguen tales caminos, sólo a un desdén inmaduro por la ciencia, sin conseguir a cambio una sensibilidad acrecentada para el arte?, ¿no correríamos así el peligro de, en vez de difundir la poesía, abrir más bien puertas y ventanas a un diletantismo general?: éstas son consideraciones que se deben permitir al vicio pedagogo, sin que por ello tenga que considerarse, yo creo, como un "maestro apergaminado"... Frente a su "hartazgo de la historia" habría poco sitio para preguntas alejandrinas que podía hacerle sobre la Laerciana histórica-bibliotecaria o sobre el Alcidamas Mouseion u otras frivolidades semejantes: por eso lo dejo.Quizá vuelva usted a ello por sí mismo algún día, aunque nada más sea por variar y distenderse.»
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Ritschl erudito genial para Nietsche
Reconocido, puede decir Nietzsche todavía en 1888 (en el Ecce homo): «Ritschl ---digo esto con veneración-- es el único erudito genial con el que me he encontrado hasta hoy. Poseía esa agradable perversidad que nos distingue a los turingenses y con la que incluso un alemán se vuelve simpático: para llegar a la verdad preferimos todavía los caminos tortuosos.»
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PUERTAS ABIERTAS PARA LA COLABORACIÒN
Ritschl, le deja abierta la posibilidad de seguir con su colaboracón, mientras Nietzsche quiera hacer uso de ella. Así volvemos a ver a Nietzsche en el verano de 1872 ocupado en el trabajo sobre el «Tratado florentino sobre Homero» y «Hesíodo, su estirpe y disputa», del cual había aparecido ya la primera parte en el número de septiembre de 1870 del Museo renano y cuya continuación y final pudo enviar el 12 de agosto de 1872 a Ritschl, que lo hizo publicar en febrero de 1873 en el Museo renano; con ello concluyen definitivamente las publicaciones filológicas de Nietzsche.
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NUEVA SOLICITUD DE APOYO A RITSCHL
A principios de junio Ritschl envió también un catálogo recién impreso de su societas philologa estudiante al «antiguo», a quien trataba de «miembro de honor». Nietzsche, visiblemente distendido, agradece el 26 de junio el envío con las palabras: «Le agradezco de corazón el envío del bello y vistoso catálogo, especialmente porque usted fue tan amable de designarme en las señas como "Miembro honorífico de la Sociedad de Leipzig", una expresión que, el día en que me llegó su envío, me hizo reír porque creí que había de ser tratado más de "miembro deshonroso". Puesto que me acababa de mirar en el espejo que me puso delante el señor Wilamowitz y me había dado cuenta de toda la monstruosidad de mi fisonomía.» De ahí saca ánimos para pedir apoyo a Ritschl: «Me escribe el amigo Rohde que tiene dispuesto un escrito, de naturaleza puramente filológico, en forma de una misiva a Richard Wagner. En él se despacha al mozo juvenil con modos auténticamente filológicos y como ejemplo admonitor. Tengo, pues, un favor que pedirle, honorable señor consejero privado, confiándome en ello a su cariño por mí. Me gustaría que el escrito de Rohde... apareciera precisamente en Teubner, para que saliera desde un principio al gran mercado filológico. Es decir, no quiero que tengamos que recurrir de nuevo a un editor musical (como Fritzsch).»
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RECHAZO DE RITSCHL A LA SOLICITUD DE NIETSCHE
Ritschl comunicó esto a Nietzsche el 2 de julio y añadió además, como opinión personal respecto a un motivo más profundo de rechazo: «Ciertamente soy de la opinión de que una crítica estrictamente científica del panfleto de Wilamowitz sería lo único digno: pero no podía imprimírsela... con un carácter enemistoso contra la filología. Al menos ha de comprender usted mismo, querido amigo, que un viejo filólogo como yo... no puede ostentar la patente de ello... siempre conservaré para la seriedad y el entusiasmo de sus afanes el reconocimiento más imparcial; pero nunca estaré de acuerdo con usted en que sólo el arte y la filosofía sean los maestros de la humanidad; para mí lo es también la historia y especialmente su rama filológica.»
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REPERCUSIONES NEGATIVAS PARA SUS CLASES
La Filología del futuro de Wilamowitz no dejó de ejercer su influencia. Usener declara en Bonn delante de sus estudiantes... :"que se trata de un auténtico absurdo con el que no se puede emprender nada: la persona que ha escrito eso está científicamente muerta".Y esto tuvo sus consecuencias. Si en el semestre de verano todavía pudo impartir un curso de tres horas sobre las Coéforas de Esquilo ante siete estudiantes y otro, también de tres horas, sobre la filosofía preplatónica ante diez estudiantes, y dirigir además un ejercicio de seminario sobre Teognis, en el semestre de invierno sólo se llevó a cabo un curso de tres horas sobre retórica griega y romana ante dos oyentes que no eran de filología. Para el seminario y el curso sobre Homero y la llamada cuestión homérica no se inscribió nadie, Esto hizo mella en Nietzsche y puso a prueba su fuero interno. Sobre ello escribió a Richard Wagner a mitad de noviembre- «Hay sin embargo algo que me desazona mucho en este instante: ¡Ha comenzado nuestro semestre de invierno y no tengo estudiantes!... Guardar silencio ante todo el mundo es realmente vergonzoso y cobarde... ¡El hecho es tan fácil de explicar: he sido desacreditado de repente entre mis compañeros de especialidad, y nuestra pequeña universidad sufre los daños! Esto me atormenta mucho, dado que le estoy muy agradecido y le tengo gran afecto, y lo que menos desearía sería perjudicarla pero ahora mis colegas de filología, también el senador Vischer, celebran algo que él nunca en toda su carrera académica había vivido... Y esto coincide con lo que llega a mis oídos de otras universidades... incluso aquellos "que me conocen" no pasan de compadecerme por ese "absurdo"... Esto sería en todo caso soportable, pero el daño que yo causo a una universidad pequeña, a una universidad que me ha concedido tanta confianza, me duele mucho y podría impulsarme con el tiempo a decisiones que, por otros motivos, se me plantean siempre de cuando en cuando. Por lo demás puedo hacer buen uso de este semestre de invierno, ya que ahora sólo dependo, como simple profesor de instituto, del pedagogio.»
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BUENAS VENTAS PARA EL NACIMIENTO DE LA TRAGEDIA
El 7 de diciembre Nietzsche podía escribir a Rohde sobre su escrito: «Mi librero de aquí me dijo que se pide y se vende mucho.» Así pues, en Basilea se participó animadamente en la controversia. Y el Nacimiento de la tragedia de Nietzsche se fue imponiendo lenta pero seguramente; se hizo necesaria una segunda edición (que se imprimió en febrero de 1874, pero que sólo en 1878 llegó al mercado). «Mi libro ya está agotado en Leipzig. Lo último es que Jacob Bemays ha explicado que son sus mismas ideas sólo que fuertemente exageradas. Esto me resulta soberanamente impertinente por parte de este culto y perspicaz judío, pero a la vez un signo gracioso de que realmente los "listos del país" ya han comenzado a husmear algo. Los judíos siempre llevan la delantera, aquí también, como en todas partes, mientras que el buen teutón de Usener se queda bien cornamentado atrás, en la niebla», se dice en la misma carta a Rohde.
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ENVIO DE MANUSCRITO A Hans von Bülow
Nietzsche decidió  dedicar su última composición al admirado músico. El filólogo perseguido en su especialidad quería acreditarse como músico entre los músicos. El 20 de julio envió el manuscrito con una detallada carta de acompañamiento: «Qué agradable me resulta volverle a expresar con cuánta admiración y agradecimiento lo recuerdo. Usted me hizo posible el acceso a la más sublime impresión artística de mi vida;... y siendo incapaz de manifestarle esto más clara y elocuentemente, tuve la ocurrencia de descubrirle por medio del envío de esta composición... mi deseo de mostrarme auténticamente agradecido. ¡Un deseo tan bueno! ¡Y una música tan discutible! Ríase de mí, lo tengo merecido... Un panfleto berlinés contra mi escrito..., se aplica a aniquilarme, y una... réplica del profesor Rohde de Kiel, que aparecerá pronto, tiene la intención, a su vez, de aniquilar al panfletista... En medio de ello, sin embargo, quiero experimentar de nuevo la fuerza salutífero de Tristán.- después volveré a los griegos, renovado y purificado. Pero dado que está en posesión de este hechizo, usted es mi médico: y si encontrara que su paciente hace una música horrible, entonces ya conoce usted el secreto artístico de los pitagóricos de curarlo con "buena" música... mientras que él, sin buena música... comienza a veces a gemir musicalmente, como los gatos sobre los tejados.»
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RESPUESTA SINCERA Y BRUTAL DE Bülow
 Inmediatamente -ya el 24 de julio- Bülow responde al regalo con aquella crítica aplastante que siempre es sacada a relucir por todos aquellos que no quieren admitir el gran significado y función de la música y del propio componer para la vida e idiosincrasia de Nietzsche. Hasta cierto punto la crítica de Bülow se rige por su propia inmoderación: «Su Meditación de Manfred es lo más extremo en extravagancia fantasioso, lo más fastidioso y antimusical, que me he encontrado desde hace mucho tiempo escrito en papel de música. Varias veces tuve que preguntarme: ¿se trata de un chiste?, ¿quizá pretendió usted hacer una parodia de la llamada música del futuro? ¿Es a conciencia que escarnece usted ininterrumpidamente las reglas de la armonía, desde la alta sintaxis hasta la ortografía corriente? Dejando a parte el interés psicológico... desde el punto de vista musical, su meditación sólo tiene el valor que en el mundo moral tiene un crimen... Una fantasía tambaleante en medio de una orgía de recuerdos de sones wagnerianos no es una buena base de producción... Si de verdad, admirado señor profesor, su aberración en el campo de la composición no es una broma --cosa que me veo obligado a seguir dudando-, entonces al menos componga usted sólo música vocal, y deje que sea la palabra quien tome el timón del bote que le hace andar vagando por el proceloso mar de los tonos... Usted mismo, por lo demás, califica su música de "horrible" -y de hecho lo es... perjudicial para usted mismo es que no pueda acallar su eventual sobreabundancia de inspiración de peor modo que violentando así a Euterpe... Bueno, quizá le cure el día 30 el Lohengrin, que por cierto desgraciadamente no se ofrecerá bajo mi dirección ... »
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MISIVA DE WAGNER CONTRA WILAMOWITZ
 La gran experiencia feliz del mes de junio fue la Misiva de Richard Wagner contra Wilamowitz, aparecida el 23 de junio en el Norddeutsche Allgemeine Zeitung. Cogió a Wilamowitz por la última sentencia de su panfleto, en la que se dice: «La juventud filológico alemana, quien, en la ascesis de un trabajo en el que renuncie a sí misma, ha de aprender a buscar en todo únicamente la verdad, a liberar su juicio por medio de una lealtad solícita; y asimismo, a comprender que es la antigüedad clásica quien le ofrece lo único imperecedero, aquello que augura el favor de las musas y que en tal profusión y pureza sólo la antigüedad clásica puede ofrecer..., la riqueza de sus pechos e igualmente de su espíritu ... », y pregunta por los frutos de ese trabajo ascético. Piensa primero en su propia etapa escolar y recuerda con pesar: «... cómo resultó posible a mis futuros profesores de la Nikolaischule y de la Thomasschule de Leipzig exterminar en mí completamente esas aptitudes e inclinaciones... Sólo en el curso de mi desarrollo posterior, al volver a germinar sólidamente al menos aquellas inclinaciones, me hice consciente de que, por una educación mortalmente falsa, algo en mí había sido realmente reprimido... En cambio tuve que maravillarme, al contrario, aunque envidiaba a Mendelssohn por haber acabado filología, de que ella no le impidiera escribir la música que escribió para los dramas de Sófocles... También he conocido a otros músicos que seguían siendo griegos cabales, pero con cuyas direcciones, composiciones y ejecuciones no había nada que hacer... (después de una cita de Wilamomitz): Del todo cautivado por estas magníficas palabras finales de su panfleto, me asomé al resurgido imperio alemán buscando los éxitos indudablemente efectivos y públicos de la acción bienhechora del cultivo de esta ciencia filológico... Lo que me resultó notorio de principio fue que todo lo que entre nosotros se manifiesta como dependiente del favor de las musas se las arregla sin ningún tipo de filología... Pues esto al menos resulta evidente: que la filología actual no ejerce influencia alguna sobre el nivel general de la formación alemana... No creíamos que se procediera tan burdamente en el "servicio de las musas", ni que su "favor" dejara tras sí una falta de educación tal como la que tuvimos que experimentar en un poseedor de" lo único imperecedero..." Yo, por mí parte, siento profundamente una experiencia tal como la que tengo del caso anteriormente expuesto... ¿De qué vale, pues, hacer esfuerzos en el campo de la filología?... Esa pregunta se la dirigimos precisamente a usted, que siendo tan joven fue reclamado por una universidad y preferido a muchos por un extraordinario maestro de la filología para ocupar una cátedra, y que rápidamente se ganó aquí una confianza tan grande que pudo aventurarse a salir con denotada entereza de un contexto vicioso para denunciar sus males con mano maestra.» Y Wagner finaliza con las palabras que Nietzsche ha recogido en el Ecce homo.    
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AGRADECIMIENTO DE NIETSCHE A WAGNER
Incluso en Ecce Homo, en 1888, Nietzsche agradece conmovido esta defensa de Wagner: «¿Alguna vez alguien ha entendido algo de mí, me ha entendido? Uno sólo, y ningún otro: Richard Wagner... ¿Quién de mis "amigos" alemanes... hubiera conseguido rozar siquiera en lo más mínimo la profundidad de penetración con la que hace dieciséis años se convirtió en profeta por lo que a mí se refiere? En una carta me presentó entonces... a los alemanes con estas palabras inmortales: "Lo que esperamos de usted sólo puede ser la tarea de una vida entera, y precisamente la vida de un hombre a quien necesitamos en extremo, y usted se presenta como tal a todos aquellos que desde la fuente más notable del espíritu alemán... piden explicación y orientación sobre cómo ha de ser la formación alemana, si quiere ayudar a la nación resurgida a conseguir sus metas más nobles."»
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EL TRISTÁN LA OBRA NON PLUS ULTRA DE WAGNER
Nietsche compara la  música de Wagner  con el haschisch, la considera como veneno, y luego continúa: «Las obras anteriores de Wagner las veía yo por debajo de mí... pero todavía hoy busco una obra con la misma fascinación peligrosa, con la misma infinitud terrible y dulce, que el Tristán; busco en vano en todas las artes. Todas las singularidades de Leonardo da Vinci pierden su encanto ante el primer tono del Tristán. Esta obra es absolutamente el non plus ultra de Wagner... Considero como una dicha de primer rango haber vivido en el momento oportuno... para estar maduro para esta obra: hasta ese punto llega la curiosidad de psicólogo. El mundo es pobre para aquel que nunca ha estado suficientemente enfermo para esa "voluptuosidad del infierno"... Pienso que conozco mejor que nadie lo tremendo que puede ser Wagner, los cincuenta mundos de extraños encantos para los cuales nadie sino él tuvo alas; y dado que soy suficientemente fuerte como para volver en provecho mío incluso lo más cuestionable y peligroso y volverme más fuerte con ello, llamo a Wagner el gran benefactor de mi vida. Aquello en lo que somos afines, el haber sufrido, también uno a causa de otro, más profundamente que lo ha hecho hombre alguno de este siglo, volverá a unir nuestros nombres eternamente.»
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REFUGIO EN LA MONTAÑA Y DOLORES DE CABEZA
Para las vacaciones de otoño Nietzsche había prometido a su madre visitarla en Naumburg, pero cambió repentinamente su decisión; a cambio, recibió el 1 de octubre una información detallada y alegre de un viaje. Tras casi cuatro meses de estancia en Basilea, el 27 de septiembre Elisabeth había ido a Wiesbaden en visita familiar. El 28 también se marchó Nietzsche, pero no a Naumburg, sino a Chur a través de Zürich. Pero, a causa de fuertes dolores de cabeza y de un mal estado general, tuvo que interrumpir su viaje en Weesen (en el término occidental del lago de Walen); se trataba de aquel dolor de cabeza que desde entonces habría de convertirse en el fenómeno permanente que acompañaría a todo gran viaje. «A la mañana siguiente me levanté con dolor de cabeza. Mi ventana daba al lago de Walen, al que puedes imaginarte parecido al lago de los Cuatro Cantones, pero con mayor sencillez y sin su majestuosidad. Después viajo hacia Chur, por desgracia en medio de malestares siempre crecientes, que me hacen pasar casi indiferente por Ragaz y demás sitios: fui feliz de poder apearme en Chut... y al entrar en el hotel Lukmanier rápidamente me tiendo en la cama... Un buen... camarero me recomienda el paseo hasta Passugg... Subo muy cómodamente por la carretera: ante mí todo aparece, como el día anterior, en una dorada luminosidad otoñal... Después de media hora una pequeña senda... Entonces llego a la garganta por la que ruge el Rabiusa: no puedo ponderarlo suficientemente. A través de puentes y estrechos caminos abiertos en el despeñadero avanzo alrededor de una media hora y encuentro por fin, señalado por una bandera, el balneario de Passugg... Tarde, hacia la puesta de sol, doy la vuelta muy contento por la tarde pasada -a pesar de que hube de pensar a menudo en la aprobación o no naumburguesa... El lunes me levanté a las 4, después de las 5 salió el correo. Antes hubimos de aguardar sentados en una sala de espera maloliente... la partida me liberó: pues había ya acordado con el cobrador que ocuparía su sitio arriba en el coche. Allí estaba solo: fue el viaje más hermoso en el correo que he vivido nunca. No escribo nada sobre la tremenda grandiosidad de la Via mala: me parece como si hasta entonces no hubiera conocido nada de Suiza. Esta es mi naturaleza, y cuando llegamos a las cercanías del Splügen, me sobrevino el deseo de quedarme aquí... Este valle alto alpino... hace todas mis delicias: hay en él un fuerte aire puro, colinas y roquedales de todas las formas, en derredor poderosos montes nevados... ahora sé de un rincón donde puedo vivir, fortaleciéndome y en viva actividad, pero sin compañía alguna.» Sobre el curso posterior de su viaje informa a su hermana a mitad de octubre, después de su vuelta: «Mi viaje resultó... incomparablemente bien desde mi punto de vista masculino... ¡Aire de las alturas! ¡Aire alto alpino! ¡Aire alto alpino central! -Salió mál un intento de viajar a Italia-, ¡un aire asquerosarnente blando y ninguna luminosidad! Llegué hasta Bergamo... y me volví a toda prisa, precipitadamente, al Splügen... El último día de todo el viaje fue un día de otoño celestial... que pasé en Ragaz.» Esto fue el 10 de octubre. Una visita de Deussen trajo consigo una sombra: «Anteayer recibí la visita de Deussen. Eso ya pasó, pero ayer y hoy he tenido dolor de cabeza.»
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RODHE DEFIENDE A NIETZSCHE
La forma de escrito es la de una Misiva a Richard Wagner de 48 páginas. Cerca de un tercio se centra en el ataque a Wilamowitz. El marco lo forma una defensa de la filosofía de Schopenhauer y de su continuación en el libro de Nietzsche, y de la obra de Wagner y de su contribución al arte. En una amplia parte central se refutan científicamente la mayoría de las objeciones filológicas de Wilamowitz. Rohde prueba cómo Wilamowitz, a pesar del gran campanilleo de citas, se había documentado insuficientemente, cómo había ignorado conclusiones esenciales de la nueva investigación y de importantes filólogos, y cómo su conocimieno de los autores antiguos era todavía excesivamente insuficiente, cómo obviamente no conocía documentos que justificaban la posición de Nietzsche, lo cual sería de perdonar a causa de su juventud (Wilamowitz escribió la Filología del futuro a la edad cle 23 años), pero no la insolencia de emprender algo así partiendo de un conocimiento de tal modo lleno de lagunas. El peor reproche es, sin embargo, uno metodológico: Wilamowitz --sea a causa de una lectura superficial o debido a incapacidad de comprensión, o incluso a mala intención.-- había citado inexactamente, incluso falsamente, y construido sobre ello sus «argumentaciones»; y éste es sin duda el mayor delito que se le puede imputar a un filólogo. Un reproche fundamental de Wilamowitz a Nietzsche era que éste aplicaba sus ideas y reglas, sacadas de Schopenhauer, a la antigüedad, cuando sería obligación y presupuesto obvio de toda ciencia el mantener la objetividad y el obtener los criterios únicamente del asunto mismo y de su situación histórica; esto excluiría el uso de conocimientos que no puedan encontrarse ya en los autores antiguos. Este axioma, explica ahora Rohde, es una «confusión ingenua, con la que cualquiera, no siempre claramente consciente, transfiere sus propias ideas preferidas a la antigüedad. Puesto que una objetividad tal, que incluso en el análisis de la esencia más oculta del arte antiguo pretende apoyarse sólo en testimonios, es en principio puramente ilusoria. A este mundo maravilloso, reducido a escombros, de las glorias antiguas, no nos enfrentamos de otro modo que a la naturaleza total de las cosas: aquí como allí se nos impone una disuelta infinidad de objetos aislados, para la que nos sentimos interiormente impulsados a buscar una unidad, que, de nuevo, sólo podernos conseguir a partir de una unificación, surgida en nosotros mismos, del conocimiento intuitivo.»
Nietzsche había enfrentado al genio artístico mitificador el tipo del «hombre socrático», como el polo intelectual opuesto, disolvente del mito por medio de la ratio. Wilamowitz se considera aludido y ofendido, pero Rohde le prohibe identificarse con este «ilustre contrincante de una cultura artística» que, después de todo, era una potencia intelectual poderosa, y le dice que él y sus semejantes tienen tanto que ver con este tipo antiguo «como el mono con Hércules» (p. 12). Rohde se queda, pues, en la mordacidad de la expresión ofensiva y no corresponde a las formulaciones venenosas del ahora atacado. Así también en la p. 38, donde dice: «Esto como contestación a la embrollada palabrería del Dr. phil... que da testimonio de su sorprendente ignorancia y de una indecible rudeza de ideas.» E inicia el resumen de la parte filológica con las siguientes palabras (p- 44): «Pero ya es suficiente y más que suficiente de esta fastidiosa refutación del pasquinante. Para justificar a nuestro amigo, hube de atribuir a las petulantes pretensiones del Dr. phil. mayor saber del que realmente tienen, a saber, carencia de ideas, ignorancia y mala fe, propias no de un filólogo metódico y con capacidad de enjuiciamiento, sino de una caricatura absoluta del método crítico; propias de un auténtico seudofilólogo.» A ello añade el reconocimiento de la filología como una ciencia que incluye totalmente también la posibilidad de acceso a los valores intemos, humanizadores, del mundo artístico antiguo. Y esto precisamente achaca a Wilamowitz como reproche fundamental: el haber fallado aquí, el tener aquí límites intelectuales y anímicos excesivamente estrechos (p. 3): «Obviamente nos las habemos aquí con un ejemplar de ese curioso genus de "críticos", a quienes les ha caído en las manos un libro en absoluto indicado para su entendimiento y que, dado que no han comprendido lo más mínimo de su contenido, ni -debido a la insuficiencia de sus talentos-- estarán nunca en la situación de comprender lo más mínimo, precisamente de esa total falta de comprensión sacan el único fundamento para erigirse en "críticos" del libro... apenas pueden... comprender siquiera el sentido de la pregunta que el viejo Lichtenberg planteaba a uno de su orden: "Si chocan un libro y una cabeza y suena a hueco ¿es siempre esto atribuible al libro?"»
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AGRADECIMIENTO DE NIETSCHE A RODHE
Nietsche da las gracias a Rohde el 25 de octubre: «No sé describir con palabras la ayuda que hoy me has prestado; ¡yo hubiera sido tan incapaz de prestármela a mí mismos - sé además que no existe una segunda persona de quien pudiera esperar un regalo de amistad así... Comprendo ahora, ulteriormente, lo repugnante y penoso de aquel ataque, sobre todo en cuanto siento lo que tú has sufrido a cuenta suya... Tu escrito, con su magnanimidad y su audaz camaradería bélica, cayendo en medio de ese pueblucho cacarcante -¡qué espectáculo!... Me gusta sobre todo escuchar el profundo tono fundamental que retumba continuamente, como en una gran cascada, sólo por el cual una polémiica se solemniza y da la impresión de grandeza.»
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TODO SE CONVIERTE EN PASADO
Pero al final de ese año no puede escribir, a pesar de muchas buenas horas, «fue un buen año», y eso que había comenzado con tanto éxito y tan prometedor. El 12 de diciembre escribe a Gersdorff: «Entre las cosas más difíciles que hemos de superar se cuenta ciertamente el aislamiento -hermano, padres, amigos- que avanza firmemente y se hace cada vez mayor; todos se van, paulatinamente todo va convirtiéndose en pasado, y nosotros para nosotros mismos.»
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INICIO DE UNA NUEVA ERA PARA NIETZSCHE
Sobre el pathos de la verdad. Aquí se anuncia una nueva era. En el pasado noviembre había comenzado con la adquisición de libros de ciencia natural para la biblioteca de la universidad.Pero ya en la primavera el demonio que lo impelía había levantado cabeza: Primero en abril en la música del Manfredo, que en este contexto adquiere de repente «interés psicológico
» (Bülow), y después, a fines de mayo, continuando esa autorrepresentación de la propia escisión interna, las primeras notas para el tratado profundamente escéptico Sobre la verdad y la falsedad en sentido extramoral, que nunca publicó. Lo comprendió bien: aquí se abría el abismo. Ahora dan comienzo las temerarias cadenas de pensamientos al borde del cráter, hasta que lo trague el vacío, como a su modelo de la Antigüedad Empédocles. El hubiera podido escribir ya ahora lo que aparece antes del aforismo final del cuarto libro de la Gaya ciencia.- Incipit tragoedia.
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RAZONES DE LA NEGATIVA DE NIETSCHE
Wagner reaccionó con un profundo disgusto ante la negativa de Nietsche y llegó a agudizarse incluso reprochándose cosas a sí mismo. Hacía un año Nietzsche había enviado su composición Eco de una noche de San Silvestre, y Wagner la acogió con un tanto de mofa. ¿Había llegado eso a oídos de Nietzsche? Ahora se preguntaba si habría ido demasiado lejos, si habría herido sin querer la parte más sensible del ánimo de su joven admirador. Además, hubo de resultar también enojoso el haber ofendido, e incluso quizá perdido, a un admirador tan fiel, entusiasta y capaz de entusiasmo, puesto que, por otra parte, era claro que apreciaba el talento profundo y la gravedad filosófica del joven intelectual. También por este tiempo escribe Cosima a Carl von Gersdorff: «Puede usted estar seguro de que sabemos lo que vale nuestro amigo y de que las pequeñas oscilaciones que surgen de cuando en cuando no pueden dañar en nada la más firme de las relaciones.»
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NIETZSCHE POLEMICO Y APODÍCTICO
Cosima escribe a Malwida von Meysenbug en una carta en la que se refiere a las «conferencias sobre la enseñanza»: «A veces se manifiesta en ellas una torpe rudeza al lado de una sensibilidad profunda en las ideas. Desearíamos que se dedicara sobre todo a temas griegos.»
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COSIMA APACIGUA AL MAESTRO
Esto es lo que escribe Cosima a Nietzsche:«Ese es el punto sobre el que quiero tratar hoy con usted francamente... El maestro se había ofendido por su no venida y por el modo como nos lo anunció usted; estuve luchando entre decirle esto a usted inmediatamente y no decírselo, y por fin dejé al tiempo indulgente que hiciera desaparecer los insignificantes enfados y pemitiera florecer la pureza de los sentimientos auténticos. Hoy ha sucedido esto, y cuando hablamos de usted no oígo el menor tono de una amistad ofendida, sino solamente la alegría por lo que nos ha vuelto a ofrecer.»
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SOBRE LOS CINCO PRÓLOGOS....
El libro no es una «obra», ni siquiera una parte de una obra planificada; pero tampoco se trata de un manifiesto «personal» dirigido directamente a la persona a quien se regala; no es un diálogo, ni tampoco la «respuesta», como promete en la dedicatoria. Tampoco son trabajos preparados cuidadosa y claramente, como los regalos de los últimos años; Cosima emplea correctamente la expresión «bosquejo». Fueron escritos en limpio (a partir de notas seguramente) en los días de Navidad en Naumburg, con fecha de conclusión 29 de diciembre de 1872; el cuaderno es recibido en los primeros días de enero, inadecuadamente encuadernado, con una cobertura marrón de piel guarnecida de metal. Extraña también la dedicatoria: «A la señora Cosima Wagner, con afectuoso respeto y como respuesta a preguntas oral y epistolarmente formuladas, escrito con espíritu divertido en los días de Navidad de 1872.» ¿Cómo puede corresponder ese espíritu divertido con el contenido? Cosima sigue escribiendo: «¿He de confesarle a usted que no supe qué había de hacer con el "espíritu divertido"?» Se trata del «placer rabioso» que lo había poseído por primera vez en la Meditación de Manfredo y que había de acompañar desde ahora toda su producción, hasta los excesos más extremos del Caso Wagner y del Crepúsculo de los ídolos?
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EL AGÓN APLICADO A LAS CIRCUNSTANCIAS PRESENTES
Sus amigos debieron haber puesto más atención en el modo como Nietzsche introducía la idea del agón, generalizándola humanamente, en las circunstancias presentes: «se elimina el domnio del individuo aislado para que vuelva a despertar la lucha de fuerzas: una idea que se opone al "exclusivismo" del genio en el sentido moderno, y que presupone que en un orden natural de cosas siempre hay varios genios... Esta es la esencia de la imagen helénica de la lucha. reniega del dominio del individuo y teme sus peligros, desea un segundo genio como medio de protección contra el primero.» La procedencia de este segundo genio regulador la demuestra con el ejemplo de Platón, del filósofo, pues: «Lo que en el caso de Platón, por ejemplo, es de extraordinaria importancia artística en sus diálogos es la mayoría de las veces el resultado de una competición con el arte de los oradores, de los sofistas, de los dramaturgos de su tiempo, inventada con el fin de poder decir al final: "Ved, también yo soy capaz de lo que son capaces mis grandes rivales; incluso puedo hacerlo mejor que ellos... la lucha me hizo poeta, sofista..."»
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SU LECTOR IDEAL
Sobre esta cuestión afirma Nietzsche: «El lector de quien yo espero algo ha de poseer tres cualidades. Debe estar tranquilo y leer sin prisa. No tiene que tratar de interferir siempre en la lectura consigo mismo o con su "formación". Y no debe esperar al final nuevas tablas, a modo de resultados El concepto de «tabla» está tomado en sentido amplio: ninguna filosofía dogmática, ningún «sistema»
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EL PROBLEMA DE LA VERDAD
Sobre el tema de la verdad afirma Nietzsche: «El arte posee también una última y paradójica posibilidad de verdad que le está vedada a la filosofía: la confesión de su falta de veracidad, de su «artificiosidad» como proyección de la libre fantasía. La verdad del arte no tiene por qué ser objetiva; es subjetiva, estética (Grillparzer). Frente a ello la filosofía se dirige a la verdad objetiva. Pero ¿cómo ha de entenderse esto? «¡La verdad! ¡Ilusoria locura de un dios! ¡Qué importa a los hombres la verdad!
»Y ¡qué era la "verdad" de Heráclito!
»Y¿dónde se ha ido? ¡Un sueño desvanecido, borrado de los semblantes de la humanidad con otros sueños! ¡No era la primera! Quizá un demonio sin sentimentos, de todo lo que, en rimbombante metáfora, llamamos "historia universal" y "verdad" y "fama", no sabría decir otras palabras que éstas: "En un apartado rincón cualquiera del universo titilante en innumerables sistemas solares hubo una vez un astro sobre el que las bestias inteligentes llegaron al conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la historia universal; y sin embargo sólo un minuto. Tras unos pocos respiros de la naturaleza, se entumeció el astro, y las fieras inteligentes hubieron de morir. Era también una cosa del tiempo: pues aunque se ufanaban de haber conocido ya muchas cosas, al final se dieron cuenta, para su gran disgusto, de que todo ese conocimiento era falso. Murieron maldiciendo la verdad. ¡Así eran aquellos animales desesperados que habían encontrado el conocimiento!"
»Esta sería la suerte del hombre si sólo fuera un animal cognoscente; la verdad lo llevaría a la desesperación y a la aniquilación, la verdad de estar condenado eternamente a la falta de ella.»

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KANT
La disputa con Kant es especialmente frecuente. Es algo admitido en la investigación nietzscheana que Nietzsche nunca leyó a Kant en original -excepto la Crítica del juicio. Lo conocía a través de la interpretación de Kuno Fischer; además estaba el fuerte influjo kantiano de Schopenhauer y la perspectiva histórico-filosófica de Friedrich Albert Lange, que toma a Kant como eje y divide su obra: libro 1 hasta Kant y libro II desde Kant. Pero el diálogo con Kant es tan intenso, desciende tanto al detalle, que se hace recomendable la formulación más cuidadosa: una lectura directa de Kant no se ha podido demostrar hasta ahora, pero no puecle excluirse tampoco.
En la ocupación con los filósofos antiguos y con Kant -todos los eslabones intermedios no existen para Nietzsche-- Nietzsche constituye el tipo del filósofo, tal como le habrá de servir de modelo.

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PERPLEJIDAD ANTE LA NATURALEZA DE LA FILOSOFÍA
Nietsche afirma sentir  «Gran perplejidad respecto a si la filosofía es un arte o una ciencia. Es un arte en sus objetivos y en su producción. Pero tiene en común con la ciencia el instrumento, la representación en conceptos. Es una forma del arte poética ... »
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FILOSOFO DEL FUTURO COMO JUEZ ARTÍSTICO
«¿El filósofo del futuro? Tiene que convertirse en el tribunal supremo de una cultura artística, en la dirección general de seguridad, por así decirlo, frente a todos los excesos.» Dieciséis años más tarde, el 20 de octubre de 1888, en una carta a Malwida v. Meysenbug, él mismo se confiesa claramente como tal tribunal supremo: «¿No se ha dado cuenta de que desde hace diez años soy como una especie de director espiritual de los músicos alemanes, de que en todos los lugares posibles he vuelto a plantar la integridad artística, el gusto distinguido, el más profundo aborrecimiento de la repugnante sexualidad de la música wagneriana?»
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NOTAS DE INVIERNO
«¡Terrible soledad del último filósofo! La naturaleza lo mira fijamente, buitres revolotean sobre él. Y grita, pues, hacia la naturaleza: ¡concede olvido!, ¡olvido!: No, él soporta como un titán el sufrimiento, hasta que le es ofrecida la reconciliación en el supremo arte trágico.»
«EDIPO
Charla del último filósofo consigo mismo.
Un fragmento de la historia de la posteridad.
Me llamo a mí mismo el último filósofo dado que soy el último hombre. ¡Nadie sino yo mismo habla conmigo, y mi voz llega hasta mí como la de un moribundo! Déjame sólo una hora más hablar contigo, voz querida, contigo, el último hálito de recuerdo de toda felicidad humana; contigo olvido mi soledad y me engaño en la pluralidad y el amor, puesto que mi corazón se resiste a creer que el amor esté muerto, no soporta el horror de la más extrema soledad y me obliga a hablar como si yo fuera dos.
 »¿Te oígo todavía, voz mía? ¿Susurras algo al huir? ¡Y sin embargo tu huída debería estremecer al máximo las entrañas de este mundo! Pero ella vive todavía y me sigue mirando aún más brillante y fríamente con sus pupilas en las que falta la compasión; vive, tan necia y ciega como siempre, y sólo muere uno, el hombre.
»¡Y sin embargo! ¡Te oigo aún, voz querida! Alguien más muere conmigo, el último hombre, en este universo: el último suspiro, tu suspiro muere conmigo, el prolongado ¡ay! ¡ay! suspirado por mi causa, el último hombre gimiente. Edipo!.»
Ya están aquí, imposibles de ignorar, los «tonos de Zaratustra», igual que la autoidentificación con un héroe antiguo.

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JOHAN KARL ZÖLLNER
Entre numerosas publicaciones antiguas y recientes resalta para Nietzsche el astrofísico Johann Karl Zöllner, diez años mayor que él (nacido el 8 de noviembre de 1834) que era catedrático desde 1866 en Leipzig, y de quien Nietzsche no tuvo noticia en sus tiempos de estudiante en esta ciudad. Ahora, el 6 de noviembre de 1872, retira de la biblioteca de la universidad la obra que acababa de aparecer, La naturaleza de los cometas, con cuya amplia introducción Zöllner había levantado escándalo y se había ganado la proscripción de sus colegas. Pocos días más tarde Nietzsche escribe a Rohde: «¿Has oído algo del escándalo de Zöllner en Leipzig? Echa una ojeada a su libro sobre la naturaleza de los cometas; hay sorprendentemente mucho ahí dentro para nosotros. ¡Este hombre honrado, desde ese hecho, está como excomulgado del modo más vil en toda la república de los eruditos, sus amigos han renegado de él y en todo el mundo se le considera como "loco"!... ¡Este es el espíritu de la ociocracia erudita de Leipzig!»
Anni Anders ha mostrado la importancia de esa lectura para Nietzsche y las relaciones con su pensamiento. Nietzsche se interesa, en lo que respecta a la crítica ética, por los tres reproches que Zöllner hace a sus colegas: primero, una cierta superficialidad científica, en la que se olvidan decisivas publicaciones de los antecesores; segundo, «que la mayoría de los actuales representantes de las ciencias exactas carecen de un conocimiento claramente consciente de los primeros principios de la teoría del conocimiento»; y tercero, la «popularización» de la ciencia, por la que científicos bien dotados buscan una «fama» fácil entre la masa, descuidando lo importante, la responsabilidad con respecto a su saber. Nietzsche no reconoce ninguna ciencia en sí como irresponsable y éticamente «carente de valor». Por tanto, también aquí la pretensión del filósofo de ser «tribunal supremo», tras la cual se ve fácilmente el «Estado» platónico. «En comparación con Zöllner, Nietzsche dirige la cuestión a lo fundamental. Zöllner, para quien el valor de la ciencia es indiscutible, clama sólo contra la ética decadente de los científicos; Nietzsche, por el contrario, cuestiona la propia imagen del mundo de la ciencia natural.» «En el apartado III ... Zöllner desarrolla una teoría sobre el "origen de la conciencia científica" y sobre el "origen y significación práctica del entendimiento". Según él, la conciencia científica, igual que el sentimiento ético de pudor, ha surgido de la responsabilidad social por la especie e, indirectamente, para provecho del individuo. El motor original es aversión y deseo. Nietzsche encontró aquí una confirmación de su deducción del "Pathos de la verdad"

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LECTURA DE LOS ESTUDIOS SOBRE ESTÉTICA DE GRILLPARZER
Una lectura totalmente diferente conmovió su relación con el arte, basada en la concepción romántica del arte de Schopenhauer-Wagner: los Estudios sobre estética de Grillparzer. El 7 de diciembre de 1872 escribe, también a Rohde, sobre ello.- «Mientras tanto lee el penúltimo tomo de Grillparzer..., que trata de estética: ¡él es casi siempre uno de los nuestros!» Sin embargo lo que resulta incomprensible es cómo el «wagneriano» Nietzsche pudo aceptar sin reticencias los argumentos de 1856 de Grillparzer sobre Los corruptores del arte. «Los artistas sobresalientes son los que corrompen el arte entregándose con excesiva predilección a orientaciones individuales. Pero el reproche no los alcanza propiamente a ellos... Pero cuando los imitadores, seducidos por el esplendor del nombre..., se entregan a lo individual sin poseer la individualidad... entonces el arte se aleja de sus caminos y penetra en ellos el asilvestramiento... Así, en la música, Beethoven es quizá un talento musical tan grande como Mozart o Haydn, sólo que hay algo bizarro en su disposición natural, unido al esfuerzo de ser original y a las conocidas circunstancias tristes de su vida, que le ha llevado a que, en el desarrollo posterior llevado a cabo por sucesores faltos de talento, el arte tonal se ha convertido en un campo de batalla donde el tono con el arte y el arte con el tono luchan sangrientamente.»

