Según Sartre, el término HUMANISMO posee dos sentidos muy distintos. Se puede entender una teoría que toma al hombre como fin y como valor superior. Este tipo de humanismo supone que podríamos dar un valor al hombre de acuerdo con los actos más altos de ciertos hombres. Sartre afirma que este tipo de humanismo es absurdo ya que supone tomar al hombre como fin, cuando, en realidad, es algo que siempre está por realizarse. Además nunca deberíamos creer que hay una humanidad a la que se puede rendir culto a la manera de Augusto Comte. Y es que, según Sartre, el culto a la humanidad conduce al humanismo cerrado. El otro tipo de humanismo piensa que el hombre está continuamente fuera de sí mismo, es decir, proyectándose y haciéndose fuera de sí mismo ya que todo hacer implica novedad. Sartre define este rebasarse a sí mismo en su continuo hacerse como transcendencia, aunque no en el sentido en que Dios es trascendente, sino en el sentido de rebasamiento. En definitiva, la creencia de que el hombre no está encerrado en sí mismo sino presente en un universo humano en donde se crea y se inventa, es lo que se denomina HUMANISMO EXISTENCIALISTA. Humanismo  - afirma Sartre - porque defendemos que no hay otro legislador que el mismo hombre, y que es en el desamparo en donde decidirá lo que va hacer consigo mismo.

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