EL PRINCIPE
(Nicolas Maquiavelo)
PRIMERA PARTE
(Capítulos I-XI)

CAPITULO I 
¿CUANTOS SON LOS GÉNEROS DE PRINCIPADOS Y POR QUÉ MODO SE ADQUIEREN?

  1. Según Maquiavelo todos los Estados han sido y son o Repúblicas o Principados.

  2. Los Principados son o bien hereditarios ( son aquellos en donde impera desde hace largo tiempo el linaje de su señor ) o bien de miembros añadidos ( mixtos ). Estos últimos son dominios adquiridos y añadidos al estado hereditario y son adquiridos o bien por las armas propias o de otro; gracias a la fortuna o por medio de la virtud.
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CAPITULO II
  DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS.

Maquiavelo analiza las formas en que los principados hereditarios se pueden gobernar y conservar. Afirma que los principados hereditarios son más fáciles de conservar que los principados nuevos pues sólo llega con demostrar que uno es el heredero de sus antepasados príncipes. Así, si un príncipe hereditario posee una habilidad normal conservará siempre su Estado. Y es que el principe hereditario es siempre un principe natural y, por ello, es aceptado por sus subditos de un modo tambien natural. Y es que según Maquiavelo:

En la antigüedad y en la continuidad de su autoridad se olvidan los recuerdos y las causas de las innovaciones, en tanto que las mutaciones y los cambios dejan siempre puesta la base para la edificación de otros.

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CAPÍTULO III 
  DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS

Es un tipo de principado nuevo aunque no completamente nuevo.
Maquiavelo define como Principado nuevo (el principado mixto lo es) a un miembro añadido a un Estado anterior. Según este tipo de principado mixto presenta los problemas y dificualtades siguientes:

  1. En todo principado nuevo (el mixto lo es) los súbditos cambian de señor con la esperanza de mejorar. El problema es que la experiencia les demuestra que, al final, acaban perdiendo con el cambio ya que la nueva adquisición traerá consigo violaciones de sus derechos y agravios que cometerán con ellos las nuevas tropas.

  2. No se puede conservar para siempre a los amigos que han ayudado al Principe a adquirir un nuevo principado y tendrá como enemigos a todos aquellos que no están de acuerdo con la nueva situación. Todo esto explica que Luis de Francia haya perdido Milán con la misma rapidez con la que la había adquirido

Según Maquiavelo, los principados que se añaden a otro formando un principado mixto; o bien son del mismo y de la misma lengua o no lo son.

En el primer caso es muy fácil conservarlos; sobre todo si los anexionados no tienen la costumbre de vivir libres ya que basta con extinguir el linaje del principe anterior. De todos modos, según Maquiavelo, deberían respetarse siempre los siguientes principios:

  1. Extinguir la familia del antiguo Príncipe.

  2. No alterar ni las leyes ni los tributos del principado anexionado.

En el segundo caso (el Principado anexionado no pertenece al anexionador ni tiene su lengua) los problemas son mayores por lo que hay que tener gran fortuna y mucha habilidad. Por todo ello, Maquiavelo hace referencia a los aspectos siguientes:

  1. Uno de los aspectos a tener en cuenta para hacer frente a la situación es tener claro que el Príncipe que adquiere un nuevo territorio debería residir allí, como hizo el turco respecto a Grecia.

    Si reside en el nuevo Estado el Príncipe solamente lo podrá perder con grandísima dificultad.

  2. El otro aspecto a tener en cuenta es la necesidad de establecer colonias que unan al Príncipe con el nuevo territorio adquirido. Las ventajas de las colonias son, según Maquiavelo, que no no se gasta mucho; sólo perjudican a quienes se les arrebatan las tierras para entregárselas a los nuevos colonos y que constituyen una mínima parte de la población. Además al quedar dispersos y empobrecidos no pueden causar daño. Por su parte, los no afectados por las expropiaciones tendrán miedo de pasar al ataque por temor a que les pase lo mismo que a los afectados.

  3. Por todo ello, Maquiavelo, concluye afirmando lo siguiente: las colonias no cuestan dinero, son más fieles y ocasionan menos prejuicios al nuevo Estado; mientras los agraviados no pueden ocasionar daño alguno al quedar, como hemos dicho, pobres y dispersos. Todo eso nos hace tener en cuenta que a los hombres se les ha de mimar o aplastar.

  4. Si las colonias se ocupan militarmente, los gastos son mayores ya que las tropas son consumidoras de todo tipo de bienes. Por todo ello, la ocupación militar es, pues inutil, en tantos sentidos como son útiles las colonias.

  5. El último aspecto a tener en cuenta por los principados mixtos consiste en que el Principe anexionador deber convertirse en jefe y defensor de los vecinos menos poderosos, ingeniándoselas para debilitar a los poderosos y guardarse de que entre en su país otro Estado tan poderoso como el suyo ya que el orden de las cosas es que tan pronto como un extranjero poderoso entra en un país, los menos poderosos se le adhieren, llevados por la envidia que tienen a aquel que es más poderoso que ellos; hasta tal punto es esto, que con respecto a los menos poderosos no tiene que hacer ningún esfuerzo para ganarlos, ya que rapidamente forman todos juntos una piña con el Estado que allí ha adquirido. Solamente tienen que procurar que no adquieran demasiadas fuerzas y demasiada autoridad; hecho esto, puede fácilmente, con las fuerzas propias y con el favor de aquéllos, aplastar a los poderosos y permanecer en todo el árbitro del aquel país. Y quien no maneje bien estas reglas perderá pronto lo que haya adquirido y, mientras lo conserve, se verá enfrentado a infinitas dificultades y problemas.

A continuación, Maquiavelo, señal que los romanos son un claro ejemplo de la observación de todos estos principios, señalados hasta ahora, mientras que, por su parte, Luis de Francia, sería un ejemplo de todo lo contrario. Según Maquiavelo, Luis de Francia cometió los errores siguientes:

  1. Destruyó a los menos poderosos.

  2. Aumentó el poder de alguien que ya era poderoso (Iglesia)

  3. Trajo a Italia a alguien que era tambien poderosísimo (España)

  4. No fijó su residencia en Italia.

  5. No fundó Colonias.

  6. Además quitó sus territorios a Venecia lo que llevó a ésta a aliarse con los enemigos poderosos de Francia.

No se debe permitir jamás que continue un problema para evitar una guerra porque no se la evita, sino que se la retrasa con desventaja suya.


Quien propicia el poder de otro, labra su propia ruina, puesto que dicho poder lo construye o con la astucia o con la fortuna y tanto la una como la otra resultan sospechosos al que ha llegado a ser poderoso.

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CAPITULO IV
  ¿POR QUÉ RAZÓN EL REINO DE DARÍO QUE HABÍA SIDO OCUPADO POR ALEJANDRO NO SE REBELÓ TRÁS LA MUERTE DE ÉSTE CONTRA SUS SUCESORES?

Maquiavelo comienza preguntándose como es posible que los sucesores de Alejandro Magno (que llegó a ser dueño de toda Asia) conservaron sin dificultad su imperio. La respuesta de Maquiavelo a tal cuestión es la siguiente:

  1. Los Principados pueden ser gobernados de dos maneras: a) por un Principe algunos siervos convertidos en señores por gracia del Principe. Tal es el caso del la monarquía turca. b)por un Principe y por nobles que lo son no por gracia del Principe sino por derecho propio. Es el caso de la monarquía de Francia.
  2. En el Estado gobernado por un Principe y siervos el 1º goza de mayor autoridad ya que en el territorio nadie reconoce a otro con mayor autoridad. Según Maquiavelo es muy dificil conquistar un principado de este tipo (Principe-siervos) ya que  todos siervos están ligados al Principe por lazos de amistad. Por todo ello quien decida atacar a un principado de estas características se lo encontrarán con habitantes muy unidos por lo que deberían confiar más en sus propias fuerzas que en la descomposición del contrario. Ahora bien, del mismo modo que es dificil entrar, despues de que se logra hacerlo es muy fácil permanecer en el lugar conquistado ya que solamente se ha de temer a la familia del principe derrotado a la que necesariamente habrá que destruir.
  3. En el Estado gobernado (como es el caso de Francia) por un Principe y Nobles sucede lo contrario al caso anterior. Se puede entrar con facilidad siempre que se gane a alguno de los nobles del reino y que no resulta dificil ya que siempre existen descontentos y partidarios de cambios. Tales nobles pueden abrir el camino del Estado. Ahora bien, al mismo tiempo el pretender mantenerse en el lugar conquistado trae consigo infinitas dificultades. Ahora no basta con extinguir a la familia del Príncipe, ya que seguro que existen muchos nobles que se consideran humillados por lo que alentarán continuas insurrecciones.

Pues bien, según Maquiavelo, si uno analiza ahora lo acontecido con los sucesores de Alejandro podrá ver a través de la historia que el reino de Dario (conquistado por Alenjandro) era semejante al de la monarquía turca (Principe-Siervos). Por todo ello, Alejandro se vió obligado a hacerse dueño del territorio y, despues de controlar a Dario y toda su familia, no le resultó dificil mantenerse en un territorio en donde todos eran considerados como siervos. Con sus sucesores hubiera sucedido lo mismo si se hubiesen mantenido unidos y sin enfrentamientos mutuos, algo que, por otra parte, no sucedió.

Consideradas, por tanto, todas estas cosas, que nadide se asombre de la facilidad con que Alejandro conservó Asia ni de las dificultades experimentados por otros a la hora de mantener lo adquirido.

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CAPITULO V
DE QUE MODO SE HAN DE GOBERNAR LAS CIUDADES O PRINCIPADOS QUE ANTES DE SU ADQUISICIÓN SE REGÍAN CON SUS PROPIAS LEYES.

Según Maquiavelo cuando se adquieren Estados acostumbrados a vivir con sus propias leyes y en libertad para que el Principe pueda conservarlas dispone de 3 recursos.

  1. Destruir dichas ciudades. Este sería el mejor método.

  2. Ir a vivir personalmente a ellas. Este sería el segundo mejor método.

  3. Dejarlas vivir según sus propias leyes imponiéndoles un tributo e implantando un gobierno minoritario. Esta decisión no presenta grandes dificultades llevarla a cabo  ya que tal gobierno minoritario le será fiel ya sólo puede mantenerse en el poder con el apoyo del Principe que lo ha creado.

    Más facilmente se conserva una ciudad acostumbrada a vivir libre a  través de sus propios ciudadanos que de cualquier otra manera, siempre que no se la quiera destruir. Maquievelo describe una serie de ejemplos tomados de los Griegos y Romanos.