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MIEMBRO DE UN JURADO SOBRE LOS NIBELUNGOS
Tienen que ser tres los miembros del jurado, y se le pide a Nietzsche que haga proposiciones para un tercer experto. En un proyecto de carta de fines de enero al profesor Riedel se encuentra esta sorprendente propuesta: «Yo nombraría al señor Hans von Bülow, de cuyo juicio incondicionalmente válido, de cuyo rigor crítico, tengo la mejor opinión y experiencia. Importa mucho que encontremos un nombre bien conocido, que sea tan estimulante como intimidador, y esto es el nombre Bülow.» Pero el 31 de enero de 1873 escribe a Rohde: «El profesor Heyne, el profesor Simrock y yo somos los jueces; el primero a propuesta mía.» ¿Era la nominación de Bülow en un proyecto de carta sólo una «antítesis irónica» con la que quería reaccionar con «generosidad» frente a la humillación musical que le había causado Bülow? Puesto que la carta definitiva a Riedel no parece haber sido conservada, no sabemos si esa proposición superó el estado de «proyecto» o si se quedó en él.
Sí iba en serio otra moción de Nietzsche a Riedel: «... encuentro la suma del premio extremadamente pequeña y en consideración de la absoluta importancia del tema y de la ocasión, demasiado pequeña en exceso. Hemos de poder competir, al menos, con las sumas que ofrece para premios una academia alemana, sólo esto me parece digno de una asociación tan grande y de una ocasión así de única», y propone: «La asociación promete como premio un vale entero del patronatos.» Esto era, después de todo un importe de 300 táleros a favor de la empresa de Bayreuth, y el poseedor del vale del patronato tenía acceso a los próximos primeros festivales de Bayreuth. Nietzsche tuvo éxito con esta propuesta, tal como informa también a Rohde.

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DECEPCIÓN DE RITSCHL
Una carta de Ritschl al senador Vischer del 2 de febrero de 1873 aclara el estado real de las cosas por entonces «¡Pero nuestro Nietzsche! Sí, esto es realmente un capítulo triste, como también usted --a pesar de toda la benevolencia para con esta excelente persona lo comprende en su carta. Es extraño cómo en este hombre viven realmente dos almas, una al lado de otra. ¡Por una parte, el método más estricto de investigación científica perita... por otra, ese fanatismo religioso -  mistérico -  artístico, wagneriano - schopenhaueriano, fantástico - exaltado, virtuosista, que cae en lo incomprensible! No es exagerado decir que él y sus adeptos -que están totalmente bajo su mágico influjo- Rohde y Romundt, van fundamentalmente en pos de una nueva fundación religiosa. ¡Qué Dios lo remedie! Nada de lo que aquí ahora indico se lo he ocultado a él, amistosamente, tanto por carta como de palabra. Al final resulta que nos falta mutuamente comprensión; él resulta para mí vertiginosamente alto, yo para él a ras de suelo como una oruga. Lo que más me molesta es su impiedad contra su auténtica madre, que le ha amamantado en sus pechos:la filología.»
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COMPOSICIÓN PARA LOS MONOD
Nietsche encuentra el ánimo para escribir, con toda buena intención, un regalo musical: «... en los últimos días he hecho un regalo de bodas para la señorita Olga Herzen, quien se casa en marzo con el señor Monod: una composición para cuatro manos, pensada para el matrimonio, y con el título de Una monodía á deux. Ha salido bien y creo que no me atraería ninguna carta de Bülow.» (A Rohde, el 21 de febrero.) Esta boda de la hija adoptiva de Malwida von Meysenbug con el historiador francés Gabriel Monod tuvo lugar el 6 de marzo en Florencia. Nietzsche tampoco se había tomado demasiadas molestias con la composición. No había nada nuevo excepto el título, un gracioso juego de palabras con el nombre de los agasajados (Monod-ie, como paradoja para dos destinatarios, y un subtítulo «Elogio de la misericordia» -«Lob der Barmher.Zigkeit»--).
El agradecimiento de los agasajados no debió ser muy convincente, puesto que Nietzsche informa sobre ello a Rohde el 5 de abril sensiblemente defraudado: «Ella y su Monod me han escrito al respecto, pero el último muy a lo francés y como persona política, lo que a mí me parece fuera de lugar en un asunto privado como éste.»

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DESAGRADO DE WAGNER ANTE EL MONODÍA Á DEUX
A causa del final pomposo (donde en la partitura de piano aparece «tromboni»), que suena a iglesia, parece que Wagner, dado que los Monods sólo se habían casado por lo civil, dijo, después de haber tocado la pieza con Nietzsche al piano: «Con esto ha impuesto a los Monod tambien la bendición papal.»
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PROBLEMAS CON LA VISTA
A partir de abril de 1873 tiene que hacer una cura de atropina y, a consecuencias de ella, queda tan disminuido en su capacidad visual que tiene que dictar sus trabajos. La dolencia se acentúa hasta el punto de que el 22 de mayo el médico le tiene que prohibir toda lectura, con lo que Nietzsche se ve obligado a dar clases de memoria durante dos semanas.
Nietzsche no era un «hombre de ojos». Nunca se sintió conmovido por una obra de pintura, ni de escultura, ni de arquitectura; incluso sus vivencias del paisaje, sus entusiasmos por los valles de montaña o por el mar, permanecen siempre algo dudosos; sus descripciones paisajísticas (por ejemplo en Zaratustra) poco plásticas, por tanto. Sus historias, incluso con la fantasía más vivaz, no admiten una representación en que se consumen. En esto coincide hasta cierto punto con Wagner, cuyas ideas para los decorados de escenario tampoco son, a fin de cuentas, realizables y exigen hoy todavía experimentación. Después de todo, Wagner actuó estimulantemente sobre los pintores, y hay cuadros en que se representan sus escenificaciones. Pero no hay «paisajes de Zaratustra», aunque sí un intento de traducción musical en la forma de una creación sinfónico (Richard Strauss).

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RESPETO DE NIETSCHE HACIA BEETHOVEN
En lo que respecta a la posibilidad de vivencia artística hubiera sido mayor mengua para Nietzsche la pérdida del oído; desde el punto de vista de su misión filosófica. Esa misma angustia anímica tuvo que soportarla, 70 años antes, Beethoven, a quien Nietzsche siempre admiró con respeto; Beethoven, el único grande que siempre fue intocable para él. «Para la grandeza y la sublimidad  solitarias del genio de Beethoven Nietzsche tuvo el más profundo sentimiento, que se manifestó precisamente en que con respecto a él Nietzsche era más bien parco en palabras; incluso manifestó una vez que Beethoven era demasiado sublime como para ser objeto de una conversación entretenida. "Sobre él lo mejor es callarse."» A la misma edad comenzó a manifestarse en Beethoven la entonces incurable dolencia de oído; cuando no tenía todavía 32 años, el 2 de octubre de 1802, escribió a Heiligenstadt, en un «testamento»: «Oh, vosotros, hombres, que me tenéis o declaráis como hostil, terco o misántropo, qué falta de justicia me hacéis. No sabéis el motivo secreto de aquello que os parece. Mi corazón y mis sentidos estaban dispuestos desde la niñez para el dulce sentimiento de la benevolencia, incluso para realizar grandes acciones; para esto estuve siempre dispuesto. Pero considerad sólo que desde hace seis años me ha sobrevenido una situación desesperanzada... nacido con un temperamento fogoso, incluso sensible a las distracciones sociales, tuve que apartarme temprano para pasar en soledad mi vida... Ah, cómo es posible que se declarara en mí la debilidad de un sentido que yo debía poseer en mayor grado que los demás... Por tanto, perdonad cuando me veáis apartarme allí donde me mezclaría con gusto entre vosotros; doble dolor me causa mi desgracia, puesto que además soy mal comprendidos.» También ese estado de ánimo comenzó a dominar de forma creciente la vida de Nietzsche. También él hubo de apartarse de allí donde se hubiera mezclado gustosamente entre los hombres. Se fue retirando paso a paso de la vida social basilea, en la que hasta entonces se había sentido a gusto. No con rencor, pues a eso tampoco hubiera tenido derecho; todavía en sus últimos años se recuerda con agrado de la benevolencia de la sociedad de Basilea, mantenida siempre a pesar de las dificultades.
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TESTIMONIOS FAVORABLES A NIETSCHE COMO PROFESOR
Se ganó el más hermoso contacto humano y el más fiel afecto de sus colegas y especialmente de sus alumnos del pedagogio. «Si consideramos en conjunto la actividad académica de Nietzsche en el pedagogio, no queda ninguna duda de que el éxito de su enseñanza fue extraordinario. Los alumnos estaban unidos a él como quizá a ningún otro profesor. Su espíritu de altos vuelos, su noble manera de ser, sus amables modales, en una palabra: el encanto de su personalidad, atraía a todos a su órbita. Emanaba de él aquella fuerza, en grado sumo educadora, de admirar a los jóvenes, de entusiasmarles y de moverlos a la dedicación absoluta al ideal perseguido. Sus lecciones estaban planificadas desde el principio hasta el final y preparadas cuidadosamente. Dio lo mejor suyo a los alunmos. Ellos eran conscientes de eso y se esforzaban en la misma medida.»
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TESTIMONIO DESFAVORABLE DE Alfred Münch
Nietzsche fue sin duda alguna muy bien considerado entre sus alumnos puesto que sólo escuchamos de un único alumno, Alfred Münch, que Nietzsche, por su pedante enseñanza, le quitó total y absolutamente el gusto por lo griego.
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UNA VIEJA CUENTA
El 7 de febrero de 1773 anota Cosima: «Diner en casa de los Wesendonck, disputa sobre el libro de Strauss La vida y la nueva fe, que tanto yo como Richard encontramos decepcionantemente superficial, pero que la señora Wesendonck admira.» La discusión era, pues, todavía recia cuando Nietzsche llegó a Bayreuth a comienzos de abril. Wagner aprovechó la ocasión -tenía aún una vieja cuenta pendiente con David Friedrich Strauss--- y propuso a su joven y devoto amigo, como tema número uno para escribir, una invectiva contra este teólogo liberal, por quien resulta que Nietzsche había sentido hasta entonces una cierta simpatía. Pero se encargó de ello. La vieja cuenta que Wagner tenía con Strauss era la siguiente: en la disputa en torno al puesto de Wagner en Munich, tras su llamada por el joven rey Luis II, el director de orquesta de la corte, Franz Lachner (1803-1890), que trabajaba allí desde 1836 y de grandes méritos en la vida musical muniquesa, tomó partido contra Wagner, puesto que se sentía desplazado como compositor por él; esto le hizo perder el favor del monarca. Ya en 1865 había pedido su retiro, que le fue concedido primero en forma de un período de vacaciones, hasta que el 26 de enero de 1868 dirigió por última vez y como despedida. Con ocasión de ello Strauss tomó parte públicamente en la disputa a favor de Lachner, a lo que Wagner contestó con tres venenosos sonetos satíricos, compuestos el 12 de marzo de 1868. Lo esencial de ellos se puede resumir rápidamente: para el mismo Strauss que, como teólogo liberal, considera a Cristo como un mito, como una figura legendaria cuya existencia histórica no ha sido demostrada, para este mismo Strauss, el bravo y prosaico Lachner es «un hombre acreditado. Los tres sonetos eran deplorablemente flojos en cuanto composiciones poéticas, por lo que no surtieron efecto alguno, así como tampoco su agudeza, escasa aunque violenta. A Strauss no se le podía atacar así, como demostró el gran éxito de su última gran obra, La vieja y la nueva fe, aparecida en 1872. Wagner llegó a creer, con razón, que su joven amigo llevaría a cabo ahora lo que él no pudo hacer con éxito cinco años antes.
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MOTIVOS OCULTOS DE WAGNER
Lo que no queda claro es si Wagner, con este encargo, tambien quería, a la vez, sacar al joven espíritu ardoroso de aquel análisis aparentemente infructífero de los antiguos filósofos, con el que lo más que podía conseguir era volverse a enfrentar con sus colegas filólogos, y esta vez de modo más enconado que ya lo había hecho con su primer libro; si Wagner quería, así, llevarlo a un camino donde pudiera recuperar, al menos en Basilea, su consideración deteriorada, también posiblemente allí. De hecho el librito fue eso lo que consiguió; después de algunos años pasados en el extranjero, Carl Spitteler escribe al respecto en sus Recuerdos sobre Nietzsche: «En una de mis cortas visitas a la patria, en el año 1874 o 1876, oí algo respecto a Nietzsche que determinó durante años mi interna relación con él: encontré lleno de júbilo el mundo intelectual y el mundo piadoso, es decir el mundo poderoso y distinguido, de Basilea. Según se me informó, el nuevo profesor Nietzsche, a pesar de no ser él mismo creyente, había batido al viejo David Strauss hasta tal punto que ya no volvería a moverse. El que un profesor de Basilea, a pesar de no ser él mismo creyente, hubiera prestado el servicio a los piadosos basileos, o sea, a los poderosos, de liquidar por completo a su enemigo más odiado, solitario y ya desde largo tiempo olvidado por todo el mundo, fue cosa que me pareció todo lo contrario de una noble acción.»
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NIETSCHE VOMITANDO LAVA
El 18 de abril podía escribir a Wagner: «He leído con atención Vieja y nueva fe y me he maravillado tanto de la torpeza y cinismo del autor como de las del pensador.Una bonita suma de ejercicios retóricos del más odioso tipo, que ha de mostrar de una vez la talla de ese supuesto "clásico".» El 5 de mayo pudo escribir a Rohde: «También he vuelto a vomitar algo de lava: tengo casi acabado, al menos en un primer esbozo, un escrito contra David Strauss -pero te ruego un silencio nocturno, sepulcral, puesto que se va a hacer un gran montaje burlesco. Volví de Bayreuth con una melancolía tan grande que sólo pude superar por la ira sagrada.»
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MUERTE DE STRAUSS
Poco después de la muerte de Strauss, el 8 de febrero de 1874, es decir, exactamente medio año después de la aparición de la primera Intempestiva de Nietzsche. Escribe el 11 de febrero: «Ayer enterraron a David Strauss en Ludwingsburg. Espero no haberle hecho difícil su último tiempo de vida, y que haya muerto sin saber nada de mí. -Esto me afecta algo.-»
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HIMNO A LA AMISTAD
Nietzsche escribe a Rodhe  en la carta del 5 de mayo.- «Y bien, seguiremos arrastrando así nuestra existencia y cantaremos el verso de mi himno a la amistad, que comienza "¡Amigos, amigos! ¡Manteneos unidos!" No he compuesto más versos, pero el himno está acabado -y éste es el esquema:» Sigue este esquema en siete líneas, con la anotación «¡Concurso entre todos mis amigos para componer un verso o dos!» Este esquema métrico, sin embargo, no se corresponde en absoluto con la música trasmitida y sólo nueve años más tarde se llegaría a un texto aplicándole la Oración a la vida de Lou Salomé, pero únicamente a una de las seis partes en que consiste la composición: la que aparece en segundo y cuarto lugar, y al final, en estrofas idénticas de 26 compases cada una. Nietzsche encabeza un preludio de 62 compases, en movimiento de tresillo la mayor parte, con estas palabras: «Cortejo de los amigos hacia el templo de la amistad», y en lo referente a la música: «Con contención festiva, decidido.» El primer «interludio», de 97 compases, está de nuevo esencialmente construido en tresillos y sobre él coloca: «Como en recuerdo alegre-triste.» El segundo interludio, también con 97 compases, se corresponde exactamente con el primero por lo que hace a la forma y es una serie de variaciones sobre la melodía del himno. Sobre el comienzo hay puesto: «Como un presagio del futuro», y después de 18 compases «Mirada en la lejanía», finalmente «Movimiento de marcha, muy enérgico», y con esa marcha desemboca en la tercera estrofa del patético himno, pues toda la composición está impregnada de un extraño estilo patético.
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EL FANTASMA NIELSEN
En los meses finales de la primavera comienza a importunado una admiradora furiosa y excéntrica: Rosalie Nielsen. Tras miedos y zozobras que le había causado, el affaire acabó tragicómicamente a fines del otoño; en esta situación Overbeck se acreditó por primera vez y pudo conjurar el «fantasma Nielsen». Respecto a este extraño encuentro sólo se conserva un documento de la época de las vacaciones estivales, una carta de la tal Nielsen del 17 de junio de 1873 desde Bad Ragaz: «.Nunca nadie sobre la tierra me ha comprendido y no comprendido tanto como usted. Pocas veces o nunca alguien me ha causado. tanta alegría y tanto daño. Usted ha roto el primero y último lazo que me unía a Alemania -me marcharé-; pensé que debía ser así. Interiormente aquello que pensé, quise, nunca se romperá, pero su ejecución es simplemente imposible. El bello Dionisos petrificado, desgarrado, que usted me dio, me seguirá por todas partes. Considere el joven Dionisos vigoroso, victorioso, que yo le llevé a usted. Ya no lo vuelvo a ver nunca. Que sea usted feliz y que sus ojos se curen pronto. Con todo respeto Rosalie Nielsen.»
 Hay dieciséis palabras tachadas en esta carta, lo que descubre la sobrecarga emocional de la autora. Si hubo, y cuándo, un encuentro personal previo a esta carta (improbable según testimonios, pero no a excluir).
De todos para seguir con más detalle el el episodio Nielsen hemos de seguir la descripción que nos trasmite Carl Albrecht Bernoulli, fundado en recuerdos personales de su abogado en Leipzig, el doctor Kurt Hezel, y de su maestro -y amigo de Nietzsche- Franz Overbeck: «La señora Nielsen era, por lo que yo sé, la esposa separada de un oficial de marina, bien escandinavo o bien halsaciano, y halsaciana ella misma, o danesa, de nacimiento. Antes de asentarse en Leipzig, parece que anduvo durante largo tiempo por Italia, donde tuvo el gusto de conocer a Mazzini y donde fue internada durante algún tiempo como revolucionaria y partidaria de Mazzini. Su aspecto externo era enormemente repelente y sucio... La señora Rosalie Nielsen era una ferviente admiradora de Friedrich Nietzsche y por encima de todo colocaba especialrnente su libro El nacimiento de la tragedia. En cierto sentido se la podía considerar una persona dionisíaca... Yo mismo tengo todavía entre mis recuerdos de estudiante una fotografía, dedicada a mí por la señora Nielsen, de una curiosa cabeza de Dionisos (escultura fotografiada). La fotografía... pretendía la señora Niellsen la habría recibido del propio Fr. Nietzsche. La cabeza de Dionisos está caracterizada por dos mitades de cara totalmente diferentes, una de ellas, y por tanto también un ojo, muestra gran intensidad de sentimiento vital ardiente, mientras que la otra y el otro ojo parecen apagados... Más tarde la señora Nielsen, en el círculo de sus amistades en Leipzig, guardaba silencio premeditadamente sobre su encuentro con Nietzsche; pero de oído a oído se susurraba cómo, hacía años, se las había arreglado para provocar... un encuentro... Por el contrario, mucho antes, en el otoño de 1875, la propia señora Nielsen contó la escena siguiente al profesor Vaihinger en Leipzig. De acuerdo con ella, como resultado de un intercambio epistolar, habría tenido lugar un encuentro en un hotel de Friburgo de Brisgovia. Parece que Nietzsche, decepcionado por el aspecto de la dama, se alejó de la habitación tras pocos segundos, después de haberle lanzado a la cara sólo esta frase teatral: "¡Monstruo, me has engañado!"... Como testigo más cercano... el doctor Romundt estaría en situación óptima para aclarar esto. Sobre todo, si la citada escena no sucedió más bien en la caverna de Baumann. Según las indicaciones de Overbeck ello acaeció en su (de Overbeck) habitación; incluso habrían antecedido a este definitivo acto final otras visitas de la admiradora. Después Overbeck liberó a Nietzsche definitivamente de esta importunidad entusiasta». Y Overbeek: «Poco después de la aparición de su Nacimiento de la tragedia, una mujercilla de Holstein, ya entrada en años y con aspecto de medio loca, la señora Rosalie Nielsen, había comenzado a acosarlo, al principio en cartas y por el envío de fotografías simbólicas.... con una persecución que hacía prometer mucho en principio. Pero se necesitó su comparecencia personal ante Nietzsche para que aquella adepta le causara un horror insuperable, y para inducirlo a recibir una de sus visitas, con mi consentimiento, en mí habitación.... y en mi presencia. ¡Qué escena tan ridícula, a causa de lo desproporcionado de su violencia, la que montó Nietzsche! Se desarrolló casi sin palabras, con gran cantidad de gestos más o menos grandiosos, y acabó con que a la señora Nielsen... se le colocó literalmente la silla fuera de la puerta de la habitación... y cuando tras pocos días la señora Nielsen... volvió a anunciarse, me decidí a intervenir contra ella en ayuda de mi buen amigo... aparecí en la habitación del conserje para liberar definitivamente a Niezstsche de un asunto tan molesto para él y tuve al menos éxito en la antipática empresa.»

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IMPOSIBLE VISITA A BAYREUHT POR PROBLEMAS DE SALUD
 El 26 de diciembre informa Nietzsche a Gersdorff: «en cama- aquí en casa; ¡la vieja letanía!» A partir de ahora se habría de   repetir año tras año, casi sin excepciones, el ponerse enfermo en Navidades, tener que permanecer en cama, y no hay por qué dejar de señalar que la confrontación con la fiesta cristiana, a él ---el «impío» le creaba una excitación anímica que actuaba como factor desencadenante de la dolencia siempre latente en él, de modo que, cada vez más, cualquier excitación anímica, fuera alegría, pena o disgusto, comenzó a seguirse de desarreglos corporales.
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ATAQUE FURIBUNDO DE LA REVISTA GRENZBOTEN
Ya el 27 de octubre había informa a Gersdorff: «Los verdes cuadernos de "Grenzboten" ha ofrecido últimamente un non plus ultra bajo el título de El Sr. Friedrich Nietzsche y  la cultura alemana. Han sido conciliadas contra mí todas las fuerzas: policía, autoridades, colegas; declaración textual de que habría de ser proscrito por todas las universidades alemanas; esperanza de que en Basilea  se haga lo mismo. Informe de que, por una jugada de Ritschl y por la idiotez de los basileos, he pasado de ser un estudioso a ser catedrático numerario, etc. Vituperios contra Basilea como "universidad de tercera fila"; yo mismo soy denunciado como enemigo del imperio alemán, asociado a las Internacionales, etc... Así pues, querido amigo, nuestra núm. 1, para expresarme a la Fritzsch, ha encontrado "acceso al público".» Y el 21 de noviembre a Rohde: «Me gustaría que leyeras el artículo de Crenzboten, como algo curioso y divertido: algo así necesitamos ahora de cuando en cuando. El toro y el trapo rojo. El doctor Fuchs quería hacer un escrito de réplica, el senador Vischer protestar públicamente; hizo falta esfuerzo para apaciguar a estos hombres. Desde entonces, Basilea como "universidad de tercera fila" se ha convertido proverbialmente aquí en motivo de escarnio, y fue el tópico de las conversaciones de mesa durante la fiesta del rectorado.» Así pues, en Basilea se divirtieron exquisitamente con sarcasmos, al típico modo basileo, a causa de la desmesura de esta crítica, y se quedaron más satisfechos todavía con el voluntarioso profesor -en todo caso, ¡fue nombrado entonces (el 15 de enero de 1874) decano de la facultad! También El nacimiento de la tragedia llegó a una segunda edición, que fue a la imprenta en enero de 1874, pero que sólo en 1878 pudo estar en las librerías.
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VISITA AGITADA A RITSCHL
De tal visita informa a Rohde: «Los Ritschl, a quienes hice una corta visita y que en media hora me dispararon un fuego de palabras rápidamente pronunciadas del que salí ileso, sintiéndome también así; al final se quedó en que yo soy orgulloso y que los menosprecio a ellos. La impresión general fue desesperanzada: el viejo Ritschl se puso a despotricar enfurecido contra Wagner como poeta, a continuación contra los franceses (yo paso por ser un admírador de los franceses), y por fin, de oídas pero del modo más abominable, contra el libro de Overbeck. Hube de escuchar que Alemania está en la "edad del pavo": razón por la cual me permitía yo también hacer un poco el pavo (a saber, fue recriminada mi desmesura y rudeza contra Strauss). Empero, Strauss está realmente aniquilado como prosista clásico: puesto que el papaíto y la mamaíta Ritschl dijeron eso y encontraron incluso al "Voltaire" abominablemente estilizado.» Ritschl anotó en su diarios: «30 dic. 73, 9 horas, visita de Nietzsche, desavenencia total de principios.» Ya no se entendían.
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LECTURAS SOBRE CIENCIAS NATURALES
Después de la Naturaleza de los cometas de Zöllner fue la Phiiosophiae naturalis Theoria del jesuita R. J. Boscovich, famoso y discutido en su tiempo, cuya obra Nietzsche sacó por primera vez de la biblioteca de la universidad de Basilea el 28 de marzo de 1873, obra que vuelve a sacar siempre en cortos intervalos de tiempo y que aprecia mucho. Pero también una Historia de la Química de Kopp, Conferencias sobre el desarrollo de la Química de Ladenhurg, una Teoría general del movimiento y la fuerza de Mohr, La maravillosa construcción del universo de Mádler, Elementos de Física de Pouillet y Pensamiento y realidad, aparecida justamente entonces, de African Spir.
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TEORÍA ATÓMICA DEL TIEMPO
«La "teoría atómica del tiempo" representa el intento de Nietzsche de trasladar la atomística puntual del espacio de Boscovich a una atomística de los "puntos de sensación". Este traslado, según Nietzsche, no es otra cosa que una traducción del estado de cosas, hasta entonces concebido de forma física, a un lenguaje accesible directamente para nosotros, el lenguaje de la sensación. La traducción no es otra cosa que la necesaria "continuación de la atomística", puesto que "toda la mecánica del movimiento es en último término descripción de representaciones" y la "materia misma sólo se da como sensación"... Cierto que la "doctrina atómica del tiempo" es sólo un intento muy fugaz de Nietzsche, pero muestra, sin embargo, de qué modo se apropió de las ideas de Boscovich, Zöllner y Spir, para aprovecharlas para sus ideas fundamentales.» Con este atrevido intento epistemológico Nietzsche culmina una ruptura con los trabajos que ha hecho hasta entonces y comienza un nuevo camino, primero, sobre todo, en apuntes sacados de los cuadernos de notas y no aptos para la publicación, pero que, en los escritos publicados, deslumbran, como un fuego mágico, en vivos efectos luminósos.
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SOBRE LA VERDAD Y LA MENTIRA EN SENTIDO EXTRAMORAL
Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral, fue dictado en junio a Gersdorff (naturalmente a partir de anotaciones ya hechas). Sin embargo, precisamente con este escrito Nietzsche vuelve a crear a partir de su tradición helenística, precisamente este escrito une al filósofo futuro con su propio pasado. Ya el título sólo puede entenderse completamente en su transcripción griega. alezés y pseúdos, significan todavía para el historiador helenístico tardío Polibio, sólo «correspondiente a los hechos» y «no correspondiente a los hechos», respectivamente, sin que impliquen un juicio moral de valor. Con lo que estamos inmediatamente en el triple problema de los sofistas, antes de Platón: 1.¿Podemos siquiera captar «hechos» sin interpretarlos, sin valorarlos, a la vez? 2. Y en tal caso ¿podemos hacer el enunciado adecuado? 3. Y en tal caso, el receptor de mi enunciado ¿querrá o podrá captar éste sin cambiarlo interpretándolo?
Así, el corto escrito de sólo 32 páginas manuscritas de un cuaderno en octavo gira en tomo a la pregunta esencial: ¿es posible siquiera la «verdad»? Puesto que: «Sólo por olvido puede el hombre llegar a creerse que posee la "verdad"... ¿Qué es una palabra? La plasmación de una excitación nerviosa en sonidos. Pero deducir de una excitación nerviosa una causa fuera de nosotros es ya el resultado de un uso falso e inadecuado de la tesis fundamental.» Y: «¿Qué es, pues, la verdad? Una multitud móvil de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en una palabra, una suma de relaciones humanas, que han sido poética y retóricamente aumentadas, trasladadas, adornadas, y que, tras largo uso, a un pueblo le parecen fijas, canónicas y obligatorias: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que son tales, metáforas que han llegado a deteriorarse y a perder su sentido, monedas que han perdido su imagen y que ya no se consideran monedas sino metal.»

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CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS
En Strauss (1ª  Intempetiva)   Nietzsche necesita todavía un cierto tiempo de arrancada hasta que llega realmente a su tema. Los dos primeros capítulos son la continuación inmediata de las Conferencias sobre la enseñanza, son un resumen de las ideas fundamentales expuestas allí más ampliamente y, en parte, un desarrollo hacia resultados no ofrecidos allí. Así, también se anuncia aquí el rasgo fundamental que marca y lleva la obra entera y también la vida de Nietzsche: se trata de un diálogo continuado, y sus obras, en su forma externa, precisamente como «obra», son partes cortadas y sacadas del espectro de esa permanente disputa. Es Nietzsche el que en el Strauss introduce en el lenguaje corriente alemán el concepto (no inventado por él) de «Bildungsphilister» (pedante), bajo el que Strauss es considerado como representante de un estrato muy determinado de la vida cultural alemana del tiempo, y el ataque se hace general. A Strauss personalmente sólo le reprocha: «No lo lleva hasta un hecho agresivo, sino sólo a palabras agresivas, pero las elige tan ofensivas como sea posible y malgasta en expresiones rudas y coléricas todo aquello que hay en él de energía y fuerza; cuando la palabra se ha extinguido, es más cobarde que aquél que nunca ha hablado.» En todos los ataques, expuestos audaz y magistralmente, Nietzsche, sin embargo, recuerda de repente que una vez, cuando era estudiante en Bonn, había impuesto a su hermana, asustada al respecto, la lectura de la Vida de Jesús de Strauss, y causado por su adicción a tales ideas una crisis seria con su madre. Se justifica ahora: «Había un Strauss, un sabio honrado, estricto, riguroso, que nos era tan simpático como cualquiera que en Alemania sirve con seriedad y energía a la verdad y sabe dominar dentro de sus límites; quien ahora es famoso en la opinión pública como David Strauss, ya no es el  mísmo.»
Inmediatamente después de la aparición del Strauss comenzó Nietzsche una nueva Intempestiva: La filosofía en apuros. Las pocas notas conservadas respecto a ella muestran un problema que difícilmente habría captado la misrna atención general que el Strauss. Hay mucho de toma de posición propia. ¿Marca todavía hoy la filosofía la vida del filósofo? Y si no ¿cómo ha de seguir actuando? Se trata del problema existencial que soporta duramente Nietzsche en su situación concreta: si él, que ha sido llamado a ser filósofo, también es capaz de vivir la vida de un filósofo, como los antiguos modelos.   «Hay que considerar seriamente si todavía hay siquiera fundamentos para una cultura en desarrollo. ¿Puede usarse la filosofía como tal fundamento? «Desde este punto de vista los pocos vegetarianos filosóficos han hecho más por los hombres que todas las nuevas filosofías; y mientras los filósofos no consigan el ánimo suficiente para buscar un orden de vida totalmente distinto y mostrarlo con su ejemplo, no hay nada que hacer con ellos.» «El apuro de la filosofía: por fuera: ciencia natural, historia (ejemplo: el instinto convertido en concepto). Por dentro: el ánimo para vivir una filosofía está roto.» «El producto de los filósofos es su vida (primero, antes que sus obras). Esta es su obra de arte. Toda obra de arte está vuelta primero hacia el artista, luego hacia los demás hombres.» «Toda filosofía ha de ser capaz de lo que yo exijo, concentrar a un hombre -pero ahora ninguna es capaz de ello.» Y a continuación sigue un ataque a la filosofía universitaria: «La palabra filosofía, aplicada a intelectuales y escritores alemanes, me produce últimamente reticencias: me parece impropia. Me gustaría que se evitara hacerlo y que de ahora en adelante se hablara, en alemán y con fuerza, de Denkwirtschaft (administración del pensamiento).» «Resultado para nuestro tiempo: no surge nada de esa relación. ¿Por qué? Ellos no son filósofos para sí mismos. "¡Médico, cúrate a tí mismo!", hemos de gritarles.»  ¡Pero este ataque ya lo había hecho Schopenhauer y más profundamente!
Rápidamente abandona Nietzsche estos planes y desde noviembre trabaja en lo que es la 2ª Intempestiva Sobre el provecho y el inconveniente de la historia para la vida, cuyo texto acabó el 1 de enero de 1874, «el día de Año Nuevo, para su inauguración», como escribe a Gersdorff el 18 de enero de 1874. Este escrito es un ataqué vehemente, por una parte, a la filosofía de la historia hegeliana, en su tiempo muy en boga, y sobre todo a sus conclusiones positivistas respecto al presente; por otra parte, a la Filosofía del inconsciente -aparecida pocos años antes (1868) y que rápidamente adquirió gran prestigio-, del joven berlinés Karl Robert Eduard von Hartmann, quien --sólo dos años mayor que Nietzsche, nacido en 1842- con 25 años había conseguido ya componer una gran obra filosófica de éxito. Nietzsche, pues, se enfrentó inmediatamente, intensiva y críticamente, con las publicaciones filosóficas coetáneas. Había leído el libro ya en 1869 y en enero de 1870 lo había enviado a Tribschen. Cosima no supo cómo reaccionar frente a esa filosofía, si rechazarla a pesar de los inequívocos rasgos schopenhauerianos, y se alegró de oír ahora, en la 2ª Consideración Intempestiva, la toma de posición de su joven amigo, quien todavía era para ella una autoridad en cuestiones de filosofía. «Con la repulsa de Hartmann me ha hecho usted un favor especial. Usted sabe que hace años, cuando usted me trajo a casa la inconsciencia, no me pude decidir a estudiarla ordenadamente, dado que el tono me desagradó en exceso», confiesa ella el 20 de marzo de 1874.Nietzsche se abalanza contra Hartmann en tanto que quiere ser un seguidor de Schopenhauer que acepta la «voluntad» como agens fundamental de un «proceso universal» y la hace actuar inconscientemente con el fin, completamente pesimista todavía, de la disolución final, de la vuelta de todos los desarrollos y objetivaciones a un estado primario, pero comprendiendo todo esto como «necesario proceso universal» y, en sentido hegeliano, como «retorno del espíritu a sí mismo», completándolo con ideas de Schelhing. En el estilo del panfleto de Wilamowitz, Nietzsche designa ahora a Hartmann como parodista filosófico como «pícaro de todos los pícaros» (parafrascando un texto de la ópera Barbiere de Rossini, donde se dice «barbero de todos los barberos», que habrá de volver a emplear Nietzsche más tarde contra Wagner, en el Caso Wagner, segundo apéndice, donde lo llama, como archiencantador, «sonador de todos los sonadores») y a su obra como una «picardía filosófica». Así como vio en Strauss el exponente del «pedante» alemán, así ve ahora en Hartmann el peor resultado de una «formación históricas unilateral y falsamente aplicada, como camino fácil hacia una «genuina mediocridad»: «El hombre atiende ahora, para hablar con E. von Hartmann, "a una circunspecta, práctica, habitable, con miras al futuro, instalación en la patria terrena". Este mismo autor llama a tal período la "edad viril de la humanidad" con lo que se burla de lo que ahora se llama "varón", como si se entendiera por ello sólo el egoistilla desilusionado. Por el rechazo de la concepción hegeliana de la historia Nietzsche podía considerarse de acuerdo con Jacob Burckhardt, que rechazaba cualquier «filosofía de la historia» en general. Especialmente lejano a Burckhardt era el comprender teleológicamente la historia, el adscribirle una meta o a las evoluciones históricas un «objetivo». En las grandes figuras del Renacimiento, por ejemplo, veía él modos de existencia humanos, caracteres, tales como Plutarco vio también, que fueron posibles en aquel momento histórico, pero que no pueden ser considerados como el «objetivo» de una evolución. Y desarrollando esta concepción, Nietzsche defiende la posibilidad de que vuelva a haber «grandes figuras», genios, no como productos necesarios de un «proceso universal» predeterminado, sino como posibilidades de existencia humana, como las ha habido y las habrá siempre. En este contexto rechaza la tesis de la edad de la humanidad, no reconoce su tiempo como la «edad adulta» ni ve venir vejez alguna, corno afirmaba la concepción histórica de su tiempo. Se niega también a admitir que las situaciones sociales sean una «necesidad históricas o resultados de un proceso ineludible de desarrollo de la humanidad, con lo que se enfrenta a toda la herencia hegeliana y a las modernas teorías sociales. Esta 2ª Intempestiva fue, pues, a diferencia de la de Strauss, realmente intempestiva y lo sigue siendo hoy; «intempestiva» en el sentido de «contraria a la corriente del tiempo», una llamada contra la comodidad de interpretaciones históricas acríticamente repetidas.
La Intempestiva núm.3 (Schopenhauer como educador) muestra cómo veía Nietzsche la gravedad de la filosofía y la existencia del filósofo. Le ronda realmente la idea de «llegar a ser educador en un sentido grande», como había confesado a Emma Guerrieri, e imaginó un próximo paso necesario: «Por cierto, otra vez estoy fuerte en hacer planes para independizarme total y absolutamente y retirarme de toda relación oficial con el Estado y la universidad a la existencia individual más descarada, miserable-sencilla, pero digna.»
En la 4ª Intempestiva (Richard Wagner en Bayreuth) toda la problemática Wagner de Nietzsche está aquí en germen: sucede lo mismo que 12 años más tarde en el Caso Wagner. Nietzsche ve esencialmente a Wagner como actor. ¿Se manifiesta Wagner como tal?, es decir: ¿es sincero? Ahora Nietzsche se inclina todavía a admitir esto, pero al Wagner de Parsifal, que se ofrece como medium de manifestaciones metafísicas, tiene que estigmatizarlo como «encantador», con todo el reconocimiento de su valía artística. Nietzsche todavía no ha llegado a eso pero la duda comienza ya a corroerlo, también en relación a la sinceridad de la propia existencia.

