LIBRO III DE LA REPÚBLICA
COMENTARIO1
(386a-392c) 

386ª-392c: En los inicios del libro III Sócrates y Adimanto siguen analizando el tema de la educación de los guardines y las cuestiones que éstos deberían o no deberían aprender. Siguiendo, por tanto, esta linea de investigación, Sócrates, propone prescindir de aquellos pasajes míticos en los que se habla acerca del Hades como algo terrible pues eso haría que los guerreros temieran la muerte y se comportaran de modo servil en el campo de batalla. En este contexto Sócrates proponer tachar versos homéricos del tipo siguiente: la lóbrega casa tremenda incluso en los dioses espanto produce, o aquel que dice cual murciélagos dentro de un antro asombroso que, si alguno se cae de su piedra, revuelan y gritan aglomerándose llenos de espanto, tal ellas entonces exhalando quejidos marchaban en grupo. Propone tambien Sócrates suprimir en la enseñanza de los guardianes todos los nombres terribles y espantosos relacionados con el Hades: Cocito, Estige,Espíritus. {Ver texto1a}
Tambien deberían desaparecer los gemidos y los sollozos en boca de hombres bien reputados ya que ningún hombre de pro debería considerar la muerte como cosa temible. Por ello, señala que los guerreros no deberían leer versos como aquellos en donde se presenta a Aquiles con ambas manos cogiendo puñados de polvo negruzco y vertiéndolo sobre su pelo. Y es que, según Sócrates, si los jovenes guardianes oyesen en serio tales manifestaciones, entonces ante el más leve contratiempo se entregarían a largos trenos y lamentaciones sin sentir la menor vergüenza ni demostrar ninguna entereza.
{Ver texto2a}
Sócrates rechaza tambien todos aquellos pasajes en donde se presenta a los grandes hombres o a los dioses dominados por la risa. Afirma que no aceptarán pasajes como los de Homero que dicen: e inextinguible nació entre los dioses la risa cuando vieron a Hefesto en la sala afanándose tanto. Tampoco deben los jovenes guardianes tener acceso a aquellos pasajes que no sean aptos para infundir en ellos la virtud de la templanza. En este contexto Sócrates rechaza aquellos textos de lo poetas en donde se presente la gula virtud placencera: delante las mesas ven repletas de carnes y pan y el copero les saca de la gruesa cratera el licor y lo escancia en las copas.
{Ver texto3a}
O aquelos pasajes en donde se presenta al mismo Zeus dominado por la pasión amorosa y excitándose de tal modo al contemplar a Hera, que no tiene paciencia para entrar en su aposento, sino que quiere yacer con ella allí mismo, en tierra. O el episodio en que Hefesto encadena a Afrodita y a Ares por motivos semejantes. Tambien deberían desparecer de la vista de los jovenes guerreros aquellos pasajes en donde se muestra a hombre dioses como venales y ávidos de riquezas: a los dioses y nobles monarcas persuades los dones. O el preceptor de Aquiles que le aconsejaba que, si le hacían regalos los aqueos, les ayudase, pero, en caso contrario, no depusiera su rencor contra ellos. En definitiva, Sócrates propone, por tanto, obligar a los poetas a decir que semejantes hechos y dichos no son obras de los heroes o los dioses ya que es imposble, como se ha establecido anteriormente, que ellos puedan ser causa de algo malo. Es necesario, por tanto, atajar el paso a esta clase de mitos. A continuación, Sócrates se pregunta si, despues de haberse ocupado de cómo debería de hablarse a los guardianes acerca de los dioses, de los demones y heroes y de las cosas de ultratumba, quedan aún temas por investigar. Señala que parece que falta tratar acerca de los pasajes que hablan acerca de los hombres. Confiesa que aquí se encuentran en un atolladero pues si no saben todavía que es la justicia como cuestionar las afirmaciones presentes en muchos pasajes de la mitología acerca de que existen hombre malos pero que son felices mientras que otros que son justos son totalmente desafortunados, y que tra cuenta el ser malo con tal de que ello pase inadvertido, y que la justicia es un bien para el prójimo, pero la ruina para quien la practica.
{Ver texto4a}

Presentación



















TEXTO1A
(386a-387d)

-Bien --concluí-. Tales son, según parece, las cosas relativas a los dioses que pueden o no escuchar desde su niñez los que deban honrar más tarde a la divinidad y a sus progenitores y tener en no pequeño aprecio sus mutuas relaciones de amistad.
-Sí --dijo---, y creo acertadas nuestras normas.
-Ahora bien, ¿qué hacer para que sean valientes? ¿No les diremos acaso cosas tales que les induzcan a no temer en absoluto a la muerte? ¿O piensas tal vez que puede ser valeroso quien sienta en su ánimo ese temor?
-¡No, por Zeus ----exclamó.
-¿Pues qué? Quien crea que existe el Hades y que es terrible, ¿podrá no temer a la muerte y preferirla en las batallas a la derrota y servidumbre?
-En modo alguno.
-Me parece, pues, necesario que vigilemos también a los que se dedican a contar esta clase de fábulas y que les roguemos que no denigren tan sin consideración todo lo del Hades, sino que lo alaben, pues lo que dicen actualmente ni es verdad ni beneficia a los que han de necesitar valor el día de mañana.
-Es necesario, sí -asintió.
-Borraremos, pues --dije yo-, empezando por los versos siguientes, todos los similares a ellos:
«Yo más querría ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal y de corta despensa
que reinar sobre todos los muertos que allá fenecieron»

O bien -.
«Y a inmortales y humanos la lóbrega casa tremenda se mostrara que incluso en los dioses espanto produce»
O bien:
«¡Ay de mí! Por lo visto en el Hades perduran el alma y la imagen por más que privadas de mente se encuentren».
O esto otro:
«... conservar la razón, rodeado de sombras errantes»
O bien:
«Y el alma sus miembros dejó y se fue al Hades volando y llorando su sino y la fuerza y hombría perdidas»
O aquello otro de
«Y el alma chiflando se fue bajo tierra lo mismo que el humo».
Y lo de
«Cual murciélagos dentro de un antro asombroso que, si alguno se cae de su piedra, revuelan y gritan y aglomérense llenos de espanto, tal ellas entonces exhalando quejidos marchaban en grupo ... » .
Estos versos y todos los que se les asemejan, rogaremos a Homero y los demás poetas que no se enfaden si los tachamos, no por considerarlos prosaicos o desagradables para los oídos de los más, sino pensando que, cuanto mayor sea su valor literario, tanto menos pueden escucharlos los niños o adultos que deban ser libres y temer más la esclavitud que la muerte.
-Efectivamente.
-Además habremos de suprimir también todos los nombres terribles y espantosos que se relacionan con estos temas: «el Cocito», «la Estige», «los de abajo», «los espíritus» y todas las palabras de este tipo que hacen estremecerse a cuantos las oyen. Lo cual será quizá, excelente en otro aspecto, pero nosotros tememos, por lo que toca a los guardianes, que, influidos por temores de esa índole, se nos hagan más sensibles y blandos de lo que sería menester.
-Bien podemos temerlo -asintió. -¿Los suprimimos entonces?
-Sí.
-¿Y habrá que narrar y componer según normas enteramente opuestas?
-Es evidente que sí
.
Presentación
Comentario1


















TEXTO2A
(387d-388e)

-¿Tacharemos también los gemidos y sollozos en boca de hombres bien reputados?
-Será inevitable ---dijo- después de lo que hemos hecho con lo anterior.
-Considera ahora -seguí- si los vamos a suprimir con razón o no. Admitamos que un hombre de pro no debe considerar la muerte como cosa temible para otro semejante a él del cual sea compañero.
-En efecto, así lo admitimos.

-No podrá, Pues, lamentarse por él como si le hubiese sucedido algo terrible.
-Claro que no.
-Ahora bien, afirmarnos igualmente que un hombre así es quien mejor reúne en sí mismo todo lo necesario para vivir bien y que se distingue de los otros mortales por ser quien menos necesita de los demás.
-Es cierto ---dijo.

-Por tanto, para él será menos dolorosa que para nadie la pérdida de un hijo, un hermano, una fortuna o cualquier otra cosa semejante.
-Menos que para nadie, en efecto.
-Y también será quien menos se lamente y quien más fácilmente se resigne cuando le ocurra una desgracia semejante.
-Desde luego.
-Por consiguiente, haremos bien en suprimir las lamentaciones de los hombres famosos y atribuírselas a las mujeres -y no a las de mayor dignidad- o a los hombres más viles, con el fin de que les repugne la imitación de gentes a aquellos que decimos educar para la custodia país.
-Bien haríamos --- dijo. -Volveremos, pues, a suplicar, a Homero y demás Poetas que no nos presenten a Aquiles, hijo de diosa, tan pronto
tendiéndose sobre el costado y tan pronto hacia arriba o quizá boca abajo o, ya erguido, empezando a vagar agitado en la playa del mar infecundo.
Ni  tampoco
«con ambas manos cogiendo puñados de polvo negruzco y vertiéndolosobre su pelo»
ni, en fin, llorando y lamentándose con tantos y tales extremos como aquél; que no nos muestren tampoco a Príamo, próximo pariente de los dioses, suplicando y
«revolcándose por el estiércol y por su nombre invocando a cada uno»

Pero mucho más encarecidamente todavía les suplicaremos que no representen a los dioses gimiendo y diciendo: «¡Ay de mí, desdichada! ¡Ay de mí, triste madre de un héroe! »
Y si no respeta a los dioses, al menos que no tenga la osadía de atribuir al más grande de ellos un lenguaje tan indigno como éste:
«¡Ay, ay! Veo cómo persiguen en torno al recinto a un hombre a quien amo y se aflige mi espíritu en ello»
O bien:
«¡Ay, ay de mí, Sarpedón, a quien amo entre todos, es destino que ante el Meneciada Patroclo sucumba!»

Porque, querido Adimanto, si nuestros jóvenes oyesen en serio tales manifestaciones, en lugar de tomarlas a broma como cosas indignas, sería difícil que ninguno las considerase impropias de sí mismo, hombre al fin y al cabo, o que se reportara si le venía la idea de decir o hacer algo semejante; al contrario, ante el más pequeño contratiempo se entregaría a largos trenos y lamentaciones sin sentir la menor vergüenza ni demostrar ninguna entereza.
-Gran verdad, la que dices -asintió.
-Pues bien, eso no debe ocurrir, según nos manifestaba el razonamiento hace un instante; y hay que obedecerle mientras no venga quien nos convenza con otro mejor.
-En efecto, no debe ocurrir.
Presentación
Comentario1



















TEXTO3A
(388e-390c)

-Pero tampoco tienen que ser gente dada a la risa. Porque casi siempre que uno se entrega a un violento ataque de hilaridad, sigue a éste una reacción también violenta.
-Tal creo yo ---dijo.
-No será admitida, por tanto, ninguna obra en que aparezcan personas de calidad dominadas por la risa; y menos todavía si son dioses.
-Mucho menos ---dijo.
-No aceptaremos, pues, palabras de Homero como éstas acerca de los dioses:
«E inextinguible nació entre los dioses la risa cuando vieron a Hefesto en la sala afanándose tanto»
Esto no podemos admitirlo según tu razonamiento.
-¿Mío? ¡Si tú lo dices! --exclamó-, En efecto, no lo admitirernos.
-Pero también la verdad merece que se la estime sobre todas las cosas. Porque, si no nos engañábamos hace un momento y realmente la mentira es algo que, aunque de nada sirve a los dioses, puede ser útil  para los hombres a manera de medicamento, está claro que una semejante droga debe quedar reservada a los médicos sin que los particulares puedan tocarla.
-Es evidente --dijo.
-Si hay, pues, alguien a quien le sea lícito faltar a la verdad, serán los gobernantes de la ciudad, que podrán mentir con respecto a sus enemigos o conciudadanos en beneficio de la comunidad sin que ninguna otra persona esté autorizada a hacerlo. Y si un particular engaña a los gobernantes, lo consideraremos como una falta igual o más grave que la del enfermo o atleta que mienten a su médico o preparador en cuestiones relacionadas con sus cuerpos, o la del que no dice al piloto la verdad acerca de la nave o de la tripulación o del estado en que se halla él o cualquier otro de sus compañeros.
-Nada más cierto -dijo.
-De modo que si el gobernante sorprende mintiendo en la ciudad a algún otro de
«los que tienen un arte en servicio de todos, ya adivino, ya médico o ya constructor de viviendas»
le castigará por introducir una práctica tan perniciosa y subversiva en la ciudad como lo sería en una nave.
-Perniciosa, ciertamente --dijo-, si a las palabras siguen los hechos.
-¿Y qué? ¿No necesitarán templanza nuestros muchachos?

-¿Cómo no?
-Y con respecto a las multitudes, ¿no consiste la templanza principalmente en obedecer a los que mandan  y mandar ellos, en cambio, en sus apetitos de comida, bebida y placeres amorosos?

-Yo, al menos, así lo creo.
-Diremos, pues, creo yo, que están bien los pasajes como el de Homero en que dice Diomedes.
«Calla y siéntate, amigo, y escucha lo que he de ordenarte»
y lo que sigue, o, por ejemplo,
«Respirando coraje marchaban las tropas aqueas y callaban temiendo a sus jefes»
todos los demás semejantes a éstos.
-En efecto, están bien.
-¿Y acaso están bien los versos como
 «Borracho con ojos de perro y el alma de ciervo»?
¿Y los que les siguen, y en general todas aquellas narraciones o poemas en que un particular habla con insolencia a sus superiores?
-Esos no están bien.
-En efecto, no parecen aptos para infundir templanza a los jóvenes que los escuchen, aunque no es extraño que, por otra parte, les proporcionen algún deleite. ¿No lo crees tú así?
-Así lo creo -respondió.
-¿Y qué? El presentarnos al más sabio de los hombres diciendo que no hay en el mundo cosa que le parezca más hermosa que cuando
«delante las mesas ven repletas de carnes y pan y el copero les saca de la gruesa cratera el licor y lo escancia en las copas»
¿te parece propio para hacer nacer en el joven que escuche sentimientos de templanza? ¿O aquello de que no hay nada «tan horrible en verdad como hallar nuestro fin por el hambre»?

Presentación
Comentario1


















TEXTO4A
(390c-392c)

¿O el espectáculo de Zeus, a quien la pasión amorosa le hace olvidar súbitamente cuantos proyectos ha tramado, velando él solo mientras dormían todos los demás dioses y hombres, y se excita de tal modo al contemplar a Hera, que no tiene ni paciencia para entrar en su aposento, sino que quiere yacer con ella allí mismo, en tierra, diciéndole que jamás se ha hallado poseído por un tal deseo, ni cuando se unieron la primera vez «sin saberlo sus padres queridos»? ¿O el episodio en que Hefesto encadena a Afrodita y a Ares por motivos semejantes?.
-No, por Zeus ---contestó-, no me parece nada propio.
-En cambio ---dije yo--, si existen personas de calidad que den muestras de fortaleza en todos sus dichos y hechos, hay que contemplarlas y escuchar versos como «Pero a su alma increpó golpeándose el pecho y le dijo
: «Calla  ya, corazón, que otras cosas más duras sufriste»
-Desde luego que sí -asintió.
-Tampoco hay que permitir que los hombres sean venales ni ávidos de riquezas.
-De ningún modo.
-Ni se les debe cantar que
«a los dioses y nobles monarcas persuaden los dones»
ni alabar la prudencia de Fénice, el preceptor de Aquiles, que le aconsejaba que, si le hacían regalos los aqueos, les ayudase, pero, en caso contrario, no depusiera su rencor contra ellos. Tampoco nos avendremos a considerar al propio Aquiles de tan gran codicia como para admitir dones de Agamenón del cadáver mediante rescate, pero no sin él.
-No creo ---dijo- que merezcan encomios tales relatos.
-Y tan sólo por respeto de Homero ---continuó- me abstengo de afirmar que es hasta una impiedad el hablar así de Aquiles e igualmente el creer a quien lo cuente; lo mismo que cuando dice a Apolo:
«Me engañaste, flechero, funesto entre todos los dioses, pero bien me vengara de ti si me fuese posible».
Y, en cuanto a su resistencia a obedecer al río, contra el cual, siendo éste un dios, está dispuesto a pelear, o sus palabras con respecto a sus cabellos, consagrados ya al otro río, el Esperqueo,
   «sea mi melena la ofrenda del héroe Patroclo»
que es ya un cadáver, no es de creer que haya dicho ni hecho tales cosas. Tampoco consideraremos cierto todo eso que se cuenta del arrastre de Héctor en torno al monumento de Patroclo, o de la matanza de prisioneros sobre la pira; ni permitiremos que crean los nuestros que Aquiles, hijo de una diosa y de Peleo, hombre éste el más sensato y descendiente en tercer grado de Zeus; Aquiles, educado por el sapientísimo Quirón, era hombre de tan perturbado espíritu, que reunía en él dos afecciones tan contradictorias entre sí como una vil avaricia y un soberbio desprecio de dioses y hombres.

-Bien dices ---convino.
-Pues no creamos todo eso -seguí- ni dejemos que se diga que Teseo, hijo de Posidón,  y Pirítoo, hijo de Zeus, emprendieron tan tremendos secuestros ni que cualquier otro héroe o hijo de Zeus ha osado jamás cometer atroces y sacrílegos delitos como los que ahora les achacan calumniosamente. Al contrario, obliguemos a los poetas a decir que semejantes hazañas no son obra de los héroes, o bien que éstos no son hijos de los dioses, pero que no sostengan ambas cosas ni intenten persuadir a nuestros jóvenes de que los dioses han engendrado algo malo o de que los héroes no son en ningún aspecto mejores que los hombres. Porque, como hace un rato decíamos, tales manifestaciones son falsas e impías, pues a mi parecer quedó demostrada la imposibilidad de que nada malo provenga de los dioses.

 -¿Cómo no?
-Y además hacen daño a quienes les escuchan. Porque toda persona ha de ser por fuerza muy tolerante con respecto a sus propias malas acciones sí está convencida de que, según se cuenta, lo mismo que él han hecho y hacen también
«los hijos de los dioses, los parientes de Zeus, que en las cumbres etéreas del monte Ideo tienen un altar de Zeus patrio» y «cuyas venas aun bullen con la sangre divina».
Razón por la cual hay que atajar el paso a esta clase de mitos, no sea que por causa de ellos se inclinen nuestros jóvenes a cometer el mal con más facilidad.
-Desde luego --dijo.
-Pues bien --continué--, ¿qué otro género de temas nos queda por examinar en nuestra discriminación de aquellos relatos que se pueden contar y aquellos que no? Pues nos hemos ocupado ya de cómo hay que hablar de los dioses, de los demones y héroes y de las cosas de ultratumba.
-Efectivamente.
-Nos falta, pues, lo referente a los hombres, ¿no?
--Claro que sí.
-Pues de momento, querido amigo, nos es imposible poner orden en este punto.
-¿Por qué?
-Porque creo que vamos a decir que poetas y cuentistas yerran gravemente cuando dicen de los hombres que hay muchos malos que son felices mientras otros justos son infortunados, y que trae cuenta el ser malo con tal de que ello pase inadvertido, y que la justicia es un bien para el prójimo, pero la ruina para quien la practica. Prohibiremos que se digan tales cosas y mandaremos que se cante y relate todo lo contrario. ¿No te parece?
-Sé muy bien que sí ---dijo.
Ahora bien,
si reconoces que tengo razon, ¿no podré decir que me la has dado en cuanto a aquello que venimos buscando desde hace rato?
-Está bien pensado ---,dijo.
-Por lo tanto, ¿convendremos en que hay que hablar de los hombres del modo que he dicho cuando hayamos descubierto en qué consiste la justicia y si es ésta intrínsecamente beneficiosa para el justo tanto si los demás le creen tal como si no?
-Tienes mucha razón -aprobó.

Presentación
Comentario1


































LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO2
(392c-398a)

392c-398b
A continuación Sócrates afirma que, despues de haber aclarado que temas deberían ser objeto de censura en la educación de los guardianes perfectos, ahora se trataría de estudiar la forma como podrían desarrollarse tales temas para su estudio por parte de los guardianes. Comienza estableciendo una diferencia entre narraciones simples, narraciones imitativas y narraciones en donde se mezcla lo simple y los imitativo (epopeyas) . Señala que las narraciones simples son aquellas en donde quien narra es el propio poeta sin preocuparse por inducirnos a pensar que sea otro y no él quien habla.
{Ver texto1b}
En la narración imitativa, sin embargo, se procura por todos los medios que creamos que quien interviene en los pasajes redactados no es el propio poeta sino el personaje mismo al que se hace referencia. En este sentido,al asimilarse uno mismo a otro se está imitando a aquel al cual se asimila uno. Pues bien, según Sócrates existe una especie de narraciones poéticas que se desarrollan enteramente por imitación: la tragedia y la comedia. Pues bien Sócrates y Adimanto se proponen analizar si debería admitirse o no la tragedia y la comedia en la ciudad como elementos educativos para la vida de los guardianes. Sócrates comienza recordando el principio de la especialización que debería existir en una ciudad ideal: cada uno debe practicar unicamente el oficio para el que este naturalmente dispuesto. En este contexto, por tanto, los guardianes no deberían dedicarse ni al oficio de la composición de tragedias ni al de la comedia como actores. De todos modos, por lo que se refiere a su educación, aunque el arte de la imitación debería estar totalmente ausente en sus enseñanzas, debería procurarse siempre lo siguiente: cuando en el curso de la narración de un pasaje lo que se esté describiendo es la actuación de un hombre de bien, no habría problema en que el que narra imite (como si fuera el mismo) al personaje en cuestión. Si por el contrario lo que se narra es la vida de alguien que padece los efectos del amor o de la embriaguez, entonces el que narra debería guardar distancias con él y realizar una narración simple. Cuando aparezca un personaje indigno, el narrador deberá negarse en todo momento a identificarse con él. {Ver texto2b}
En definitiva, en la dicción de los jovenes guardianes participará de ambos procedimiento del imitativo y del narrativo;pero la imitación debería constituir siempre una pequeña parte con respecto a la narración. Se trataría de ir creando una ciudad única en donde se encuentren zapateros que sólo sean zapateros y no pilotos además de zapateros, y labriegos que unicamente sean labriegos y no jueces amén de labriegos, y soldados que no sean más que soldados y no negociantes o imitadores de otras vidas y soldados al mismo tiempo. Siguiendo esta misma linea argumentativa, Sócrates refiere que si por casualidad un hombre capacitado por su inteligencia para adoptar cualquier forma e imitar todas las cosas, llegara a la ciudad que el acaba de proponer como ideal, entonces amablemente le indicarían que en tal ciudad ni existen hombres como él ni está permitido que existan, y, por ello, le invitarían a visitar otra ciudad.
{Ver texto3b}
Presentación

































TEXTO1b
(392c-393b)

-Hasta aquí, pues, lo relativo a los temas. Ahora hay que examinar, creo yo, lo que toca a la forma de desarrollarlos, y así tendremos perfectamente estudiado lo que hay que decir y cómo hay que decirlo.
-No entiendo qué quieres decir con eso -replicó entonces Adimanto.
-Pues hay que entenderlo -respondí-. Quizá lo que voy a decir te ayudará a ello. ¿No es una narración de cosas pasadas, presentes o futuras todo lo que cuentan los fabulistas y poetas?
-¿Qué otra cosa puede ser? --dijo.
-¿Y esto no lo pueden realizar por narración
simple, por narración imitativa o por mezcla de uno y otro sistema.
-Este punto también necesito que me lo aclares más --dijo.
-¡Pues si que soy un maestro ridículo y oscuro! --exclamé. Tendré, pues, que proceder como los que no saben explicarse: en vez de hablar en términos generales, tomaré una parte de la cuestión e intentaré mostrarte, con aplicación a ella, lo que quiero decir. Dime, vamos a ver. ¿Tú te sabrás, claro está, los primeros versos de la Ilíada, en los cuales dice el poeta que Crises solicitó de Agamenón la devolución de su hija y el otro se irritó y aquél, en vista de que no lo conseguía, pidió al dios que enviara males a los aqueos?
-Sí que los conozco.
-Entonces sabrás también que hasta unos determinados versos,
y a la íntegra tropa rogó y sobre todo a ambos hijos de Atreo, los ordenadores de pueblos»
habla el propio  poeta, que no intenta siquiera inducirnos a pensar que sea otro y no él quien habla. Pero a partir de los versos siguientes habla como si él fuese Crises y procura por todos los medios que creamos que quien pronuncia las palabras no es Homero, sino el anciano sacerdote. Y poco más o menos de la misma manera ha hecho las restantes narraciones de lo ocurrido en llión e Ítaca y la Odisea  entera.
-Exacto ---dijo.
-Pues bien, ¿no es narración tanto lo que presenta en los distintos parlamentos como lo intercalado entre ellos?
-¿Cómo no ha de serio?
-Y cuando nos ofrezca un parlamento en que habla por boca de otro, ¿no diremos que entonces acomoda todo lo posible su modo de hablar al de aquel de quien nos ha advertido de antemano que va a tomar la palabra?
-Claro que lo diremos.
-Ahora bien, el asimilarse uno mismo a otro en habla o aspecto, ¿no es imitar a aquel al cual se asimila uno?
-¿Qué otra cosa va a ser?
-Por consiguiente, en un caso como éste tanto el poeta de que hablamos como los demás desarrollan su narración por medio de la imitación.
-En efecto.
-En cambio, si el poeta no se ocultase detrás de nadie, toda obra poética y narrativa se desarrollaría sin ayuda de imitación. Para que no me digas que esto tampoco lo entiendes, voy a explicarte cómo puede ser así. Si Homero, después de haber dicho que llegó Crises, llevando consigo el rescate de su hija, en calidad de suplicante de los aqueos y en particular de los reyes, continuase hablando como tal Homero, no como si se hubiese transformado en Crises, te darás perfecta cuenta de que en tal caso no habría imitación, sino narración simple expresada aproximadamente en estos términos -hablaré en prosa, pues no soy poeta-:
«Llegó el sacerdote e hizo votos para que los dioses le concedieran a los griegos el regresar indemnes despues de haber tomado Troya y rogó tambien que, en consideración al dios, el sacerdote e hizo votos para que los dioses concedieran a los griegos el regresar indemnes después de haber torna- do Troya y rogó también que, en consideración al dios,le devolvieran su hija a cambio del rescate. Ante estas sus palabras, los demás asintieron respetuosamente, pero Agamenón se enfureció y le ordenó que se marchase en seguida para no volver más, no fuera que no le sirviesen de nada el cetro y las ínfulas del dios. Dijo que, antes de que le fuese devuelta su hija, envejecería ésta en Argos acompañada del propio Agamenón. Mandéle, en fin, que se retirase sin provocarle si quería volver sano y salvo a su casa. El anciano sintió temor al oírle y marchó en silencio; pero, una vez lejos del campamento, dirigió una larga súplica a Apolo, invocándole por todos sus apelativos divinos, y le rogó que, si alguna vez le había sido agradable con fundaciones de templos o sacrificios de víctimas en honor del dios, lo recordase ahora y, a cambio de ello, pagasen los aqueos sus lágrimas con los dardos divinos». He aquí, amigo mío -terminé--, cómo se desarrolla una narración simple, no imitativa.
-Ya me doy cuenta----dijo.

