LA AMISTAD IMPLICA BENEVOLENCIA RECÍPROCA

No empleamos el nombre de amistad cuando se trata de la afición a cosas inanimadas, porque entonces no hay reciprocidad, ni se desea el bien del objeto (sería ridículo, en efecto, desear el bien del vino, todo lo más, se desea que se conserve, para tenerlo, degustarlo o venderlo); en cambio, decimos que debe desearse el bien del amigo por el amigo mismo. De los que así desean el bien del otro, decimos que son benévolos si de la parte del otro no se produce el mismo sentimiento, pues cuando la benevolencia es recíproca decimos que es amistad.
Aristóteles. Etica a Nicómaco. Libro VIII - Capítulo II

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