Si esto se da de esta
manera, es necesario acordar que una es la especie inmutable, no generada e
indestructible y que ni admite en sí nada proveniente de otro lado ni ella
misma marcha hacia otro lugar, invisible y, más precisamente, no perceptible
por medio de los sentidos, aquello que observa el acto de pensamiento. Y lo
segundo lleva su mismo nombre y es semejante a él, perceptible por los
sentidos: generado, siempre cambiante y que surge en un lugar y desaparece
nuevamente, captable por la opinión unida a la percepción sensible. Además,
hay un tercer género eterno, el del espacio, que no admite destrucción, que
proporciona una sede a todo lo que posee un origen, captable por un razonamiento
bastardo sin la ayuda de la percepción sensible, creíble con dificultad, y, al
mirarlo, soñamos y decimos que necesariamente todo ser está en un lugar y
ocupa un cierto espacio, y que lo que no está en algún lugar en la tierra o en
el cielo no existe.....Por
tanto, recapitulemos los puntos principales de mi posición: hay ser, espacio y
devenir, tres realidades diferenciadas, y esto antes de que naciera el mundo...... Antes de la creación, por cierto todo esto carecía de proporción y
medida. Cuando dios se puso a ordenar el universo, primero dio forma y número
al fuego, agua, tierra y aire, de los que, si bien había algunas huellas, se
encontraban en el estado en que probablemente se halle todo cuando dios está
ausente. Sea siempre esto lo que afirmamos en toda ocasión: que dios los
compuso tan bellos y excelsos como era posible de aquello que no era así.
Ahora, en verdad, debo intentar demostraros el orden y origen de cada uno de los
elementos con un discurso poco habitual, pero que seguiréis porque por educación
podéis recorrer los caminos que hay que atravesar en la demostración.
Platón.
Timeo