Comentario2
Presentación

































TEXTO2B
(393b-396e)

Pues bien, date cuenta igualmente -agregué- de que hay un tipo de narración opuesto al citado, el que se da cuando se entresaca lo intercalado por el poeta entre los parlamentos y se deja únicamente la alternación de éstos.
-También esto lo comprendo ---dijo-. Tal cosa ocurre en la tragedia.
-Muy justa apreciación --dije-. Creo que ya te he hecho ver suficientemente claro lo que antes no podía lograr que entendieras: que hay una especie de ficciones poéticas que se desarrollan enteramente por imitación; en este apartado entran la tragedia, como tú dices, y la comedia. Otra clase de ellas emplea la narración hecha por el propio poeta; procedimiento que puede encontrarse particularmente en los ditirambos. Y, finalmente, una tercera reúne ambos sistemas y se encuentra en las epopeyas y otras poesías. ¿Me entiendes?
-Ahora comprendo- dijo- lo que querías decir entonces.
-Recuerda también que antes de esto decíamos haber hablado ya de lo que se debe decir, pero todavía no de cómo hay que hacerlo.
-Ya me acuerdo.
-Pues lo que yo quería decir era precisamente que resultaba necesario llegar a un acuerdo acerca de si dejaremos que los poetas nos hagan las narraciones imitando o bien les impondremos que imiten unas veces sí, pero otras no -y en ese caso cuándo deberán o no hacerlo-,o, en fin,les prohibiremos en absoluto que imiten, -Sospecho ---dijo-- que vas a investigar si debemos admitir o no la tragedia y la comedia en la ciudad.
-Tal vez --dije yo---, o quizá cosas más importantes todavía que éstas. Por mi parte, no lo sé todavía; adondequiera que la argumentación nos arrastre como el viento, allí habremos de ir.
-Tienes razón --dijo.
-Pues bien, considera, Adimanto, lo siguiente. ¿Deben ser imitadores nuestros guardianes o no? ¿No depende la respuesta de nuestras palabras anteriores, según las cuales cada uno puede practicar bien un solo oficio, pero no muchos, y si intenta dedicarse a más de uno no llegará a ser tenido en cuenta en ninguno aunque ponga mano en muchos?
-¿Cómo no va a depender?
-¿No puede decirse lo mismo de la imitación, que no puede ser capaz la misma persona de imitar muchas cosas tan bien como una sola?
-No.
-Pues mucho menos podrá simultanear la práctica de un oficio respetable con la imitación profesional de muchas cosas distintas cuando ni siquiera dos géneros de imitación que parecen hallarse tan próximos entre sí como la comedia y la tragedia es posible que los practiquen bien al mismo tiempo las mismas personas . ¿No llamabas hace un momento imitaciones a estos dos géneros?
-Sí, por cierto. Y tienes razón: no pueden ser los mismos.
-Tampoco se puede ser rapsodo y actor a la vez.
-Es verdad.
-Ni siquiera simultanean los actores la comedia con la tragedia. Y todos éstos son géneros de imitación, ¿no?
-Lo son.
-Es más; creo, Adimanto, que son todavía menores las piezas en que están fragmentadas las aptitudes humanas, de tal manera que nadie es capaz de imitar bien muchos caracteres distintos, como tampoco de hacer bien aquellas mismas cosas de las cuales las imitaciones no son más que reproducción.
-Muy cierto --dijo.
-Ahora bien, si mantenemos el principio que hemos empezado por establecer, según el cual es preciso que nuestros guardianes queden exentos de la práctica de cualquier otro oficio y que, siendo artesanos muy eficaces de la libertad del Estado, no se dediquen a ninguna otra cosa que no tienda a este fin, no será posible que ellos hagan ní imiten nada distinto. Pero, si han de imitar, que empiecen desde niños a practicar con modelos dignos de ellos, imitando caracteres valerosos, sensatos, piadosos, magnánimos y otros semejantes; pero las acciones innobles no deben ni cometerlas ni emplear su habilídad en remedarlas, como tampoco ninguna otra cosa vergonzosa, no sea que empiecen por imitar y terminen por serio en realidad. ¿No has observado que, cuando se practica durante mucho tiempo y desde la niñez, la imitación se infiltra en el cuerpo, en la voz, en el modo de ser, y transforma el carácter alterando su naturaleza?
-En efecto --dijo.
-Luego no permitiremos -seguí- que aquellos por quienes decimos interesarnos y que aspiramos a que sean hombres de bien imiten, siendo varones, a mujeres jóvenes o viejas que insultan a sus maridos o, ensoberbecidas, desafían a los dioses, engreídas en su felicidad, o bien caen en el infortunio y se entregan a llantos y lamentaciones. Y mucho menos todavía les permitiremos que imiten a enfermas, enamoradas o parturientas.
-En modo alguno - dijo.
-Ni a siervas o siervos que desempeñen los menesteres que les son propios.
-Tampoco eso.
-Ni tampoco, creo yo, a hombres viles, cobardes o que reúnan, en fin, cualidades opuestas a las que antes enumerábamos: hombres que se insultan y burlan unos de otros, profieren obscenidades, embriagados o no, y cometen toda clase de faltas con que las gentes de esa ralea pueden ofender de palabra u obra a sí mismos o a sus prójimos. Creo, además, que tampoco se les debe acostumbrar a que acomoden su lenguaje o proceder al de los dementes. Pues, aunque es necesario conocer cuándo está loco o es malo un hombre o una mujer, no se debe hacer ni imitar nada de lo que ellos hacen.
-Muy cierto -dijo.
-¿Pues qué? --continué-. ¿Podrán imitar a los herreros u otros artesanos, a los galeotes de una nave y los cómitres que les dan el ritmo o alguna otra cosa semejante?
-¿Cómo han de hacerlo ---dijo-, si no les es lícito ni aun prestar la menor atención a ninguno de estos menesteres?
-¿Y qué? ¿Podrán tal vez imitar el relíncho del caballo, el mugido del toro, el sonar de un río, el estrépito del mar, los truenos u otros ruidos similares?
-¡Pero si les hemos prohibido --exclamó- que enloquezcan o imiten a los locos!
-Entonces --dije-, si comprendo bien lo que quieres decir, hay una forma de dicción  y narración propia para que la emplee, cuando tenga que decir algo, el verdadero hombre de bien; y otra £orina muy distinta de la primera a la que siempre recurre y con arreglo a la cual se expresa aquella persona cuyo modo de ser y educación son opuestos a los del hombre de bien.
-¿Mas cómo son -preguntó- esas formas?
-A mí me parece ---expliqué- que, cuando una persona como es debido llegue, en el curso de la narración, a un pasaje en que hable o actúe un hombre de bien, estará dispuesto a referirlo como si él mismo fuera ese hombre y no le dará vergüenza alguna el practicar tal imitación si el imitado es una buena persona que obra irreprochable y cuerdamente; pero lo hará con menos gusto y frecuencia si ha de imitar a alguien que padece los efectos de la enfermedad, el amor, la embriaguez o cualquier otra circunstancia parecida. Ahora bien, cuando aparezca un personaje indigno del narrador, éste se resistirá a imitar seriamente a quien vale menos que él y, o no lo hará sino de pasada, en el caso de que el personaje haya de llevar a cabo alguna buena acción, o se negará a hacerlo por vergüenza, ya que, además de que carece de experiencia para imitar a personas de esa índole, rechaza la idea de amoldarse y adaptarse al patrón de gentes más bajas que él a quienes desprecia de todo corazón; esto siempre que no se trate de un mero pasatiempo.
-Es natural --,dijo.

Comentario2
Presentación
































TEXTO3B
(396e-398b)

-Empleará, pues, el tipo de narración que estudiábamos hace poco con referencia a los poemas de Homero y su dicción participará de ambos procedimientos, imitativo y narrativo; pero la imitación constituirá una pequeña parte con respecto a los largos trozos de narración. ¿Vale lo que digo?
-Vale ---dijo-; he ahí el tipo de dicción que es fuerza que emplee un narrador como ése.
-En cambio ---continué-, cuanto menos valga el hombre que no sea así, tanto más se inclinará a contarlo todo y no considerar nada como indigno de su persona, de modo que no habrá cosa que no se arroje a imitar seriamente y en presencia de muchos; por ejemplo, imitará, como antes decíamos, truenos, bramar de vientos y resonar de granizos, chirridos de ejes y poleas, trompetas, flautas, siringas, sones de toda clase de instrumentos y hasta voces de perros, ovejas y pájaros.
¿No se convertirá, pues, su dicción en una simple imitación de ruidos y gestos que contenga, todo lo más, una pequeña parte narrativa?
-Es forzoso también -convino- que así suceda. -Pues ahí tienes -concluí- las dos clases de dicción de que hablaba.
-En efecto, así son ---dijo él.
-Ahora bien, la primera de las dos clases presenta pocas variaciones: una vez se ha dado al discurso la armonía y ritmo que le cuadran, el que quiera declamar bien no tiene casi más que ceñirse a la invariable y única armonía -pues las variaciones son escasas- siguiendo igualmente un ritmo casi uniforme.
-Efectivamente --dijo-, así es.
-Mas ¿qué diremos de la otra clase? ¿No ocurre todo lo contrario, que, por reunir en sí variaciones de las más diversas especies, necesita, para ser empleada con propiedad, de toda clase de armonías y ritmos? -Tampoco ocurre así, en efecto.
-¿No es cierto que todos los poetas o narradores se atienen al primero de estos dos géneros de dicción o bien al segundo o, en fin, mezclan ambos procedimientos en uno diferente?
-Es forzoso -dijo.
-¿Qué haremos, pues? -pregunté---. ¿Aceptaremos en la ciudad todos estos géneros o bien uno u otro de los dos puros o tal vez el mixto?
-Si ha de vencer mi criterio --dijo-, la imitación pura de lo bueno.
-Sin embargo, Adimanto, también resulta agradable el mixto; pero el que más agrada con mucho, tanto a los niños como a sus ayos y a la multitud en general s, es el género opuesto al que tú eliges.
-En efecto, es el que más gusta.
-No obstante, me parece ---dije- que vas a negar que pueda adaptarse a nuestra ciudad, basándote en que entre nosotros no existen hombres que puedan actuar como dos ni como muchos, ya que cada cual se dedica a una sola cosa.
-En efecto, no se puede adaptar.
-¿No será ésta la razón por la cual esta ciudad será la única en que se encuentren zapateros que sean sólo zapateros y no pilotos además de zapateros, y labriegos que únicamente sean labriegos y no jueces amén de labriegos, y soldados que no sean más que soldados y no negociantes y soldados al mismo tiempo, y así sucesivamente?
-Es verdad --dijo.
-Parece, pues, que, si un hombre capacitado por su inteligencia para adoptar cualquier forma e imitar todas las cosas, llegara a nuestra ciudad con intención de exhibirse con sus poemas, caeríamos de rodillas ante él como ante un ser divino, admirable y seductor, pero, indicándole que ni existen entre nosotros hombres como él ni está permitido que existan, lo reexpediríamos con destino a otra ciudad, no sin haber vertido mirra sobre su cabeza y coronado ésta de lana; y, por lo que a nosotros toca, nos contentaríamos, por nuestro bien, con escuchar a otro poeta o fabulista más austero, aunque menos agradable, que no nos imitara más que lo que dicen los hombres de bien ni se saliera en su lenguaje de aquellas normas que establecimos en un principio, cuando comenzamos a educar a nuestros soldados-.
-Efectivamente --dijo-, así lo haríamos si se nos diese oportunidad.
-Pues bien --continué----; ahora parece, querido amigo, que hemos terminado por completo con aquella parte de la música relacionada con los discursos y mitos. Ya se ha hablado de lo que hay que decir y de cómo hay que decirlo.
-Así lo creo yo también --dijo.

Comentario2
Presentación































LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO III
(398c-399e)

398c-399e
Al llegar a este punto Sócrates afirma haber terminado por completo con aquella parte relacionada sobre lo que se ha de enseñar en la ciudad y acerca de cómo se ha de decirlo. Se trataría de analizar ahora lo que se refiere al carácter del canto y de la música.
En primer lugar Sócrates del tema de las melodías. Afirma que ésta se compone de tres elementos: letra, armonía y ritmo. Afirma que la armonía y el ritmo deben acomodarse a la letra y ,a partir de ahí, señala que sobre la base de lo establecido anteriormente acerca de debían desterrarse de la lectura de los guardianes los pasajes llenos de trenos y de lamentos; ahora, en relación con las melodías musicales, deberían desterrarse de la ciudad las armonías lastimeras como son eran las del tipo de lidia mixta y lidia tensa. Tambien deberían prohibirse aquellas que incitaran a la embriaguez, la molicie y la pereza como eran las variedades de la armonía jonia y lidia, a las que califica de laxas. Unicamente deberían permitirse, por tanto, aquellas melodías que fueran capaz de imitar la voz y los acentos de un héroe que, en acción de guerra, sufre un revés o una herida, y, sin embargo, aún en tales circunstancias se defiende firme y valientemente contra su mala fortuna; o aquellas en las que se imite una acción de advertencia a amonestación amigable y pacificadora. Estas dos armonías, la violenta y la pacífica son las que deberían ser objeto de escucha y estudio por parte de los guardianes.
Por lo que se refiere a los instrumentos musicales, Sócrates propone hacer desaparecer de la ciudad las flautas y los flautistas por ser un instrumento de sones distintos. Unicamente se admitirán la cítara y la lira como instrumentos útiles para la ciudad; en el campo, los pastores podrían emplear una especie de zampoña. Señala como preferibles los instrumentos apolineos antes que los de Marsias. Con ello la ciudad de lujo sufriría un proceso de purificación.
{Ver texto1c}
Presentación































TEXTO1C
(398c-399e)

-Después de esto -seguí- nos queda aún lo referente al carácter del canto y melodía, ¿no?
-Evidentemente.
-Ahora bien, ¿no está al alcance de todo el mundo el adivinar lo que vamos a decir, si hemos de ser consecuentes con lo ya hablado, acerca de cómo deben ser uno y otra?
 Entonces Glaucón se echó a reir y dijo: Por mi parte, Sócrates, temo que no voy hallarme incluido en ese mundo de que hablas; pues, por el momento, no estoy en condiciones de conjeturar qué es lo que vamos a decir, aunque lo sospecho.
-De todos modos -contesté-, supongo que esto primero sí estarás en condiciones de afirmarlo: que la melodía se compone de tres elementos, que son letra, armonía y ritmo.
-Sí --dijo-. Eso al menos lo sé.
-Ahora bien, tengo entendido que las palabras de la letra en nada difieren de las no acompañadas con música en cuanto a la necesidad de que unas y otras se atengan a la misma manera y normas establecidas hace poco.
-Es verdad ---dijo.
-Por lo que toca a la armonía y ritmo, han de acomodarse a la letra.
-¿Cómo no?
-Ahora bien, dijimos que en nuestras palabras no necesitábamos para nada de trenos y lamentos.
-No, efectivamente.
-¿Cuáles son, pues, las armonías lastimeras? Dímelas tú, que eres músico.
-La lidia mixta ---- enumeró--, la lidia tensa y otras semejantes.
-Tendremos, por tanto, que suprimirlas, ¿no? --,dije-. Porque no son aptas ni aun para mujeres de mediana condición, cuanto menos para varones.
-Exacto.
-Tampoco hay nada menos apropiado para los guardianes que la embriaguez, molicie y pereza.
-¿Cómo va a haberío?
-Pues bien, ¿cuáles de las armonías son muelles y convivales?
-Hay variedades de la jonia y lidia --,dijo-- que suelen ser calificadas de laxas.
-¿Y te servirías alguna vez de estas armonías, querido, ante un público de guerreros?
-En modo alguno -negó.--. Pero me parece que omites la doria y frigia.
-Es que yo no entiendo de armonías ---dije-; mas permite aquella que sea capaz de imitar debidamente la voz y acentos de un héroe que, en acción de guerra u otra esforzado empresa, sufre un revés o una herida o la muerte u otro infortunio semejante y, sin embargo, aun en tales circunstancias se defiende firme y valientemente contra su mala fortuna. Y otra que imite a alguien que, en una acción pacífica y no forzada, sino espontánea, intenta convencer a otro de algo o le suplica, con preces si es un dios o con advertencias o amonestaciones si se trata de un hombre; o al contrario, que atiende a los ruegos, lecciones o reconvenciones de otro y, habiendo logrado, como consecuencia de ello, lo que apetecía, no se envanece, antes bien, observa en todo momento sensatez y moderación y se muestra satisfecho con su suerte. Estas dos armonías, violenta y pacífica, que mejor pueden imitar las voces de gentes desdichadas o felices, prudentes o valerosas, son las que debes dejar.
-Pues bien --dijo-, las armonías que deseas conservar no son otras que las que yo citaba ahora mismo.
-Entonces -seguí-, la ejecución de nuestras melodías y cantos no precisará de muchas cuerdas ni de lo panarmónico.
-No creo -dijo.
-No tendremos, pues, que mantener constructores de triángulos, péctides y demás instrumentos policordes y poliarmónicos.
-Parece que no.
-¿Y qué? ¿Admitirás en la ciudad a los flauteros y flautistas? ¿No es la flauta el instrumento que más sones distintos ofrece, hasta el punto de que los mismos instrumentos panarmónicos son imitación suya?
-En efecto, lo es -dijo.
 No te quedan, pues más que la lira y cítara como instrumentos útiles en la ciudad; en el campo, los pastores pueden emplear una especie de zampoña.
-Así al menos nos lo muestra la argumentación -dijo.
-Y no haremos nada extraordinario, amigo mío --dije-, al preferir a Apolo y los instrumentos apolíneos antes que a Marsias y a los suyos.
-No, por Zeus --exclamó-, creo que no.
-¡Por el can!  -exclamé a mi vez-. Sin darnos cuenta de ello estamos purificando de nuevo la ciudad que hace poco llamábamos ciudad de lujo.
-Y hacemos bien --dijo él.

Comentario3
Presentación































LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO4
(399e-403c)

399e-403c
A continuación Sócrates propone tratar acerca de los ritmos musicales con el objeto de averiguar cuáles son los ritmos propios de una vida ordenada y valerosa. Adimanto afirma conocer tres tipos de ritmos pero señala que le es imposible saber a qué clase de vida refleja cada uno de ellos. Sócrates cita que Damón y señala que el conocimiento de sus teorías podría ayudar a los guardianes a diferenciar los metros que sirven para expresar vileza, desmesura,demencia u otros defectos semejantes y qué ritmos deberán quedar reservados para las cualidades opuestas.
{Ver texto1d}
Sócrates afirma tambien que el ritmo y la armonía no unicamente deberían estar presentes en la música sino tambien en el ámbito de la pintura, la escultura y la arquitectura. En este sentido propone que en una ciudad ideal debería impedirse a los artistas plásticos que copien la maldad, la fealdad y la vileza. Habría que ayudar a aquellos artistas cuyas dotes naturales les guien hacia el encuentro de lo bello y lo agraciado; de este modo los jovenes guardianes vivirían en un lugar sano respirando belleza y bondan por todas partes.
{Ver texto2d}
Por último propone la promulgación de una ley que afecte a la desmesura y desarmonía en relación con el amor carnal entre los amantes. Sería esta una ley que prohiba que el amante bese al amado, esté con él o lo toque. El amante debe ser como un hijo para el amado. De lo contrario habrá de sufrir que se moteje de ineducado y grosero. Señalado esto último, Sócrates afirma haber finalizado la conversación sobre el papel de la música en la educación de los guardianes y en la marcha de la ciudad.
{Ver texto3d}































TEXTO1D
(399e-401a)

-¡Ea, pues! -dije-. ¡Purifiquemos también lo que nos queda! A continuación de las armonías hemos de tratar de lo referente a los ritmos, no para buscar en ellos complejidad ni gran diversidad de elementos rítmicos, sino para averiguar cuáles son los ritmos propios de una vida ordenada y valerosa; y, averiguado esto, haremos que sean forzosamente el pie y la melodía los que se adapten al lenguaje de un hombre de tales condiciones y no el lenguaje a los otros dos. En cuanto a cuáles sean estos ritmos, es cosa tuya el designarlos, como hiciste con las armonías.
-Pues, por Zeus -replicó-- que no sé qué decirte. Porque que hay tres tipos rítmicos con los cuales se combinan los distintos elementos, del mismo modo que existen cuatro tipos tonales de donde proceden todas las armonías, eso lo sé por haberío observado. Pero lo que no puedo decir es qué clase de vida refleja cada uno de ellos.
-En este punto --,dije--, Damón, nos ayudará a decidir cuáles son los metros que sirven para expresar vileza, desmesura, demencia u otros defectos semejan- tes y qué ritmos deberán quedar reservados a las cuali- dades opuestas. Porque recuerdo vagamente haberle oído hablar de un metro compuesto al que llamaba enoplio y de un dáctilo y un heroico que arreglaba no sé cómo, igualando la sílaba de arriba y la de abajo y haciéndolo terminar ya en breve, ya en larga; también citaba, si no me equivoco, un yambo y otro que llamaba troqueo, a cada uno de los cuales atribuía cantidades largas o breves. Con respecto a algunos de ellos creo que censuraba o elogiaba la vivacidad del pie no menos que el ritmo en sí. O tal vez se tratase de la combinación de uno y otro; no recuerdo bien. En fin, todo esto, como decía, quede reservado a Damón, pues el discutirlo nos llevaría no poco tiempo. ¿O acaso piensas de otro modo?
-No, por Zeus, yo no.
-¿Pero puedes contestarme si lo relativo a la gracia o carencia de ella depende de la eurritmia o arritmia del movimiento?
-¿Cómo no?
-Ahora bien, lo eurrítmico tomará modelo y seguirá a la bella dicción y lo arrítmico a la opuesta a ella; lo mismo ocurrirá también con lo armónico e inarmónico si, como decíamos hace poco, el ritmo y la armonía han de seguir a las palabras, no éstas o aquéllos.
-Efectivamente -dijo-, han de seguir a las palabras.
-¿Y la dicción -seguí preguntando- y las palabras? ¿No dependerán de la disposición espiritual?
-¿Cómo no?
-¿Y no sigue lo demás a las palabras?
-Sí.
-Entonces, la bella dicción, armonía, gracia y eurritmia no son sino consecuencia de la simplicidad del carácter; pero no de la simplicidad que llamamos así por eufemismo, cuando su nombre verdadero es el de necedad, sino de la simplicidad propia del carácter realmente adornado de buenas y hermosas prendas morales.
-No hay cosa más cierta --,dijo.
-¿No será, pues, necesario que los jóvenes persigan por doquier estas cualidades si quieren cumplir con el deber que les incumbe?
-Deben perseguirlas, en efecto.