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PROCLAMA A LAS MUJERES ALEMANAS
El 4 de marzo la amiga de Wagner, Mathilde Maier, de Maguncia, pregunta a Nietzsche si podría redactar, para ella y para su movimiento de mujeres en favor de Wagner, una Proclama a las mujeres alemanas para la salvación financiera de la amenazada empresa de Bayreuth. Pero él tiene que rechazar el encargo y le contesta el 1 1 de marzo: «Lea usted el exhorto al pueblo alemán adjunto que escribí el otoño pasado. Así y no de otro modo pienso yo en este asunto, así y así de fuerte hablo yo si alguna vez tuviera que hablar ---ciertamente demasiado fuerte incluso para hombres, como me demostró entonces el éxito obtenido. Los representantes de las asociaciones wagnerianas... no se atrevieron a poner sus firmas bajo esta proclama... Yo he dictado hasta ahora, estimada señorita. No se enfade por el no absoluto. Por cierto: ¿cree usted en la llamada "mujer alemana", y que usted se aventuraría a dirigirse a ella para el apoyo de nuestras esperanzadas ilusiones bayreuthianas?... Yo sólo creo en individuos aislados, pero desconfío -vituperablemente--- de todo lo que en los periódicos y en las novelas actuales se glorifica como "mujer alemana".»
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AMISTADES FEMENINAS
Hubo dos mujeres en ese tiempo que le proporcionaron auténtica alegría: Una, Malwida v. Meysenbug, que el 22 de marzo le envió flores desde su lugar de reposo en el Mediterráneo; flores que él agradece el 4 de abril: «¡Qué conmovedoras sorpresas me ha deparado usted! Todavía nadie me había regalado nunca flores y ahora creo saber que hay una elocuencia propia en esa muda exuberancia de color, y animación.... que las flores son, por así decirlo, los pregoneros de un secreto de la naturaleza; revelan que en alguna parte de este mundo ha de ser posible encontrar vida, esperanza, luz, color... Y por eso es una suerte hermosa cuando los luchadores se dan ánimo mutuamente y se recuerdan su común creencia por el envío de símbolos, sean flores, sean libros.»
Malwida v. Meysenbug le proporcionó todavía otra agradable sorpresa. Consiguió acercar a una noble mujer de su círculo de amistades de Florencia, la marquesa Emma Guearieri-Gonzagrr, a los pensamientos de Nietzsche en la 2ª Intempestiva, y esta mujer comienza el 5 de abril una corta pero bella amistad epistolar: «No puedo hacer otra cosa que escribirle, después de que he leído su último escrito... ¡Hasta ahora no conseguía acoger en mí con tranquilidad sus palabras, cada vez se adueñaba de mí un movimiento interior que no podía dominar! Tenía que dejarlo o me veía obligada a seguir leyendo, devorando con auténtica ansia lo siguiente... Todo lo que usted dice posee tanta fuerza primitiva y está a la vez tan bellamente expresado, que mis palabras me parecen realmente pobres y lánguidas.» Este nuevo hallazgo Nietzsche lo menciona sólo rápidamente el 8 de mayo a Gersdorff: «Recibí de Florencia una carta interesante y sentida y se me ruega que conteste a la dirección adjunta. Mano femenina.» El 10 de mayo contesta a la sorprendente escritora: «No conozco alegría mayor que volver a oír de una persona que es un nostálgico y un esperanzado; ¡ah, y a veces necesito de todo corazón y con toda fuerza esa alegría para poder ser todavía siquiera un esperanzado! Adivino por su carta mucha más coincidencia entre nosotros que lo que puedan dejar entrever cuatro páginas. Me parece que usted tiene por la cosa más importante del mundo un cambio profundo de la educación del pueblo... Tampoco para mí conozco una meta más alta que llegar a ser, de algún modo, algún día, "educador" en un gran sentido: sólo que estoy muy lejos de esa meta. Mientras tanto he de echar fuera de mí, primero, todo lo polémico, aniquilador, odiante, torturante... pero después ¡ninguna mirada más a lo negativo e infructuoso! ¡Sino sólo plantar, construir y crear!» Y Emma Guerrieri confiesa el 15 de mayo: «¡Me ha pasado algo tan singular con usted! Cuando leí su primer escrito, el Nacimiento de la tragedia, me indignó, toda mi naturaleza se resistía a acoger en mí lo que me resultaba extraño, incomprensible. ¡Me parecía todo tan fantástico El fundamento de la cultura griega me parecía absurdo, no pude penetrar en sus pensamientos... Cuando oí de su escrito contra Strauss y qué brutal era usted allí, no quise leerlo, puesto que admiraba a Strauss como un luchador sincero... El no tenía el material para construir y en ese sentido se supervaloró... ¡Pero estaba enojada con usted por el modo como lo maltrataba y me aparté de usted! Un destino feliz me llevó de nuevo a usted: leí su pequeño escrito sobre Homero, que me agradó infinitamente. Y ahora la 2ª Consideración intempestiva, que ha sido para mí como una revelación y no creo que le vuelva a ser infiel en espíritu.»
En esos días el destino le proporcionó también una preciosa amistad, duradera durante años, una amiga matemal: el 29 de marzo de 1874 estuvo por primera vez invitado en la casa paterna de su alumno Baumgartner en Lörrach, donde encontró en la señora Marie Baumgartner la mujer solícita que habría de necesitar tan imprescindiblemente en los malos años venideros.

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MUERTE DE VISCHER
Hubo de contribuir mucho a este distanciamiento interno de la universidad y en general de Basilea la muerte, el 5 de julio de 1874, de su protector el senador profesor Wilhelm Vischer-Biffinger, que murió ---con sólo 66 años-- de una enfermedad grave y dolorosa de riñón y vejiga. «'I'odos estamos muy tristes, sobre todo yo, que sé cuánto he perdido con él. Su sucesor previsibiemente pertenezca al partido del "Amigo del pueblo"», se queja Nietzsche el 9 de julio a Gersdorff.
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ANIMÁNDOLE A CONTRAER MATRIMONIO
Gersdorff informa el 29 de mayo: «... en tomo al 21 de mayo aumentó de tal modo el cosquilleo en mis piernas que empaqueté mi hato y me fui a Bayreuth en buenos expresos... La nueva casa ("Wahnfried") está ya acabada excepto la gran sala, y ya va siendo tiempo de que vayas a Bayreuth para conocerla. Wagner lo desea mucho y no comprende que no salgas de tu rincón de Basilea. En todo caso sería muy bueno para tu salud que en las vacaciones de verano dieras un fuerte tirón y fueras a Wahnfried. He visto por desgracia por tu última carta a la señora Wagner que la depresión en que habías caído, no se ha convertido ahora en auténtica resignación, sino en una especie de violento aturdimiento... Tus protestas de que te va bien no te salen del corazón como sería de desear... Hay algo de alegría forzada en esa última carta que nos preocupa más seriamente que nunca... Algún día habrás de abandonar tu puesto... ¿Pero ha llegado ya el momento?... Oigo hablar de Rothenburg sobre el Tauber. Pero ¿qué pretendes allí? ¿Llevar una vida retirada, sin amigos, con relaciones absolutamente estrechas, vida en la que no tendrás el sentimiento de libertad ... ? Wagner no sabe darte otro consejo sino que deberías casarte bien... La señora Wagner es también de esa opinión... Para ello hacen falta dos... buscar la apropiada es asunto tuyo... Este verano vendrás a Bayreuth y adquirirás nuevos ánimos, en caso contrario, como represalia, yo no iré este otoño a Suiza.»
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DESAGRADO DE NIETSCHE ANTE LA IDEA DEL MATRIMONIO
El 1 de junio, responde a esta exhortación matrimonial, surgida de una preocupación realmente sentida y de un enjuiciamiento realista de las cosas, de modo evasivo-humorístico en carta a Gersdorff: «Realmente encantadora la idea de imaginaros, a tí y a los de Bayreuth, reunidos en una comisión de reflexión matrimonial... ¿Debo hacer, como un caballero, una cruzada por el mundo para llegar a ese país tan alabado por tí? ¿O piensas que las mujeres vendrían hasta mí para pasarles revista a ver si eran la apropiada? Encuentro este tema un poco imposible... En el verano quiero ir, pues, a Bayreuth- temo sólo sufrir por el calor.»

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CANCIÓN TRIUNFAL DE BRAHMS
Wagner y Brahms habían compuesto músicas triunfales bajo la irnpresión de la victoria militar alemana de 1871: Wagner la corta Marcha del emperador, Brahms el más amplio oratorio Canción triunfal (siguiendo el modelo del Te deum de Detting de Hándel). Ambas obras apenas se encuentran hoy día, a pesar que la de Brahms es una obra valiosa. Wagner no actuaba del todo seriamente con sus composiciones ocasionales... No le eran precisamente simpáticos ni el «imperio» ni el «emperador Hohenzollern», pero esperaba con este homenaje demostrativo inclinar al joven emperador y, más aún, a su canciller Bismarck, a favor de la empresa de Bayreuth. Ambas cosas fallaron: el homenaje, es decir, la composición, y la «inclinación». Finalmente tuvo que volver a intervenir el rey Luis de Baviera para asegurar financieramente la obra. Por el contrario, Brahms compuso su pieza con la más profunda convicción, por admiración y orgullo por el «imperio» y la dinastía. El daba su asentimiento al gobierno prusiano y continuó dándoselo.En este contexto, el orfeón de Basilea la eligió para su tercer concierto festivo, el 9 de junio de 1874 en la catedral de Basilea, con motivo del 50 aniversario de su existencia. Nietzsche asistió al concierto, y quedó muy impresionado por la obra. Nietzsche informa sobre el concierto a Rohde el 14 de junio: «Ultimamente estuvo aquí tu compatriota Brahms; oí muchas cosas suyas, sobre todo su canción triunfal, que dirigió él mismo. Fue para mí una de las mayores pruebas estéticas de conciencia el entenderme con Brahms.»
El 4 de agosto llegó a Bayreuth, via Rorschach, enfermo. «Yo, por mi parte, traía de mi viaje un fuerte dolor de estómago y de vientre y me tuve que meter en la cama nada más llegar. Pero ahora el cólico está ya amainando ----eso espero», relata el 9 de agosto a Overbeck, a quien invita a visitarlo. Esto es lo único que sabemos por Nietzsche mismo de ese y sobre ese tiempo. El 14 de agosto llega Overbeck, que tenía todavía vacaciones en la universidad, mientras que Nietzsche tuvo que marcharse el 15 por causa del pedagogio. Fue una despedida para dos años, puesto que sólo en el verano de 1876 volvió otra vez, la última.
Sobre los
acontecimientos de aquellos once días hay diferentes informes de memorias que son citados como auténticas descripciones de lo sucedido. Sin descender a detalles podemos deducir de ellos, como suceso fundamental, que Nietzsche intentó insistentemente, con la versión para piano de la Canción triunfal, acercar Wagner a Brahms, y que Wagner reaccionó a esa proposición con cólera y gritos. Sólo la diplomacia, bondad y amor de Cosima consiguió evitar la ruptura abierta en la disputa. La decepción fue mutua y, al menos en el caso de Wagner, sus motivos no están sólo en el incidente -Brahms. Cosima puede anotar: «Pasamos juntos una tarde alegre.» Al día siguiente la conversación se centra primero en las preocupaciones editoriales de Nietzsche, en los ataques de la prensa como consecuencia del Strauss, después en la situación de la universidad y de la literatura en Alemania, que es tal «que el señor Du-Bois-Reymond de Berlín ha hecho la propuesta de una Academia, donde se caracteriza a Goethe como corruptor de la lengua alemana, frente a Schelling.» También se manifiestan reparos sobre la Alemania de Bismarck, dirigida prusianamente.Por la tarde Wagner toca la escena de la Hija del Rin del final del Crepúsculo de los dioses, ¡y entonces es cuando aparece Nietzsche con la Canción triunfal de Brahms! Más torpemente no se lo podía haber montado. «Richard suelta una gran carcajada porque se hubiera puesto música a la palabra "justicia".» Después se guarda silencio durante un día sobre el asunto. El sábado 8 de agosto llega la hora decisiva. «Por la tarde tocamos» («tocamos»: Cosima con seguridad, pero ¿quién más? ¿Wagner, Nietzsche o Paul Klindworth, que trabaja en la versión para piano del Crepúsculo de los dioses?) «la Canción triunfal de Brahms; gran sobresalto por esa composición que nos había elogiado el propio amigo Nietzsche; Hándel, Mendelssohn y Schumann envueltos en piel; Richard se enfada mucho y habla de su deseo de encontrar algo en la música; también de la superioridad del Cristo (por Liszt), en quien sí se encuentra un impulso creativo, un sentimiento que habla al sentimientos. Por la noche toca Wagner trozos de óperas de Auber y al final su Marcha del emperador.» Con ello parece acabada la discusión en torno a Brahms.
Nietzsche está todavía una semana en Bayreuth y se marcha el 15, «después de haber proporcionado a Richard algunas horas difíciles. Entre otras cosas afirmó no encontrar gusto alguno por la lengua alemana, preferir hablar latín, etc.» No se trata sólo, pues, de la canción triunfal de Brahms, sino de la visión de su calamitoso desgarro interno que ofrece a los bayreuthianos y que dio allí motivos para grandes reparos - reparos no «ruptura», puesto que Wagner y Cosima reciben con gran compasión en los días siguientes el informe de Overbeck sobre el aislamiento de su amigo en el círculo de sus colegas de especialidad. «Todo el anatema de la universidad ha caído sobre él.» Cosima no menciona nada en el diario sobre si Nietzsche tocó sus composiciones durante esa visita. Sólo 13 años más tarde escribe a Felix Mottlsl: «Un Himno a la amistad fue lo que comenzó propiamente la ruptura. El llegó a Bayreuth y era muy triste ... » Pero ¿cuándo «llegó» ese himno a Bayreuth? En 1874 todavía no estaba acabado. Es posible que la forma definitiva, que tomó la composición en el otoño siguiente, se base en la crítica y en los consejos de Wagner sobre el proyecto. Todavía en noviembre de 1876 se encuentran en Sorrento y con la antigua cordialidad, al menos por parte de Wagner. Entonces no se percibe nada que pudiera significar una «ruptura», lo más recelo, como ya ahora en agosto de 1874 y después, de nuevo, en 1878 en el episodio del doctor Eiser. La «ruptura» comienza con el
rechazo de Nietzsche de la filosofía de Schopenhauer y con su Humano, demasiado humano, antes no hay, a lo más, otra cosa que distanciamiento o «extrañamiento».
Por el contrario, la decepción, por parte de Nietzsche, va relacionada, sobre todo, con el suceso-Brahms. De pronto el sublime «maestro» apareció despojado de toda majestad y «grandeza» como un pequeño déspota celoso, no suficientemente fuerte como para apreciar las posibilidades de otro sin tener que temer por la propia valía. Sea lo que sea lo que sucedió aquí, Nietzsche experimentó en ese verano de 1874 aquello de lo que él más tarde (en el Zaratustra, De la virtud que regala) advierte a sus adeptos: «Vosotros me respetáis; pero ¿qué si algún día vuestro respeto se derrumba? Guardaos de que una estatua no os aplaste.»

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CAMBIO DE EDITOR
Desde el feliz encuentro de Año Nuevo, las relaciones del editor Fritzsch con su joven y extravagante autor debieron enfriarse rápidamente. En todo caso, Nietzsche informa inesperadamente de dificultades en este orden; así el 26 de julio a Gersdorff: «... por desgracia, el bueno de Fritzsch se ha vuelto imposible como editor para mí y para Overbeck -porque, por motivos de fuerza mayor, quiere interrumpir su actividad editorial. Es verdad que había aceptado también la núm.3, pero con la cara más agria y más malhumorada del mundo: de modo que vi cerrado y malogrado mi ciclo de Intempestivas.» Entonces sucedió algo inaudito: apareció una carta de un joven editor y, como parece, admirador, E. Schmeitzner, -de Schlosschemnitz, en Sajonia; y ahora ya está todo en orden: tengo para todas las Intempestivas un editor muy solícito y previsiblemente activo. Así puedo proseguir sú penoso trabajo diario, ¡el destino me ha dado realmente un signo favorables Schmeitzner había escrito el 8 de julios: «... me perdonará amablemente si me permito importunarle con este escrito. Estoy en la idea de fundar una editorial, que dirigirá su atención fundamentahnente a publicaciones en el campo de la filosofía, estética y literatura. Me dirijo por ello a usted, estimado señor profesor, con el ruego de que apoye amablemente mi empresa transfiriéndome la publicación de una obra surgida de su pluma.» Nietzsche aprovecha inmediatamente la oportunidad contestando el 15 de julio: «Ya en agosto pienso poderle enviar un manuscrito, con este título aproximado: Arthur Schopenhauer. Si me es permitido suponer que usted conoce mis últimos escritos publicados, también me permitirá la pregunta: ¿Estaría eventualmente en condiciones de hacerse cargo de la continuación de mi ciclo de Consideraciones intempestivas?» Y Schmeitzner consiente en ello el 21 de julios: «Me ofrece usted un manuscrito para el mes de agosto. ¡Le doy sinceramente las gracias por ello! Conozco exactamente sus tres obras aparecidas hasta ahora y sé apreciar totalmente cómo me honra usted al transferirme la edición de sus próximas obras. Me resulta especialísimamente amable también que me quiera confiar asimismo la continuación de las Consideraciones intempestivas, puesto que, consideradas sólo por lo que respecta al mercado editorial, las considero como posible "negocio rentable".» Con ello Nietzsche se había separado del editor de Wagner, Fritzsch, aunque no definitivamente puesto que le publicó todavía en 1887 el Himno a la vida.
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DIFICULTADES CON LA 3ª INTEMPESTIVA
En carta a Gersdorff del 24 de septiembre reconocía lo difícil que le resultaba la tarea que se había impuesto con la nueva pieza. «Ha sido una época muy difícil... esta parte final de nuestro medio año veraniego... Aparte de mis trabajos usuales, he tenido que reelaborar enteramente un trozo bastante largo de mí núm. 3, y la inevitable fatiga y conmoción del ánimo que semejante reflexión y agitación en lo más profundo traen consigo, me han trastornado a.veces casi por completo, hasta el punto de que ni siquiera ahora puedo decir aún que haya superado ya la fiebre puerperal... Hubieron días difíciles y noches  sobrecargadas, ay, y a menudo deseé que del exterior me viniera cuanto menos algo sereno y bueno, porque muchas veces ya no es posible sacar nada sereno y noble de uno mismo... Quiero seguir tu ejemplo y voy a leer a Walter Scott; quiero descansar y distraerme a fondo, hacer una excursión a pie, beber algún agua medicinal a la salud de mi estómago e intento ser bueno.»
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VACACIONES EN EL RIGI
La estancia en las alturas del Rigi sólo duró, de todos modos, tres días; desde el 29 de septiembre al 6 de octubre encontramos a Nietzsche solo en Lucerna, posiblemente en el Hotel Gotthard. «Este... va a ser mi cuartel general... hasta el próximo martes por la tarde. El ciclo de balnearios al que me he abonado para hacer algo por mi salud, o procurarme, al menos, la ilusión de que lo hago, llegará así a su final... Mis vecinos de mesa y compañeros de hospedaje son el obispo Renkens y el profesor Knood; el jefe de comedor me suelta discursos sobre la importancia de este señor para Suiza y le atribuye todo el éxito del Partido Revisionista. Con semejante compañía no me resulta fácil librarme de un talante un tanto irónico, pero son buenos tipos, de escaso aire obispal, más bien catedráticos de esos cuyo aire nos resulta tan familiar... Por lo demás, vivo en total inocencia, paseando y procurando una y otra vez hacerme a la idea de que voy a cumplir 30 años... He rogado a la señora Baumann que afine mi piano y que encienda, a modo de prueba, la estufa», escribía a Overbeck y a Romundt el 2 de octubre de 1874.
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DESTRIBUCIÓN EN BASILEA DE LA 3ª Intempestiva
El 15 de octubre apareció la 3ª Consideración intempestiva, Schopenhauer como educador, siendo distribuida por un librero de Basilea. Según parece Rodhe recibió el libro, directamente del editor, ya el 9 de octubre. Con este escrito irrumpe a la luz el profundo sufrimiento vital de Nietzsche. La muerte de su padre, la muerte de Vischer, y la muerte, por estas mismas fechas, del padre de su amigo de juventud de Naumburg, Gustav Krug, fueron hitos que hicieron plantear a Nietzsche la pregunta por el sentido de la vida y que abrieron de nuevo en él la herida tan profunda que había dejado en él la muerte de su padre siendo todavía un niño.De ahí sus lamentaciones en la carta de pésame a Gustav Krug del 6 de julio: «Conozco, obviamente, por experiencia propia en tan escasa medida lo que es perder un padre, como tenerlo. Por ello mi vida juvenil me resultó interiormente mucho más difícil y oprimente de lo usual; y precisamente por esa necesidad que en tantas ocasiones sentí de un consejero en el que verdaderamente confiar y al que poder amar, me atrevo hoy a comprender el grado y la amplitud de tu pérdida. Cuando pienso en ti se me presentan una y otra vez ante los ojos las palabras enigmáticamente unidas: muerte y matrimonio, y lo hacen con tal rapidez, en el sucederse de una y otra, que no parece posible pensar en un final para el florecimiento y para la vida... A la inmensa y terrible pregunta que plantea la palabra «muerte», aquella otra parece procurar, pues, una respuesta. Una respuesta: porque tal vez hay otras.»
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SCHOPENHAUER SÍMBOLO DEL AUTÉNTICO FILÓSOFO
En los esbozos póstumos encontramos frases significativas en este sentido: «Primero creemos a un filósofo. Acto seguido decimos: aunque en la forma como prueba sus proposiciones puede que no tenga razón, éstas son verdaderas. Y al fin: es indiferente lo que dicen las proposiciones, la naturaleza del hombre vale para nosotros más que cien sistemas... En un filósofo hay algo que no puede haber en una filosofía: la raíz de muchas filosofías, el gran hombre. / Es hermoso contemplar las cosas, pero serlas es terrible. Asumir el sufrimiento voluntario de la veracidad, las heridas personales. / El sufrimiento es el sentido de la existencia.    «Un filósofo es importante para mí en la medida en que está en condiciones de procurarme un ejemplo... Pero el ejemplo debe venir por el camino de la vida tangible, y no sólo por el de los libros, es decir, justo al modo como enseñaban los filósofos griegos.» Y en Schopenhauer vela un ejemplo moderno de ello: «Su grandeza radicaba precisamente en esto: en enfrentarse a la imagen de la vida como un todo, para interpretarla en su totalidad.»
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PELIGROS EN LA EXISTENCIA DEL FILÓSOFO
Tres peligros amenazaban, para Nietzsche, esta existencia filosófica: el peligro de la soledad, el de la resignación desesperada por causa de la verdad, y el del endurecimiento en lo moral o en lo intelectual. «Vivir es, en la radicalidad misma de la vida, estar en peligro.» «Representémonos el ojo del filósofo posado sobre la existencia: quiere determinar nuevamente su valor. Porque éste ha sido el trabajo específico de todos los grandes pensadores, ser legisladores en orden a la medida, el valor y el peso de las cosas.»

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LA FILOSOFÍA NO ES ERUDICIÓN
En la 3ª Intempestiva, Nietzsche, al cabo de un largo razonamiento, llega a la conclusión de que la filosofía no es erudición; tampoco, en consecuencia, conocimiento de sistemas o pensamientos filosóficos anteriores. La filosofía es - y con ello da la cifra transparente de su propia relación con la filosofía, una relación personal y no basada en un estudio especializado de orden sistemático - esencialmente subversión. Y en este sentido cita al americano Emerson, al que admiraba, sintiéndose a un tiempo discípulo suyo: «Tomad vuestras precauciones cuando Dios haga descender a un pensador sobre vuestro planeta, porque entonces todo está en peligro. Es como si en una gran ciudad estallara un incendio y todo el mundo ignorase lo que va a quedar y lo que acabará consumido por las llamas.»
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ATISBO DE UN NUEVO "País"
En este contexto es importante escuchar a Nietzsche más tarde en su mirada retrospectiva del Ecce homo: «Ahora que vuelvo la vista desde una cierta lejanía a las situaciones de las que estos escritos son testimonio, no quisiera negar que, en el fondo, hablan meramente de mí... Wagner en Bayreuth es una visión de mi futuro; en cambio, en Schopenhauer como educador está inscrita en mí historia más íntima, mi devenir. ¡Sobre todo mi voto solemne!... ¡Oh, cuán lejos me encontraba yo entonces todavía de lo que soy hoy, del lugar en que me encuentro hoy ... !Pero yo veía el país, no me engañé... Aquí toda palabra está vivida, es profunda, íntima; no faltan cosas dolorosísimas, hay allí palabras que en verdad sangran... Sobre como concibo yo al filósofo, como una terrible materia explosiva, ante la cual todo se encuentra en peligro, sobre cómo separo yo miles de millas mi concepto "filósofo" de un concepto que comprende en sí todavía incluso a Kant... sobre todo esto ofrece este escrito una enseñanza inapreciable.»
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VELADAS CON LA BURGUESÍA DE BASILEA
Asombra oír, por otra parte, cómo Níetzsche aceptaba regularmente y de manera gustosa invitaciones a veladas y reuniones sociales, como describe la señora Ida Miaskowski a sus hijos en sus recuerdos 50: «En invierno fundamos una pequeña asociación, que cada catorce días celebraba, en lugares diferentes, sus reuniones. Encuentro... un dibujo detallado... de una representación encantadora... de una de aquellas veladas... Un cuadro vivo, cuidadosamente preparado, de los Maestros cantores... para dar una alegría a Nietzsche... Cuando todos los invitados estaban ya reunidos, rogué a Nietzsche que tocara la canción del maestro y abrí las puertas que comunicaban con el comedor, en el que estaba el.encantador pequeño cuadro... Todos quedaron entusiasmados y Nietzsche incluso muy conmovido. Tomó mis manos entre las suyas y me las apretó una y otra vez, dándome las gracias por tan encantadora sorpresa. Después de una de estas tardes de fiesta... Emmy decía que nunca había estado en un círculo tan inocentemente divertido. ¡Lo cómico es que dos de los más divertidos de nuestros amigos, Overbeek y Nietzsche, son conocidos en toda Alemania como terribles pesimistas y schopenhauerianos! El jueves siguiente... hicimos música. Nietzsche improvisó de un modo encantador y Overbeck colaboró con él, interpretando ambos cosas de Schubert a cuatro manos... Una vez escribe: "Esta tarde se reúne la asociación de los martes. Nietzsche traerá otra vez un libro de lo más divertido para leemos trozos (los cuentos humorísticos de Mark Twain). La última vez lo pasamos muy bien, leímos, tocamos piezas musicales, jugamos y saltamos hasta casi las doce y media... Aquel invierno Nietzsche acostumbraba a venir, además, todos los viernes por la tarde a acompañarme en el canto»
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CRISIS EN LA INDUSTRIA DE LA SEDA
«A todos los fabricantes de cintas de seda les va mal», escribía Nietzsche el 13 de diciembre de 1874 a su madre. La «Internacional» había conseguido repentinamente una reducción de la jornada laboral a 11 horas, así como la prohibición del trabajo infantil en las fábricas. En qué medida estas condiciones encarecedoras de los costes de producción figuraban - entre las causas de la crisis, es cosa cuyo enjuiciamiento dependerá, sin duda, del punto de vista que se adopte. Nietzsche no se manifiesta explícitamente sobre ello. Pero no es de suponer que todos estos acontecimientos atemperaran su miedo latente a la fuerza política de las clases trabajadoras. Es posible que su deseo de retirarse de la servidumbre pública se alirnentara también de este lado, dado que no quería plantearse la problemática sociopolítica; más bien optó por rehuirla.
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ORGANIZACIÓN DE SUS COMPOSICIONES MUSICALES
El 2 de enero escribe a Malwida von Meysembug: «Tengo ya 10 días de vacaciones detrás de mí, que he pasado con mi madre y hermana, y me siento muy descansado; durante todo este tiempo he renunciado a todo pensamiento y toda cavilación, concentrándome en mi música. Son muchos los miles de cabecitas de notas que han sido pintados, y un trabajo puede decirse que está totalmente acabado. Hay que entonar ahora el himno a la amistad a dos y a cuatro manos... Estoy muy contento con esto. ¡Ojalá hubiera aquí alguien para ello, por lo menos alguno de mis amigos! La duración total de la música es de exactamente 15 minutos. Ya sabe usted todo lo que puede tener lugar en este tiempo; precisamente la música procura un evidente argumento a favor de la idealidad del tiempo. ¡Ojalá sea mi música la prueba de que es posible olvidar el tiempo propio, y que en ello hay cifrada idealidad! He revisado y reordenado además mis composiciones de juventud. Que la constancia del carácter, su no transformabilidad, se revelen así en la música es algo que siempre me ha maravillado; lo que un muchacho expresa en él es en tal medida el lenguaje de la constitución fundamental de su entera naturaleza, que el adulto pocos cambios deseará introducir --salvo, por supuesto, en lo que hace a la escasa pericia técnica, etc.» Este Himno a la amistad, por fin acabado al cabo de un proceso de dos años de duración, es su última composición; una composición que ya no le iba a abandonar.
Nada resultaría, de todos modos, más equivocado que pretender «salvar el honor» de Nietzsche como compositor; conviene, sin embargo, tener bien presente que a pesar de ciertas deficiencias en la técnica compositiva, que en ocasiones pueden ser muy perturbadoras, se trata de obras muy seriamente proyectadas y que deben ser, también, muy seriamente tomadas. Que como filósofo representa, de todos modos, algo muy superior y poderoso a lo que puede representar como músico es cosa que queda, obviamente, fuera de toda posible discusión. Lo que no obsta, por supuesto, a que alcanzara en la música, en profundidad y pregnancia expresivas, el nivel, cuanto menos, de algunos de sus contemporáneos musicales «con buen oficio», por mucho que no sea un consuelo demasiado grande que también éstos hayan desaparecido de nuestra consciencia empequeñecidos en su relevancia al lado de un Brahms o un Schumann.
En sus primeros ensayos, en su mayor parte todavía inhábiles, el muchacho de 10-14 años intentaba, ante todo, hacerse con la técnica necesaria en cuanto a notación, composición o armonía. Tomaba clase de piano, llegando incluso a conocer obras sinfónicas en su transcripción para este instrumento. De ahí que sus intentos de componer por su cuenta vinieran siempre pensados desde el piano. Entre sus 12 y sus 14 años asistió, en la catedral de Naumburg, a una serie de interpretaciones de Oratorios, lo que fue para él una importante vivencia. En lo religioso encontró, ante todo, un placer estético, cosa que, por otra parte, corresponde más a su religiosidad soñadora que a una fe genuinamente sentida. Pasó así a componer también misas, motetes, un miserere y finalmente partes de un Oratorio de Navidad . Se trata de obras y esbozos de obras que pueden ser bien consideradas como fracasadas. Habría, de todos modos, que preguntarse si su fracaso viene de la cosa misma o se debe, simplemente, a la escasa pericia técnico-compositiva de su autor.
Pero antes de cumplir los 17 años (verano de 1861) y apenas transcurridos algunos meses desde la fecha de su confirmación, convirtió partes del Oratorio de Navidad en una fantasía «mundana» para piano (Dolor es el tono fundamental de la naturaleza), dedicándose acto seguido a la música descriptiva con su Sinfonía de Ermanarich. Enseguida fue consciente de lo estrecho de los límites y posibilidades de la música de orientación plástico-narrativa. La superioridad de la música sobre las restantes artes vendría, en efecto, de su capacidad para, ir más allá del caso particular, sin convertirse por ello en «abstracta». Para su Ermanarich llegó incluso a redactar un programa detallado para la escenografía y la acción de la obra.
Tras una pausa considerable Nietzsche volvió al gran formato de la fantasía en varias partes bajo la idea central de la «amistad». La música vino a aproximarse así en este punto a lo patético tan puntualmente como las cartas a sus amigos; las fantasías carecían de forma, es más, eran informes. Nietzsche fracasa en sus composiciones sobre la «amistad» (Monodia, Manfred, Eco, Himno) tan exactamente como en sus propias amistades. Se plantea aquí el mismo interrogante que a propósito de lo religioso: ¿intentaba superar su incapacidad para la amistad genuina dando un rodeo a través de la estética? Por muy divisible y clasificaba en fases diversas que parezca su actividad de compositor, un rasgo fundamental la recorre y confiere unidad desde los primeros ensayos al Himno: se trata, en casi todos los casos, de composiciones que Nietzsche regaló o dedicó a alguien concreto; la mayor parte de ellas vieron incluso la luz con tal objeto. Son reconocimientos de sus inclinaciones muy personalmente dirigidos, y por eso se acercan más, en su naturaleza global, a la carta que a la obra filosófica; tienen un valor expresivo que si bien viene, obviamente, determinado por su forma musical, no por ello deja de estar rnodulado de un modo altamente personal. La influencia estilística de algunos compositores como Beethoven, Schumann, Chopin o Liszt resulta evidente; todas sus composiciones vienen, sin embargo, diferenciadas por otro rasgo común, un rasgo específicarnente nitzscheano: la melancolía. Llama la atención la ausencia de toda posible influencia de Wagner (hasta el Eco de una Noche de Fin de Año). La potencia sentimental y el elemento demoniaco propios de Wagner fueron siempre ajenos al músico Nietzsche; como músico nunca fue wagneriano.

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LAMINA DE DURERO
«Un patricio local me ha hecho un importante regalo: una lámina auténtica de Durero; rara vez me gustan esas reproducciones gráficas, pero no puedo decir hasta qué punto me llega a lo más hondo este cuadro, Caballero con la muerte y el demonio. En el Nacimiento de la tragedia comparé a Schopenhauer con este caballero; y por esta comparación me ha sido regalada la reproducción del cuadro.» (A Malwida von Meisenbug el 24 de marzo.)
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AGRAVAMIENTO EN SU ENFERMEDAD
«Al día siguiente, por cierto, (Cuenta a su amigo Gersdorff el 17 de abril)   tuve que guardar cama con una jaqueca que me duró treinta horas y con muchos vómitos de bilis.»
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NECESIDAD DE DISTENSIÓN ANTE EL ESTRÉS
Hasta este momento - y durante seis largos años - había podido cumplir los deberes de su cargo sin limitaciones ni molestias por causa de esta enfermedad. Sus ausencias habían tenido otros motivos: gripe; la fractura de un pie en junio de 1870; la convalecencia, entre febrero y marzo de 1871, en Lugano, de la enfermedad que contrajo con ocasión de la guerra. Pero a partir de ahora el cuadro iba a cambiar sustancialmente. Su necesidad de distensión era, en este momento, grande. «No hay placeres de vacaciones, porque todavía no tenernos vacaciones; salvo que cuente como tales los siete baños turcos que he tomado, pero ya sabes que eso no hace feliz a todo el mundo», se quejaba a su hermana el 19 de abril, y - «estoy en plenos exámenes, y precisamente ahora acabo la corrección de 20 cuademos.» Al fin pudo librarse un par de días. «Como no me ha ido muy bien y me he sentido lleno de achaques y molestias, hasta el punto de haberme tenido que meter un par de veces en la cama, decidí cuidarme y me fui toda una semana a Berna, a pasearme por allí. Ayer volví, totalmente repuesto, y hoy he comenzado con una clase el semestre de verano. En Berna viví en el hotel Victoria, y tenía la habitación más bonita, con el balcón del primer piso... pude entregarme desenfrenadamente a mi pasión por vivir y pasear solo; así pues, anduve 8 horas diarias por los magníficos alrededores de Berna, reflexionando.» (El 15 de mayo de 1875 a su casa.)
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DOLORES DE ESTOMAGO, OJOS Y CABEZA
De ello se queja el 21 de mayo a Gersdorff: «No me ha ido bien: ¡dolores muy frecuentes de estómago, de ojos y de cabeza! De todos modos, voy a vivir ahora más razonablemente, mí hermana está aquí... ¡Ni una sola línea de la cuarta intempestiva! Todo un semestre de retiro, porque el trabajo diario de la preparación de los cursos (13 horas) pesa mucho, no tengo tiempo.»
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RENUNCIA A LAS VISITAS
«He renunciado a todos las visitas por las tardes. El semestre me da mucho trabajo», escribe el 30 de mayo de 1875 a Overbeck
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RENUNCIA A ASISTIR AL ESTRENO DEL ANILLO DE WAGNER
 Ya en junio tiene que irse haciendo a la idea de la renuncia, y escribe en estos términos a Gersdorff: «Tengo una época muy mala tras de mí y otra presumiblemente peor ante mí. No ha habido manera de amansar el estómago...;dolores de cabeza de lo más violento durante días enteros, que al cabo de muy poco se presentaban de nuevo; horas y horas vomitando sin haber comido nada; en una palabra, la máquina parecía querer saltar en pedazos, y no quiero ocultar que algunas veces hubiera deseado que lo hiciera... Immermann me curaba como si padeciera de una úlcera de estómago, y yo estaba todo el rato esperando vomitar sangre. Durante 14 largos días tuve que tomar el jarabe de Hóllenstein, sin que sirviera para nada. Ahora me hace tomar dos veces al día dosis enormes de quinina. Quiere que no vaya en vacaciones a Bayreuth. Yo me callo, ya puedes figurarte con qué ánimo. De todos modos, quiero llegar vivo el próximo año, y por eso tengo que hacer éste lo que es mi obligación hacer.» Y a su madre el 10 de junio: «Voy empeorando paulatinamente de un modo tal.... que ni los médicos ni yo confiamos ya en otro remedio que en una dieta muy consecuente; pero tal como me la han prescrito, sólo puedo cumplirla en mi propia casa. De ahí que nuestra decisión, acerca de la que te ha escrito muy bien dispuesta Lisbeth, sea ante todo el resultado de la necesidad; no tengo otro camino. En cualquier otro caso, me vería obligado a renunciar a mi cátedra en fecha muy breve.»
De este modo un tanto directo vino a obtenerse que la madre dejara al fin a su protegida hija abandonar el hogar. Que su hijo tuviera, en caso contrario, que abandonar la cátedra es cosa que le hirió en su orgullo- ¡era un argumento infalible! Pero por interesadamente artificioso que a primera vista pueda parecer, había en él, sin duda, otro tanto de verdad. No deja de resultar curioso que Nietzsche, que tan a menudo había jugado ya con la idea de conseguir la libertad necesaria para dedicarse a la filosofía abandonando la cátedra de filología, ahora que la enfermedad le amenazaba con obligarle a dar este paso, reaccionara a favor de su cargo y se aferrara tenazmente a él cuatro largo años todavía.

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AGOBIO EXISTENCIAL
A finales de julio de 1874  manifestaba al doctor Carl Fuchs, músico y publicista musical, el agobio con el que había tenido que hacer frente hasta el comienzo de las vacaciones a sus obligaciones profesionales: «Estoy desde hace un par de meses en una atroz crisis de un mal crónico del estómago, que comienza a conmover los cimientos de mi existencia... Cada dos semanas los médicos prueban con algo nuevo, me hacen tomar la disolución de Höllenstein, luego grandes dosis de quinina. Qué dolores de cabeza.... créame que vivo con dificultad, y no sin riesgos, y que en este estado la carga de mi profesión, que ya es bastante grande de por sí, pesa doblemente.»Que su enfermedad no era, ya por estas fechas, un simple mal de estómago, sino algo de naturaleza más compleja, es cosa que se deduce de un pasaje de una carta suya a Gersdorff fechada el 7 de julio.- «¿Quién puede haberte asegurado de ese modo que mi enfermedad es una jaqueca? De semejante seguridad no hay en Immermann ni huellas, ya que él mismo me ha dicho que ahora está experimentando con los nervios, dado que el remedio anterior no ha servido para nada; si con lo de ahora tampoco adelanto, probará con algo nuevo. Sólo que como cada vez me va peor y, además, la acidificación me oprime terriblemente, y todo, con la sola excepción de la carne más tierna, se transforma en ácido, por mi parte, al menos, estoy ya convencido de que la hipótesis de los nervios es falsa; en las jaquecas el dolor de cabeza sólo afecta, además, a uno de los hemisferios, lo que, como sabes, no es mi caso. El tormento en y sobre los dos ojos es despiadado.»
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TEMOR A NO PODER ESCRIBIR
Paralelamente a todas estas dolencias físicas le torturaba asimismo, con inusitada violencia, un problema existencial, un problema para el que todavía creía poder encontrar solución recurriendo a una síntesis. Son pensamientos que se atrevió a confiar a la señora Baumgartner el 14 de julio: «Que durante un tiempo todavía más largo (que 7 años) tendré que mantenerme lejos de toda práctica de la escritura es cosa que cada día veo más clara; forma parte de las condiciones, que poco a poco voy conociendo mejor, de mi existencia de erudito en Basilea; procuro conseguir la obra de arte de que esta existencia y mi determinación personal se entrelacen de un modo tal que no se dañen entre sí, sino que incluso se potencien... Lo que no quiere decir sino: fracasar en muchas cosas, para no tener que fracasar en lo principal.. porque cuento largos espacios vitales, cosa en la que, por ejemplo, mi padre, que murió a los 36 años, se equivocó.»
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CARTA A SU MADRE SOBRE EXPERIENCIA EN BALNEARIO
Para la cura de verano fue elegido el balneario de Steinabad, junto a Bonndorf, al sur de la Selva Negra, muy cerca ya de la frontera suiza, por la fama de que gozaba el médico del mismo, el doctor Wici. Nietzsche partió el viernes 16 de julio, y ya al siguiente día informaba así a su madre y hermana en Naumburg: «Desde ayer a las 2 de la tarde estov en Steinabad, y al cabo de una hora ya había conocido al viejo y prestigioso doctor Wiel. Esta mañana acudí a su consulta en Bonndorf, para someterme a un reconocirniento detallado, y al fin puedo decir que el mal del que adolezco tiene un nombre, gastritis catarral, con una importante dilatación del estómago. Ahora tendremos que domar al muchacho y empequeñecerlo. Hemos punteado cuidadosamente su terreno usual y esperamos ver en poco tiempo cómo queda reducido a sus justos límites. He aquí mi menú. Todas las mañanas un vaso que me lleno yo mismo (¡perdonad que comience así, pero con esta alegría comienza para mí el día! Contenido: agua fría). A las 7: una cucharadita de las de café de sales minerales de Karlsbad. A las 8: un beefsteak de 80 gramos, 2 bizcochos. A las 12: 80 gramos de carne asada (¡nada más!). A las 4: 2 huevos crudos y una taza de café con leche. A las 8: 80 gramos de carne asada, con jalea. Tanto después del almuerzo como de la cena, un vaso de burdeos...»