Ahora bien, según Maquiavelo, el mejor modo de poseer un principado míxto acostumbrado a vivir libre y según sus propias leyes consiste en destruirlo.

Y es que quien pasa a ser señor de una ciudad acostumbrada a vivir libre y no la destruye, que espere ser destruido por ella....Y es que por mucho que se haga y por muchas previsiones que se tomen, si no se disgrega y dispersa a sus habitantes, jamás olvidan aquel nombre ni aquellas instituciones e inesperadamente, ante cualquier imprevisto, recurren a ellos.

Por su parte, las ciudades o paises que están acostumbrados a vivir bajo el dominio de un Príncipe, si la familia está extinguida, dado que están acostumbrados a obedecer y, además, ya no tienen a su viejo Príncipe, ni otro de la familia para elegir, entonces, como no están acostumbrados a vivir libres le resulta fácil al nuevo Príncipe anexionador el ganar y guardarse de ellos.

Ahora bien, un Principe debería tener siempre presente lo siguiente:

En las Repúblicas hay mayor vida, mayor odio, más deseo de venganza; no les abandona ni muere jamás la memoria de la antigua libertad, de forma que el procedimiento más seguro es destruirlas o vivir en ellas.

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CAPITULO VI
DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS ADQUIRIDOS CON LAS ARMAS PROPIAS Y CON LA VIRTUD.

A partir de este capítulo VI, Maquiavelo, comienza analizar la problemática de los principados totalmente nuevos. En este tipo de principados es nuevo el Príncipe y la organización política; no como sucede con los mixtos (que tambien son nuevos) pero con Principes y organizaciones políticas anteriores.

En relación con el análisis de los principados totalmente nuevos, Maquiavelo señala lo siguiente:

  1. Comienza su exposición afirmando que estos principados encuentran más o menos dificultades para ser conservados según sea más o menos virtuoso el Príncipe que los adquiere. Y es que, según Maquiavelo, el hecho de convertirse de particular en Príncipe es fruto de la virtud o de la fortuna, aunque señalando que el que se ha abandonado menos a la fortuna se ha mantenido mejor.

  2. Los más notables que llegaron a sus principados por su propia virtud y no por fortuna fueron: Moisés, Ciro, Rómulo y Teseo. Señala que considerando sus acciones y su vida se ve que estos grandes hombres no fueron deudores de la fortuna sino de la oportunidad, lo cual les proporcionó la materia en la que poder introducir la forma que les pareció más conveniente.

  3. Moisés: encontró al pueblo de Israel esclavo y oprimido en Egipto a fin de lograr que saliese de la esclavitud. Rómulo al ser abandonado en Alba encontró la oportunidad que le permitiría llegar a ser rey de Roma. Ciro encontró a los persas descontentos con los medos y a éstos blandos y afeminados. Teseo no podría haber administrado su virtud si no encontrara a los atenienses dispersos.

    Estas oportunidades hicieron la dicha y la fortuna de estos hombres; y su virtud fuera de lo común les hizo reconocer la oportunidad que se les brindaba. El resultado fue que su patria se vió ennoblecida y su prosperidad llevada a la más altas cotas.


  4. Aquellos que alcanzan el principado por las vías que exigen virtud llegan a tal situación con dificultad pero se mantienen con mayor facilidad. Las dificultades que les frenan en su logro del principado son las siguientes:
    a) la aparición de nuevas instituciones que se ven obligadas a introducir para fundamentar su estado constituye un gran problema. Y es que, según Maquiavelo, lo más dificil es hacerse promotor de la implantación de nuevas instituciones. Ello se debe a que el promotor tendrá como enemigos a todos aquellos que sacaban provecho del viejo orden y encontrará como defensores tímidos a todos lo que podrían beneficiarse del nuevo orden.

    Esta timidez nace en el temor a los adversarios que tienen, de momento, la ley de su lado, y a la incredulidad de los hombres que no creen en lo nuevo hasta que que perciben por experiencia sus bondades.  De todo ello nace que, siempre que los enemigos encuentran la ocasión de atacar, lo hacen con ánimo faccioso, mientras los demás sólo proceden a la defensa con tibieza, de lo cual resulta un serio peligro para el príncipe y para ellos.

    b)Es necesario examinar si los innovadores se valen por sí mismos, es decir, si para llevar a cabo su obra necesitan predicar; o si dependen de otros, es decir, si pueden recurrir a la fuerza. Si dependen de si mismos sin poder recurrir a la fuerza, siempre acaban mal. Sin embargo, si dependen de sí mismos y acuden a la fuerza, entonces sólo corren peligro en determinadas ocasiones. Esta es la causa de que todos los profetas armados hayan vencido y los desarmados perecido. Y es que, según Maquiavelo, los pueblos son todos muy inconstantes por lo que conviene estar preparado para que, cuando dejen de creer, obligarles a hacerlo por la fuerza. Moisés, Ciro, Teseo y Rómulo, no hubieran podido convencer a sus pueblos durante mucho tiempo si estuvieran desarmados y no usaran la fuerza.
    c) Maquiavelo utiliza a Fray Jerónimo Savonarola como ejemplo de aquel que dependió de sí mismo pero no fue capaz lograr los medios para utilizar la fuerza. Por ello cayó con sus nuevas instituciones tan pronto como la multitud dejó de creer en él. Como carecía de los medios para conservar firmes a su lado a los desertores acabó por ser destruido.
    d) Al final del capítulo, Maquiavelo, se refiere a Hierón de Siracusa, como otro ejemplo de un simple ciudadano que llegó a ser príncipe de la ciudad a través del dón de la oportunidad: los siracusanos lo eligen capitán en una situación delicada para la ciudad. Su virtud era tan grande que nada le faltaba para reinar excepto el reino. Disolvió el ejercito antiguo y formó uno nuevo. Abandonó las viejas alianzas e hizo otras nuevas. Constituyó un ejercito de hombres fieles de tal modo que lo que consiguió con dificultades lo pudo conservar con poco.

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CAPITULO VII
DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS ADQUIRIDOS CON ARMAS AJENAS Y POR LA FORTUNA.

  1. Maquiavelo analiza ahora la situación de aquellos particulares que se convierten en príncipes con la sola ayuda de la fortuna. En esta situación se hallan todos aquellos que alcanzan el poder a través del dinero o por voluntad de otras personas tal como ocurrió historicamente en las ciudades de Jonia y del Helesponto en la Grecia antigua. Allí los príncipes fueron nombrados directamente por   Dario por lo que dependen sencillamente de la fortuna y de la voluntad de quien les ha concedio el Estado.
  2. Los principes que alcanzan el poder a través de la fortuna lo hacen con muy poco esfuerzo por su parte. Sin embargo deben realizar muchos esfuerzos para conservar sus principados.
  3. Los individuos a quienes es otorgado el Estado a través de la fotuna no saben ni pueden conservar su puestos. No saben porque habido sido siempre particulares no saben mandar. Y no pueden porque no disponen de fuerzas suficientes que se mantegan amigas y fieles.

    Los estados que surgen subitamente pueden tener las raices y sus ramificaciones firmes y asentadas, con lo cual la primera circunstancia adversa los destruye, a no ser que quienes tan repentinamente han pasado a ser príncipes posean tanta virtud que sepan prepararse rapidamente aa conservar lo que la fortuna ha puesto en sus manos y sean capaces de asentar después los cimientos que los otros pusieron antes de convertirse en príncipes.

  4. Maquiavelo aduce dos ejemplos, tomados de su época, que nos muestran las dos maneras de llegar al principado: la Virtud y la Fortuna.
    Francesco Sforza representa el primer modo ya que pasa de simple particular a duque de Milán gracias a su gran virtud logrando conservar lo adquirido con un gran esfuerzo.
    Cesar Borgia (duque Valentino e hijo del papa Alejandro VI) adquiere el principado gracias a la fortuna de su padre. De todos modos, aún habiendo recurrido a todos los medios y, despues de haber sido prudente y virtuoso, sus esfuerzos no le rendieron frutos por la extrema malignidad de la fortuna. Según Maquiavelo el actuar de Cesar Borgia fue digno de un principe virtuoso: destruyó el poder de los Orsini y los Colonna en Roma. Se alía con los franceses lo que le permite llegar a dominar toda la Romaña y adquirir el ducado de Urbino. Para conservar la Romaña pone al frente del gobierno a Ramiro de Orco, hombre cruel y sin escrúpulos del cual prescinde cuando cree que ya no le util partiéndolo en dos mitades y mostrándolo en la plaza de Cesena. Además, para asegurar todas sus propiedades en el futuro llevó a cabo 4 procedimientos: a) exterminar las familias de todos aquellos a los que había despojado. b) ganarse a todos los nobles de Roma para tener al papa inmovilizado. c)hacer del colegio cardenalicio un mero servidor suyo. d) adquirir el máximo de poder antes de que muriera su padre. Según Maquiavelo, de estas 4 cosas había conseguido a la muerte de su padre 3; la 4ª la daba casí por hecho y lo habría conseguido sino fuera por dos razons: la primera porque enfermó y se murió poco despues de su padre. La segunda porque cometió el error político de no aplicar la máxima de que a los hombre o se le gana o se les pierde. En este sentido no debería haber permitido que llegaran al poder aquellos cardenales a quienes él había hecho daño, ya que los hombres hacen daño o por miedo o por odio. En este caso, al permitir que saliera elegido como papa el cardenal de San Pietro in Vincoli (Julio II - Giuliano della Rovere), significaría su ruina. Según Maquiavelo debería, por encima de todo, haber conseguido un papa español, y de no poderlo, debía permitir que fuera el cardenal de Rouen.
    De todos modos, Maquiavelo, considera muy positivamente la figura de Cesar Borgia: recogidas, pues, todas las acciones del duque, no sabría censurarlo:

    Creo más bien, como he dicho, que se ha de proponer como modelo a imitar a todos aquellos que por fortuna y con las armas ajenas ascienden al poder. Porque él, hombre deseoso de dominio y de altas miras, no podría conducirse de otra manera; sólo se opuso a sus propisitos la muerte de Alejando y su propia enfermedad....Tambien se le puede reprender que en la nominación del papa Julio II se equivocó ya que aunque no pudo hacer un papa a su gusto, podría, sin embargo, conseguir que alguien no lo fuera, no debiendo permitir jamás que llegaran al papado aquellos cardenales a quienes él había hecho daño.