Comentario4
Presentación































TEXTO2D
(401a-402d)

-Pues pueden hallarlas fácilmente, creo yo, en la pintura o en cualquiera de las artes similares o bien en la tejeduría, el arte de recamar, el de construir casas o fabricar toda suerte de utensilios y también en la disposición natural de los cuerpos vivos y de las plantas; porque en todo lo que he citado caben la gracia y la carencia de ella. Ahora bien, la falta de gracia, ritmo o armonía están íntimamente ligadas con la maldad en palabras y modo de ser y, en cambio, las cualidades contrarias son hermanas y reflejos del carácter opuesto, que es el sensato y bondadoso.
-Tienes toda la razón -dijo.
-Por consiguiente, no sólo tenemos que vigilar a los poetas y obligarles o a representar en sus obras modelos de buen carácter o a no divulgarlas entre nosotros, sino que también hay que ejercer inspección sobre los demás artistas e impedirles que copien la maldad, intemperancia, vileza o fealdad en sus imitaciones de seres vivos o en las edificaciones o en cualquier otro objeto de su arte; y al que no sea capaz de ello no se le dejará producir entre nosotros, para que no crezcan nuestros guardianes rodeados de imágenes del vicio, alimentándose de este modo, por así decirlo, con una mala hierba que recogieran y pacieran día tras día, en pequeñas cantidades, pero tomadas éstas de muchos lugares distintos, con lo cual introducirían, sin darse plena cuenta de ello, una enorme fuente de corrupción en sus almas. Hay que buscar, en cambio, a aquellos artistas cuyas dotes naturales les guían al encuentro de todo lo bello y agraciado; de este modo los jóvenes vivirán como en un lugar sano, donde no desperdiciarán ni uno solo de los efluvios de belleza que, procedentes de todas partes, lleguen a sus ojos y oídos, como si se les aportara de parajes saludables un aura vivificadora que les indujera insensiblemente desde su niñez a imitar, amar y obrar de acuerdo con la idea de belleza. ¿No es así?
-Ciertamente -respondió.-, no habría mejor educación.
-¿Y la primacía de la educación musical -dije yo- no se debe, Glaucón, a que nada hay más apto que el ritmo y armonía para introducirse en lo más recóndito del alma y aferrarse tenazmente allí, aportando consigo la gracia y dotando de ella a la persona rectamente educada, pero no a quien no lo esté? ¿Y no será la persona debidamente educada en este aspecto quien con más claridad perciba las deficiencias o defectos en la confección o naturaleza de un objeto y a quien más, y con razón, le desagraden tales deformidades, mientras, en cambio, sabrá alabar lo bueno, recibirlo con gozo y, acogiéndolo en su alma, nutrirse de ello y hacerse un hombre de bien; rechazará, también con motivos, y odiará lo feo ya desde niño antes aún de ser capaz de a razonar; y así, cuando le llegue la razón, la persona así educada la verá venir con más alegría que nadie, reconociéndola como algo familiar?
--Creo --dijo- que sí, que por eso se incluye la música en la educación.
-Pues bien -seguí-, así como al aprender las letras no nos hallábamos suficientemente instruidos mientras no conociésemos todas ellas, que, por lo demás, son pocas, en todas las combinaciones en que aparecen, sin despreciar ninguna, pequeña o grande, como indigna de que nos fijásemos en ella, antes bien, aplicándonos con celo a distinguir todas y cada una de las letras, convencidos de que no sabríamos leer mientras no obrásemos de aquel modo...
-Es verdad.
-¿Y no lo es que no reconoceremos las imágenes de las letras si aparecen reflejadas, por ejemplo, en el agua o en un espejo mientras no conozcamos las propias letras, pues uno y otro son conocimientos de la misma arte y disciplina?
-Absolutamente cierto.
-Pues entonces, ¿no es verdad, por los dioses, que, como digo, tampoco podremos llegar a ser músicos, ni nosotros ni los guardianes que decimos haber de educar, mientras no reconozcamos, dondequiera que aparezcan, las formas esenciales de la templanza, valentía, generosidad, magnanimidad y demás virtudes hermanas de éstas, e igualmente las de las cualidades contrarias, y nos demos cuenta de la existencia de ellas o de sus imágenes en aquellos que las poseen, sin despreciarlas nunca en lo pequeño ni en lo grande, sino persuadidos de que el conocimiento de unas y otras es objeto de la misma arte y disciplina?
-Gran fuerza es ---dijo-- que así suceda.
-Por lo tanto --dije-, si hay alguien en quien coincidan una hermosa disposición espiritual y cualidades físicas del mismo tipo que respondan y armonicen con ella, ¿no será éste el más hermoso espectáculo para quien pueda contemplarlo?
-Claro que sí.
-¿Y lo más bello no es lo más amable?
-¿Cómo no ha de serlo?

Comentario4
Presentación































TEXTO3D
(402d-403c)

-Entonces el músico amará a las personas que se parezcan lo más posible a la que he descrito. En cambio, no amará a la persona inarmónica.
 -No la amará --objetó--- si sus defectos son de orden espiritual. Pero, si atañen al cuerpo, los soportará tal vez y se mostrará dispuesto a amarla.
-Ya comprendo -repliqué--. Hablas de ese modo porque tienes o has tenido un amante así. Y te disculpo. Pero respóndeme a esto: ¿tiene algo de común el abuso del placer con la templanza?
-¿Qué ha de tenerlo --dijo--, si perturba el alma no menos que el dolor?
-¿Y con la virtud en general?
-En absoluto.
-¿Entonces qué? ¿Acaso con la desmesura e incontinencia?
-Más que con ninguna otra cosa.
-¿Y puedes citarme algún otro placer mayor ni más vivo que el placer venéreo?
-No lo hay -respondió.-, ni ninguno tampoco más parecido a la locura.
-¿Y no es el verdadero amor un amor sensato y concertado de lo moderado y hermoso?
-Efectivamente -respondió.
-¿Entonces no hay que mezclar con el verdadero amor nada relacionado con la locura o incontinencia?
-No hay que mezclarlo.
-¿No se debe, pues, mezclar con él el placer de que hablábamos, ni debe intervenir para nada en las relaciones entre amante y amado que amen y sean amados como es debido?
-No, por Zeus --convino--, no se debe mezclar, ¡oh, Sócrates!
-Por consiguiente, tendrás, según parece, que dar a la ciudad que estamos fundando una ley que prohiba que el amante bese al amado, esté con él y le toque sino como a un hijo, con fines honorables y previo su consentimiento, y prescriba que, en general, sus relaciones con aquel por quien se afane sean tales que no den jamás lugar a creer que han llegado a extremos mayores que los citados. Y, si no, habrá de sufrir que se le moteje de ineducado y grosero.
-Así será ---,dijo.
-Pues bien, ¿no te parece a ti --concluí- que con esto finaliza nuestra conversación sobre la música? Por cierto, que ha terminado por donde debía terminar; pues es preciso que la música encuentre su fin en el amor de la belleza.
-De acuerdo ---convino.

Comentario4
Presentación































LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO5
(403e-412c)

403e-412c
A partir de ahora Sócrates y Adimanto pasan a analizar el papel de la Gimnasia en la educación de los jovenes guardianes.En relación con la misma Sócrates comienza estableciendo que el verdadero fín de la gimnasia no debe ser, como puede parecer a primera vista, el cuidado del cuerpo sino del alma, puesto que es ésta la que dota al cuerpo de todas sus perfecciones. En este contexto rechaza, por ejemplo, el regimen de vida que observaban los atletas de su época, entre otras cosas, porque, además de una alimentación inadecuada, se pasaban la mayor parte del día durmiendo. ¿Cómo podrían servir de ejemplo para unos guardianes que, como canes, deberían estar siempre en vela y dispuestos para el combate? Sócrates defiende una gimnasia sencilla y equilibrada citando, en este caso, a Homero como un buen ejemplo. Este afirma que los heroes nunca comían carne guisada sino unicamente asada, lo que resulta un buen ejemplo para los guerreros ya que con un buen fuego podrían asar la carne en vez de transportar ollas de un lugar a otro. Tambien refiere Sócrates que Homero nunca menciona las golosinas como dieta alimenticia de sus heroes lo cual es tambien un buen consejo para el desarrollo mental y corporal de los guardianes. Rechaza tambien la cocina siracusana o la pastelería ática y pone en relación la salud corporal de los guerreros con lo dicho anteriormente acerca de la simplicidad de la música del tal modo que así como la música infunde en las almas templanza, una alimentación sencilla ayude tambien a la desarrollo equilibrado del cuerpo. Señala tambien que si los guardianes no observaran estrictamente los principios de la sencillez en su dieta alimenticia no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad enferma de alma y de cuerpo y, consiguientemente necesita de médicos (sanadores de los cuerpo) y de jueces (sanadores de los males del alma).
{Ver texto1e}
Esta apreciación le sirve a Sócrates de pretexto para realizar toda una serie de agudas observaciones sobre la naturaleza de la medicina. Cita a Asclepio para señalar que él sabía que en una ciudad bien regida le estaba destinado a cada ciudadano una ocupación a que ha de dedicarse forzosamente sin que nadie tenga tiempo para estar enfermo. Así, por ejemplo, afirma Sócrates, cuando está enfermo un carpintero pide al médico que le una pócima que le ayude a superar la enfermedad. Pero si el médico le viene con prescripciones de un largo régimen, enseguida sale diciendo que no tiene tiempo para estar malo ni vale la pena vivir de ese modo,dedicado a la enfermedad y sin poder ocuparse de trabajo que le corresponde. Por ello manda a paseo al médico y se pone a hacer su vida corriente, y, o se cura y vive en lo sucesivo atendiendo a sus cosas, o bien,si su cuerpo no puede soportar el mal, se muere y queda con ello libre de preocupaciones. En definitiva, y siguiendo con el tema de la medicina, Sócrates, afirma que quien no es capaz de vivir desempeñando las funciones que le son propias no deber recibir cuidados por ser una persona inutil tanto para el mismo y para la sociedad, unicamente aquellos que tienen cuerpos sanos por naturaleza se les debe prescribir algún tipo de medicación con el objeto de superar la enfermedad. Para fundamentar su postura vuelve citar a Homero cuando describe la herida que Pándaro inflinge a Menelao, los hijos de Asclepio, le chuparon la sangre y vertieron remedios calmantes pero no le prescribieron lo que había que beber o comer a continuación puesto que si hasta que recibió la herida había estado sano y llevado una vida ordenada, bastarían las medicinas para sanarlo. Pero las personas de constitución   enfermiza o de costumbres desarraigadas, pensaban que, como la prolongación de la vida no había de reportar ventaja alguna a sí mismos ni a sus prójimos, no debía aplicarse a estos seres el arte médico. En este contexto, rechaza las afirmaciones de los trágicos y de Píndaro cuando afirman que Asclepio, hijo de Apolo, por dinero, aceptó sanar a un hombre rico que estaba ya muriéndose, lo que le costó ser fulminado. Pero ello no pudo ser cierto porque si era hijo de un dios, entonces no pudo ser codicioso. Y si lo era,entonces no podía ser haber sido hijo de ningún dios.
{Ver texto2e}
Posteriomente Sócrates afirma que los médicos más hábiles y mejores sería aquellos que, además de saber su profesión, han estado desde niños en contacto con la mayor cantidad posible de cuerpos mal dotados fisicamente y, si es posible, que ellos mismos hayan sufrido toda clase de enfermedades. Por su parte, los jueces (sanadores del alma) no se les podría exigir lo mismo, es decir, que recorran personalmente todo el camino de los malos y criminales. Al contrario, es preciso cerciorarse que las vidas de los jueces se hayan mantenido puras y alejadas de todo ser vicioso durante su juventud si se quiere que su propia honradez le capacite para juzgar con criterio. Afirma tambien que el buen juez no deber ser joven sino anciano ya que ello le permitirá haber observado como es el comportamiento de las almas (injustas) contrarias a la suya. Pero ello no significa que haya debido tener experiencia personal con la maldad pues ésta jamás podrá conocerse al mismo tiempo a sí misma y a la virtud. Es mejor un alma buena que a través de los años y de una educación correcta pueda adquirir un conocimiento simultaneo de sí misma y de la maldad.
{Ver texto3e}
Finalmente Sócrates señala que la educación de los guardianes debe basarse en la práctica tanto de la gimnasia como de la música pero no refiriendo la primera al cuerpo y la segunda al alma, sino ámbas con vistas al desarrollo del alma. Y es que los que unicamente practican gimnasia si vuelven más feroces de lo que es menester y los que práctican solamente la música se ablandan más de lo decoroso. Pero lo que se ha establecido anteriormente como ideal del guardián es que reunieran en su carácter ambas cualidades. Por lo tanto, según Sócrates, el estudio exclusivo de la música en los guardianes haría de ellos febles guerreros y con propensión a abatirse facilmente. Pero si en la educación de los guardianes interviniera unicamente la gimnasia entonces el deseo de aprender se iría atrofiando poco a poco y surgiría un tipo de persona que no recurriría jamás al lenguaje para persuadir, sino que intentaría, como las alimañas, conseguirlo todo por la fuerza y la brutalidad viviendo en la más torpe ignorancia. Por consiguiente, afirma Sócrates, si se compagina de un modo proporcional, en la educación de los guerreros, la música y la gimnasia, lograríamos a un sujeto valiente y equilibrado.
{Ver texto4e}
Presentación






























TEXTO1E
(403c-405d)

-Bien; después de la música hay que educar a los muchachos en la gimnástica.
-¿Cómo no?
-Es necesario, pues, que también en este aspecto reciban desde niños una educación cuidadosa a lo largo de toda su vida. Mi opinión acerca de la gimnástica es la siguiente; pero considera tú también el asunto. Yo no creo que, por el hecho de estar bien constituido, un cuerpo sea capaz de infundir bondad al alma con sus excelencias, sino al contrario, que es el alma buena la que puede dotar al cuerpo de todas las perfecciones posibles por medio de sus virtudes. ¿Y tú qué opinas de ello?
-Lo que tú -respondió.
-Entonces, ¿no sería lo mejor que, después de haber dedicado al alma los cuidados necesarios, la dejásemos encargada de precisar los detalles de la educación corporal limitándonos nosotros a señalar las líneas generales para no habernos de extender en largos discursos?
-Exacto.
 -Pues bien, con respecto a la embriaguez dijimos que habían de renunciar a ella. Porque de nadie es menos propio, creo yo, que de un guardián el embriagarse y no saber ni en qué lugar de la tierra se halla.
-Sería ridículo --dijo- que el guardián necesitara de un guardián.
-¿Y acerca de la alimentación? Nuestros hombres deben ser atletas que luchen en el más grande certamen . ¿No es así?
-Sí.
-Entonces ¿les resultará conveniente el régimen de vida que observan estos atletas?
-Tal vez.
-Sin embargo --objeté-, se trata de un régimen apto para producir somnolencia y hacer la salud precaria. ¿No has observado que estos atletas se pasan la vida durmiendo y, a poco que se aparten de las normas que les han fijado, sufren grandes y violentas enfermedades?
-Sí, lo he observado.
-Es necesario, pues --dije-, un régimen de vida más flexible para nuestros atletas guerreros, ya que tienen por fuerza que estar, como los canes, siempre en vela, tener sumamente aguzados vista y oído y, aunque cambien muchas veces de aguas y alimentos o padezcan soles y temporales en sus campañas, su salud no debe sufrir quebranto alguno.
-Así me parece a mí.
-¿No será, pues, la mejor gimnástica hermana de la música de que hace poco hablábamos?
-¿A qué te refieres?
-A una gimnástica sencilla y equilibrada, sobre todo si la han de practicar soldados.
-¿Pues cómo será ésta?
-Hasta en Homero -aclaré-- pueden hallarse ejemplos de ella. Ya sabes que, cuando comen los héroes en campaña, el poeta no les sirve pescados a pesar de que están a orillas del mar, en el Helesponto, ni carne guisada, sino únicamente asada, que es la que mejor pueden procurarse los soldados. Porque, por regla general, es más fácil en todas partes encender un fuego que ir acá y allá con las ollas por delante.
-Mucho más.
-Tampoco, que yo recuerde, hace Homero mención jamás de las golosinas. ¿No es algo sabido por todos los atletas que, para que un cuerpo esté en buenas condiciones, hay que abstenerse de toda esta clase de manjares?
-Lo saben muy bien -asintió-; y, en efecto, se abstienen de ellos.
-No creo, pues, que apruebes, amigo mío, la cocina siracusana ni la variedad de guisos que se comen en Sicilia, si es que te parece que esto está bien.
-Me temo que no.
-También censurarás, por consiguiente, que tengan una amiguita corintia los hombres que deben mantener sus cuerpos en forma.
-Claro que lo censuro.
-¿Y las supuestas delicias de la pastelería ática?
-Por fuerza.
-Creo, pues, que haríamos bien poniendo en parangón todo ese género de vida y alimentos con las melodías y cantos compuestos con arreglo a toda clase de armonías y ritmos.
-¿Cómo no?
-¿No vimos que la variedad engendraba allí licencia y aquí enfermedad y, en cambio, la simplicidad en la música infundía a las almas templanza, y en la gimnástica, salud a los cuerpos?
-Nada más cierto --dijo.
-Y cuando en una ciudad prevalecen licencia y enfermedad, ¿no se abren entonces multitud de tribunales  y dispensarios  y adquieren enorme importancia la leguleyería y medicina, puesto que hasta muchos hombres libres se interesan con todo celo por ellas?
-¿Cómo no va a ocurrir así?
-¿Podrá, pues, haber un mejor testimonio de la mala y viciosa educación de una ciudad que el hecho de que no ya la gente baja y artesana, sino incluso quienes se precian de haberse educado como personas libres, necesiten de hábiles médicos y jueces? ¿Y no te parece una vergüenza y un claro indicio de ineducación el verse obligado, por falta de justicia en sí mismo, a recurrir a la ajena, convirtiendo así a los demás en señores y jueces de quien acude a ellos?
-No hay vergüenza mayor --convino.
-¿Pero no crees -seguí interrogando- que hay otra situación más vergonzosa aún que la citada, la del que no sólo pasa la mayor parte de su vida demandando y siendo demandado ante los tribunales, sino que incluso es inducido por su mal gusto a jactarse de esta misma circunstancia, y hace alarde de su habilidad para delinquir y su capacidad para dar toda clase de rodeos, recorrer todos los caminos y escapar doblándose como el mimbre con tal de no sufrir su castigo, y eso en asuntos de poca o ninguna monta, sin comprender cuánto mejor y más decoroso es disponer la vida de cada uno de manera que no se necesite para nada de la intervención de un juez somnoliento?
--Cierto -asintió.

Comentario5
Presentación






























TEXTO2E
(405d-408c)

-¿Y el necesitar de la medicina --seguí -- cuando no obligue a ello una herida o el ataque de alguna enfermedad epidémica, sino el estar, por efecto de la molície o de un régimen de vida como el descrito, llenos, tal que pantanos, de humores o flatos, obligando a los ingeniosos Asclepíadas a poner a las enfermedades nombres como «flatulencias» o «catarros» eso no te parece vergonzoso?
-Mucho -dijo-. Realmente, ¡qué nuevos y estrambóticos son esos nombres de enfermdades!
-Nombres tales --dijo- como, según yo creo, no existían en tiempos de Asclepio. Y lo deduzco de que, hallándose ante Troya sus hijos, no reprendieron a la que, herido Eurípilo, le daba a beber vino de Pramno profusamente espolvoreado con harina de cebada y queso rallado, ingredientes que, por cierto, me parecen ser inflamativos, ni tampoco reprocharon su proceder a Patroclo, que cuidaba del paciente.
-¡Pues vaya una bebida extraña -comentó- para quien estaba así!
-No lo es tanto -repliqué- si recuerdas que la terapéutica «pedagógica» de las enfermedades, lo que hoy se llama yátrica, no estaba en uso entre los Asclepíadas, según clicen, antes de la época de Heródico. Pero éste, que era profesor de gimnasia y perdió la salud, hizo una mixtura de gimnástica y medicina y comenzó por torturarse a sí mismo para seguir después torturando a muchos otros más.
-¿Cómo? -inquirió.
-Dándose -respondí- una muerte lenta. Porque, por no ser capaz, supongo yo, de sanar de su enfermedad, que era mortal, se dedicó a seguirla paso a paso y vivió durante toda su vida sin otra ocupación que su cuidado, sufriendo siempre ante la idea de salirse lo más mínimo de su dieta acostumbrada; y así consiguió llegar a la vejez muriendo continuamente en vida por culpa de su propia ciencia'.
-¡Pues así que sacó buen partido de su arte! --exclamó.
-Como es natural que suceda ---dije- a quien no sabe que no fue por ignorancia ni por inexperiencia de esta rama de la medicina por lo que Asclepio no la transmitió a sus descendientes, sino porque sabía que en toda ciudad bien regida le está destinada a cada ciudadano una ocupación a que ha de dedicarse forzosamente sin que nadie tenga tiempo para estar enfermo y cuidarse durante toda su vida. Lo que resulta gracioso es que nosotros nos demos cuenta de ello en cuanto se refiere a los artesanos y no, en cambio, cuando se trata de personas acaudaladas y que parecen ser felices.
-¿Cómo? --dijo.
-Cuando está enfermo un carpintero -aclaré-, pide al médico que le dé a beber una pócima que le haga vomitar la enfermedad o que le libere de ella mecliante una evacuación por abajo, un cauterio o una incisión. Y si se le va con prescripciones de un largo régimen, aconsejándole que se cubra la cabeza con un gorrito de lana y haga otras cosas por el estilo, en seguida sale diciendo que no tiene tiempo para estar malo ni vale la pena vivir de ese modo, dedicado a la enfermedad y sin poder ocuparse del trabajo que le corresponde. Y luego manda a paseo al médico, se pone a hacer su vida corriente y, o se cura y vive en lo sucesivo atendiendo a sus cosas, o bien, si su cuerpo no puede soportar, el mal, se muere y queda con ello libre de preocupaciones.
-En efecto --dijo-, he ahí el género de medicina que parece apropiado para un hombre de esa clase.
-¿Y eso no es acaso --,dije- porque tiene que dedicarse a una ocupación sin ejercer la cual su vida no  valdría la pena de ser vivida?
-Claro --dijo.
-En cambio, del rico podemos decir que no tiene a su cargo ninguna otra tarea tal que la renuncia forzosa a dedicarse a ella le hubiese de hacer intolerable la vida.
- Por lo menos no he oido de nadie que la tenga.
-¿No conoces lo que dijo Focílides - pregunté- que, cuando uno tiene ya suficientes medios de vida, debe practicar la virtud?
-Yo creo -dijo- que incluso antes de tenerlos.
-Pero no le objetemos nada a este respecto -dije-, sino informémonos nosotros de si ésta debe ser la ocupación del rico, de tal modo que su vida no sea vida si  no la practica, o bien si esa dedicación a las enfermedades, que impide que puedan atender a su oficio los carpinteros y demás artesanos, no se opone en nada al cumplimiento de la exhortación de Focílides.
-Sí se opone, por Zeus --exclamó-. Y hasta es, posible que no haya nada que se oponga tanto a ello como el excesivo cuidado del cuerpo que va más allá de la simple gimnástica, pues constituye también un impedimento para la administración de la casa, el servicio militar y el desempeño de cualquier cargo sedentario en la ciudad.
-Y lo que es peor todavía, dificulta toda clase de estudios, reflexiones y meditaciones interiores, pues se teme constantemente sufrir jaquecas o vértigos y se cree hallar la causa de ellos en la filosofía; de manera que es un obstáculo para cualquier ejercicio y manifestación de la virtud, pues obliga a uno a pensar que está siempre enfermo y a atormentarse incesantemente, preocupado por su cuerpo.
-Es natural --,dijo.
-¿Y no diremos que pensaría en esto Asclepio cuando dictó las reglas de la medicina para su aplicación a aquellos que, teniendo sus cuerpos sanos por naturaleza y en virtud de su régimen de vida, han contraído alguna enfermedad determinada, pero únicamente para estos seres y para los que gocen de esta constitución, a quienes, para no perjudicar a la comunidad, deja seguir respecto a las personas cronicamente minadas por males internos, no se consagra a prolongar y amargar su vida con un régimen de paulatinas evacuaciones e infusiones, de modo que el enfermo pueda engendrar descendientes que, como es natural, heredarán su constitución, sino al contrario, considera que quien no es capaz de vivir desempeñando las funciones que le son propias no debe recibir cuidados por ser una persona inútil tanto para sí mismo como para la sociedad?
-¡Qué buen político fue, según tú, Ascelepio! -exclamó.
-Claro que lo fue ---dije-. ¿Y no ves cómo sus hijos, que tan excelentes guerreros demostraron ser frente a Troya, empleaban la medicina del modo que he descrito? Recordarás que, cuando la herida que Pándaro infligió a Menelao,

«le chuparon la sangre y vertieron remedios calmantes» ,

pero no le prescribieron lo que había de beber o comer a continuación, como tampoco en el caso de Eurípilo, por considerar que, tratándose de hombres que, hasta que recibieron sus heridas, habían estado sanos y llevado una vida ordenada, bastarían las medicinas para sanarlos, aunque se diese la circunstancia de que en el mismo momento se hallasen bebiendo una mixtura como aquélla; pero de las personas constitucionalmente enfermizas o de costumbres desarregladas pensaban que, como la prolongación de su vida no había de reportar ventaja alguna a sí mismos ni a sus prójimos, no debía aplicarse a estos seres el arte médico ni era posible atenderles aunque fuesen más ricos que el mismo Midas.
-¡Muy inteligentes los hijos de Aselepio -exclamó---, a juzgar por lo que dices!
--Como tenían que ser -respondí-. Sin embargo, los trágicos y Píndaro cuentan, apartándose de nuestras normas, que Asclepio, hijo de Apolo, fue inducido por dinero a sanar a un hombre rico que estaba ya muriéndose, lo que le costó ser fulminado. Pero nosotros, de acuerdo con lo antes dicho, no les creeremos ambas afirmaciones. «Si era hijo de dios» objetaremos «no pudo ser codicioso. Y si lo era, no sería hijo de ningún dios».