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CARTA A LA SRª BAUMGARTNER
'I'ambién la señora Baumgartner fue informada ya el 19 de julio: «En medio de un valle profundo de la Selva Negra, al que en estos momentos anega la lluvia... El médico por el que estoy aquí, el doctor Wiel, un especialista muy experimentado y conocido en enfermedades del estómago, me ha hecho una impresión muy buena; en cuanto al balneario, en el que a la sazón hay unas 40 personas, me gusta más desde ayer, que obtuve una habitación mejor y, sobre todo, más tranquila. La segunda noche, el ruido que llegaba de la planta baja era tal, que me puse furioso y tuve que levantar la voz asustando y acallando a los culpables... No tengo nadie con quien poder relacionarme. Para distraerme cultivo una disciplina para la que hasta el momento casi nunca tuve tiempo y para la que vale, sin duda, la pena buscarlo, Teoría general del comercio y evolución del comercio mundial, así como economía política y social. La primera carta que me ha llegado aquí es de la señora Wagner, de Bayreuth, y ya en la primera página encuentro un ruego que más me parece dirigido a usted que a mí... Se trata de un encargo de confituras de Strassburgo.»
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CARTA A GERSDORFF SOBRE EXPERIENCIA EN BALNEARIO
Y el mismo día a Gersdorff: «En cuanto al lugar, se trata de un hermoso y característico valle de la Selva Negra, con bosques muy tupidos; recuerda a Flims, aunque con la ventaja sobre éste de ofrecer paseos llanos y variados en el bosque.»

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EXITO PARCIAL DEL TRATAMIENTO EN BALNEARIO
Pero un par de semanas más tarde el cuadro de su enfermedad  sólo había cambiando parcialmente: «La dilatación de estómago apenas resulta ya apreciable; en este sentido el tratamiento ha tenido éxito. Pero en lo que hace a la intensa acidificación estomacal, apenas veo el menor progreso. Ultimamemente tuve que pasar otra vez un día entero en la cama, con terribles dolores de cabeza y vomitando del modo más violento. El doctor Wiel ha terminado por pensar, como Immermann, que la causa hay que buscarla en una afección nerviosa del estómago, de la que dependería, pues, el dolor de cabeza», escribía el 10 de agosto a su madre.

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VISITA DE RODHE EN LA NUEVA CASA DE NIETZSCHE
Nietzsche le escribió el 29 de agosto: «Mi antigua casa, muy cerca de la actual, te servirá de techo. Podremos unir nuevamente nuestras almas, ¡no sabes lo profundamente que me alegra! Vas a encontrarme más esperanzado que en otras épocas... y además, más sano... Precisamente en este momento acaba de llegarme, en una transcripción magnífica, mi himno a la amistad. Y tú llegas ahora: podremos celebrar hímnicamente nuestro reencuentro, incluso al piano.»
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ELABORACIÓN DE LA 4ª INTEMPESTIVA
El 25 de septiembre comunicaba confidencialmente a Gersdorff: «No hago literatura. Mi asco por las publicaciones aumenta de día en día. Cuando vengas te leeré, de todos modos, algo que te gustará, algo de la consideración 4, titulada Richard Wagner en Bayreuth. Se ruega silencio.»

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ALEGRIA ANTE LA NUEVA VIVIENDA
El hecho de poseer una vivienda propia debió cooperar mucho a este aumento de su productividad, como indicaba brevemente el 26 de septiembre a Romundt: «Ocupo, en mi nueva casa, el primer piso entero y una parte del segundo: in summa 6 habitaciones y aparte cocina, sótano, terreno; también nos hemos procurado una criada de lo más eficiente... Me siento indeciblemente mejor que antes. Te bastaría con verme sentado en mi cuarto de trabajo para admirar nuestro talento para instalarnos. He comenzado a preparar un ciclo de lecciones para 7 años... Se trata de cursos enteramente nuevos todos ellos... No tengo en expectativa ninguna consideración intempestiva... De todos modos, algo he acabado entretanto, no los Filólogos pero como te decía, nada para ser publicado. Mihi scribo.»
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ORGULLO ANTE LOS COMENTARIOS DE BURCKARDT
Con especial orgullo comunicaba asimismo a Romundt un comentario que Jacob Burckardt habría hecho sobre él en cuanto profesor universitario: «... jamás volverán a tener un maestro así los habitantes de Basilea.»
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VACACIONES DE OTOÑO CON OVERVECK
Informaba así de ello el 7 de octubre a Rohde: «No es el mejor lugar para los impacientes; la tranquilidad puede hacerle enloquecer a uno.» ¡Nietzsche y Overbeck eran los únicos y últimos huéspedes de la saison!
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LECTURAS DE SU HERMANA
«Entre cada 14 días y tres semanas tengo que pasarme 36 horas seguidas en la cama», informaba a Rohde el 8 de diciembre de 1875, aunque en otra ocasión comentaba también: «En las horas de descanso para los ojos, me lee mi hermana en voz alta, y casi siempre Walter Scott... tanto que me gusta su sosiego artístico, su andante, y tanto como desearía recomendártelo, creo, sin embargo, que tu espíritu no resulta fácilmente accesible con esos medios... tú piensas, en efecto, más aguda y rápidamente que yo.» Leyó, además, «la traducción inglesa de las Sutta Nipata, algo de los textos sagrados de los budistas; y ya he incorporado al uso familiar un lapidario lema final de una Sutta: "y así vago solitario como un rinoceronte".» (A Gersdorff el 15 de diciembre.)
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TRISTES NAVIDADES EN NAUMBURG
«¡Tengo tras de mí las peores Navidades que he vivido nunca! El día de Nochebuena... me derrumbé literalmente; no podía caberme ya la menor duda de que estoy atacado por un mal cerebral serio, y de que si padezco tanto del estómago y de los ojos, en aquél hay que buscar la raíz principal. Mi padre murió a los 36 años de una inflamación cerebral; es posible que conmigo la cosa aún vaya más aprisa... Leche y sueño son las mejores cosas que tengo ahora. ¡Si por lo menos cesaran esos horribles ataques que duran días enteros! Sin ellos podría al menos ir arrastrándome de un día a otro... Reserva, por favor, el contenido de la carta para ti, no intranquilicemos a los de Bayreuth... En cuanto a planes propios, todos son como humo... ¿Podrías venir conmigo las próximas Pascuas a algún sitio, al lago Leman, por ejemplo?», rogaba a Gersdorff el 18 de enero de 1876.
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POSIBILIDAD DE DEJAR LA SOLTERÍA
En Ginebra el destino pareció ponerle a Nietzsche en su camino, en un juego de prestidigitación, semejante posibilidad de futuro, una posibilidad llamada Mathildde Trampedach. Era, juntamente con su hermana más joven, alumna de piano de Hugo von Senger, al que reverenciaba «hasta la adoración». Poco después pasó a convertirse en su tercera esposa, una esposa a la que von Senger  llevaba 18 años. Trampedach provenía de Riga, pero vivía con su familia en Vevey, de donde se había trasladado a Ginebra para estudiar con von Senger, que se interesaba fundamentalmente por la mayor -Mathilde. Mathilde había nacido el 5 de junio de 1853 en Georgenburg y tenía a la sazón, por tanto, 23 años; era esbelta, de ojos verdes y cabello castaño claro. Según una conocida de entonces, hacía pensar en una figura de fra Filippo Lippi. En sus recuerdos narra Mathilde su encuentro con Nietzsche en los siguientes términos: «Una suave mañana de primavera apareció la doncella y anunció la visita de nuestro protector Hugo von Senger en compañía de un desconocido. (Era en la pensión inglesa Barnet, cerca de la facultad.) "Mi amigo Friedrich Nietzsche", sonó la amable voz de nuestro bienhechor, "sentíos honradas, queridas criaturas, por su presencia ante vosotras.  Por desgracia, no pudimos contemplar a nuestro gusto a hombre tan famoso, dado que a pesar de lo suave de la luz, sostenía una sombrilla forrada de verde sobre la cabeza, en atención, sin duda, a sus fatigados ojos.»
»Percibí inmediatamente la presencia de una personalidad fuera de lo común y fue un verdadero placer escuchar cómo los dos amigos hacían entrar en sus conversaciones los más diversos mundos poéticos, de Shakespeare a Byron, de Schelling».... Antes de sonar las doce marcharon nuestros amigos, dejándonos pensativas.
»Algunos días después la dueña de nuestra pensión recibió una invitación de Hugo von Senger. Era animada, junto con nosotras, a dar con los dos amigos un paseo en coche a lo largo del lago, camino de la famosa Villa Diodati. La propuesta fue aceptada y realizada, siendo, además, favorecida en aquel mes de abril por un tiempo excelente. Mi atención estaba dividida: no sabía qué era más fascinante, si el paisaje del lago o la conversación de los dos amigos. Pero pronto se apoderó enteramente de mí la conversación, y fui lo suficientemente audaz como para dar muestras de ello. Ambos señores se habían enfrascado en una discusión sobre la libertad de los pueblos y lo que como tal había que entender, y yo no me privé de manifestar lo asombroso que encontraba que en su deseo de librarse de limitaciones y constricciones exteriores los hombres parecieran no darse cuenta de cuán apocados e inhibidos están en su interior, y cómo cualquier posible liberación respecto de las graves flaquezas humanas exige las mayores energías; cuán pocos son, en definitiva,
los que se sienten perturbados por su servidumbre interior. Cuando mire en torno, me encontré con los ojos profundos e indagadores de Friedrich Nietzsche. En aquel cómodo coche la excursión terminó tan agradablemente como había comenzado, y nos despedimos con la mayor gratitud de aquél a quien debíamos tanta alegría, Hugo von Senger. Aún iba a ver a Nietzsche una tercera y última vez. Vino para despedirse; fue introducido en el salón de recibo, donde nos saludó con ademán solemne. Dirigiéndose al piano, comenzó a interpretar con sentimiento vibrante una música que nos transmitía la imagen vivaz de olas encrespadas, que poco a poco mutaban en armonías solemnes, hasta convertirse en delicados sonidos decrecientes. (Es posible que se tratara de una paráfrasis del Himno a la amistad.) Poco después nos separamos en silencio. Como saludo recibí una profunda reverencia...Pero apenas habían pasado veinticuatro horas cuando la doncella me anunciaba que el señor von Senger me esperaba, con una comunicación urgente, en la antecámara... Y mi amigo me enunció, en efecto, que a la mañana siguiente recibiría un importante escrito de de Friedrích Nietzsche. Lo leeré con atención, le dije, y le daré una meditada respuesta ... »

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PETICIÓN DE MANO POR PARTE DE NIETZSCHE
Y así, en el escrito del 11 de abril, la joven dama pudo leer, enteramente sorprendida y desbordada por la petición que se le hacía de tomar una decisión en tan breve plazo, lo siguiente: «Haga usted acopio de todo el valor de su corazón para no retroceder espantada ante la pregunta qae por esta vía le dirijo: ¿Quiere usted convertirse en mi esposa? La amo y para mí es como si ya me perteneciera. ¡Ni una palabra sobre lo repentino de su inclinación! Ninguna culpa hay, al menos, en ello... Pero lo que quiero saber es si siente usted, al igual que yo, que jamás fuimos extraños el uno para el otro, que no lo fuimos ni un solo momento. ¿Acaso no cree usted también que de unirnos cada uno de nosotros se convertiría en alguien mejor y más libre, y por tanto o de mi inclinación! Niguna culpa hay al menos en ello....Pero lo que quiero saber es si siente usted, al igual que yo, que jamá fuimos extraños el uno para el otro, que no lo fuimos ni un sólo momento. ¿Acaso no cree usted que de unirnos cada uno de nosotros se convertirá en algo mejor y má libre, y por tanto excelsior,  de lo que podría serlo por sí mismo? ¿Quiere usted atreverse a compartir conmigo el camino, esto es, a compartir el camio con alguien que aspira con todo su corazón a mejorarse y a liberarse?... Sólo le pido que sea sincera y no se reserve nada. De esta carta y de la petición que en ella le formulo nadie sabe nada salvo nuestro común amigo el señor von Senger. Mañana a las 11 tomaré el rápido para Basilea; tengo que regresar. De contestar usted con un sí a mi pregunta, escribiré inmediatamente a su señora madre....Si alcanza a tomar con tal rapidez una decisión, sea por el sí, sea por el no, cualquier nota que tuviera a bien escribirme me llegaría hasta mañana temprano a las 10.»
Mathilde Trampedach no pudo decir sí. Y no por lo repentino de la proposición, ni por la diferencia de edad de nueve años, smo porque interiormente estaba de todo punto unida, por mucho que tal vez no fuera enteramente consciente de ello, a Hugo von Senger, su profesor, que le llevaba 18 años. Nietzsche no podía saberlo... Tras el repentino estallido de su confesión se retrajo nuevamente a la «concha de caracol» del trato tímido, no sin expresar su gratitud por la fina sensibilidad con la que Mathilde había respondido a su propuesta, tan inhábilmente formulada y tan característica de alguien como él, poco habituado a las prácticas mundanas: «Es usted lo suficientemente generosa como para perdonarme; me lo dice la dulzura de su carta, que realmente no he merecido. El recuerdo de mí violento y desconsiderado modo de actuar me ha hecho sufrir tanto, que no puedo estarle lo suficientemente agradecido por esta dulzura... Me queda un último deseo por expresarle: que cuando lea mi nombre o se encuentre otra vez conmigo, no piense únicamente en el sobresalto que le he causado ... »
 En una extraña lejanía queda, sin embargo, curiosamente, esta vivencia cuando apenas pasados tres días, el 15 de abril, escribe Nietzsche al amigo con el que por entonces tenía mayor confianza --Gersdorff-: «Cuando nos veamos de nuevo... te hablaré de Femex, la residencia de Voltaire, de Ginebra, esa ciudad tan brillante y a la vez tan maravillosamente próxima a las montañas y tan penetrada de un aire poco común de libertad..., del Concert populaire, en el que en mi honor se interpretó la Obertura del Benvenuto Cellini de Berlioz... de dos gentiles rusas en una pensión inglesa ... del descubrimiento de que estoy llamado a ser un gran virtuoso del piano .... etc., etc. En lo que hace a la cuestión principal, he llegado a la conclusión de que lo único que los hombres... reconocen realmente... es la hazaña de elevados sentimientos. ¡Por nada del mundo un solo paso por el camino de lo acomodaticio! Sólo es posible tener un éxito verdadero cuando uno permanece fiel a sí mismo... Esperando que tenga alguna utilidad para ti... a ningún precio un matrimonio de conveniencia... ¡En lo que a esto hace-, en lo que afecta a la pureza del carácter, ni una sola vacilación! Diez mil veces mejor quedarse toda la vida solo - he aquí el lema al que me allego en este asunto.»
  Pero de las calabazas ni una palabra....
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REGALO DE NIETZSCHE A WAGNER
Entretanto, el contacto con Heinrich Köselitz se había vuelto más íntimo. El ferviente discípulo tuvo acceso a los manuscritos de Nietzsche, llegando así a las manos del ardiente wagneriano el capítulo que por entonces podía darse ya por terminado de Richard Wagner en Bayreuth. El fue quien instó a Nietzsche a la publicación de este escrito como cuarta Consideración intempestiva. Tenía que ser el presente de Nietzsche con ocasión del primer festival festival de 1876. Pero, con ello, no se trata sólo de la última de las Consideración intempestiva, sino del último presente amistoso a Richard Wagner, del último intento de conseguir una síntesis de las tareas filosóficas que con fuerza le incitaban a tomar otros caminos.
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HUGO von SENGER
Franz Ludwig Hugo von Senger nació el 13 de septiembre de 1835 en Nördlingen (Baviera), como primogénito del abogado real bávaro Franz Ludwig von Senger; tenía, pues, 9 años más que Nietzsche. Perdió a su madre a los cinco años y medio, pero no pudo olvidar nunca su maestría en el piano. La dama de compañía (Amalie von Knorr) pasó a convertirse en su madrastra, una madrastra con la que sostuvo una relación profundamente afectiva. A los siete años abandonó Hugo la familia para trasladarse a Munich, donde permaneció cuatro años como alunmo del distinguido Instituto Holandés. A lo que parece, entró a los 18 ó 19 años en el Conservatorio de Leipzig, donde fue alumno de Hauptmann y de Moscheles, un discípulo de Beethoven. Dificultades económicas de su familia le hicieron interrumpir estos estudios en 1857, llevándole a un estado de necesidad extrema, del que intentó salir buscándose un modo de vida en el extranjero.
El 28 de junio de 1872 pasó unos días en Munich con el objeto de asistir a la representación del Tristán, momento en el que bien pudo entrar en contacto con Nietzsche por mediación de Hans von Bülow, director de la misma. En su condición de hombre de amplios y variados intereses acogió El nacimiento de la Tragedia con tal entusiasmo, que instó a su amiga la condesa Diodati a emprender su traducción al francés.Como muestra de reconocimiento regaló a Nietzsche asimismo un Atlas de la Hélade. En los años subsiguientes la relación se mantuvo dentro de los límites de un intercambio epistolar moderado, pero de muy alto nivel, hasta que en abril de 1876 tuvieron el breve y movido encuentro personal en Ginebra, con ocasión del que Hugo von Senger puso en el programa de su concierto, en atención a Nietzsche, la Obertura del Benvenuto Cellini de Berlioz, y que se cerró con el intermezo de la petición en matrimonio a Mathilde Trampedach por parte de Nietzsche. Es de suponer que el incidente con Mathilde Trampedach arrojara alguna sombra sobre su relación. El matrimonio de Hugo von Senger se agrietaba cada vez más, hasta que el 30 de agosto de 1878 tuvo lugar el divorcio. Mathilde, que había buscado entretanto refugio al lado de su madre en Vevey, y luego, durante todo un año, en Riga, volvió, y el 3 de agosto de 1879 contrajo matrimonio con von Senger. El editor de las cartas, Peter Gast, escribe en su introducción: «La relación amistosa fue enteramente destruida más tarde por un evento desconocidos, sin poder aducir el momento exacto de este «Más tarde». El hijo de von Senger alude así a ello en su historia familiar: «Me pareció necesario referirrne a este matrimonio, tan desdichado, y al subsiguiente divorcio, porque ahí deben buscarse las raíces de la interrupción, por parte de mi padre, de su relación amistosa con Nietzsche. Porque no sólo sus pensamientos y deseos todos estaban centrados de lleno en este asunto tan enervante para él, sino que le faltaba incluso el hogar (vivía en casa de un amigo, un pintor) y los otros medios necesarios para estar en condiciones de seguir cultivando este tipo de amistades. A ello hay que añadir que tenía la intención de casarse con mi madre, que había rechazado a Nietzsche, y quería ahorrarle un encuentro penoso.»
Un año después del encuentro en Ginebra Nietzsche intentó reanudar la relación. El 4 de julio de 1877 le escribía desde Rosenlauibad: «Mi querido amigo.- tiene usted todo el derecho de callar, eso está claro entre nosotros; porque sabemos que la actitud del uno para con el otro es y seguirá siendo positiva, y las cartas nada tienen que añadir a ello. Pero por una vez permítame rogarle, a título de excepción, alguna breve noticia; dejemos todo lo demás para un reencuentro que espero y deseo que se produzca pronto... Cuando el pasado otoño me detuve, viajando hacia Italia, en Ginebra, quise verle, pero sin conseguirlo; todavía ignoro por qué ni una sola de mis tarjetas tuvo éxito. En el hotel nadie supo darme razón de su casa... Verles a usted y a su señora esposa, a la que le ruego salude afectuosamente en mi nombre, hubiera constituido para mí un motivo de verdadera alegría... ¿Qué ha sido de aquellas dos muchachas tan agradables a las que gracias a usted tuve la ocasión de conocer entonces?. Con gran sentimiento oí decir que la mayor estuvo mal ». Tampoco en este punto le dio von Senger una respuesta, y no reaccionó de modo alguno a sus ruegos y preguntas, como tampoco respondió al envío, por parte de Nietzsche, de sus libros (hasta La GeneaIogía de la moral). Una vida apasionada y el exceso de obligaciones profesionales, que impidieron su verdadero desarrollo como compositor, agotaron tempranamente a este hombre tan altamente dotado. Y así vino a morir el 18 de enero de 1892 --a los 56 años- víctima de una uremia, después de haber obtenido pocos años antes en la Fiesta de la Vendimia de Vevey 1889 un éxito que coronaba su carrera de compositor del Festival gracias a una música con la que se ganó el corazón de los hombres de su patria adoptiva, una patria en la que, en cualquier caso, al final se sentía extraño e infeliz, y cuyo suelo cultural condenaba por su «esterilidad». Era un hombre desarraigado, como el propio Nietzsche, pero no por ello llegó a convertirse en un europeo, puesto que a pesar de toda su apertura en su especialidad musical nunca se libró de un talante alemán al que permaneció tan aferrado que incluso a pesar de vivir en una ciudad de lengua francesa llegó a prohibir a sus hijos el uso del francés en casa, con el argumento de que la suya era «una casa alemana».
Como ambas partes callaron en lo sucesivo, y callaron acaso lamentándolo y admirándose en silencio, la relación amistosa tan idealmente comenzada entre dos hombres tan próximos entre sí por determinadas vivencias (temprana muerte del padre y/o de la madre, respectivamente; ruptura con la iglesia) y tan distintos por su origen, su temperamento, su forma de vida y sus opiniones políticas, se esfuma en la niebla oscurecedora de las conjeturas.

Amistades
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PAUL REE
Paul Rée nació  el 21 de noviembre de 1849 y, por lo tanto, unos 5 años más joven que Nietzsche, entró por vez primera, el 5 de mayo de 1873, en el círculo de éste, en su condición de amigo, en Basilea. Rée nació en Bartelshagen, Pomerania, como segundo hijo de un terrateniente judío descendiente de Hamburgo. La familia se trasladó, con vistas a la educación de los hijos, a Schwerin. Paul, que a sus doce años cursaba la enseñanza media, tuvo dificultades en los estudios por motivos de salud, razón por la que ingresó en el Pensionado Meister en Ludwigslust, y poco después, tras nuevas dificultades, en el Instituto Joachim Faller de Berlín, donde llegó a acabar el bachillerato en 1868. Ya por aquellas fechas deseaba estudiar filosofía moral, pero su padre le instó a hacer la carrera de derecho en Leipzig, donde en 1870 llegó incluso a terminar su primer año. Despues de la guerra de 1870 Rée volvió inicialmente a sus estudios jurídicos, pero enseguida los dejó por la filosofía, trasladándose a Basilea con su amigo Romundt cuando éste fue nombrado, en el semestre de verano de 1873, Privatdozent de la Universidad de aquella ciudad. En ella pudo oír también a Nietzsche.
El invierno de 1876 fue decisivo; Nietzsche pasó una temporada como huésped de Malwida von Meysenbug en Sorrento, y ambos pudieron discutir y reelaborar en diálogo constante y a lo largo de penetrantes discusiones el material ideal de sus obras, unas obras que tan largamente incidían en el ámbito de la psicología: Humano, demasiado humano en el caso de Nietzsche, y El origen de los sentimientos morales en el de Rée. Esta última fue entregada como tesis en 1877 a Schemeitzner, el editor de Nietzsche con sede en Chemnitz, y permitió a su autor obtener el grado de doctor en filosofía en Halle.
En un primer estadio Rée escribió otras dos obras filosóficas, que vieron la luz en 1885 en Berlín, bajo los títulos respectivos de La génesis de la conciencia y La ilusión del libre albedrío. Pero pronto dejó a un lado la filosofía teórica y la propia praxis filosófica: se puso a estudiar medicina, con el objeto de ayudar a sus semejantes.
En 1890, y contando ya 41 años, aprobó en Munich los últimos exámenes y durante 10 años largos se centró en el cuidado médico desinteresado e idealista de los campesinos de los extensos territorios del latifundio Stibbe, que dirigía en Prusia Oriental su hermano. Cuando éste dejó Stibbe, se trasladó, en 1900, a la Engadina, donde trabajó en Celerina, cerca de St. Moritz, como médico local. El 28 de octubre de 1901, caminando por la superficie lisa de una roca cuya pared caía a pique sobre el Inn, resbaló, dado que la nieve que había caído la noche anterior comenzaba a derretirse y cayó al río. Un trabajador que presenció el accidente desde la otra orilla le sacó ya cadáver de las aguas del Inn. ¿Fue una caída? ¿Buscó él mismo el peligro? ¿Provocó el accidente? Ciertas voces hablaron, y hablan, de suicidio. Había negado, desde la convicción más profunda, la libertad de la voluntad; se sometió al  fatum. Con carácter póstumo apareció en Berlín, en 1903, su última obra, lapidariamente titulada: Filosofía.
Rée era un hombre dado a autoatormentarse, siendo éste un rasgo de carácter que compartía con Nietzsche.  La ruptura con Rée le resultó muy dolorosa y sólo tuvo lugar en relación con el asunto de «Lou» a finales del otoño de 1882.
Es posible que aunque un tanto exagerada en su óptica global, la caracterización de Lessing ofrezca un núcleo de innegable verdad: «Rée pertenece a ese tipo singular, aunque en aquellos años presionistas muy extendido, de jóvenes judíos que, enteramente desgajados de la tradición y del rito, llevan la consciencia de su origen judío como un crimen oculto, como si se tratara de un rasgo de presidiarios o de un lunar materno deformador, pero que, por otra parte, se sienten demasiado distinguidos como para no saberse ellos mismos aludidos cuando se habla de máculas en los judíos y en el judaísmo.» Mucho de la naturaleza de Rée tuvo que atraer a Nietzsche por su evidente parentesco con elementos esenciales de su vida. De ahí que incluso despues de la ruptura de la amistad en 1882 siguiera sintiendodose en su interior tan vinculado a él, que en posteriores manifestaciones suyas sobre personas a las que trató más o menos íntimamente a lo largo de su vida, tan cargadas a menudo de malevolencia formal, no encontramos ni una sola observación crítica sobre Paul Rée. También Rée debió sentirse muy vinculado a Nietzsche. Su instalación y muerte en un lugar tan próximo a Sils-Maria como la Engadina, así parecen confirmarlo. Porque ningún recuerdo ni relación alguna de cualquier otro tipo podían llamarle desde Prusia Oriental precisamente a un lugar tan alejado como la Engadina. Un lugar en el que  habría podido desarrollarse entre Nietzsche y Rée, al nivel espiritual a ambos correspondiente, la relación ideal de amistad que la desgraciada aparición de Lou Salomé vino a destruir con violencia implacable.

Amistades
Biografía de Nietzche

















































































































































































































MARIE BAUMGARTNER
Nacida Koechlin (1831-1397), «era una mujer culta, muy leída, espiritual, de naturaleza abierta y original; estrechamente vinculada a la literatura y a la cultura francesas. Fué siempre una alsaciana decidida y convencida y una de las cuestiones que le unía a un alemán como Nietzsche... era precisamente la posición tan crítica respecto de la cultura y del ser alemanes que por aquellas fechas sustentaba el joven erudito..La señora Baumgartner se sintió tan fascinada por este talante crítico respecto de la cultura alemana, que se ofreció a traducir los escritos de Nietzsche al francés... Comenzó por el tercero... Schopenhauer como educador. A lo que parece, se sintió tan conmocionada por este escrito de combate lleno de criticismo que escribió inmediatarnente al autor. Fue la primera carta que Nietzsche recibió en relación con su libro y le llenó de satisfacción y alegría. Dedicó el invierno de 1874 a traducir la obra bajo la supervisión constante de Nietzsche... La traducción fue acabada. Pero los amigos de Nietzsche no consiguieron encontrar editor para ella en París. El asunto de la traducción les aproximó más, de modo que la señora Baumgartner fue familiarizándose de modo creciente con los restantes puntos de vista de Nietzsche, y éste le dio a conocer sus hábitos, sus proyectos y esperanzas, haciéndole interesarse por Wagner y Bayreuth... Cuando en julio de 1876 le envió su cuarta Intempestiva («Richard Wagner en Bayreuth»), se puso inmediatamente a traducirla. Nietzsche le quedó sumamente reconocido por esta traducción, que enseguida vio efectivamente la luz.   Cuando Nietzsche abandonó definitivamente Basilea (1879), la correspondencia siguió manteniéndose... Un título detrás de otro, le envió Aurora, La Gaya Ciencia y, en 1883, el Zaratustra.
En las cartas de Nietzsche (cuyo número quedó muy «menguado» en la edición de la hermana, con vistas, sin duda, a restar importancia a esta relación), la señora Baumgartner aparece fundamentalmente como una protectora incondicional, preocupada y llena de espíritu maternal. Llama la atención que abandonara esta posición tan singular en los años en los que sus cuidados le habrían resultado más necesarios a Nietzsche, a un Nietzsche cada vez más doliente y precisado de ayuda. Sobrevivió unos 8 años al derrumbe espiritual de Nietzsche, pero durante todo este tiempo carecemos de indicios de que se interesara alguna vez por su estado. ¿Acaso porque su hijo se había distanciado tan absolutamente de un Nietzsche al que en otro tiempo admiró grandemente y al que debía mucho? Sus cartas a Nietzsche revelan que en ocasiones latía en ella algo más que un simple amor maternal. Le llevaba 13 años, desde luego; pero por aquellas fechas Nietzsche aparentaba más edad de la que tenía, y daba una innegable impresión de madurez, lo que acaso ayudara a borrar un tanto la diferencia. En una carta que data de las Navidades de 1875 no dudó, en cualquier caso, en escribirle en los siguientes térmios: «Permítame reconocerle de nuevo, mi estimado señor, que la inclinación que siento por usted, basada a un tiempo en la gratitud, en la admiración y en la compasión, no puede ser flor de un día... Amor, o si usted lo prefiere así, amistad.»
Consiguió, ciertamente reprimir sus sentimientos y transformarlos en una constante acción bienhechora, pero en ocasiones estallaban en palabras, como el 28 de octubre de 1878.- «Aunque de un modo tan amargo, considere usted todo querer - ser - amado como la mayor arrogancia, por mi parte espero y no dejo de esperar nunca que algún día llegue usted a llamarme su amigo.»
La entrada del año 1879 estuvo en Basilea, donde llegó a estar a unos 5 minutos de la casa de Nietzsche, pero «por a gusto que me hubiera informado entonces de cómo le va, no quise acercarme hasta su casa, estaba triste, hubiera llorado y no creo que sea eso lo que espera usted de sus huéspedes... Me resuenan en la cabeza palabras bíblicas como "Simón, Juana, ¿me amas?" y "Sí, Señor, sabes que te amo" y tengo que pensar siempre en lo bien que les iba a aquellos amigos en el Tiberiades.»
El 19 de marzo de 1879 - dos días antes de abandonar Nietzsche Basilea - aún estaba allí, y al siguiente le escribía: «Si no le gusta Suiza y se siente atraído nuevamente por las personas, venga a vernos. Puede dormir en la habitación de Adolf y tener para usted la habitación que hace ángulo y todo el jardín, y el cenador. Si sus puntos de vista sobre la interpretación de los sueños son válidos, no cabe duda de que debo tener la conciencia tranquila, querido amigo mío, cuando en vela o durmiendo pienso en usted. Tendría que conocer mis sueños.»
La larga separación enfriaría, con el paso de los años, el vínculo cordial; la evolución filosófica de Nietzsche traería a su vez consigo un alejamiento espiritual. El episodio de Lou Salomé de 1882, que fue muy comentado, tuvo, sin duda, que echar hielo sobre el corazón, ofendiendo a aquella mujer de sentimientos tan distinguidos.

Amistades
Biografía de Nietzche

















































































































































































































KARL HILLEBRAND
Otra «amistad» de estos años es la que mantuvo con Karl Hillebrand. Nacido el 17 de septiembre de 1829 en Giessen como hijo del profesor local de filosofía y literatura, también era, pues, mayor que Nietzsche. Aunque formado por entero en el espíritu del clasicismo de Weimar, se allegó a las ideas republicanas de la Revolución del 48 y tomó parte combativarnente, como estudiante, en la revuelta de Baden de 1849, cayendo preso y teniendo que cumplir condena en las casamatas de Rastatt. Su hermana consiguió liberarle, ayudándole a fugarse a Francia, país que sería su segunda patria durante los siguientes veinte años. Durante los primeros meses de su estancia en París fue secretario privado de Heinrich Heine.
Primero cursó otra vez, con éxito, el bachillerato en lengua francesa, y pronto se convirtió en un autor francés respetado.Un mal del que venía, sin duda, sufriendo desde hacía ya algún tiempo -posiblemente una tuberculosis--- le redujo a un grave estado de postración en la primavera de 1881. Su energía y la técnica médica, entonces todavía poco potente en casos semejantes, le ayudaron a superar momentáneamente el mal, regalándole un último plazo. Pero el 18 de octubre de 1884 murió en Florencia, sin sobrepasar los 55 años.
 Los
paralelismos con la naturaleza y el destino de Nietzsche son muchos. También Hillebrand abandonó posición y cátedra pronto, para vivir como autor libre; también su tema es el ser humano; también gustaba de la forma literaria concisa y breve; también superó el punto de vista nacional- alemán para convertirse en un «europeo»; también escogió el Sur -ltalia- como lugar para vivir, permaneciendo establemente en Florencia, y concentró sus fuerzas de cara a una «gran obra» que la enfermedad no le permitió consumar. Y murió a la misma edad que Nietzsche. Pero en lo esencial, las diferencias entre uno y otro no son pocas, y con el tiempo habrían acabado por distanciarse. De ello encontramos indicios indudables en una carta de Hillebrand a Hans von Bülow del 16 de septiembre de 1883, después de que Nietzsche le enviara la primera parte del Zaratustra: «Con el Zaratustra me ha ocurrido algo muy singular. Nietzsche... me envió el libro en mayo, acompañándolo de una carta tan conmovedora que se me saltaron las lágrimas ... Sólo tiene confianza, según sus propias palabras, en Burckhardt y en mí ... Hay en esas páginas mucho de admirable, incluso de grandioso; pero la forma no acaba de parecerme enteramente satisfactoria. Detesto el apostolado y el lenguaje apostólico; y además, precisamente esa religión, como la palabra última de la sabiduría, exige sencillez, sobriedad, sosiego en la expresión. Tampoco acabo de sentir demasiada simpatía por los hombres que pasados los 40 dan de sí tonos wertherianos y viven en esa atmósfera en lugar de vivir franca y libremente a la luz del día; en la medida en que se trata de enfermos mentales, que es lo que en no escasa medida son, los compadezco. Porque el mucho cavilar sobre uno mismo y el no poder salir de uno son enfermedades infantiles más bien penosas; a los 30 años tendrían que haber sido ya superadas.»
De todos modos, la amistad con Hillebrand constituye una de las pocas relaciones de Nietzsche de las que éste obtuvo una dicha no perturbada por sombra alguna. En las obras de ambos pueden rastrearse influencias recíprocas. Muchos trabajos de Hillebrand no resultan pensables sin las Consideraciones intempestivas y las conferencias de Nietzsche; éste es el caso, por ejemplo, de «Pseudocultura y reforma de la Enseñanza Media» en el volumen VI de Epocas, pueblos y nombres.
La correspondencia entre ambos  no es demasiado extensa, de la que, en cualquier caso, no parece plausible afirmar que esté completa en lo que de ella nos ha quedado: dos cartas de Nietzsche y cuatro de Hillebrand. Se percibe en las mismas una gran consideración recíproca, así como la común consciencia de cierta afinidad espiritual Sin embargo, en  Hillebrand la consideración que manifiesta sobre Nietzsche es de orden más bien «íntelectual», lo que le capacitó, sin duda, para adentrarse con mirada crítica por los escritos de Nietzsche. En relación con la crítica a Strauss, al final de la sección segunda, y después de haber alabado largamente el escrito de Nietzsche, cabe, en efecto, leer: «Que el valiente y encolerizado acusador se haya dirigido precisamente contra Strauss, y haya flagelado en él el desaliño, convertido casi en moda, de los corruptores de nuestro lenguaje, es cosa que aún pensando que ha ido un poco lejos en su celo crítico no podemos menos de abonar en el activo de su gloria... y su valor de llevar al favorito del pueblo al banquillo de los acusados tiene que ser, de entrada, considerado como ejemplo de la clase más alta de valor.» Y en la tercera y última parte formula tajantemente algunas objeciones: «El breve escrito polémico de Nietzsche dista mucho de ser completo, y en las cuestiones que dilucida completamente -uno estaría tentado de escribir: de modo algo más completo-, hay cosas que no dejan de parecernos falsas. Es, por ejemplo, de todo punto errado cifrar la esencia de una cultura exclusivamente en el estilo... Hay otra cosa que queremos censurar a este breve escrito. Nietzsche sobreschopenhaucriza en ocasiones a Schopenhauer... Que un hombre como Schopenhauer todavía encuentre recomendable y necesario repetir las burlonas cantinelas de Schopenhauer sobre Hegel y el hegelianismo es cosa que no podemos menos de encontrar injusta y poco elegante a un tiempo... El propio Nietzsche... mamó la filosofía de Nietzsche con la leche materna; nuestra entera vida espiritual se ha alimentado de ella; no... podemos seguir pensando ya como pensaban las gentes de 1800 .»
 Que apenas un año después de la disputa filológica en torno a El nacimiento de la tragedia un Karl Hillebrand tomara a este autor tan en serio y se atreviera a tomar partido por él, es cosa que no tuvo, sin duda, que causar asombro, y de ello hace memoria Nietzsche en Ecce homo: «Pero el artículo, con mucho, mejor escuchado, el más amargamente sentido fue uno extraordinariamente fuerte y valeroso, en defensa mía, del, por lo demás, tan suave Karl Hillebrand, el último alemán humano que ha sabido manejar la pluma. Su artículo se leyó en la Augsburger Zeitun hoy se puede leer, en una forma algo más cauta, en sus obras completas. Mi escrito era presentado en él como un acontecimiento, como un punto de viraje, como una primera toma de conciencia, como un signo óptimo, como un auténtico retorno de la seriedad alemana y de la pasión alemana en asuntos del espíritu. Hillebrand elogiaba mucho la forma del escrito, su gusto maduro, su perfecto tacto en discernir entre persona y cosa: lo destacaba como el mejor texto polémico que se había escrito en lengua alemana, en ese arte de la polémica, que precisamente para los alemanes resulta tan peligroso, tan desaconsejable. Estaba incondicionalmente de acuerdo conmigo, incluso iba más lejos que yo en aquello que me había atrevido a decir sobre el encanallamiento del idioma en Alemania... y terrninaba expresando su admiración por mi valor, aquel valor supremo que  llevaba al banquillo de los acusados precisamente a los hijos predilectos de un pueblo.»
Nietzsche guardó silencio frente a Hillebrand durante cuatro largos años, desde 1879 hasta mayo de 1883 cuando le envió la primera parte, entonces recién publicada, del Zaratustra, escribiéndole en este sentido el 24 de mayo: «... han transcurrido algunos años en los que he callado frente a usted, años difícilmente comprensibles, llenos de autosuperación... Este pequeño libro que entrego a su benevolencia es un acontecimiento de todo punto repentino, la obra de diez días claros y plenos de este, el más melancólico de todos los inviernos... Todo lo que he pensado, sufrido y esperado está ahí, y de un modo tal que mi vida se me aparece ahora como justificada... ¿Quién tiene la suficiente humanidad y el suficiente saber como para decir a un loco como soy yo ahora lo que más gusta de oír, la verdad, toda verdad? Entre los vivos capaces de rendirme tal servicio sólo conozco a usted y a Jacob Burckhardt... ¿Sabe usted lo altamente que le considero?»
Un año después murió Hillebrand, y Nietzsche no llegó a percibir que sus espíritus se habían separado hacía ya mucho tiempo.