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CAPITULO VIII
DE LOS QUE LLEGARON AL PRINCIPADO POR MEDIO DE CRÍMENES

Además de la virtud y de la fortuna existen otros dos procedimientos a través de los cuales un simple particular puede alcanzar el principado. Estas dos nuevas vías son las siguientes:

  1. Cuando alguien asciende al principado por medio de acciones criminales y contrarias a toda ley humana y divina.

  2. Cuando un ciudadano particular se convierte en príncipe con el favor de sus conciudadanos.

Maquiavelo ilustra el primer procedimiento a través de dos ejemplos uno tomado de la antigüedad y el otro de su época.
El sujeto del primer ejemplo es Agatocles de Sicilia: llegó a ser rey de Siracusa a partir de una condición ínfima ya que era hijo de un ollero. Llevó durante toda su vida una conducta criminal pero supo dedicarse a la carrera de las armas lo que le valió alcanzar el puesto de pretor de Siracusa despues de escalar todos los peldaños dentro del ejercito. Al final decidió convertirse en príncipe y conservar mediante la violencia lo que había conseguido. Para ello convocó un día al pueblo y al senado de Siracusa y a la señal convenida hizo que sus soldados mataran a todos los senadores y a los más ricos de la población. Ocupó así el principado de aquella ciudad sin ningún tipo de oposición. Según Maquiavelo es evidente que examinando sus acciones se puede comprobar que las mismas no pueden atribuirse a la fortuna ya que no llegó al poder a través de los favores de nadie sino a través de su esfuerzo por ascender en la escala militar. Alcanzado su objetivo se mantuvo en él gracias a decisiones animosas y arriesgadas. Tampoco puede decirse que en sus acciones estuviera presenta la virtud:

Ya que ésta no consiste en exterminar a sus ciudadanos, traicionar a los amigos o carecer de palabra, de respeto o de religión. Tales medios pueden hacer conseguir poder, pero no gloria.

El sujeto del segundo ejemplo es Oliverotto da Fermo. Huérfano de padre fue criado en Fermo por su tio Giovanni Flogiani y educado con el proposito de hacer de él un experto en la vida militar. Llegó a ser el primer hombre de su tropa. Sin embargo se hartó de estar al servicio de otro y decide ocupar Fermo. Para ello escribe a su tío que va a volver a Fermo. Este le recibe con toda clase de agasajos pero Oliverotto, en un banquete celebrado en su honor, suscita a proposito una discusión en donde alaba a Alejandro VI y Cesar Borgia (enemigos acerrimos de su  tío) y aprovecha la situacion para hacer soldados escondidos en lugares secretos y asesinar a Giovanni y a todos los invitados. Trás esto Oliverotto se apoderó de la ciudad y obligó al magistrado supremo a obedecerle y fue nombrado príncipe. Sus acciones le permitieron hacerse fuerte en el poder y lo hubiera conservado durante tiempo si no fuera porque Cesar Borgia  lo engaño en Siniglagia (junto con los Orsini y los Vitelli) siendo hecho prisionero y estragulado.

Despues de analizar estos dos ejemplos, Maquiavelo, se pregunta como es posible que personajes como  Agatocles pudieron conseguir el poder y mantenerse en él siendo a la vez culpables de infinitas crueldades y traiciones, mientras que otros utilizaron tambien los mismos medios y, sin embargo, se mantuvieron poco tiempo en el poder. Maquieavelo piensa que la respuesta está en el mal uso o el buen uso de la crueldad. Bien usadas son aquellas crueldades que se hacen de una sola vez y de golpe por la necesidad de llegar al poder y luego ya no se insiste más en ellas. Mal usadas son aquellas, pocas en principio, pero que se van aumentando en el curso del tiempo en lugar de disminuir. Quienes utilizan el primer modo pueden encontrar algún apoyo a su situación (Agatocles); los que utilizan el segundo método es imposible que puedan conservar su poder.

Por todo ello el que ocupa un Estado debe tener en cuenta la necesidad de examinar todos los castigos que ha de llevar a cabo y realizarlos todos de una sola vez, para no tenerlos que renovar cada día y para poder - al no renovarlos - tranquilizar a sus súbditos y ganárselos con favores. Quien procede de otra manera, ya sea por debilidad ya sea por perversidad de ánimo, se verá siempre obligado a tener el cuchillo en la mano; jamás se podrá apoyar en sus propios súbditos, pues la injusticias - frescas y renovadas - impedirán que se sientan seguros con él. Porque las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por gustarlas menos, hagan menos daño, mientras que los favores se deben hacer poco a poco con el objetivo de que se saboreen mejor.

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CAPITULO IX
DEL PRINCIPADO CIVIL

  1. Según Maquiavelo cuando un ciudadano privado se convierte en principe no por medio de crímenes y otras violencias intolerables sino que cuenta con el favor de sus ciudadanos surge lo que denomina como PRINCIPADO CIVIL

  2. Para llegar a la formación de un principado civil no es necesario basarse exclusivamente en la virtud o exclusivamente en la fortuna, sino más bien en lo que Maquiavelo define como astucia afortunada.

  3. Al principado civil se asciende o bien a  través del favor del pueblo, o bien a través del favor de los grandes. Y es que estos dos elementos (pueblo y grandes) están presentes de una necesaria en cualquier ciudad. El pueblo no desea ser dominado por los grandes mientras que estos últimos desean oprimir y dominar al pueblo.

  4. Des estos  dos elementos contrapuestos - pueblo y grandes - nace en la ciudad uno de los siguientes efectos: el principado, o la libertad o el libertinaje.

  5. El principado es promovido o por el pueblo o por los grandes según se presente la mejor oportunidad para uno de ellos. Y es que los grandes, si ven que no pueden resistir al pueblo, entonces aumentan la reputaciónd de uno de ellos y lo hacen príncipe para asi poder controlar al pueblo. Por su parte, el pueblo si ve que no puede defenderse ante los grandes, entonces aumenta la reputación de alguien y lo hace principe con el objeto de que su autoridad le proteja.

  6. Según Maquiavelo, el que llega al principado con la ayuda de los grandes se mantiene con mayor dificultad en el poder ya que se encuentra a su alrededor con personas que se le consideran como iguales y, por tanto, no se les puede mandar de cualquier forma. Además los fines que persiguen son siempre enrevesados y deshonestos. Además cuando los grandes cuando abandonan a alguien no sólo hacen eso sino que se vuelven tambien en su contra. Por su parte, los que que lo hacen con la ayuda del pueblo se mantienen más facilmente en el poder ya que el príncipe elegido se encuentra solo en su puesto y a su alrededor con gente del pueblo que están dispuestos a obedecer. Además el fín del pueblo es más honesto que el de los grandes. Lo peor que puede esperar el príncipe del pueblo es verse abandonado por él pero suelen ser menos vengativos y astutos que los grandes.

  7. Los grandes adoptan frente al príncipe dos actitudes fundamentales: a) o bien se vinculan completamente a su suerte. b) O bien hacen lo contrario.
    En el primer caso es preciso que no sean aves rapaces.
    En el segundo caso lo harán o bien por pusilanimidad o por falta de ánimo. En este caso habría que intentar motivarlos haciéndoles partícipes de la prosperidad y de la adversidad del principado. En el caso de que no se vinculen al principe por ambición propia, entonces el príncipe deberá guardarse de ellos y temerlos como si fueran enemigos.

  8. El que alcanza el principado mediante el favor del pueblo debe, ante todo, conservárselo como amigo. Esto no resulta dificil ya que lo que el pueblo desea es que no se le oprima. Por el contrario el que llega al principado en contra del pueblo y con la ayuda de los grandes debería, por encima de todo, intentar atraérselo algo que no resulta dificil si se convierte en su protector. Y es que los hombres cuando reciben bien de quien esperaban iba a causarles el mal, se sienten más obligados y con mayor afecto hacia tal gobernante. Maquiavelo cita a Nabis, príncipe de los espartanos, como un ejemplo de señor que logra grandes victorias por haberse aliado con su pueblo.

  9. En este contexto, Maquiavelo, critica el proverbio que dice que quien construye sobre el pueblo, construye sobre barro. Señala que tal proverbio solamente es verdad cuando el que se funda en el pueblo es un ciudadano privado que se imagina que el pueblo le salvará sin más cuando se encuentre en apuros. En este caso se llevará sin duda un desengaño. Ahora bien, si el principe, que se apoya en su pueblo, es valeroso, sabe mandar y mantiene a toda la población motivada, entonces jamás será engañado por él.

  10. Según Maquiavelo los principados civiles suelen correr el peligro cuando dejan de serlo para convertirse en principados absolutos. En tales principados el poder lo ejerce unicamente el principe o sus magistrados. En este último caso, no es de extrañar que en los momentos dificiles, tales magistrados intenten hacerse con el poder arrebatando el Estado al Príncipe. En esos momentos el principe tiene muy poca capacidad de maniobra ya que los ciudadanos estaban acostumbrados a recibir las ordenes de los magistrados.

    Un principe que se encuentre en esa situación no puede apoyarse, por tanto, en lo que ve en los momentos de calma, cuando los ciudadanos tienen necesidad del Estado, pues entonces todo el mundo corre, todo el mundo promete y cada uno quiere morir por él, entonces que la muerte está lejos; pero en los tiempos adversos, entonces encuentra pocos que se presenten con esa disposición.

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CAPITULO X
CÓMO SE HAN DE MEDIR LAS FUERZAS DE TODOS LOS PRINCIPADOS.

  1. Maquiavelo analiza el problema de si un príncipe puede sostenerse a sí mismo dentro su Estado,  o si, por el contrario, está siempre obligado a recabar la ayuda de otros.
  2. Afirma que pueden sostenerse por sí mismos aquellos que pueden organizar un ejercito adecuado. Señala que tienen siempre necesidad de los demás quienes no pueden hacer frente al enemigo (al no contar con un buen ejercito) sino que están obligados a refugiarse dentre de las murallas y defenderse desde allí.
  3. Maquiavelo exhorta a todos los príncipes a que fortifiquen y defiendan su ciudad sin preocuparse del resto del territorio ya que el que tiene bien fortificada su ciudad no será atacado, puesto que los hombres se apartan siempre de las empresas en las que aprecian dificultad.
  4. Maquiavelo pone como ejemplo de ciudades libres por estar muy bien fortificadas a las existentes en Alemania:

    Todas tienen fosos y murallas apropiados, artillería suficiente, y en los almacenes públicos comida, bebida y leña suficiente para un año. Además tienen siempre un fondo común con el que poder dar trabajo a la gente de la ciudad durante un año.

