LIBRO IV ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO
HUMANO
CAPÍTULO VII
Acerca de las máximas
{Resumen - Comentario}
  - Locke define las MAXIMAS o AXIOMAS
    como principios evidentes que se han supuesto que son innatos aunque
    nadie se ha preocupado de mostrar las razones y los fundamentos de su
    claridad y coherencia. Esto es lo que lleva a Locke a intentar investigar la
    razón de la evidencia de tales principios y, al mismo tiempo, comprobar si
    tal evidencia sólo es propio de ellos. {Texto 7a}
- Un CONOCIMIENTO EVIDENTE es aquel que se produce
    cuando alguien percibe, por sí mismo y sin la ayuda de ninguna otra cosa,
    el acuerdo o desacuerdo entre ideas. Ahora bien, a Locke le interesa
    averigüar si tal evidencia es algo peculiar de ciertas proposiciones a las
    que se les considera como máximas o axiomas; o, por el contrario, si
    existen también otras verdades, que no son tenidas por axiomas, y que
    también participan de tal evidencia. {Texto 7b}
- Para llevar a cabo esta investigación, Locke, pasa revista a las
    distintas clases de acuerdo o desacuerdo entre ideas: identidad,
    relación, coexistencia y existencia real. De tal análisis cabría
    destacar lo siguiente: 
 A) En relación con la IDENTIDAD resulta claro, según
    Locke, que la mente tiene distintas clases de ideas y, sobre esta
    base,  ve de un modo evidente que, por ejemplo, dos ideas ideas
    distintas que están en su mente no son lo mismo. Esta percepción clara de
    la existencia de las ideas y de las diferencias existentes entre unas y
    otras es lo que lleva al sujeto a ver de forma clara, por ejemplo, que todo
    lo que es, es; o que todo lo que es blanco, es blanco; o que un
    hombre es un hombre; o que es imposible que una misma cosa sea y no
    sea. En definitiva, tan pronto como un sujeto es consciente de que tiene
    ideas y de que existen diferencias entre ellas, entonces puede percibir de
    modo inmediato que existen ideas que son idénticas a sí mismas, o que dos
    ideas distintas son diferentes y no las mismas. Por consiguiente, no resulta
    exclusivo de los denominados principios generales  (es imposible que
    una misma cosa sea y no sea  y todo lo es, es) el que sean de suyo evidentes
    por un derecho particular. Y es que, según Locke, estas dos máximas
    generales no significan otra cosa que afirmar que lo mismo es lo mismo,
    y que lo mismo no es diferente. Ahora bien, tales verdades las
    podemos encontrar presentes no sólo en las máximas generales sino también
    en ejemplos particulares. Por todo ello, según Locke, sería tan evidente
    afirmar que un círculo es un círculo (verdad particular) como decir
    que todo lo es, es (verdad general). Del mismo modo, resulta tan
    evidente afirmar que es imposible que una misma cosa sea y no sea
    (verdad general) que decir que lo azul no es rojo (verdad
    particular).
 B) En relación a la COEXISTENCIA, Locke, afirma que
    su evidencia viene dada desde el momento en que el sujeto percibe una
    conexión necesaria entre dos ideas, de tal manera que cuando cuando una de
    ellas existe, la otra tiene que estar necesariamente allí. Por ejemplo, si
    alguien tiene la idea de que el ocupamiento de un espacio es igual al
    contenido de su superficie y tal idea está unida a la idea de cuerpo,
    entonces tal sujeto puede percibir de modo evidente que dos cuerpos no
    podrían ocupar el mismo espacio. Locke afirma que no existen muchas
    proposiciones que sean de suyo evidentes en relación con la coexistencia.
 C) Por lo que se refiere a las RELACIONES, Locke,
    afirma que son los matemáticos quienes han formulado muchos axiomas
    referidos a la relación de igualdad, como, por ejemplo, cuando se afirma
    que si se restan cantidades iguales de otras iguales, el resto será igual.
    Locke piensa que tales relaciones, consideradas como axiomas generales, no
    tienen más evidencia que si alguien dijera que si quitas dos dedos de una
    mano y otros dos de la otra, el número de dedos restantes en ambas manos
    será el mismo. Tales ejemplos particulares conllevarían, según Locke, una
    evidencia igual, o mayor, a la expresada por los axiomas matemáticos.
 D) En cuanto a la EXISTENCIA REAL solo tenemos un
    conocimiento intuitivo de nosotros mismos y un conocimiento demostrativo de
    Dios. Por lo que se refiere a todo lo demás no existe un conocimiento
    evidente por sí mismo. {Texto7c}
- Locke critica a aquellos que piensan que las máximas o axiomas es lo
    primero que conocemos y que, por tanto, las otras partes de nuestro
    conocimiento dependen de ellas. Las ideas que primeramente está sobre la
    mente son sobre cosas PARTICULARES, y es, a partir de
    ellas, cuando la mente, de manera paulatina, procede hacia algunas pocas
    ideas que tienen carácter general. Esto puede verse claramente, según
    Locke, si observamos el aprendizaje de los niños: éstos aprenden primero
    que una persona no es su madre, es decir, que su madre es su madre y no que
    el  ser es lo que es. Del mismo modo, aprenden también primeramente que una
    botella no es la palmeta del maestro, y ésto muchos antes de que sepa que
    es  imposible que la misma cosa sea y no sea. En definitiva, no son los
    principios generales el fundamento de nuestro conocimiento sino la experiencia. Cuando el hombre tiene en su mente las ideas de lo amarillo y
    lo azul es cuando puede realmente establecer, a través de la reflexión,
    que es imposible que una misma cosa (lo amarillo) sea y no sea a la vez
    (amarillo).