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Biografía de Nietzche

















































































































































































































CARL  FUCHS
Otra amistad surgida a partir del círculo de Bayreuth, que sobrevivió al derrumbamiento de Nietzsche,  fue la que le unió con quien más tarde y durante muchos años sería director de música en Danzig, el organista y conocido publicista de temas artísticos, Carl Fuchs. Nacido el 22 de octubre de 1838 en Postdam, también era mayor que Nietzsche, aunque sólo seis años.Era un activo y, sobre todo, tenaz escritor de cartas, cartas que por su extensión eran más temidas que estimadas en el círculo de amigos de Nietzsche. De todos modos, en ellas figura algún que otro ensayo importante. Esta amistad se desarrolló, como la que sostuvo con Hillebrand, en el marco -en este caso de lo más generoso- de un epistolario. De acuerdo con el testimonio del primer editor del mismo, el primer encuentro personal entre ambos debió tener lugar en la casa del editor Fritzsch en Leipzig, a finales de 1872. Según parece, a fines de 1873 tuvo lugar otro encuentro en Naumburg, entre el 22 de diciembre de 1873 y el 2 de enero de 1874.
Con ocasión de los primeros festivales de Bayreuth tuvo lugar al fin, en agosto de 1876, el primer encuentro serio. Un encuentro que no transcurrió demasiado felizmente. Las distancias geográficas vinieron luego a resultar demasiado grandes. Los viajes le resultaban a Fuchs muy caros; Nietzsche por su parte evitaba el Norte. Pero el viejo y fiel corresponsal no dejó de asistir, el 27 de agosto de 1900, en Röcken al entierro de Nietzsche.
La primera carta de Fuchs a Nietzsche debió contener, a lo que parece, el ruego de que le pusiera en relación con Wagner. Nietzsche se mostró de acuerdo, y el 29 de enero de 1873 le comunicaba. «En la carta casi sólo se habla de usted: esperemos tener éxito.»  Según parece, en febrero de 1874 Fuchs consultó, y concretamente a Overbeck, si en Basilea podría conseguir una posición que le garantizase la vida. Nietzsche le respondió, esta vez con detalle: «Nadie podría aconsejarle a usted dar tal paso... tendría que ser un loco de una pieza quien le impulsara hacia delante...; no tenemos ninguna cátedra de música, y no vamos a tenerla, porque en una ciudad tan escasamente musical como ésta apenas podría conseguir usted más de 2 oyentes académicos.» El 28 de abril de 1874 aconsejaba asimismo a Fuchs reunir en una publicación unitaria sus ensayos dispersos por revistas y poco conocidos, poniéndole como ejemplo sus Consideraciones intempestivas, que por entonces aún planeaba como una obra compuesta por 13 ensayos. Y al hacerlo, llenaba a Fuchs de elogios, dándole toda clase de ánimos; pero ya el verano arrojó las primeras sombras sobre su relación. En Maguncia había quedado vacante un puesto de director de orquesta, y Fuchs pensaba que era preciso convencer a Wagner para que le recomendara y pusiera su influencia a su favor, puesto que creía que a través de su editor Schott la palabra de Wagner tenía gran peso en  Maguncia. Nietzsche pasó el ruego a Wagner, pero no obtuvo más que desvío y muestras de fastidio. Ocurría, en efecto, que Wagner no conocía en absoluto a Fuchs como director, y le parecía, no sin razón, imprudente salir fiador de cualidades que no estaba en condiciones de enjuiciar; por otra parte, entre él y Schott había en aquel momento tensiones por las dificultades financieras en que se encontraba la empresa de Bayreuth. Fuchs no reveló la menor comprensión respecto de estas razones y se sintió traicionado y abandonado y tomó muy el rechazo.Confió en sus propias fuerzas y emprendió una gira de conciertos en el curso de la que consiguió procurarse un puesto en Hirschberg. De ello informaba el 16 de diciembre de 1874 a Nietzsche en una carta de 20 páginas, y éste le felicitaba el 21 de diciembre: «No puede usted imaginarse la alegría que me ha dado con su última comunicación. La verdad es que antes pensaba siempre en usted con no poca tristeza... Dios sabe lo fatalista que soy siempre ante toda naturaleza verdadera, y cómo lo he sido ya también respecto de la suya, diciéndome en voz baja- "nada se puede hacer por él"... me propuse esperar algo, esperar concretamente acciones y hechos... Ahora ha descubierto usted la pequeña ciudad en la que podrá convertirse en figura máxima y señor de la música... ¡Quién no hubiera querido ayudarle a usted hace ya mucho tiempo a conseguir tal! Pero mientras no se ayudara usted a sí mismo y se llegara de un modo u otro a tal concepción de las cosas, poco es lo que cabía hacer.» Pero el 11 de agosto no encontraba, con ocasión de la muerte del hijo de Fusch, ocurrida el 1 de ese mismo mes, otras palabras que las siguientes.- «Ha sufrido usted, querido y pobre señor doctor, y sería justo esperar que los que le quieren le procuren alguna alegría. Pero ¡qué difícil resulta esto a veces! En ocasiones querría uno enmudecer para no tener que comunicar nada, dado que ordinariamente la comunicación contiene un alto grado de sufrimiento. Ninguno de los dos estamos en Bayreuth, ya ve qué fastidio... hasta que me digo: "una suerte que sólo los otros puedan estar ahí". Y enseguida pienso en usted. No están, pues, todos los "otros" ahí, y mi consuelo es bien incompleto.» Y enseguida pasaba a describirle su propio estado de salud. Nietzsche creía, en efecto, que podía y tenía que consolar a Fuchs con Bayreuth. Y el 8 de diciembre de 1875 informaba a Rohde: «El Dr. Fuchs ha sido invitado a hacer uso del pase del patronato correspondiente a mi hermana en un ciclo de representaciones a celebradas el año próximo en Bayreuth.» Y el 16 de mayo de 1876 confirmaba este dato en una carta a Gersdorff: «Mi hermana ha invitado al doctor Fuchs para la tercera serie hace ya algún tiempo; sin esta ayuda no hubiera podido asistir, como vemos ahora.»
Según parece, la forma de presentarse de Fuchs le pareció un tanto importuna a Wagner, sumamente ocupado por el tumulto del Festival. Ni siquiera tenía tiempo para el propio Nietzsche, como éste había supuesto ya, y cabe inferir que le manifestara abiertamente su enojo. Por su parte Nietzsche, sintiéndose rechazado y, por ello, molesto, y aquejado a causa de su estado de salud de una gran indolencia, reaccionó contra Fuchs, lo que hizo que el encuentro entre ambos en Bayreuth diera lugar a una conversación sumamente molesta, tras de la que, y antes aún de su abrupta partida de Bayreuth, Fuchs se dirigió el 19 de agosto a Overbeek con una carta en la que tomaban cuerpo sus deseos de clarificación: «El señor profesor Nietzsche me ha dicho aquí mismo una docena de cosas como no me las he oído en mi vida de nadie, y en la opinión sumamente desagradable que tiene de mí, de la que se derivan esos dicta draconianos, se ha reclamado repetidas veces de usted...  De todos modos, Fuchs pareció irritarse especialmente ante «un comentario que sólo puede hacer un diletante: que ya podemos romper mañana nuestra lira porque el Festival de Bayreuth ha salido a la luz. "¡Un pianista en estos tiempos!", comenzaba el señor Nietzsche. Sí, un "pianista", un héroe perfumado que hace de solista, desde luego... sólo que no soy un pianista, sino simplemente un verdadero artista del piano, que cree que las sonatas de Beethoven y tantas otras cosas bellas no han venido a convertirse en superfluas ni siquiera tras de lo de Bayreuth.»
Fuchs refutó en el futuro del modo más brillante estos reproches de Nietzsche; supo ser fiel tanto a la obra de Wagner como a la persona de Nietzsche, como bien pronto viene a reconocerse en una carta de este últitno a von Senger, fechada en 1877, en la que hay ya un pronunciamiento a favor de Fuchs. El epistolario siguió creciendo y en ocasiones nos encontramos, entre sus páginas, con un ruego nitzscheano: protección, por parte de Fuchs, para las óperas de Peter Gast El león de Venecia y El amante secreto.  

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Biografía de Nietzche

















































































































































































































MALWIDA von MEYSEMBUG
Cuando por mediación de Cosima se conocieron personalmente, con ocasión de la colocación de la primera piedra en Bayreuth, hacía ya mucho tiempo que no eran dos desconocidos. De ahí la caracterización de este primer encuentro a que procede Malwida en su libro Individualidades: «En una pausa del ensayo general se me acercó la señora Wagner acompañada de un hombre joven y me dijo que quería presentarme al señor Nietzsche."¿Cómo? ¿Nietzsche?", exclamé llena de alegría. Ambos se echaron a reír y la señora Wagner exclamó: "Sí. Nietzsche." Y a la relevante imagen espiritual (que había hecho suya a través de sus libros) vino a unirse ahora la impresión de una personalidad juvenilmente agraciada, amable, con la que el entendimiento fue posible enseguida.»
Malwida, baronesa de Meysenbug, nacida el 28 de octubre de 1816 en Kessel como hija de un alto funcionario de la corte, tenía 28 años más que Nietzsche y cuando se encontraron por vez primera personalmente había cumplido ya los 56; era una mujer a la que muchas luchas exteriores y, sobre todo, interiores habían hecho madurar. En la medida en que luchó por la libertad para el sexo femenino, valorando como medios para ello tanto la plenitud de posibilidades educativas para las jóvenes, como la independencia económica de la mujer, su nombre debe ser situado en la vanguardia absoluta del movimiento de emancipación femenina de su tiempo, hecho éste que en ocasiones aproximó su figura un tanto al socialismo de la época, lo que le llevó, como lógica consecuencia, a tener que romper con su familia. Estuvo unida por los lazos de una amistad de fibra profundamente humana con el líder socialista ruso Alexander Herzen, en cuya casa acabó por asumir, una vez superados malentendidos graves y no pocas dificultades, una tarea acorde con su persona. Tomó la decisión de quedarse soltera a raíz de una decepción temprana; fue fiel a su prometido, un apóstata que murió joven. Herzen había enviudado pronto y tenía dos hijas pequeñas cuya educación puso en manos de Malwida. Eso hizo que fuera desarrollándose en ella una inclinación tan fuerte a la más joven, Olga, que puede decirse que con el tiempo Malwida vino a ser corno su madre verdadera, una madre que dedicaba a Olga casi todo su tiempo y cuya educación vigilaba como si se tratara de la de una hija propia.
Poco tiempo después de su primer encuentro en Bayreuth volvieron a encontrarse Malwida y Nietzsche en Munich, donde coincidieron en las representaciones del Tristán de los días 28 y 30 de junio de 1872. Felices y embriagados por la vivencia artística que debían al poder mágico de la obra wagneriana, estrecharon su amistad y se abrieron el uno al otro por vez primera con una franqueza que marcaría su posterior relación.  Más tarde, en en un viaje de ella a Basilea, el 31 de agosto,   Elisabeth Nietzsche y  Malwida tuvieron tambien la ocasión de conocerse personalmente.  En esa ocasión, Malwida,  le dejó a Nietzsche un pequeño recuerdo: sus Memorias, publicadas en 1869 en Basilea, que en un principio abarcaban tan sólo los años comprendidos entre 1830 y 1848,  y que estaban escritas en lengua francesa. En una carta fechada el 4 de septiembre del 72 venía a reconocer asimismo al amigo al que había hecho aquel presente: «No quisiera que interpretara mi regalo en el sentido de un gesto de vanidad o petulancia por mi parte. Se trata, exclusivamente, de la expresión del deseo de poder ofrecer al joven amigo, al amigo tan rápida y verazmente ganado, al amigo ganado de un modo tan maravilloso, lo que es una parte de mi propio yo, correspondiendo así, en la medida en que ello me sea posible, a lo mucho - tan dfflcilmcnte evaluable y tan fuertemente motivador de mi simpatía - que he encontrado en su hermoso libro.» ¡Un homenaje a El nacimiento de la tragedia que no podía menos que complacer a Nietzsche!
Entretanto, quien era como hija para Malwida, Olga Herzen había concedido su mano al historiador francés Gabriel Monod y la ceremonia del enlace nupcial - y con ella la obligada separación de Malwida y su bienamada hija adoptiva - estaba próxima. Malwida temía la soledad y llegó incluso a barajar la idea de trasladarse enteramente a Bayreuth, aceptando la cariñosa invitación de sus amigos, pasando incluso por alto que a pesar de todo su afecto y veneración por aquel ambiente, incluyendo a Cosima, había un tono en la casa por el que nunca podría sentirse plenamente feliz en ella. Se trataba del elemento católico de la personalidad de Cosima, elemento sobre el que Nietzsche llamaría tan acerbadamente la atención en su ataque al Parsifal y que tan ajeno le resultaba a Malwida. No podía ésta, en efecto, comprender «que Cosima dependa tanto de los símbolos y formalismos cristianos Olga no había sido bautizada, y Malwida la había iniciado, al cumplir los 18 años, en las teorías de los Vedas, «bautizándola en el misterio del atmán».  De ahí que el enlace matrimonial de Olga Herzen con Gabriel Monod, que tuvo lugar el 6 de marzo de 1873 en Florencia, no fuera acompañado de ceremonia religiosa alguna. Nietzsche envió como presente personal la Monodie á deux.
El abril de 1874 un certificado médico determinó el futuro destino de Malwida: tenía que quedarse en Italia. Nietzsche aún le había invitado una vez más a Basilea, razonándole que su clima era bastante más suave que el de Bayreuth. ¡Qué lejos todavía de las repetidas quejas que tiempo después le arrancaría el clima de Basilea! Pero Malwida le respondía el 8 de abril: «... no sabe usted lo a gusto que hubiera ido a Basilea para ganar un hijo, ahora que he perdido una hija.»
El el 25 de octubre de 1874 Nietzsche le hizo llegar su tercera Intempestiva. En su cálido escrito de agradecimiento del 15 de noviembre, enviado desde Roma, donde Malwida se había instalado para pasar el invierno, encontramos una frase que vemos reaparecer en el Zaratustra, obra en la que vinieron a encontrar acomodo no pocas sentencias de Malwida von Meysenbug. «Sí, el engendramiento del genio, del artista y del santo, eso es lo único que importa, y nada, a decir verdad, el aumento del rebaño. Desde hace algún tiempo esta observación ha sido, curiosamente, el tema de todas mis cartas a Olga, porque pienso que cuantos optan por proseguir la humanidad creando una familia, han de hacer suyo del modo más profundo y sagrado este punto de vista, dejando que su voluntad se guíe por él.» «Crear uno que sea más que los que le crearon», leemos én el capítulo «Del hijo y del matrimonio» del Zaratustra. En esta misma carta insistía también - una vez más - en su vieja invitación. Nietzsche no encontró tiempo para responderle hasta el final de sus vacaciones de Navidad, que pasó en Naumburg. Había tenido que entregarse de lleno
a la revisión de sus composiciones juveniles y a acabar su Himno a la amistad. Su carta iba, pues, fechada el 2 de enero de 1875, y en ella daba testimonio de la importancia de la música como expresión de su ser.
Malwida contestaba ya el 13 de febrero indicando que aquel mismo día había dado curso a la petición.'I'ras una detallada y entusiástica descripción de la situación de su vivienda en Roma, y las muchas bellezas naturales y artísticas a que gracias a ello tenía acceso, daba curso a su viejo deseo: «Poderle tener al fín todo el invierno aquí, viviendo con usted en el circuito mágico de Roma.» Sin embargo,  ambos se vieron pronto obligados a seguir otros caminos. Malwida tuvo que ir a seguir un tratamiento en las proximidades de Bad Kreuznach. Y Nietzsche, igualmente, a seguir un tratamiento, a Steinabad.
Gracias a su voluntad tenaz, pudo ir reconstruyendo ella misma en lengua alemana sus Memorias, comenzadas en francés en 1869. Llegó así a llenar tres volúmenes, de los que dos aparecieron aún en el otoño de 1875, y el tercero en febrero de 1876. Nietzsche se llevó consigo estas Memorias de una idealista al lago Leman, donde pasó las vacaciones. Las leyó «hasta el final» el 2 de abril, y el 14 de abril, tres días después de su impetuosa petición de mano a Mathilde Trampedach, reconocía que «nunca he vivido un domingo tan sagrado.» Y es que ya  el prólogo, Malwida, expone la misma idea que Wagner había expuesto ya en boca de Hans Sachs en Los maestros cantores, y que venía, en definitiva, a constituir también la sustancia de la Proclama a los alemanes de Nietzsche: «No me despreciéis a los maestros... Conceded vuestro favor a su obra, y aunque el Sagrado Imperio Romano se hunda en la niebla, que el santo arte alemán quede para nosotros.» Malwida hacía suya esta exhortación a una Alemania en trance de politización creciente: «Sí, pueblo alemán, no olvides lo mejor: tu espíritu primigenio, el más originariamente tuyo, tal y como lo ves reflejado en tus genios, en tus altos y nobles espíritus... Tus genios te indican el camino. Agrúpate en tomo a ellos.»
Además, Malwida puede ser bien considerada como la
precursora de lo que constituye la magia impresionista de los escritos posteriores de Nietzsche y, concretamente, del Zaratustra. «El mar se me presentó a una luz distinta. Vi romperse sus olas, de un azul profundo, en arrecifes pintorescos, cubiertos de plantas injuriosas, de mirtos floridos y brezos de ramaje alto... Descansé en claros torrentes, que corren hacia el mar y rodean pequeños islotes, sobre los que florecen de manera silvestre adelfas rojas y blancas.» Y en lo que hace a la vivencia del mundo montañoso (con ocasión del regreso del Sur de Francia a través del Delfinado), el modelo tiene también sus raíces en Malwida: «Miré hacia las altas cumbres blancas que refulgían a los rayos de un sol frío, y me pareció ver inscrito con letra diamantina en el hielo mi destino... "¿Quieres asumir la tarea y no retroceder ante los sacrificios que te imponga? ..... .. Sí, asumo la tarea; seguiré sin vacilar el camino solitario por el que marchan quienes buscan la verdad."»
De ahí que Malwida se le representara como un «yo superior», cuya altura nunca alcanzaba. En este sentido permaneció unido a ella, que fue uno de sus interlocutores esenciales, cuyos puntos de vista integran parcialmente en su propio pensamiento, o se pronunció polémicamente contra ellos. Es precisamente en el Zaratustra donde más evidentes resultan las huellas de este diálogo. Encontramos así, en efecto, la idea fundamental del capítulo «Del pálido delincuente» en la conmovedora descripción que de sus vivencias con el revolucionario francés Barthélemy, a quien veneraba por la nobleza de su carácter, y que llevado de su pasión indomable vino a convertirse en un asesino, y a acabar sus días en la horca, dejó Malwida: «¡Si hubiera una justicia como es debido, una justicia que no enjuiciara los hechos de los hombres de acuerdo con un patrón de medida, sino a tenor de la naturaleza de quien los comete, y de los motivos interiores esenciales de su acción y de los efectos de la misma, si esta justicia existiera, Barthélemy habría tenido que ser absuelto, por los dolores que le colmaban, por los remordimientos de que había sido capaz!» Encontramos otra idea básica en la dedicatoria - citada por Malwida - que Alexander Herzen puso en su libro Desde la otra orilla al hacérselo llegar a su hijo: «No construimos, destruimos; no anunciamos buena nueva alguna, arrinconamos la vieja mentira. El hombre actual, ese triste pontifex maximus, sólo puede tender los puentes. Otro, desconocido, futuro, los atravesará. No te quedes en la vieja orilla; resulta preferible sucumbir con ella.»
Cabría situar tambien a  Malwida como una fuerza impulsara que llevó a Nietzsche a abandonar la cátedra, asumiento su «sacrificio» para entregarse a su tarea verdadera. También se encontraron en el común entusiasmo por ciertos poetas: «El único lugar realmente de mi agrado era el viejo jardín del castillo (en Bad Homburg)... Iba ahí a menudo sola a leer, con singular complacencia, las obras de un poeta que por aquellas fechas apenas era conocido en Alemania, y nada fuera de ella. Me refiero a Friedrich Hölderlin.» O al hilo de sus finas y penetrantes reflexiones sobre el destino del poeta - destino que fue también el de Lenau-: la locura. El gran peligro que ronda a los hombres excepcionales, dotados de una fantasía enormemente rica, acabar en la locura, era una amenaza bajo la que ya en 1876 sufría Nietzsche también.  
Las Memorias de Malwida.von Meysenbug se revelan, pues, como uno de los libros con los que Nietzsche mantuvo una relación más fructífera. Lo que a Malwida le importaba, ante todo, era liberar espiritualmente a su joven amigo de la coacción y de la necesidad del trabajo docente. Dada su lejanía no podía percibir lo urgente que estas vacaciones le resultaban a Nietzsche, dado su estado físico general. Y tampoco Nietzsche le habló mucho de ello en sus cartas, a diferencia de lo que hacía en las cartas que enviaba a su familia, llenas siempre de lamentaciones. Lo único que conocía era su debilidad ocular, sobre la que Nietzsche tuvo que ponerle en antecedentes al explicarle la razón por la que algunas de sus cartas no iban escritas por su propia mano. De haber podido vislumbrar la situación en su conjunto, no se habría, sin duda, limitado a invitarle a tomarse un año de vacaciones, sino que le habría instado a abandonar totalmente la cátedra, como pasó a hacerlo a partir de 1877 y consiguió que Nietzsche hiciera al fin en 1879, aunque para entonces viniera a contar ya con un aliado mayúsculo: la poderosa enfermedad y postración del cuerpo de Nietzsche.

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HEINRICH KÖSELITZ
El último conocimiento, y el más cargado, a la vez, de consecuencias, de estos años es el que trabó con Heinrich Kóselitz, a quien dio el nombre artístico de Peter Gast, con el que ha venido a ser conocido también en la investigación nitzscheana.Köselitz es la persona que, juntamente con la hermana, durante más tiempo y con las menores interrupciones estuvo en contacto tanto con la persona de Nietzsche como, más allá de su derrumbamiento y de su muerte, con su obra, y que más ha influido en el posterior destino de ésta. Murió el 15 de agosto de 1918, por lo que puede decirse que aún asistió a la enorme difusión de las obras de Nietzsche.
Kóselitz es uno de los pocos amigos más jóvenes que tenía Nietzsche: contaba nueve años menos. Es posible que su amistad nunca fuera demasiado profunda, ni llegara a la intimidad del tuteo, a pesar de la proximidad y frecuencia del trato. Siempre quedó un resto, una barrera no eliminada. De ahí que Kóselitz se mantuviera siempre en la distancia del discípulo lleno de veneración, como se presenta en sus cartas, y luego en la subalternidad de un colaborador, de un ayudante casi en el archivo nitzscheano de Elisabeth Förster-Nietzsche.
Sobre el origen y las bases espirituales de Kóselitz informa con vibrante acento Carl Fuchs en un prólogo biográfico a su Compendio temático de la ópera «El matrimonio secreto» de Peter Gast (1890) basado, sin duda, en informaciones verbales del biografiado: «Peter Gast nació el 10 de enero de 1854 en Annaberg, Sajonia, en el viejo paraje de las minas de plata de los montes Metálicos, cerca de la frontera con Bohemia. Al igual que el carácter alemán del sur y el del norte chocan en la cumbre de aquellas montañas, ambos elementos confluyen también en él por su origen: su padre (industrial y primer teniente de alcalde) pertenece a una familia patricia de la región; su madre es vienesa. Destinado por los suyos a ingeniero de montes, pronto obedeció su impulso interior y se dedicó a la música. En 1872 se trasladó a Leipzig, donde siguió cursos de filosofía y se preparó para la creación musical. Su profesor principal fue uno de los más brillantes sucesores de J. S. Bach en su cargo, el profesor E. F. Richter. En aquella época, en la que la juventud aún se sentía poseída por el sentimiento profundo de las victorias de los años 70, en la que la esperanza en la realización posible de los Festivales de Bayreuth no hacía sino crecer, en la que Schopenhauer y Wagner eran tomados cada vez más seriamente y ejercían un gran poder sobre los espíritus soñadores, en aquella época entró también en contacto Peter Gast con las primeras producciones de Nietzsche..., que fueron determinantes para su evolución posterior, precisamente por ir, partiendo de Schopenhauer y Wagner, más allá de ellos. Tuvo la sensación, frente a Nietzsche, de estar ante uno de los grandes, ante un visionario de su pueblo, ante un poder daimónico cuya voz tuvo que hacer suya de inmediato. Impulsado por esta exigencia, se trasladó en 1875 a la universidad de Basilea.... y pudo gozar de la amistad y de las enseñanzas de este hombre extraordinario. Se interesaba también de modo muy especial por las personas y las formas de pensar de Franz Overbeck y Jacob Burckhardt. Del primero le atraía su condición de máximo conocedor, profundo e imparcial, de la historia de la iglesia,  y del segundo, su condición de conocedor no superado del arte e historiador de la baja Antigüedad (primer constantinismo) del Renacimiento emergente.»
El propio Köselitz narra muy plásticamente su primer encuentro y el trato de la primera época con Nietzsebe en el Prólogo al cuarto volumen de las Cartas reunidas, que contiene exclusivamente las cartas escritas por Nietzsche a él, por desgracia no sin alguna «realaboración redaccional».
«Cuando en 1872-74 seguía estudios de contrapunto y composición con el catedrático de Leipzig E. F. Richter, mi amigo Widemann me llamó un día la atención sobre un libro que le había gustado máximamente.Se trataba de El nacimiento de la tragedia desde el espíritu  de la música. También a mí me causó este libro una impresión sin precedentes... y como todavía estábamos plenos del estudio de Schopenhauer y de los escritos de Wagner... creíamos poseer ya en nosotros algunos de los presupuestos modernos desde los que el libro resultaba inteligible. Dejemos abierta la cuestión de lo lejos que llegaba nuestra comprensión del mismo. En cualquier caso, percibíamos...que El nacimiento de la tragedia es una protesta gigantesca del hombre artístico y heroico contra las consecuencias debilitadoras de la voluntad y del instinto de nuestra cultura alejandrina... Cuando Nietzsche adujo, apoyándose en David Strauss, un ejemplo de ello, y en la segunda Intempestiva opuso al árido cultivo de la historia su ideal de la gran concepción de la misma, con la mayor comprensión de su espíritu creció también en nosotros la admiración por él, que pronto se extendió a otros. Entre éstos figuraba el amigo de Widemann, Ernst Schmeitzner. Había optado por dedicarse a la edición de libros. Schmeitzner fundó en 1874 su editorial en Chemnitz, a donde marchó con él su amigo Widemann, que le indujo a encargarse de las publicaciones de Nietzsche, tanto de las antiguas como de las nuevas, a las que Fritzsch había renunciado, así como de El sentimiento cristiano de nuestra teología actual de Overbeck. «En el verano de 1875 mi amigo Widemann volvió a Leipzig con la intención de continuar sus estudios universitarios; allí maduró en nosotros la decisión de trasladamos a Basilea a causa de Nietzsche. Provistos de recomendaciones de Schmeitzner llegamos, vía Bayreuth, a mediados de octubre de 1875 a Basilea... Comprando unos libros solicitamos a quien nos atendía una fotografía de Nietzsche, ya que en el escaparate se veían algunas de catedráticos de Basilea... Nuestro asombro no tuvo límite--, cuando oímos por toda respuesta: ¿Cómo, el profesor Nietzsche? ¿Hay un catedrático de ese nombre aquí?...Cuando poco tiempo después fuimos a cumplimentarle, su aspecto exterior nos dejó atónitos. ¡Parecía un militar, no un "erudito"!... Como nos imaginábamos al autor del Anti-Strauss no exento de alguna rudeza, su bondad, su seriedad interior, la ausencia de todo sarcasmo nos impresionaron literalmente... Daba la impresión de un eminente autodominio. Severo en lo tocante a sí mismo, severo en lo tocante a las cuestiones de principio, en su enjuiciamiento de las personas era, por el contrario, de una benevolencia suma. A nosotros mismos nos favoreció mucho este rasgo suyo. Nada más vernos ante su presencia nos dimos cuenta ya de ello. "Pero si ya conozco a los señores", exclamó con dignidad bien entonada. Admirados de tener tal honor, nos enteramos de que había coincidido con nosotros en aquella librería y de que nos había tomado por los amigos de cuya llegada estaba avisado por Overbeck. Así planteadas las cosas, toda nuestra timidez desapareció; la conversación ulterior giró en torno a nuestros planes de estudio... Como cursos principales habíamos escogido: "Antigüedades del culto religioso de los griegos" e "Historia de la literatura griega" con Nietzsche; "Historia de la literatura cristiana hasta Eusebio" con Overbeck; "Historia de la cultura griega" y "Arte de la Antigüedad" con Burckhardt... Concertó paseos con nosotros, del primero de los cuales guardo un vivo recuerdo; Overbeek participaba también. Creí que mi amigo Widemann estaba más familiarizado con Nietzsche que yo, pero tan pronto como comenzamos a pasear, la conversación a cuatro se convirtió en dos diálogos: entre Overbeck y Widemann y entre Nietzsche y yo... El primer tema que discutí con Nietzsche, dada su condición de músico, fue la polémica Gluck-Piccini... Nietzsche consideraba simplemente imposible una polémica entre dos gustos tan pronunciados: "El cu-cú difícilmente reconocería que el gorjeo del ruiseñor también es una expresión anímica adecuada...Nietzsche nos invitó varias veces aquel semestre a visitarle por la tarde en su casa... En estas veladas teníamos la dicha de oírle tocar el piano... El toque de Nietzsche era muy intenso, sin ser duro, adecuado a su forma de interpretar, polifónico, de gradación diversificada, de tal modo que de su sonido orquestal se destacaban claramente aquí la trompa o la flauta y los violines, allí los trombones...» Pero no comencé a tener una relación más estrecha con Nietzsche hasta el momento en que me comunicó que tenía comenzada, y detenida, una Consideración intempestiva sobre Richard Wagner. Esto fue aproximadamente a finales de abril de 1876, cuando mi amigo Widemann nos abandonó para cumplir sus deberes militares. Como Nietzsche vio cuán grande era mi interés por ese fragmento wagneriano, me lo entregó para que me lo llevara a casa. Leí y leí con entusiasmo creciente, y cuando se lo devolví no pude menos de decirle que sería de lamentar que esta Consideración perrnaneciera fragmentaria para siempre. En su opinión, se trataba de un escrito excesivamente personal y, en consecuencia, impublicable. Algunos días después me dijo: "Repasando el cuaderno se me ha ocurrido que tal vez pudiera darle a Wagner una alegría con esas páginas el próximo 22 de mayo (que cumple 63 años). Tendré que mandar sacar una copia." Me ofrecí para hacérsela y se la llevé. Pareció gustarle y revitalizó su interés por su propio escrito, de modo que en lugar de mandar la copia a Bayreuth decidió convertirla en un manuscrito listo ya para la imprenta, acabó los tres últimos capítulos que aún faltaban, hizo el envío a Schmeitzner y el libro vio la luz como homenaje a Wagner con ocasión de los primeros Festivales de Bayreuth. A partir de ese momento pasé a ayudar a Nietzsche bien escribiendo al dictado, bien leyéndole en voz alta, al principio aún pocas veces, pero hacia septiembre de 1876 ya casi a diario hasta que partió para Sorrento, y luego en el semestre de invierno del 77/78 hasta mi viaje a Venecia (abril del 78). A partir de la 4ª Intempestiva y hasta finales de 1888 leí junto con él las pruebas de imprenta de todas y cada una de las obras suyas que fueron sucediéndose, sin excepción.»

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REDUCCIÓN ACTIVIDAD DOCENTE
En este sentido  escribe el 16 de mayo de 1876 a Rohde: «... pero tampoco me esfuerzo mucho y exhibo a mis estudiantes un par de viejos y dóciles caballitos, que puedo cabalgar casi medio dormido.» Nietzsche se refería a las lecciones sobre los filósofos preplatónicos, así como sobre la vida y doctrina de Platón, y al seminario sobre Hesíodo; en el instituto pedagógico leía con sus alumnos además del Alcestes de Eurípides fundamentalmente fuentes socrático-platónicas.
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WAGNER COMO ACTOR
En esta apreciación Nietzsche se sabía en coincidencia, si no incluso bajo la influencia, de Malwida von Meysenbug, que tenía igual impresión, como explicitaría más tarde, en 1898, aunque en el marco de una opinión positiva, en su Atardecer vital de una idealista: «Nada tan hermoso como oír a Wagner leer en voz alta a Shakespeare; parecía como si sólo entonces se entendiera de verdad al gran dramático, hasta el punto de que una vez le dije en broma a Wagner que se había equivocado de profesión, que tendría que haber sido actor para interpretar a Shakespeare.» Nietzsche percibía, por el contrario, claramente los peligros que acechaban tras esta singular capacidad wagneriana: «El peligro de fingir emociones es enorme para el artista. Lo embriagador, lo sensual, lo extático, lo repentino, la movilidad a cualquier precio, ¡terribles tendencias!»... «La desmesura e ilimitación eran en él naturaleza»... «No hay que ser irrazonable y exigir de un artista la pureza y el desprendimiento característicos de un Lutero, etc.  La tendencia al éxtasis es en Wagner a menudo incluso brutal y no suficientemente ingenua, y es puesta además en escena de modo -desmesurado mediante escenas asimismo desmesuradas»... «Excesos del tipo más sospechoso en Tristán, por ejemplo, los arrebatos al final del segundo acto.» Y percibe sus flaquezas: «El tirano no acepta otras individualidades que la suya y las de sus hombres de confianza. El peligro para Wagner es grande, cuando no reconoce valor, por ejemplo, a Brahms, etc.: o a los judíos.»
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WAGNER RENOVADOR CULTURAL
En su Consideración intempestiva Nietzssche entroniza a Wagner como el renovador cultural y el acontecimiento Bayreuth como el punto de partida del desarrollo necesario de una concepción de la vida enteramente nueva, de un tipo enteramente nuevo de seres humanos, de una «cultura» armoniosa y global. «Para que un acontecimiento tenga grandeza tienen que darse cita dos factores: el gran sentido de quienes lo llevan a cabo y el gran sentido de quienes lo viven y experimentan... En Bayreuth también el espectador es digno de ser contemplado... Y así todos los que acuden al Festival de Bayreuth son considerados como seres intempestivos: su hogar está en algún otro sitio que en la época y encuentran por alguna otra vía tanto su explicación como su justificación»... Por todo ello, Richard Wagner en Bayreuth es  un escrito profundamente serio, y no exageraba Nietzsche cuando, al redactarlo, tenía la conciencia del riesgo. Y tanto más cuanto que se aproximaba a Wagner exigiéndole corresponder a la imagen aquí compuesta, tener las características, la grandeza de ser el acuñador de una nueva cultura o, cuanto menos, de querer serlo, es decir, de ser, en suma, como el modelo que --por encima y a pesar de las dudas que desde hacía tiempo le asaltaban- esbozaba. Que el pensar de Nietzsche discurría por esos cauces lo demuestra claramente lo que Nietzsche nos dice, 12 años después, en Ecce homo: «... yo no afirmaría que las Intempestivas señaladas con los nombres de Schopenhauer y de Wagner puedan servir especialmente para comprender o incluso sólo plantear el problema psicológico de ambos casos»... «Ahora que vuelvo la vista desde una cierta lejanía a las situaciones de las que estos escritos son testimonio, no quisiera negar que, en el fondo, hablan necesariamente de mí. El escrito Wagner en Bayreuth es una visión de mi futuro; en cambio, en Schopenhauer como educador está inscrita mi historia más íntima, mi devenir. ¡Sobre todo mi voto solemne!»... «¡Oh cuán lejos me encontraba yo entonces todavía de lo que soy hoy, del lugar en que me encuentro hoy...»... «Aquí toda palabra está vivida, es profunda, íntima; no faltan cosas dolorosísimas, hay allí palabras que en verdad sangran.» Y he aquí como ve en Richard Wagner en Bayreuth este Nietzsche- Wagner: «Con la aparición de su virilidad intelectual y moral comienza también el drama de su vida... Su naturaleza parece simplificada de una manera espantosa, desgarrada por dos instintos contrarios, en dos esferas desemejantes. Por debajo hierve una voluntad ardiente, ávida de dominio, hecha de bruscos arrebatos, que trata de abrirse camino en todas direcciones, por todas las rendijas, por todas las cavidades... Pero una poderosa aspiración que todos los días se da cuenta de su impotencia se hace perversa... el que no sabe renunciar a su aspiración... se ulcera, por decirlo así, y, por consiguiente, se hace irritable e injusto...»
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WAGNER COMO PROFETA DEL PORVENIR
Nietzsche espera de Wagner lo que realmente se plantea para sí mismo: «Sin embargo, la aspiración generosa del artista creador es generalmente demasiado ardiente, el horizonte de su filantropía demasiado vasto, para que su mirada pueda ser detenida por las barreras de la nacionalidad. Como las de cada alemán bueno y grande, sus ideas son supremamente alemanas, y el lenguaje que habla su arte no se dirige a las naciones sino a los hombres. Pero a los hombres del futuro.» En Wotan, Brunilde o Sigfrido ha corporeizado y dado vida Wagner a seres «libres del futuro», y al final Nietzsche se pregunta dónde están, entre los contemporáneos, los hombres que tienen la fuerza de corresponder a estas figuras, cerrando su trabajo con la siguiente reflexión asombrosa: «El que hace esta pregunta y no encuentra respuesta se verá obligado a mirar al porvenir; y si descubriese en un futuro cualquiera ese "pueblo" que tendría derecho a leer su propia historia en los rasgos característicos del arte wagneriano, terminaría por comprender también "lo que Wagner será para este pueblo"...: algo que no puede ser para ninguno de nosotros, no ya un profeta de un lejano porvenir, como pudiéramos creer, sino el intérprete y transfigurador de un pasado.»
¿Viene así Nietzsche a ahorrarse ya, para sí mismo, la vocación de «profeta del porvenir»? Suya era la voluntad de convertirse en uno de esos hombres «libres», pero tampoco él podría llegar a serlo sino en la figura artística de su Zaratustra.