  5. Teniendo un ciudad bien fortifica no le será dificultosos a un príncipe prudente tener a los ciudadanos a su lado en un asalto asi como mantenerlos firmes siempre que no falten los medios de subsistencia. Por ello Maquiavelo afirma:

    El que tenga una ciudad fortificada y no se haga odiar, no podrá ser asaltado; y si lo fuera, su asaltante se vería obligado a levantar el cerco ya que es imposible que nadie puedan emplear un año completamente ocioso con sus ejercitos en un asedio. Y quien replique que si el pueblo tiene sus posesiones fuera y las ve arder, perderá la paciencia y el largo asedio y la caridad propia le harán olvidarse el príncip, le respondo que un príncipe poderoso y animoso superará estas dificultades: ahora dará esperanza a sus subditos de que el mal no durará mucho, ahora le inoculará el temor a la crueldad del enemigo, ahora se asegurará con habilidad de aquellos que se le manifiesten demasiado atrevidos....Y es que despues de hecho el daño los subditos se unen aún más a su príncipe, estimando que él ha contraido una obligación con ellos al haber quedado incendiadas sus casas y desvastadas sus posesiones. Pues la naturaleza de los hombres es contraer obligaciones entre sí tanto por los favores que se hacen como por los que se reciben.

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CAPITULO XI
DE LOS PRINCIPADOS ECLESIASTICOS

  1. En relación con los principados eclesiásticos, Maquiavelo, afirma que en este tipo de principados las dificultades surgen antes de poseerlos ya que se adquieren o con la virtud o con la fortuna y se conservan sin la una y sin la otra pues se sustentan en las antiguas leyes de la religión.
  2. Los principados eclesiásticos son los únicos que tienen Estados y no los defienden, subditos y no los gobiernan. En este sentido son los únicos seguros y felices.
  3. A continuación, Maquiavelo, analiza las causas que explicarían porque la iglesia haya alcanzado tanto poder en el orden temporal. En este contexto señala lo siguiente:









































































































EL PRINCIPE
(Nicolas Maquiavelo)
SEGUNDA PARTE
(Capítulos XII-XIV)


CAPÍTULO XII
CUÁNTOS SON LOS GÉNEROS DE TROPAS Y SOBRE LOS SOLDADOS MERCENARIOS

  1. Maquiavelo trata de analizar ahora los peligros y las formas de defensa que pueden presentarse en los Principados.

  2. Según Maquiavelo, los principales cimientos y fundamentos de todos los Estados (nuevos, viejos o mixtos) consisten en la existencia de buenas leyes y buenas armas. Y es que, según Maquiavelo, no puede haber buenas leyes donde no hay buenas armas y donde hay buenas armas siempre hay buenas leyes.

  3. A partir de ahora, Maquiavelo, deja de lado el estudio de las leyes y se centra en el estudio de las armas.

  4. Según Maquiavelo, las tropas con que un Príncipe defiende un Estado o bien le son propias o bien le son mercenarias, auxiliares o mixtas.

  5. Las tropas mercenarias y auxiliares son peligrosas e inútiles porque carecen de unidad. Además son desleales y sin disciplina; valientes ante los amigos pero cobardes con los enemigos. Con ellas llega la ruina ya que en la paza se ve uno despojado por ellas y en la guerra por los enemigos. A estas tropas unicamente les interesa el sueldo que aceptan gustosos cuando no hay guerra pero cuando ésta llega, entonces huyen. Maquiavelo piensa que la ruina de la Italia de su época tiene su origen en haber descansado sobre tropas mercenarias y auxiliares. De ahi el dicho de que Carlos VIII de Francia se le había dejado hacerse dueño solo con tiza (la que usó para marcar los alojamientos de sus oficiales). Además los jefes mercenarios son hombres eminentes o no. Si lo son, no puede uno fiar de ellos ya que aspiran a su propia cota de poder; si no lo son porque carecen de cualidades, entonces los normal es que causen la ruina de un Príncipe.

  6. A continuación, Maquiavelo, hace referencia como un Príncipe debería disponer de sus tropas: tendría que ir en persona con ellas y ejercer él mismo el oficio de jefe ante las mismas.

    Y es que la experiencia nos hace ver que príncipes sólos y repúblicas armadas llevan a cabo acciones capaces de engradecer extraordinariamente su poder, mientras que las tropas mercenarias no hacen nunca sino daño. Además es más difícil que caiga bajo el poder de uno de sus ciudadanos armados una república armada con tropas propias que otra armada por tropas foraneas.

  7. Maquiavelo cita a continuación una serie de ejemplos tomados de la historia antigua (Roma, Esparta, Cartago) y de la historia de Itali (Milán, Venecia) que demostrarían, según él, como un Príncipe que actúa con sus propias fuerzas actúa gloriosamente y con prudencia; mientras que si utiliza tropas mercenarias sólo se logran conquistas lentas, tardías y débiles pero, sin embargo, súbitas y sorprendentes derrotas.

  8. Por último, Maquiavelo, plantea analizar, desde sus orígenes, como fue la evolución de Italida en relación con las tropas mercenarias con el objeto de aprender de la experiencia y encontrar el remedio conveniente:
    a)Desde que la autoridad imperial es rechazada de Italia, ésta se divide en muchos Estados porque muchas de las grandes ciudades (ayudadas por la Iglesia) se rebelaron en contra de los nobles.
    b)El proceso anterior conduce a que muchas de las ciudades italianas cayeran en manos del poder de la Iglesia o de ciudadanos particulares que no estaban acostumbrados al ejercicio de las armas. Eso les llevó a contratar a sueldo a soldados extranjeros. El primero que dió prestigio a este tipo de actuar fue Alberigo da Conio.
    El resultado final no fue otro que el de que Italia acabaría por caer en manos de potencias extranjeras:

El procedimiento que estos jefes mercenarios han seguido ha consistido, en primer lugar, en destruir el prestigio de la infantería para dárselo a sí mismos; y obraron así porque, careciendo de Estado y viviendo de la profesión de las armas, poca infantería no les daba consideración. Se limitaron en consecuencia a la caballería, que les proporcionaba la oportunidad de conseguir buena paga y honra. Así las cosas llegaron hasta el extremo de que en un ejército de 20.000 soldados apenas había 3000 infantes. Además de todo esto habían recurrido a todo tipo de artimañas para alejar de sí y de sus soldados todo rastro de esfuerzo y de temor: no se mataban en los combates, sino que se limitaban a hacerse prisioneros y además sin exigir rescate.....De esta forma han reducio a Italia a la esclavitud y el escarnio.

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CAPITULO XIII
DE LOS SOLDADOS AUXILIARES, MIXTOS Y PROPIOS

  1. Las tropas auxiliares son aquellas de las que se dispone cuando se llama a un poderoso para que acuda con sus tropas en ayuda de alguien en apuros.

  2. Esta tropas pueden ser útiles y buenas en sí mismas pero suelen ser muy perjuciales para quien las llama ya que si se pierde, se queda uno deshecho y si se gana, se convierte uno en prisionero de ellas.

  3. Maquiavelo relata diversos ejemplos que justifican su tesis:
    a)El caso fresco sucedido al papa Julio II, el cual, para conquistar Ferrara, tuvo la mala idea de pedir en su ayuda a Fernando, rey de España. Aunque al final la fortuna estuvo de su lado (gracias a la llegada de los suizos), recibió una clara lección de lo que significa el servirse de tropas auxiliares.
    b) Algo parecido les sucedió a los florentinos al pedir ayuda a los franceses para conquistar Pisa.
    c)Por su parte el emperador de Constantinopla llevó a Grecia 10.000 turcos. Esta acción marco el comienzo de la esclavización de Grecia por los infieles.

  4. Según Maquiavelo las tropas auxiliares son más peligrosas que la de los mercenarios ya que con ellas está garantizado el fracaso al estar siempre dispuestas a obedecer a cualquiera menos al Príncipe al que vienen ayudar. Los mercenarios, por su parte, al no formar un bloque compacto y único necesitan más tiempo para hacer daño.

    En suma, en los mercenarios es más peligrosa la desidia; en los auxiliares la virtud.

  5. Los principes prudentes siempre han evitado las tropas auxiliares y han recurrido a las propias ya que prefieren perder con las suyas que vencer con las de los otros. Pone, como ejemplo, de principe prudente el caso de Cesar Borgia. Este personaje se sirvió, en principio, de tropas auxiliares y mercenarias, pero pronto llegó a la conclusión de que eran sospechosas, desleales y peligrosas. Por ello se deshizo de las mismas y acudió a las propias. A partir de esos momentos su consideración fue siempre en aumento siendo digno de respeto  cuando todos comprobaron que era el auténtico dueño de sus tropas. Lo mismo sucedió con Hierón de Siracusa, en la antigüedad. Despues de comprobar que las tropas mercenarias no reportaban utilidad alguna se deshizo de ellas (hizo cortar a todos en pedazos) y en lo sucesivo hizo la guerra con sus propias armas. Lo mismo puede decirse que sucede con el caso de David y Goliat.

  6. Maquiavelo concluye este análisis de las tropas auxiliares señalando lo siguiente:

    Las armas de otros o te vienen grandes o te pesan  o te oprimen.

  7. A continuanción, Maquiavelo, analiza el papel de las TROPAS MIXTAS.

  8. Afirma que los ejercitos franceses son un claro ejemplo de tropas en parte mercenarias y en parte propias (esto es lo que son las tropas mixtas). Este tipo de tropas es mucho mejor que las simples tropas auxiliares o las simples tropas mercenarias, pero muy inferiores a la tropas propias.

  9. Maquiavelo concluy este capítulo XIII señalando que las sin armas propias ningún príncipe se encuentra seguro sino totalmente a merced de la fortuna, al no tener virtud que lo defienda de la adversidad.

  10. Las armas propias son aquellas que están formadas o por súbditos, o por ciudadanos, o por siervos y clientes tuyos. Todas las demás son mercenarias o auxiliares. Maquiavelo finaliza este capítulo con un cita de Tácito:

    Pues siempre fue opinión y sentencia de los hombres prudentes que nada es tan débil e inestable como la aureola de poder que no se sustenta en la propia fuerza.
    Tácito. Anales XIII,19

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CAPITULO XIV
DE LO QUE CORRESPONDE AL PRINCIPE EN LO RELATIVO AL ARTE DE LA GUERRA

  1. Según Maquiavelo un principe prudente no debería tener por objetivo y preocupación principales la organización y dirección del arte de la guerra. Y es que, afirma Maquiavelo, la experiencia muestra que cuando los príncipes han pensado más en las exquisiteces que en las armas, han perdido su Estado.