    Locke cita, en apoyo de su tesis, a Newton: éste ha demostrado la
    existencia de verdades nuevas y desconocidas para el mundo; sin embargo,
    para descubrirlas no fueron las máximas generales que establecen que lo que
    es, es o que el todo es mayor que una parte, las que le ayudaron. {Texto
    7d}
- Locke afirma que la pretendida UTILIDAD de las
    máximas o axiomas está íntimamente relacionada con las DISPUTAS
    presentes dentro de las escuelas escolásticas. Al establecer la existencia
    de ciertos principios evidentes que todos debían respetar en sus
    razonamientos, de tal modo que si alguien desembocada en ellos era
    automáticamente desautorizado, ello permitía poner punto final en las
    largas discusiones en que los escolásticos se veían engarzados. En
    definitiva estas máximas, según Locke, únicamente tenían la utilidad de
    cerrar la boca a los vocingleros, pero servían de muy poco para el
    descubrimiento de verdades desconocidas o para ayudar a la mente en su
    búsqueda de nuevos conocimientos. Las máximas sirven para demostrar lo
    absurdo en lo que podían desembocar ciertos silogísmos. Pero una cosa es,
    según Locke, hacer ver a un hombre que se encuentra en un error; y otra muy
    distinta llevarlo a la posesión de la verdad. Y para la búsqueda de tal
    verdad no nos sirven esas máximas o axiomas ya que solamente son PREDICADOS
    DE IDENTIDAD. {Texto7e)
- Pero Locke va aún más allá en su crítica a las máximas o axiomas. Y
    es que, según él, tales máximas no sólo no nos ayudan a avanzar en
    nuestros conocimientos sino que son también fuente de todo tipo de errores
    y CONTRADICCIONES. Para justificar este hecho, Locke,
    hace referencia a Descartes. Éste pensaba que el cuerpo no era sino la
    extensión o espacio, lo que le permitía concluir que no podía haber
    espacio sin cuerpo (negación del vacío). Ahora bien, alguien piensa como
    Descartes y, al mismo tiempo, utiliza la máxima que establece lo que es,
    es, no tendría más remedio que concluir que es tan cierto que el cuerpo
    es cuerpo como que el espacio es cuerpo, algo que resulta
    absolutamente contradictorio. Pero, al mismo tiempo, si otra persona se
    forja en su mente una idea diferente a la de Descartes y llega a sostener
    que el cuerpo es algo que posee, a la vez, extensión y solidez, entonces
    podría demostrar que puede existir un vacío o espacio sin cuerpo. Lo que
    sucede es que al mismo tiempo, dado que las ideas de extensión y solidez no
    son lo mismo, tendría que concluir que un cuerpo no puede ser, al mismo
    tiempo, sólido y extenso, lo que nos lleva a caer también en una
    contradicción relacionada con la definición que hemos hecho de
    cuerpo.  Ahora bien, lo que no se podría olvidar, según Locke, es que
    tal contradicción tiene su base en la existencia de un principio que
    establece que es imposible que la misma cosa (en este caso el cuerpo),
    sea y no sea (sea sólido y no sea sólido, es decir, que sea extenso). Del
    mismo modo, supóngase que alguien quiere demostrar, únicamente a partir de
    la existencia de las máximas o axiomas generales, lo que es realmente un
    hombre. Tal sujeto se representa la idea de hombre como un sujeto que tiene
    piel blanca. Parece evidente que podría llegar a la conclusión de que
    alguien que tenga piel negra no sería un hombre. Por lo tanto, a partir del
    principio que establece que es imposible que la misma cosa sea y no sea,
    podría establecer como verdadero que  un negro no es un hombre. Del mismo
    modo, si otro se representara la idea de hombre como un sujeto que
    manifiesta la apariencia externa de la risa y del raciocinio, a partir del
    mismo tipo de axioma, podría concluir que los niños y los imbéciles no son
    hombres. Si, por otro lado, alguien se forjara la idea de hombre como un ser
    que se define, no por su forma física, sino por el habla y por el
    razonamiento, entonces, a partir de la máxima que establece  lo que es,
    es,
    podría concluir que un hombre podría no tener manos o ser un cuadrúpedo,
    ya que ninguna de estas dos cosas están incluidas en su idea de hombre. {Texto7f}
- Pero, además, de que la existencia de estas dos proposiciones (lo que es,
    es y es  imposible que una misma cosa, sea y no sea) nos llevan a caer en
    contradicciones, o, en lo que Kant más tarde denominará como antinomias
    (no se puede olvidar que de tales proposiciones se desemboca tanto en la
    afirmación como en la negación de la existencia del vacío), tales
    principios nunca nos podrían permitir saber con certeza si EXISTEN
    LOS CUERPOS. Para ello tendríamos que servirnos de los sentidos. Y
    es que los principios generales nada nos pueden asegurar de lo que existe
    fuera de la mente ya que su certidumbre está fundada únicamente en el
    acuerdo o desacuerdo entre nuestras ideas. Es evidente, según Locke, que
    nunca podríamos tener conocimiento acerca de si algo que existe realmente
    fuera de nosotros y de la idea que tenemos de él. Este problema lo había
    analizado también Descartes en sus Meditaciones metafísicas. {Texto7g}
 
 
 Capítulo VII
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