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SATISFACCIÓN DE WAGNER ANTE LA 4ª INTEMPESTIVA
El 10 de julio, estando Nietzsche dedicado a estos trabajos, publicó Schmeitzner la 4ª Intempestiva. Las reacciones de Bayreuth llegaron a vuelta de correo, o sea, tras una rápida lectura, hecha de un tirón. Wagner le escribió: «¡Amigo! ¡Su libro es formidable! ¿De dónde le viene tanta experiencia sobre mí? ¡Venga pronto y acostúmbrese con los ensayos a las impresiones!» Y Cosima le telegrafió el 11 de julio: «debo, querido amigo mío, la única experiencia reconfortante y elevada de estos últimos tiempos próxima a las grandes impresiones artísticas. Ojalá le sirva esto como expresión de gratitud.» Estos fueron los únicos y últimos testimonios de gratitud y reconocimiento que le llegaron de la Villa Wahnfried, y no sólo por este escrito, sino en general. En cualquier caso, la satisfacción que causó este escrito fue tan grande, que Wagner procedió a enviárselo al rey Luis II de Baviera.
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VIAJE MOLESTO A BAYREUTH
La primera etapa de su viaje finalizó en Heidelberg, desde donde el 23 se trasladó, lleno de molestias, a Bayreuth. El 25 le escribía a su hermana: «...¡casi he llegado a lamentarlo! Porque mi estado ha sido y es de lo más penoso. Desde el mediodía del domingo a la noche del lunes, jaqueca; hoy, abatimiento; casi no puedo ni sostener la pluma. El lunes asistí al ensayo, no me gustó nada y tuve que marcharme.» Se trataba de un ensayo del primer acto de
El crepúsculo de los dioses. La tensión inicial disminuyó, y con ello mejoró su estado de salud, pudiendo así asistir a los restantes ensayos de dicha ópera. De ello informaba el 28 de julio a su hermana: «Entretanto he visto y oído El crepúsculo de los dioses entero; es bueno acostumbrarse a ello; ahora estoy en mi elemento.» El 31 de julio aún asistió al ensayo de toda la Valkiria; y aunque pudo hacerlo desde un lugar oscuro, el esfuerzo a que quedaron sometidos sus ojos fue, en su opinión, excesivo. Al día siguiente escribía a la hermana. «... la cosa no va... jaquecas constantes... ¡toda visión, imposible! Deseo irme; carece de sentido seguir aquí. Siento terror ante cada una de estas largas veladas artísticas; y sin embargo, no dejo de asistir. En semejante estado de necesidad te propongo: ¡ponte de acuerdo con los Baumgartner! Ofrece a la madre y al hijo ocho entradas para el segundo ciclo de representaciones...Podríais alojaros juntos en la casa de Giessel... ¡la vivienda más barata de Bayreuth! Tendrías que oír los precios que se piden.....Ya estoy harto. No quiero estar aquí ni siquiera para la primera representación. Prefiero un lugar cualquiera, con tal de que no sea éste, donde sólo obtengo sufrimiento. Tal vez podrías escribir también a Schmeitzner y ofrecerle mi entrada numerada para la primera representación. O... a la señora Bachofen.»
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PUESTO SECUNDARIO EN BAYREUTH
Nietzsche poseía un sentido de la autoestima y de la autovaloración lo suficientemente grande como para saber que con la 4ª Intempestiva había llevado a Bayreuth el presente espiritualmente más valioso. Creía, pues, poder esperar con razón que desde la Villa Wahnfried fuera puesto en todas las bocas y, sobre todo, en todas las manos de los asistentes al Festival, y que su autor fuera adecuadamente realzado. Nada de esto ocurrió. Wagner no era lo suficientemente libre como para ello, y sí demasiado inteligente como para seguir ese camino. Con su empresa teatral se había echado sobre los hombros un trabajo de organización sencillamente gigantesco, al que se unía el trabajo de investigación y estudio en el terreno artístico; para conseguir que la empresa prevaleciera siquiera medianamente, se veía obligado a alternar con «personalidades» carentes de todo interés espiritual, pero tanto más importantes desde el punto de vista financiero o de la influencia de que gozaban. Y era lo suficientemente clarividente como para saber que en modo alguno podía importunar a estas personas, que nunca tuvieron el menor contacto con la filosofía, con un escrito tan sibilino. Por otra parte, el aspecto tímido de Nietzsche, adjetivado incluso como demasiado profesoral y digno por Cosima, apenas encajaba en la sociedad que ahora se agolpaba llena de curiosidad en torno a Wagner. Puede llegarse incluso a suponer que fue una delicadeza por parte de Wagner no dar de lado a Nietzsche y a su obra con gesto de compasiva incomprensión. Wagner no era ya, pues, el amigo amable y paternal de los días de Tribschen, sencillamente porque no podía serlo. Y Cosima no estaba menos inhibida. Su padre, el abate Franz Liszt, asistía al Festival como invitado, un invitado que ofrecía la necesaria bendición y la no menos necesaria legitimación social y cortesana. El abate Franz Liszt y el librepensador Friedrich Nietzsche estaban, desde luego, en las antípodas espirituales; es de suponer que Cosima quiso evitar el choque. Nietzsche desaparece incluso de sus diarios. ¡Después de su visita a raíz de su llegada, el 24 de julio, no vuelve a ser nombrado!
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FALLOS EN LA PUESTA EN ESCENA
También tuvo que ser grande la decepción que produjo en él la realización escenográfica, una puesta en escena cuyos fallos evidentes tuvieron que salir a la luz ante todo el mundo con ocasión de las representaciones y que suscitaron no pocos comentarios irónicos en la prensa. Tampoco Wagner debió sentirse en buena disposición de ánimo, tanto más cuanto que tuvo que darse cuenta de que había exigido demasiado a la escena de su tiempo. Ni siquiera el mejor maquinista teatral hubiera podido realizar ciertas cosas con los medios entonces disponibles sin rozar lo ridículo. Para la iluminación sólo podía contarse con una luz de gas difícilmente modificable; la «luz activa» de los focos eléctricos móviles no sería realidad hasta 50 años después, con el escenógrafo ginebrés Adolphe Appia (1862-1928). Tampoco era posible recurrir, como medio auxiliar, a las proyecciones sobre velos. ¿Cómo dar vida entonces a las muchas metamorfosis en escena abierta entre el vapor y la niebla? ¿O al arcoiris (en El oro del Rin) sobre el que los dioses pueden incluso cabalgar? ¿Cómo convertir actores en «gigantes» de no coincidir casualmente la calidad exigida de voz y un tamaño corporal anormal? En cuanto al dragón del Sigfrido, la solución buscada no podía pasar del recurso a una pobre  imitación en cartón-piedra, por buena que ésta fuera. En Ecce homo puede leerse al respecto: «La representación como tal no tenía demasiado valor; me aburrí de un modo miserable con esa música, que... le llegaba a uno a la consciencia como mera niebla ya, una niebla en ocasiones armoniosa, en otras ni eso.» Si Nietzsche hubiera sabido, como podemos saber nosotros gracias a los diarios de Cosima, lo decepcionado y hundido que se sentía el propio Wagner, habría tenido, dominado por la compasión, que tenderle su mano de amigo.
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VANITAS EN BAYREUTH
El 12 de agosto llegó el emperador Guillermo I, rodeado del júbilo del pueblo, aunque sólo se quedó a El oro del Rin y la Valkiria. Sobre la verdad del dato que Nietzsche recoge en Ecce homo: «Típica la actitud del viejo emperador, que a la vez que aplaudía con las manos... le decía a su ayudante "¡Horrible!, ¡horrible!» También el gran duque de Weimar llegó el 12 de agosto y fue recibido bien «públicamente» por Franz Liszt en la estación. Es de suponer que al lado de todo esto la llegada del desconocido catedrático Nietzsche significaría bien poco, incluso para Villa Wahnfried. El 13 de agosto trajo un nuevo incremento en testas coronadas: llegó el emperador del Brasil con su séquito. Ese mismo día, a la caída de la tarde, fue puesta en el marco del Festival por vez primera en escena El oro del Rhin. Venía así a reunirse el «público de Bayreuth»: nueva decepción para Nietzsche. Con la amargura de quien se siente herido azota y ridiculiza así en Ecce homo: «No es sólo que entonces se me revelara claramente lo de todo punto indiferente e ilusorio del "ideal" wagnériano, sino que pude ver bien, sobre todo, cómo ni siquiera para los más próximos y afectados tenía este "ideal" importancia primordial, que lo tomado con pasión, lo verdaderamente importante, eran otras cosas. A ello hay que unir la deplorable sociedad de los señores y señoras del Patronato - y hablo con todo conocimiento de causa, ya que yo mismo pertenecía al Patronato-, todo muy suntuoso, de lo más aburrido y carente de nervio musical hasta la modorra... Había venido a reunirse toda la chusma ociosa de Europa, y entrar y salir de la casa de Wagner era para aquellos príncipes un deporte más. Y en realidad, tampoco se trataba de otra cosa.» Para comprender a Nietzsche basta con reparar en quién había allí y cómo actuaba. De ello procura, en tres informes publicados en el Cartenlaube en 1876, una imagen muy viva y ocurrente Wilhelm Marr, autodefinido como wagneriano, pero que a pesar de ello puso en circulación el mote, para la «colina verde» sobre la que se alzaba el teatro, de «monte del calvario»: «El cielo azul sonreía sobre la ciudad adornada con banderolas y guirnaldas, que el 12 de agosto aguardaba al emperador alemán, que también era... miembro del Patronato, como aquí se subraya con satisfacción... El mecenas máximo de la empresa, el rey Luis de Baviera, que el 8 de agosto abandonó la ciudad, después de... haber abrazado al "maestro" en señal de reconocimiento... Para el 13 de agosto se espera una galería de emperadores y príncipes... Sí.... si el estado de la cuestión oriental lo permitiera, veríamos también en Bayreuth al sultán de Turquía y al khedive de Egipto (que es igualmente miembro del Patronato).
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DESPEDIDA TRISTE
Sobre lo mucho que le afectó la despedida de Bayreuth se conservan testimonios también del círculo de Bayreuth. Hans von Wolzogen contó, a lo que parece, que «Nietzsche le visitó entonces; iba acompañado por una hermana que velaba temerosa porque no se fatigara demasiado hablando; daba la impresión de estar muy enfermo». De modo similar se expresaba Ludwig Schemann: «El estado en que encontré a Nietzsche cuando su visita en la mañana del 18 de agosto y las manifestaciones que tuve ocasión de oírle formaban un contraste muy agudo con el alto tono general de aquellas horas (así como con su propio escrito). Lo grave de su dolencia saltaba a la vista.»
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LOUISE OTT
Louise Ott era una  mujer joven, rubia y de rara belleza  y que había ostentado el nombre de Louise von Einbrod. Había crecido en Estrasburgo, pero desde 1871, en que el Imperio Alemán se incorporó Alsacia, vivió en París, donde su marido formaba parte de la sociedad protestante acomodada. Louise era una mujer de fina cultura, muy musical, conocedora excelente de la música alemana y rusa, cantaba y admiraba a Wagner. Como tal llegó a Bayreuth, quizá incluso ya para los ensayos en julio: de no haber confundido Nietzsche algunos hechos (cosa con la que siempre cabe contar en él) dado el tiempo transcurrido hasta que puso sobre el papel estos recuerdos, tal vez cupiera inferir esta temprana presencia del siguiente paso de Ecce homo: «Basta, en medio de todo me marché de allí por dos semanas, de manera muy súbita, aunque una encantadora parisina intentaba consolarme.» Nietzsche no se marchó «en medio de todo», sino entre los primeros ensayos y los definitivos, y no «por dos semanas», sino a lo sumo por ocho días. El supuesto más fiable remite a una posible mediación del paisano de Louise Edouard Schuré, de Estrasburgo, en el círculo de Malwida von Meysenbug. Los días de los ensayos, especialmente tranquilos, debieron ser, sin duda, favorables a encuentros de este tipo.
En Bayreuth corrió, según parece, el rumor de que Nietzsche consideró a Louise como la futura compañera de su vida hasta que se enteró de que estaba ya casada y era madre de un niño - Marcel-. En orden a ello se retrajo, y la amistad directa se convirtió en una de sus amistades epistolares más íntimas y cargadas de sentimientos. Es posible que esta mujer le hubiera seguido de habérselo pedido él seriamente. Pero la perspectiva de hacerle cambiar su posición segura y respetable por la falta de asidero de su existencia de librepensador, una existencia que a él mismo se le antojaba difícil y arriesgada en su actual situación de fermentación y ruptura, le atemorizó e hizo volver atrás.
Debió partir antes que Nietzsche, probablemente al final del segundo ciclo, el día 23. ¿Fue acaso ella quien le retuvo durante tanto tiempo en Bayreuth? Poco después abandonó él también aquel lugar y le escribió desde Basilea el 30 de agosto: «Cuando usted abandonó Bayreuth, todo se volvió oscuro en torno mío, era como si alguien me hubiera arrebatado la luz. Tuve, ante todo, que volver a encontrarme a mí mismo. Pero he conseguido hacerlo, de modo que puede usted sostener sin preocupación esta carta entre sus manos. Aferrémonos a la pureza del espíritu que nos llevó a encontrarnos; mantengámonos fieles en todo lo bueno. Pienso con un afecto tan fraternal en usted, que podría incluso querer a su esposo porque es su esposo... ¿Quiere usted que le envíe mis tres Intempestivas? Tiene que conocer usted aquello en lo que creo, lo que me hace vivir.» La verdad es que no parece fácil inferir de esta carta que apenas hacía un mes que se conocían; en cualquier caso, Louise había leído ya la Cuarta intempestiva. Es posible que esta lectura despertara en ella el deseo de conocer al autor. En el latido de sus dos cartas de respuesta se percibe lo peligrosamente que Nietzsche debió hacer estremecerse el alma de esta mujer sensible; así, el 2 de septiembres: «Sus palabras, que tanta nobleza, pureza y fidelidad me revelan, no han podido menos de llegarme al corazón. ¡He sido tan feliz!» Qué bien que pueda cuajar entre nosotros una amistad sana y fiel, de modo que podamos pensar, de corazón y sin que nuestra conciencia nos lo impida, el uno en el otro... Pero no puedo olvidar sus ojos: su mirada cálida y profunda, descansa siempre sobre mí, como entonces.»Oh, sí, envíeme sus obras, tengo que conocer mejor a mi preciado amigo.. Pero al hacerlo, no haga alusión alguna a lo que se dice en su carta ni en la mía. Todo lo que hasta ahora ha ocurrido debe quedar entre nosotros. Es un tesoro sagrado que no debe pertenecer sino a nosotros dos solos.» Firmado: «Su nueva hermana Louise».
Pocos días después, el 8 de septiembre, le escribía ya de nuevos: «Querido amigo, ¿cómo encontrar palabras para expresarle la alegría que he sentido al recibir su hermoso libro?... Sentí inundarse mi corazón de calor y tuve que llorar abiertamente. Y sin embargo, todo era de felicidad... Quiero leer su obra con usted y pararme en todos los lugares que no me resultan muy claros, y preguntarle a conciencia... ¿Sabe usted que soy cristiana? Encuentro mi Biblia hermosa, pura y grande... ¿Cree usted realmente que la influencia del Cristianismo ha sido - y es - mala? Desde mi infancia sólo he oído cosas buenas y hermosas sobre mí religión... ¿Por qué no cree usted en lo que Cristo dijo y prometió? Querido señor Nietzsche... es usted demasiado noble como para reírse de mí --aunque me encuentre infantil-, por eso quiero sentirme siempre libre y desinhibido frente a usted. Su escrito sobre Wagner ha ampliado mi perspectiva, y reflexiono mucho sobre cuanto he encontrado en él. Pero creo que sólo a los grandes sabios y a algunos espíritus aislados particularmente dotados les es posible sentirse felices y satisfechos sin religión y sin otra ayuda que la filosofía. ¿Cree usted en una vida eterna del alma?... Acepte usted toda mi fiel amistad. Louise.»
¡Casi habría que pensar en la Gretchen de Goethe, que pregunta a su Fausto por su actitud frente a la religión!
Con tono de advertencia y reconociendo su propio desconcierto le contesta Nietzsche el 22 de septiembre: «... he leído sus dos cartas una y otra vez, casi creo que las he leído demasiado, pero esta amistad es como un vino nuevo, muy agradable, aunque tal vez un poco peligroso. Para mí, en cualquier caso. Pero también para usted, si pienso en la clase de librepensador con el que ha venido a encontrarse. Con un hombre que lo único que desea es perder cada día tal o cual creencia consoladora, que busca y encuentra su dicha en esta liberación, cada día mayor, de su espíritu. Es posible incluso que quiera más ser un librepensador que pueda realmente serlo.» Acto seguido le remite a las Memorias de Malwida y le pregunta por el pequeño Marcel, que a lo que parece tenía problemas con los dientes, y le pregunta finalmente: «¿No habrá por ahí una buena fotografía de cierta mujercita hermosa y rubia? El domingo en ocho días me voy a Italia, para mucho tiempo. Recibirá usted noticias mías desde allí. Si me escribe a mi dirección de Basilea... la carta me llegará seguro. Fraternalmente de todo corazón, su doctor Friedrich Nietzsche.»
Louise vino, seguidamente, a instarle a superar su inhibición, tal y como ésta podía percibiese en el final tan formalista de la carta anterior, a romper el hielo, a optar por un discurso más directo. Y por su parte decidió, de cara a este objetivo, pasarse al francés, idioma en el que se sentía más libre y que conocía, sin duda, mejor. En octubre o noviembre le comentaba que desearía ser un hada para regalarle la salud con su varita de virtud, que querría ir a su encuentro y consolarle en su soledad. Que desearía, en fin, enviarle el rayo de sol que penetraba en su habitación, porque pensaba que le haría bien, le alegraría y le llenaría de felicidad. Le da las gracias por su nueva obra y le hace notar que en lugar de escribirle inmediatamente para darle algo, había preferido profundizar en el libro, dándose así algo a sí misma. No está siempre «daccord» con sus ideas, pero más allá de cualesquiera posibles diferencias se sentirían ambos unidos en la alegría de tener lugar un reencuentro. De no venir él ahora a París, le visitaría ella en Basilea, «dans la saison des fleurs». Hace una alusión a la primavera y a su «petite amie», que tanta devoción tiene por su gran sabio y adusto pensador. Expresa con un «hasta la vista» su deseo de que no se pierdan nunca el uno al otro, y firma como «Votre petite soeur Louise Ott».
Nietzsche no le contestó hasta el 16 de diciembre, en que lo hizo desde Sorrento: «Espero, mi preciada amiga, que no me haya tomado a mal lo mucho que he tardado en darle noticias de mi estancia acá y de cómo me va. Pero eso mismo me ha ocurrido con todos mis amigos. No ha podido ser de otro modo: mís insoportables jaquecas, contra las que no he encontrado ningún medio seguro, me han obligado a descargar un poco la tensión amistosa y a hacer una pausa en mis relaciones... Pero me gustaría mucho saber algo de usted... La traducción francesa de mi escrito sobre Richard Wagner debe estar en camino, y espero que le llegue para Navidades, conseguir de usted una nueva pequeña señal de vida como esta carta, un par de líneas, no, varios pares de líneas... Ultimamente se me ha ocurrido, querida amiga mía, que debería usted escribir una pequeña novela y dármela a leer: se percibe así globalmente lo que se tiene y lo,que se espera de la vida, y con ello no se convierte uno en más desgraciado, desde luego. Son los efectos del arte.»
La traducción francesa de la Intempestiva a que Nietzsche se refería era la ofrenda amorosa de la señora Marie Baumgartner.  Entretanto, también ella había caído enferma, por lo que no le contestó hasta el 21 de enero, y nuevamente en francés: ¡no podía escribir una novela! No conocía a la verdadera Louise, la que él amaba era una creación de su hermosa y desbordante fantasía. Las pausas en la correspondencia fueron haciéndose cada vez mayores. Finalmente, Nietzsche dejó apagarse esta relación nutrida de una inclinación mútua genuina, sin haber vuelto a ver nunca a Louise Ott desde su encuentro en Bayreuth.

Despedida
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LA REJA DEL ARADO
En cuanto a la factura exterior del escrito, siguió fiel al modelo de las Consideraciones Intempestivas, considerando su nuevo esbozo, al que puso como título La reja del arado, como la quinta de ellas. Dado el mal estado de sus ojos, tuvo que dictar, pudiendo contar para ello con Heintich Köselitz entre finales de junio y comienzos de julio de 1876. Al decir «dictar» se significa que las ideas habían sido trabajadas ya por Nietzsche en su mente hasta el punto mismo de su formulación, por lo que tenían ya una fisonomía relativamente acabada; de modo similar, pues, a como había llegado a conseguir sus composiciones, improvisando al piano. Esta técnica de composición iba a ser, a partir de ahora, determinante para su modo literario de producción. La reja del arado nunca llegó, de todos modos, a ver la luz como Intempestiva. Constituyó, sin embargo, el punto de partida de apuntes, de «improvisaciones» nada exiguas en número, que con el tiempo vendrían a dar algo formalmente diferente: la primera colección de aforismos de Humano, demasiado humano, que constituye, pues, anteriormente la prosecución, sin solución de continuidad, de las Intempestivas, si bien con temática sometida a transformación notable y con un punto de vista filosófico transformado.
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NECESIDAD DE ARQUETIPOS
En Wagner Nietzsche vivió el arquetipo «padre». Wagner había nacido el mismo año 1813 que el padre de Nietzsche, muerto prematuratnente y a quien Nietzsche, de niño y hasta sus años de estudiante, echó de menos dolorosamente. ¡A partir del momento, y sólo entonces, en que comenzó a tratar personalmente a Wagner desaparecieron los lamentos por la muerte del padre! Wagner se convirtió entonces en su guía intelectual. Ahora había llegado el momento de la ruptura generacional. Nietzsche se ha puesto enfermo. Padece indecibles molestias físicas. Entonces tiene lugar la regresión al arquetipo «madre»: ya no necesita dirección intelectual sino cuidados maternales. El primer paso en esa dirección es la actualización de la amistad con Malwida von Meysenbug. Nietzsche se pone desde el comienzo bajo su protección personal. Esta evolución irá caminando, con el transcurso del tiempo, en el sentido de esa regresión: tras el primer desmoronamiento físico en la primavera de 1879, que le obliga a abandonar su cátedra, se vuelve hacia su madre carnal y sigue cada vez más aferrado a esa ligazón y dependencia hasta que con el desmoronamiento intelectual de enero de 1889 cae completamente en sus solícitos brazos. Y este camino comienza, en 1876 en Bayreuth.
Sabatico
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INVITACIÓN DE MALWIDA
El 30 de abril de 1876 Malwida había escrito que estaba buscando un lugar de residencia apropiado, en cualquier caso no tan caro como Roma, para su protegido Albert Bremer: «Para salvar una individualidad noble estoy dispuesta a hacer el sacrificio de abandonar Roma e instalarme en un lugar más pequeño, probablemente Fano, a orillas del mar Adriático... con clima saludable, magníficas playas, primitivamente barato... Y ahora el segundo punto. No sólo a él, sino también a usted, quiero ofrecerle ese hogar, al menos durante un año. ¡Tiene que marcharse el próximo invierno de Basilea! Tiene que descansar bajo un cielo más suave, entre gentes simpáticas, donde pueda pensar, hablar y escribir libremente lo que su alma siente, y donde lo rodee un auténtico cariño comprensivo. Ese sería aquí el caso ... Lo que me hace vacilar es esto: que no sea Roma lo que pueda ofrecerle ... Más tranquilidad habría realmente allí que aquí, y el clima quizá fuera más de su agrado puesto que, a causa del mar, es más fresco y estimulante, pero no existirían las sugestiones que hay en Roma, ni ese fuerte rasgo típico que impregna todo aquí y que, por así decirlo, se respira en el aire.»
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ACEPTACIÓN DE NIETZSCHE
Nietzsche aceptó inmediatamente, cosa extraña en él, dado su carácter indeciso y vacilante. El 11 de mayo contesta: «Más tarde le diré cuán oportunas llegaron esas palabras suyas y qué difícil se hubiera hecho mi situación sin ellas: hoy solamente le comunico: que iré a Fando para vivir un año con usted. Hablé con el presidente de la curaduría de esta universidad sobre la posibilidad de unas vacaciones desde octubre de 1876 a octubre de 1877; la respuesta definitiva a mi consulta la tendré sólo dentro de 14 días, pero ya es completamente seguro que se me concederá plena libertad para ello: ¡puede usted estar segura!... Estos días he pensado casi continuamente en el "Fanum Fortunac: ¡para mí será un "templo de la dicha"!»
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AÑO SABÁTICO
El 19 de mayo Nietzsche dirige la petición formal al presidente de la Curaduría, el doctor Carl Burckhardt.- «Cuando en la Pascua de 1869 acepté mi cargo en esta universidad e instituto, lo hice en la esperanza de que algún día podría realizar lo que no me fue posible hacer entonces, a causa del paso repentino de los años de aprendizaje a los de enseñanza ---a saber, un largo viaje por el sur con miras a una formación científica más amplia. Diversos motivos personales me determinan a manifestar mi deseo de que precisamente este año... me sea concedido el permiso para este viaje; de entre esos motivos sólo voy a resaltar uno: que en los últimos 7 años voy enfermando progresivamente... y, sobre todo durante el último inviemo..., he llegado a un estado de salud peligroso... Para el periodo de mi ausencia renuncio completamente, como se entiende de por sí, al sueldo que vengo percibiendo hasta ahora.»
La  Curaduría trató de esta petición el 26 de mayo y decidió: «Se propondrá al Consejo de Educación la concesión de un año de vacaciones al señor profesor Nietzsche. Sólo se hará uso de su renuncia al sueldo en el sentido de que correrá con los gastos de la necesaria sustitución en el pedagogio.» En el escrito adjunto, con el que se comunicó esta decisión al Consejo de Educación (a quien correspondía la última competencia en este asunto), el acento fundamental se puso en el mal estado de salud de Nietzsche- «Los motivos que lo mueven a ello provienen, en parte, de su salud maltrecha, y, en parte, del deseo de hacer un largo viaje por el sur. Por más que nos pese, tanto en interés de la universidad como del pedagogio, tener que prescindir de los excelentes servicios del señor profesor Nietzsche, nos creemos en la obligación de adherirnos a su deseo... El señor profesor Nietzsche renuncia a todo sueldo durante el tiempo de su ausencia. Proponemos que no se acepte esa renuncia en su totalidad, sino sólo en tanto el señor profesor Nietzsche habría de indemnizar a su sustituto en el pedagogio: Hace ahora siete años que el señor profesor Nietzsche sirve al bien de la comunidad por un sueldo módico, últimamente de 4.500 francos, y los frutos de este viaje recaerán en provecho de nuestros jóvenes estudiantes.»

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INMUTABLE OVERBECK
Dado que su ausencia de la universidad no le supuso mayores contraprestaciones monetarias y sabiendo por una carta a su madre del 24 de diciembre que en Italia pagaba 200 francos al mes, el sueldo que le quedó después de todo, 3.300 francos al año, hubo de resultarle suficiente, viajes incluidos. Los asuntos monetarios en Basilea y desde Basilea los llevaba ya entonces su amigo Overbeck, «el inmutable», como lo llamaba Marie Baumgartner.
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ESTADO DE EXCITACIÓN
El  día 26 de septiembre se lamenta a Malwida: «Desde mi regreso a casa me encuentro mal; dicto esta carta desde la cama con horribles dolores de cabeza. Aproximadamente cada ocho días he de ofrecer una ofrenda de treinta horas a mi dolencia; por eso me confío total y absolutamente a la convivencia con usted en el golfo de Nápoles.»
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EN COMPAÑÍA DE RÉE Y BRENNAN
Ese mismo día, el 26 de septiembre, escribe a tambien a Malwida: «¿Sabe usted que el doctor Paul Rée me quiere acompañar, en la confianza de que a usted le parezca bien? Su agudísima cabeza y su alma respetuosa y sinceramente amable me producen la mayor alegría... Sus planes, de usted, naturalmente, no han de ser estorbados en modo alguno, en caso de que esto no entre en ellos.»
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EL APÁTRIDA NIETZSCHE
El 29 de Septiembre consigue un pasaporte de la Cancillería de Estado del cantón de Basilea-ciudad -¡a pesar de que no es ciudadano! Eduard His dice al respecto: «Este interesante documento se encuentra hoy todavía en el archivo de la ciudad de Basilea; desempeñó un papel varias veces en la vida de Nietzsche... En primer lugar ha de sorprender el hecho de que las autoridades cantonales de Basilea juzgaran pertinente expedir ese pasaporte a un apátrida. Sin embargo esto estaba legalmente permitido entonces (concordato internacional con respecto a la concesión y a los formularios de los pasaportes, del 22 de junio y 2 de julio de 1813, ratificado el 9 de julio de 1818). También la ley federal del 3 de diciembre de 1850 "referente al apatrismo", permite la expedición de un pasaporte a una persona no suiza por parte del cantón, dejándolo, de todos modos, a su propio "riesgo" (Art. 21). Del contenido del pasaporte se sigue que allí Nietzsche no es designado como ciudadano de Basilea, sino sólo como catedrático de la universidad de Basilea. Con ello el pasaporte tenía solamente el significado de una carta oficial de protección y de salvoconducto para un funcionario basileo. Las autoridades de Basilea tuvieron tanto mayor motivo para concederle tal carta de protección y salvoconducto cuanto que, si no, él, como persona no inscrita, hubiera podido tener dificultades en el extranjero, cosa que hubiera podido causar mala impresión con respecto a la universidad de Basilea. El hecho de que para Nietzsche se usara un pasaporte impreso en francés se explica porque iba a un país románico (Italia). El pasaporte de Nietzsche lleva la clausura "valable pour un an"; formalmente, pues, su validez habría caducado ya el 29 de septiembre de 1877. Sin embargo Nietzsche usó ese mismo pasaporte hasta su hundimiento final... ; para ello le fue prorrogado todavía en 1883 y 1885 por plazos más cortos en los consulados suizos de Génova y de Niza. Parece que el pasaporte sólo volvió a manos de las autoridades basileas cuando el 10 de enero de 1889 Nietzsche fue intemado en el manicomio Friedmatt de Basilea.» Al darse de baja formalmente en el centro de empadronamiento de Basilea Nietzsche volvió a interrumpir por segunda vez (la primera fue en 1870 durante su ida a filas en la guerra) su residencia, con lo que perdió definitivamente la posibilidad de nacionalizarse, para lo que entonces se exigían como mínimo 8 años de empadronamiento ininterrumpido.Y dado que nunca recuperó su nacionalidad alemana, a la que renunció en 1869, fue siempre ya un apátrida, o, según el término suizo, que en el caso de Nietzsche resulta especialmente oportuno, una persona sin patria.
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EN BEX CON PAUL RÉE
Un año más tarde, Rée, recuerda las tres semanas con Nietzsche en Bex: «Fueron en cierto modo la luna de miel de nuestra amistad, y la casita apartada, el balcón de madera, las uvas y Le Sage (su novela Gil Bias), componían la imagen de un estado perfecto, aunque Stella no hubiese estado.» (Quién era esa «Stella», un personaje de E. T. A. Hoffmann, Y a cuál de los dos amigos «hacía caso», es algo que permanece inaclarado.)
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VIAJE ACCIDENTADO A GENOVA
El 19 de octubre Nietzsche y Rée continúan viaje desde Bex, primero a Ginebra y desde allí a Génova. Nietzsche vuelve a reaccionar a las fatigas del viaje con uno de sus más fuertes accesos. ¡Esta vez habla de 44 horas! El 22 se vuelve a encontrar bien y da una vuelta en barco por el puerto. ¡Entra entonces por primera vez en su vida en contacto con el mar!
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DE GENOVA A NAPOLES
Brenner describe este viaje a sus familiares de Basilea: «El viaje en barco desde Génova hasta Nápoles fue magnífico y barato... El último día hubo algo de tormenta. Uno tras otro fueron desapareciendo de la mesa a la hora de la comida ... Nietzsche aguantó mucho tiempo. Yo no sentí ni el mínimo mareo ... A la 1 de la noche, ayer..., llegamos al puerto, y fuimos suficientemente insensatos como para querer ir todavía a Nápoles, en lugar de permanecer en el barco. Así, nos encontramos en una estrecha barca que llevaban cuatro remeros. Estaba bastante oscuro, no se oía sonido alguno, sólo de cuando en cuando algunas palabras incomprensibles de los sospechosos remeros. Comencé a ver fantasmas y mantuve firme mi puñal desenvainado bajo el abrigo de ladrón, el sombrero de copa en la cabeza, cuya elegancia en la profundidad del puerto maldije. Desembarcamos en un apartado puertecillo donde apenas llegaba ya la luz. Vinieron unos soldados de costa, que parecían ladrones y nos exigieron una propina. A continuación los 4 remeros tomaron nuestras dos maletas y comenzaron a andar por la desierta calle hacia la Chiatamone, pensión allemande, que es donde nosotros queríamos ir. Nietzsche, Rée y yo tuvimos que vigilar a los portadores del equipaje: marchaban separados por una distancia de 20 a 30 pasos. Apenas creía que nos condujeran correctamente... pero puesto que mi abrigo ondeaba recordando al de un ladrón y todos nosotros aparecíamos algo ojerosos y ajados, es decir, en todo caso, extraños, llegamos felizmente.»
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LLEGADA A SORRENTO
Todavía no estaba decidido el lugar donde se quedarían; se decidió primero, en el transcurso del día 26 de octubre, buscar al día siguiente una pensión en la cercana Sorrento, como escribe Malwida el 28 de octubre a su hija adoptiva Olga: «Anteayer por la noche fui con mis tres caballeros al Posilipo; había una claridad divina, realmente mágica; sobre el Vesubio flotaban majestuosamente nubarrones de tormenta; de sus llamas y de su sombrío color rojo-negro surgía un arco iris; la ciudad resplandecía como si estuviese hecha de oro puro, y al otro lado quedaba el mar, azul profundo... Fue tan maravilloso que los caballeros estaban como ebrios de entusiasmo. Nunca he visto a Nietzsche tan animado. Reía de alegría. Después de considerarlo en todos sus detalles se decidió ir a Sorrento; así pues, ayer nos mudamos aquí, con un tiempo espléndido, y fuimos directamente a la pensión allemande que nos quedaba en el camino, Villa Rubinacci, que yo ya había visitado últimamente y que agradó tanto a los señores que decidieron inmediatamente quedarse. Es realmente hermoso esto, y cómodo, por cuanto los caballeros tienen su zona totalmente delimitada, de modo que yo no sufro molestia alguna.... Aquí somos nosotros nuestros propios dueños y la patrona alemana es una criatura bondadosa. Trina tiene mucho trabajo... Por todos los lados hay terrazas. Las ventanas del salón tienen directamente en frente Nápoles, resplandeciente al sol, mi querida Ischia y el Vesubio. Ante la casa hay un auténtico bosque de olivos y naranjos, que forma un primer plano verde ante el cuadro.»
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SILENCIO  ELOCUENTE DE NIETZSCHE
El día de llegada (27 de octubre) habían ofrecido sus respetos en casa de los Wagner, que estaban en Nápoles desde el 5 de octubre y permanecieron hasta el 7 de noviembre, para ir después, primero, a Roma. El «elocuente silencio» de Nietzsche en sus cartas es un testimonio inquietante de  lo profunda que era la separación.Mientras que en la época de Tribschen, y todavía años después, toda reunión con Wagner, e incluso cualquier signo de vida recibido, era comunicado a todas partes, ahora sólo una tarjeta postal a Marie Baumgartner contiene la frase: «Los Wagner viven a cinco minutos en el hotel Victoria», y una tarjeta del 1 1 de noviembre, dirigida a Overbeck, esta otra: «Los Wagner se han marchado hace algunos días a Roma.» El 18 de noviembre simplemente indica a Marie Baumgartner la dirección de Wagner en Roma, seguramente a petición suya.
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MUERTE DEL MAESTRO RITSCHL
En la noche del 8 al 9 de noviembre, la muerte arrebató a Friedrich Ritschl, maestro querido y admirado, a pesar de todos sus desacuerdos con el Origen de la tragedia. Sólo en enero de 1877 Nietzsche encuentra la presencia de ánimo suficiente - él echa la culpa a su salud - para escribir una carta de condolencia, profundamente sentida, a la viuda, Sophie Ritschl, que también en algún tiempo había hecho las veces de madre para él: «Qué a menudo me ha venido a la cabeza desde aquel triste anuncio la figura del gran maestro querido, con qué frecuencia ha dejado que vuelvan a pasar en mí espíritu aquellos lejanos tiempos de convivencia casi diaria con él y he sopesado las innumerables muestras de su índole veraz y benévola. Estoy contento de poseer, en una carta, un testimonio precioso, de los últimos años, de su inalterada cordialidad e indulgencia para conmígo, y de sentirme con derecho a imaginar que, aunque no me podía dar la razón, sí me daba su confianza, hiciera lo que hiciera. Creí que él iba a vivir todavía el día en que yo le manifestara públicamente mi agradecimiento y mi respeto, como mi corazón deseaba hacer desde hace tiempo.»
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LA VIDA EN SORRENTO
Así Brenner, en cartas a sus familiares de Basilea: «Vivimos algo apartados de Sorrento, en la parte en la que sólo hay jardines, villas y casas de jardinero. Toda esta parte es como un convento. Las callejuelas son estrechas y están señaladas a ambos lados por muros dobles de la altura de un hombre, sobre los que se alzan naranjos, cipreses, higueras y emparrados, que engastan bellamente la franja azul del cielo. Puesto que las pocas casas, la mayoría de las veces, quedan dentro de los muros, uno parece encontrarse en un laberinto... Nosotros mismos vivimos en una "Villa Rubinacci"... Un bosquecillo de naranjos nos separa del mar: desde el bosquecillo hay que bajar casi verticalmente, ya que Sorrento está sobre una roca... Tenemos dos grandes terrazas, que dan al mar y a las montañas. Y sin embargo la casa no es relativamente barata, sino absolutamente; no elegante... » «A las 8 bebemos café Nietzsche, el doctor Rée y yo. Comemos a la 1 y otra vez a las 7 y vamos temprano a la cama.» Y algo más tarde: «El modo de vida sigue siendo el mísmo: a las 7 y media de la mañana, desayuno; de 9 a 1 0 dicta Nietzsche (pero no un nuevo escrito); de 10 a 1 1, paseo; de 1 1 a 12, pandectas. Hasta las 3, comida y siesta. Hasta las 5, paseo o, cuando llueve, trabajo ... » «Andan por aquí ahora músicos ambulantes con sus gaitas. En cada casa se les pide que toquen una misa ante el cuadro de María de la casa, y por ello reciben comida y dinero... Vivimos como en un convento. Las habitaciones de Nietzsche, del doctor Rée y la mía son contiguas. Me levanto todas las mañanas a eso de las seis y media. Eso se lo debo a Nietzsche, que me despierta... Eso importa mucho puesto que me encuentro mejor de salud y, además, así nos levantamos los tres a la vez, y juntos vamos a pasear y desayunamos juntos va todo mucho mejor; en un cuartel se soporta lo que sería insoportable de tener que hacerlo solo... La última semana, todas las mañanas, hicimos Nietzsche y yo una marcha de 3 horas, y no pequeña, sino nada menos que hasta los altos montes del golfo de Salerno, detrás de Sorrento.» Brenner informa animosamente del levantarse. «Temprano, a las seis y media, toca, en una capilla al lado, con tono quejumbroso, una campana. Entonces grita Nietzsche «amigo Brenner»; sólo después de la tercera llamada responde Brenner. Al mismo tiempo suena una cerilla en la tercera habitación: el doctor Rée mira el reloj y anuncia en voz alta la hora. Pronto se oye en la habitación de Nietzsche el ruido del agua al escanciarla, a lo que en las otras habitaciones responden largos ecos, seguidos uno de otro.»
Por su parte Malwida, en su Atardecer vital de una idealista, fija otro aspecto del idilio: «Los Wagner se marcharon a fines de noviembre, y sólo entonces comenzaron realmente nuestras veladas de lectura. Teníamos un surtido grande y excelente de libros, pero el más hermoso entre toda esa variedad era un manuscrito tomado por un alumno de Nietzsche... de las lecciones de Jacob Burckhardt sobre cultura griega... Nietzsche añadía comentarios orales, y, con seguridad, difícilmente se habrá dado nunca una exposición tan magnífica y completa sobre esta época cultural, la más hermosa, de la humanidad, que ésta, tanto por escrito como oralmente... Cuando acabamos las lecciones de Burckhardt, leímos a Heródoto y a Tucídides. El último me produjo la más profunda admiración... Por la mañana del 1 de enero de 1877 di yo sola con Nietzsche un paseo a lo largo del mar y nos sentamos sobre una protuberancia de la roca... Todo era hermoso como en una mañana de primavera... Ambos teníamos el ánimo más tranquilamente armónico posible... y finalmente llegamos a coincidir en que la verdadera meta de la vida ha de ser el afán por la sabiduría. Nietzsche dijo que al hombre auténtico todo debe servirle para eso, incluso el sufrimiento, y que, en ese sentido, él bendecía también el último año de su vida, lleno de padecimientos... Qué suave, qué transigente era Nietzsche todavía entonces, cómo su naturaleza amable y buena mantenía todavía el equilibrio de su intelecto corrosivo. Qué alegre podía estar todavía, qué éfusivamente podía reir... Cuando nos sentábamos por la noche juntos, Nietzsche cómodamente en la tumbona, tras la pantalla, el doctor Rée, nuestro amable lector, a la mesa, donde ardía la lámpara, el joven Brenner al lado de la chimenea, junto a mí y ayudándome a pelar naranjas para la cena, decía yo con frecuencia bromeando: "Representamos realmente una familia ideal".»