  2. El estar desarmado hace a un príncipe digno de desprecio. Entre quien está armada y quien está desarmado no hay proporción alguna, y no es razonable que quien está armado obedezca a quien está desarmado, ni que el desarmado se encuentre seguro entre servidores armados.

    Un príncipe que no se preocupe del arte de la guerra, aparte de las calamidades que ya hemos dicho, jamás podrá ser apreciado por sus soldados ni tampoco fiarse de ellos.

  3. Un príncipe prudente jamás deberá apartar de su pensamiento del adiestramiento militar y en época de paz se habrá de emplear en ello con más intensidad que durante la guerra. Esto lo debe llevar a cabo de dos maneras: a) de obra. b) mentalmente.
    Por lo que a las OBRAS se refiere, además de mantener a sus ejercitos organizados y adiestrados, debería ir siempre de caza para acostumbrar su cuerpo a los inconvenientes y observar la naturaleza lo que le será muy util para los tiempos de guerra. Maquiavelo pone como ejemplo, tomado de la antigüedad, a Filipómenes, príncipe de los aqueos, el cual en los tiempos de paz aprovechaba cualquier ocasión para discutir con sus allegados sobre el aerte de la guerra.

    El conocimiento de todos estos puntos es util por dos razones: en primer lugar, aprende así a conocer su territorio, con lo cual podrá atender en mejores condiciones a su defensa; por por otra parte, gracias al conocimiento y familiaridad con aquellos lugares, podrá comprender con facilidad cualquier otro lugar parecido....El príncipe que carece de esta habilidad, carece del primer requisito que ha de cumplir un jefe militar.

     

  4. Por lo que se refiere al ADIESTRAMIENTO DE LA MENTE  el príncipe debería leer todas las obras de los historiadores y en ellas examinar las acciones de los hombres eminentes., viendo como se han conducido en la guerra. Deben tambien tomar como modelo a alguien que con anterioridad haya sido alabado por sus acciones de tipo bélico. Este es el caso que sucedió, afirma Maquiavelo, con Alejandro Magno respecto a Aquiles; de Cesar ante Alejandro; de Escipión ante Ciro. Por todo ello:

    Un príncipe sabio debe observar todas estas reglas: jamás permanecerá ocioso en tiempos de paz, sino que haciendo de ellas capital se preparará para poderse valer por sí mismo en la adversidad, de forma que cuando cambie la fortunda lo encuentre en condiciones de hacerle frente.

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EL PRINCIPE
(Nicolas Maquiavelo)
TERCERA PARTE
(Capítulos XV-XXIII)


CAPITULO XV
DE AQUELLAS COSAS POR LAS QUE LOS HOMBRES Y SOBRE TODO LOS PRÍNCIPES SON ALABADOS O CENSURADOS

  1. Maquiavelo comienza ahora analizar cual debería ser el comportamiento del principe co respecto a sus súbditos y amigos.

  2. Para llevar a cabo su análisis prefiere prescindir de la imaginación (al modo de Platón) e ir directamente a verdad real de la cosa.

  3. Y es que, según Maquiavelo, una cosa es lo se hace y otra distinta la que se debería hacer. Una cosa es como se vive y otra como se debería vivir.

    Quien deja de lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservació: porque un hobre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son.

    Por todo ello es necesario, concluye Maquiavelo, que un Príncipe, si se quiere mantener en el poder, debe aprender a no-ser bueno.

  4. Finaliza Maquiavelo este capítulo hablando de los rasgos característicos ( serán analizados en detalle en los capítulos XVI-XXIII ) que acarrean censura o alabanza en un Príncipe para señalar que ninguno de ellos debería ser demonizado.

    Uno es tratado por liberal, otro por tacaño; uno es considerado generoso, otro rapaz; uno cruel, otro clemente; uno desleal, otro fiel; uno afeminado y pusilánime, otro fiero y valeroso; el uno humano, el otro soberbio; el uno lascivo, el otro casto; el uno íntegro, el otro astuto; el uno rígido, el otro flexible; el uno ponderado, el otro frívolo; el uno devoto, el otro incrédulo, y así sucesivamente.

     Lo que debería hacer un príncipe prudente es evitar ser tachado de aquellos (sean los que fueren) que le podrían privar de su poder. Por lo tanto, solo debería preocuparse de no caer en la fama de aquellos vicios que le pueden llevar a perder el Estado.

Si se considera todo como es debido se encontrará alguna cosa que parecerá virtud, pero si se la sigue traería consigo su ruina, y alguna otra que parecerá vicio y si se la sigue garantiza la seguridad y el binestar suyo.

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CAPITULO XVI
DE LA LIBERALIDAD Y PARSIMONIA

  1. Maquiavelo comienza reconociendo que es bueno que un Príncipe sea considerado como liberal. Ahora bien, continúa afirmando que la liberalidad puede tambien perjudicarlo porque no le evitará ser tachado de la cualidad opuesta (tacañería).

  2. Y es que, según Maquiavelo, la liberalidad lleva consigo el no privarse de ninguno de los componentes de la suntuosidad lo que llevará al Príncipe a consumir toda su riqueza con lo que se verá obligado a gravar a su pueblo con impuestos haciéndolo odioso a sus ojos.

  3. Un Príncipe no pude, por tanto, recurrir a la virtud de la liberalidad sin que ello le cause un gran perjuicio. Este hecho justifica el que no debería preocuparse de ser tachado de tacaño ya que sus súbditos en lo que realmente se fijan es en que la parsimonia de sus rentas le llegan para defender su principado de quien le hace la guerra.

    De esta forma, al final, viene a ser liberal con todos aquellos a quienes no quita nada - que son muchos - y tacaño con aquellos a quienes no da, que son pocos.

    En este contexto, Maquiavelo, señala que, en su época, quienes han hecho grandes cosas han sido quienes fueron acusados de tacañería (Julio II y los Reyes de Francia y España).

    Por todo ello: un principe debe conceder poca importancia a que lo tachen de tacaño sin con ello no se ve obligado a despojar a sus súbditos, puede defenderse, no se ve reducido a la pobreza y al desprecio y no se ve forzado a convertirse en rapaz.
  4. Por último, Maquiavelo, polemiza con aquellos que afirman que hubo jefes de estado (como Cesar) que se hicieron dueños del Estado gracia a su liberalidad. A todos los que defienden esta tesis, Maquievelo, le hace ver que hay que diferenciar entre la liberalidad del principe que ha llegado ya al principado y la liberalidad del que está en vías de llegar. Señala que la liberalidad en el primer caso es totalmente perjudicial para el principado; en el segundo caso, sin embargo, podría no ser perjudicial. Y Cesar era liberal cuando quería llegar al principado de Roma. Sin embargo, al llegar, si no hubiera moderado sus dispendios acabaría por ir a la ruina.

  5. Si, por otro lado, alguien objetase que hubo Príncipes que con sus ejercitos han hecho grandes cosas a pesar de tener fama de liberalisimos, Maquiavelo, responde lo siguiente: a la hora de hacer sus gastos el Príncipe:
    a)Debe ser parco en gastar de su patrimonio.
    b)En relación con sus súbditos, no debe descuidar los preceptos de la liberalidad.
    c)Cuando está en campaña y se nutre de botines y saqueos de los otros, debe ser lo más liberal posible ya que, de lo contrario, sus soldados no le seguirán.

Con aquello que no es tuyo ni de tus súbditos se puede ser considerablemente más generoso.....Solamente el gastar lo tuyo te perjudica y no hay cosa que gaste a uno más que la liberalidad, pues mientras la usas pierdes la capacidad de usarla y te haces o pobre o digno de desprecio o, por huir de la pobreza, rapaz y odioso. Y entre todas las cosas de las que un príncipe debe guardarse, se encuentran el ser digno de desprecio y odioso. Ahora bien la liberalidad te lleva a lo uno y a lo otro. Por tanto, es más sabio ganarse la fama de tacaño, que engendra un reproche sin odio, por por mor de la fama de liberal verse obligado a incurrir en la fama de rapaz, que engendra un reproche al que va unido el odio.

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CAPÍTULO XVII
DE LA CRUELDAD Y DE LA CLEMENCIA, Y SI ES MEJOR SER AMADO QUE TEMIDO, O VICEVERSA

  1. Maquiavelo comienza este capítulo afirmando que un príncipe debe desear ser tenido por clemente y no por cruel; ahora bien, debe estar muy atento a no hacer un mal uso de la clemencia. Describe como ejemplo de principe que pasa por ser cruel a Cesar Borgia y de ejemplo de clementes a los florentinos. Señala en no por ello estos últimos demostraron ser más prudentes que el primero.

  2. Un príncipe no debe preocuparse por la fama de cruel si eso le ayuda a mantener a sus súbditos unidos y leales. La clemencia puede llevar, a la larga, a desordenes públicos, mientras que la crueldad cuando se utiliza solo afecta a unos cuantos particulares.

  3. Al príncipe nuevo le resulta imposible evitar la fama de cruel tal como dice Virgilio: la dura necesidad y la novedad del reino me obligan a adoptar tales medidas y a defender como amplia guardia los confines.

  4. A continuación, Maquiavelo, analiza la cuestión de si es mejor ser amado o temido, o viceversa. Afirma que cuando no se puede ser amado y temido al mismo tiempo,  es mucho mejor se temido a amado. Y es que, según Maquiavelo, los hombre son por naturaleza ingratos, volubles y ávidos de ganancias y, por tanto, no debe confiarse en ellos. Tales tipos de hombres se pueden comprar pero no se tienen nunca de verdad, de tal forma que vacilan menos en hacer daño a quein se hace amar que a quien se hace temer.

  5. El Príncipe, por tanto, debe hacerse temer, pero de tal forma que evite el odio de sus súbditos ya que puede combinarse el ser temido y el no ser odiado. Para lograr no ser odiado (sino temido) el Príncipe debe abstenerse de tocar los bienes de sus ciudadanos y de sus súbditos y sus mujeres.

    Por encima de todas la cosas, debe abstenerse siempre de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.