Comentario5
Presentación






























TEXTO3E
(408c-410a)

-Muy bien está eso --dijo-. Pero ¿qué me dices de esto otro, Sócrates? ¿No es preciso que haya en la ciudad buenos médicos? Y éstos serán, me figuro yo, aquellos por cuyas manos hayan pasado más personas sanas y enfermas, del mismo modo que también son buenos jueces los que han tratado con más hombres de los más distintos modos de ser.
-En efecto ---convine-, e incluso muy buenos. Pero ¿sabes a quiénes tengo por tales?
-¡Si tú me lo dices! -respondió.
-Voy a intentarlo --dije-. Aunque tú has unido en la pregunta dos cuestiones diferentes.
-¿Cómo? -preguntó.
-Los médicos más hábiles -respondí- serán aquellos que, además de tener bien aprendida su profesión, hayan estado desde niños en contacto con la mayor cantidad posible de cuerpos mal dotados físicamente, y, no gozando ellos de muy robusta constitución, hayan sufrido personalmente toda clase de enfermedades. Porque no es con el cuerpo, creo yo, con lo que cuidan de los cuerpos -pues en ese caso no sería admisible que ellos estuviesen o cayesen jamás enfermos-, sino con el alma, que, si es o se hace mala, no se hallará en condiciones de cuidar bien de nada.
-Exactamente -asintió.
-En cambio, amigo mío, el  juez gobierna las almas por medio del alma, a la cual no podemos exigir que se haya formado desde la niñez en el trato y familiaridad con otras almas malas ni que haya recorrido personalmente toda la escala de las acciones criminales solamente con el fin de que, basada en su propia experiencia, pueda conjeturar con sagacidad en lo tocante a los delitos de los demás como el médico con respecto a las enfermedades corpóreas. Al contrario, es preciso que se haya mantenido pura y alejada de todo ser vicioso durante su juventud si se quiere qué su propia honradez la capacite para juzgar con criterio sano acerca de lo que es justo. Razón por la cual las buenas personas parecen simples cuando jóvenes y se dejan engañar fácilmente por los malos; es porque no tienen en sí mismos ningún modelo que les permita identificar a los seres perversos.
-En efecto --dijo-; eso es exactamente lo que les suele pasar.
-Por eso -seguí- el buen juez no debe ser joven, sino un anciano que, no por tenerla arraigada en su alma como algo propio, sino por haberla observado durante largo tiempo como cosa ajena en almas también ajenas, haya aprendido tardíamente lo que es la injusticia y llegado a conocer bien, por medio del estudio, pero no de la experiencia personal, de qué clase de mal se trata.
-¡Qué noble parece ser ese juez! -exclamó.
-¡Y qué bueno! -contestó-, que es lo que tú me preguntabas. Porque quien tiene el alma buena es bueno. En cambio, aquel otro hombre habilidoso y suspicaz que ha cometido mil fechorías y se tiene a sí mismo por ladino e inteligente, en el comercio con sus iguales se muestra hábil y cauto, ya que le basta para ello con mirar a los modelos que guarda en su interior. Mas cuando, por el contrario, se pone en relación con gentes mejores  y de más edad que él, entonces se comporta estúpidamente, con su desconfianza extemporánea e incapacidad para comprender a los caracteres rectos, propia de quien no tiene en sí mismo ningún modelo de esa especie, y únicamente porque se encuentra más veces con los malos que con los buenos es por lo que tanto él como los de más lo tienen más bien por inteligente que por necio.
-Sí ---dijo--, así sucede.
-Pues bien --- continué-, no debemos buscar el juez bueno y sabio en esa persona, sino en la anteriormente descrita. Pues la maldad jamás podrá conocerse al mismo tiempo a sí misma y a la virtud y, en cambio, la virtud innata llegará, con los años y auxiliada por la educación, a adquirir un conocimiento simultáneo de sí misma y de la maldad. En mi opinión será, pues, sabio el hombre virtuoso, pero no el malo.
-Lo mismo opino ---dijo.
-¿No tendrás, pues, que establecer en la ciudad, junto con esa judicatura, un cuerpo médico de individuos como aquellos de que hablábamos, que cuiden de tus ciudadanos que tengan bien constituidos cuerpo y alma, pero, en cuanto a los demás, dejen morir a aquellos cuya deficiencia radique en sus cuerpos o condenen a muerte ellos mismos a los que tengan un alma naturalmente mala e incorregible?
-Ciertamente -aprobó--, ésa es la mejor solución, tanto para los propios individuos como para la ciudad en general.

Comentario5
Presentación






























TEXTO4E
(410a-412c)

-Por lo que toca a tus jóvenes -continué,-, es evídente que podrán no tener que recurrir a la justicia si practican aquella música sencilla de la que decíamos que engendraba templanza.
-Efectivamente -respondió.
-Y si el músico cultiva la gimnástica siguiendo los mismos pasos, ¿no podrá, si quiere, llegar a no necesitar para nada de la medicina más que en caso forzoso?
-Yo creo que sí.
-Pero, al ejercitarse en la gimnasia y realizar sus ejercicios, lo hará atendiendo al elemento fogoso de su naturaleza y con intención de estimularlo más bien que con vistas al mero vigor corporal; no como los atletas ordinarios, que enderezan sus trabajos y régimen alimenticio únicamente al logro de este último.
-Tienes mucha razón -apoyó.
-¿No es cierto, amigo Glaucón --continué-, que quienes establecieron una educación basada en la música y la gimnástica no lo hicieron, como creen algunos, con objeto de que una de ellas atendiera al cuerpo y otra al alma?
-¿Pues con qué otro fin? -preguntó.
-Es muy posible ---dije- que tanto una como otra hayan sido establecidas con miras principalmente al cuidado del alma.
-¿Cómo?
-¿No has observado -pregunté- cómo tienen el carácter los que dedican su vida entera a la gimnástica sin tocar para nada la música? ¿Y cuantos hacen lo contrario?
-¿A qué te refícres? -,dijo.
-A la ferocidad y dureza en un caso o blandura y dulzura en el otro -aclaré.
-Sí, por cierto -exclamó--. Los que practican exclusivamente la gimnástica se vuelven más feroces de lo que sería menester y, en cambio, los dedicados únicamente a la música se ablandan más de lo decorosos.
-En efecto ---dije-; esta ferocidad puede ser resultado de una fogosidad innata, que bien educada llegará a convertirse en valentía, pero, si se la deja aumentar más de lo debido, terminará, como es natural, en brutalidad y dureza.
-Tal creo -asintió.
-¿Y qué? ¿No es, en cambio, patrimonio del carácter filosófico lo suave, que por una relajación excesiva se hace más blando de lo debido, aunque con buena educación no pasa de manso y amable?
-Así es.
-Pues bien, afirmábamos que era necesario que los guardianes reuniesen en su carácter ambas cualidades.
-Es necesario, sí.
-¿Y no lo será también que una y otra armonicen entre sí?
-¿Cómo no?
-¿El alma en que se dé esta armonía será sobria y valerosa a la vez?
-Sí.
-¿Y cobarde y grosera la que carezca de ella?
-Desde luego.
-Pues bien, cuando alguien se da a la música y deja que le inunde el alma derramando por sus oídos, como por un canal, aquellas dulces, suaves y lastimeras armonías de que hablábamos hace poco y pasa su vida entera entre gorjeos y goces musicales, esta persona comienza por templar, como el fuego al hierro, la fogosidad que pueda albergar su espíritu y hacerla útil de dura e inservible. Pero si persiste y no cesa de entregarse a su hechizo, entonces ya no hará otra cosa que liquidar y ablandar ésta su fogosidad hasta que, derretida ya por completo, cortados, por así decirlo, los tendones del alma, la persona se transforma en un «feble guerrero»
-Exactamente -dijo.
-Y si ha recibido ----continué- un alma originaria y naturalmente privada de fogosidad, llegará muy pronto a ello. En cambio, si su índole es fogosa, al debilitarse su espíritu se vuelve inestable y propenso a excitarse o abatirse fácilmente y por los menores motivos. De fogosos se nos han vuelto, pues, coléricos o irascibles, siempre malhumorados.
-En efecto.
-Pero ¿qué ocurrirá si se dedica con asiduidad a la gimnástica y la buena vida sin acercarse siquiera a la filosofía ni a la música? ¿No le llenará al principio de arrogancia y coraje la plena conciencia de su bienestar físico y se hará más valiente de lo que antes era?
-Desde luego.
-Mas ¿y si no se dedica a ninguna otra cosa ni conserva el menor trato con las Musas? ¿No sucederá entonces que, al no tener acceso a ninguna clase de enseñanza o investigación ni poder participar en ninguna discusión o ejercicio musical, aquel deseo de aprender que pudiera por acaso existir en su alma se atrofiará y quedará como sordo y ciego por falta de algo que lo excite, fomente o libere de las sensaciones impuras?
-Sí --dijo.
-Por tanto, creo que el hombre así educado dará finalmente en odiador de las letras y de las Musas; no recurrirá jamás al lenguaje para persuadir, sino que intentará, como las alimañas, conseguirlo todo por la fuerza y brutalidad y vivirá, en fin, sumido en la más torpe ignorancia, apartado de todo cuanto signifique ritmo y gracia.
-Sí --dijo-, así es.
-Son, pues, estos dos principios los que, en mi opinión, podríamos considerar como causas de que la divinidad haya otorgado a los hombres otras dos artes, la música y la gimnástica, no para el alma y el cuerpo, excepto de una manera secundaria, sino para la fogosidad y filosofía respectivamente, con el fin de que estos principios lleguen, mediante tensiones o relajaciones, al punto necesario de mutua armonía.
-Sí, así me parece a mí --convino.
-Por consiguiente, el que mejor sepa combinar gimnástica y música y aplicarlas a su alma con arreglo a la más justa proporción, ése será el hombre a quien podamos considerar como el más perfecto y armonioso músico con mucha más razón que a quien no hace otra cosa que armonizar entre sí las cuerdas de un instrumento.
-Es probable, ¡oh, Sócrates! --dijo.
-¿Entonces, Glaucón, no será necesario, si hemos de evitar que fracase su constitución, que rija constantemente nuestra ciudad un gobernante de tales condiciones?
-Claro que será preciso y más que ninguna otra cosa.

Comentario5
Presentación






























LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO6
(412c-415d)

412c-415d
Al llegar a este punto Sócrates afirma haber descrito las normas generales de la instrucción y educación basadas en la música y en la gimnasia. A continuación se pregunta si falta aún algo por definir y plantea analizar la cuestión acerca de cúales de los ciudadanos han de gobernar o ser gobernados. Afirma que lo gobernantes deberían de ser más viejos que los gobernados; señala que deberían gobernar los mejores de entre los guardianes escogiendo, de entre ellos, aquellos que parezcan más inclinados a ocuparse con todo celo en lo que juzguen útil para la ciudad y que se nieguen en absoluto a realizar aquello que no lo sea. Por eso plantea Sócrates la necesidad de vigilarles en todas las edades de la vida somentiéndolos a pruebas para poder percibir su carácter y fortaleza de animo. Propone 3 tipos de pruebas: La primera (klopé) encargándoles tareas en que con más facilidad esté uno expuesto a olvidar o dejarse engañar acerca de la opinión verdadera, por ejemplo al hablar con sofistas o demagogos. La segunda (bia) consistente en la imposición de trabajos duros y violentos con objeto de observar su nivel de resistencia. La tercera (goetía) relacionada con la seducción y consistente en obligarles a enfrentarse con realidades que provoquen temor o placer con el objeto de observar si son equilibrados e incorruptibles y de decentes. Es este tipo de pruebas las que nos permitirán observar a aquellos que se compartan con arreglo a las leyes del ritmo y la armonía. Sólo aquellos que salgan airosos de las pruebas es a quienes hay que instaurar como gobernantes y guardianes de la ciudad. A los demás habrá que desecharlos. Este es, señala Sócrates, el sistema de selección y designación de gobernantes y guardianes. Lo que sucede es que los que superen las pruebas deberíamos llamarlos los guardianes perfectos mientras que a los que no las superan deberían convertirse en auxiliares (epíkouroi) y ejecutores de las decisiones de los jefes.
{Ver texto1f}
A continuación Sócrates defiende la necesidad de explicar la situación a todos los guardianes (perfectos y auxiliares). Para explicar como hacerlo saca a colación un mito fenicio según el cual los seres se forman y educan en las entrañas de la tierra y sólo son dados a luz, por ésta, cuando ya están formados y educados. De todas formas no todos están formados por el mismo material sino que los dioses hicieron entrar oro en la composición de aquellos que estaban destinados a mandar; plata en los auxiliares, y bronce y hierro en los labradores y demás artesanos. Ya en la vida terrestre puede suceder que un hijo de plata nazca de un padre de oro o un hijo de oro de un padre de plata o que se produzca cualquier otra combinación semejante entre las demás clases. Pues bien, Sócrates propone que se estime a cada uno por lo que realmente es. Por tanto si un padre de oro tiene un hijo de bronce o hierro debería relegarle sin más conmiseración a la clase de los artesanos. O al contrario, si nace de éstos un vástago que contenga oro o plata, debe apreciar tambien su valor y educarlo como guardián.
{Ver texto2f}
Presentación




























TEXTO1F
(412e-414c)

-Pues ya tenemos ahí las normas generales de la instrucción y educación. En efecto, ¿para qué entretenernos con las danzas de nuestra gente, las cacerías con perros o sin ellos o los concursos gimnásticos e hípicos? Porque resulta casi de todo punto evidente la necesidad de que todo esto se ajuste a las normas de nuestro plan y no será difícil acomodarlo a ellas.
-No --dijo-, probablemente no será difícil.
-Bien -concluí-. Y después de esto, ¿qué tenemos que definir? -¿No hablaremos de cuáles de los ciudadanos han de gobernar o ser gobernados?
-¿Por qué no?
-¿Es, pues, evidente que los gobernantes deben ser más viejos y más jóvenes los gobernados?
-Evidente.
-¿Y que tienen que gobernar los mejores de entre ellos?
-También.
-¿Los mejores labradores no son los mejor dotados para la agricultura?
-Sí.
-Entonces, puesto que los jefes han de ser los mejores de entre los guardianes, ¿no deberán ser también los más aptos para guardar una ciudad?
-Sí.
-¿No se requerirán, pues, para esta misión personas sensatas, influyentes y que se preocupen además por la comunidad?
-Así es.
-Ahora bien, cada cual suele preocuparse más que por nada por aquello que es objeto de su amor. -Forzosamente.
-Y lo que uno más ama es aquello para lo cual se tiene por conveniente lo que lo es para uno mismo y lo que, si prospera, cree el amante prosperar él también, y si no, lo contrario.
-Cierto --,dijo.
-Habrá, pues, que elegir entre todos los guardianes a los hombres que, examinada su conducta a lo largo de toda su vida, nos parezcan más inclinados a ocuparse con todo celo en lo que juzguen útil para la ciudad y que se nieguen en absoluto a realizar aquello que no lo sea.
-Ciertamente, son los más apropiados ---dijo.
-Creo, pues, que es menester vigilarles en todas las edades de su vida para comprobar si se mantienen siempre en esta convicción y no hay seducción ni violencia capaz de hacerles olvidar y echar por la borda su idea de que es necesario hacer lo que más conveniente resulte para la ciudad.
-Pero ¿qué quieres decir con «echar por la borda»? -preguntó.
-Voy a explicártelo --,contesté-. A mí me parece que una opinión puede salir de nuestro espíritu con nuestro asenso o sin él; con él, cuando, siendo falsa, sale uno de su engaño, y sin él, siempre que se trate de una opinión verdadera.
-El primer caso --dijo- lo comprendo bien, pero el segundo necesito que me lo aclares.
-¿Pues qué? ¿No piensas tú también -seguí preguntando- que los hombres son privados de las cosas buenas involuntaríamente y de las malas voluntariamente? ¿Y no es malo el ser engañado con respecto a la verdad y bueno el hallarse en posesión de ella? ¿O es que no crees que pensar que las cosas son como son es poseer la verdad?
-Si ---dijo-. Dices bien y creo que es a pesar suyo como se ven privados los hombres de las opiniones rectas.
-¿Y esto no les ocurre cuando les roban, seducen o fuerzan?
-Tampoco esto ----dijo- lo entiendo bien.
-Es que me parece que hablo en estilo trágico -aclaré-. Digo que son robados aquellos que son disuadidos o se olvidan, porque a estos últimos les priva de su opinión, sin que lo adviertan, el tiempo, y a los primeros, las palabras. ¿Lo comprendes ahora?
-Sí.
-En cuanto a los forzados, me refiero a aquellos a quienes les hace cambiar de opinión un dolor o una pena.
-También esto lo entiendo -dijo-. Bien hablas.
-Y, por último, tú mismo podrías decir, creo yo, que los seducidos son quienes cambian de criterio atraídos por el placer e influidos por algún temor.
-Parece, pues ---dijo-, que seduce todo cuanto engaña.
-Pues bien, como decía hace un momento, hay que investigar quiénes son los mejores guardianes de la convicción, que en ellos reside, de que hay que hacer en todo momento aquello que crean más ventajoso para la república. Hay que vigilarlos, por tanto, desde su niñez, encargándoles las tareas en que con más facilidad esté uno expuesto a olvidar ese principio o dejarse engañar, y luego elegiremos al que tenga memoria y sea más difícil de embaucar y desecharemos al que no. ¿No te parece?
-Sí.
-Y habrá también que imponerles trabajos, dolores y pruebas en que podamos observarles del mismo modo.
-Exacto -asintió.
-Pero ¿no será preciso -seguí- instituir una tercera prueba de otra especie, una prueba de seducción, y-observar su conducta en ella? Lo mismo que se lleva a los potros adonde hay ruidos y barullo con el fin de comprobar si son espantadizos, igualmente hay que enfrentar a nuestros hombres, cuando son jóvenes, con cosas que provoquen temor y luego introducirlos en los placeres. Con ello los probaremos mucho mejor que al oro con el fuego y comprobaremos si el examinado se muestra incorruptible y decente en todas las situaciones, buen guardián de sí mismo y de la música que ha aprendido, y si se comporta siempre con arreglo a las leyes del ritmo y la armonía; si es, en fin, como debe ser el hombre más útil tanto para sí mismo como para la ciudad. Y al que, examinado una y otra vez, de niño, de muchacho y en su edad viril, salga airoso de la prueba, hay que instaurarlo como gobernante y guardián de la ciudad, concederle en vida dignidades y, una vez difunto, honrar sus despojos con los más solemnes funerales y su memoria con monumentos; pero al que no sea así hay que desecharlo, Tal me parece, Glaucón -concluí-, que debe ser el sistema de selección y designación de gobernantes y guardianes; esto hablando en líneas generales y prescindiendo de pormenores.
-También yo --,dijo- opino lo mismo.
-¿Y no tendríamos realmente toda la razón si llamásemos a éstos guardianes perfectos, encargados de que los enemigos de fuera no puedan y los amigos de dentro no quieran hacer mal, y que, en cambio, a los jóvenes a quienes hace poco llamábamos guardianes les calificásemos de auxiliares y ejecutores de las decisiones de los jefes?
-Eso creo ---dijo.

Comentario6
Presentación




























TEXTO2F
(414c-415d)

-¿Cómo nos las arreglaríamos ahora - seguí - para inventar una noble mentira de aquellas beneficiosas de que antes hablábamos y convencer con ella ante todo a los mismos jefes y si no a los restantes ciudadanos?
-¿A qué te refieres? -preguntó.
-No se trata de nada nuevo -dije-, sino de un caso fenicio, ocurrido ya muchas veces en otros tiempos, según narran los poetas y han hecho creer a la gente, pero que nunca pasó en nuestros días ni pienso que pueda pasar; es algo que requiere grandes dotes de persuasión para hacerlo creíble.
-Me parece --dijo- que no te atreves a relatarlo.
-Ya verás cuando lo cuente -repliqué- cómo tengo razones para no atreverme.
-Habla ---dijo- y no temas.
-Voy, pues, a hablar, aunque no sé cómo ni con qué palabras osaré hacerlo, ni cómo he de intentar persuadir, ante todo a los mismos gobernantes y a los estrategos, y luego a la ciudad entera, de modo que crean que toda esa educación e instrucción que les dábamos no era sino algo que experimentaban y recibían en sueños; que en realidad permanecieron durante todo el tiempo bajo tierra, moldeándose y creciendo allá dentro de sus cuerpos mientras se fabricaban sus armas y demás enseres; y que, una vez que todo estuvo perfectamente acabado, la tierra, su madre, los sacó a la luz, por lo cual deben ahora preocuparse de la ciudad en que moran como de quien es su madre y nodriza y defenderla si alguien marcha contra ella y tener a los restantes ciudadanos por hermanos suyos, hijos de la misma tierra.
-No te faltaban razones --dijo- para vacilar tanto antes de contar tu mentira.
-Era muy natural -hice notar-. Pero escucha ahora el resto del mito,
«Sois, pues, hermanos todos cuantos habitáis en la ciudad -les diremos siguiendo con la fábula-; pero, al formaros los dioses, hicieron entrar oro en la composición de cuantos de vosotros están capacitados para mandar, por lo cual valen más que ninguno; plata, en la de los auxiliares, y bronce y hierro, en la de los labradores y demás artesanos'. Como todos procedéis del mismo origen, aunque generalmente ocurra que cada clase de ciudadanos engendre hijos semejantes a ellos, puede darse el caso de que nazca un hijo de plata de un padre de oro o un hijo de oro de un padre de plata o que se produzca cualquier otra combinación semejante entre las demás clases. Pues bien, el primero y principal mandato que tiene impuesto la divinidad sobre los magistrados ordena que, de todas las cosas en que deben comportarse como buenos guardianes, no haya ninguna a que dediquen mayor atención que a las combinaciones de metales de que están compuestas las almas de los niños.Y si uno de éstos, aunque sea su propio hijo, tiene en la suya parte de bronce o hierro, el gobernante debe estimar su naturaleza en lo que realmente vale y relegarle,sin la más mínima conmiseración, a la clase de los artesanos y labradores. O al contrario, si nace de éstos un vástago que contenga oro o plata, debe apreciar también su valor y educarlo como guardián en el primer caso o como auxiliar en el segundo, pues, según un oráculo, la ciudad perecerá cuando la guarde el guardián de hierro o el de bronce». He aquí la fábula. ¿Puedes sugerirme algún procedimiento para que se la crean?
-Ninguno -respondió--, al menos por lo que toca a esta primera generación. Pero sí podrían llegar a admitir- la sus hijos, los sucesores de éstos y los demás hombres del futuro.
-Pues bien bastaría esto sólo para que se cuidasen mejor de la ciudad y de sus conciudadanos; pues me parece que me doy cuenta de lo que quieres decir.