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IDEAS SOBRE FUNDACIÓN DE UNA MISIÓN
Malwida concibió el plan de ampliar esto y «fundar una especie de misión», para conducir a personas maduras de ambos géneros a un desarrollo libre de la vida intelectual más noble, con el fin de que esparcieran luego por el mundo la semilla de una nueva cultura espiritualizada... Nietzsche y Rée estuvieron inmediatamente dispuestos a participar como profesores. «Yo, afirma Malwida, estaba segura de atraer a muchas alumnas... para convertirlas en las más nobles representantes de la emancipación de la mujer.» Buscaron juntos «locales» y encontraron en la playa grutas apropiadas para. ello. Como modelo tomaron el peripatos, no las modernas «escuelas». Pero la lectura tomó otro rumbo y la orientación filosófica de Nietzsche se alejó del idealismo. Esto puso fin a todo ese tipo de fantasías.
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MEJORÍA EN LA SALUD DE NIETZSCHE
El mismo Niezsche cuenta a Naumburg el 7 de diciembre de 1876: «Ahora estoy otra vez mejor. El clima es muy suave, Rée se bañó ayer en el mar. Voy mucho de paseo; estómago y sueño siguen muy bien.» También Malwida había escrito a su hija el 20 de noviembre: «Nietzsche dijo últimamente que nunca se había sentido tan bien en su vida y que nunca se volvería a sentir tan bien. Y realmente le va mejor; dijo que comenzaba a vislumbrar de nuevo lo que era salud.» Y el 9 de diciembre: «A Nietzsche comienza a irle mejor, lo que constituiría para mí una gran alegría, ya que he sido yo la que lo indujo a venir y soy ahora, además, su médico, es decir que, tan pronto como amenaza un acceso de dolor de cabeza, hago que se dé un baño de pies con ceniza y sal, le doy polvos de bromuro, hago que se ponga un emplasto detrás de la oreja, le doy de comer algo regularmente y más a menudo, etc. Así se vencerá al fiero enemigo, que ya no aparece regularmente cada ocho días, y con menos fuerza, cuando lo hace. Está, además, el ir temprano a la cama, el pasear en medio de este aire revitalizante, etc., en una palabra, ya puede trabajar más horas durante la mañana y a menudo está muy alegre.»
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RECAIDAS EN SU SALUD
Pero de todos modos seguía habiendo recaídas, como escribe Nietzsche el 15 de diciembre a casa: «Acabo de pasar un día muy malo. Por lo demás me iba mucho mejor... Paseo mucho. He abandonado totalmente cualquier trabajo, incluso el dictar y el discutir. ¡Qué será de mí» Y al día siguiente a Seydlitz: «Tenemos un tiempo tan dulce que uno de mis amigos se baña casi diariamente en el mar; yo subo a la montaña e intento evitar el dolor de cabeza -hasta ahora realmente sin mucho éxito.» Algo más sumariamente resume el 24 de diciembre a casa: «Estoy mucho más fuerte; todavía ninguna indisposición de estómago. Pero todas las semanas un día de fuerte dolor de cabeza; y así siguen las cosas.»
Sabatico
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NAVIDADES EN SORRENTO
Esas navidades Nietzsche las pasó con su amigos en Sorrento. Allí es testigo de  la conmovedora sorpresa de Navidad que Malwida había escenificado para por la noche y que su hija describe así: «Yo arreglé el fondo de nuestra larguísirna  sala... con plantas y arbolitos que iban unidos por guirnaldas de yebra; sobre el suelo, detrás de las plantas, coloqué lámparas... Todo se ve tan mágico, las plantas arrojan sombras sobre el techo fantásticamente. Sobre la mesa redonda delante del sofá había un maravilloso ramo de camelias y rosas, enviado por la patrona; allí había para Nietzsche un gorro de dormir de seda roja con una larga borla roja, de los que se tejen aquí en Sorrento... ; más allá un enorme abanico de cuerda para proteger sus ojos. Y al lado el siguiente verso- "Protege la cabeza del amigo, la sede de tan nobles ideas, y que su boca siga manifestando a menudo para el bien del mundo."
Sabatico
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REPROCHES DE COSIMA
Nietzsche escribió  a Cosima en Navidades, para su cumpleaños, lo que ella le agradece cordialmente el 1 de enero de 1877, y le confiesa que en la iglesia, a donde había acompañado a dos de sus hijas, no había conseguido atender al sermón, sino que había meditado con recogimiento interior en la carta de su amigo, hasta que «el canto me indicó que el problema aritmético allá arriba estaba solucionado. Se había alegrado realmente por su carta de Navidad y de cumpleaños, pero la preocupó su noticia de que se apartaba de la doctrina de Schopenhauer. Ella siente el peligro que hay allí y le escribe. «Pero me interesaría mucho escuchar las objeciones que tiene usted contra nuestro filósofo.»

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NUEVOS APOLOGISTAS DE WAGNER
Wagner se había rodeado mientras tanto de apologetas de «raza inferior»: Richard Pohl y Hans v. Wolzogen iban a publicar una revista en favor de Bayreuth que él quería darla a la editorial de Schmeitzner.  Nietzsche rehusó la adhesión a ello, aunque nada más fuera porque consideraba el asunto no suficientemente maduro. El 8 de enero de 1877 escribió a Köselitz: «Wagner ha aprendido el miedo, pero no la espera.» (La idea y la formulación se refieren al Sigfrido de Wagner, quien se marchó a conocer el miedo -y, para su desgracia, no lo conoció.)
¡El no se ponía al lado de «Nohl, Pohl, Kohl» (Ecce homo)!

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VISITA A LA CONSULTA DEL DOCTOR SCHRÖN
Esta era la atmósfera a la que había llegado la idea de la «Comunidad de espíritus libres», respecto a la cual Nietzsche escribe el 20 de enero de 1877 a su hermana: «La "Escuela de los educadores" (también llamada convento moderno, colonia ideal, université libre) flota en el aire ¡quién sabe qué pasará! En espíritu ya te hemos nombrado a ti para la dirección de todos los asuntos administrativos de nuestro centro de 40 personas.» Pero, al mismo tiempo,  en una  postal del mismo 20 de enero comienza: «¡Tan de repente no puede curarse un mal arrastrado durante años! De nuevo dos días en cama, y también después malos días», y el 18 de febrero en una carta a su madre: «Mi estado general ha sido muy malo otra vez, casi desesperado... En el curso de una semana estuve dos veces en cama... El profesor Schiess (en Basilea), consultado al respecto, lo encontró preocupante si no disminuye pronto; me aconsejó tratarme médicamente en Nápoles. (Nápoles cuenta con una extraordinaria facultad de medicina en su universidad.) Estuve allí y me entrevisté con el médico más famoso, el profesor Schrön; y ahora estoy de nuevo en tratamiento... Todos los medios actúan muy despacio, dado el estado tan avanzado de mi dolencia de cabeza. No vale la explicación de un catarro de cabeza, pero ahora sé con toda exactitud cómo está constituido el mal. ¡La primera consulta y el primer reconocimiento hechos concienzudamente! --Sorrento, óptimo para la cura; sobre todo famoso, con razón, como lugar de cura para los ojos.» Más instructivo es el informe del 20 de febrero de Rée a la hermana de Nietzsche: «El se encuentra hoy muy bien. El veredicto de Schrön de que un padecimiento así puede hacer estragos durante años y después, de repente, desaparecer, y la seguridad de que no se trata de un tumor cerebral o algo parecido, sino de una afección neurálgica, así como el tratamiento prescrito por Schrön, todo eso ha tranquilizado mucho a su hermano.»
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VACIO TRÁS LA MARCHA DE PAUL RÉE
Una carta de Nietzsche a Rée del 17 de abril, o sea una semana sólo después de la partida de Rée, pinta un cuadro horroroso del vacío interno y externo de la nueva situación: «Nada está más vacío que su habitación sin Rée. Hablamos y callamos mucho del ausente; ayer se constató que su "aparición" me ha perdido. Por las noches jugamos al molino. No hay lectura.... ¡Querido amigo, cuánto le debo! ¡No debe perdérseme nunca!»
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IDEA DE ABANDONAR LA CÁTEDRA
Y así él escribe el último día que estuvo en Sorrento (7 de mayo de 1877) a su fiel Overbeek, a Basilea: «No hay ni que pensar que en el otoño vuelva a asumir mis cursos: ¡vamos pues!, por favor, ayúdame algo y comunícame a quién (y bajo qué título) tengo que dirigir mi propuesta de dimisión. Que permanezca por ahora secreto tuyo; la decisión me ha resultado difícil, la señorita v. Meysenbug la considera absolutamente imperiosa. Tengo que contar todavía durante años, quizá, con mí dolencia.»
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VIAJE ACCIDENTADO EN BARCO HACIA GENOVA
Nietzsche informa de sus impresiones del viaje a Malwida v. Meysenbug en una larga carta: «La miseria humana durante una travesía en barco es horrible y, sin embargo, ridícula propiamente; algo así como lo que me sucede con el dolor de cabeza, que a veces aparece cuando el estado corporal es exhuberante... Por cierto que ya conocía con toda exactitud el peor grado del mareo de la época en la que me torturaron, en alianza fraternal, un fuerte dolor de estómago con otro de cabeza: fue un "recuerdo de tiempos casi extinguidos". A ello se añadía la incomodidad de tener que cambiar de postura de tres a ocho veces cada minuto, y esto día y noche: y a continuación tener en la máxima cercanía, durante la comida, los rumores y las conversaciones de los compañeros de mesa, lo que resulta repugnante por encima de toda medida. En el puerto de Livorno era de noche, llovía: a pesar de ello quería ir a la ciudad; pero las advertencias que el capitán me hizo a sangre fría me retuvieron. Todo en el barco sucedía con gran ruido, los orinales saltaban y adquirían vida, los niños gritaban, la tempestad rugía; "mi destino era un eterno insonmio", hubiera dicho el poeta. La salida del barco (el 10 de mayo) trajo nuevos padecimientos... ¿Sabe usted cómo llegué al hotel? Yo tampoco. En resumen, estaba bien... ¡Allí me eché rápidamente en la cama, y con mucho dolor! El viernes, con un tiempo oscuro y lluvioso, me animé a medio día y fui a la galería del Palazzo Brignole; y curiosamente, la visión de esos retratos de familia fue lo que levantó mi ánimo y me entusiasmó; un Brignole a caballo, y en los ojos del poderoso corcel todo el orgullo de esa familia -¡vaya contrapunto a mi deprimida humanidad! Personalmente aprecio más a Van Dick y a Rubens que a todos los pintores del mundo. Los demás cuadros me dejaron frío, a excepción de una Cleopatra moribunda de Guercino.
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NADA DE CLASES EN EL PEDAGOGIO
El 17 de junio volvió Niezsche a ocuparse de los asuntos docentes, en carta a Overbeek: «No he dado ningún paso en lo que se refiere al asunto de Basilea; habla, por favor, con Fritz Burckhardt, a ver si puedo confiar que se me libere del pedagogio bajo las mismas condiciones (pecuniarias) que este año, mientras no me sienta esencialmente mejor. No puedo escribir cartas largas por mí mismo; ¡ayúdame, buen amigo!» Nietzsche decide ahora hacer un nuevo intento por dar clases en la universidad, pero las horas del pedagogio han de serle quitadas. Esto se lo plantea de nuevo  el 1 de julio a Overbeck.
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DISPENSA EN EL PEDAGOGIO
Overveck  le contesta a vuelta de correo (el 3 de julio) que no habría problema ninguno con la prolongación de la dispensa en el pedagogio.
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PROGRAMACIÓN DE SUS CLASES
Nietzsche envía un programa para el semestre de invierno al decano de la facultad, que en ese momento era el catedrático de filosofía Hermann Siebeck: «Estimado colega, aun cuando mi salud no es en absoluto tal que pueda encarar con alguna confianza el próximo invierno, quiero sin embargo contar todavía con los meses que restan hasta entonces; quizá mejore. Para el caso de que pueda impartir cursos, he elegido estos tres:
»I. Las Coéforas de Esquilo. 3 horas semanales.
»2. La Retórica de Aristóteles. 2 horas semanales.
»3. En el seminario filológico: 'elegiacos griegos. [1 hora semana].
»Muy agradecido por sus buenos deseos, quedo servidor suyo Dr. F. N.»

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VIAJE A ROSENLAUIBAD
 El 10 de junio, a las cinco de la mañana, Nietzsche abandonó Ragaz y por tren llegó a Lucerna, vía Zürich, desde donde continuó en diligencia, a través del paso Brünig, hasta Brienz, donde llegó a las 9 de la noche con fuertes dolores. «Pasé una noche y una mañana malas; a mediodía a Meiringen en diligencia; por la tarde tres horas a pie con guía hasta Rosenlauibad. Aquí soy el único huésped que queda, como de costumbre. ¡Muy hermoso, sin exageración! No hay viento, bosque de abetos. Hasta ahora todo va bien», así escribe dos días más tarde a casa. Si hoy se va en el autobús del correo, ya por una carretera, aunque regular, desde Meiringen hasta Rosenlaui («laui» = alud), apenas puede uno imaginarse que un día pudo necesitarse un conocedor del lugar como guía para llegar, por intrincados caminos forestales, hasta el solitario hotel. Se trata de la más extrema soledad que Nietzsche buscó jamás. El 25 de junio describe su estancia a sus parientes: «Lugar, alrededores, comida, todo ello muy bueno. El aire suave y agradable desde por la mañana temprano hasta por la noche. Pero debo precaverme contra largos paseos, tuve que expiarlo ya dos veces (pasaron dos días antes de que pudiera recuperarme pasablemente ... ). Siempre que la tormenta flota en el aire tengo dolor de cabeza. ¿Quizá no es todavía suficiente altura? (algo más de 4.000 pies). Estoy muy solo, aunque pasan por aquí muchos ingleses. Con el tiempo la estancia tiene que resultar buena. Es mi tipo de naturaleza.» Y en una carta sin fecha a Malwida v. Meysenbug: «Rosenlauibad, aire y -lugar de cura con suero de leche. Bonito cuarto de recepción con piano. La mayoría de las habitaciones cubiertas con alfombras- baños en agua de sosa, alcalina y muy suave. Apenas se conoce el viento. Sólo antes de la salida del sol el aire, por lo regular, es más fresco; por el contrario, las noches son sorprendentemente suaves hasta muy tarde. Médico en Meiringen (distancia, dos horas y media). Cómodo viaje de vuelta a través de Thun, Interlaken, Brienzersee, Meiringen ... »
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PASEOS SOLITARIOS COMO MODO DE TRABAJO
Ccomo después en la Engadina, Nietzsche realiza en Rosenlauibad paseos solitarios por caminos apartados. Es una parte de su «modo de trabajo»; sobre ella informa a Overbeck a finales de agosto: «Ahora mís pensamientos me impulsan hacia adelante; tengo un año tan rico (en resultados interiores) tras de mí; es como si sólo se necesitara retirar la vieja capa de musgo de la profesión filológico diaria y obligada, y todo apareciera verde y suave... Si tuviera en alguna parte una casita; pasearía, como aquí, horas diarias e idearía lo que más tarde, a escape y con plena seguridad, pondría en el papel, así lo hice en Sorrento, así lo hago aquí, y así es como he conseguido mucho de un año en general desagradable y deslucido.» La plasmación de ese largo «diálogo consigo» se encuentra, en parte, en las cartas a los amigos y, en parte, en anotaciones, que, ampliando el material de Sorrento, llevaron al libro de aforismos Humano, demasiado humano.
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OPOSICIÓN ABSOLUTA A TODO TIPO DE RELIGIÓN
Por esta época Nietzsche comenzó a colocarse  en una oposición absoluta a la religión --a todas las religiones--- y a la filosofía desde sus comienzos y hasta Schopenhauer. Éste se enredó en la singular paradoja de que las religiones y las filosofías, que explican la esencia del hombre como determinada absolutamente «desde fuera» o por una instancia metafísica, postulan el libre albedrío y, con ello, la autorresponsabilidad del hombre, entendida como «moral», mientras que Nietzsche intenta mostrar que las explicaciones metafísicas son errores - aunque inevitables para la mayoría de los hombres -, con lo que niega el libre albedrío y quiere ver al hombre totalmente determinado por motivos fundados en sí mismo, sobre todo la búsqueda del placer, y, por tanto, irresponsable, y no moralmente responsable.
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EL ACONTECIMIENTO LIPINER
Otro acontecimiento, además, le obliga a separarse claramente del entorno suyo hasta entonces. Ya en la segunda mitad de junio le había escrito Paul Rée desde Jena que se le había presentado un tal Siegfried Lipiner como autor de un poema épico, El Prometeo desencadenado. Procedía de Viena, del círculo de admiradores de allí, y admiraba también a Nietsche por sus escritos y «estaba ávido» de conocerlo personalmente. Rée pintaba al exaltado visitante como no especialmente «apetitoso de conocer». Más mordaz era la caracterización de Rohde en carta del 29 de junio: «Hace poco estuvo aquí un tal señor Siegfried Lipiner, amigo del docente privado de filosofía de aquí, Volkelt. Uno de los más patizambos de todos los judíos, pero con un rasgo no falto de simpatía, tímidarnente sensible, en su horripilante cara de semita. Es un gran admirador de tus escritos, miembro de una "asociación Nietzsche" de Viena; estaba literalmente entusiasmado contigo, y afirma haberte enviado su libro, El Prometeo desencadenado. Yo he de preguntar si lo has recibido: si no, te quiere enviar inmediatamente un segundo ejemplar.» Rée y Rohde no descubrieron a Lipiner el lugar de reposo de Nietzsche porque sabían cuán urgentemente necesitaba tranquilidad el amigo y lo querían preservar de las molestias que le pudiera causar Lipiner. Pero Lipiner fue sin más tardar a Naumburg y recibió de la madre de Nietzsche la información deseada, junto con una fotografía del amirado. Y entonces, el 3 de agosto, envió un segundo ejemplar de su obra (el primero parece que efectivamente se perdió en alguna parte en el viaje a Sorrento) a Rosenlaui con una carta apasionadamente admirativa. Nietzsche leyó el largo poema y se entusiasmó con él. El 28 de agosto escribe a Rohde al respecto: «Hace poquísimo viví un auténtico día sagrado con el Prometeo desencadenado. Si el poeta no es un verdadero"genio", entonces ya no sé lo que es uno: todo es maravilloso y a mí me parece como si en ello encontrara mi ego enaltecido y glorificado. Me inclino profundamente ante alguien que es capaz de experimentar en sí mísrno, y exponer, algo así.» Y a Lipiner: «Así pues: desde ahora creo que hay un poeta... dígame usted pronto, sin ningún prejuicio, si, con respecto a su origen, tiene alguna relación con los judíos. Porque últimamente he tenido varias experiencias que me hacen concebir grandes esperanzas precisamente de los jóvenes de esa raza.»
Lipiner se reconoció como judío en un agradecido escrito de respuesta. Nietzsche había aprendido en poco tiempo, por su íntima amistad con Paul Rée y ahora por su admiración por el poeta Lipiner, a perder aquella altanera aversión a los judíos que las iglesias cristianas habían mantenido despierta durante siglos por la pretensión de poseer ellas solas la verdad, y que desde la fundación del Imperio comenzó a desarrollarse en un anti- semitismo político que fue fomentado activamente por las «Bayreuther Blátter» y por todo el movimiento cultural de Bayreuth, y menos por Wagner mismo. Para Nietzsche ya era tiempo de distanciarse claramente también de esto. ¡No podía sospechar que, con ello, ya ahora había puesto los cimientos del irreparable conflicto posterior con su propia hermana!

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FRACASO EN LA VUELTA A BASILEA
El 30 de agosto confiesa a Marie Baumgartner: «Ahora cada vez tengo más claro que fue propiamente el desmesurado esfuerzo que me tuve que imponer a mí mismo en Basilea, lo que hizo que finalmente cayera enfermo; la resistencia se había roto por fin. Sé, siento, que existe un destino más alto para mí que el que promete mi puesto, tan considerado, de Basilea... ; "Estoy sediento de mí" --éste ha sido propiamente el tema permanente de mis últimos años... Ahora le manifiesto también mi conciencia de que no vuelvo a Basilea para permanecer allí. No sé cómo van a desarrollarse las cosas, pero mi libertad......la conquistaré.»
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EL ASUNTO EISSER
El viaje más significativo de esa época es el que Nietzsche emprende a Frankfurt, donde permanece desde el 3 al 7 de octubre para un reconocimiento médico pormenorizado por el doctor Otto Eiser y un amigo de éste, el oftalmólogo doctor Krüger. Otto Eiser, nacido en 1834, era el hijo del médico frankfurtiano Gustay Adolf Eiscr, un hombre polifacético, dotado sobre todo en las artes de las musas y con el don de la palabra, para quien su profesión significaba primordialmente una obligación ética respecto al prójimo. Eiser se había entuasiasmado con la obra de Wagner y poco después de los primeros festivales de Bayreuth fundó una asociación Wagner en Frankfurt. Le interesaba todo lo que sucedía en el círculo de Bayreuth, y así fue como topó con la Intempestiva de Nietzsche, Richard Wagner en Bayreuth por cuyo profundo contenido filosófico se sintió tan interesado que se procuró todos los escritos anteriores de Nietzsche y los estudió detenidamente. En abril de 1877 invitó al admirado autor a Frankfurt para dar una conferencia sobre Wagner, pero hubo de ser informado de que Nietzsche se encontraba de reposo en Sorrento, con lo que por primera vez prestó atención, como médico, al estado de salud de Nietzsche.
La casualidad quiso después que el doctor Eiser y Nietzsche llegaran a estar muy pronto en inmediata cercanía: mientras Nietzsche estaba en Rosenlaui, Eiser pasaba las vacaciones de verano en la cercana Meiringen. Al volver Nietzsche de la vuelta que dio con su hermana por el Zugersee y después de la frustrada búsqueda de Malwida y de su familia en la zona del Thunersee, hizo una parada en Meiringen, camino de Rosenlaui, y allí se topó con el doctor Eiser. El 27 de julio informa sobre ello a Malwida: «En Meiringen encontré, comiendo, a un tal doctor en medicina Eiser de Frankfurt que paseaba todos mís escritos por el Oberland bernés; le hice una consulta médica y encontró que Schrón me había tratado con dosis homeopáticas.» Y el 4 de agosto: «El doctor Eiser me dio la alegría de visitarme aquí (Rosenlaui) con su esposa durante cuatro días; hemos intimado mucho y sobre todo: yo he conseguido el médico más solícito que me podía desear. Estoy ahora, pues, bajo su régimen: ¡bastante buenas esperanzas! Tiene experiencia, es hijo de médico, en la cuarentena, tengo en gran consideración a los médicos de nacimiento.» Eiser, como médico, hubo de impresionarse profundamente por el crítico estado de salud del admirado, y sobre todo consideró extremadamente urgente un análisis y un tratamiento de la dolencia de ojos más escrupulosos de lo que habían sido hasta entonces. Cuando Nietzsche llegó a Basilea el 1 de septiembre encontró, entre otras, una carta del doctor Eiser, que mientras tanto había regresado a Frankfurt, «quien como médico exige que vaya pronto a Frankfurt para asesorarme nuevamente».
Eiser, inmediatamente después de la llegada de Nietzsche a Frankfurt, se dedicó a su paciente, e hizo que le viera también el oculista doctor Krüger.El 6 de octubre resumió sus propias conclusiones y las del doctor Krüger en un informe de cuatro octavillas. En él constataba un considerable quebranto de la retina en ambos ojos, de gravedad muy diferente, que tiene que producir «casi con seguridad, una conexión causal de los ataques cefalálgicos con la afección de ojos», pero que sólo es uno de los motivos, «al que ha de añadírsela el otro: una predisposición en la irritabilidad del órgano central», cuyo motivo lo supone Eiser en la excesiva actividad intelectual.   Como terapia y profilaxis contempla el doctor Eiser «narcóticos, quinina o cosas parecidas», pero ninguna «ingerencia curativa de tipo heroico», es decir, ninguna cura violenta, ninguna fatiga, sino, ante todo, un comportamiento dietético en el más amplio sentido: «evitar absolutamente leer y escribir durante varios años... apartarse de todo estímulo luminoso fuerte... Evitar cualquier esfuerzo corporal y espiritual extremo. Intercambio metódico de trabajo y descanso. Cuidadosa vigilancia de las digestiones... para lo que han de evitarse las comidas picantes de difícil digestión, y, sobre todo, las bebidas excitantes (como café y té fuertes, vinos de mucho cuerpo, etc.). De lo dicho se sigue también que hay que evitar cuidadosamente todos esos llamados endurecimientos, sea por vestidos o por sombrero excesivamente ligeros, por una temperatura de la habitación excesivamente baja, por exagerados ejercicios de andar o incluso por experimentos hidroterapéuticos.» En el curso de los años Nietzsche
contravino fuertemente no pocas de estas recomendaciones y exigió a su cuerpo más y más fatigas y trabajos, que proporcionaron un testimonio espléndido de su robustez congénita, con la que hizo frente a la enfermedad.
El 13 de octubre llega a Bayreuth una carta del «amigo Nietzsche», en la que cuenta «cosas malas de su salud», seguramente el resultado de los análisis frankfurtianos. Pero adjunta «un bonito manuscrito de un tal doctor Eiser de Frankfurt» que - a juzgar por esa expresión - no era todavía conocido por los Wagner. Wagner seguía interesándose vivamente todavía por el destino de su joven amigo, y, por medio de Hans von Wolzogen, hace llegar a ese médico avezado la pregunta por el diagnóstico y en todo caso por las esperanzas que éste deja. Eiser contestó el 17 de octubre: «Tras pocos días de convivencia en Rosenlauibad pude considerar nuestras relaciones como auténticamente amistosas y duraderas. Mientras más me alegraba esta orgullosa conciencia, con mayor preocupación veía aparecer, más inquietante cada día, la imagen de una grave enfermedad en los padecimentos de Nietzsche. La descripción de sus molestias, de su aparición, de su curso hasta ahora, me llenó de grave inquietud, pero a la vez de la mayor extrañeza de que hasta entonces no hubiera existido ningún tratamiento coherente, ni siquiera un examen médico detenido del largo y penoso proceso de la enfermedad. Este estado de cosas justifica que yo requiriera al profesor Nietzsche a visitarme en Frankfurt...» A continuación, más detalladamente que lo había hecho en su informe, Eiser expone a Wagner, en su carta, los resultados, suposiciones, temores y esperanzas. ¿Contravino con ello Eiser el secreto profesional? Pudo remitirse a la confianza, a la fidelidad y a la fe que existe entre auténticos anigos, y, en efecto, Wagner se atuvo a ello. También al llegar más tarde la ruptura, siguió manteniendo el secreto confiado, pero ahora, en una carta del 27 de octubre, confesó al médico, que tanto se preocupaba del amigo, su propia y precisa sospecha, haciéndole considerar si todo el mal no se debía a una perversión del impulso sexual; para ello Wagner se remite a casos paralelos que él conocía y que, como observador y conocedor de hombres que era, le habían llamado la atención. «También fue muy importante para mí últimamente la noticia de que el médico consultado por Nietzsche hace algún tiempo en Nápoles le aconsejó por encima de todo casarse», lo que Wagner probablemente había sabido por Malwida v. Meysenbug, quien estaba al tanto de la conversación con el profesor Schrön y a quien el propio Nietzsche confiesa abiertamente el 1 de julio de 1877, en relación con los proyectos matrimoniales: «He vuelto a tener todo un año para reflexionar y lo he dejado transcurrir en vano; y sin embargo sé ya hace tiempo que sin esto no se puede contar ni siquiera con un alivio de mis males.»
Cuando Nietzsche supo más tarde -1883- de esta correspondencia, y lo supo desfigurado por datos falsos, lo interpretó como una maldad de Wagner, como un intento de difamación, lo que acarreó, después del distanciamiento de lo que Wagner representaba en el arte, el distanciaminto personal también. Durante cinco años todavía, Nietzsche soportó el funesto error, hasta que en 1888 descargó esta decepción en el terrible ataque a Wagner.
El único que podía haber intervenido para aclarar y atenuar las cosas era Otto Eiser. Pero ya desde 1882 estaba totalmente rota la relación de ambos, que ya hacía tiempo no era muy estrecha; Eiser no volvió a saber nada de Nietzsche. Eiser murió ocho años después del hundimiento espiritual de Nietzsche; vivió, por tanto, todavía toda la tragedia humana del hombre que había admirado en otro tiempo, pero también la significación y el prestigio crecientes de Nietzsche. Pero ante todo ello, el hombre, el antiguo amigo y el médico Eiser permaneció mudo.

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IMPOSIBLE DAR CLASES EN EL PEDAGOGIO
Para el otoño de 1877 todavía hubo de alimentar algunas pocas esperanzas de poder cumplir totalmente sus obligaciones contractuales, incluidas las horas del pedagogía. En este sentido, a comienzos de agosto escribe a Paul Rée desde Rosenlaui: «A primeros de septiembre estaré de nuevo en Basilea... Se retomará todo, universidad y pedagogio: un intento.» Sólo cuando a comienzos de octubre tuvo los informes médicos que le prohibían durante años la lectura y la escritura, se vio obligado, primero por acuerdo privado y de palabra, a mantener a sus expensas la sustitución para el resto del curso escolar; sólo despues del comienzo del semestre, el 17 de octubre, hizo la petición oficial a la curaduría para que se le prolongara provisionalmente la sustitución durante medio año: «Después de que durante todo un año - gracias al favor que se me hizo concediéndome la vacación - he intentado recuperar mi salud por todos los medios y cuidados imaginables, he de confesarme al final de ese plazo, por desgracia, que no he conseguido en absoluto ese objetivo; un cuidadoso examen médico realizado últimamente por tres médicos me proporcionó la triste certeza de que son de temer peligros mucho mayores, con respecto a mi vista sobre todo, y de que he de decidirrne a tomar medidas mucho más estrictas todavía. La recomendación de los médicos es unánime en el sentido de que habría de abstenerme absolutamente durante varios años de leer y escribir... Si pienso, además, que los dolores de cabeza me roban uno o dos días por semana, me veo obligado, para poder cumplir mis obligaciones académicas durante el invierno, aunque nada más sea mal que bien, a presentar a la alta autoridad educativa la solicitud de prolongación de mi dispensa del puesto docente en el pedagogio; y esto aparte de que muy probablemente me veré obligado a nuevas decisiones sobre toda mi actividad pedagógica aquí.»
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PRESION SUAVE
El presidente de la curaduría, el senador Carl Burckhardt-Burckhardt, hizo que circulara rápidamente la petición de Nietzsche entre los miembros de la curaduría, con una propuesta de concesión; todos accedieron a ella, sólo el senador y doctor en medicina Friedrich Müller (1834-1895) añadió: «Puedo adherirme a la propuesta del presidium dado que el mismo profesor Nietzsche tiene en perspectiva una pronta y definitiva decisión; en otro caso me hubiera parecido bien una presión suave.» ¡No tenían, por tanto, todos los miembros de la curaduría la misma paciencia! Ya el 22 de octubre pudo el presidente enviarlo al Consejo de Educación, cerrando su escrito de acompañamiento con las siguientes palabras: «Tal como son las circunstancias actuales, cree la curaduría que no es posible hacer otra cosa que liberar por este invierno al profesor Nietzsche de la impartición de las clases de griego en el tercer curso del pedagogio, esperando entretanto sus próximas decisiones, y encargar de la prosecución de la clase al señor doctor Achilles Burckhardt.»
Abandono
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SOLICITUD ABANDONO DEFINITIVO
Es de suponer que Nietzsche fue informado por el presidente Carl Burckhardt - sea directamente o por Franz Overbeck - de la «presión suave» que obligara a una pronta decisión y esta vez a su debido tiempo. A Nietzsche hubo de resultarle claro, finalmente, y sin «presión» alguna, que no podía prolongar ad calendas graecas esta situación provisional. Por ello, el 11 de febrero de 1878 (esta vez con la debida antelación) elevó al presidente de la curaduría la solicitud de una definitiva separación de las obligaciones de la enseñanza en el pedagogio.- «Dado mi continuado estado precario de salud, tuve en los últimos tiempos la intención de presentarle a usted una solicitud para darme de baja de mi puesto como profesor en todas las escuelas superiores de esta ciudad. Sin embargo el consejo de mi médico y su opinión de que no hay que desesperar de una recuperación que me coloque de nuevo en la situación de cumplir mis tareas, al menos, en la universidad, me ha movido a limitar mi petición de separación definitiva de mis obligaciones al pedagogio... y a manifestar a la vez mi pesar personal por tener que separarme de un centro en el que he trabajado con gusto.» Nietzsche se remite en el escrito al informe adjunto del profesor doctor en medicina Rudolf Massini, que el 9 de febrero había expuesto al departamento de educación: «El señor profesor Nietzsche padece desde hace varios años una gran sobreexcitación de su sistema nervioso; con cuidados prolongados es previsible que vuelva a desaparecer, y es de esperar que la actividad pedagógica del paciente pueda volver a ser plena, aunque sólo después de algún tiempo. Para esto necesita, mientras tanto, de los mayores cuidados y, en cualquier caso, durante años, de vacaciones largas y total reposo entre los semestres.»
El doctor Eiscr, que obviamente conocía con anterioridad el diagnóstico de Massini, escribe el mismo 9 de febrero de 1878 a Overbeck: «La dependencia de los ataques cefalálgicos de la dolencia de ojos era la débil hipótesis que me hacía pensar, si no en la curación, sí quizá en el alivio y en un estado soportable de los padecimientos de Nietzsche. Pero al lado estaba siempre la otra alternativa de un mal independiente, estrictamente material, del cerebro, cuya prognosis sería mucho más desconsoladora: parece que la fatal posibilidad se ha convertido, por las observaciones del colega basileo, en fatal certidumbre.»

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EXONERACIÓN DEFINITIVA
La curaduría pasó también la nueva solicitud de Nietzsche al Consejo de Educación con un informe favorable y fundamentó su decisión así: - «En la presuposición de que de este modo él pueda tener lo más pronto posible perspectivas de recuperación de su salud y de prosecución de su actividad en la universidad.» El Consejo de Educación, el 7 de marzo, decidió en el sentido de la curaduría: «El señor profesor Nietzsche, en consideración a sus buenos servicios, es exonerado del pedagogio, y sus 6 horas de griego en el tercer curso encargadas al señor doctor A. Burckhardt hasta nueva orden. Se solicitará del consejo de regencia el crédito adicional de 760 francos, correspondiente a 6 horas semanales, a 190 francos al año, desde mayo hasta diciembre de 1878.» Y en las actas de la 4ª reunión, el sábado 30 de marzo de 1878, se dice: «El consejo de regencia concede, con fecha 9 de marzo, a cuenta de los créditos adicionales, 760 francos para la sustitución del Sr. Prof. Nietzsche, Dr. filol., Prof. ord., en el pedagogio . / . ad protocollum.» Como ausentes en esa sesión están anotados el senador Carl Burckhardt, el doctor Müller y el doctor Thurneysen. Con ello acabó formalmente la actividad de Nietzsche en el instituto; de hecho ya había finalizado a finales de septiembre de 1876.
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MUERTE DE BRENNER
El 17 de mayo de 1878 murió su joven amigo y seguidor Albert Brenner, sin haber cumplido todavía 22 años. Tuvo que tener un final terrible en medio de dolores. La última época la pasó en Basilea, en el hospital, donde parece que sus gritos de dolor se oían más allá, con mucho, de las calles próximas. Como tan a menudo, cuando Nietzsche era afectado fuertemente por una impresión, también esta vez cayó en su «silencio elocuente.» Sólo escribe a Köselitz el 31 de mayo: «Quiero callar muchas cosas, la muerte y los últimos tiempos atormentados de Brenner.»
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MADRE REQUIERE ENERGICAMENTE A HIJA
Igual de prematuramente acabó el intento de llevar una casa propia con el asesoramiento solícito y protector de la hermana. En estos años no se detecta rastro alguno todavía de un enturbiamiento en las buenas relaciones de los hermanos. Tuvo que haber, pues, motivos extraños para esta disolución, y no puede eludirse la sospecha de que fuera la madre, en Naumburg, la que volviera a exigir enérgicamente a la hija. Además, según su opinión, el hijo debía casarse, con lo que Elisabeth quedaría otra vez libre para dedicarse solamente a su cuidado. No hay que excluir que la aversión posterior, surgida al comienzo de su locura, de Nietzsche a la madre, tenga sus raíces aquí: en que en una fase decisiva de su vida ella no tuviera la comprensión suficiente para lo que él necesitaba más urgentemente. Pero por el momento Nietzsche evita cualquier queja al respecto. Sólo a von Seydlitz le escribe el 11 de junio de 1878: «Dentro de 14 días se hará la gran mudanza: mi querida hermana regresa para siempre con mi madre.» Hubo que volver a dejar ya la vivienda arreglada cuidadosamente por Elisabeth sólo a final de año y amueblada fundamentalmente con pertenencias de Naumburg.
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NUEVO ALOJAMIENTO
Nietzsche tuvo que regresar a su antigua existencia de soltero. Para ello encontró un sencillo alojamiento en la Bachlettenstrasse 11, parterre, a donde se mudó en julio de 1878 y donde permanecería hasta finales de semestre en la primavera de 1879, es decir, hasta su despedida de Basilea. Su nuevo hogar era más bien reducido, pero estaba en un lugar bastante despejado, a la entrada de la ciudad (¡entonces todavía!), en una de las calles orientadas al cercano pueblo de Binningen, por encima mismo del parque zoológico, abierto en 1874, y con vistas, más allá de él, a la cercana colina de St. Margarethen. El sitio proporcionaba a Nietzsche la tranquilidad necesaria y le obligaba además a una pequeña caminata diaria hasta el edificio de las clases; y del caminar diario Nietzsche esperó siempre mejoría para su estado.
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PLAN DE DIETA
En su nueva vivienda, Nietzsche, se traza un minucioso plan de dietas y de ocupación diaria: «200 semanas. Cada semana un plan semanal.   Determinación de las comidas, de los tiempos de lectura, de los lugares y tiempos de paseo, de las lecturas. El domingo temprano, informe semanal con cruces y nueva semana. - revisíón cada mes. 6-7 paseo. 7-8 desayuno. 8-9 preparación. 9 a 10 paseo. 10-11 clase. 11-12 Pfaltz o Burckhardt. 12,30-1,30 comida. 1,30-4 amigos en casa, dormir, leer. 4-7 fuera. 7-8 cena. 8-9,30 reposo. Comida: caldo de Liebig, un cuarto de cucharilla de té antes de la comida. 2 trozos de pan con jamón y 1 huevo. 6-8 nueces con pan, 2 manzanas. 2 jengibres. 2 biscuits. Cena: 1 huevo con pan. 5 nueces. Leche dulce con 1 galleta o 3 biscuits.» Este plan no puede haber sido trazado durante el tiempo de la vida en común, tampoco antes del año de vacación, puesto que estas notas se encuentran en una de las páginas finales de un cuaderno con proyectos para Humano, demasiado humano. Lo más pronto hay que situarlo a finales del verano o en el otoño de 1878; ¡y entonces Nietzsche hace planes para 200 semanas, cerca de 4 años, incluidas las «clases»!
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ADMIRACIÓN AL GENIO TRÁGICO
En la Universidad de Basilea comenzó a producirse aquella admiración que a menudo emana de hombres amenazados por la enfermedad o la desgracia; sólo esa amenaza completa el «acorde del genio», que conduce a la gloria y cuyos sonidos aislados explica Lange-Eichbauml- «Talento genial (majestas), rendimiento intelectual (fascinans), un apasionado o profundo interés objetivo (enérgicum)   la "originalidad" (mirum), el "momento trágico" (tremendum), y lo "arquetípico", lo "que hace época" (sanctum).» En todo caso, Nietzsche ya estaba entonces señalado por lo «tremendum».
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LECTURAS DE NIETZSCHE EN ESTA ÉPOCA
Sólo en el semestre de verano de 1878, después, por tanto, de la aparición de Humano, demasiado humano, sacó de la biblioteca de la universidad unos pocos libros: Historia de la poesía alemana en los siglos Xl y XII de Scherer, Brahma y los brahmanes de Haug, aconsejado por Lipiner, que le había escrito entusiasmado por él y calificando, en el mejor sentido, a ese autor como «rival» de Nietzsche, y Tratados completos de Paul de Lagarde. Retiene esos libros durante todo un año, hasta su partida de Basilea. Resulta dudoso si realmente llegó a leerlos. Mientras que él y Köselitz corrigen las pruebas de Humano, demasiado humano, pide, además, el 11 de marzo de 1878 a su editor Schmeitzner (al precio de librería) Griesebach, la literatura alemana a partir de 1770 y una traducción barata de la Historia de la literatura inglesa de Taine. El 14 de abril vuelve a escribir a Schmeitzner: «Quiero el catálogo de anticuario de Brockhaus sobre literatura inglesa y francesa, especialmente sobre traducciones alemanas del francés y del inglés», y el 23 de abril 124: «Quiero un par de libros todavía. Rénan: Diálogos filosóficos. Traducidos al alemán (aparecido en 1878). Taine: El surgimiento de la Francia moderna, tomo 1, Leipzig, Günther.» Seguramente fue Jacob Burckhardt quien llamó su atención sobre Taine; precisamente había alabado esa obra ya el 17 de abril de 1877 a su amigo Friedrich von Preen. El Taine sí parece que lo leyó, puesto que el 20 de junio de 1878 se vuelve a dirigir a Schmeitzner: «A la vez el deseo de recibir la continuación de Francia de Taine, así como Libro clásico de Lieder de E. Geibel (Berlín, Hertz).» Al cumplimentar el pedido tuvo que someterse una equivocación, puesto que el 1 de julio reclama a Schmeitzner: «Estimado señor editor, pedí el clásico (no el español) libro de Lieder de Geibel. ¡Escribo tan diabólicamente ilegible que se confunde en uno lo antiguo y lo romántico!
Lo siento, saludos cordiales, suyo F. N.»