  6. Cuando el Príncipe se encuentre al frente de sus tropas no debe preocuparse de la fama de cruel porque de lo contrario nunca mantendráa al ejercito unido y dispuesto a acometer empresa alguna. Maquiavelo pone como ejemplo de estadista cruel pero tremendamente efectivo en el campo de batalla a Anibal; y como ejemplo de estadista clemente pero blando y flexible, por lo que se le rebelaron los ejercitos en España, a Escipión.
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CAPITULO XVIII
DE QUÉ MODO HAN DE GUARDAR LOS PRÍNCIPES LA PALABRA DADA

  1. La experiencia muestra que quienes han hecho grandes cosas han sido príncipes que han tenido pocos miramientos hacia sus propias promesas. Así han superado a quienes se han fundado en la lealtad.
  2. Según Maquiavelo existen dos formas de combatir: a) a través de la leyes. Es algo propio del hombre. b) A través de la fuerza. Es algo propio de la bestias. Pues bien, según Maquiavelo:

    Es necesario que un Príncipe sepa utilizar correctamente la bestia y el hombre. Este punto fue enseñado veladamente a los príncipes por los antiguos autores, los cuales escriben cómo Aquiles y otros muchos de aquellos príncipes antiguos fueron entregados al centauro Quirón para que los educara bajo su disciplina. Esto de tener de preceptos a alguien medio bestia y medio hombre no quiere decir otra cosa sino que es necesario a un príncipe saber usar una y otra naturaleza y que la una no dura sin la otra.

  3. Según Maquiavelo un príncipe está obligado a saber utilizar correctamente a la bestia y, dentro de ella, saber elegir entre la zorra y el león. La identificación con la zorra le permitirá conocer las trampas y la identificación con el león le permitirá saber como amedrentar a los demás. Pero debe saber combinar los dos ya si solamente hace de león no sabe realmente lo que lleva entre manos.

  4. Un príncipe prudente no puede guardar fidelidad a su palabra cuando tal fidelidad se vuelva en contra suya. Y es que los hombres no son todos buenos y dado que son malos no suelen guardar nunca la fidelidad a la palabra dada. Intentar, a su vez, ser fiel con ellos no dejaría de ser una temeridad.

  5. El príncipe prudente debe ser un gran simulador y disimulador. Maquiavel pone como ejemplo de este tipo de príncipe a Alejandro VI.

  6. Maquiavelo afirma que es importante que no sólo que un príncipe tenga cualidades sino, y sobre todo, que parezca tenerlas.

    Por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto, y serlo; pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria.

  7. El príncipe necesita tener un ánimo dispuesto a moverse según le exigen los vientos y los cambios de la fortuna. Por ello debe tener gran cuidado de que no salga de su boca cosa alguna que no esté llena de las cualidades señaladas anteriormente. Por eso debería parecer, al que le mira y escucha, todo clemencia, todo fe, todo integridad y todo religión, ya que no hay cosa más necesario que el aparentar.
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CAPITULO XIX
DE QUÉ MODO SE HA DE EVITAR SER DESPRECIADO Y ODIADO

  1. Es este el capítulo mas largo del Príncipe. En él desarrolla su principicio central de que el Príncipe debe evitar el  odio y el desprecio del pueblo, pues tal falta debilita su posición y acaba por traer su ruina.
  2. Odioso lo hace sobre todo el ser rapaz y usurpar los bienes y las mujeres de sus súbditos. De todo ello debería abstenerse ya que a los hombres no se les debe arrebatar ni sus bienes ni su honor. Depreciable le hace el ser considerado voluble, frívolo, afeminado, pusilánime e iiresoluto.
  3. Un auténtico Príncipe debe guardarse de todos aquellos reproches que produzca odio o desprecio e ingeniárselas para que en sus acciones se vea grandeza de ánimo, valor, firmeza y fortaleza. El Príncipe que da de sí esta imagen adquiere reputación siendo temido por todos.
  4. Un Príncipe debe tener dos temores: una hacia dentro (hacia sus subditos) y otro hacia fuera (hacia los extranjeros). En relación con los asuntos de fuera lo mejor forma de defenderse es con con las buenas armas y los buenos aliados; y es que si los asuntos de fuera están seguros, entonces los asuntos internos tambien lo estarán. En relación con los asuntos de dentro, el Príncpe, ha de temer sobre todo a aquellos súbditos que maquinan conjuras. La mejor forma de guardarse de ellos es evitar el ser odiado y despreciado ya que entonces conserva el pueblo a su lado.Uno de los más poderosos remedios de que dispone un Príncipe contra las conjuras es no ser odiado por el conjunto del pueblo porque el que conjura confía siempre en dar satisfacción al pueblo con la muerte del Príncipe.

    En fín, reduciendo el asunto a breves términos: por parte del conjurado no hay sino miedo, sospechas, temor al castigo, lo cual acobarda; pero por parte del Príncipe está la autoridad del principado, las leyes, el apoyo de los amigos y del Estado. De esta manera, si a todo ello se añade el favor popular, es imposible que haya nadie tan temerario que conjure.

    Maquiavelo describe una serie de ejemplos que demuestran la veracidad de su tesis de que un Príncipe debe temer poco a las conjuras cuando goza del favor del pueblo. Relata lo acaecido a Messer Aníbal Bentivoglio, príncipe de Bolonia, el cual sería asesinado, por una conjura, sin dejar como descendencia a un niño todavía en pañales. Como era amado por el pueblo, éste se levantó contra los conjurados. Además llegó la noticia de que en Florencia había un descendiente de los Bentivoglio, considerado como hijo de un herrero. Lo fueron a buscar y le entregaron el gobierno de la ciudad hasta que el hijo pequeño de Messer Aníbal llegó a la edad adecuada para gobernar.

  5. Maquavelo cita a Francia como un ejemplo de pais que ha logrado que el Príncipe de satisfacción al pueblo sin que, por ello, ignore a la nobleza. El rey, para evitar el peso odioso que podría representarle el favorecer al pueblo contra la nobleza o viceversa, insituyó la figura del tercer juez para que, sin carga alguna del rey, castigara a los nobles y favoreciera a los inferiores. De esta magnifica idea se debería, según Maquiavelo, extraer el principio siguiente:

    Los príncipes deben ejecutar a través de otros las medidas que pueden acarrearle odio y ejecutar por sí mismo aquellas que le reportan el favor de los súbditos.

  6. A continuación, Maquiavelo, polemiza con aquellos que acuden a ejemplos que parecen contradecir sus tesis. Y es que existen emperadores romanos que, a pesar de haberse comportado siempre de modo ilustre, acabaron siendo víctimas de una conjura y asesinados. Para dar respuesta a estas objecciones, Maquiavelo, examina las cualidades de algunos emperadores para mostrar las auténticas causas de sus ruina.

  7. En relación con tales causas, Maquiavelo, afirma que se ha de tener en cuenta que mientras que en otros principados sólo se ha de luchar con la ambición de los grandes y la insubordinación del pueblo, los emperadores romanos se enfrentaban a una tercera dificultad: tener que soportar la crueldad y la avaricia de los soldados, lo cual  motivó la ruina de muchos emperadores ya que era muy díficil satisfacer, al mismo tiempo, a los soldados y a los pueblos. Esto hizo que aquellos emperadores que tenía falta de experiencia política y carecían de reputación suficiente para contener tanto a los unos como a los otros, se venían siempre abajo.

    Es muy dificil satisfacer a los soldados y a los pueblos, porque éstos aman la paz y a los príncipes moderados, mientras que los soldados querían un príncipe de ánimo militar, agresivo, cruel y rapaz.

    Por todo ello, aquellos emperadores que se ponían al lado del pueblo, solían tener un triste final ya que se encontraban siempre con el odio de los soldados.

    Y es que el odio se conquista tanto mediante las buenas obras como mediante las malas.

  8. Maquiavelo analiza el caracter de algunos emperadores romanos (Alejandro Severo, Cómodo, Septimio Severo, Antonio Caracalla y Maximino) con el objeto de mostrar que hubo emperadores que tuvieron el favor del pueblo pero fueron asesinados por la ira de los soldados (Alejandoro Severo) y otros que dieron satisfacción a los soldados, mostrando una gran crueldad, y que tambien tuvieron un final desgraciado. Por último (es el caso de Septimio Severo) tambien los hubo que aparecían admirables ante los soldados y el pueblo sabiendo usar la táctica de la zorra y del león.

  9. En relación con los principados nuevos de su época, Maquiavelo, afirma que, contrariamente a lo que sucedía en Roma, ninguno tiene ejercitos que se hayan enraizado en el gobierno y administración de las provincias, como era el caso de los ejercitos de Roma. Por eso, en la época romana, era más importante satisfacer a los soldados que al pueblo. Ahora, en cambio, es  más importante (con excepción del Turco y del Sultán) dar más satisfacción a los pueblos que a los soldados, ya que los primeros tienen más poder que los segundos.

    Hago excepción del Turco porque tiene siempre a su alrededor 12.000 infantes y 15.000 de caballería de los que depende la seguridad y la fuerza de su reino. De la misma manera el reino del Sultán está totalmente en manos de soldados, es necesario que los mantenga como amigos. Pero hay que tener en cuenta que el Estado del Sultán tiene una forma diferente de todos los otros principados:es semejante al pontificado cristiano, que no puede llamarse ni principado hereditario ni principado nuevo. No son los hijos del principe quienes heredan, sino que es elevado a dicho grado por los que tienen autoridad. Tampoco es principado nuevo porque aunque el príncipe sea nuevo las instituciones son viejas.
  10. Maquiavelo finaliza este capítulo XIX afirmando que la causa de la ruina de muchos de los emperadores romanos fue el odio y desprecio. En este sentido los Príncipes actuales deberían tomar buena nota. Ahora bien, al ser condiciones históricas distintas en las que se mueven, no deberían imitar al pie de la letra el modo de actuar de aquellos emperadores que no sufrieron el odio y desprecio ( y sin embargo fueron asesinados), sino tomar aquellos puntos necesarios para cimentar su Estado.
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CAPITULO XX
SI LAS FORTALEZAS Y OTRAS MUCHAS COSAS QUE LOS PRÍNCIPES REALIZAN CADA DÍA SON ÚTILES O INÚTILES

  1. En este capítulo, Maquiavelo, comienza describiendo algunas de las actuaciones de los Príncipes para conservar su Estado: a) Desarmar a sus súbditos: b) Dividir las ciudades conquistadas. c) Alimentar la oposición interna contra él mismo. d) Ganarse a los sospechosos. e) Construir fortalezas dentro de la ciudad.
  2. A continuación analiza de modo general cada una de estas actuaciones.
  3. En relación con el desarme de los súbditos, Maquiavelo, afirma que sería una nefasta decisión. Más bien se debería hacer lo contrario ya que al armarlos aquellas armas se hacen suyas y los que le eran sospechosos se vuelven fieles y los que le eran fieles lo siguen siendo. Por el contrario si se dearma a los súbditos, éstos comienzan a sentirse ofendidos pues se desmuestra nula confianza hacia ellos. Además, como el Príncipe no puede estar desarmado, se verá obligado a recurrir a tropas mercenarias con los problemas que, como anteriormente se ha señalado, éstas traen. Por lo tanto, un príncipe nuevo en un principado nuevo debe reclutar las tropas entre sus súbdios. Ahora bien, existe una excepción: cuando un príncipe conquista un Estado, entonces es necesario desarmar aquel Estado con excepción de aquellos que en el momento de la conquista eran partidarios tuyos.
  4. En relación el la decisión de dividir las ciudades, Maquiavelo, señala que las ciudades divididas acaban por perderse, sobre todo cuando el enemigo se acerca. Y es que la facción más débil se adherirá siempre a las fuerzas extranjeras y la otra no podrá resistir. Maquiavelo pone como ejemplo de esta táctica de división lo sucedido en Venecia con los güelfos y los gibelinos. Se alimenta entre ellos las discrepancias con el el fín de que aquellos cidudanos, ocupados en sus propias querellas, no se unieran  contra el poder. Sin embargo al final, todo esto no sirvió para nada.

