LIBRO IV ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO

CAPÍTULO X
Acerca de nuestro conocimiento de la existencia de Dios
{Resumen - Comentario}

  1. Locke comienza afirmando que la idea de Dios no es INNATA lo que impide que podamos contemplar de un modo evidente su existencia. Ello no quiere decir, sin embargo, que no pueda ser demostrada. Locke afirma que Dios nos dotó de una serie de facultades (inteligencia, lenguaje, memoria) que pueden convertirse en excelentes medios para descubrirlo y conocerlo. Tal tarea requiere meditación y atención, pero, al mismo tiempo no necesitaríamos ir mucho más allá de nosotros mismos para conocer su existencia. Y es que, según Locke, del conocimiento intuitivo e indubitable que tenemos acerca de nosotros mismos podrían deducirse poderosas razones que nos demuestren la existencia de Dios. Por lo tanto, según Locke,  a partir de lo que el hombre sabe sobre sí mismo sería posible demostrar la existencia de Dios. Y si alguien tuviera la pretensión de ser tan escéptico que negara su propia existencia, Locke, propone que se le deje disfrutar su amada felicidad de no ser nada, hasta que el hambre y la sed aprieten para que así pueda convencerse de lo contrario. {Texto 10a}
  2. Una de las cosas que el hombre sabe es que, lo que ya decían los griegos, de la NADA no puede surgir un ser. Ello no demostraría, según Locke, que tiene que existir algún ser que ha existido desde la eternidad. Ese ser eterno, al mismo tiempo, es quien ha transmitido sus potencias a otros seres lo que implica que, dado que el hombre encuentra en sí mismo la percepción y el pensamiento, también el ser eterno debe estar dotado de inteligencia y es capaz de conocimiento. Y es que si alguien dice que hubo un tiempo en que ningún ser tenía conocimiento, entonces sería imposible explicar como existe alguien con conocimiento aquí y ahora; ya que es imposible que las cosas carentes de conocimiento, y que operan ciegamente, y sin ninguna percepción, puedan haber producido un ser dotado de conocimiento. Y es que, según Locke, resulta repugnante para la razón pensar que la materia sin sentido tiene el poder de incluir en sí misma, la sensación, la percepción y el conocimiento. Por consiguiente, a partir de la consideración sobre nosotros mismos y sobre lo que en nosotros encontramos podemos deducir que existe un Ser eterno, todopoderoso y sapientísimo, y que no tiene la mayor importancia que le llamemos Dios o no. {Texto 10b}
  3. Dado por hecho de que ha tenido que existir ALGO desde toda la eternidad, ya que, de lo contrario, caeríamos en el absurdo de tener que imaginar que una nada perfecta y una ausencia de todo ser fue, al mismo tiempo, quien produjo la existencia de cualquier ser real, Locke, se pregunta ahora que CLASE DE COSA pudo ser ese algo eterno. Según él, existen DOS CLASES de seres a los que les podría corresponder el honor de ser identificables con el ser eterno: los SERES COGITANTES y los SERES NO COGITANTES. Los primeros son seres seres sensibles dotados de pensamiento y de percepción. Los segundos son puramente materiales, desprovistos de sentidos, percepción o pensamiento. Pues bien, afirma Locke, si existe algo eterno, entonces deberá pertenecer a alguna de estas dos clases: ¿a cuál de las dos podría pertenecer?. Es evidente, señala Locke, que tal ser eterno tiene que pertenecer a los seres cogitantes, ya que, de lo contrario, caeríamos en el absurdo de tener que afirmar que la materia (ser no cogitante), aún admitiendo que pudiera ser eterna, podría ser capaz de producir el pensamiento. En definitiva, si suponemos que la materia es identificable con el ser eterno, entonces nos sería muy difícil de explicar como de tal materia pudo surgir la percepción y el pensamiento. Por consiguiente, concluye Locke, no tenemos más remedio que admitir que el ser eterno debe ser identificable con un ser cogitante. {Texto 10c}
  4. Este SER COGITANTE ETERNO: ¿es material o puramente espiritual?. La respuesta de Locke es la siguiente: existen algunos hombres que se sienten inclinados a identificar a Dios con un ser material ya que ello les sugiere de un modo inmediato el concepto más ordinario que tienen de sí mismos, y de otros hombres a quienes consideran como seres materiales pensantes. Ahora bien, esta concepción desemboca tambien en el absurdo ya que estaríamos afirmando que el ser pensante es una composición de partículas materiales y que, en definitiva, son éstas las que sienten y piensan.  Por el contrario, existen otros que consideran que, por un lado, existe un ser eterno, cogitante e inmaterial; y, por otro, la materia como algo eterno (esto es lo que, por ejemplo, pensaba Platón). Ahora bien, según Locke, defender esta postura implica, de hecho, no solamente negar la creación sino tener que defender que tanto el ser cogitante (Dios) como el no cogitante (materia) son el ser eterno. {Texto 10d}
  5. Locke parece concluir que no es imposible concebir (y en esto sigue curiosamente la tesis oficial cristiana) la existencia de un ser eterno cogitante (Dios) el cual habría podido CREAR LA MATERIA. Y es que, según Locke, resulta irrazonable negar el poder de un ser infinito tan sólo porque no podemos comprender sus operaciones. Para justificar su tesis, Locke, nos pide que reflexionemos sobre nosotros mismos y las operaciones que llevamos a cabo: Por ejemplo, somos conscientes de que nuestra mano derecha puede estar escribiendo mientras que la izquierda descansa. ¿Qué es  - se pregunta Locke, lo que causa el el descanso en una y el movimiento en la otra? Nada - responde- sino nuestra VOLUNTAD, es decir, un pensamiento de nuestra mente. ¿Por qué no pensar que Dios pudo haber creado también así, a través de su voluntad y su pensamiento, el mundo material? {Texto 10e}

    Capitulo X
    Comentarios

    Ensayo