Comentario6
Presentación




























LIBRO III REPÚBLICA
COMENTARIO7
(415d-419a)

415d-419ª
Despues de tratar sobre la selección de los guardianes perfectos y de los auxiliares Sócrates plantea la necesidad de analizar cual debería ser la educación a recibir por parte de los auxiliares, pues con la mera selección no estaría claro todavía si, por ejemplo, los auxiliares abusarían de su poder convirtiéndose en tiranos. En este contexto propone el regimen de vida y habitación siguiente: ninguno poseerá casa propia ni tampoco ninguna habitación ni despensa donde no pueda entrar todo el que quiera. En cuanto a víveres, recibirán de los demás ciudadanos, como retribución por sus servicios, los alimentos neceasarios para unos guerreros fuertes y valientes. Vivirán en común asistiendo regularmente a comidas colectivas. Por lo que respeta al oro y a la plata se les dirá que ya tienen bastante con el que los dioses pusieron en sus almas; serán, por tanto, los ùnicos ciudadanos a los que no se les permite tocar el oro ni la plata. Tampoco podrán tener propiedades ya que si adquieren tierras propias acabarán por convertirse en odiosos déspotas.
{Ver texto1g}
Presentación




























TEXTO1G
(415d-419a)

Pero ahora dejemos que nuestro mito vaya adonde lo lleve la voz popular y nosotros armemos a nuestros terrígenas y conduzcámoslos luego bajo la dirección de sus jefes. Una vez llegados, que consideren cuál es el lugar de la ciudad más apropiado para acampar en él: una base apta para someter desde ella a los conciudadanos, si hay entre ellos quien se niegue a obedecer a las leyes, y defenderse contra aquellos enemigos que puedan venir de fuera como lobos que atacan un rebaño. Y una vez hayan ya acampado y ofrecido sacrificios a quienes convenga, dispónganse a acostarse. ¿No es así?
-Sí -respondió.
-Pues bien, ¿no lo harán en un lugar que les ofrezca abrigo en invierno y resguardo en verano?
-¿Cómo no? Porque me parece que hablas de habitaciones --dijo.
-Sí y precisamente de habitaciones para soldados, no para negociantes.
-Pero ¿qué diferencia crees que existe entre unas y otras? -preguntó.
-Intentaré explicártelo -respondí-. No creo que para un pastor pueda haber nada más peligroso y humillante que dar a sus perros, guardianes del ganado, una tal
crianza y educación que la indisciplina, el hambre o cualquier mal vicio pueda inducirles a atacar ellos mismos a los rebaños y parecer así, más bien que canes, lobos.
-Sería terrible --convino-. ¿Cómo no iba a serlo?
-¿No habrá, pues, que celar con todo empeño para que los auxiliares no nos hagan lo mismo con los ciudadanos y, abusando de su poder, se asemejen más a salvajes tíranos que a aliados amistosos?
-Sí, hay que vigilar --dijo.
-¿Y no contaríamos con la mejor garantía a este respecto si supiéramos que estaban realmente bien educados?
-¡Pero si ya lo están! --exclamó.
Entonces dije yo: -Eso no podemos sostenerlo con demasiada seguridad, querido Glaucón. Pero si lo que decíamos hace un instante, que es imprescindible que reciban la debida educación, cualquiera que ésta sea, si queremos que tengan lo que más les puede ayudar a ser mansos consigo mismos y con aquellos a quienes guardan.
-Tienes mucha razón ---dijo.
-Pues bien, con respecto a esta educación, cualquiera que tenga sentido común defenderá la necesidad de que dispongan de viviendas y enseres tales que no les impidan ser todo lo buenos guardianes que puedan ni les impulsen a hacer mal a los restantes ciudadanos.
-Y lo dirá con razón.
-Considera, pues --dije yo-, si es el siguiente el régimen de vida y habitación que deben seguir para ser así. Ante todo nadie poseerá casa propia excepto en caso de absoluta necesidad. En segundo lugar nadie tendrá tampoco ninguna habitación ni despensa donde no pueda entrar todo el que quiera. En cuanto a víveres, recibirán de los demás ciudadanos, como retribución por su guarda, los que puedan necesitar unos guerreros fuertes, sobrios y valerosos, fijada su cuantía con tal exactitud que tengan suficiente para el año, pero sin que les sobre nada. Vivirán en común, asistiendo regularmente a las comidas colectivas como si estuviesen en campaña. Por lo que toca al oro y plata, se les dirá que ya han puesto los dioses en sus almas, y para siempre, divinas porciones de estos metales, y por tanto para nada necesitan de los terrestres ni es lícito que contaminen el don recibido aliando con la posesión del oro de la tierra, que tantos crímenes ha provocado en forma de moneda corriente, el oro puro que en ellos hay. Serán, pues, ellos los únicos ciudadanos a quienes no esté permitido manejar ni tocar el oro ni la plata ... ni entrar bajo el techo que cubra estos metales ni llevarlos sobre sí ni beber en recipiente fabricado con ellos. Si así proceden, se salvarán ellos y salvarán a la ciudad; pero si adquieren tierras propias, casas y dinero, se convertirán de guardianes en administradores y labriegos y de amigos de sus conciudadanos en odiosos déspotas. Pasarán su vida entera aborreciendo y siendo aborrecidos, conspirando y siendo objeto de conspiraciones, temiendo, en fin, mucho más y con más frecuencia a los enemigos de dentro que a los de fuera; y así correrán en derechura al abismo tanto ellos como la ciudad. ¿Bastan, pues, todas estas razones -terminé-- para que convengamos en la precisión de un tal régimen para el alojamiento y demás necesidades de los guardianes, y lo establecemos como digo, o no?
-Desde luego -asintió Glaucón.

Comentario7
Presentación


































NO ESCUCHAR EN LA NIÑEZ
Sócrates se está refiriendo a todos aquellos relatos sobre los dioses que deberían ser suprimidos en la educación de los niños y jovenes destinados a ser los guardianes perfectos de su ciudad ideal recién fundada. El contenido de las leyes que recogen esta prohibición se encuentra en el libro II de la República.
Texto1a
Comentario1


















NO TEMER A LA MUERTE
Sócrates continúa tratando acerca de la educación que deberían de recibir los guardianes perfectos de su ciudad ideal. Ahora, y con el objeto de que tales guardianes sean valientes, tratará de aquellos relatos fabulosos que tratan mal, según Sócrates, el tema del otro mundo y del temor a la muerte. Por ello, propondrá tambien suprimir, como más adelante se puede observar, muchos pasajes de los poetas tradicionales que tratan sobre estos temas.
Texto1a
Comentario1


















EL HADES
Hades, en la mitología griega, dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo. Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior, rigió el reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba ni plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía también como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra.
El mundo subterráneo suele ser llamado Hades. Estaba dividido en dos regiones: Erebo, donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región más profunda, donde se había encerrado a los titanes. Era un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y sombras incorpóreas y custodiado por
Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón. Siniestros ríos separaban el mundo subterráneo del mundo superior, y el anciano barquero Caronte conducía a las almas de los muertos a través de estas aguas. En alguna parte, en medio de la oscuridad del mundo inferior, estaba situado el palacio de Hades. Se representaba como un sitio de muchas puertas, oscuro y tenebroso, repleto de espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. En posteriores leyendas se describe el mundo subterráneo como el lugar donde los buenos son recompensados y los malos castigados.
Texto1a
Comentario1


















MEJOR LABRADOR VIVO QUE HEROE MUERTO
Ver Homero, Od. XI 489-491. Allí la sombra de Aquiles le relata estas palabras a Ulises. De tales palabras se podría deducir claramente, según Sócrates, un temor claro a morir y al estar en el otro mundo. Por ello el pasaje no debería relatarse a los jovenes guardianes ya que les transmite un mal ejemplo por parte de un heroe, como Aquiles.
Texto1a
Comentario1


















CASA TREMENDA
Este pasaje pertenece a la Ilíada XX  64-65. Tambien debería ser prohibida la lectura de pasajes de este tipo pues en ellos se muestra el otro mundo como un lugar terrible que produce espanto.
Texto1a
Comentario1


















PERDURACIÓN DEL ALMA SIN MENTE
Ver Ilíada XXIII 103-104. Estas palabras las pronuncia Aquiles cuando la sombra de Patroclo
elude su abrazo. En este pasaje se estaría mostrando tambien de modo muy negativo, según Sócrates,  la vida en el otro mundo ya que, Aquiles, se lamenta, y ve como un castigo terrible que le acompañará durante toda la eternidad, el poder percibir la realidad y sus imágenes, pero, al mismo tiempo, sin tener capacidad mental, por ejemplo, de recordar y reconocer al otro, como sucede, en este caso, con su amante Patroclo.
Texto1a
Comentario1


















RAZÓN Y SOMBRAS ERRANTES
Ver Od. X 495. Estas palabras pertenecen a Tiresias, el adivino, el cual conserva, aun en el otro mundo, alguna de las las facultades que había tenido en vida. Platón altera de todos modos el texto homérica. Cf. Men. 100 a.
Texto1a
Comentario1


















ALMAS QUE LLORAN SU DESTINO
Ver Ilíada  XVI 856-857. Es el alma de Patroclo la que muestra el Hades como un lugar horrible en dónde las almas lloran su sino.
Texto1a
Comentario1


















ALMAS BAJO TIERRA COMO EL HUMO
Ver Ilíada  XXIII 100-101. Habla nuevamente el alma del amante de Aquiles, Patroclo.
Texto1a
Comentario1


















ALMAS CUAL MURCIELAGOS QUEJUMBROSOS
Ver  Odisea XXIV 6-9. En esta expresión se describe como las almas de los procos marchan al Hades siguiendo a Hermes. Por ello se describe el espanto que las almas sienten al vivir en el otro mundo, ya que compara los quejidos de las almas  con los chillidos de los muerciélagos dentro de una antro asombroso.
Texto1a
Comentario1


















NOMBRES TERRIBLES
La etimología popular relacionaba los nombres del río Cocito y la laguna Estige con los verbos que significan respectivamente «gemir» y «odiar».
Texto1a
Comentario1


















EL COCITO
Rio siniestro que separaba el mundo subterráneo del mundo superior. Allí el anciano barquero Caronte conducía a las almas de los muertos a través de sus aguas.
Texto1a
Comentario1


















EL RIO ÉSTIGE
Estigia, Laguna o Éstige, Río, en la mitología griega, río que sirve de entrada al otro mundo. También se le denomina Éstige y conduce a la laguna Estigia. Se suele describir como el río fronterizo por donde el anciano barquero Caronte transportaba a las almas de los muertos. Se personificaba a Estigia como una hija del titán Océano y, además, como guardiana de los juramentos sagrados que vinculaban a los dioses.El río actual, cuyo nombre moderno es Mavronéri, se encuentra en el nordeste de Arcadia, Grecia. Cae desde un acantilado de 183 m y corre por un escabroso desfiladero. Los antiguos griegos creían que sus aguas estaban envenenadas, y el río estaba asociado con el submundo desde la época de Homero.
Texto2a
Comentario1


















GEMIDOS Y SOLLOZOS
A partir de ahora, Sócrates, propone suprimir en la educación de los guardianes perfectos aquellos relatos en dónde se muestre a heroes y dioses manifestando debilidad y lametándose con gemidos y sollozos. Esta actitud, según Sócrates, sería muy poco ejemplar para jovenes que se supone que tienen que gobernar o defender con toda prudencia, fogosidad y valor la ciudad recien fundada.
Texto2a
Comentario1




























PERDIDA DE UN HIJO
Sócrates parece estar haciendo referencia a Pericles el cual parece que se comportó muy valientemente al recibir la noticia de la muerte de sus dos hijos. ( Ver Plutarco Cons. Apoll. 128 e-f)
Texto2a
Comentario1




























HOMERO
Homero, nombre traidicionalmente asignado al famoso autor de la Iliada y la Odisea, las dos grandes epopeyas de la antigüedad en Grecia. Nada se sabe de su persona, y de hecho algunos ponen en duda que estas dos epopeyas sean obra del mismo autor. Sin embargo, los datos lingüísticos e históricos de que disponemos permiten suponer que los poemas fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el siglo IX a.C.
La Iliada
Las dos epopeyas narran hechos legendarios que supuestamente ocurrieron muchos siglos antes de la época en que fueron escritas. La Iliada se sitúa en el último año de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la historia de la cólera del héroe griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los griegos, aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre, reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a la tragedia de la muerte y el luto.
La Odisea
La Odisea narra el regreso del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los cuales se enfrenta a diversos peligros, como el gigante devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo gala de una sangre fría y una paciencia infinitas, pone a prueba la lealtad de sus sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.
Texto2a
Comentario1




























AQUILES
Aquiles, en la mitología griega, el mayor de los guerreros griegos en la guerra de Troya. Era hijo de la ninfa del mar, Tetis, y de Peleo, rey de los mirmidones de Tesalia. Cuando era un niño su madre lo sumergió en el Éstige para hacerlo inmortal. Las aguas lo hicieron invulnerable menos en el talón, por donde lo sostenía su madre. Aquiles libró muchas batallas durante el sitio de diez años a la ciudad de Troya. Cuando el rey miceno Agamenón tomó para sí a la doncella cautiva Briseida, Aquiles retiró a los mirmidones de la batalla y se encerró encolerizado en su tienda. Los troyanos, envalentonados por su ausencia, atacaron a los griegos y los forzaron a una retirada precipitada. Entonces Patroclo, amigo y compañero de Aquiles, le pidió que le prestara su armadura y le dejara avanzar con los mirmidones a la batalla. Aquiles aceptó. Cuando el príncipe troyano Héctor mató a Patroclo, el desconsolado Aquiles volvió a la batalla, mató a Héctor y arrastró su cuerpo triunfante detrás de su carro. Más tarde permitió a Príamo, rey de Troya, rescatar el cuerpo de Héctor. Aquiles peleó su última batalla con Memnón, rey de los etíopes. Después de matar al rey, Aquiles condujo a los griegos hacia los muros de Troya. Allí fue mortalmente herido en el talón por Paris. La disputa entre Aquiles y Agamenón, la batalla posterior y el rescate del cuerpo de Héctor son narrados en la Ilíada.
Texto2a
Comentario1




























VAGAR AGITADO
Esta expresión se encuentra en  Ilíada XVIII- 10-12. Allí, Aquiles no puede consolarse de la muerte de Patroclo.
Texto2a
Comentario1




























POLVO NEGRUZCO
Ver Iliada  XVIII 23-24. Aquí se reproduce la misma situación de desesperación de Aquiles ante la pérdida de su amante Patroclo.
Texto2a
Comentario1




























PRIAMO
Príamo, en la mitología griega, rey de Troya. Fue padre de 50 hijos, entre los que sobresale el gran guerrero Héctor, y de 50 hijas, entre ellas la profeta Casandra. Cuando era joven, Príamo luchó con los frigios contra las amazonas, pero en la época de la guerra de Troya era demasiado viejo para guerrear. El conflicto comenzó cuando los griegos se propusieron rescatar a Helena, que había sido raptada por Paris, el hijo de Príamo. Durante los diez años de combate, Príamo asistió ansiosamente al desarrollo de la batalla desde los muros de Troya con su mujer, la reina Hécuba. Después de la muerte de su hijo Héctor a manos del héroe griego Aquiles, Príamo se dirigió al campo griego para recuperar el cuerpo de Héctor. Aquiles perdonó la vida a Príamo y le entregó el cadáver de su hijo para que recibiese sepultura, pero durante el saqueo de Troya, Neoptolemo, hijo de Aquiles lo mató.
Texto2a
Comentario1




























REVOLCANDOSE POR EL ESTIERCOL
Ver Ilíada XXII 414-415. En este texto se reproduce la actuación de Príamo lamentándose amargamente por la muerte de su hijo Héctor.
Texto2a
Comentario1




























DESDICHADA TETIS
Con estas palabras llora Tetis en Iliáda XVIII 54 la muerte de su hijo Aquiles.
Texto2a
Comentario1




























ZEUS AFLIGIDO
Ver Iliada XXII 168-169. Allí Zeus presencia la persecución de que Aquiles hace objeto a Héctor.
Texto2a
Comentario1




























SARPEDÓN
Ver Iliada  XVI 433-434. Allí vuelve Zeus a lamentarse de la suerte que le espera a Sarpedón a manos de Patroclo.
Texto2a
Comentario1




























SOBRE LA RISA
Los antiguos tenían por indecorosa la risa inm<>oderada. Diógenes Laercio cuenta que Platón jamás reía con exceo.
Texto3a
Comentario1


























RISA EN LOS DIOSES
Ver Ilíada I 599-600.
Texto3a
Comentario1


























RAZONAMIENTO PROPIO
Sócrates se pregunta extrañado si el razonamiento que está usando en su análisis le pertenece realmente a él. Es evidente que este tema podría situarse en relación con la tan debatida cuestión de si es Sócrates o Platón el creador de la teoría de las ideas. En este contexto, Sócrates, parece no estar seguro - ¿mensaje subliminal de Platón para decirnos que el creador de la teoría de las ideas había sido él? - de si el razonamiento es propiedad de él mismo o si, por el contrario, existe al margen de él mismo, siendo unicamente su capacidad de razonar quien  tiene acceso a algo olvidado que se rescata mediante la dialéctica y que existe en otro mundo.
Texto3a
Comentario1


























UTILIDAD DE LA MENTIRA
Platón nos muestra aquí un aspecto de su pensamiento que ha sido muy criticado. Es cierto que condena la mentira en los relatos que, según él, falseen el actuar de los dioses y de los heroes. Sin embargo, tanto ahora como más adelante en la República, Platón, no tiene reparo en defender el uso de la mentira por parte de los destinados al gobierno de la ciudad. Unicamente, el pequeño nucleo de sabios selectos, destinados a gobernar, son los que, por razones políticas, podrían utilizar la mentira en beneficio de la comunidad. Es evidente que la puesta en práctica de esta medida es muy peligrosa y, por ello, no son de extrañar las multiples criticas que Platón ha recibido.
Texto3a
Comentario1


























ARTE AL SERVICIO DE TODOS
Ver Odisea XVII 383-387. Según Platón, todos los que realicen algún tipo de actividad técnica tendrían prohibido mentir y podrían sufrir castigo por ello. La mentira es  un dón que unicamente podría practicar, por el bien de la comunidad, la clase dirigente.
Texto3a
Comentario1


























LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA
Sócrates defiende que los guardianes perfectos reciban una educación basada en la virtud de la templanza. Aunque sobre esta virtud -asi como de la prudencia, el valor y la justicia- tratará más ampliamente en el Libro IV, ahora, Sócrates define la virtud de la templanza ya en su esencia: obedecer a los que mandan (tanto a nivel externo como interno) y dominarse uno a sí mismo en sus apetitos. Pues bien, en este contexto, Sócrates propone a continuación, censurar todos aquellos pasajes y relatos de los poetas que atenten contra esta virtud de la templanza.
Texto3a
Comentario1


























DIOMEDES
Esta expresión pertenece a Diomedes cuando   habla a Esténelo en Ilíada IV 412.
Texto3a
Comentario1


























RESPIRANDO CORAJE
Estos versos no están juntos en Homero. Es muy posible que Platón cite de memoria fragmentos de Ilíada III 8 y IV 431.
Texto3a
Comentario1


























BORRACHO CON OJOS DE PERRO
Ver Ilíada I 225. Son palabras que Aquiles dirige a Agamenón.
Texto3a
Comentario1


























MESAS REPLETAS
Ver Odisea IX 8-10.
Texto3a
Comentario1


























MORIR DE HAMBRE
Ver Odisea XII 342.
Texto3a
Comentario1

























ZEUS
Zeus, en la mitología griega, dios del cielo y soberano de los dioses olímpicos. Zeus corresponde al dios romano Júpiter.Según Homero, se consideraba a Zeus padre de los dioses y de los mortales. No fue el creador de los dioses y de los hombres; era su padre en el sentido de protector y soberano tanto de la familia olímpica como de la raza humana. Señor del cielo, dios de la lluvia y acumulador de nubes, que blandía el terrible rayo. Su arma principal era la égida, su ave, el águila, su árbol, el roble. Zeus presidía a los dioses en el monte Olimpo, en Tesalia. Sus principales templos estaban en Dódona, en el Epiro, la tierra de los robles y del templo más antiguo, famoso por su oráculo, y en Olimpia, donde se celebraban los juegos olímpicos en su honor cada cuatro años. Los juegos de Nemea, al noroeste de Argos, también estaban dedicados a Zeus.Zeus era el hijo menor del titán Cronos y de la titánida Rea y hermano de las divinidades Poseidón, Hades, Hestia, Démeter y Hera. De acuerdo con uno de los mitos antiguos sobre el nacimiento de Zeus, Cronos, temiendo ser destronado por uno de sus hijos, los devoraba cuando nacían. Al nacer Zeus, Rea envolvió una piedra con pañales para engañar a Cronos y ocultó al dios niño en Creta, donde se alimentó con la leche de la cabra Amaltea y lo criaron unas ninfas. Cuando Zeus llegó a la madurez, obligó a Cronos a vomitar a los otros niños, que estaban deseosos de vengarse de su padre. Durante la guerra que sobrevino, los titanes lucharon del lado de Cronos, pero Zeus y los demás dioses lograron la victoria y los titanes fueron enviados a los abismos del Tártaro. A partir de ese momento, Zeus gobernó el cielo, y sus hermanos Poseidón y Hades recibieron el poder sobre el mar y el submundo, respectivamente. Los tres gobernaron en común la tierra.
En la obra del poeta griego Homero, Zeus aparece representado de dos maneras muy diferentes: como dios de la justicia y la clemencia y como responsable del castigo a la maldad. Casado con su hermana Hera, es padre de
Ares, dios de la guerra; de Hebe, diosa de la juventud; de Hefesto, dios del fuego, y de Ilitía, diosa del parto. Al mismo tiempo, se describen las aventuras amorosas de Zeus, sin distinción de sexo (Ganimedes), y los recursos de que se sirve para ocultarlas a su mujer. En la mitología antigua son numerosas sus relaciones con diosas y mujeres mortales, de quienes ha obtenido descendencia. En leyendas posteriores, en las que se introducen otros valores morales, se pretende mostrar al padre de los dioses a salvo de esta imagen libertina y lasciva. Sus amoríos con mortales se explican a veces por el deseo de los antiguos griegos de vanagloriarse de su linaje divino.
En la escultura, se representa a Zeus como una figura barbada y de apariencia regia. La más famosa de todas fue la colosal estatua de marfil y oro, del escultor
Fidias, que se encontraba en Olimpia.
Texto4a
Comentario1


























PASIÓN DIVINA
El episodio de Zeus y Hera ocurre en Ilíada XIV 294 y sigs. El pasaje en que Zeus vela mientras los demás duermen se encuentra, por el contrario, en Ilíada II 1-4.
Texto4a
Comentario1


























PADRES QUERIDOS
Ver Ilíada XIV 294-296. De todos modos las palabras entrecomilladas "sin saberlo sus padres queridos"  no son proferidas por Zeus, sino por el narrador.
Texto4a
Comentario1


























EPISODIO DE HEFESTO
En Od. VIII 266 y sigs. Demódoco canta el adulterio de Afrodita y Ares y la venganza de Hefesto, el marido burlado.
Texto4a
Comentario1


























HEFESTO
Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos.
Texto4a
Comentario1


























AFRODITA
Afrodita, en la mitología griega, diosa del amor y la belleza, equivalente a la Venus romana. En la Ilíada de Homero aparece como la hija de Zeus y Dione, una de sus consortes, pero en leyendas posteriores se la describe brotando de la espuma del mar y su nombre puede traducirse como 'nacida de la espuma'. En la leyenda homérica, Afrodita es la mujer de Hefesto, el feo y cojo dios del fuego. Entre sus amantes figura Ares, dios de la guerra, que en la mitología posterior aparece como su marido. Ella era la rival de Perséfone, reina del mundo subterráneo, por el amor del hermoso joven griego Adonis.
Tal vez la leyenda más famosa sobre Afrodita está relacionada con la
guerra de Troya. Eris, la diosa de la discordia, la única diosa no invitada a la boda del rey Peleo y de la nereida Tetis, arrojó resentida a la sala del banquete una manzana de oro destinada "a la más hermosa". Cuando Zeus se negó a elegir entre Hera, Atenea y Afrodita, las tres diosas que aspiraban a la manzana, ellas le pidieron a Paris, príncipe de Troya, que diese su fallo. Todas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció ser un poderoso gobernante; Atenea, que alcanzaría una gran fama militar, y Afrodita, que obtendría a la mujer más hermosa del mundo. Paris seleccionó a Afrodita como la más bella, y como recompensa eligió a Helena de Troya, la mujer del rey griego Menelao. El rapto de Helena por Paris condujo a la guerra de Troya.
Probablemente de origen oriental, en las primitivas creencias religiosas griegas se identificaba a Afrodita con la fenicia Astarté y era conocida como Afrodita Urania, reina de los cielos, y como Afrodita Pandemos, diosa del pueblo.
Texto4a
Comentario1


























ARES
Ares, en la mitología griega, dios de la guerra e hijo de Zeus, rey de los dioses, y de su esposa Hera. Los romanos lo identificaban con Marte, también un dios de la guerra. Agresivo y sanguinario, Ares personificaba la brutal naturaleza de la guerra, y era impopular tanto para los dioses como para los seres humanos. Entre las deidades asociadas con Ares estaban su consorte, Afrodita, diosa del amor, y deidades menores como Deimo (temor) y Fobo (terror), que lo acompañaban en batalla. Aunque feroz y belicoso, Ares no era invencible, ni siquiera frente a los mortales.
El culto de Ares, que se creía originario de Tracia, no estaba muy difundido en la antigua Grecia y, donde existía, carecía de significación social o moral. Ares era una deidad ancestral de
Tebas y tenía un templo en Atenas, al pie del Areópago o colina de Ares.
Texto4a
Comentario1


























CALLA CORAZÓN
Palabras pronunciadas por Ulises en Od. XX 17-18.
Texto4a
Comentario1


