    Semejantes procedimientos, por tanto, muestran palpablemente la debilidad del Príncipe, porque en un principado vigoroso jamás se permitirían tales divisiones ya que sólo son beneficiosas en tiempo de paz, al permitir manejar con mayor facilidad a los súbditos. Pero cuando viene la guerra se manifiesta con toda claridad la falacia de este procedimiento de gobierno.

  5. En relación con el tema de fomentar la oposiciòn con el mismo Príncipe, Maquiavelo, afirma que si ello se hace con astucia al final brillará a mayor altura la grandeza del Príncipe. Y es que los Príncipes nuevos encuentran mayor lealtad y mayor utilidad en aquellos hombres que al comienzo de sus principados eran considerados sospechosos como puede verse, con lo que sucedía en su tiempo en Siena, con Pandolfo Petrucci.

    El príncipe se podrá ganar siempre con grandísima facilidad a aquellos hombres que al comienzo de su principado le eran enemigos y que necesitan de un apoyo para mantenerse. Estas personas están más obligadas a servirle por cuanto que saben que les es necesario borrar con sus actos la mala opinión que príncipe tenía de ellos. De esta forma el Príncipe saca de ellos simpre mayor utilidad que de aquellos otros que por servirle con demasiada seguridad descuidan sus asuntos.

  6. En relación con la costumbre de edificar fortalezas que sirvieran como refugio en caso de levantamiento popular, Maquiavelo, afirma que son útiles o no según el momento ya que, en algunos casos, pueden favorecer pero en otros muchos perjudicar. Como principio general podría afirmarse que el Príncipe que tiene más miedo a los ciudadanos que a los extranjeros, debe construir fortalezas; pero el que tiene más miedo a los extranjeros que a los ciudadanos debe prescindir de ellas. De todas formas, la mejor fortaleza es no ser odiado por el pueblo.
    La mejor fortaleza es no ser odiado por el pueblo, porque por muchas fortalezas que tengas, si el pueblo te odia no te salvarán, ya que jamás faltan a los pueblos, una vez han tomado las armas, extranjeros que le presten ayuda. Un claro ejemplo de todo lo dicho es lo sucedido con la condesa de Forli. Consideradas, pues, todas estas cosas, alabaré a quien construya las fortalezas y a quien no las construya y censuraré a todo aquel que fiándose de ellas conceda poca importancia a que el pueblo le odie.
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    CAPÍTULO XXI
    QUÉ DEBE HACER UN PRÍNCIPE PARA DISTINGUIRSE

  1. Maquiavelo trata en este capítulo sobre la importancia que tienen las grandes empresas llevadas a cabo por príncipes prudentes ya que las mismas sirven de ejemplo para generaciones futuras.
  2. Comienza tratando la figura ejemplar de Fernando de Aragón, actual rey de España. Según Maquievelo si se examinan las acciones de este Príncipe, se encontrarán algunas de ellas que son extraordinarias: asaltó el reino de Granada base de su poder; mantuvo ocupados a los nobles de Castilla lo que le permitió irlos dominando poco a poco; supo aprovecharse de la religión para sostener sus ejercitos con el dinero de la iglesia; se decidió por acometer empresas mayores como la expulsión de los judios, empresas en Italia y contra el rey de Francia. Todas estas acciones, además de fundamentar su poder, han sucedido de tal forma que nunca ha dejado tiempo para que pudiersa procederse contra él con calma ya que tuvo siempre en suspenso y asombrados los ánimos de sus súbditos, atentos al resultado final.
  3. Es tambien importante que un Príncipe de ejemplo de como administrar los asuntos interiores de su principado. En este sentido un Príncipe prudente será aquel que es capaz de que cada una de sus acciones le proporcione fama de hombre grande y de ingenio. En este sentido. un príncipe adquiere fama cuando es un verdadero amigo y un verdadero enemigo ya que estas formas de actuar son siempre mejores que la de mantenerse neutral. Y es que el vencedor en una contienda no quiere amigos dudosos que no lo defiendan en la adversidad; y el derrotado no te concede refugio por no haber querido compartir su suerte con las armas en la mano. En este contexto, Maquiavelo cita lo que un legado romano responde a Antíoco el cual quería convencer a los aqueos para que se mantuvieran neutrales en el enfrentamiento entre Etolios y Romanos: Lo que estos os dicen de no intervenir en la guerra no puede ser más contrario a vuestros intereses: sin clemencia, sin dignidad, seréis el trofeo del vencedor. Siempre ocurrirá que el no es tu amigo buscará tu neutralidad y el que es tu amigo te exhortará a que combatas a su lado.

    Los príncipes indecisos, ...las más de las veces se hunden. Por el contrario cuando el príncipe se alinea valientemente con una de las partes, si vence tu aliado, habrá contraido una obligación hacia tí y unos vínculos de amistad contigo...Por otra parte, si aquel a quien te has adherido resulta derrotado, siempre te proporcionará un refugio y te ayudará mientras pueda y será copartícipe de una fortuna que puede aún enderezarse.

  4. A pesar de todo lo dicho hasta ahora, Maquiavelo, recuerda que el Príncipe debe de guardarse de entablar (como ya se ha analizado anterioremente) una alianza con alguien más poderoso que él. La razón es que, en este caso, uno se convierte en prisionero del más poderoso como puede puede verse en el ejemplo que, en su época, habían dado los venecianos al aliarse con los franceses. Por su parte, cuando es imposible evitar la alianza, entonces el príncipe debe tomar parte partido claro por aquella parte que mejor pueda beneficiar sus intereses. En este caso, que no espere acertar necesariamente ya que toda opción de este tipo está siempre lleno de dudas.

    Que nunca crea un Estado que va a poder tomar opciones seguras; ha de pensar por el contrario que todas las que habrá de tomar serán dudosas, ....Ahora bien, la prudencia consiste en saber conocer la naturaleza de los inconvenientes y adoptar al menos malo por bueno.

  5. Por último, Maquiavelo, afirma que un Príncipe debería mostrar siempre su aprecio por el talento y honrar a los que sobresalen en alguna disciplina. Tambien debería procurar que sus ciudadanos puedan ejercer tranquilamente sus profesiones, asi como saber entretener al pueblo con fiestas y espectáculos.
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CAPÍTULO XXII
DE LOS SECRETARIOS DE LOS PRÍNCIPES

  1. Maquievelo comienza afirmando que no es asunto de poca importancia para un príncipe la elección de sus ministros ya que éstos son buenos o malos según la prudencia del príncipe.
  2. El primer juicio que la gente se forma sobre la naturaleza de un Príncipe se centra en el examen de la gente que tiene a su alrededor. Si son competentes y fieles, entonces estamos ante un Principe sabio y prudente; si, por el contrario, no lo son, entonces hay siempre motivo para desconfiar del juicio prudente de tal Príncipe.
  3. Según Maquiavelo existen tres clases de inteligencia: a) Aquellas que comprende las cosas por sí mismas.Esta es un inteligencia superior.  b) La que es capaz de evaluar lo que otro comprende. Esta es una inteligencia excelente. c) La que no comprende ni por sí misma ni por medio de los demás. Esta es un inteligencia inutil.

    Siempre que alguien tiene talento para discernir lo bueno o lo malo de las cosas que hace y dice otro, aunque por sí mismo carezca de la capacidad inventiva para llegar a ellas, identifica las acciones buenas y malas de su ministro, alaba las primeras y corrige las segundas. De esta forma el ministro no puede esperar engañarlo y, en consecuencia, se esfuerza por seguir siendo un buen servidor.

  4. Según Maquiavelo existe un procedimiento que no falla para conocer, por parte del Príncipe, a un ministro: si el príncipe ve que el ministro piensa más en sí mismo que en el príncipe, entonces tal persona jamás será un buen ministro, y, por ello, jamás debería fiarse de él.
  5. El príncipe, de todas formas, para conservar fiel a su ministro, debe pensar en él recompensándole con honores y haciéndole rico y partícipe de honores y responsabilidades. De esa manera, el ministro ve que no puede mantenerse al margen del príncipe, ya que los abundanetes honores le llevan a no desear más honores ni las abundanete riquezas má riguezas, mientras que las abundantes responsabilidades le llevan a temer posibles cambios.
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CAPITULO XXIII
CÓMO SE HA DE HUIR DE LOS ADULADORES

  1. Maquiavelo analiza en este capítulo como el príncipe debería huir de los aduladores que proliferan en la corte.
  2. Según Maquiavelo el mejor medio de defenderse de las adulaciones es hacer comprender a los hombres que no ofenden al prìncipe si le dicen la verdad.
  3. Lo que sucede es que el principio anterior presenta un problema que vendría dado por el hecho de que si cualquiera pudiera decir la verdad al Príncipe entonces se le acabaría por perder el respeto. Por todo ello, es necesario que un príncipe prudente utilize un tercer procedimiento consistente en elegir en su Estado un grupo reducido de hombres sensatos a los que se le otorga (y unicamente a ellos) la libertad de decir al príncipe la verdad por muy dura que ésta sea. Tal verdad unicamente la dirán cuando el Príncipe les pregunte y no cuando ellos quieran.

    Debe preguntarles y escuchar sus opiniones, pero despues de decidir por sí mismo y a su manera. Ante cada uno de sus consejeros debe actuar de manera que cada uno sepa que tanto más aceptado serán cuanto más libremente se hable, pero fuera de ellos no ha de querer escuchar a nadie. El Príncipe que actúe de otra manera o bien se pierde por culpa de los aduladores o bien cambia constantemente.