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APARICIÓN DE HUMANO,DEMASIADO HUMANO
En los primeros días de mayo aparece en el mercado: Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus Libres. Dedicado a la memoria de Voltaire en el aniversario de su muerte, 30  de mayo de 1778, por Friedrích Nietzsche. Este largo título, algo barroco, fue acortado después, en la segunda celición aparecida en 1886 en la editorial de E. W. Fritzsch, desapareciendo la dedicatoria. Lo que ya ahora había desaparecido era toda referencia al puesto académico de Nietzsche en Basilea.
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ENTUSIASMO DE BURCKARDT ANTE Humano....
Jacob Burckardt se dirige a su amigo el barón von Preen, escribiéndole el 10 de diciembre de 1878: «¿Ha notado que Nietzsche da en su libro una media vuelta hacia el optimismo? Por desgracia su estado de salud (debilidad total de ojos y perenne dolor de cabeza con fuertes crisis cada pocos días) no es en absoluto el motivo de este cambio. Es un hombre extraordinario; respecto a todo mantiene un punto de vista peculiar, madurado personalrnente.» Y Nietzsche mismo escribe el 31 de mayo de 1878 a Köselitz, que Burckhardt «repetidamente lo ha llamado "el libro soberano"», lo que ya había contado el 12 de mayo también a Rée.
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REGALOS ANÓNIMOS  DESDE PARIS
El 30 de mayo, el día del aniversario de la muerte de Voltaire, Nietzsche tuvo ocasión de experimentar una gran alegría con motivo de su libro: recibió de París, de un remitente que quiso permanecer en el anonimato, un busto de Voltaire, por cuyo genio él se había sentido inmediatamente atraído cuando el 6 de abril de 1876 visitó su refugio en Femey, Ginebra. Nunca se supo quién fue el delicado donante, ni si hay que buscarlo en el círculo Monod- Meysenbug o atribuirlo a la bondad de la señora Louise Ott.
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FELICITACIONES DE PAUL RÉE
El 24 de abril de 1878 Nietzsche había redactado un escrito de acompañamiento para el ejemplar que la editorial regalaba a Paul Rée (fue la única carta de acompañamiento que escribió en esta ocasión, a causa de su debilidad de vista), que acababa con estas palabra: «A usted le pertenece, a los demás se les regala.»
Lo que sintió Rée por todo ello, lo muestran sus cartas de agradecimiento, como la del 10 de mayo.  «¡Oh, mi más querido amigo, que  magnífica sorpresa! No quepo en mí de placer y me he precipitado sobre él como una hambrienta fiera de presa. Esos temas, que a fin de cuentas son los que más me interesan a mí, unidos con millares de recuerdos personales y referencias casi a cada frase, hacen de él para mí el libro de los libros. Tengo la misma impresión que alguien que vive algo en lo que ya ha soñado de antemano... pero que se ha vuelto medio a olvidar ... y de repente ahora (el sueño) se presenta ante mí como realidad física ... Veo a mi propio yo proyectado hacia afuera en proporciones agrandadas. Si me es lícito mostrarme un poco atrevido, entonces permítame decirle: ¿qué clase de hombre es usted? -desde luego no un hombre, sino un conglomerado de hombres: mientras que cada uno de sus muy diferentes amigos se tortura para componer el talento - el único preciso con el que cuenta - y darle brillo, y emplea en ello todas sus energías, usted posee todos esos diferentes talentos, algunos en mayor grado, algunos en el mismo... Si los alemanes ahora no se hacen amigos de los psicólogos, emigraré a Francia. Encuentro también que toda la confección del libro en general - título, formato, impresión, Voltaire, números - está perfectamente lograda.» La respuesta a la pregunta de Rée «qué clase de hombre es usted», llegaría diez años más tarde:
Ecce Homo.
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INDIGNACIÓN DE WAGNER
Con la publicación del Humano, demasiado humano, Wagner tuvo que sentirse ofendido, aunque primero intentó disculparlo por las circunstancias (como la enfermedad de Nietzsche). Así, la carta del 24 de mayo de 1878 a Overbeck está escrita en tono compasivo: «De sus cortas indicaciones deduzco que nuestro viejo amigo Nietzsche también se mantiene apartado de usted. Ciertamente se han producido en él transformaciones llamativas: aunque quien reparara un poco, hace ya años, en sus convulsiones psíquicas, casi sólo podría decirse ahora que le ha sobrevenido, no del todo inesperadamente, una catástrofe largamente temida. He tenido el gesto amistoso hacia él de no leer su libro - después de que lo hube ojeado al abrirlo -, y no quiero esperar ni desear nada más que él me lo agradezca algún día.» Pero poco a poco fueron dominando la decepción e incluso la ira: a Wagner no le podía resultar indiferente, sobre todo viniendo de Nietzsche, su apostasía públicamente declarada ahora, que lo hería además como amigo paternal. Esto llegó tan lejos que incluso rompió con el común editor Schmeitzner, quien hasta entonces había publicado las Bayreuther Blätter, y a quien además, tomó a mal el que hubiera aceptado en su editorial el libro del judío Paul Rée. Schmeitzner informa sobre ello a Köselitz el 26 de mayo de 1878: «El número 6 de las Hojas bayreuthianas será el último que yo imprima.  ¡Malditos hipócritas! ¡Ah, todos ellos huelen a aire de iglesia! La señora Wagner va a la iglesia, él también, "aunque sólo pocas veces", como gusta de decir. Wagner no lee el libro de Nietzsche... Wagner es suficientemente desconsiderado y altivo como para ignorar a Nietzsche, según dicen. A mí me dijo que sólo se lee a Nietzsche en tanto en cuanto éste tiene que ver con él (Wagner)... Se desató además en infamias sobre Nietzsche que no olvidaré jamás, pero que ni Nietzsche ni sus amigos sabrán nunca por mí...» 
Wagner, a la vez que aborrecía el libro de Nietzsche, le entraron ganas muchas veces de reaccionar con burla. Así el 28 de mayo quería «ofrecerse la diversión de felicitar telegráficamente al profesor Nietzsche por el cumpleaños de Voltaire». Cosima lo disuadió «y propició en esto como en otras muchas cosas el silencio». Wagner no pudo atenerse a su primera decisión de no leer el libro. Para ello lo agitaba demasiado la decepción, el enfado. Ya el 29 de abril comenzó la lectura, cosa que sólo comunica a Cosima. «Resulta difícil no hablar de vez en cuando del triste libro del amigo Nietzsche», anota ella. Al día siguiente «el lastimoso libro de Nietzsche... le da (a Wagner) ocasión» para gritar a Cosima: «Nosotros nos permanecemos fieles»- entendiéndolo naturalmente en los fundamentos intelectuales. Y comienzan entonces a disputar sobre las premisas filosóficas de Nietzsche.

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DECEPCIÓN DE COSIMA
Así, el 12 de junio dice Cosima a Wagner: «Que yo no entendía cómo cierta gente (!) encontraba placer en ciertos libros como, por ejemplo, Historia del materialismo (Fr. A. Lange)», y Wagner responde: «Se trata fundamentalmente de ignorantes que piensan que el saber ha de llegar dando un estampido». Por supuesto que tratan también del influjo de Paul Rée, y Wagner dice (el 24 de junio): «Comprendo que le agrade más el trato de Rée que el mío.» Y a la sospecha de Cosima de que sus escritos anteriores no le salieran a Nietzsche de dentro, sino que fueran «reflejos» (Reflexe), Wagner responde: «Ahora son borrones de Rée (Réekleckse).»
Suena como una justificación de sus propios conflictos, cuando el 9 de junio Cosima menciona: «El libro de Nietzsche causa muchos cuidados entre los amigos.» Hasta el final de junio Wagner lo ha leído entero y lo empalma el 30 de junio con una corta lectura de Voltaire. Poco antes (el 31 de mayo) había censurado en Voltaire «la frivolidad que mueve a ese espíritu a rechazar a Cristo y a aceptar a Jehová», alabando, por el contrario a Renan -¡a quien Nietzsche habría de rechazar más tarde!

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TRISTEZA DE MALWIDA
Malwida v. Meysenbug intentó defender a Nietzsche y a su libro contra la rebosante crítica de Bayreuth; incluso le gustaron algunas partes que ella ya conocía de Sorrento, pero ya no se trataba de la aprobación alegre y convencida que había dado a los escritos anteriores, y, sobre todo, estaba triste por las manifestaciones de Nietzsche respecto a «la mujer». Dice en su libro Individualidades: «Muchos de estos aforismos eran acertados e ingeniosos, pero otros me desagradaron, pareciéndome que no eran dignos de Nietzsche.»  
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DESAGRADO DE OVERBECK Y RODHE
También el amigo Overbeck, el compañero de vivienda que en algún tiempo había sido una caverna de producción tan «volcánica», se sintió, cuando menos, sorprendido por el nuevo libro -¿o fue quizá más bien su esposa, por los mismos motivos que Malwida, porque se sentía minusvalorada como mujer? En cualquier caso, Rohde pudo escribir el 16 de junio a Overbeek: «También para mí, naturalmente, el nuevo libro de Nietzsche, con ese título poco feliz, ha sido durante las últimas semanas continuo objeto de extrañeza y, en su mayor parte, de dolorosa extrañeza. Estoy total y absolutamente de acuerdo con usted, y no necesito añadir, por ello, casi nada a lo que usted mismo escribe respecto a sus impresiones.»
 Mientras que Overbeck, según parece, sólo manifiesta sus objeciones. Rohde ataca directamente, y el 16 de junio escribe a Nietzsche una larga carta en la que trata inteligente e incluso cariñosamente la problemática. Al hacerlo se defiende como filólogo, puesto que es el único crítico que ve las fuentes: los sensualistas franceses a través de Rée. Se trata propiamente de la objeción fundamental contra el libro, extendida entre todos sus amigos y continuada más tarde, de que Nietzsche se ha «convertido en Rée».

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SOBRE EL PARSIFAL
En el posterior recuerdo del Ecce homo, Nietzsche suelda en una imagen todo el conflicto con Wagner: «Cuando el libro llegó terminado a mis manos... envié, entre otros, también dos ejemplares a Bayreuth. Por un milagro de sentido del destino, me llegó al mismo tiempo un hermoso ejemplar del texto del Parsifal, con la dedicatoria de Wagner a mí, "a su caro amigo Friedrich Nietzsche, Richard Wagner, Consejero eclesiástico. Este cruce de ambos libros, fue para mí como si con ocasión suya oyera un tono ominoso. ¿No sonaba como si se cruzaran espadas? En todo caso ambos lo sentimos así: puesto que ambos callamos. Por esa época aparecieron las primeras Hojas bayreuthianas.- comprendí para qué habia llegado el momento más oportuno. ¡Increíble! Wagner se había vuelto piadoso Ya dos años antes de ese pasaje del Ecce homo, Nietzsche había escrito en el prólogo de la segunda parte de la segunda edición de Humano, demasiado humano. «Richard Wagner, aparentemente el vencedor, en realidad un romántico caduco, desesperado, se echó repentinamente, desvalido y roto, a los pies de la cruz cristiana. ¿No hubo ningún alemán que tuviera entonces ojos en la cabeza, compasión en su conciencia, para esa horripilante comedia? ¿Fui yo el único que sufrió por él?»
Nietzsche leyó inmediatamente el libreto del Parsifal, como lo da a entender el que ya el 4 de enero escribiera al respecto al barón von Seydlitz: «Impresión de la primera lectura: más Liszt que Wagner, espíritu de la contrarreforma; para mí, que estoy demasiado acostumbrado a lo griego, a lo humano en general, todo me resulta excesivamente limitado cristiano- temporalmente; mucha psicología fantástica; ninguna carne y demasiada sangre (sobre todo la cena me parece excesivamente sangrienta); además no me gustan las mujerucas histéricas; muchas de las cosas que puede soportar el ojo interior, apenas podrán sufrirse en la representación: imagínese usted a nuestros actores orando, temblando y con cuellos extáticos. El interior del castillo del Santo Grial no puede resultar efectivo en el escenario, así como tampoco el cisne herido. Todas estas bellas invenciones pertenecen a la epopeya y, como se ha dicho, son para el ojo interior...»  Y aquí se revela Nietzsche muy sensible. Santo Grial, comunidad del Santo Grial, interior del templo y Parsifal le resultan, en su simbolismo de Cristo, si no exactamente «sancta» (intocables), sí empero «pudenda».

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RUPTURA ENTRE WAGNER Y NIETZSCHE
La mayor decepción para Wagner fue sin lugar a dudas que Nietzsche hubiera abandonado la base común de la filosofía schopenhaueriana, que incluso le hubiera declarado la guerra y negara así también el anclaje metafísico schopenhaueriano de la música, con lo cual se cuestionaba a la vez el lugar y el valor del arte y del artista. Todavía en diciembre de 1877 (el 17) Wagner había hecho a Wolzogen una decidida profesión de partidismo por Schopenhauer-. Con el abandono de Nietzsche de esta base se separaron mundos. Wagner hubo de considerar el camino de Nietzsche como un extravío total, como el juego de un bufón filósofo.
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ATAQUE PUBLICO DE WAGNER
Wagner, por su parte, puso claridad en esta situación todavía fluctuante al pasar enérgicamente al ataque plenamente público. En las Bayreuther Blätter de agosto y de septiembre publicó un panfleto, con el título de «Público y popularidad», en el que, sin nombrar a Nietzsche, pero inequívocamente para quien estuviera nada más que un poco al tanto, trituraba las tesis fundamentales de Nietzsche, su posición filosófica, e intentaba ridiculizarlo como el típico profesor insípido y arrogante.
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ALEGRIA DE WAGNER
Cosima hubo de enterarse por algún camino de «que Nietzsche se ha hecho suprimir del envío de las Hojas», lo que cuenta a Wagner el 8 de noviembre258, a lo que éste responde: «Eso me alegra.»
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NIETZSCHE AFECTADO POR EL SILENCIO DE COSIMA
Con el tiempo, sin embargo, el silencio, sobre todo el de Cosima, hubo de hacerle sufrir; él se prometía de los sentimientos amistosos de ella que alguna vez volvieran a tender el puente hasta Wagner. Pero esta vez se equivocó. Cosima se había sentido afectada personalmente, defraudada en su fe en una persona querida suya; por eso su ruptura fue quizá más radical que la del propio Wagner: quiso borrar a Nietzsche de su memoria, destruyó sus cartas; ¡una pérdida irreparable para la investigación sobre Nietzsche!
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INTERCESIÓN DE LA HERMANA DE NIETZSCHE
Elisabeth escribió dos veces a Cosima intercediendo por el hermano. El 8 de enero de 1879 llega una carta a Bayreuth en la que Elisabeth se atreve a afirmar incluso que su hermano desea una representación del Parsifal, lo que produce sólo «una amarga sonrisa» en Wagner. ¡El ya no cree en el poder de convicción de las representaciones!» Y de nuevo, el 28 de enero, «una buena carta de E. Nietzsche lleva la conversación al triste libro de su hermano
» y Richard desarrolla la idea de «cómo con la admiración desaparece todo; ella es la auténtica religión; yo no puedo ser sin pecado como Jesús, pero puedo admirar la ausencia de pecado, disculpanne ante mi ideal si le soy infiel. Pero a nuestro tiempo le falta el sentido para lo grande, no sabe reconocer un gran carácter. ¡No surge ninguna ligazón con él.»
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El AUTOR DE HUMANO, DEMASIDADO HUMANO NO EXISTE PARA COSIMA
Cosima sólo responde a la hermana de Nietzsche el 1 de marzo: «El libro de tu hermano me ha llenado de preocupación; ya sé que estaba enfermo cuando escribió todas esas frases intelectualmente tan irrelevantes, moralmente tan deplorables, cuando él, el pensador profundo, trató con superficialidad de todo lo serio y habló sobre cosas que no conoce... Sólo lo he leído un poco, porque eso poco me dijo que tu hermano algún día me agradecería no haber conocido más pormenorizadamente esa obra... guardemos silencio al respecto, al autor de esa obra no lo conozco; a tu hermano, sin embargo, que nos ha proporcionado cosas tan magníficas, sí lo conozco y lo quiero, y esto sigue viviendo en mí... El lenguaje me ha parecido pretencioso y descuidado... ; casi en cada frase... creo poder demostrar superficialidad y sofístico infantil, y el que el autor de ello piense realmente que Parsifal pueda estar ahí para refutarlo, es un signo de ese darse- importancia del que habla Goethe, del mismo modo que el libro entero es un signo de que el autor ya no tenía la fuerza de valorarse a sí mismo... Aquí quiero volver a llamar en ayuda a mi explicación fisiológica; un organismo descompuesto ya no tiene fuerza para soportar ciertas sensaciones y opiniones, y las molestias lo impulsan a traicionarlas... Y ante el hecho de que el traidor no tuviera fuerza para guardar silencio y sintiera la necesidad de documentar su circunstancia interior por medio de cosas que no dicen nada intelectualmente y que moralmente son sospechosas, ante eso sólo puede gritársele con la más profunda compasión: "¡Oh, tú, desdichado! "... Y el que el autor mismo no crea realmente lo que escribe..., esto, por desgracia, la gente lo comprende... y yo lo califico como sofístico, a la cual sólo le pediría que fuera más brillante y que las paradojas fueran capaces realmente de impresionar a uno; lo que, como muchas de las extravagancias de un ingenio chispeante, podría causar regocijo. Pero ser mezquino e insincero, insolente y necesitado, es algo que resulta triste; ¡y con estas palabras de auténtica compasión acabo por fin! ¡Que la traición produzca buenos frutos al autor! Como he dicho, él se encuentra ahora en la sociedad más numerosa y sólo ha abandonado un estrecho círculo muy pequeño.»

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FRACASO EDITORIAL
El «pequeño círculo» de Cosirna no compró el libro (¡si el propio maestro y Sra. no lo leían!), y el «nuevo círculo» no estaba todavía formado; así, se convirtió en un fracaso editorial, del que Nietzsche, el 25 de junio de 1878, intenba consolar al editor: «Ciertamente no le tengo que dar ánimo; sus experiencias son amargas, pero ¿no es verdad que ambos vamos a intentar sinceramente seguir siendo "dulces", es decir, frutas buenas, a las que no pueden dañar demasiado las malas noches? El sol volverá a salir, aunque no sea el sol de Bayreuth. ¿Quién puede decir ahora dónde está la salida y dónde el ocaso, y quién sentirse seguro de error? Pero no quiero ocultar que bendigo de todo corazón la aparición de mi libro de luz librepensadora en un momento en que las nubes se acumulan oscureciendo el cielo cultural de Europa, y el propósito oscurantista se considera casi como moralidad.»
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ENVIO DE Humano, demasiado humano a BISMARCK
El editor de Nietzsche, Schmeitzner tuvo la ocurrencia de enviar la obra de Nietzsche al mismo Bismarck. Y éste no supo más que hacer la observación de que los tipos latinos con los que había sido impreso el libro hacían a un texto alemán difícilmente legible. Nietzsche glosó el incidente de su editor: «Bien, estirado Sr. editor, ya tiene usted ahí la gran manugrafía del gran hombre. A pesar de que él dé las gracias tan atentamente, creo, dicho sea en confianza, que, si llega a leer realmente el libro, lo arroja contra la pared. Pero esto me atañería a mí, no a usted.» El 3 de septiembre vuelve de nuevo a esa crítica y escribe a Schmeitzner: «Soy de la opinión de Bismarck, mientras los periódicos alemanes se impriman como hasta ahora. Para ciertos lectores son buenos los caracteres latinos porque impiden la lectura precipitada. Más cosas sobre toda esta cuestión, en Navidades, cuando espero verlo.»
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OLA DE CALOR EN SUS VACACIONES
En el mes de julio, una ola de calor sobre la depresión del alto Rin había literalmente paralizado la vida en Basilea. Para evitarla, Nietzsche pasó el fin de semana del 20 de julio en el Jura, en «su» Frohburg, pero tiene que quejarse a la hermana: «... ¡ah, qué calor hace también aquí! Aunque, después de todo, es humanamente soportable. A la hora de la comida, 90 personas en la mesa; ni en la comida ni en la cena me uní a la mesa por los consabidos motivos, feliz de que mi estómago no rechazara ni la leche ni los huevos crudos.»
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MIRADA AL REFUGIO MATERNO
El 13 de septiembre escribe a su casa: «¡No sé qué diréis! Quiero ir con vosotras: me encuentro tan mal que no sé valerme y, para mi desgracia, el semestre de invierno se acerca. Aquello que os escribí fue sólo un resplandor momentáneo. El próximo viernes por la tarde quiero estar con vosotras.» El 18 de septiembre visitó a la señora Baumgartner y decide hacer una visita a Overbeck que se encontraba en Zürich: «El jueves (aproximadamente a mediodía) llegaré, si no recibo ninguna indicación en contra, a Zürich, o sea, como el año pasado. (¡Vaya año que queda entremedias; horror y pavor!)»; pero a causa de su mal estado de salud no puede atreverse ni a hacer siquiera ese viaje. Overbeck le escribe el 19 de septiembre.- «Tu postal de ayer fue un sobresalto después de las buenas noticias de la penúltima, y el aplazamiento hoy de tu llegada nos hace suponer, por desgracia, que te encuentras mal por el momento. Ven tan pronto como te vaya siquiera medio bien, también aquí puedes reponerte.» Nietzsche hubo de viajar a Zürich el 20, a más tardar el 21, desde donde el 21 escribe a su madre: «Desde aquí (casa Falkenstein), queridas mías, el anuncio de que, siguiendo vuestra proposición, llegaré el martes a Naumburg (en caso de que la mala salud no me juegue una mala pasada)... Aquí son muy buenos conmigo, me cuidan y atienden más de lo que merezco. Ahora mismo acabo de hacer gimnasia en la habitación.» Así, el 23 de septiembre vuelve ya a emprender viaje por Lindau hasta Leipzig, y llega el 24 a Naumburg, donde goza con toda tranquilidad de los cuidados de la madre, hasta que el comienzo del semestre de invierno lo obliga a volver a Basilea. Tampoco en Naumburg suceden las cosas óptimamente para él; el día de la partida (17 de octubre) comunica rápidamente el cambio de residencia a Schmeitzner: «Partida prevista inmediatamente, tras semanas muy malas, sufriendo mucho.» ¡Esta tarjeta postal parece ser la única «correspondencia» de las tres semanas de Naumburg! El 18 de octubre llega Nietzsche a Basilea y al día siguiente informa a casa: «Aquí estoy, sentado, la cabeza llena de dolores. Tras mí el viaje, como un mal sueño... Perdonad si a menudo estuve desabrido, el yugo de la enfermedad me oprime excesivamente. También el pobre Rée está enfermo, una especie de fiebre nerviosa.»
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ATENDIDO EN SU VUELTA A BASILEA
Es evidente que, sobre todo, Marie Baumgartner y, claro está,  los de la casa de Naumburg,  se preocupan vivamente por su bienestar físico y le procuran sus siempre apetecidos bizcochos, frutas y embutidos. También la señora Overbeck le envía asado de corzo y pollo asado («de procedencia francesa meridional... he comido de ello cuatro veces», como escribe el 9 de noviembre),
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CELOS DE LOS DE NAUMBURG
Los cuidados de los que Nietzsche era objeto en Basilea no es vista en Naumburg sin ciertos celos, como demuestra la supresión de ciertos párrafos presentes en la edición de las Cartas completas. También de la carta del 30 de noviembre de 1878 falta un párrafo: «... los tres racimos de uvas de la señora Baumgartner no tuvieron la culpa, los comí cuando ya había pasado el ataque.» Hubo de expresársele, por tanto, desde Naumburg la sospecha de que estos servicios amorosos lo perjudicarían, al contrario que los envíos de embutidos y jamón desde casa. Con respecto a éstos no se admite crítica alguna, y cuando Nietzsche se atreve a hacer una vez una observación, es sermoneado y tiene que retractarse. El 28 de octubre había hecho la siguiente observación: «Todavía no he acabado el jamón, el embutido no lo he empezado. No me volváis a enviar más cosas de éstas hasta que yo no os lo pida, para que no resulte demasiado cerdo.» Y el 2 de noviembre añade todavía: «La carne de Brunswick me resulta excesivamente salada. Tanto el jamón como el embutido.» El 8 de noviembre comienza a dar marcha atrás: «¿No os habré ofendido con la pequeña nota marginal de mi última carta? Lo veo por todas partes, hay que ser pacientes unos con otros, cualquiera puede decir en cualquier momento algo necio y precipitado»; y el 9 de noviembre, finalmente. «Los cocidos de Naumburg son muy buenos ... El embutido de Brunswick ya cuenta ahora también con mi simpatía.»
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INFECCIÓN DE UNA UÑA EN NAVIDADES
Además de su estado crónico de sufrimiento, en diciembre y en enero Nietzsche padeció una infección aguda en la uña de un dedo. Tuvo que ir diariamente a la clínica para recibir tratamiento. El invierno de 1878 llegó desacostumbradamente muy pronto y muy duro, con mucha nieve; a Nietzsche le alegró ese tiempo y la obligación que le imponía de andar diariamente en medio del claro aire nevoso. Lo único molesto es que se había comprometido en planes para las vacaciones, y no pudo ir esas Navidades a ninguna parte, sino que tuvo que quedarse en Basilea. Le faltaba: el calor humano. El año anterior y el de 1875 los había celebrado con Elisabeth en la propia casa, el año de en medio,1876, en la comunidad sorrentina, y los años anteriores en Naumburg o en Trisbschen. Así que esta vez, a la acoscumbrada excitación de ánimo, que todos los años iba emparejada con estas fiestas, y a la secuela de ello, la desesperada situación enfermiza, se unió, pues, una soledad tremenda. El 11 de enero a la madre: «El día de Año Nuevo resultó una mala entrada en el nuevo año... El dedo ha vuelto a empeorar también... El paisaje está otra vez nevado y hace frío.»
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ATAQUES Y MALESTAR EN INVIERNO DE 1789
El 18 de enero de 1879 escribe:  «¡Tras mí la peor semana del invierno! El lunes mal, el martes ataque, el miércoles mal, el jueves y viernes nuevo ataque muy fuerte, interminable, hoy roto y cansado.» Y de nuevo el 9 de febrero: «Durante tres días no pude escribir ni una línea, muy mal otra vez, la semana entera, a pesar de haber interrumpido el trabajo. Ahora tiene que volver a irme mejor. Las clases me obligan a reflexionar demasiado; a parte de eso no hago nada en limpio; nunca he vivido un invierno tan a expensas de mejorar la salud; por eso me resulta muy instructivo. Con el estómago lo he conseguido espléndidamente. Pero la dolencia de ojos aumenta; las contracciones (que me obligan a mantener medio cerrado durante horas el ojo derecho) se extienden en los días peores a todo el cuerpo.» Una semana más tarde, el 17 de febrero, continúa ofreciéndose la imagen de siempre. «Semana mala. Se me quitan las ganas de narrarla detalladamente. El tiempo fue muy desapacible. El estómago en orden, el plan de vida tan prudente como es posible. Los ojos ya no dan abasto para las clases, de la cabeza mejor no hablar. (Tuve dolor de cabeza durante los seis días, excepto cuando dormía).» Y todo esto va en aumento: el 28 de febrero: «Queridas mías, desde entonces he sufrido inenarrablemente. Un ataque de 4 días y otro de 6 días, ambos de la mayor fuerza. A la vez vómito tras vómito... Sólo me atreví a dar un curso, ahora me resulta de nuevo imposible durante una semana.» Y el 9 de marzo: «Hubo una noche en que pensé que no la sobreviviría.»
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PLANES EN MEDIO DE LA ENFERMEDAD
Pero a pesar de ello Nietzsche no se entrega; entabla un duro combate con el dictado del destino. El 17 de febrero encarga a Elisabeth «traducir bien todos los juicios sobre asuntos literarios de Doudan», y el 9 de marzo le advierte todavía: «¡Espero diariamente algunos pliegos de Doudan, mi querida llama! ¡Perdón! Lo necesito; dime exactamente si puedes o quieres hacerlo (he de poder confiarme en la traducción).» El 1 de marzo también pide a la señora Baumgartner el mismo favor- «¿me podría traducir ocasionalmente juicios literarios de las Lettres á une inconnue de Merimée?» Ella lo hace y él se lo agradece el 6 de abril (desde Ginebra) - «El domingo de Ramos, que todos los años vivo con sentimientos infantiles y con infantiles deseos de renovada alegría, y que, consecuentemente, siempre se convierte más bien en un día melancólico, me trajo su saludo y la continuación de Mérimée, le estoy muy agradecido por ambas cosas. Merimée es un artista de primera categoría y tan dispuesto como persona a ser claro y a ver claro: me hace mucho bien.» Aunque el 30 de marzo, en medio de los peores sufrimientos, escribe a Overbeck.- «Para mi soledad no hay cura alguna. -Los Dialogues des morts de Fontenelle son para mí como parientes cercanos», busca sin embargo incentivo intelectual, y lo busca ante todo, de modo notorio, en la literatura francesa.
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ESPERANZA DE CURACIÓN FÍSICA
Tampoco abandona la esperanza de una curación física. El 9 de marzo informa a casa de una cura de agua fría, a la que cree deber una corta «mejoría», y vuelve a planear una nueva estancia en un balneario, para la que le parece aconsejable Rehme (Bad Oeynhausen, en Westfalia). «También Overbeck supo informarme de la influencia benéfica de Rehme sobre los dolores de cabeza», escribe el 9 de marzo a casa; pero ya el 14 de marzo vuelve a puntualizar: «Estoy informado (médico-científicamente) con toda exactitud de detalles sobre Rehme. No existe un balneario para mis dolencias de cabeza. Pero podría intentarse quizá todavía un descanso de al menos 5 años (ya no creo en ninguna curación, no os podeis hacer una idea de la conmoción del cerebro, del apagamiento de los ojos). Overbeek piensa que menos de 5 años sería absurdo; salgo el viernes dentro de ocho días (es decir, de hoy en ocho días).»
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PLAN DE VIAJE A VENECIA
Köselitz lo había instado ya en el otoño de 1878 a una estancia en Venecia, en el lado del Lido vuelto hacia el mar. Incluso le había pintado acuarelas para convencerlo. Pero los amigos de Basilea, sobre todo Jacob Burckhardt, lo habían apartado de ese plan, por el que Nietzsche, rápido como era él en tales cosas, se había entusiasmado de veras. Todavía el 1 de marzo de 1879 había escrito a Kóselitz: «Plan provisional. El martes 25 de marzo a las 7,45 de la tarde llego a Venecia y soy embarcado por usted... No quiero ver nada, nada más que ocasionalmente. Sí sentarme en la plaza de San Marcos y oír música militar a pleno sol. Todos los días de fiesta oiré la misa en San Marcos. Quiero pasear con toda tranquilidad por los jardines públicos. Comer buenos higos. También ostras... La mayor tranquilidad. Llevo conmigo unos cuantos libros. Baños calientes en Barbese.»
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ABANDONO IDEA VIAJE A VENECIA
Dos días antes del anunciado viaje a Venecia, adelantado ahora al 21 de marzo,   Nietzsche está indeciso: «Otro terrible ataque (el segundo con vómitos del invierno) que me ha roto totalmente: tuve que interrumpir definitivamente las lecciones. Salgo el viernes por la mañana temprano. ¿A dónde? No lo sé todavía. Hasta el lunes o martes tendréis noticias mías al respecto.» Va primero a Ginebra: «He bajado aquí, solo; ya no me atrevo a cruzar las montañas, me encuentro muy mal. También aquí» , notifica el 23 de marzo a casa. Se instala primero en el Hótel de la Gare, pero ya en los primeros días se traslada al lago, escribiendo el 25 de marzo a Overbeck desde el Hótel Richemont: «Un ataque del peor tipo (con muchos vómitos). Estómago enfermo, descompuesto, de continuo. Bien, quiero resistir»; y el 30 de marzo: «Entretanto he vuelto a cambiar de alojamiento, aunque dentro del mismo hotel. Vivo muy alto (5º piso), bella, saludablemente, en el antiguo aposento de los Diday, hacia el lago. Mi vida es más tortura que descanso... "¡Ojála estuviera ciego!" Este tonto deseo se ha convertido para mí ahora en una filosofía. Puesto que ni leo ni debo leer, así como tampoco debo pensar, ¡y pienso!»
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SUJETO DE VERTIGINOSOS RISCOS
El 6 de abril, Domingo de Ramos, no solamente le llega y lo alegra el saludo y la traducción de Mérimée de la señora Baumgartner, sino también una extensa carta de Jacob Burckhardt agradeciéndole el envío de Opiniones y dichos varios: «He leído y paladeado el apéndice a Humano... con renovado asombro sobre el libre fluir de su espíritu. Nunca he penetrado, como es sabido, en el templo del auténtico pensamiento, sino que toda mi vida me he recreado en el patio y en los pórticos del períbolo, donde reina lo plástico en el más amplio sentido de la palabra. Y ahora en su libro se ha atendido, desde cualquier punto de vista, e incluso para un negligente peregrino como yo soy, a las cosas más sustanciales. Allí a donde yo no llego, veo, con una mezcla de temor y placer, con qué seguridad se pasea usted por los vertiginosos riscos, e intento hacerme una imagen de aquello que usted ha de ver en la profundidad y lejanía... ¿Qué diría el viejo Montaigne? Ahora conozco cantidad de máximas que realmente le envidiaría a usted La Rochefoucault, por ejemplo ... » La metáfora del paseante sobre riscos es una de aquellas expresiones de alabanza que más afectaron a Nietzsche y que incluso ejercieron un influjo decisivo sobre su pensamiento y su autovaloración (más tarde será la expresión de J. V. Widtnann de «dinamita»). Sin quererlo,con ello Burckhardt dio un impulso al «zaratustrianisrno»; el escalador audaz se convirtió en un ideal de Nietzsche, dado que él como paseante era algo totalmente diferente. Ya a causa de su miopía no podía abandonar los caminos trazados. En su entusiasmo ingenuo Nietzsche no se dio cuenta de que en las palabras de Burckhardt había también una cierta reserva: Burckhardt no era un «paseante de riscos», ni siquiera en el terreno intelectual, a pesar de toda su grandiosa perspectiva sobre los hechos históricos; tampoco quería serlo, no era su «ideal».
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SOLICITUD DE CESE DEFINITIVO
Con fecha 2 de mayo de 1879 Nietzsche dirige al presidente del consejo de educación la solicitud de cese. Está escrita en bella letra antigua, por una mano extraña, y únicamente trae la firma autógrafa de Nietzsche. Viene fechada en «Basilea», aunque Nietzsche estaba ya entonces otra vez en Ginebra; dice: «¡Muy respetado Sr. Presidente! El estado de mí salud, a causa del cual ya me he visto obligado a dirigirle varias solicitudes a usted, me hace dar hoy el último paso y manifestar el ruego de que me sea permitido apartarme del puesto que ostentaba hasta ahora corno profesor de la universidad. Los dolores de cabeza, que últimamente han seguido creciendo hasta hacerse extremos, el costo de tiempo, cada vez más grande, que me suponen más ataques de cada dos hasta seis días, la disminución considerable de mi capacidad de visión, recientemente constatada (por el señor profesor Schiess) que apenas me permite todavía leer y escribir veinte minutos sin dolores, todo esto junto me obliga a declarar que ya no puedo atender a mis obligaciones académicas, sí, que desde ahora ya no puedo cumplirlas... Así, sólo me resta, remitiéndome al § 20 de la ley universitaria, expresar, con profundo pesar, el deseo de mi cese, dando a la vez las gracias por las muchas pruebas de benevolente indulgencia que los altos organismos me han dado desde el día de mi contratación hasta hoy ... »
Entretanto Overbeck ha alarmado a la hermana, que viene el 10 de mayo a Basilea. A continuación viajan ambos juntos a una cura a Schioss Bremgarten, Berna, donde, sin embargo, él apenas permanece una semana. Es asaltado por una intranquilidad tremenda. Mientras tanto Elisabeth concluyó la liquidación de la vivienda de Basilea.

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RESPUESTA DE LA REGENCIA DE BASILEA
El 14 de junio la regencia de Basilea trata de la solicitud de cese de Nietzsche y la concede con fecha de cese de 30 de junio de 1879. Hasta ese día Nietzsche recibe su sueldo: «El consejo de regencia del cantón de la ciudad de Basilea, a petición del departamento de educación, concede al Sr. Dr. phil. Friedrich Nietzsche, empleado desde la Pascua de 1869 en la universidad y en el pedagogio como profesor de lengua y literatura griegas, el cese, pedido por él mismo por motivos de salud, para el final del mes corriente; testimonia al mismo las sinceras gracias de las autoridades por el extraordinario modo en que ha desempeñado su cargo, y le concede para los próximos seis años una pensión de mil francos anuales.» Adjuntaba el largo informe justificativo del entonces presidente del departamento de educación, el doctor Paul Speiser, que había propuesto: «Bajo estas circunstancias no podemos menos que dar curso a la petición de cese, por más que sea de lamentar la pérdida de un profesor tan extraordinario.»
Para la determinación de la pensión se consideró que la universidad, asimismo, había concedido para el mismo fin, del fondo Heusler, la cantidad de 1.000 francos durante seis años, y la Sociedad Académica, por su parte, 1.000 francos, en nombre de algunos miembros, por lo que Nietzsche alcanza una pensión de 3.000 francos anuales. El tema de la pensión será una cuestión que, ya con Nietzsche hundido, dará mucho que hablar.
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En el grabado La melancolía (1514) Alberto Durero simboliza la relación entre la ética, la teología y las ideas intelectuales. La melancolía representa al artista, que posee el conocimiento y la técnica para crear pero cuya inspiración se resiste a levantar vuelo.