PERSUASIÓN MEDIANTE DONES
Verso atribuido a Hesíodo. Tambien aparece en. Eurípides, Medea. 964.
Texto4a
Comentario1


























FENICE, PRECEPTOR DE AQUILES
Platón refiere aquí lo que,acerca del preceptor de Aquiles, se cuenta en Ilíada IX 515 y sigs.
Texto4a
Comentario1


























AGAMENÓN
Agamenón
, en la mitología griega, rey de Micenas y jefe de las fuerzas griegas en la guerra de Troya. Era hijo de Atreo y padeció la maldició lanzada sobre su casa. Cuando los griegos se reunieron en Áulide para su viaje a Troya, se vieron obligados a retroceder por los vientos adversos. Para calmar los vientos, Agamenón sacrificó a su hija Ifigenia a la diosa Ártemis. Su disputa con Aquiles sobre la princesa cautiva Briseida y las consecuencias de esa cólera forman buena parte del argumento de la Ilíada de Homero. Después de un sitio de diez años, cayó Troya y Agamenón volvió victorioso a Micenas. Con él fue la princesa troyana Casandra, que le había sido concedida por el ejército griego triunfante.
Clitemnestra, mujer de Agamenón, lo recibió con expresiones de amor, pero mientras él estaba en el baño, ella le tendió una trampa. Egisto, el amante de ella, golpeó a Agamenón con una espada y, mientras estaba inconsciente por el golpe, Clitemnestra lo decapitó con un hacha. Su muerte fue vengada siete años más tarde por su hijo Orestes. La historia de la muerte de Agamenón es contada en la primera pieza de la trilogía Orestíada, del poeta griego antiguo Esquilo.
Texto4a
Comentario1


























DONES POR EL RESCATE
Ver Ilíada XIX 278 y sigs. De todos modos en Ilíada 147 y sigs. Aquiles se muestra indiferente con respecto a los posibles dones de Agamenón. Por su parte en Ilíada XXIV 560 y sigs Aquiles dice que pensaba devolver a Príamo sin rescate el cadáver de Héctor.
Texto4a
Comentario1


























APOLO
Apolo (mitología), en la mitología griega, hijo del dios Zeus y de Leto, hija de un titán. Era también llamado Délico, de Delos, la isla de su nacimiento, y Pitio, por haber matado a Pitón, la legendaria serpiente que guardaba un santuario en las montañas del Parnaso. En la leyenda homérica, Apolo era sobre todo el dios de la profecía. Su oráculo más importante estaba en Delfos, el sitio de su victoria sobre Pitón. Solía otorgar el don de la profecía a aquellos mortales a los que amaba, como a la princesa troyana Casandra.
Apolo era un músico dotado, que deleitaba a los dioses tocando la lira. Era también un arquero diestro y un atleta veloz, acreditado por haber sido el primer vencedor en los juegos olímpicos. Su hermana gemela, Ártemis, era la guardiana de las muchachas, mientras que Apolo protegía de modo especial a los muchachos. También era el dios de la agricultura y de la ganadería, de la luz y de la verdad, y enseñó a los humanos el arte de la medicina.
Algunos relatos pintan a Apolo como despiadado y cruel. Según la Ilíada de
Homero, Apolo respondió a las oraciones del sacerdote Crises para obtener la liberación de su hija del general griego Agamenón arrojando flechas ardientes y cargadas de pestilencia en el ejército griego. También raptó y violó a la joven princesa ateniense Creusa, a quien abandonó junto con el hijo nacido de su unión. Tal vez a causa de su belleza física, Apolo era representado en la iconografía artística antigua con mayor frecuencia que cualquier otra deidad.
Texto4a
Comentario1


























APOLO FLECHERO
Ver Ilíada XXII 15, 20.
Texto4a
Comentario1


























EL RIO ESPERQUEO
Ver Ilíada XXI 130-132, 212-226, 233 y sigs. El río es el Escamandro.
Texto4a
Comentario1


























OFRENDA DE CABELLERA
Aquiles había ofrecido su cabellera al Esperqueo en el caso de que regresara sano y salvo a Grecia; pero como él sabía muy bien que tal cosa no sucedería, la ofreció, de nuevo a la sombra de Patroclo.
Texto4a
Comentario1


























ARRASTRE DE HECTOR
Ver Ilíada XXIV 14 y sigs.
Texto4a
Comentario1


























MATANZA SOBRE LA PIRA
Ver Iliada XXIII 175 y sigs.
Texto4a
Comentario1


























DIOSA MADRE DE AQUILES
Se refiere a la diosa Tetis. En en la mitología griega era hija de las divinidades marinas Nereo y Doris, y la más famosa de las nereidas. La pretendieron Zeus, el dios supremo, y también Poseidón, dios del mar, quienes le comunicaron la profecía de que daría a luz un hijo que sería más poderoso que su padre. Fue entregada a Peleo, gobernador de los mirmidones, quien era considerado el más digno entre los mortales. De esta unión, Tetis concibió al héroe Aquiles.
Texto4a
Comentario1


























PELEO
Peleo
, en la mitología griega, rey de los mirmidones de Tesalia, hijo de Eaco, rey de Egina. Tomó parte en la caza del jabalí de Calidón y en el viaje de los argonautas en busca del vellocino de oro, pero es especialmente famoso por su matrimonio con Tetis, una de las nereidas, quien estaba destinada a engendrar un hijo más poderoso que su padre. Aunque Zeus, padre de los dioses, amaba a Tetis, deseaba que se casara con un mortal para que no se cumpliera con él la profecía. Ayudado por los dioses, Peleo se quedó esperando a Tetis en la orilla y, a pesar de sus transformaciones en fuego, agua y varios animales salvajes, él consiguió sostenerla hasta que recuperó su forma original. Todos los dioses esperaban la boda, con excepción de Eris, diosa de la discordia y la contienda quien, furiosa por ser excluida, arrojó en la reunión una manzana de oro que decía "para la más hermosa". La adjudicación de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte del príncipe troyano Paris condujo a la guerra de Troya. Tetis y Peleo eran los padres del héroe y guerrero griego Aquiles. Finalmente, Peleo y Tetis fueron a vivir entre las nereidas. Peleo sobrevivió tanto a su hijo como a su nieto Neoptolemo.
Texto4a
Comentario1


























PELEO DESCENDIENTE DE ZEUS
El padre de Peleo, Éaco, era hijo de Zeus.
Texto4a
Comentario1


























TESEO
Teseo
, en la mitología griega, el mayor héroe ateniense, hijo de Egeo, rey de Atenas, o de Poseidón, dios del mar, y de Etra, hija de Piteo, rey de Trecén. A los 16 años, Teseo, que se había educado en Trecén, fue a Atenas a reclamar a Egeo como su padre. El joven decidió hacer el azaroso viaje por tierra, despejar el camino de bandidos y monstruos e infligir el mismo tipo de muerte que ellos habían dado a sus víctimas. Entre los villanos a los que mató estaban Escirón, Sinis y Procrustes.
Teseo llegó a Atenas con una espada y un par de sandalias que Egeo había dejado a su hijo en Trecén. Medea, la mujer de Egeo, intentó envenenarlo, pero en cuanto Egeo reconoció las prendas familiares, proclamó a Teseo su hijo y heredero y desterró a Medea. Sus primeras aventuras incluyen el encuentro con el
Minotauro, un monstruo mitad hombre, mitad toro, que estaba encerrado en un laberinto del palacio de Minos, rey de Creta. Con la ayuda de Ariadna, la hija de Minos, Teseo mató al Minotauro y escapó del laberinto. A su vuelta a Atenas, sin embargo, olvidó izar una vela blanca que representaba su victoria sobre el Minotauro. Egeo, al ver una vela negra, creyó a su hijo muerto y se arrojó desde una altura rocosa al mar, que desde entonces se conoce como mar Egeo.
Como rey de Atenas, Teseo fue sabio y generoso, pero mantuvo su gusto por el peligro y la aventura. Raptó a la amazona Hipólita, quien le dio un hijo, Hipólito. Tomó parte en la caza del jabalí de Calidón y en la búsqueda de los Argonautas del
vellocino de oro. Fue un devoto amigo de Piritoo, rey de los lapitas, a quien acompañó a los infiernos para rescatar a la diosa Perséfone. El dios Hades hizo prisioneros a ambos hombres por su irreflexiva acción, pero Hércules consiguió rescatar a Teseo.
De vuelta en Atenas, encontró su reino sumido en el caos, agitado por rebeliones y por la corrupción. Incapaz de restablecer la autoridad, envió a sus hijos fuera y zarpó hacia la isla de Esciros, donde Licomedes, rey de la isla, lo mató arrojándolo al mar desde un acantilado. El oráculo de Delfos encargó a los atenienses que recogieran los huesos de Teseo y los devolvieran a Atenas. Así lo hicieron y le rindieron grandes honores construyéndole una tumba al pobre y desamparado hombre que les había ofrecido su amistad.
Texto4a
Comentario1


























POSIDÓN
Posidón, en la mitología griega, dios del mar, hijo del titán Cronos y la titánide Rea, y hermano de Zeus y Hades. Poseidón era marido de Anfitrite, una de las nereidas, con quien tuvo un hijo, Tritón. Poseidón, sin embargo, tuvo otros numerosos amores, especialmente con ninfas de los manantiales y las fuentes, y fue padre de varios hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidón y la górgona Medusa fueron los padres de Pegaso, el famoso caballo alado.
Poseidón desempeña un papel importante en numerosos mitos y leyendas griegos. Disputó sin éxito con Atenea, diosa de la sabiduría, por el control de Atenas. Cuando Apolo, dios del sol, y él decidieron ayudar a Laomedonte, rey de Troya, a construir la muralla de la ciudad, éste se negó a pagarles el salario convenido. La venganza de Poseidón contra Troya no tuvo límites. Envió un terrible monstruo marino a que devastara la tierra y, durante la
guerra de Troya, se puso de lado de los griegos.
El arte representa a Poseidón como una figura barbada y majestuosa que sostiene un tridente y a menudo aparece acompañado por un delfín, o bien montado en un carro tirado por briosos seres marinos. Cada dos años, los Juegos Ístmicos, en los que había carreras de caballos y de carros, se celebraban en su honor en Corinto. Los romanos identificaban a Poseidón con su dios del mar,
Neptuno.
Texto4a
Comentario1


























TREMENDOS SECUESTROS
Pirítoo ayuda a Teseo en el primer rapto de Helena; y Teseo a Pirítoo cuando éste intentó secuestrar a Perséfone. Sófocles y Eurípides escribieron sendas obras llamadas Teseo.
Texto4a
Comentario1


























VENAS Y SANGRE DIVINA
Esta expresión aparece en Esquilo, fr 162 R de la Niobe. Tambien en Critón 121a.
Texto4a
Comentario1


























GENEROS ESTUDIADOS
Sócrates resume los temas estudiados hasta ahora en relación con la educación de los guardianes perfectos en su ciudad recien fundada. Señala que hasta ahora se han ocupado de como se debería hablar a tales guardianes sobre los dioses, los demones y los heroes, asi como de las cosas de ultratumba.
Texto4a
Comentario1


























SOBRE EL GENERO DE LOS HOMBRES
Socrates señala que falta por tratar acerca de los pasajes que hablan sobre los hombres. Confiesa que aquí se encuentran en un atolladero pues si no saben todavía que es la justicia resulta dificil cuestionar las afirmaciones presentes en muchos pasajes de la mitología acerca de que existen hombre malos pero que son felices mientras que otros que son justos son totalmente desafortunados, asi como que trae cuenta el ser malo con tal de que ello pase inadvertido, y que la justicia es un bien para el prójimo, pero la ruina para quien la practica.
Texto4a
Comentario1


























NARRACIÓN SIMPLE
Sócrates y Adimanto continúan analizando el tipo de educación a recibir por parte de los guardianes perfectos. Despues de haber descubierto las narraciones que deberían ser objeto de censura en la educación de tales  guardianes, se trataría, ahora, de estudiar la forma  de como llevar a cabo en la práctica el estudio de las narraciones que se deberían escuchar. En este contexto, Sócrates, comienza estableciendo una diferencia entre narraciones simples, narraciones imitativas y narraciones en donde se mezcla lo simple y los imitativo (epopeyas) . Señala que las narraciones simples son aquellas en donde quien narra es el propio poeta sin preocuparse por inducirnos a pensar que sea otro y no él quien habla.
Texto1b
Comentario2

































NARRACIÓN POR IMITACIÓN
Se ha observado que la Palabra mímesis va ganando en significado a o largo de la República. Al principio sólo designa el estilo dramático en oposición al  narrativo (392 d- 394 d); luego adquiere carácter ético y se emplea en lo referente a costumbres y modos de ser (394 e, 395 c); y, por último, la palabra tiene valor metafísico en la parte dedicada a ella del libro X.
Texto1b
Comentario2

































MAESTRO RÍDICULO
Rasgo socrático de fina cortesía. En lugar de atribuir incomprensión al discípulo, dice haberse mostrado él torpe como maestro.
Texto1b
Comentario2

































LA ILÍADA
La Iliada se sitúa en el último año de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la historia de la cólera del héroe griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los griegos, aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre, reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a la tragedia de la muerte y el luto.
Texto1b
Comentario2

































VERSOS DE LA ILÍADA
Ver Ilíada I 15-16.
Texto1b
Comentario2

































ATREO
Atreo, en la mitología griega, hijo de Pélope. Cuando el rey de Micenas murió sin heredero, los notables del reino eligieron a Atreo como su nuevo rey. El hermano de Atreo, Tiestes, un rival para el trono, sedujo a Aérope, mujer de Atreo y madre de Agamenón y Menelao. Para vengarse, Atreo mató a dos hijos de Tiestes y se los sirvió cocidos en un caldero a su padre en un banquete. Cuando Tiestes terminó de comerse el repugnante alimento, Atreo ordenó que trajeran una bandeja con las cabezas sanguinolentas de los niños. Tiestes lanzó entonces una maldición contra su hermano. Después Atreo se casó con Pelopia, hija de Tiestes, sin saber su verdadera identidad. Su hijo Egisto mató a Atreo por orden de Tiestes.
Texto1b
Comentario2

































HABLA EL PROPIO POETA
Estamos, en este caso, ante una narracion de tipo simple.
Texto1b
Comentario2

































ILIÓN
Troya (antigua Ilión), ciudad famosa de la leyenda griega, en el extremo noroeste de Asia Menor, en la actual Turquía. El legendario fundador de la ciudad fue Ilus, hijo de Tros, de quien se deriva el nombre de Troya. El hijo y sucesor de Ilus fue Laomedón, que fue asesinado por el héroe Hércules, cuando éste capturó la ciudad. Durante el reinado del hijo de Laomedón, Príamo, tuvo lugar la conocida guerra de Troya, que provocó la captura y destrucción de la ciudad.
Texto1b
Comentario2

































ITACA
Ítaca (en griego Ithake o Ithaki), isla situada al oeste de Grecia. Es una de las islas Jónicas. Se encuentra en el departamento de Cefalonia (Kefallinía). Su extensión es de 96 km cuadrados. Ítaca, una pequeña comunidad situada en una abrigada bahía del sur de la isla, es la capital y el puerto principal. La población de la isla en 1981 era de 3.646 habitantes. Ítaca es una isla montañosa y rocosa que posee numerosos restos arqueológicos, y podría ser el legendario reino de Odiseo al que se refiere Homero en su obra la Odisea. En 1953, un terremoto causó graves daños en la isla.
Texto1b
Comentario2

































LA ODISEA
La Odisea narra el regreso del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los cuales se enfrenta a diversos peligros, como el gigante devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo gala de una sangre fría y una paciencia infinitas, pone a prueba la lealtad de sus sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.
Texto1b
Comentario2

































HABLAR POR BOCA DE OTRO
En este caso se refiere a una narración de tipo imitativo.
Texto1b
Comentario2

































NO OCULTARSE DETRÁS
En este caso la narración de de tipo simple.
Texto1b
Comentario2

































LA CIUDAD DE TROYA
La ciudad de Troya que aparece en los poemas épicos de Homero se consideró durante largo tiempo que era sólo legendaria, pero en 1870 el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann inició las excavaciones que desenterraron las verdaderas murallas de piedra y las almenas de una antigua ciudad en el montículo denominado Hissarlik (‘lugar de fortalezas’), a unos 6,5 km del mar Egeo y equidistante de los Dardanelos. Las excavaciones de Schliemann fueron continuadas tras su muerte por su ayudante, Wilhelm Dörpfeld, cuyo trabajo en 1893 y 1894 complementó los descubrimientos de Schliemann. Entre 1932 y 1938, en el yacimiento, se realizaron nuevas excavaciones por parte de la Universidad de Cincinnati bajo la dirección del arqueólogo norteamericano Carl Blegen. En el montículo de Hissarlik, se determinaron los siguientes asentamientos: Troya I, primer asentamiento con una muralla construida con piedras pequeñas y pizarra, fechado hacia el 3000 a.C.; Troya II, fortaleza prehistórica, con fuertes terraplenes de defensa, un palacio y casas, que databa del siglo III a.C.; Troya III, IV y V, villas prehistóricas construidas sucesivamente sobre las ruinas de Troya II durante el periodo transcurrido entre el 2300 y el 2000 a.C.; Troya VI, una fortaleza, que abarcaba una zona más amplia que cualquier asentamiento precedente, con grandes murallas, torres, puertas y casas que databa del 1900 al 1300 a.C.; Troya VII a, reconstrucción de Troya VI, construida después de que la ciudad fuera destruida por un terremoto; Troya VII b y VIII, villas griegas, casas sencillas de piedra, fechada desde el 1100 a.C. hasta el siglo I a.C. aproximadamente, y Troya IX, la acrópolis de la ciudad grecorromana de Ilión, o Nueva Ilión, con un templo dedicado a Atenea, edificios públicos y un gran teatro, y que existió desde el siglo I a.C. hasta aproximadamente el 500 d.C.
Schliemann descubrió los primeros cinco asentamientos e identificó Troya II con la Troya homérica. Los descubrimientos de Dörpfeld, confirmados por Blegen, probaron que la Troya homérica debía identificarse con Troya VII a, que fue destruida por el fuego en una fecha similar a la de la guerra de Troya.
Texto1b
Comentario2

































ARGOS
Argos, ciudad del centro de Grecia, en la región del Peloponeso, cerca de Corinto. El origen de Argos se remonta a la edad del bronce, por lo que es considerada la ciudad más antigua de Grecia. En la época de Homero, según la leyenda, fue gobernada por el guerrero Diomedes. Durante el reinado de Fidón (siglo VII a.C.), Argos fue la ciudad-estado más poderosa del Peloponeso. Durante el siglo V a.C., su desastroso y prolongado enfrentamiento con Esparta hizo que su poder e influencia disminuyeran. En el 229 a.C. se integró en la Liga Aquea, y en el año 146 a.C. pasó a depender de Roma. Argos formó parte del Imperio bizantino durante la baja edad media. El Imperio turco retuvo la ciudad entre 1460 y 1830. A comienzos de la década de 1820, cuando Grecia luchaba por su independencia, la ciudad albergó, durante una pequeña temporada, a la Asamblea Nacional (parlamento) griega; posteriormente, fue saqueada por el ejército turco en 1825. Hoy en día la ciudad es un importante nudo ferroviario, y en ella se encuentran las ruinas de un templo dedicado a la diosa griega Hera. Población (1981), 20.702 habitantes.
Texto1b
Comentario2

































TIPO OPUESTO DE NARRACIÓN
Sócrates se refiere aquí a la narración simple, citada anteriormente, como algo opuesto a la narración imitativa que ahora va analizar. En la narración imitativa, se procura por todos los medios que creamos que quien interviene en los pasajes redactados no es el propio poeta sino el personaje mismo al que se hace referencia. En este sentido,al asimilarse uno mismo a otro se está imitando a aquel al cual se asimila uno.
Texto2b
Comentario2
































LA TRAGEDIA
Según Sócrates existe una especie de narraciones poéticas que se desarrollan enteramente por imitación: la tragedia y la comedia. Pues bien Sócrates y Adimanto se proponen analizar si debería admitirse o no la tragedia y la comedia en la ciudad como elementos educativos para la vida de los guardianes.
Los primeros datos documentados de literatura dramática son del siglo VI a.C., y la primera obra crítica sobre la literatura y el teatro la Poética (330 a.C.) de Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dionisio que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia. Según la leyenda,Thespis, el líder de un coro del siglo VI a.C. creó el drama al asumir el papel del personaje principal en una historia de un ditirambo: él hablaba y el coro respondía. Desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso para que se incorporaran otros actores y personajes, y la evolución del drama como forma independiente, según Aristóteles.
La tragedia griega floreció en el siglo V a.C. con autores como
Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las obras son solemnes, escritas en verso, y estructuradas en escenas (episodios) entre personajes (nunca hay más de tres personajes hablando en una escena) e intervenciones del coro en forma de canción (odas). Las historias están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el objetivo no fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las que los poetas se tomaban frecuentes libertades), sino hacer consideraciones sobre el carácter de los personajes, el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales. Por lo general, eran obras de poca acción y los hechos se relataban a través de diálogos y canciones del coro.
Las obras se representaban en festivales en honor de
Dionisio; estos festivales incluían el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco Rural, en invierno; y la Lenaea, también en invierno tras el Rural. Se seleccionaban las obras de tres poetas para su representación. Aparte de tres obras trágicas (una trilogía), cada poeta tenía que presentar una sátira, una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus mitos.
Texto2b
Comentario2
































LA COMEDIA
Según Sócrates existe una especie de narraciones poéticas que se desarrollan enteramente por imitación: la tragedia y la comedia. Pues bien Sócrates y Adimanto se proponen analizar si debería admitirse o no la tragedia y la comedia en la ciudad como elementos educativos para la vida de los guardianes. La comedia comenzó a desarrollarse en Atenas hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se conservan son las de Aristófanes.
Aristófanes (c. 445 a.C.-380 a.C.) es considerado como uno de los más grandes autores de comedias de la historia de la literatura. Sus obras se han representado a lo largo de los siglos y su ingenio, comicidad y lenguaje poético le han asegurado una popularidad duradera. Aristófanes escribió 44 obras de teatro, de las que nos han llegado 11. Representó sus tres primeras obras bajo seudónimo. Una de ellas, Los acamenses (425 a.C.), era un alegato para terminar la guerra con Esparta. Los caballeros (424 a.C.), la primera de las obras de Aristófanes representada con su nombre, es una devastadora sátira sobre el político y militar ateniense Cleón, campeón de las fuerzas democráticas y jefe del partido belicista. Las nubes (423 a.C.) es una sátira sobre el filósofo griego Sócrates, cuyos penetrantes análisis de los valores establecidos Aristófanes consideraba enemigos de los intereses del Estado. En Las avispas (422 a.C.) Aristófanes satiriza los tribunales de justicia de su tiempo, y en La paz (421 a.C.) vuelve a insistir en la conveniencia de que finalice la guerra entre Atenas y Esparta. En Los pájaros (414 a.C.) ridiculiza el gusto de los atenienses por los litigios. Lisístrata (411 a.C.), otra sátira sobre la guerra en la que las mujeres luchan por la paz practicando el celibato, es su obra más famosa. Las tesmoforiazusas (411 a.C.) y Las ranas (405 a.C.) incluyen ataques contra Eurípides. La asamblea de las mujeres (392 a.C.) es una sátira sobre la idea de la propiedad comunal, y en Pluto (388 a.C.) hace una reducción al absurdo del concepto de redistribución de la riqueza en Atenas. Estas obras, básicamente caprichos, estaban escritas en una forma menos cuidada que las tragedias, e incluían escenas dialogadas, extensas arengas corales y gran cantidad de música y danza.
Texto2b
Comentario2
































DITIRAMBOS
Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dionisio que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia. Según la leyenda,Thespis, el líder de un coro del siglo VI a.C. creó el drama al asumir el papel del personaje principal en una historia de un ditirambo: él hablaba y el coro respondía.
Thespis (mediados del siglo VI a.C.), poeta griego que, según la tradición, fue el inventor de la tragedia. Nacido en
Ática, escribió obras de teatro y fue el primer ganador de un premio a la mejor tragedia convocado por el teatro de Dionisio, alrededor del año 534 a.C. También fue al parecer el primer dramaturgo que introdujo un actor, independiente del coro, que recitaba monólogos y participaba en diálogos con el principal miembro del coro. El nacimiento del teatro se sitúa normalmente a partir de esta innovación. Tespis introdujo asimismo el uso de pigmentos y máscaras para disfrazar a los intérpretes. El término tespiano (actor), se deriva de su nombre.
Texto2b
Comentario2
