  4. Maquiavelo crítica al Emperador Maximiliano por no respetar estas reglas:

    Jamás comunica a nadie sus planes ni acepta consejos ajenos. Lo que sucede es que cuando los da a conocer, muchos son criticados por los que se encuentran a su alrededor, por lo que, inseguro de sí mismo, desiste de su propio planteamiento, con lo que las cosas que hace un día las destruye al día siguiente resultando imposible saber lo que quiere o lo que trata de hacer.

  5. Maquiavelo concluye este capítulo señalando que un príncipe debe aconsejarse siempre, pero cuando él quiere y no cuando quieren los demás. Sin embargo, debe estar siempre preguntando y escuchar pacientemente la verdad sobre  todo aquello de lo que ha preguntado, enojándose incluso si alguien por cualquier razón no se la dice. De todos modos, a pesar de la importancia de los consejeros, Maquiavelo, afirma que hay una regla general que no falla nunca: más que confiar en los consejos de los demás el mejor consejero debe de ser la prudencia y la intuición del propio príncipe.

  6. Un príncipe que por sí mismo no sea sabio no puede recibir buenos consejos, a no ser que se ponga enteramente en manos de un hombre prudente que lo gobierne todo. En este caso, sin embargo, podría ocurrir que el consejero que gobierna realmente podría arrebatarle el Estado. Si se aconseja de más de uno, un príncipe que no sea prudente será incapaz de sintetizar coherentemente la diversidad de consejos recibidos. Por eso se ha de concluir que los buenos consejos, vengan de donde vengan, han de nacer de la prudencia del príncipe y no la prudencia del principe de los buenos consejos.

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    EL PRINCIPE
    (Nicolas Maquiavelo)
    CUARTA PARTE
    (Capítulos XXIV-XXVI)


    CAPITULO XXIV
    POR QUÉ HAN PERDIDO SUS ESTADOS LOS PRÍNCIPES DE ITALIA

  1. Maquiavelo comienza afirmando que las acciones de los príncipes nuevos son observadas con mayor atención que las de un príncipe hereditario debido a que los hombres se dejan convencer mucho más por las cosas presentes que por las pasadas y cuando encuentran el bien en el presente gozan de él y no buscan nada más.
  2. A continuación considerar el porque ciertos príncipes de Italia (Rey de Nápoles, Duque de Milán, etc) que han perdido sus Estados. Las razones que explican esto son las siguientes: a) Debilidad en lo que se refiere a la organización militar. b) Tener el pueblo como enemigo. c) No saber guardarse de los grandes.
  3. Afirma que todos aquellos príncipes que, despues de reinar durante muchos años. han acabado por perder sus principados no deberían echar la culpa a la fortuna sino a su propia indolencia ya que los pecados de los pueblos nacen de sus príncipes.

    Solamente son buenas, solamente son seguras, solamente son duraderas aquellas formas de defensa que dependen de tí mismo y de tu propia virtud.

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CAPÍTULO XXV
EN QUÉ MEDIDA ESTÁN SOMETIDOS A LA FORTUNA LOS ASUNTOS HUMANOS Y DE QUÉ FORMA SE LE HA DE HACER FRENTE

  1. Comienza afirmando que muchas personas tienen la opinión de que las cosas del mundo están gobernadas por la fortuna y por Dios de tal modo que los hombres, a pesar de toda sus prudencia, no pueden corregir su rumbo. Esto lleva a muchos a pensar que no hay motivo para esforzarse demasiado en las cosas sino más bien dejar que las gobierne el azar.
  2. Maquiavelo rechaza esta opinión ya que ello implicaría la anulación de nuestra libre voluntad. Por ello afirma:

    Pienso que puede ser cierto que la fortuna sea árbitro de la mitad de las  acciones humanas, pero la otra mitad o casi, nos es dejada, incluso por ella, a nuestro control.

  3. Maquiavelo utiliza un simil para justificar lo que acaba de decir: el simil de los ríos torrenciales. Es evidente, afirma, que cuando se enfurecen, inundan campos, tiran abajo árboles y edificios, quitan terreno de una parte y lo ponen en otra. Los hombres no tienen más remedio que ceder ante él sin poder plantearle resistencia alguna. Ahora bien, ello no impide que en tiempos tranquilos, no puedan los hombres tomar precauciones mediante diques y espigones de forma que en crecidas posteriores el ímpetu de las riadas pueda ser contralado y encauzado.
    Pues bien, lo mismo ocurre con la fortuna: Ella muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente y por eso vuelve su ímpetu allá donde sabe que no se han construido los espigones y diques para contenerla. Y eso es lo que, según Maquiavelo, estaría ocurriendo en la Italia de su época.
  4. A continuación, Maquiavelo, analiza las causas que pueden explicar el por qué algunos príncipes que prosperan hoy, caen mañana sin que, por ello, se halla apreciado cambio alguno en su forma de ser y actuar. Afirma que ello se debe a las razones siguientes: a) Los príncipes que se apoyan unicamente en la fortuna se hunden tan pronto como ella cambia. b) Prospera aquel principe que armoniza su modo de actuar con la marcha de los tiempos y decae aquel cuya conducta entra en contradicción con tales tiempos.
  5. Y es que podemos ver como príncipes que actúan de modo diferente:i unos actuan con precaución, otros con impetu, unos con violencia, otros con astucia; unos con paciencia y otros al revés. Lo curioso del caso, señala Maquiavelo, es que todos pueden alcanzar aquello que se habían propuesto.

    Hay quienes pueden prosperar en medida paralela a pesar de que sus modos de proceder son contrarios, siendo uno de ellos precavido y el otro impetuoso. La causa se halla sencillamente en la condición de los tiempos, conforme o no con su modo de proceder. De ahí que, como he dicho, dos hombres consigan el mismo resultado a pesar de actuar de manera opuesta y que, en cambio, de otros dos, aún actuando de manera idéntica, el uno alcance su proposito y el otro no.

  6. Maquiavelo pone como ejemplo de Príncipe que supo adaptarse a su tiempo al papa Julio II. Según él vivió en una época en donde lo que primaba no era la prudencia sino el impetu y la fiereza. Con acciones de este  tipo consiguiría lo que jamás otro príncipe habría conseguido con toda la paciencia humana. Es cierto, sin embargo, la breveda de su vida no le permitió poder experimentar lo contrario ya que si hubieran llegado tiempos en donde se hiciera necesario proceder con precaución, hubiéramos asistido a su ruina.
  7. Maquiavelo concluye el capítulo con las palabras siguientes:

    Concluyo que la fortuna y los modos de actuar del hombre prosperan mientras que hay concordancia entre ambos y vienen a menos tan pronto como empiezan a separarse. De todos modos sostengo que vale más ser impetuoso que precavido porque la fortuna es mujer y es necesario, si se quiere tenerla sumisa, castigarla y golpearla. Y se ve que se deja someter antes por éstos que por quienes proceden friamente. Por eso siempre es, como mujer, amiga de los jóvenes, porque éstos son menos precavidos y sin tantos miramientos, más fieros y la dominan con más audacia.

    Presentación









































































































CAPÍTULO XXVI
EXHORTACIÓN A PONERSE AL FRENTE DE ITALIA Y LIBERARLA DE LOS BÁRBAROS

  1. Maquiavelo dedica este último capítulo del Príncipe a analizar si en la Italia de su tiempo sería posible existe materia en la que introducir en ella una forma que le reportara a un Príncipe (Maquiavelo piensa en los Medici) honor y a Italia bien.

  2. Maquieavelo piensa que el momento presente es el más propicio ya que Italia presenta unas condiciones favorables para ello:

    Es más esclava que los hebreos, más sometida que los persas, más dispersa que los atenienses, sin un guía, sin orden, derrotada, despojada, despedazada, batida en todas las direcciones por los invasores, y víctima de toda clase de desolación.

  3. Maquiavelo dirige sus palabras a la ilustre casa de los Medici para se decida a redimir los ultrajes y crueldades que los bárbaros han inflingido a los italianos, ya que no se ve en el momento presente en quien pueda depositar mejor sus esperanzas que en vuestra ilustre casa, la cual con su fortuna y virtud pueda ponerse a la cabeza de esa redención. Para lograrlo pide a los Medici que tengan ante sus ojos los ejemplos dados por la acciones y la vida de los hombres mencionados en capítulos anteriores.

     Justa es la guerra para quienes es necesaria y santas son las armas cuando solamente en ellas hay esperanza.
    (Tito Livio)

  4. Si hasta ahora no ha podido llevarse a cabo la tarea que ahora los Medici, según Maquiavelo, podrían llevar a cabo, ello se debe a que la antigua organización militar no era buena por lo que hacen falta nuevas leyes y nuevas formas de organización. En estos momentos existe en Italia materia suficiente donde introducir cualquier forma ya que hay en ellas mucha virtud.

  5. Según Maquiavelo, los italianos son superiores en duelos y combates entre grupos reducidos. Sin embargo cuando tienen que intervenir en los ejercitos sus cualidades desaparecen debido a la insuficiencia de sus jefes, ya que todos creen saber pero nadie es capaz de imponer su autoridad.

  6. Maquiavelo aconseja a la casa de los Medici que si quieren emular a los grandes hombres de la historia se provean, antes de nada, de un ejercito propio para asi poder defenderse con la virtud italiana de los ejercitos extranjeros. Reconoce que aunque la infantería suiza y española son extraordinarias poseen un punto débil: los españoles no pueden resistir a la caballería y los suizos tienen miedo de una infantería que cuente con soldados tan buenos como ellos. Pone como ejemplo de todo esto la sucedido en la batalla de Ravena. Conocida, por tanto, la debilidad de ambas infanterías, Maquiavelo, pide a los Medici que organizen un tercer tipo de infantería que resista a la caballería y que no tenga miedo a otra infantería, algo que podría conseguirse si se forma con tesón un ejercito propio de italianos.

  7. Maquiavelo acaba pidiendo a los Medici que no dejen pasar esta oportunidad histórica y se conviertan en los redentores de Italia ya que el pueblo está dispuesto a luchar en contra de la bárbara tiranía.

    Asuma, pues, la ilustre casa esta tarea con el ánimo y con esperanza con se asumen las empresas justas, a fin de que bajo su enseñanza se vea ennoblecida la patria y bajo su enseñanza se vea ennoblecida la patria y bajo sus auspicios se haga realidad aquel dicho de Petrarca:
     Virtud contra el furor
    tomarás las armas y hará corto el combate;
    que el antiguo valor
    en el corazón italiano aún no ha muerto

    Presentación

    FIN