TERCER TIPO DE NARRACIÓN
El tercer tipo de narración al que se refiere aquí Sócrates es aquel que mezcla la narración simple y la narración imitativa y que se encuentra presente, sobre todo, en las epopeyas.
La Epopeya es un género poético que se caracteriza por la majestuosidad de su tono y su estilo. Relata sucesos legendarios o históricos de importancia nacional o universal. Por lo general se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la composición. A menudo introduce la presencia de fuerzas sobrenaturales que configuran la acción, y son frecuentes en ella las descripciones de batallas y otras modalidades de combate físico. Las principales características del género son la invocación de las musas, la afirmación formal del tema, la participación de un gran número de personajes y la abundancia de parlamentos en un lenguaje elevado. En ocasiones ofrece detalles de la vida cotidiana, pero siempre como telón de fondo de la historia y en el mismo tono elevado del resto del poema.
Los griegos distinguieron entre poesía épica y
poesía lírica, dos géneros claramente diferenciados tanto por su naturaleza como por sus modos de difusión. La poesía lírica expresa ante todo emociones personales y estaba hecha para ser cantada, mientras que la poesía épica se recitaba.
Los poemas épicos no son historias más o menos divertidas de héroes reales o legendarios; compendian y expresan el carácter o los ideales de todo un pueblo en un periodo significativo o crucial de su historia. Los más antiguos exponentes del género   en Grecia eran la Ilíada y la Odisea, del poeta griego
Homero.
Texto2b
Comentario2
































ADMISIÓN DE LA TRAGEDIA Y LA COMEDIA
Dado que estos dos géneros se definen por realizar narraciones esencialmente imitativas, no es de extrañar que Socrates se plantee la necesidad de investigar si los géneros de la tragedia y de la comedia deberían estar presentes en la ciudad. Nótese que Platón, aquí,  no unicamente está intentando analizar si los guardianes deben ser o no imitadores, sino si debería prohibirse o no a los poetas el escribir tragedias y comedias. Como veremos, más adelante, Platón, no se atreverá a suprimir totalmente tales géneros de su ciudad recién fundada.
Texto2b
Comentario2
































GUARDIANES IMITADORES
Para responder a la cuestión de si los guardianes perfectos deberían utilizar del arte de la narración imitatativa, Sócrates, comienza recordando que según el principio de la especialización, establecido anteriormente, cada uno debería practicar unicamente el oficio para el que este naturalmente dotado. En este contexto, por tanto, los guardianes no deberían dedicarse ni al oficio de la composición de tragedias ni al de la comedia como actores.
Texto2b
Comentario2
































LIBERTAD DEL ESTADO
Sócrates afirma que los guardianes de su ciudad ideal son los artesanos más eficaces de la libertad del Estado. Conviene entender con claridad que Platón cuando habla de la libertad no tiene como paradigma de la misma a un Estado democrático al cual considerará en los libros VIII-IX de la Republica como una forma de Estado injusto. La libertad a la que Platón se refiere en este momento es al hecho de que, según él, los guardianes, en tanto en cuanto son capaces, por su prudencia y por su valor, de lograr convivencia interna dentro de la ciudad y convivencia externa con otras ciudades y pueblos, están siendo artífices esenciales de la libertad. La libertad para Platón, por tanto, tiene  mucho más que ver con la seguridad y con la armonía que con el ejercicio de unos derechos de participación.
Texto2b
Comentario2
































MODELOS A IMITAR
Sócrates no se atreve a hacer desaparecer de su ciudad ideal los géneros imitativos de la tragedia y de la comedia. De todos modos, por lo que se refiere al uso pedagógico de tales géneros, por parte de los guardianes, Sócrates afirma que debería procurarse siempre lo siguiente: cuando en el curso de la narración de un pasaje lo que se esté describiendo es la actuación de un hombre de bien, no habría problema en que el que narra imite (como si fuera el mismo) al personaje en cuestión. Si por el contrario lo que se narra es la vida de alguien que padece los efectos del amor o de la embriaguez, entonces el que narra debería guardar distancias con él y realizar una narración simple. Cuando aparezca un personaje indigno, el narrador deberá negarse en todo momento a identificarse con él.
Texto2b
Comentario2
































IMITACIÓN INFILTRADA
Plutarco en  Vita Sol. XXIX 6-7 cuenta que Solón preguntó a Tespis si no le daba vergüenza mentir de aquel modo ante tantas personas.Y como Tespis contestara que se trataba de una simple diversión, el sabio, dando, enojado, con el bastón en el suelo, profetizó que muy pronto aquella diversión se habría impuesto en los tratos comerciales.
Thespis (mediados del siglo VI a.C.), poeta griego que, según la tradición, fue el inventor de la tragedia. Nacido en Ática, escribió obras de teatro y fue el primer ganador de un premio a la mejor tragedia convocado por el teatro de Dionisio, alrededor del año 534 a.C. También fue al parecer el primer dramaturgo que introdujo un actor, independiente del coro, que recitaba monólogos y participaba en diálogos con el principal miembro del coro. El nacimiento del teatro se sitúa normalmente a partir de esta innovación. Tespis introdujo asimismo el uso de pigmentos y máscaras para disfrazar a los intérpretes. El término tespiano (actor), se deriva de su nombre.
Texto2b
Comentario2
































IMITACIÓN E INSULTOS
Escenas de mujeres insultando a sus esposos debían de ser frecuentes en las comedias; en la Níobe de Esquilo, la protagonista es castigada por haber osado rivalizar, en punto a fecundidad, con la diosa Leto; Eurípides tuvo el atrevimiento de presentar en escena el nacimiento de Télefo, hijo de Auge.
Texto2b
Comentario2
































IMITACIÓN Y DEMENCIA
Ver Las Euménides de Esquilo, Ayante de Sófocles, Heracles y Orestes de Eurípides.
Texto2b
Comentario2
































IMITACIÓN Y TRUENOS
Los griegos empleaban ya máquinas esénicas para producir determinados efectos: se citan, por ejemplo, las destinadas a imitar truenos y relámpagos.
Texto2b
Comentario2
































DICCIÓN PROPIA
La conclusión a la que Sócrates y Adimanto llegan en su análisis del papel de las narraciones imitativas en la eduación de los guardianes es la siguiente:

  1. Cuando el poeta está narrando puede estar diciendo algo acerca de un hombre de bien o acerca de alguien que tiene una educación totalmente opuesta al hombre de bien.
  2. Cuando hable o actúe como hombre de bien, entonces no debería avergonzarse de practicar el arte de la imitación; sin embargo, cuando el que habla o actúa es un hombre de mal, entonces debería rechazarse la idea de imitar a un patrón de gentes a quienes desprecia por ser más bajas que él mismo.
    Texto2b
    Comentario2

































AMBOS PROCEDIMIENTOS
Es decir, la dicción de los jovenes guardianes participará del procedimientos imitativo y del narrativo. De todos modos, según Sócrates, la imitación debería constituir siempre una pequeña parte con respecto a la narración.
Texto3b
Comentario2































DOS CLASES DE DICCIÓN
Las dos clases de dicción, a las que se refiere Sócrates, son la narrativa y la imitativa.
Texto3b
Comentario2































PRIMERA CLASE DE DICCIÓN
En la dicción narrativa el ritmo es casi uniforme
Texto3b
Comentario2































OTRA CLASE DE DICCIÓN
En la dicción imitativa es necesaria la existencia de toda clase de armonías y ritmos.
Texto3b
Comentario2































GENEROS ACEPTADOS EN LA CIUDAD
Sócrates se pregunta acerca de cual de las clases de dicción debería aceptarse en al ciudad recién fundada: la narrativa, la imitativa o un mezcla de ámbas. Como puede verse, Adimanto,   responde que aquella represente una imitación pura de lo bueno.
Texto3b
Comentario2






























GENERO MIXTO
Ante la contestación anterior, Sócrates, le recuerda  a Adimanto que el género míxto es el que más agrada a la mayoría.
Texto3b
Comentario2































UNA SOLA COSA
En el contexto de qué tipo de dicción deberían primar en la ciudad, Sócrates, recuerda que, sea la que sea, lo importante es ir creando una ciudad única en donde se encuentren zapateros que sólo sean zapateros y no pilotos además de zapateros, y labriegos que unicamente sean labriegos y no jueces amén de labriegos, y soldados que no sean más que soldados y no negociantes o imitadores de otras vidas y soldados al mismo tiempo.
Texto3b
Comentario2






























LLEGADA A LA CIUDAD
Siguiendo esta misma linea argumentativa, Sócrates refiere que si por casualidad un hombre capacitado por su inteligencia para adoptar cualquier forma e imitar todas las cosas, llegara a la ciudad, que el acaba de proponer como ideal, entonces amablemente le indicarían que en tal ciudad ni existen hombres como él ni está permitido que existan, y, por ello, le invitarían a visitar otra ciudad más abigarrada. 
Texto3b
Comentario2































SOBRE CANTOS Y MELODÍAS
En cuanto sigue, Platón distingue tres factores esenciales en la música: el elemento armónico, determinado por la altura de los distintos sones; el rítmico, determinado por los intervalos temporales exis tentes entre ellos y el estrictamente poético, es decir, la letra, compuesta por una serie de sílabas largas y breves cuya sucesión es determinada por la métrica. La música primitiva griega adaptaba la melodía a la letra y no al contrario; tal es, corno puede verse, la opinión de Platón. Más tarde se dio mayor importancia a lo estrictamente musical, en detrimento de la letra, costumbre que ha perdurado
hasta nuestros días.
Texto1c
Comentario3





























LIDIA MIXTA
En tiempos de Platón se distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa (debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas, terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas; quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación melódica recae sobre una dominante.
Texto1c
Comentario3































ARMONÍAS LAXAS
En tiempos de Platón se distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa (debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas, terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas; quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación melódica recae sobre una dominante.
Texto1c
Comentario3





























ARMONÍA DORIA
En tiempos de Platón se distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa (debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas, terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas; quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación melódica recae sobre una dominante
Texto1c
Comentario3





























ARMONÍA FRIGIA
En tiempos de Platón se distinguían siete armonías: lidia mixta; lidia (con la que hay que identificar, al parecer, la lidia tensa de Platón); frigia; doria; lidia laxa; jonia laxa (debió de haber una jonia tensa, pero no se sabe nada de ella); e hipodoria o locria, no citada esta última por Platón. De las seis restantes, las dos primeras, cuya final melódica es una mediante, son condenadas por excesivamente lastimeras; las dos últimas, terminadas en tónica, lo son por demasiado «muelles y convivales» u orgiásticas; quedan, pues, la frígia y la doria, de caracter severamente educativo, cuya terminación melódica recae sobre una dominante.
Texto1c
Comentario3





























SOLO DOS ARMONÍAS
Unicamente deberían permitirse, por tanto, aquellas melodías que fueran capaz de imitar la voz y los acentos de un héroe que, en acción de guerra, sufre un revés o una herida, y, sin embargo, aún en tales circunstancias se defiende firme y valientemente contra su mala fortuna; o aquellas en las que se imite una acción de advertencia a amonestación amigable y pacificadora. Estas dos armonías, la violenta y la pacífica son las que deberían ser objeto de escucha y estudio por parte de los guardianes.
Texto1c
Comentario3





























LO PANARMÓNICO
Al quedar reducidas a dos las armonías, forzosamente habrá de simplificarse la técnica musical. No hará falta una gran variedad de sones, ni tampoco será preciso un estilo panarmónico, es decir, en que se pase libremente de una a otra armonía.
Texto1c
Comentario3





























INSTRUMENTOS   POLIARMÓNICOS
Son instrumentos exóticos complicados y aptos para interpretar armonías muelles y voluptuosas.
Texto1c
Comentario3





























SONES DISTINTOS
Literalmente «rnás cuerdas distintas», aunque es evidente que «cuerda» sustituye metafóricamente a «son». A continuación llama «panarmónícos» (como más arriba «poliamónicos») a aquellos instrurnentos que, por su gran perfección y complejidad, resultaban aptos para la música panarmónica.
Texto1c
Comentario3





























INSTRUMENTOS APOLINEOS
Es conocidísimo el mito de Apolo y el sátiro Marsias, que, derrotado con su flauta por la cítara del dios en competición juzgada por las Musas, fue desolladodo por aquél. Apolo era considerado como ínventor de la cítara, pero la lira más bien era atribuída a Hermes, y la siringa a Pan. La flauta fue primeramente tenida por un invento de Atenea, pero, al perder su importancia en Atenas como instrumento de la clase elevada, se creó la leyenda de que Marsias cogió la flauta que había arrojado la diosa, cansada de su propio invento.
Texto1c
Comentario3





























MARSIAS
Marsias, en la mitología griega, uno de los sátiros. Encontró la flauta que Atenea, la diosa de la sabiduría, inventara y que después abandonaría porque al tocarla se hinchaban sus mejillas y se deformaban sus rasgos. Marsias llegó a ser un músico tan eximio que desafió a Apolo, dios de la música, a una competición, cuya ganador tendría derecho a castigar al perdedor. Las musas otorgaron la victoria a Apolo, quien tocaba la lira. El dios desolló a continuación a Marsias, de cuya sangre brotó un río.
Texto1c
Comentario3





























!POR EL CAN!
Es éste un pintoresco juramento eufemístico que Sócrates parece que repetía ya que que puede encontrarse también en Apol. 21 e.
Texto1c
Comentario3





























PURIFICACIÓN CIUDAD DE LUJO
Sócrates se refiere aquí a lo tratado en 372e.
Texto1c
Comentario3





























ELEMENTOS RÍTMICOS
Es sumamente complicada la cuestión de los ritmos. Suele llamarse básis, «base», a una dipodia o combinación de dos pies con un solo ictus principal; pero aquí parece que Sócrates emplea la palabra como sinónimo de «pie».
Texto1d
Comentario4































TRES TIPOS RITMICOS
Los tres tipos rítmicos o éíde parecen ser los llamados géne por Arístides Quíntiliano, 1 34: tó íson, en que las dos partes del pie están en relación de 2/2 (p. ej., el espondeo, dáctilo y anapesto); tó hemiólion, en que la proporción es 3/2 (crético, baqueo); tó diplásion, de proporción 2/1 (yambo, troqueo). A éstos hay que agregar el génos epítriton (3/4), si se considera los epítritos como pies independientes.
Texto1d
Comentario4































DAMÓN
Sócrates, que en este punto finge una gran ignorancia (si quizá natural en él, extraña en Platón, que gozó de una esmerada educación musical), remite a Darnón, músico ateniense, consejero de Pericles, que estudió la influencia moral de los modos, ritmos y metros.
Texto1d
Comentario4































CANTIDADES LARGAS O BREVES
El enoplio no es precisamente un pie, sino un ritmo anapéstico propio de la marcha; más especialmente se aplica el nombre a un verso igual en su forma al prosodíaco cataléctico (v - uu - uu -). El dáctilo es el conocido pie épico (- vv), El heroico debe de ser el ritmo dactílico, que comprende dáctilos y espondes. Lo que sigue es algo confuso: parece que Damón, en sus explicaciones orales, escribía «arriba» la arsis o tiempo débil y «abajo» la tesis o tiempo fuerte (P. e¡., - v v). «Igualando la sílaba de arriba y la de abajo» quiere decir, pues, «demostrando que una y otra son iguales (en el génos íson;»; y «haciéndolo terminar ya en breve, ya en larga» significará «incluyendo en el ritmo dáctilos (- v v) y espondeos (- -)». El yambo (u -) y el troqueo (- u) son los pies bien conocidos.
Texto1d
Comentario4































VIVACIDAD
La vivacidad (agogé) es el «tempo». Una larga era teóricamente dos veces mayor que una breve, pero esto no tenía más que un valor relativo; era posible, pues, cantar más o menos de prisa los distintos pies.
Texto1d
Comentario4































ARMONÍA
La armonía, presente en la música,  sería algo esencial para Platón en la educación de los guardianes perfectos. No se puede olvidar que la idea de justicia -tanto política como individual- de Platón reside precisamete (como más adelante veremos)  en el comportamiento armónico de los linajes presentes dentro la Ciudad y de los linajes presentes dentro del Alma.
Texto1d
Comentario4































OTRAS ARTES SIMILARES
Como se ve, Platón no deja de dedicar alguna atención a la pintura, escultura, etc., aunque sus prescripciones se refieren principalmente a la música y poesía. Por eso afirma tambien que el ritmo y la armonía no unicamente deberían estar presentes en la música sino tambien en el ámbito de la pintura, la escultura y la arquitectura. En este sentido propone que en una ciudad ideal debería impedirse a los artistas plásticos que copien la maldad, la fealdad y la vileza.
Texto2d
Comentario4































NECESIDAD DE VIGILANCIA
De nuevo aparece en Platón la idea de control e inspección sobre los intelectuales, en este caso los artistas, presentes en su ciudad ideal. Es evidente que Platón no confia para nada en la naturaleza humana. Por sí misma, al margen de un control ferreo tanto a nivel subjetivo como político, la naturaleza humana tendería siempre hacia el exceso, el descontrol y la desarmonía.
Texto2d
Comentario4































LA IDEA DE BELLEZA
Por primera  vez en la República, Sócrates, hace referencia a la denominada teoría de las ideas de Platón.Tal teoría no se encuentra, sin embargo, desarrollada. Parece evidente que, en este caso, identifica la idea de belleza con las representaciones   artísticas que, dentro de la ciudad, expongan los ideales de lo bueno y de lo armonioso y en el contexto de lo que se viene hablando en relación con la educación de los guardianes.
Texto2d
Comentario4































ARMONÍA EN EL ALMA
Es evidente que Platón que no concibe la educación musical para uso y disfrute de los sentidos. Si la música educa en el ritmo y en la armonía, esta educación debería introducirse en lo más recóndito del alma con el objeto de dotar a sus guardianes perfectos de un elemento que les permita controlar sus pasiones.
Texto2d
Comentario4































EDUCADA EN ESTE ASPECTO
Es decir, «en la música».
Texto2d
Comentario4































IMAGENES
Sin hacer una clara referencia a ello, Sócrates, está exponiendo aquí ideas que aparencen mejor desarrollas más adelante -por ejemplo- en el simil de la linea. Aunque Sócrates esté haciendo referencia a que las imágenes del arte, en cuanto reflejan lo bueno y armonioso, son algo que deberían estar presente dentro de la ciudad; es evidente que ya está estableciendo tambien una diferencia entre, lo que más adelante, denominará saber y opinión. Aquí habla de las imágenes de las letras y del conocimiento real de las mismas. La opinión estaría relacionada  no con el conocimiento en sí sino con el conocimiento de los reflejos e imágenes de las cosas. El saber estaría relacionado con el conocimiento de las cosas tal como son en sí mismas no en su apariencia. 
Texto2d
Comentario4































FORMAS ESENCIALES
Sócrates está señalando, ya aquí, que el conocimiento de las ideas o formas esenciales de las cosas - en este caso habla de de la virtudes - es algo imprescindible en la educación de los guardianes perfectos. Más adelante será esta cuestión un tema central de reflexión en la República.
Texto2d
Comentario4





























AMOR DEL MÚSICO
La educación músical produciría un tipo de hombre que poseería los rasgos descritos anteriormente, es decir, sería alguien que es capaz de distinguir la belleza de la fealdad en las imágenes artístícas que pueblan la ciudad; alguien que posee ritmo y armonía en lo más recóndito de su alma; y alguien que está ya preparado para reconocer las formas esenciales de las cosas. Un sujeto con educación musical amará tambien, según Platón, a las personas que presenten estos mismos rasgos.
Texto3d
Comentario4































EL VERDADERO AMOR
La posesión de un alma rítmica y armoniosa educada musicalmente, sería capaz, según Sócrates, de distinguir lo autenticamente bello, y, por ello, despreciaría la desmesura y la incontinencia. Es en este contexto en dónde Sócrates comienza a hablar de lo que denomina como verdadero amor. Quizas, por primera vez en Grecia, al menos de una forma muy clara, y sobre las bases de una educación musical que debería ayudar a producir almas armoniosas y bellas, Sócrates, establece una diferencia clara entre amor y sexo. El último se identifica con la locura y la incontinencia, mientras que el segundo estaría muy relacionado con la educación y la guía que el amante (erastés) debía ejercer sobre el amado (paidiká). Notar que como buen griego, Sócrates, al hablar del verdadero amor, no se refiere tanto al que existe entre hombre y la mujer como al existente entre el amante y el amado.
Texto3d
Comentario4































PROMULGACIÓN DE UNA LEY
En el contexto de la concepción platónica sobre el verdadero amor, Sócrates, propone la promulgación de una ley que afecte a la desmesura y desarmonía en relación con el amor carnal entre los amantes. Sería esta una ley que prohiba que el amante bese al amado, esté con él o lo toque. El amante debe ser como un hijo para el amado. De lo contrario habrá de sufrir que se moteje de ineducado y grosero.
Texto3d
Comentario4































EL AMANTE
El amante, erastés, que es mayor en edad, debe amar al más joven, paidiká, como a un hijo, de manera que entre ellos se produzca el tókos en kalói característico del noble amor platónico.
Texto3d
Comentario4































TOQUETEOS ENTRE AMANTE Y AMADO
Estos deberían consistir en caricias totalmente inocentes, como aquellas de que hace objeto Sócrates a Fedón en el consnovedor pasaje de Phaed. 89 b.
Texto3d
Comentario4































FIN DEL ESTUDIO SOBRE LA MUSICA
Al llegar a este punto, Sócrates afirma haber finalizado la conversación sobre el papel de la música en la educación de los guardianes y en la marcha de la ciudad. A continuación le toca el lugar a la Gimnasia.
Texto3d
Comentario4































LA GIMNÁSTICA
A partir de ahora Sócrates y Adimanto pasan a analizar el papel de la Gimnasia y de la dieta alimenticia en la educación de los jovenes guardianes.En relación con la misma Sócrates comienza estableciendo que el verdadero fín de la gimnasia y de la dieta no debería ser, como puede parecer a primera vista, el cuidado del cuerpo sino del alma, puesto que es ésta la que dota al cuerpo de todas sus perfecciones.
Texto1e
Comentario5






























SOMNOLENCIA
Sócrates rechaza, como modelo a seguir en la educación gimnástica de los guerreros de su ciudad ideal, el regimen de vida que observaban los atletas de su época, entre otras cosas, porque, además de una alimentación inadecuada, se pasaban la mayor parte del día durmiendo. ¿Cómo podrían servir de ejemplo para unos guardianes que, como canes, deberían estar siempre en vela y dispuestos para el combate?. Sobre la somnolencia de los ginmastas, se dice que un campeón mundial de boxeo de la época dormía dieciséis horas diarias.
Otros ataques contra el género de vida de los atletas profesionales se puede ver en Aristóteles. Pol. 1338 b 9 y sigs. y Eurípides, fr. 282 N.
Texto1e
Comentario5






























PESCADO DIETA INADECUADA
Sócrates cita a Homero y la creencia de que el pescado no era un alimento adecuado en la dieta de un un atleta. Ver lo que dice el cómico Eubulo, fr. 118 K.-A.
Texto1e
Comentario5






























HELESPONTO
La pesca era muy abundante por aquellas regiones: Ver Ilíada. IX 360.
Texto1e
Comentario5






























COCINA SIRACUSANA
Platón se refiere a la glotonería de los siracusanos. Ver tambien  Epist. VII 326 b.
Texto1e
Comentario5






























PARANGÓN ENTRE GIMNASIA Y MÚSICA
Sócrates pone aquí en relación la salud corporal de los guerreros con lo dicho anteriormente acerca de la simplicidad de la música. Así señala que del mismo modo que la música infunde en las almas templanza, una alimentación sencilla ayuda tambien a la desarrollo equilibrado del cuerpo. Señala tambien que si los guardianes no observaran estrictamente los principios de la sencillez en su dieta alimenticia no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad enferma de alma y de cuerpo y, consiguientemente necesitada de médicos (sanadores de los cuerpo) y de jueces (sanadores de los males del alma)
Texto1e
Comentario5






























TRIBUNALES
Sócrates afirma aquí que si los guardianes no observaran estrictamente los principios de la sencillez en su dieta alimenticia para su educación gimnástica no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad enferma de alma y de cuerpo que, consiguientemente necesitaría de (sanadores de los males del alma), es decir, de Jueces y Tribunales en dónde curar esas heridas.
Texto1e
Comentario5






























DISPENSARIOS MEDICOS
Sócrates afirma aquí que si los guardianes no observaran estrictamente los principios de la sencillez en su dieta alimenticia para su educación gimnástica no sería de extrañar que nos encontraramos con una ciudad enferma de alma y de cuerpo que, consiguientemente necesitaría de médicos (sanadores de los cuerpo).
Texto1e
Comentario5



























MEDICINA
A partir de ahora, Sócrates, inicia una sere de reflexiones relacionas con la naturaleza de la medicina y de cual debería ser su auténtica función en el cuidado corporal de sus guardianes perfectos, en particular, y en los hombres en general.
Texto2e
Comentario5






























ASCLEPÌADAS
Los Asclepíadas eran los miembros de una escuela de medicina que actuaba en Cirene, Rodas, Cos y Cnido. Su nombre significa «hijos de Asclepio».
Texto2e
Comentario5






























CATARROS
Katárrous es palabra usada por Hipocrátes para designar un flujo de humores internos.
Texto2e
Comentario5






























ASCLEPIO
Asclepio, es, en la mitología griega, el dios de la medicina. Era hijo del dios Apolo y de Corónide, una hermosa muchacha de Tesalia. Disgustado porque Corónide le era infiel, Apolo la mató y entregó a su pequeño hijo al centauro Quirón para que lo criara. Asclepio aprendió todo lo que Quirón sabía sobre el arte de la medicina y pronto se convirtió en un gran físico. Como cometió el imperdonable pecado de dar vida a los muertos, el dios Zeus lo castigó con un rayo. Durante cientos de años después de su muerte, los enfermos visitaron los numerosos templos construidos en su honor. Allí ofrecían sacrificios y elevaban plegarias a Asclepio quien, según creían, se les aparecía en sueños y les prescribía remedios para su enfermedad.
Texto2e
Comentario5






























HIJOS DE ASCLEPIO
Entre los hijos de Asclepio estaba Podalirio, único médico, con su hermano, del ejército griego (Ver Ilíada. XI 833).
Texto2e
Comentario5






























VINO DE PRAMMO
El vino de Pramno, al que en principio se suponía procedente de la región montañosa de la isla de Ícaros llamada así, era muy espeso y fuerte según Ateneo.
Texto2e
Comentario5






























QUESO
El autor del tratado hipocrático De morb. IV 5, 1 considera el queso como inflamativo (phlegmatódes).
Texto2e
Comentario5






























EURIPILO
Platón se confunde aquí, pues la poción de referencia no fue dada a Eurípilo, sino al propio Macaón, hijo de Aselepio, por Hecamede, esclava de Néstor (Ver Ilíada XI 624); así lo cuenta él núsmo en Io 538 b-r.
Texto2e
Comentario5






























PATROCLO CUIDA A EURIPILO
Es a Eurípilo a quien cuida Patroclo (Ver Iliada XI 844 y sigs.; cf. XV 393-4), administrándole una raíz pulverizada.
Texto2e
Comentario5






























TERAPEUTICAS PEDAGOGICAS
La terapéutica «pedagógica» es aquella en que se sigue paso a paso el curso de la enfermedad del mismo modo que la educación de un niño. Platón la encomia, desde el punto de vista científico, en Timeo 89c. La misma idea de Platón ha sido repetida por Rousseau (je ne sais point apprendre a vivre á qui ne songe qu'á s'empecher de mourir) y por Rochefoucauld (c'est une ennuyeuse maladie que de conserver sa santé par un trop grand régime).
Texto2e
Comentario5






























HERÓDICO DE MEGARA
Sobre Heródico de Mégara, ciudadano más tarde de Selimbria, cf. Prot. 316 e, Phaedr. 227 d y Aristót. Rhet. 1361 b 4 y sigs. (no se le confunda con el hermano de Gorgias, citado en el diálogo de este nombre, 448 b). ).
Texto2e
Comentario5






























OCUPACION Y CIUDAD BIEN REGIDA
Sócrates acude a Asclepio para fundamentar su tesis de que una ciudad bien regida es aquella en dónde cada ciudadano realiza su función u ocupación que le es propia. Este hecho es más importante que la salud o la enfermedad. Así, por ejemplo, afirma Sócrates, cuando está enfermo un carpintero, si el médico le viene con prescripciones de un largo régimen, enseguida sale diciendo que no tiene tiempo para estar malo ni vale la pena vivir de ese modo,dedicado a la enfermedad y sin poder ocuparse del trabajo que le corresponde. Esta visión, que sin duda alguna hacían suya muchos atenienses, nos dice mucho sobre el modo de pensar de los griegos.
Texto2e
Comentario5






























LIBRE DE PREOCUPACIONES
Esta concepción que describe Sócrates nos da una pista interesante de la posición de los griegos de la época sobre la vida y la muerte. Ésta última lo que puede representar realmente es liberar al hombre de una carga y de preocupaciones en esta vida pero sin esperar (como sucede con el cristianismo) una mejor vida en el más allá. Ante una prescripción médica que ponga trabas a la realización de tareas propias, el griego con toda naturalidad y racionalidad manda a paseo al médico y se pone a hacer su vida corriente, y, o se cura y vive en lo sucesivo atendiendo a sus cosas, o bien,si su cuerpo no puede soportar el mal, se muere y queda con ello libre de preocupaciones. En un apotegma lacónico recogido por Plutarco (Apophtb. Lac. 231 a) se dice que «el mejor médico es el que no pudre a los enfermos, sino que los entierra cuanto antes».
Texto2e
Comentario5






























REGLAS DE LA MEDICINA
Es tambien curiosa la regla que Sócrates aplica a la medicina: quien no es capaz de vivir desempeñando las funciones que le son propias; en el caso de enfermar, no debe recibir cuidados por ser una persona inutil tanto para el mismo como para la sociedad. Unicamente aquellos que tienen cuerpos sanos por naturaleza se les debe prescribir algún tipo de medicación con el objeto de superar la enfermedad.
Cuando se sitúa muchas veces a Platón con un antecesor del cristianismo se olvida hacer referencia a concepciones como las presentes aquí al hablar sobre las reglas de la medicina y que nos demuestran claramente que Platón es, ante todo, un hombre de mentalidad griega y racional y muy poco mediatizada por concepciones que son propias de un pensar judeo-cristiano.
Texto2e
Comentario5






























REMEDIOS CALMANTES
Ver Ilíada IV. 218-219. Aquí, el sujeto es Macaón solo. De todos modos Platón acomoda el pasaje a su texto de modo que forme un hexámetro.
Texto2e
Comentario5






























MIDAS
Midas, en la mitología griega, rey de Frigia, en Asia Menor. Por la hospitalidad que le había brindado al sátiro Sileno, Dioniso, el dios del vino, ofreció concederle todo lo que deseara. El rey pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro, pero pronto lamentó su elección porque hasta la comida y el agua se transformaban en ese metal. Para liberarse del encantamiento, Midas recibió el consejo de Dioniso de bañarse en el río Pactolo. Se decía que después se descubrió que las arenas del río contenían oro. Midas fue también uno de los jueces en una disputa musical entre los dioses Apolo y Pan. Cuando Midas prefirió la flauta de Pan a la lira de Apolo, éste transformó las orejas de Midas en otras de asno. Midas era capaz de ocultar sus orejas a todos menos a su barbero, quien escondió el secreto en un agujero hecho en la tierra. Cuando el viento soplaba, las cañas que crecían sobre el agujero repetían la historia.
Texto2e
Comentario5






























LOS TRAGICOS
Ver lo que dice Esquilo en Agam. 1022 y sigs.; Eurípides, en Alc. 3 y sigs.; Píndaro, en P. III 55 y sigs.
Texto2e
Comentario5






























BUENOS MÉDICOS
Notar la diferencia que Sócrates establece entre buenos médicos y médicos habilidosos. Los primeros serían aquellos que poseen una gran experiencia en el trato con los enfermos.
Texto3e
Comentario5






























BUENOS JUECES
En relación con los jueces, Sócrates, solamente acepta la existencia de los buenos jueces y rechaza, como puede verse más adelante, a los jueces habilidosos.
Texto3e
Comentario5






























MEDICOS HABILIDOSOS
Los médicos habilidosos serían, según Sócrates, aquellos que ademas de ser buenos, es decir, de tener una amplia experiencia en su profesión, han sufrido personalmente en sus carnes toda clase de enfermedades.Ello les hará comprender mejor animicamente la naturaleza de tales enfermedades.
Texto3e
Comentario5






























LOS JUECES
Sócrates afirma que los jueces son quienes gobiernan las almas por medio del alma. Cuanto más experiencia tengan en este tipo de gobierno mejores jueces serán. Ahora bien, Sócrates, rechaza a los jueces habilidosos, es decir, jueces que hayan experimentada en sí mismos la enfermedad del alma. En este sentido, se diferencian de los médicos habilidosos. Mientras éstos son necesarios en la ciudad, los jueces habilidosos sobran en la misma pues eso significaría que han experimentado en sí mismos la maldad.
Texto3e
Comentario5






























JUECES ANCIANOS
Sócrates defiende la posición tradicional griega de que los jueces debían ser principalmente ancianos y con experiencia en el trato de almas ajenas. Esa experiencia les permitiría saber -sin necesidad de experimentarla- lo que es el mal de la injusticia y poder asi castigarla.
Texto3e
Comentario5






























HOMBRES HABILIDOSOS
Sócrates identifica aquí a lo que denomina hombre habilidoso con el comerciante hábil en el trato de los negocios pero con un alma que no es buena porque el modelo que le ayuda a triunfar en los mismos no es tampoco bueno. En ningún momento, según Sócrates, debería buscarse entre este linaje a los jueces que deberían ejercer en su ciudad ideal.
Texto3e
Comentario5






























LA MALDAD
Sócrates parece identidicar el hombre habilidoso, citado anteriormente, con la representación de la maldad y a ésta con con un tipo de ignorancia. Y es que, según Sócrates, la maldad imposibilita que para conocerse a sí misma y a su contrario, es decir, a  la virtud.
Texto3e
Comentario5






























VIRTUD INNATA
Sócrates parece hablar de la existencia en el hombre de una virtud innata que puede desarrollarse mediante la educación y el aprendizaje. Este desarrollo mediante el aprendizaje, contrariamente a la maldad que es pura ignorancia, puede permitir un conocimiento tanto de la virtud en sí misma como de su contrario, es decir, la maldad.
Texto3e
Comentario5






























EL HOMBRE SABIO
Se nos manifiesta aquí claramente el rasgo intelectualista y moral del pensamiento platónico. El sabio es identificable con el hombre virtuoso; el ignorante lo es con el hombre de naturaleza mala.
Texto3e
Comentario5






























JUDICATURA Y CUERPO MEDICO
Lo que Sócrates afirma en este breve pasaje  es digno de un análisis pormenorizado. Es evidente que de todo lo dicho, habría que deducir que en su ciudad ideal debería existir un cuerpo médico formado por buenos y habilidosos médicos. Tambien debería existir una judicatura formada unicamente por buenos jueces. Ahora bien lo que merece la pena analizar muy detenidamente es el cometido que Sócrates atribuye a tanto al ámbito de la judicatura como médica. Tal cometido se puede ver más adelante.
Texto3e
Comentario5






























CUERPO MÉDICO Y JUDICATURA
Lo que Sócrates afirma en este breve pasaje es digno de un análisis pormenorizado. Es evidente que de todo lo dicho, habría que deducir que en su ciudad ideal debería existir un cuerpo médico formado por buenos y habilidosos médicos. Tambien debería existir una judicatura formada unicamente por buenos jueces. Ahora bien lo que merece la pena analizar muy detenidamente es el cometido que Sócrates atribuye a tanto al ámbito de la judicatura como médica. Tal cometido se puede ver más adelante.
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Comentario5






























DEJAR MORIR
Este parece ser unos de los cometidos que Sócrates atribuye a los buenos y habilidosos médicos que debían existir en su ciudad ideal: cuidar de los ciudadanos que tengan bien constituidos su cuerpo y su alma. A los que no lo tengan habría que dejarlos morir y no realizar ningún tipo de cuidado sobre sus cuerpos.
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Comentario5






























CONDENAR A MUERTE
Este parece ser uno de los cometidos que Sócrates atribuye a los buenos jueces que deberían existir en su ciudad ideal: condenar a muerte a todos aquellos que tengan un alma naturalmente mala e incorregible.
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Comentario5






























LA MEJOR SOLUCIÓN
El discípulo de Sócrates reconoce que lo dicho por el maestro, sobre el cometido de la judicatura y el cuerpo médico en su ciudad ideal, es la mejor solución. Conviene notar que este concepto de solución volverá a repertirse muchas veces tristemente en la historia de la humanidad. Al escucharla en boca del joven discípulo uno tiende a pensar si la racionalidad no está, en este caso, supeditata a la política y, por tanto, poder afirmar que el discurso racional socrático (¿platónico?) no es tan puro como puede parecer a primera vista. 
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Comentario5






























JOVENES
Estos jovenes a los que se refiere Sócrates son los guardianes perfectos.
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Comentario5






























RECURRIR A LA JUSTICIA
Anteriormente Sócrates ha establecido que la justicia tenía su razón de ser, dentro de su ciudad recien fundada, porque podría hacer frente a aquellos que estaban enfermos del alma. Es evidente que los guardianes perfectos, si reciben una correcta educación, basada en la música tal como se ha establecido anteriormente, lograrían un alma templada haciendo innecesario que tuvieran que recurrir para nada a la judicatura.
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Comentario5






























CULTIVO DE LA GIMNASIA
Es evidente tambien, según Sócrates, que si los guardianes perfectos reciben una correcta educación basada en la gimnasia, ello haría casi innecesario que tuvieran que acudir a  la medicina y a los médicos. Esto no quiere decir que Sócrates esté afirmando aquí que la enfermedad corporal no podría hacer aparición entre los guardianes perfectos; ésta podría aparecer (por ejemplo, bajo la forma de una herida en combate). Pues bien, incluso aquí la labor del médico debería consistir en dejar que el enfermo evolucione según su naturaleza ya que un cuerpo sano, educado en la gimnasia, podría sanar casí por sí mismo con los mínimos cuidadados y siempre,claro está que la herida no fuera fatal. Platón no está defendiendo la inmortalidad para sus guardianes perfectos.
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Comentario5






























ELEMENTO FOGOSO
El elemento fogoso del que aqui habla Sócrates estaría intimamente relacionado con lo que más adelante denominará como alma irascible.
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Comentario5






























CUIDADO DEL ALMA
Es evidente que, según Sócrates, una educación basada en la música y en la gimnasia no implica que persigan cosas diferentes: la gimnasia el cuidado del cuerpo y la música el cuidado del alma. Ambas persiguen lo mismo: el cuidado del alma.
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Comentario5






























BRUTALIDAD
Una educación basada exclusivamente en la gimnasia, sin tocar para nada a la música, embrutece a los hombres. En este contexto no está de más escuchar los que dice Ramón y Cajal sobre este tema: «El ejercicio físico en los hombres de estudio debe ser moderado y breve, sin llegar jamás a la fase del cansancio... Los deportes violen tos cuotídianos disminuyen rápidamente la aptitud para el trabajo intelectual. Llegada la noche, el cerebro, fatigado por las descargas motrices --que parecen absorber energías de todo el encéfalo-, cae sobre los libros con la inercia de un pisapapeles...Estos procesos explican por qué casi todos los jóvenes sobresalientes en los deportes y en la gimnasia (hay excepciones) son poco habladores y poseen pobre y rudo intelecto. (Ramón y Cajal, Recuerdos de mi vida).
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Comentario5






























AMBAS CUALIDADES
Anteriormente se había establecido que el guardian perfecto debería combinar en si la fogosidad y la fiereza en contra de los enemigos de la ciudad, con la amabilidad y la ternura para con los habitantes de la propia ciudad.
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Comentario5






























ARMONIZACIÓN
De nuevo aparece aquí la idea de armonía como base necesaria para la educación de los guardianes perfectos. La fogosidad y la ternura deberían armonizarse lo más posible a  través de la educación musical que tendería al desarrollo de la segunda y la gimnasia que tendería a desarrollar la primera.
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Comentario5






























FEBLE GUERRERO
Así se le llama a Menelao en Ilíada XVII 588; el propio Platón recuerda el mismo pasaje en el Banquete 174 c.
Un feble guerrero es un sujeto desarmonizado. En este caso porque la blandura de la educación musical se a impuesto sobre la fogosidad de la educación gimnástica.
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Comentario5






























TRATO CON LAS MUSAS
Una educación en dónde no esté presente la educación músical ni el trato con las Musas produce tambien un sujeto inarmónico en dónde prima la brutalidad y la fuerza de la parte fogosa de su alma.
Las Musas, en la mitología griega, eran nueve diosas, hijas del dios Zeus y Mnemosine, la diosa de la memoria. Las musas presidían las Artes y las Ciencias y se creía que inspiraban a los artistas, especialmente a poetas, filósofos y músicos. Calíope era la musa de la Poesía épica, Clío la de la Historia, Euterpe de la Poesía lírica, Melpómene de la Tragedia, Terpsícore de la Música y la Danza, Erato de la Poesía amorosa, Polimnia de la Poesía sagrada, Urania de la Astronomía y Talía de la Comedia.
Se decía que eran las compañeras de las
Gracias y de Apolo, el dios de la música. Ellas se sentaban junto al trono de Zeus, rey de los dioses, y cantaban su grandeza, el origen del mundo y sus habitantes, así como las gloriosas hazañas de los héroes. Se las veneraba en toda la antigua Grecia, especialmente en el Helicón, Beocia, y en Pieria, Macedonia.
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Comentario5






























DIVINIDAD OTORGADORA
Sócrates quiere dar un respaldo religioso a su discurso racional: es la divinidad quien ha otorgado a los hombres las artes de la música y de la gimnasia. Ambás deben armonizarse con el fín de lograr un sujeto fogoso y filósofo a la vez.
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Comentario5






























PROPORCIONALIDAD
Según Sócrates si los jovenes, destinados a defender y gobernar la ciudad, saben combinar en su justa proporción una educación musical y gimnástica, es cuando podrá decirse con total seguridad que estamos antes unos perfectos guardianes. 
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Comentario5






























NORMAS GENERALES
Estas normas generales se refieren a lo tratado anteriormente sobre la educación musical y gimnástica de los jovenes guerreros.
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Comentario6




























NUEVAS DEFINICIONES
A paritir de ahora, Sócrates, plantea la necesidad de definir claramente cuales deberían ser lo rasgos que deberían poseer los ciudadanos encargados de gobernar la ciudad. Comienza destacando los siguientes:

  1. Los gobernantes deberían más viejos que los gobernados.
  2. Los gobernantes deberían ser los mejores.
  3. Los gobernantes deberían ser los más aptos para guardar y defender la ciudad.
  4. Los gobernantes deberían ser las personas más sensatas y preocupadas por la comunidad.
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    Comentario6




























OBJETO DE SU AMOR
El amor como deseo (eros) es aplicado aplicado en este caso a lo que es conveniente tanto para la ciudad como para uno mismo. De este modo - como sucede entre amante y amado - prosperan tanto la ciudad como el individuo. Pues bien, los llamados a gobernar la ciudad debían mantener con ella la misma relación existente entre un amante y su amado.
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Comentario6




























ELECCIÓN ENTRE LOS GUARDIANES
Sócrates propone a continuación hacer una selección entre los guardianes con el objeto de descubrir entre ellos a los mejores dotados para el gobierno de la ciudad.
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Comentario6




























CON ASENSO O SIN EL
En relación con la necesidad de realizar una selección entre los guardianes, con el objeto de averigüar quienes de ellos destacan por sus cualidades para gobernar la ciudad, Sócrates, hace referencia a la necesidad de vigilar a tales guardianes desde niños con el objeto de observar si se mantienen firmes en sus convicciones o si, por el contrario, se dejan seducir echando por la borda sus enseñanzas.
En este contexto, Sócrates, afirma que nuestro espíritu puede asentir ante una opinión de dos modos: o bien dándole nuestro asentimiento o bien sin dárselo. No interviene nuestro asentimiento cuando la verdad objetiva se impone como tal y es así al margen de lo que nosotros pensamos; interviene nuestro asentimiento cuando descubrimos que, por ejemplo, estábamos engañados ante álgo y, saliendo de nuestro engaño, asentimos ante la nueva verdad que se nos muestra. Más adelante, Sócrates, pondrá en relación todo lo que acaba de decir con las pruebas de selección a las que deberían ser sometidos los guerreros de la ciudad.
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Comentario6




























POSEER LA VERDAD
La verdad consiste, en este caso, en pensar que las cosas son como son. Esto implica que la verdad es una realidad objetiva al margen de que nos guste o no. No tiene sentido, afirmar que no nos gusta la verdad de que, por ejemplo, el triangúlo tenga tres lados. Estamos una verdad no subjetiva. Pues bien, en este pasaje, Sócrates, está situando en este contexto el ámbito de la verdad.
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Comentario6




























LOS FORZADOS
Son aquellos que dan su asentimiento no a  la verdad objetiva sino a algo que descubren cuando algun suceso (un dolor o una pena) les hace descubrir la verdad de algo. La verdad, en este caso, se les impone por fuerza.
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Comentario6




























LOS SEDUCIDOS
Son aquellos que dan su asentimiento no a la verdad objetiva sino que cambian de criterio y dan su asentimiento porque han sido seducidos por algún placer o por algún temor. Se corresponde con la prueba de la goeteía de la que se habla más adelante.
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Comentario6




























PRUEBAS
En el contexto de la selección a realizar entre los guardianes para descubrir a los mejores gobernantes de la ciudad, Sócrates, habla realmente de tres clases de pruebas: de klopé, para ver si el educando se olvida o se deja robar la opinión, es decir, se deja engañar, v. gr., por sofistas y demagogos. De bía para ver si resiste a la violencia. Y de goeteía para ver si se deja encantar por el placer o asustar por el miedo.
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Comentario6




























TERCERA PRUEBA
Se refiere a la prueba de la goeteía, es decir, aquella que va destinada a ver si el educando se deja encantar por el placer o asustar por el miedo.
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Comentario6




























INSTAURARLO COMO GOBERNANTE-GUARDIAN
Notar que Sócrates afirma que aquel - o aquellos- que supere las pruebas debería ser instaurado como gobernante y guardián de la ciudad. Estamos, por tanto, ante la figura de lo que es realmente el guardian perfecto. Como veremos, más adelante, los que no superen la prueba serán los denominados auxiliares. Más adelante todavía de entre los guardianes perfectos, Sócrates, propondrá hacer una seleción -basada sobre todo en el saber- de dónde saldrán los denominados regentes-filósofos.
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Comentario6




























GUARDIANES PERFECTOS
Los guardianes perfectos son, por lo tanto, aquellos que superan las pruebas que anteriormente se han descrito. De ellos saldrán los guerreros y los regentes filósofos.
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Comentario6




























AUXILIARES
Denomina así Platón a aquellos que no superan las pruebas descritas anteriormente. De aquí en adelante el término epíkouroi (auxiliares) se usa sólo para los auxiliares: Phylakes sigue siendo vocablo general aplicado indistintamente a árchontes y epíkouroi.
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Comentario6




























MENTIRAS BENEFICIOSAS
No olvidar que anteriormente Sócrates había establecido que la mentira podía ser algo necesario siempre que se tratase, a través de ella, de salvaguardar los intereses de la comunidad. Ver 389 b.
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Comentario6




























EL CASO FENICIO
Es decir, una historia semejante a la del fenicio Cadmo, que sembró en Tebas los dientes del dragón, de donde brotaron los Spartoí.
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Comentario6




























EL MITO DE LAS RAZAS DE ORO,PLATA Y BRONCE
El pasaje, en dónde se relata este mito, está inspirado en Hesíodo, Op. 109-201, como reconoce el propio Platón en 546 e. El mito lo utiliza Platón para fundamentar su tesis de que en una ciudad justa cada linaje o grupo social debería realizar las funciones específicas para las que, por naturaleza, estaban destinados. Intentando dar tambien al mito un caracter religioso se establece que todos los humanos, aún proveniendo de un mismo origen (la tierra), no todos están formados por el mismo material sino que los dioses hicieron entrar oro en la composición de aquellos que estaban destinados a mandar; plata en los auxiliares, y bronce y hierro en los labradores y demás artesanos.
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Comentario6




























CRIANZA DEL GANADO
Sócrates utiliza ahora el simil del pastor, al que le resultaría humillante que la crianza dada a sus perros les llevarán a atacar a sus mismos rebaños, con la posibilidad de que una mala crianza o una mala educación llevara a los auxiliares a abusar de su poder en contra de los habitantes de su propia ciudad.
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Comentario7




























AUXILIARES
Son los  epíkouroi. Denomina así Platón a aquellos que no fueron capaces de superar las pruebas realizadas en la selección de los guardianes perfectos. A partir de ahora los auxiliares se convierten en servidores y ayudantes de tales guardianes. Pero a Platón parece preocuparle la educación de quienes han fallado una vez. Por eso tratará a continuación de cual debería ser su duro regimen de vida.
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Comentario7




























BUENA EDUCACIÓN
Se refiere a la educación que deberían de recibir los auxiliares. Tal educación debería ir encaminada a apaciguar (parece que la música y la gimnasia no habían llegado) la parte fogosa de su alma haciendo de ellos ciudadanos mansos consigo mismos y con aquellos a quienes guardan.
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Comentario7




























REGIMEN DE VIDA DE LOS AUXILIARES
Sócrates describe claramente cuál debería ser el regimen de vida (sin duda copiado posteriormente por los monjes medievales) de los auxiliares:

  1. No deben poseer casa propia
  2. No deben tener habitación propia.
  3. Su manutención correra a cargo de la ciudad.
  4. La comidas serán en común.
  5. No pueden tocar ni manejar el oro ni la plata
  6. Tendrán prohibido poseer propiedades de ningún tipo.
    Texto1g
    Comentario7




























COMIDAS EN COMÚN
Las comidas en común y la prohibición de los metales preciosos son rasgos tomados de la constitución espartana.
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